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La función de la ley paterna provee el eleménto simbòlico coercitivo que permite la

estructuración social del individuo. El modo en el que es desarrollada nuestra cultura


exige esta función para la producción de individuos productivos, a la vez que
proporciona los conocimientos y mecanismos encargados de encontrar las patologías de
las desviaciones que produce una configuración del individuo “desviada” de esta norma
estructural.
El orden simbólico del sujeto, para configurarse en tal, requiere de un eleménto
simbólico que le permita sujetarse a un principio organizativo, estructural, que
construya un principio de realidad social, similar al compartido por los otros grupos de
individuos de una determinada cultura, bajo una determinada estructuración del
lenguaje. El sujeto se convierte en tal, en consecuencia de su falta, de su incompletad,
de su deseo. Si este puede conseguir su goce sin ninguna restricción externa, se estaría
produciendo una escisión con lo real, ya que las condiciones materiales normales, el
medio en el que nacen los seres humanos, tiene una determinada forma material
concreta. Por lo tanto, el individuo que puede lograr su goce sin restricción alguna
externa, se vera en necesidad de adaptar su medio para que esta modalidad se siga
manteniendo. Este tendrá una omnipotencia enorme, en caso ideal de que pueda lograr
manipular el medio para obtener todo lo que su yo desee.
El principio de realidad, la falta, el deseo, se verían ausentes en un caso ideal en el que
el goce del individuo y las condiciones materiales del medio en el que este se maneja le
otorguen directamente su objeto deseado, sin restricciones. El deseo deja de existir, es
puro goce. No hay necesidad, no hay sujeto. El sujeto no tiene sujeción alguna. No
habría necesidad de lenguaje, no habria necesidad de intercambio, del otro. No habría
sociedad.

La familia como subestructura de la sociedad, cumple una función determinada. Permite


la configuración del sujeto, antes de incorporarse a una estructura mayor como lo es la
sociedad. El niño nace con necesidades concretas. La madre (el rol, la figura) tiene la
función tradicional de otorgar la satisfacción de estas, otorgar goce al niño. El padre,
debe cortar, configurar el orden simbolico en el niño que permita determinar la ley. Lo
prohibido y su castigo. El niño entra en esta etapa en el orden simbólico, la cultura, la
represión de su instintos y la sublimación a otros objetos que no sean la madre. Surge la
sociedad, surge la cultura.
Si hacemos un recorrido histórico a lo largo de la história de la humanidad, podrémos
delimitar lineas, tendencias, desarrollos concretos y patrones. Podemos imaginar que el
hombre al comienzo de la humanidad, al desarrollar el lenguaje, necesitó transmutar las
funciones biologicas innatas e instintivas que le permitían su supervivencia a el codigo
de la lengua. El temor era una condición fundamental para su supervivencia en un
medio material concreto que atentaba contra esta. Estos mecanismos de defensa contra
las condiciones materiales externas concretas que lo ponian en riego, permitieron su
continuidad y desarrollo.
El hombre creó un lenguaje para el intercambio, para la comunicación, permitiendole la
interacción entre individuos de la misma especie para su continuidad y solución de sus
problemas externos: elementos externos coercitivos y producción de su propia
reproducción.
El lenguaje conforma al hombre. Este adquiere todas las oposiciones y diferencias.
Permite diferenciar al hombre de todo lo que no es el hombre. Permite la discriminación
de los conceptos y elementos concretos. Posibilita la distinción del hombre de su medio,
de la naturaleza. Permite la producción del hombre como tal, así como la determinación
de el comienzo del orden simbólico y de la ley para la supervivencia y la adaptación a
las condiciones materiales concretas.
Todavía el hombre no se cuestionaba sobre si mismo. Sobre el sentido, sobre lo
metafisico. El lenguaje habia permitido configurar, transmutar los principios que
regulaban su supervivencia y adaptación al medio instintiva, al comienzo de una
adaptación cultural. El lenguaje es en este estadio, un lenguaje primitivo, con una
conexión muy directa con el referente. Es un lenguaje práctico, y producto de las
necesidades concretas materiales.
El lenguaje comienza a tener independencia de las condiciones materiales que lo
producen y se libera de sus ataduras. El reino imaginario permite desarrollar ciertos
mecanismos que pueden o no tener una conexión directa con las condiciones concretas.
El lenguaje, no se escapa de su orígen, de la conexión concreta entre unas determinada
condiciones materiales y el individuo, pero fluye hacía otros lados. Le permite al
hombre desarrollar una enorme cantidad de mecanismos cada vez más complejos y no
necesariamente orientados hacia las condiciones materiales. Siempre son producto de
las condiciones materiales, inevitablemente, pero se desarrollan conceptos, interactuan
entre sí, permite la abstracción, el distanciamiento de lo material, pero siempre son su
producto, por más lejos que estos permitan ir.
Todos los temores concretos que los primeros hombres desarrollaron y posibilitaron su
supervivencia, son legados a los hijos. El medio, va siendo modificado por el trabajo de
los hombres, y las condiciones materiales concretas van siendo mutadas, así como las
necesidades para la adaptación requiere también las respectivas modificaciones.
El legado lingustico entre generaciones, arrastra en la configuración misma del
lenguaje, en su estructura, en su codigo, todos los temores que estos tuvieron ante
determinadas condiciones. Estas estan arraigadas en la infancia de estos y son pasadas a
su hijos, sin necesariamente ser concientes de las modificaciones que son producidas en
el medio y las distintas necesidades de adaptaciones y sus varaciones a lo largo del
tiempo. El hecho de que los hijos no experimenten tanto las condiciones materiales
concretas y construyan empíricamente el orden simbólico de lo real, hace que estos
reciban mediante el lenguaje, los conceptos y mecanismos tradicionales otorgados por
sus padres. Esto permite la aparición de paranoias arrastradas por los temores de los
padres, que son inculcadas en el hijo, no habiendo una necesaria base empirica real, o
sea una conexión con lo real, sino una construcción subjetiva. Esta paranoía puede ser
individual, por lo cual existiran los mecanismos sociales concretos para delimitarla y
localizar al individuo como delirante, o puede ser social, y que todos compartan
conceptos que tienen una base tradicional, y que no estan basados en conocimientos
organizados empiricos, sino basados en temores arrastrados por generaciones anteriores
ante determinadas condiciones materiales anteriores, ya superadas.
La realidad se construye a partir de un delirio colectivo, de una paranoía que permite
organizar un sentido y orden de los componentes externos, que es compartido por un
grupo de personas y que les es ùtil para fines determinados. En estos casos la paranóia
puede ser tanto real, como subjetiva o social. Lo único que determina esta conformacion
de lo real y su definición y diferenciación de lo no real, es el pacto lingüístico dentro de
un grupo de personas. Lo real es social en la mayor parte de los casos. Aunque una
persona utilice los mecanismos mas avanzados de la ciencia actual para explicar algo
concreto empirico, en una sociedad que se basa en otros principios y un lenguaje
totalmente diferente y no acepten esto como real. Esta persona será un delirante.
Alguien que no esta conectado con la realidad, la realidad social, que comparten en este
grupo de personas. Este hombre estará seguro de su punto de vista, pero al no ver a
nadie en el mundo que lo comparta, no habria ningún motivo para no tomarse como
loco. Expecto que encuentre una función imaginaria de “otros” que le permita avalar sus
ideas y no sentirse solo. Pero la realidad siempre se construye a partir de la concepción
de un “otro” imaginario que comparte nuestra realidad.

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