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7") OUdNDN ld [ 4S ona tura Conac / La Casa de Bello i VLE OYJINNN / 0002 / XT OU LIBROS Suikiey Mancini, RECUERDOS DE LA RESISTENCIA Sai. Sosvosi. LECTURA CRITICA DE LA LITERATURA AMERICANA Juuio César Sass. CIVILIZACION Y BARBARIE Oscar Saprano Urpanera. EL ARCANGEL Josue Dorronsoro. ALBUM DE ENSAYOS. ANTOLOGIA Awaro Moris. DE LECTURAS Y ALGO MAS Ico Dexcano Senior. 81 ME HAN DE MATAR MARIANA Marcuerire Yourcenar. UNA VUELTA POR MI CARCEL Lae Em Suirtey Mancini REGUERDOS DE LA RESISTENCIA Barcelona, Editorial Peninsula, 1997. 258 p. Recuerdos de la resistencia, escrito originalmente en inglés y publicado por Yale University Press en 1995, es una investigacién sobre las memorias de mujeres que vivieron durante la guerra civil espafiola de 1936-1939 y sobrevivieron a la misma, cargando con las consecuencias de esa situacién social a lo largo de su vida. Tocar el tema de la guerra civil a los cuarenta afios de la dictadura franquista que le siguieron, pone al descubierto posiciones encontradas, pues no hay espafiol que no haya estado afectado por esta realidad de alguna forma desde los afios 30 hasta el presente. Tocar ese tema acciona en el recuerdo de los sobrevivientes una herida que todavia no ha cerrado por razones personales de diversa indole: muerte de un familiar o conocido, relatos ofdos en el seno de |a familia, la mul- tifacética realidad del exilio, entre otras muchas. Frente a la historia de Espafia ha habido mucho apasionamiento y son las posiciones reflexivas, maduras y ale- jadas de las versiones oficiales las que dan un orden a ese pasado. Ese es el caso del estudio que resefiamos. El libro de la investigadora y profesora universitaria Shirley Mangini, Recuerdos de la resistencia, elabora una visi6n critica sobre uno de los aspectos menos tratados por los distintos enfoques histéricos, como es la posicién de las mujeres en esa época. Fruto de una larga y acuciosa investigacién que parte de las memorias escritas por espafiolas que fueron participes o testigos, desde una posicién social que las hacia visibles o invisibles, de los acontecimientos, con el apoyo de los libros de historia, cartas, entrevistas personales, memorias, estudios sobre la mujer, entre otros..., la profesora Mangini nos presenta un estudio cul- tural sobre la vida de la mujer espafiola de la resistencia a partir de las memo- rias que dejaron escritas, y que, en muchos casos, fueron publicadas después de la muerte de Francisco Franco en 1975. Dicha situacién dificilmente vista en con- junto, evidencia el aporte de la mujer en un largo y doloroso proceso histérico, el cual demuestra que la mujer fue una especie de voz en off, relegada a un segun- do plano aun cuando aportaba su trabajo, su vida y sus hijos para la guerra. El punto de partida de la investigacién fue las memorias intimas y personales de algunas mujeres que tuvieron la valentia de dejar su experiencia por escrito como testimonio de su participacién en el pasado de su pais. A pesar de ello, el libro plantea una visién muy amplia de los patrones culturales de las mujeres espafio- las del siglo XX. EL libro de Shirley Mangini aporta una documentacién inédita, en unos casos; 0 deliberadamente soslayada por la oficialidad en otros; pero en todo momento reveladora sobre la vida publica y privada de la mujer espafiola, al mismo tiem- po que las ubica en la época: primera y segunda reptiblica, Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y la postguerra. Una visién que nos acerca a las mujeres que asumieron una posicidn protagénica o relegadas, visibles o invisibles (para usar las mismas palabras de la profesora Mangini) en la administracién piiblica o en la politica, logrando asf reconstruir una época desde el punto de vista de la mujer, elaborando un estudio cultural sobre la mujer en la sociedad espafiola desde un punto de vista exdgeno a esa realidad. En este sentido, aunque la obra no es la tinica en su género, Recuerdos de la resistencia \lena un vacio en los estudios sobre la guerra civil y el franquismo: el punto de vista desde la mujer. EI libro esta estructurado de manera diacrénica a partir de los estadios por los que pasaron las personas afectadas directamente por la situacién social, de la siguiente manera: mujeres espafiolas en los siglos XIX y XX, la guerra como memoria, la prisién como memoria y el exilio como memoria. El recuerdo escrito es la materia para dejar al descubierto una verdad oculta tras los grandes acon- tecimientos: los patrones de una cultura eminentemente masculina y paternalista determinaron la evolucién de la mujer; por ello, en algunos casos, a mujeres eminentes y muy valiosas les tocé pasar desapercibidas o fueron olvidadas por su sociedad. Las autoras resefiadas son: Victoria Kent, Marfa Teresa Ledn, Pilar Jaraiz Franco, Constancia de la Mora, Isabel 0. de Palencia, M. Campo Alange, Maria Martinez Sierra, Dolores Ibdrruri (la Pasionaria), Carlota O'Neil, Juana Dojia, Matilde de la Torte, Rosario Sanchez, Soledad Real, entre otros nombres, en su mayoria poco conocidos, salvo los casos de Federica Montseny y Dolores Ibarruri, quizas mas por sus respectivas personalidades y por la vida que llevaron que por sus obras escritas. La importancia de un estudio como Recuerdos de la resisten- cia es la capacidad de la autora para lograr una unfsona voz femenina de una realidad soslayada por largo tiempo. Recuerdos de la resistencia no solamente le da una visién contextual al hecho literario para enfocar una propuesta mas alla del andlisis textual, sino que se constituye en un valioso estudio cultural sobre la mujer espafiola del siglo XX desde un punto de vista que le permite pre- sentar los hechos desde una nueva perspectiva. Este libro es un aporte a los estu- dios sobre la mujer, al mismo tiempo que llena un vacio tanto en las investiga- ciones literarias como en las hist6ricas. Maria Elena D'Alessandro Bello Linzos, Les LECTURA CRITICA DE LA LITERATURA AMERICANA Inventartos, invenciones y revisiones. Seleccién, prdlogo y notas: Satil Sosnowski, Tomo 1, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1996. La critica literaria latinoamericana cuenta a su favor con el peso de autores cuya obra se constituye a partir de una valoracién miltiple, al punto en que la critica no solo representa una modalidad de ejercicio académico, a veces cercano al cultismo narcisista; también se trata, en muchos casos, de la apologia, paraddjicamente, apoyada en la carencia de principios propiamente literarios o artisticos que desembocan en la infortunada pose grandilocuente de los elegidos dentro del espectro de las élites o en las bondades de la negociacié Para el caso de nuestras provineias literarias, se podria afirmar, categérica- mente, que, tanto la teorfa literaria como la filosoffa y la sociologia, cuando fun- gen como recursos ancilares, han servido para justificar, para condenar, para ben- decir o para execrar lo que, anterior a la postulacién del criticismo post-moder- no, se acepta, y se concibe, como un producto social. De alli que, como bien lo expresa Satil Sosnowski en el prdlogo al primer volumen de este amplio inven- tario: Las lecturas que se expresan como desinteresadas de cualquier posicién politica, 0 como ideologicamente asépticas, no por ello dejan de portar una ineludible carga ideoldgica. A este respecto, y aunque para algunos parezca ele- mental reacomodo teérico, vale la pena retornar al concepto heredado del mar- xismo clasico, segtin el cual, la ideologéa resulta de una falsa conciencia, lo que da pie, consecuencialmente, al concepto de alienacién. Ubicados como estamos en una zona periférica en relacién con los centros de proyeccién hegemsnica, a las puertas de este infierno que pretende la globa- lizacién del planeta, se advierte: Agut muere la esperanza de la diversidad. Incautos devenimos a la medida del candor; cuando, después de los genocidios bautizados de acuerdo a la racionalidad usurpadora y usuraria de la Conquista y la Colonia, confiamos, inmersos en nuestra maldad de calibanes recapturados, acceder a un mundo sin fronteras donde la bipolaridad, la guerra fria y la guerra sucia son fantasmas del pasado que bostezan bajo la barba de un comandante que sobrevive al asedio de su isla o al enunciado pavoroso, indecente y demodé de la palabra revolucion. Antonio Candido, critico nacido bajo el rigor tropical del marxismo, viene al pelo en la disyuntiva entre pais nuevo y pais swh-desarrollado, dualidad que, fiel a su simetria, se interrelaciona dando lugar a dos tipos de conciencia que, sin escapatorias, marcan la hora de los vicios y las virtudes, ellas son, de acuerdo ala distancia que guardan respecto a la felicidad del progreso social, la conciencia amena del retraso y \a conciencia catastréfica del retraso. Las derivaciones de éstas conciencias reflejan, en la practica de los enunciados culturales, un mayor © menor margen de alienacién cultural. De modo que, en América Latina, la alienacién cultural traza una constante histérica donde claramente se advierten los extremos de la convivencia: Y asf, agrega Candido, vemos que analfabetismo y refinamiento, cosmopolitismo y regionalismo, pueden tener ratces mez- cladas en el suelo de la incultura y del esfuerzo para superarla. Suscribimos que el camino al infierno, a ese infierno relativo donde las condi- ciones reales y materiales para el desarrollo, tanto del oficio literario como del didlogo implicito en su consumacién, est empedrado de buenas intenciones que estropean sus hocicos ante, como apunta Candido, la falta de medios de comu- nicacion y difusion (editoriales, bibliotecas, revistas, periddicos); inexistencia, dispersion y debilidad de los puiblicos disponibles para la literatura, lo que se debe al pequerio nimero de lectores reales (mucho menor que el ntimero teducido de alfabetizados); imposibilidad de especializacion de los escritores en sus tareas literarias, en general realizadas como actividades marginales 0 aun por mera aficién; falta de resistencia 0 discriminacién frente a in- fluencias o presiones externas. El cuadro de esa debilidad se completa con Jactores de orden econ6mico y politico, tales como los niveles insuficientes de remuneracion y la anarquia financiera de los gobiernos, articulados con politicas educacionales ineptas 0 criminalmente desinteresadas. Salvo en lo que se refiere a los tres paises meridionales que constituyen la América blan- ca de los europeos, han sido necesarias revoluciones para cambiar las condi- ciones de analfabetismo predominante, como fue el caso lento de México y el caso rdpido de Cuba. Asi las cosas, cabe preguntarse: gpara qué la critica en un continente aciago? Satil Sosnowski, mas que una justificacién, nos entrega una respuesta cuyos propésitos establece a partir de una reformulacién de la anterior interrogante: {para qué y para quiénes se practica la critica literaria?: 1) puede responder a la necesidad de satisfacer requtsitos profesionales; 2) puede estar dirigida a profesores 9 a estudiantes de literatura y cultura latinoamericana, a un piiblico que desea mantenerse informado, a quienes comparten un mismo espacto politico y a interlocutores reales y virtuales; 3) también puede estar Liskos Laos diseriada para los encargados de formular planes educacionales y politicas culturales. Entre los inventariados, invencionados y revisionados de este primer primer volumen aparecen: Mario Benedetti, Antonio Candido, Roberto Fernandez Retamar, Domingo Miliani, Agustin Cueva, Carlos Rinc6n, Jacques Leenhardt, Ana Marfa Barrenechea, Nelson Osorio, Irving Leonard, Amos Segala, junto a otros veintitrés exponentes que sabran excusarnos la imposibilidad de transcribir integramente la autoria de este conjunto de ensayos que, en su mayorfa, destacan por acuciosos y responsables. Hector Seijas Juuo César Sass GIVILIZACION Y BARBARIE. ESTUDIOS SOCIOLOGICOS AMERICANOS (Prélogo de Domingo Miliani). Fundacién Julio C. Salas, Caracas, 1998. El pensamiento positivista latinoamericano tiene en la figura de Julio C. Salas un exponente critico de las teorfas de Augusto Comte y Oswald Spencer. Nacido en la ciudad de Mérida el afio 1870 y fallecido en la misma ciudad el afio 1933, cuenta a su favor con una amplia y reconocida trayectoria académica que incluye su desempefio como Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia de Colombia, Individuo de Ntimero de la Sociedad de Americanistas, Miembro Correspondiente de la Sociedad de Geograffa e Historia de Costa Rica, Miembro Correspondiente Extranjero de la Academia de la Historia de Argentina y Cuba y fundador de la Cétedra de Sociologia de la Universidad de Los Andes. Entre los titulos publicados (su obra en buena parte permanece inédita), se encuentran: Tierra Firme: Etnologia e Historia de Venezuela y Colombia; Los indios Caribes: estudios sobre el mito de la antropofagia; Origenes americanos: lenguas comparadas; Lecciones de sociologia aplicada a la América; Etnografia de Venezuela; Estudios americanistas: lenguas y religiones indias comparadas; Memoria presentada al XXIII Congreso Internacional de Americanistas reunido en Nueva York en 1928. Fundé en Mérida el periddi- co Paz y Trabajo y en Caracas la revista De Re Indica. Ascendente decisivo y notable en la orientacién de escritores més jévenes de la regién andina de Venezuela: Mario Bricefio Iragorry y Mariano Picén Salas re- presentan dos ejemplos fehacientes de la ineludible presencia de Julio C. Salas, tanto en la concepcién venezolanista de sus respectivas obras como en la vocacién critica de la cultura. A este respecto, afirma Mariano Picén Salas en su libro Suma de Venezuela : ¥ atin en estas tierras -aparentemente tan internadas, jcudnta modernidad!, qué aire polémico de ideas y corrientes filosoficas y literarias nos ofrecia la rica biblioteca y la vivactsima conversacién de un Julio César Salas. Su dedicacién a la intrahistoria de Mérida no se limité tinicamente a un con- texto restringido a la provincia natal, como es el caso de Tulio Febres Cordero: viaja en 1912 a Francia, Espajia, Estados Unidos, cultiva la amistad con el antropdlogo norteamericano Franz Boas e investiga la historia colonial de América a partir de fuentes directas de Sevilla y Madrid. EI universo conceptual de Julio C. Salas se circunscribe al recurso categérico de la instrumentacién positivista, entre cuyos postulados, la raz6n, el progreso, la evolucién de la humanidad de acuerdo a un modelo teleolégico y finalista, juega un papel que se corresponde con el principio de interpretaci6n a partir de la argu- mentacién de un conjunto de conceptos eminentemente dualistas y contra- puestos, como lo es el concepto mismo de civilizacién y barbarie, propuesto en un principio por el argentino Domingo Faustino Sarmiento, para el caso especifico de la América irredenta que clama por la salvaci6n civilizatoria, insuflada desde Europa gracias a la ¢ransfusién de sangre capaz de mejorar las deficiencias de razas inferiores, respecto al sentido universal de la evolucién humana hacia fines perfectibles. No obstante, Julio C. Salas, establece una perspectiva critica en la medida en que, partiendo de la investigacién itz sift de los factores determinantes surgidos del esquema positivista (raza, clima, etc...), mantiene distancia en lo que consi- dera la verdad hist6rica (sufrir la verdad, antes que hacer sufrir a la verdad con el silencio), \o cual le permite, no sélo precisar el signo de las circunstancias, las mentalidades y las actuaciones que marcan el rumbo de la América Latina desde la época de la Colonia, sino que, paralelo al bosquejo de las causas del a/ra- so, material y cultural de nuestras sociedades, se permite la refutacién de la apli- cabilidad mecanicista del instrumental interpretativo positivista: Por esta causa, sostiene, igualmente es objetable la teoria de Spencer, que existan razas meramente guerreras o industriales, antes bien la historia demuestra que en las naciones sélo han existido clases imperialistas y gobiernos despoticos; de tal manera, los ingleses y los esparioles son igualmente aplos para el desen- mm 257 Lisios volvimiento de la energia individual y de la inteligencia en los diversos cam- pos de la actividad humana. Fiel a esta conviccidn, procede, con apego a la fun- damentacién del documento hist6rico, a sentar las bases de una critica vehe- mente de los vicios y malformaciones del organismo social latinoamericano, que, en momentos, tal como lo advierte Domingo Miliani en el prologo a la presente edicién de Givilizacién y Barbarie: lo acerca a la ‘Leyenda Negra’ de la cul- tura colonial, por su enfética defensa del indigena y la denuncia del atro- pello del conquistador. La refutacion de la teorfa positivista no descarta la profesién de fe en sus pos- tulados, en la medida en que la misma constituye un método de andlisis que se corresponde con las aspiraciones de lo que Darcy Ribeiro llamara Z! proceso ci- vilizatorio. Acerca de los condicionamientos tipicos del positivismo, tales como la raza y el clima, arguye Julio C. Salas: el adelanto ¥ el retardo respectivos de la evolucién sociolégica no pueden atribuirse al grado de pureza de la raza. Otro tanto merece la consideracién respecto a la influencia climatérica: feoria que es a todas luces errada, si se atiende a que la civilizacién en lo antiguo naci6 y se desarroll6 en la India y en el Geilén... En sintesis, podria decirse que el de Julio C. Salas es un espiritu positivo que critica la légica constitutiva de dicho espfritu, lo cual no implica, de hecho, una incoherencia, sino una contradiccién organizada sobre la base de la btisqueda de /as causas del estado retardatario de la evolucién social bispanoamericana, frente al rdpido progreso social, politico y econémico de los Estados Unidos, con el ausilio de la historia, En resumen: cuales son esas causas? En primer lugar, el absolutismo religioso y militar de la Espafia imperialista y las sub-siguientes derivaciones viciosas plas- madas en elementos impulsivos y fanditicos, todo lo cual se expresa en la bar- barie de la Conquista. A diferencia de otros escritores que profesaron el credo positivista, como Vallenilla Lanz, autor del Cesarismo democriitico, Julio C. Salas asumié otra posicién que dist6 mucho de la panacea del gendarme necesario; al contrario, combatié las dictaduras de Castro y Gémez, y, dato oportuno, la escogencia del titulo de su periédico Paz y Trabajo, es anterior, y nada tiene que ver con el lema gomecista de Unién, Paz y Trabajo, el cual, en la realidad de la época se tradu- jo como: znién en las cdrceles, paz en los cementerios y trabajo en las ca- rreteras. Héctor Seijas Oscar Sanprano Urpavers EL ARCANGEL Editorial Planeta, 1998. La literatura como juego es base fundamental del ingenio creativo, Iéase Arcipreste de Hita, Garcfa Marquez, Britto Garcfa 0 Meneses... Por supuesto que en el momento que leo y reflexiono sobre los textos de Oscar Sambrano Urdaneta, El Arcdngel, Planeta, 1998, se me abre el apetito de leer estos vivos especimenes (no tan dificil para mi) al mismo tiempo que la gula de tocar esa piel invisible y leve como lo es la prosa de un silencioso creador, ingenioso artifice tanto como esme- rado invencionero de sucesos que poco a poco tocan la piel, mi piel. Algunos de ellos vividos en su momento, otros creados o imaginados a partir de la memoriosa faena vital tanto como una provincianidad real y ficcional. Las reglas del juego: texto-lectura, surgen como una malla que a partir de EI Arcangel, aprisiona en su red a su propio creador y lo obliga contra el lector hasta que se pierde en su irreal vivir o en su casual desaparecer, tan laberintico y exac- to aun mismo tiempo. Pero 0.S.U. retiene las palabras rememoradas en otro texto tan Itidico como ingenioso de El Hombre que cuidaba su propia tumba... perspicaz como la zaga de El General Manvré que se debate entre la sagacidad del mediocre y la sorpresiva aprehensi6n de los discipulos, al suscribir a un tiempo un texto signa- do por el simplismo del ignorante protagénico y el tono de humor céustico-lidi- CO que se sostiene como uno de los mas ingeniosos. El humanista, docente y esteta se unen para entregarse entero a la sombra apacible de sus recuerdos, vivencias e invencién creadora, El Arcéngel nos apri- siona, nos hace regresar a sus paginas. Es la sublimacién, la sencillez y suave manera de aprisionar el didlogo, vida-muerte y su posible sublimacién. Alucinaciones, son como el espejo de la condicién humana, vista desde un estado propio de deslumbramiento que produce 0 provoca recuerdos y lacera- ciones, sin esperanzas ninguna. Unicamente en el ebrio sofiar sabe ciertamente que nada ser4 igual a su compafifa anterior. A partir de Alucinaciones, los textos van menguando en extensién, no en intensidad, hasta que corre como agua de un fresco riachuelo que cesa en intensidad. Sorpresa, contiene sarcasmo y humor negro, es tan sorpresivo como lo es EI Arcdngel, insisto, una joya del relato. El encanto del canto presume las bondades de un breve texto, es una gota breve para su nieta que traspasa el dificil peligro de caer en el lugar comtin. Es més bien, lo instantaneo y lo perdurable a un mismo tiempo. Liskos Lanes A manera de critica constructiva fundamentada, sf, en la amistad que nos une yen su gallarda y admirada entrega a la escritura; tal vez, como leciora impeni- tente que las dedicatorias, tan propias de su amistad generosa y raigal, hubiese preferido encontrarlas como elemento sorpresivo al final de los textos, en breves cursivas y en el SUMARIO. {Por qué? Porque despersonalizan los textos. NO ES TODO, aunque con el carifio que merece una obra y una amistad sin condiciones y auténtica admiracién. Velia Bosch Josune Dorroxsoro ALBUM DE ENSAYOS, ANTOLOGIA DE JOSUNE DORRONSORO Museo de Bellas Artes, Caracas, 1999 ‘Tenemos en nuestras manos un libro que transpira en su hechura total afec- to, respeto, solidaridad... Desde su portada y su contraportada, una fotografia maestra de Carlos Herrera de 1967, y la cual le da un sefiorfo y una nobleza vi- sual a la obra con esa toma nocturna de un segmento de la Plaza Bolivar después de un chubasco, como se infiere del htimedo pavimento, estamos ante un docu- mento sustentado en la grandeza de un propésito: resaltar la impronta de Josune Dorronsoro, caida absurdamente en la mitad de la travesia, cuando mejor divi- saba el horizonte. Sf: Album de ensayos, Antologta de Josune Dorronsoro, edi- tada por el Museo de Bellos Artes, es, a la par de un acto postrero de justicia, un rasgo hidalgo més del liderazgo de Maria Elena Ramos, simbiosis de rigor y humanidad concentrada en un ser signado al igual por la belleza y la inteligen- cia. Album de ensayos es |a bitécora de una expedicién bidimensional inconclusa y nunca interrumpida mientras transcurrié. Como si Josune, tal cual una nueva Alicia en el pais de las maravillas, se desdoblara en una criatura de dos dimen- siones, similares a las que de naturaleza virtual se generan en las pantallas digi- tales, para penetrar en los resquicios de la superficie de la fotografia y recorrerlas a su antojo con tesén andariego y humboldtiana acuciosidad. Ese viaje mental, lleno de sensorialidad, la lleva a sumirse a fondo en el paisaje inserto en ese ctimulo de fotograffas: picos y valles, riscos y hondonadas, rios y lagos, arboles y malezas, senderos y vericuetos que a alguna parte llevan. Y dentro de ese univer- 80, intruso irremediable, volvié a toparse con el Homo Sapiens y su accién trans- formadora de cualquier signo. Nunca hubo vaefos ni atajos en ese recorrido sin teposo por su habitat fotografico. Sus anotaciones a lo largo de la marcha han quedado atrapadas en esta bita- cora minuciosa y avizora. Los adjetivos han sido puestos a un lado. Sus observa- ciones, con muchos pie de pagina, son discretas, pero asumidas a conciencia, sin espacio para los equivocos. Aunque su sensibilidad no deja escapar detalle trans- cendente, nada més lejos de sus juicios que el sentimentalismo o Ia sensibleria. Se sumerge en el interior de sus fotograffas con la misma fruicién con que un buzo avanza por las profundidades del océano, a la biisqueda del tesoro apertrechado en la goleta venida a pique quién sabe hace cuanto tiempo. Mas que profesionalismo hacia un oficio, se denota una sosegada e inquebrantable devo- cidn hacia ese mundo que se gesta tras apretar el obturador de esa luminosa caja oscura que es la cémara fotografica. Es un deslumbramiento permanente frente al espacio y el tiempo retenido en cada instantanea, sin que ello conlleve mani- festaciones de euforia o de exaltacién fuera de proporciones. Es la saz6n de una epidermis curtida para todos los climas del espiritu. En uno de sus ensayos, Josune Dorronsoro se apoya en este aserto de Susan Sontag: Coleccionar fotos es coleccionar el mundo. Ademés de genio, la frase exuda nostalgia y perennidad, como si fuera un reto al deterioro y la evasidn de la realidad. Josune, ademés de compartir a pies juntillas lo aseverado por la pen- sadora norteamericana, se sintié siempre un instrumento de ese proceso trans- mutador, de la tridimensionalidad a la bidimensionalidad, que de alguna ma- nera preserva la verdad de un momento y de un instante de cualquier acontecer. Se trata, pues, de un libro de verdades, retenidas con intrinseca solidaridad; es el diario de una expedicién inconclusa, porque asi lo quiso el destino, y sin retorno. En la espesura de las fotograffas que soportan esta bitacora se qued6, errante y turbada de eternidad, el alma de Josune. Gustavo Arnstein Auaro Mutis DE LECTURAS Y ALGO DEL MUNDO Bogota: Seix Barral, 1999; 273 paginas Un texto marginal escrito a lo largo de 45 aiios es lo primero que se nos ocurre pensar cuando abrimos las paginas de De lecturas y algo del mundo. La impresi6n se torna irrefutable al advertir la aclaratoria del prologuista: Zn Linvos Linas esta ocasion, se les ha dado cabida sélo a las notas, articulos, resertas y otros fextos dispersos, que muestran de una manera probablemente més explici- ta Ia vision de Alvaro Mutis del mundo contempordneo, ast como sus devo- ciones, dudas y rechazos (p.8). Nuestra suspicacia, sin duda fortalecida, adquiere mayor vigor ante la confidencia hecha en parrafo aparte: Hay aqui’ muchos textos que hasta hoy no se habian reunido en libro y que su autor estaba dispuesto a dejar perder, pero nosotros no. En otras palabras, hojas dis- persas en revistas literarias y periddicos firmadas por el novelista de Un bel morir, Ilona llega con la Ituvia y La nieve del almirante han sido rescatadas de la voracidad infame de las polillas, redimidas del polvo y del olvido habria dicho Keats A los veinte afios ya el joven Mutis intufa qué caminos tomaria su vida. De hecho, no nos sorprende que a temprana edad haya rubricado la resefia de Lez de Agosto sobre la novela homénima de Faulkner. Tres afios después dedicara juicios igualmente reveladores a Saniuario. -La pretendida nebulosidad de Faulkner se disipa fécilmente al penetrar en la verdadera intencién del autor... dejar a los personajes que interpreten el ambiente y los hechos segtin su propia estructura psicoldgica y orgdnica (p.20)- al tiempo que nos permite inferir su familiaridad con el idioma inglés: Existen, que sepameos nosotros, las siguientes obras de Faulkner en version espariola: Las palmeras salvajes, imposible de leer, ya que el traductor, J.L. Borges, se propuso, con pésima suerte, crear un pastiche del estilo de Faulkner; Luz de Agosto, algo mejor que la anterior pero muy maleada por los giros provinciales y locales que el tra- ductor usa con demasiada frecuencia; Mientras agonizo, la mds oscura y enigmiéitica novela del gran americano y que por lo tanto ofrece para su tra- duccién a cualquier idioma, dificultades insalvables; esta ademds vertida [al espariol\ con inexcusable descuido por Max Dickman; Victoria y otros relatos ...versién éta muy aceptable, y por fin, la realizada con notable peri- cia y lograda fidelidad por Lino Novds Calvo de Santuario, la produccién mds caracteristica de Faulkner. Novds Calvo... tradujo con idéntica lealtad el libro que contiene todas las excelencias y todos los posibles lunares del autor de The Sound and the Fury. Yes que la habilidad de Mutis para conectarse con lo que cae en sus manos no viene tanto por el contrato comunicativo como por el especial influjo de se- duccién que generan algunos autores en su espiritu. De reconocida profundidad yexhaustiva mirada ante un género tan dificil como la ficcién narrativa resultan sus pAginas dedicadas a Marcel Proust (pp. 75-82). En ellas abundan reflexiones de primera como cuando afirma de En busca del tiempo perdido: En efecto, cada vez que tomamos a Proust vuelven a aparecer, en toda su plenitud, pero con luces y con intensidades diferentes, grandes zonas de nuestro ser sobre las cuales cretamos saberlo todo y apenas habiamos des- brozado las primeras tinieblas. El implacable haz de luz del faro proustiano va revelando, con dantesca regularidad y con implacable precisién, la esen- cia misma de nuestro ser, al margen del tiempo y de sus arteros. engatios. Es cierto que cuando lo leimos en nuestra adolescencia no entendimos muy bien a qué tanto detenerse en ese desfile de marquesas, burgueses delicues- centes y altos personajes del mundo de la ciencia, las letras y la politica. Pero desdle esa primera lectura sentimos ya el llamado ineluctable de un arte que iria descubriéndonos...las desoladas verdades de nuestro breve transito entre los hombres y la piadosa obra del olvido y nuestro poder de fabulacién y ocultamiento van lejiendo para ampararnos de la nada. Aunque el libro nos apasiona por varias razones, creemos que lo mds sensato serfa pedir disculpas a los lectores pues ya vamos por la tercera cuartilla y slo hemos hablado de nuestros autores favoritos. Como ya lo habran sospechado al lado de Faulkner y Proust también estén Henry Miller, Apollinaire, Neruda, Kavafis, Cervantes, Pérez Galdos, Octavio Paz, Eliseo Diego, Kipling, Emilio Salgari, José Lins Do Rego y el Conde de Lautréamont. Mutis se vuelve una especie de voyeur faulkneriano que ha logrado conocerlo todo en esta vida coloreando retazos de la realidad gracias a su constante ir y venir por el vicario camino de la lectura. Sumemos a ello cuanto nos dice sobre el olvido injustificado de los ale- manes hacia Thomas Mann; el oscurantismo burocritico y la tradicin de tor- turas que ocasionarfa la tercera emigracién rusa hacia Europa occidental; la ver- dadera grandeza de Don Juan Carlos de Borbén; los hechos de violencia y muerte ocurridos en El Salvador; la impunidad desconcertante con que gobernara Mohamed Reza Pahlevi también conocido como el Sha de Irdn-; el retrato de los militares latinoamericanos como pequefia burguesfa frustrada y sin horizontes que sintié en carne propia el desprecio y la‘marginacién a que la sometieron las familias duefias de la riqueza y de la maquinaria estatal; la sangrienta ejecucién del tiltimo Zar de Rusia, Nicolas IT; la reiterada incapacidad de Hollywood para reproducir en la pantalla las miserias del colonialismo al permitirle a Francis Ford Coppola ahogar en barroquismo gratuito una novela como El corazén de las tinieblas de Conrad; la identidad secreta -o desconocida por medio mundo- Liskos Los del auténtico propietario de las Islas Malvinas; la sordera tanto de la antelli- gentsia como de los personeros del gobierno para hablar de cultura, etc, Adentrarnos en las paginas de De lecturas y algo del mundo, escrito entre 1943 y 1998, seria entonces algo muy constructivo ahora que el Vaticano ha declarado el afio 2000 aio de jubileo y el Observatorio de Greenwich sostiene que el 1° de Enero del 2001 se inicia oficialmente el siglo XXT 0 tercer milenio. Probablemente sea ésa la era en que aburrido de la clonacién de ovejas 0 has- tiado de tanta ciencia-ficcién de pacotilla, al hombre se le antoje reencontrarse en las inquietantes crénicas de sus glorias y desatinos: Los libros. Alt E. Rondon Toor Dexcapo Senior SI ME HAN DE MATAR MARANA Caracas: Monte Avila Editores, 1999; 109 paginas La extensién y alcance limitado de la reseita de libros que se circunscribe ala promocién cultural y biisqueda de lectores no permite, por desdicha, cierto desa- rrollo o explicacién sobre un volumen como Si me han de matar manana. Por fortuna entre los recursos de Igor Delgado Senior para la seduccidn de esos lec- tores a cuyas manos habrd de Ilegar el libro, est la narracién natural y espon- tdnea que jamés pierde prolijidad descriptiva. En la contraportada nos enteramos de que los trece cuentos que conforman el libro se entroncan en un complejo universo narrative que avanza desde el sérdi- do mundo de los capos de la droga en Medellin hasta el refinado espacio de los gourmets, desde la opresién tecnoldgica de las méquinas del futuro hasta una epopeya malandra en versos a la que Carlos Giménez ya le habia echado el ojo para un posible montaje de Rajatabla. Signados por cruenta ironia y humor negro corrosivo los textos dan fe del oficio y madurez de su autor. El estilo de relatos como Receta de requiem, Entre lujurias » fantasmas, Boleros de tinica muerte, Con la corbata de Mallarmé, Los enigmas de Theo Kalkurian y Caracas de sol a asombro, se fundamenta m dibujo de personajes, la acertada interrelacién de situaciones dramét nas disposi- tivos a los que apela Delgado Senior para mostrarnos los aucauces de la medio- cridad existencial. Al llegar al relato que da titulo al libro las resonancias se vuelven miiltiples. De hecho, la primera pagina de Si me han de matar manana -pag. 51 del libro, entiéndase- luce como escrita por Roberto Rodriguez (# Mariachi) u Oliver Stone (Asesinos por naturaleza). A ratos se lee como algtin trozo extra- viado del guién de Caracortada o una pagina de la novela més reciente de Salman Rushdie: La tierra bajo sus pies. Y es que la obsesién de José Eulogio con todo lo que huela a México -algo que curiosamente nos recuerda la critica literaria de ciertos colegas universitarios anquilosados en aquello de afirmar posturas, mantenerlas a toda costa y saber defenderlas con el fin de hacer ca- rreras académicas mediante la retérica de la imitacién y la repeticidn -se parece a las secuencias finales del film de De Palma con un Al Pacino alucinado entre los pases de cocaina y el fuego cerrado de la DEA que ha rodeado su residencia. Repito, los traumas de la paranoica Vina Apsara en el primer capitulo de la no- vela de Rushdie, la muerte por sobredosis del amante de turno, los flashbacks del ritual satdnico interrumpido, el terremoto y todo lo demas nos hablan del mismo Animo belicoso, socialmente comprometido del capo inventado por Delgado Senior, La prosa del cuento se retuerce como una serpiente viva dejando a su paso destellos, incandescencias, zigzagueos en la arena de las paginas. Todo a una velocidad estilo videoclip de MTV. Y el detalle no es gratuito, porque inmediata- mente después nos topamos con una mezcla de Matrix con Gatlaca. La am- bientacién futurista, la consabida retahila aquella del progreso tecnoldgico de la mano de una optimizacién en la calidad de vida del hombre se cae por sf sola cuando comienza La Guerra de los Ciberpobres. E\ estallido de rebeldfa y vio- lencia viene de las nacionalidades que componen el increible mosaico étnico, lingiiistico y religioso de la tierra del Tio Sam. La debacle sobreviene -por decirlo de alguna manera- cuando el chicano John Gonzalez cae en cuenta de los acon- tecimientos: Quienes no tenian acceso a las computadoras, ni a Internet ni a las bases de datos, 0 sea, los fameélicos ciberpobres, le habéan declarado la guerra al progreso electrénico bajo la bandera de Destnucci6n Total; y debido a sus secretas acciones, ningtin programa corria, los ‘monitores anulaban luces y muiltiples virus carcomian el alma de los discos. El locutor radial abund6 en nerviosismos: Si, sefiores, los usuarios se atestan frente a las oficinas piiblicas para solicitar una explicacién, la Bolsa de Valores luce curvas de crack, el FBI no atina pesquisas ciertas, y el propio Pentégono fallece en una quietud de teclados. El despacho de la Casa Blanca anuncia la préxima alocucién del Presidente... Seguiremos informando. Lino Lo demas es algo asf como un 4 de febrero en el Sambil, el Concresa 0 el CCCT llevado a sus tiltimas consecuencias por los resentidos sociales y desadaptados que desfilan por programas como Justicia para todos. En fin, los temas de Si me han de matar mariana se multiplican; es cierto. Se suceden con fluidez casi castica: la venganza ejercida a través de la gula, el tedio insufrible de un gufa turistico caraqueiio, la tragica vida amorosa de un pianista rodeado de vampiresas, el tridngulo amoroso de la Yuleisi y dos agentes de policfa, el enamoramiento de unidades robéticas, el terrorismo filolégico del ingenuo Theo Kalkurian, etc. Formas y signos todos de una inquietud perma- nente: el mundo, y de una vivencia plena: la experiencia intelectual. Pero nues- tras reflexiones no deben llamar a engafio a ningtin lector. No se trata en absolu- to de relatos en clave, aptos apenas para entendidos. Uno puede leerlos solazin- dose en sus hallazgos y estilo, o dejandose atrapar por la obsesionante realidad que nos ha tocado vivir a los contempordneos de Delgado Senior. Por todos lados Nos tropezamos con personajes involucrados en coitos, muertes, conspiraciones, homicidios, hastio y mucha violencia (nada simbélica, mucho menos onirica) como si el autor se empefiara en sondear las relaciones entre lo ético y lo estético en un mundo desgarrado, tétrico, lleno de simbologia kafkiana, de humor e ironfa, sin olvidar por all4, al final del pasillo algo de amor por la vida. Ninguno de estos personajes se arrepiente de lo vivido. No son militantes de la angustia, tampoco militantes del insomnio. Representan la liberacién total del solitario que ve con asco la melancolia y manda al mismisimo cuerno el horror del mito, nuestra insalvable pretension de hacer planes y mds planes mientras la vida desfila ante nuestras narices. Cerramos el libro totalmente convencidos de que el paquidérmico Jean Lue; Nadia, la Enmanuelle adolescente de la Biblioteca; Paula, la gimnasta de Eros; el pusilénime académico de la Lengua abandonado por la cényugue insatisfecha en sus ardores; Fobos y Deimos, y los malandrines de poca monta de la Epopeya que no llegé al escenario tienen mas en comin con nuestra época... nos agrade o no. Un parrafo aparte para hablar de Somawi Shop. Este cuento recuerda lo que alguien dijera de Za Boheme hace algtin tiempo: Es esa historia de amor que nos gusta escuchar, porque nos habla de una pasion casi en el medio de la calle, con seres similares a nosotros, acaso con todos en contra, pero que no olvidan lo que nosotros frecuentemente obviamos, que el amor, esa pasion, es mds importante que la vida. ;Acaso no presentimos eso mismo cuando el forastero vio a Odette por primera vez? Odette emergié del humo de la cocina, excusdndose por la tardanza, y su aparicion me trastorn6. Bra una especie de reina mitica con tacones mo- dernos. La blusa cehtida le engrandecia los senos, la falda -de suave tex- tura- daba razén de sus bellezas inescrutables... Mi otro yo no cesaba de preguntarse...gQué hace una mujer asi en un mundo perdido? Las circunstancias intimas se afiadiran paulatinamente hasta conducirnos al final inevitable pero sorpresivo de Somawi Shop, el balsamo después de tanto barullo, crimen, violencia y tanto deslumbramiento tecnolégico. Alt E. Rondon Marcuerire Yourcenar UNA VUELTA POR Mi CARCEL (trad. Enma Calatayud) Madrid: Alfaguara, 1999; 199 paginas En abril de 1983 la autora confid a su editor el proyecto de una obra com- puesta por sus relatos de viajes efectuados en afios anteriores. El volumen al cual nos referimos se titularfa Una vuelta por mi cércel, aludiendo a la férmula de Zendn en Opus nigrum. Dos aiios después comenté que incluirfa en su libro la evocacién de tempo- radas que pasara en Canada, Alaska, California, Egipto, Japon, Tailandia, Kenia y la India. Ahora bien, aunque subsisten algunas huellas de dichos viajes en las fotografias de La voix des choses, Yourcenar no pudo llevar a cabo el anhelado proyecto. Entre 1983 y 1987, la redaccién del tercer volumen del Laberinto del mundo, ; Qué? La eternidad, sus numerosos dezplazamientos, la fatiga y luego la enfermedad demoraron la elaboracién de Una vuella por mi carcel. El manuscrito -Le four de la prisién- tal como lleg6 en 1991 a la gente de Gallimard consta de catorce crénicas, la Ultima de la cuales, titulada Pequerios rincones y grandes parajes permanece inconclusa al igual que la famosa Sinfonfa de Schubert. El volumen a todas éstas se articula en torno al viaje al Japén donde Yourcenar permaneciera de octubre a diciembre de 1982: una dece- na de textos, relatos y reflexiones al mismo tiempo, a los que se afiaden una evo- cacién de la ciudad de San Francisco (Azul, blanca, rosa, gay), dos relatos de viajes al Canada y Alaska (De wn océano a otro y La italiana en Argel), asi como un crucero por el archipiélago de Hawai (El aire 1 el agua eternos). Para cerrar el volumen los editores insertaron la conferencia de Yourcenar en Tokio, el 26 de octubre de 1982, titulada Viajes en el espacio y en el tiempo. En ocasiones, fy 267 notard el lector que ciertos términos, evocaciones de obras 0 de autores requieren aclaracién adicional, pues bien, toda la informacién alusiva se ha condensado en notas bibilogrdficas o comentarios que aparecen al final del libro (pp. 189-199). Dicho todo esto, volvamos al texto en sf. El volumen se inicia con palabras sobre Matsuo Basho porque en honor a la verdad el centro vital de Una vuelta por mi cdrcel es Japén, su teatro tradicional, sus héroes literarios. La pasin de Yourcenar por el espectculo de! Kabuki posee esa milagrosa frescura de lo recién descubierto y aporta a sus paginas la increfble capacidad de asombro que la no- velista otorg6 al mundo en los tiltimos afios de su vida. {Qué més podrfamos decir en favor de semejante obra? Muy poco, a no ser por la manera tan lirica que tiene Yourcenar de referirse al lector como alma gemela del autor cuando la obra los hipnotiza simultaneamente: Nada me ha parecido nunca més dulce que esos momentos de inmovilidad, sentada o tendida junto a los seres diversamente amadbs -o igualmente amados-, durante los cuales no nos vemos uno al otro pero contemplamos las mismas cosas y el cuerpo permanece.... con la ilusién de no ser, por un momento, mds que dos miradas acordes. (p. 34) Sorpresa, conmocién e incredulidad es lo que despierta entonces una ligera travesfa como leer Una vuelta por mi cdrcel, Es una especie de armario tai- landés que hubiese hecho las delicias de Ezra Pound con aquel portarretrato de Yukio Mishima (1925-1970); este bodbisattva indonesio fundido en bronce sen- tado en actitud de meditacién; los pesados ceniceros de jade; esa acuarela que delata el gusto del propietario corpulento y benévolo como un Arbol ya anciano; el impresionante altar budista del siglo XVIII y los jarrones con incrustaciones de flores sobre marmol blanco. Allf, bajo la huidiza mirada del creptisculo, conver- gen el vasto y formidable universo de la aventura y de la imaginacién para Marguerite Yourcenar, la auténtica realidad cuyo magico umbral no siempre nos atrevemos a cruzar, porque occidentales al fin nos cuesta vislumbrar el ver- dadero tamaiio de nuestras hazafias. Alt E. Rondon

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