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Entonces el Rayo, muy quieto y sin decir palabra, vio cmo el Tigre desgarraba la
corteza de un rbol.
Y empez a venir como de lejos El cielo se oscureci. Las puntas de los cerros se
iluminaron y un rugido grande de guaruras se desparram por las orillas de la sabana.
El Tigre par las orejas al or los truenos Se encandil con los relmpagos
Corro a esconderse bajo una piedra, pero el Rayo la destroz con sus municiones.
Corri a esconderse bajo otra piedra, pero el Rayo tambin la destroz. Se encaram
a un rbol El Rayo lo parti en dos y lanz al Tigre contra el suelo.
Viendo el Rayo que el Tigre estaba tan rendido, muerto de miedo y castaeteando
los dientes, se acerc a l y le dijo:
El Tigre se fue a su casa, cojeando, con los pelos pegados y el rabo entre las piernas.