Una vez un nio llamado Haniell, so a un ser de luz, un ser
de la luna, como el nombraba; imaginaba que algn da estara a su lado; muchas veces vislumbro el amor que le dara. A menudo pensaba que vivira con l y recapacitaba que era su destino, aquel planeta hermoso y un ser de luz.
Platicaba a su pap lo que pensaba de ese hombre; y el padre
le deca:
No! hijo mo, Haniell! No vayas para all! ni en sueos,
pues no quiero perderte.
Y el nio le responda pero pap llvame a la luna que all
hay un seor, un seor de luz, que nos ama, que me quiere al igual que tu inmenso amor que me ofreces.
El pap insisti No! hijo mo, No vayas para all! ni en
sueos, no lo suees nunca, que los sueos se cumplen a los nios de amor, por favor, pues no quiero perderte.
El nio empez a tener mucho sueo, pero demasiado.
Instantes despus se qued dormido y su padre lo abrazo, y
camin por el patio con l, pensando en lo que el nio le deca de aquel seor de luz de la luna.
El pap le susurraba al odo de Haniell: hijo, te amo como a
mi propia vida, recuerda la frase SIEMPRE JUNTOS
El nio soaba tan hermoso y se reflejaba su sonrisa, su gozo
de aquel hermoso paseo de su padre, que l, en su mente visualizaba el paraso, al ser de luz, la luna, y las cosas hermosas que radican en todo el planeta que vemos desde la tierra. Instantes que quisieron ser eternos para Haniell, porque soaba con el inmenso amor de su padre terrenal, que lo llevaba de sus brazos, a conocer el cielo.
El pap entro a su recmara y lo acost, le dio un beso en la
mejilla y de pronto; una luz del cielo se reflejaba en su rostro, Haniell hizo un movimiento, toco la cara de su padre y le dijo: buenas noches papa, juntos para siempre, t y yo. Djame seguir soando, te amo
EL NIO NO DESEABA ACABAR DE VER EL PARASO, Y
DECIDI QUEDARSE EN EL SUEO
El papa intrigado, vio una luz que despegaba como rayo, se
diriga al cielo, al universo, y la luna brillo, era todo un silencio en l, no poda creer lo que pasaba, l insisti en despertarlo y el nio permaneca dormido, profundamente dormido.
El padre, con la mirada al cielo, atnito, sin palabra alguna, se
dio cuenta que al dormirlo lo estaba entregando al reino de los cielos. POR ELLO NO ANHELABA QUE EL NIO SOARA
ESCRIBO LA MORALEJA: A veces los padres, no permiten a
sus hijos soar grandes cosas, porque piensan que al volar los abandonarn para siempre, pero soar es hermoso, ya que nuestro destino es hacer nuevos caminos, nuevas familias, nuevas historias que contar.