Geroge Knight “El papel que desempefian las Uniones en relacion a las
autoridades superiores”
C3 octubre 9,
& Escogidas Para Servir
En marzo de 2016, presenté dos documentos a un grupo de influyentes lideres adventistas, administradores y
laicos. Estos documentos, hasta ahora, no han sido publicados. Sin embargo, debido a la actual discusion en
Silver Spring, ha llegado el momento de hacerlo. El mas pertinente de los documentos es “El papel que
desemperian las Uniones en relacién con las autoridades superiores.” A pesar de haberse escrito meses antes
del reciente documento de la Asociacién General, aborda muchos de los mismos temas desde una perspectiva
muy diferente. El otro documento (en realidad la primera serie en mi presentacién) prepara el escenario para el
de las Uniones. Su titulo es “La gente Antiorganizational se organiza a pesar de ellos mismos.” - George R.
Knight
El papel que desempefian las Uniones en relacién a las autoridades superiores|1]
Hay solo dos iglesias realmente catdlicas en el mundo actualmente: la Iglesia Catdlica Romana y la Iglesia
Adventista Catélica.
Ahora que tengo tu atencién, confié que sepas que el principal significado de la palabra “catélica” es “universal”
“mundial”
El adventismo es catélico en el sentido de que tiene una comisién mundial que debe cumplir, la mision de los
tres angeles de Apocalipsis 14 de llevar el mensaje del tiempo del fin a toda nacién, lengua y pueblo.
Tal vez la mayor diferencia entre el catolicismo romano y el adventista es el tema de la autoridad. Para Roma, es
una estructura de arriba hacia abajo. Para el Adventismo, tradicionalmente ha sido desde abajo hacia arriba. Y
digo tradicionalmente porque algunos adventistas parecen estar en el valle de la decision sobre asunto
eclesidstico que es el mas importante de todos. La verdadera pregunta que nuestra denominacién debe
responder es esta: :Cuan catdlica realmente queremos ser?
Una misi6n expandida requiere una reorganizacion
En mi primera presentacién, hice énfasis en como un grupo de personas contrarias a la organizaciéon finalmente
se las arregl6 para organizarse al enfrentarse con las necesidades de la misién, Pero para poder hacer esto, ellos
necesitaban ver que Babilonia no solo significaba presi6n, sino también confusi6n. Y, incluso mas importante,
tenian que dejar la hermenéutica literalistica que mantenia que las Unicas cosas permisibles eran aquellas que
estaban especificamente expresadas en la Escritura, a una hermenéutica en la cual todo era permisible siempre
y cuando no contradijera la Biblia y estuviera en armonia con el sentido comun. Al final, ellos organizaron
iglesias, asociaciones locales, y una asociacién general entre 1861 y 1863 para el propésito de la mision, pero
con un ojo vigilando que las autoridades eclesiasticas superiores no quitaran su libertad en Cristo. Ese
problema potencial se manifesto en 1888 cuando un poderoso presidente de la Asociacién General intent6
bloquear la predicacién de la justificacién por la fe de Jones y Waggoner.
La organizacién de 1860 funcion6 bien, y el Adventismo y sus instituciones se habian esparcido alrededor del
mundo para finales de la década de 1890. De hecho, la iglesia de 1863 con sus 3.500 miembros (todos en
Norteamérica), una institucién, ocho asociaciones y alrededor de 30 pastores dificilmente podria ser
comparada con la denominacién de 1900, la cual no solo era mundial sino que tenia docenas de centro de
salud, mas de 200 escuelas y otras instituciones.
Pero el crecimiento trajo sus propios problemas para el movimiento que siempre estaba creciendo. Para la
década de 1890 dos grandes problemas de la organizacién de 1860 habian surgido: (1) demasiado control de la
Asociacién General sobre las asociaciones locales y (2) demasiado control sobre las organizaciones auxiliares,
como las que se encargaban de la obra médica y educativa de la denominacién.
El primero de estos asuntos se relacionaba claramente a la expansién geografica de la denominacién. Ese
problema se agravé por la postura tomada por los presidentes de la Asociacion General. G. |. Butler, por
ejemplo, a fines de la década de 1880 noté que la “supervision” de la Asociacion General se “extiende a todos
sus intereses en cada parte del mundo. No hay ninguna institucién entre nosotros, no se imprime un solo
petiddico, no hay ninguna asociacién o sociedad, no hay ningun campo misionero conectado con nuestra obra,
que no sea aconsejada, asesorada o investigada. Es [a autoridad mds elevada de tipo terrena entre los
adventistas del séptimo dia”.{2] 0. A. Olsen tomé la misma postura en 1894 cuando escribié que “es la
competencia de la Asociacién General vigilar cuidadosamente, tener un cuidado, de la obra en cada parte del
campo. La Asociacién General, por lo tanto, no solo est familiarizada con las necesidades y condiciones de
cada asociacién, sino que entiende las necesidades y condiciones a las que se enfrentan todas las demas
asociaciones y campos misioneros.... También puede pensarse que quienes estan a cargo de los intereses
locales tienen un interés ms profundo, y desempefian una responsabilidad mas grande para la obra local que
la que la Asociacién General tiene la posibilidad de hacer. Pero eso dificilmente sea verdad si la Asociacion
General cumple con su tarea. La Asociacién Genera ocupa el lugar de un padre con la asociacién local.”[3]
Esta mentalidad en esencia mantenia que la Asociacién General debia ser consultada sobre todos los asuntos
de importancia. Puede haber sonado como una buena idea, peor en la practica no funcionaba. Este problema
es muy bien ilustrado por A. G. Daniells, hablando del asunto desde la perspectiva de 1913. El noté que antes de
la adopcién de las uniones cada decision que trascendia la responsabilidad de toma de decisiones de una
asociacién local debia ser referida a la sede en Battle Creek. El problema es que en el mejor de los casos el
correo demoraba cuatro semanas desde Australia hasta los EEUU, y a menudo llegaba cuando los miembros del
Comite Ejecutivo de la Asociacién General no estaban en sus puestos. “Yo recuerdo’, noté Daniells, “que
teniamos que esperar tres o cuatro meses para conseguir que algunas de nuestras preguntas sean respondidas”.
E incluso la respuesta podia tratarse de un pedido de cinco o seis lineas diciendo que los lideres de la Asociacion
General realmente no entendian el asunto y necesitaban més informacién. Y asi podian pasar entre “seis y
nueve meses, hasta conseguir que el asunto se resolviera”.[4]
Elena de White tome la iniciativa de combatir la centralizacién de la autoridad en la Asociacién General. En
1883, por ejemplo, ella escribié que “cada uno” de los principales administradores habia cometido un error “al
pensar que era el unico que debia encargarse de todas las responsabilidades’, sin darle a otros “ninguna
oportunidad” de desarrollar los talentos que Dios les habia dado. [5] Durante las décadas de 18880 y 1890, ella
repetidamente defendié la toma de decision a un nivel local basandose en que los lideres en Battle Creek no
podian entender la situaci6n tan bien como las personas que estaban en el lugar. Tal como ella lo dijo en 1896,
“los hombres en Battle Creek no estén més inspirados a dar un consejo inerrante que los hombres en otros
lugares a quienes el Sefior les ha confiado la obra en su localidad” [6] Un afio antes ella habia escrito que la
“obra de Dios” se habia “retrasado por la incredulidad criminal en el poder [de Dios] de usar a personas
comunes para llevar a cabo su obra exitosamente”,[7)
Para fines de los noventa, Elena de White estaba tronando contra el “poder monarquico” que los lideres en
Battle Creek habian tomado en si mismos. En un fascinante testimonio en 1895, ella escribié que “el poder
despotic que se ha desarrollado, como si el cargo hubiera convertido a los hombres en dioses, me hace temer,
y debe producir temor. Es una maldicién dondequiera se lo ejerza y quienquiera lo ponga en practica. Este
ensefioreamiento sobre la heredad de Dios creard tal disgusto por la jurisdiccién del hombre que resultard en un
estado de insubordinacién.” Ella continue declarando que “el unico plan de accién seguro es remover" a tales
lideres, para que “no se produzca un gran dafio”,[8]
Erich Baumgartner en su estudio de los asuntos acerca de la reorganizacién resumié el problema al notar que
“el mas urgente de los problemas estaba conectado a una discrepancia cada vez mayor entre el crecimiento
mundial de la iglesia durante las décadas de 1880 y 1890 y la base organizacional centralizada, estrecha e
inflexible de la Iglesia Adventista del Séptimo Dia ubicada en Battle Creek” [9] Esa autoridad centralizada
inflexible evitaba la adaptacién a las necesidades locales. Tal como Ellen White lo dijo: “el lugar, las.
circunstancias, el interés, los sentimientos morales de las personas, tendran que decidir en muchos casos el
curso de accion a seguir’, y que “quienes estén justo en el campo deben decidir que se deberé hacer’,[10]
La denominacién luché a lo largo de la década de 1890 para encontrar una solucién al problema. El primer
intento comenzé en noviembre de 1888 con la creacién de cuatro distritos en Norteamérica. Para 1893 habia
seis en Norteamérica y uno en Australia y Europa respectivamente. Pero el sistema de distrito esencialmente
funcionaba como divisiones de las Asociacién General ya que cada lider de distrito era un miembro de Comité
de la Asociacién General. Ademds de eso, los distritos no tenian autoridad legislativa ni cuerpos electivos.(11]
En resumen, no eran efectivos.
Una solucién més ttl fue el desarrollo de la unién por William C. White en Australia en 1894. Este acto fue
resistido por 0. A. Olsen, el presidente de la Asociacién General, quien le dijo a la Comité Ejecutivo de la
Asociacién General que “él pensaba que no se deberia planificar nada que interfiriera en la supervision general y
la obra que legitimamente le pertenecia a la Asociacién General, ya que es la autoridad organizada mas elevada
bajo Dios sobre la tierra”[12]
Pero White, el lider del distrito australasiano, y su colega Arthur G. Daniells estaban en un aprieto y necesitaban
hacer algo. Esto llev6 al nombramiento de un comité que desarrollé la primera constitucién de una unién, la
cual fue aprobada el 19 de enero de 1894, nombrando a White y Daniells como presidente y secretario
respectivamente.
Esta decisién no fue lograda con la ayuda de la Asociacién Geral sino en contra de sus recomendaciones. Afios
més tarde Daniells report6 que no todos estaban felices con la idea de las uniones. “Algunos de nuestros
hermanos pensaban en ese entonces que toda la obra seria destruida, que iban a destrozar la organizacion en
pedazos, y conseguir una secesion para las islas del Mar del Sur [i.e. el océano Pacifico)”. Pero en realidad, él
observ6, el resultado fue exactamente lo opuesto. El nuevo enfoque organizacional facilité grandemente la
mision de la iglesia en el Pacifico Sur, mientras que la nueva Unién Australasiana permanecié siendo un parte
leal e integral del sistema de la Asociacion General.[13]
Esa movida fue revolucionaria. Barry Oliver en su masivo estudio de la reorganizacién de 1901/1903 nota que “el
experimento australasiano represent6 la primera vez que un novel de organizacién ademas de las asociaciones
locales 0 la Asociacién general tenia a sus miembros eligiendo sus autoridades, es decir, tenia sus propios
poderes ejecutivos que eran garantizados por los niveles de organizacién “debajo” suyo, y no por la Asociacin
General."[14]
El segundo problema que atormenté ala iglesia durante la década de 1890 fueron las organizaciones auxiliares
legalmente independientes que se habian desarrollado en Battle Creek, incluyendo la Asociacién Publicadora,
la Sociedad Misionera de Tratados, la Sociedad Educativa, la Asociacién General de la Escuela Sabatica, la
Asociacién de Salud y Temperancia, la Asociacién de Libertad Religiosa, y el Comité de Misiones Extranjeras.
Legalmente cada uno era independiente y no habia una manera efectiva de coordinar su trabajo.
Esto era bastante malo, pero A. T. Robinson, presidente de la recientemente formada Asociacién Sudafricana,
descubrié en 1892 que no tenia suficientes personas para cubrir todas las organizaciones.
Por necesidad, Robinson decidié que no crearia organizaciones independientes, sino que desarrollaria
departamento bajo el liderazgo de la asociaci6n. Tanto Olsen y W. C. White se sintieron preocupados por la
sugerencia, Olsen temia que el plan contuviera “elementos de peligro ante demasiada centralizacion’. El
liderazgo de la Asociacién General eventualmente le dijo a Robinson que no desarrollara departamento. Pero
era demasiado tarde. Debido a la gran cantidad de tiempo que llevaba comunicarse, Robinson ya habia
instituido el programa y descubrié que funcionaba.(15]
En 1898 Robinson se mudé a Australia, en donde se convirtié en el presidente de la Asociacién de Victoria. Alli le
presenté la idea a Daniells y W. C. White, quienes la rechazaron. Pero los lideres de la asociacién local de
Robinson ya habian aceptado la idea en principio y votaron llevarla a la practica. Antes del comienzo del nuevo
siglo, tanto Daniells y White ya habian adoptado el concepto de departamento y ayudaron a que se llevara a
cabo en las diferentes asociaciones de la Unién Australasiana.[16]
Con esta accién se habia preparado el escenario para la reorganizacin de la denominacién en el congreso de la
Asociacién General de 1901. Pero recordemos que las dos principales innovaciones se desarrollaron en
respuesta a las necesidades regionales de la mision y ambas se desarrollaron en oposicién a los
pronunciamientos y procedimientos de la Asociacién General. Pero ambas funcionaron. La principal leccién es
que, sin libertad para experimentar, el Adventismo no tendria su sistema actual de organizacion.
La reorganizaci6n de 1901
Eltono del congreso de la Asociacién General de 1901 fue establecido el 1 de Abril, el dia antes de que el
congreso comenzara oficialmente. En esa fecha, Daniells encabezé una reunién de lideres denominacionales en
la biblioteca del Colegio de Battle Creek. La principal exponente fue Elena de White, quien en términos claros
exigié una “nueva sangre” y una “organizaci6n completamente nueva” que ampliara la base gobernante de la
organizacién. Oponiéndose a la centralizacién de poder en unos pocos individuos, ella no dejé dudas que el
“poder monarquico, gobernante” y “cualquier administrador que tuviera un ‘pequefio trono’ debe irse”. Ella
pidié una “renovacién tardanza. ;Dios no permita que este congreso pase y termine como todos los congresos lo
han hecho, con la misma manipulacién, con el mismo tono y el mismo orden! ;Dios no lo permita, hermanos!
[17]
Ella repitié los mismos sentimientos en el primer dia del congreso, notando que “Dios no ha puesto ningun
poder despotico en nuestras filas para controlar esta o aquella rama de la obra. La obra ha sido grandemente
restringida por los esfuerzos en controlarla en todos sus campos.... Sila obra no hubiera estado tan restringida
por un impedimento aqui y un impedimento alli, y un impedimento en aquel otro lugar, hubiera avanzado en
majestad” [18] La palabra clave al buscar entender el congreso de 1901 es “descentralizacion’. Algunos de los
cambios mas importantes en el congreso fueron la autorizacién para crear uniones asociaciones y uniones
misiones en todas las partes del mundo, la descontinuacién de las organizaciones auxiliares como asociaciones
independientes y su integracion dentro de la estructura administrativa, y la transferencia de la propiedad y
manejo de instituciones que habian estado bajo la jurisdiccién de la Asociacién General a las uniones
respectivas y sus asociaciones locales.
Las uniones, Daniells not6, estaban creadas con “grandes comités, y plena autoridad y poder para tratar todos.
los asuntos dentro de sus fronteras”[19] Y Elena de White indic6 que “organizar uniones ha sido una necesidad,
para que la Asociacién General no dicte las acciones de todas las asociaciones separadas”,[20]
Basandose en estas y otras declaraciones, Gerry Chudleigh ha argumentado que las uniones “fueron creadas
para actuar como barreras de proteccién entre la Asociacién General y las asociaciones, haciendo que dictar las
acciones sea imposible.” El reforzé su ilustracion de barreras con dos ideas principales. Primero, (1) “Cada unién
tiene su propia constitucion y reglamentos y debe ser gobernada por sus propios miembros”. Y (2) “los oficiales
de cada unién debe ser elegidos por la membresia de la propia unién, y, por lo tanto, no pueden ser
controlados, reemplazados o disciplinados por la Asociacién General”,[21]
“Para decirlo de la manera mas categorica posible, escribié Chudleigh, “después de 1901, la Asociacién General
podia votar cualquier cosa que quisiera que las uniones y asociaciones hagan, pero las uniones y asociaciones
eran auténomas y podian hacer lo que creyeran que fuera mejor para el avance de la obra de Dios en sus
campos. El comité ejecutivo de la Asociacion General, o la Asociacién General reunida en congreso, podia votar
para despedir al presidente de una unién o asociacién, o votar la fusion de una unién o asociacién con otra,
pero su voz no cambiaria nada: la unién o asociacién atin existiria y los delegados miembros podian elegir a
quien quisieran como presidente” [22] Un caso relevante en el Adventismo contemporaneo en la Asociacién del
Sureste de California, la cual ha ordenado a una mujer presidente, a pesar de los deseos de la Asociacin
Genera. Algunos en la Asociacion General, en las palabras de Elena de White, han intentado “dictar” que ella sea
removida. Pero no hay nada que puedan hacer acerca de esta situacién. La barrera esta en su lugar.
Elena de White estaba emocionada con los resultados del congreso de 1901 y su creacién de las uniones. Para
ellas las uniones estaban “en el orden de Dios”. Casi al final del congreso de 1901 ella sefialé que “nunca he
estado mas asombrada en mi vida que con el giro que las cosas han tomado en esta reuni6n. Esta no es nuestra
obra. Dios ha causado esto.",[23] Y algunos meses después ella escribié que “durante [el congreso de] la
Asociacién General el Sefior ha peleado poderosamente por su pueblo. Cada vez que pienso en esa reunion una
solemnidad dulce se apodera de mi, y envia un brillo de agradecimiento a mi alma. Hemos visto la
manifestacién majestuosa del Sefior, nuestro Redentor.”[24]
Ella estaba especialmente satisfecha al ver que se habia abierto la libertad de accién y que la Asociacin
General no estaria en condiciones de “dictar las acciones de todas las distintas asociaciones.” En esa misma
linea, ella observé cerca del cierre del congreso de 1901: “Espero de todo corazén que los que trabajan en los
campos a donde van no vayan a pensar que ustedes y ellos no puedan trabajar juntos, a menos que sus mentes
no vayan en los mismos canales que ellos, a menos que no vean las cosas exactamente como ellos los ven.”[25]
Daniells, desde el principio, mantuvo la misma posicion. Mientras que él creia que la Asociacién General debia
fomentar la obra en todas las partes del mundo, “no puede ser el cerebro y la conciencia, nila boca para nuestros
hermanos en estos diferentes paises"[26]
Mirando hacia atras desde la perspectiva de 1903, en su discurso de apertura del congreso Daniells le satisfacia
comprobar la autoridad principal de toma de decisiones habia sido distribuida a los “que estan en el lugar” y
entienden las necesidades de los diversos campos. “Muchos pueden testificar que la bendicién de Dios ha
asistido a los esfuerzos que se han hecho para distribuir responsabilidades, y, de esta manera, transferir el
cuidado, las perplejidades y la administracién que una vez estuvo centrada en Battle Creek a todas las partes
del mundo, donde pertenecen.”[27)
Alcierre de la sesién de 1901 todo parecia estar bien. Las Uniones auténomas habian transferido la autoridad
de la Asociacién General a los lideres locales y la creacion de departamentos habian transferido la autoridad de
las organizaciones auxiliares a los lideres de la iglesia en todos los niveles. Al parecer, la denominacién habia
alcanzado el dificil objetivo de la unidad en la diversidad de manera que podria resultar mas efectiva en atender
a las necesidades de diferentes culturas alrededor del mundo.
La Aso
on General de 1903 y la amenaza a la unidad en la diversidad
A principios de 1903 la euforia de Elena de White al cierre del congreso de 1901 habia desaparecido. En enero
escribié que “el resultado del ultimo [congreso de la] Asociacién General ha sido el mas grande, el més terrible
dolor de mi vida. No se introdujeron cambios. El espiritu que deberia haber sido puesto en toda la obra, como
resultado de esa reunién, no fue llevado a la practica.” Muchos “han realizado su trabajo con los principios
etréneos que habian prevalecido en la obra en Battle Creek” [28]
Cuando ella dijo que “no se habia realizado ningun cambio” estaba hablando de lo espiritual mas que del nivel
de la organizacion. El principal problema era que el viejo demonio de la denominacién de “poder despético”
habia reafirmado su fea cabeza,
En este punto hay que volver atrés y echar un vistazo mas de cerca a las organizaciones auxiliares de la
denominacién. Con un espiritu de monopolio cada una de estas organizaciones buscaba controlar todas las
instituciones del mundo desde las instituciones en Battle Creek. De esta manera, la Review and Herald estaba
tratando de controlar todas las otras casas editoriales, W. W. Prescott no solo era responsable de la Asociacién
para la Educacién Adventista, sino también el presidente de tres colegios de forma simultanea, y John Harvey
Kellogg estaba buscando el control en todo el mundo a través de la Asociacién Misionera y de Beneficencia
Médica y el inmenso Sanatorio de Battle Creek. Como resultado, “poder despético” no era mas un problema
solo del presidente de la Asociacion General, sino también de los lideres de las diversas organizaciones
independientes.
La reorganizacién en 1901 se habia encargado en gran medida del problema a través de su desarrollo del,
sistema de departamento y su transferencia de la titularidad de propiedades institucionales a los distintos
niveles de la iglesia. Pero habia una clara excepcién a ese éxito. Es decir, Kellogg y su imperio médico, que tenia
més empleados que todos los demas sectores de la iglesia combinados y que se le habia concedido mas 0
menos una cuarta parte de los cargos del Comité Ejecutivo de la Asociacién General en 1901. No pasé mucho
tiempo para el asertivo Kellogg se enfrente con el igualmente inflexible Daniells, el nuevo presidente de la
Asociacién General. La lucha en si no era nada nuevo. El médico habia guardado siempre celosamente su
pedazo de la torta adventista. No tenia ninguna simpatia hacia los lideres de la iglesia que intentaban bloquear
el desarrollo de su programa. Ya en 1895, lo encontramos haciendo referencia a los presidentes de asociaciones
como “pequefios papas.” Pero para 1903, tal como dijo C.H. Parsons, Kellogg ocupé “completamente el puesto
de Papa” en el programa médico.{29]
Eso era bastante malo. Pero, por desgracia, Daniells en sus ansias para llevar a Kellogg y sus asociados en linea
para 1903 resucité tendencias al “poder despotico” en la oficina presidencial. Este hecho era bastante natural.
Después de todo, el poder generalmente tiene que enfrentarse al poder. Pero Elena de White estaba angustiada
por el desenlace. El 3 de abril en el testimonio en el que sefialé que las Uniones se habian organizado para que
la Asociacién General no pueda “dictar las acciones de las diferentes asociaciones” volvié a plantear el tema de
la “poder despético” y sefialé que “la Asociacién General ha caido en formas extraiias, y tenemos razones para
maravillarse de que no hayan caido juicios sobre ella”,[30]
Nueve dias mas tarde, escribié al mismo Daniells, diciéndole que necesitaba “tener cuidado de como
presionamos con nuestras opiniones a aquellos a quienes Dios ha dado instrucciones... Hermano Daniells, Dios
no quiere que usted crea que puede ejercer un poder autoritario sobre sus hermanos.” [31] Ese no fue el ultimo
reproche que le habria de enviar. En los afios siguientes él y otros lideres recibirian consejos similares.[32]
Una de las victimas de la lucha entre Kellogg y Daniells en 1902 y 1903 fue el cuidadoso equilibrio de unidad en la
diversidad que se habia logrado en 1901. Elena de White alla por 1894 habia establecido la “unidad en la
diversidad” como “plan de Dios”, con la unidad lograda por cada aspecto del trabajo que se est conectado a
Cristo, la vid.{33] En 1901 y a principios de 1902 Daniells habia defendido ese ideal, sefialando en 1902 a la
Unién Europea que s6lo “porque una cosa se hace en cierta manera en una lugar no hay razén por la que debe
hacerse de la misma manera en otro lugar, o incluso en el mismo lugar al mismo tiempo.”[34]
Pero ese ideal comenzé a debilitarse a finales de 1902 cuando las fuerzas de Kellogg trataron de quitar del
puesto a Daniells y reemplazarlo con A. T. Jones, que estaba en ese momento del lado del doctor.[35] En esa
lucha las fuerzas de Kellogg/Jones estaban empujando la diversidad. Esa dindmica impulsé a Daniells para
hacer hincapié en la unidad mientras se movia hacia una postura mas autoritaria, Por lo tanto, el delicado
equilibrio entre la unidad en la diversidad se perdié poco después del congreso de 1901. Y, como sefiala Oliver,
la unidad a expensas de la diversidad ha sido el foco de la Asociacién General desde (a crisis de 1902.[36]
Sin embargo, Oliver sefiala en su sofisticada discusién del tema, a largo plazo la “unidad depende del
reconocimiento de la diversidad’, y que deberiamos ver la diversidad de la denominacién como una herramienta
para ayudar a (a iglesia a alcanzar un mundo extremadamente diverso. Desde la perspectiva de Oliver, el
adventismo en el siglo XXI es uno de los grupos de mayor diversidad étnica y cultural en el mundo. La diversidad
es un hecho que no puede ser suprimido. “Si se descuida la diversidad, la iglesia sera incapaz de realizar su
tarea.... La iglesia que subordina la necesidad de reconocer la diversidad con una demanda de unidad, esta
negando los mismos medios por los que esta mejor equipado para realizar la tarea.... El problema para la Iglesia
Adventista del Séptimo Dia es sobre sila unidad ha de ser considerada como el principio organizador, cuya
importancia eclipsa todos los demas principios.” “El comprometerse con una doctrina de unidad que impone
formas ajenas a otros grupos, cuando se pueden derivar formas adecuadas y cristianas desde dentro dela
cultura del grupo en si, no mejora la unidad”. Oliver nos impulsa un poco cuando sugiere que, lo que los,
adventistas necesitan preguntarse es si nuestra meta es la unidad o la mision.[37]
Antes de alejarnos del tema de la unidad en la diversidad, hay que sefialar que la unidad y uniformidad no son
la misma cosa. Algunos han argumentado que el Adventismo debe estar unida en la misién, su mensaje central,
yen el servicio, pero no en todo. De hecho, estas personas sugieren que muchos problemas tienen que ser
decididos por localidad e incluso por individuos. Un movimiento puede estar unido sin ser uniforme. Por
desgracia, en el esfuerzo por la unidad, la Asociacién General frecuentemente ha fracaso en tener en cuenta
esta distincién. Demasiado a menudo el objetivo es que todos usen la misma talla. En el proceso se ha dado
lugar a la desunién entre los diversos grupos culturales.
Uno de los propésitos de la reorganizacién de 1901 era facilitar la toma de decisiones locales que podrian
contribuir al ideal de la unidad en la diversidad a través de lo que Chudleigh llama la “barrera” de la Union
Chudleigh en su estimulante obra ‘{Quién dirige Ia Iglesia?” llustra como la Asociacién General ha tratado
progresivamente debilitar la barrera de las Uniones auténomas a través de acciones oficiales que buscan que
las Uniones sean obligadas a seguir todas las politicas y programas e iniciativas “adoptadas y aprobadas por la
Asociacién General de Adventistas del Séptimo Dia en sus congresos quinquenales” y mediante la adopcién de
iniciativas y hacer declaraciones en las areas que miembros de la iglesia e incluso los lideres han llegado a creer
estan dentro de su jurisdiccién que le corresponde, incluso si no lo son. Puesto que tales acciones son
aceptadas en gran medida sin cuestionamientos, Chudleigh llega a la conclusién de que “mientras mas
aceptada es una iniciativa de AG, més se contribuye a que los miembros creyentes de la Iglesia Adventista del
‘Séptimo Dia crean que la iglesia es jerarquica.”[38]
La Asot
ién General como la maxima autoridad en la Tierra
Las tensiones entre la autoridad de la Asociacién General y el de las asociaciones locales han existido desde
temprano en la historia del adventismo organizado. En agosto de 1873, en el contexto de una falta de respeto a
los oficiales de la Asociacién General, James White sefialé que “nuestra Asociacién General es la mas alta
autoridad sobre la tierra con nuestra gente, y esté disefiada para hacerse cargo de todo el trabajo en este y en
todos los demas paises.”[39] A continuacién, en 1877, la Asociacién general en congreso voté que” la maxima
autoridad bajo Dios entre los adventistas del séptimo dia se encuentra en la voluntad del cuerpo de ese pueblo,
como se expresa en las decisiones de la Asociacién General cuando actue dentro de su jurisdiccién apropiada; y
que tales decisiones deben ser aceptadas por todos sin excepcién, a menos que se pueda demostrar que estan en
conflicto con la palabra de Dios y los derechos de la conciencia individual."[40]
Ese voto parece bastante claro y fue aceptados por los White. Téngase en cuenta, sin embargo, que se dio realce
a las limitaciones relacionadas con la “jurisdiccién apropiada” de la Asociacién General y “los derechos de la
conciencia individual.” Vamos a volver a esos dos elementos siguientes.
Asi se resolvié la cuesti6n de la autoridad de la Asociacién General. De veras? En la década de 1890 Elena de
White haria unas declaraciones interesantes sobre el tema. En 1891, por ejemplo, escribié que “Me vi obligada a
tomar la posicién de que en la gestion y las decisiones de la Asocia
Muchas de las posiciones adoptadas, saliendo como la voz de la Asociacién General, han sido la voz de uno, dos
o tres hombres que fueron desviando a la Asociacién.”[41]* De nuevo en 1896, ella observé que la Asociacion
General “ya no es la voz de Dios."[42] Y en 1901 escribié que “las personas han perdido la confianza en aquellos
que estan a cargo de la obra. Sin embargo, se nos dice que la voz de la Asociacién [General] es la voz de Dios.
Cada vez que he oido esto, he pensado que era casi una blasfemia. La voz de la asociacién debe ser la voz de
Dios, pero no lo es."[43]
6n General no estaba la voz de Dios.
Un anilisis de estas declaraciones negativas nos indica que se refieren a ocasiones en que la Asociacién General
no actué como un organo de representacién, cuando su autoridad en la toma de decisiones se centraliza en una
persona o unas pocas personas, o cuando la Asociacién General no habia estado siguiendo principios sélidos.
[44] Esta conclusion se alinea con las declaraciones de Elena de White a través del tiempo. De hecho, ella habl6
especificamente de este punto en un manuscrito leido ante la delegacién del congreso de 1909 de la Asociacion
General en la que respondié a las actividades cismaticas de A. T. Jones y otros. “A veces’, dijo a los delegados,
“cuando un pequefio grupo de hombres encargados de la gestion general de la obra busca, en nombre de la
Asociacién General, llevar a cabo planes imprudentes y restringir el trabajo de Dios, he dicho que ya no podia
considerar que la voz de la Asociacién general, representada por estos pocos hombres, como la voz de Dios.
Pero esto no es decir que las decisiones de una Asociacién General, compuesto por un conjunto de hombres
debidamente designados, representativos de todas las partes del campo no deben ser respetados. Dios ha
ordenado que los representantes de su iglesia de todas partes de la tierra, cuando est reunidos en una
Asociacién General, tendran autoridad.”[45]
Asi que el asunto esta resuelto. :De veras? {La Asociacién General en sesién ha evolucionado més alla de la
etapa de la falibilidad como la voz de Dios? {Un voto oficial de un cénclave en todo el mundo tiene algo
parecido a la infalibilidad papal? Algunos se preguntan esto.
Quienes mas se preguntan esto en 2016 son los jovenes adultos de la iglesia en los paises desarrollados,
muchos de ellos profesionales bien formados. Con toda honestidad y sinceridad no sdlo estan haciendo
preguntas, sino que muchos estén profundamente perturbados.
{Cémo, algunos de ellos quieren saber, es que la voz de Dios funciona cuando se sabe ampliamente que alos
delegados de algunas Uniones, en al menos dos Divisiones de dos continentes, se les dijo en términos
inequivocos cémo votar en cuestiones como la ordenacién de las mujeres, sabiendo que podrian enfrentarse a
un interrogatorio si el voto secreto que salia mal? Ellos se preguntan cémo Elena de White veria tales maniobras
en relacién a la voz de Dios.
Y estos jévenes adultos se preguntan sobre los abucheos e interrupciones hacia Jan Paulsen cuando plante6
cuestiones relativas a la ordenacién sin reprensién publica inmediata o significativa por las més altas
autoridades de la denominacién. Uno sélo puede preguntarse cémo Elena de White puede factorizar la voz de
Dios en esa dinamica, o si ella hubiera visto sombras de Minneapolis.
Jévenes adultos reflexivos también se preguntan acerca de que tan seriamente el presidente de la Asociacion
General esta interpretando las acciones votadas-en-congreso como la voz de Dios. Un caso ampliamente
difundido en el punto se llevé a cabo el sabado 11 de noviembre de 2011, en Melbourne, Australia. La Asociacién
de Victoria habia planeado una reunién regional en toda la ciudad, que contaria con el Presidente de la
Asociacién General. Parte de las actividades del dia incluyé la ordenacién de dos hombres y la comisién de una
mujer en un Unico servicio. Tanto el ordenamiento y la comisién estuvieron en linea con la politica de la
Asociacién General, pero el presidente de la Asociacién General insisti6, en el ultimo momento, que el servicio
integrado sea dividido en dos servicios distintos: uno para la ordenacién y el otro para la comisién, para que
pudiera participar solamente en el servicio para los dos hombres sin tener que participar con la comisién.
Ahora, un adulto joven pensante, en buena hora tendria que otorgar al presidente el derecho de conciencia de
no participar en la comisién de una mujer sino creen en ello. De hecho, parece estar en consonancia con el fallo
de la sesién de 1877 de la Asociacién General que respeta “los derechos de la conciencia individual’, incluso
ante el voto de la més “alta autoridad bajo Dios” la Asociacién General reunida en congreso.[46]
Eso es bastante claro. Pero para la gente que piensa, este hecho ha planteado preguntas relacionadas. Por
ejemplo, csi el presidente de la Asociacién General, puede optar por no alinearse con una politica votada en
congreso, podrian hacer lo mismo sobre la base de la conciencia? Mas importante atin zpor qué no podria toda
la membresia de la Uni6n actuar en la misma l6gica basada en la conciencia? Muchos han visto las acciones del
presidente de la denominacién alguien que ha establecido un precedente al dar un paso que lo puso fuera de
armonia con la politica de la iglesia mundial.
Otras preguntas han surgido en la mente de los jovenes adultos de la denominacién. Una de estas preguntas
tiene que ver con el “rumor” de que algunos de los lideres principales de la denominacién les gustaria revertir
las acciones de la Asociacién General, que han permitido la ordenacién de ancianas locales y la comisién de las
mujeres. Qué nos dice esto acerca de los votos de la “voz de Dios”? {Que algunos estan mal? Y si algunos estan
mal, :como sabemos cuales son?
Y, por ultimo, algunos se han preguntado si el Adventismo podria tener un problema en el que ha desarrollado
un sistema de gobierno de la iglesia mundial en base a los procedimientos democraticos en una poblacién en la
que la mayor parte de los electores proceden de paises que carecen de una herencia democratica
verdaderamente funcional y donde el sistema jerérquico vertical incluso afecta a la votacién secreta. Y, dada la
pequefia proporcién de votos en América del Norte, Europa y Australia, se preguntan si las necesidades
especiales de esos campos nunca podran cumplirse a menos que sean votados por la mayoria de la iglesia, que
no puede entender las situaciones o siquiera se preocupan por ellos.
Parece ser que en el 2016 la dindmica de 1901 se ha dado vuelta. En ese entonces, el problema fue que
Norteamérica no era sensible a las necesidades de los demas campos de la isin. Ahora son los campos de la
mision quienes no son sensibles a las necesidades de Norteamérica. Y con ese tema es que hemos concentrado
en el papel de la Uniones y por qué fueron creadas en primer lugar: porque la gente en su campo puede
entender sus necesidades mejor que la gente a distancia,
Una ilustracién contemporanea de la tensién entre las Uniones y las Autoridades Superiores
No deberia ser una sorpresa para nadie en esta sala que el problema mas grave relacionado con la tension entre
las asociaciones de la Unin y la Asociacién General en 2016 es la cuestion de la ordenacién de las mujeres al
ministerio evangélico. No quiero pasar mucho tiempo en este tema, pero en el contexto de una Unién que votd
a favor de ordenar mujeres en el afio 2012 no seria totalmente responsable de mi parte el descuidar este tema.
Pero antes de entrar en el tema en si, cabe sefialar que la posicién Adventista recientemente votada en la
ordenaci6n es un problema para muchos evangélicos y otros. Por ejemplo, un erudito de Biblia de Wheaton
College, dijo recientemente a uno de mis amigos que no podia entender cémo una denominacién que tenia una
mujer profeta como su obrero més influyente podria tomar una posicién tal. La votacin en la mente de estas
personas es o bien un signo de hipocresia o una ruptura de la l6gica o ambos.
Aqui tenemos que mirar a algunos hechos basicos. Después de todo, la ordenacién de la mujer:
+ Noesun tema biblico (afios de estudio sobre el tema no ha creado un consenso y tampoco lo haran
votos repetidos),
+ Noesuna cuestién del Espiritu de Profecia, y
+ No esuna cuestién de politica de la Asociacién General,
Este Ultimo punto ha sido ampliamente malinterpretado. En ningun momento la Iglesia Adventista del Séptimo
Dia ha especificado una calificacién de género para la ordenaci6n.[47] La Secretaria de la Asociacién General ha
sostenido recientemente lo contrario basndose en el lenguaje masculino que se utiliza en los Reglamentos
Eclesiasticos-Administrados, sobre los requisitos para la ordenacién.[48] Pero, tal como Gary Patterson ha
sefialado, “los Reglamentos Eclesiasticos-Administrativos estaban llenos de lenguaje de género masculino
hasta la década de 1980, cuando se decidié cambiar su redaccién con el género neutro. Un grupo editorial se le
asigné la tarea, e hizo los cambios. El hecho de que cambiaron todo el resto del documento, pero no el texto de
la seccién de la ordenacién no constituye una politica, a no ser que aparezca en los criterios para la ordenacién,
que sobre todo no es asi.” La decisién editorial, Patterson sefiala, se baso en el precedente o la tradicion ya que
todos los ministros ordenados hasta ese momento habia sido varones. [49] Y mientras que la tradicién en si
misma puede ser un buen peso de autoridad suficiente para la rama romana del catolicismo, nunca se ha
aceptado en el adventismo. Si el argumento de la Secretaria es vista como concluyente, entonces tenemos
editores desarrollando politicas comprometedoras de la iglesia mundial en lugar de una votacién en un
congreso de la Asociacién General. Que, no hace falta decir, tiene serias implicaciones.
En este punto hay que volver a la accién de la Asociacién General de 1877 que establece que el voto de la sesion
dela Asociacién General es la maxima autoridad en la tierra “cuando acta dentro de su jurisdiccion
apropiada.’[50] Siendo que la seleccién de quienes serén ordenadas fue una prerrogativa de las asociaciones
desde la década de 1860 y en el afto 1900 fue transferida a las Uniones, no cae en la jurisdiccion de la Asociacion
General, excepto en las areas que la iglesia en todo el mundo en congreso haya votado como politica. De este
modo, las decisiones de la Asociacién General sobre la cuestién de género estan fuera de su jurisdiccién hasta
que se tome una accion de este tipo. Desde esa perspectiva, las Uniones de la Division Norteamericana
cometieron un gran error cuando le pidieron a la Asociacion General el permiso de ordenar mujeres. Por el
contrario, las Uniones deberian haber seguido la l6gica de James White, que observé repetidamente que todas
las cosas son licitas si no contradice las escrituras y estan en armonia con el sentido comin.(51]
Antes de dejar el tema de la politica tenemos que escuchar otra observacién hecha por Gary Patterson. “Hay”,
escribié, “una percepcién existente de que la Asociacién General no puede violar los reglamentos, que haga lo
que haga constituye un reglamento, pero esto no es asi. La Asociacién General puede violar los reglamentos tan
bien como cualquier otro nivel de la iglesia, siempre y cuando se actiia en contra de las disposiciones de los.
reglamentos. A menos que y hasta que la Asociacion General cambia su reglamento mediante un voto, cualquier
accién contraria a los reglamentos es una violacién. Por lo tanto, las Uniones no estan fuera de los reglamentos
en este asunto de la integracion de género en la ordenacién de ministros. La propia Asociacién General esta
fuera de los reglamentos al entrometerse en donde no tiene autoridad.”[52]
En el congreso de la Asociacion General de 1990, la denominacién vot6 oficialmente no ordenar mujeres al
ministerio del evangelio a causa de “el posible riesgo de la desunién, la discordia, y el desvio de la mision de la
iglesia."[53] Eso fue hace 26 afios y el paso del tiempo ha demostrado que la unidad puede ser fracturada en
més de una direccién . Ya no se trata de dividir la iglesia y dificultando la misiOn. La iglesia ya esta dividida. Y ya
sea que los que estan dentro de la fosa lo reconozcan o no, un numero significativo de jévenes adultos estan
dejando la iglesia sobre este tema, incluso como muchos mas, sin dejar de asistir, prestan oidos sordos ala
autoridad de la iglesia
La denominaci6n necesita darse cuenta que este problema simplemente no va a desaparecer. Algo asi como la
cuestion de la esclavitud en los Estados Unidos desde la década de 1820 hasta la década de 1860, la ordenacion
de mujeres permanecera en el orden del dia, no importa cuanto dinero se gasta en estudiar el tema y no
importa como se toman muchos votos. Sin una conexién adecuada con la base de las escrituras, la legislacion a
nivel mundial de la Asociacién General no sera y no puede traer una solucién,
Yuna vez mas estamos de vuelta a ver la raz6n del porque las Uniones fueron creados en 1901. Es decir, que las
personas en sus campos estan en mejores condiciones para decidir como facilitar la misién en sus areas. Yaqui
podria sugerir que el problema real en 2016 no es a ordenacién de las mujeres, sino el papel de las Uniones. El
problema de la ordenacién es solamente un problema en la superficie. Pero es un problema que no puede ser
evitado. Y aqui tengo que dar marcha atras desde una posicién que sugeri al seminario anual de liderazgo dela
Division Norteamericana en diciembre del 2012. En ese momento me di cuenta que el problema podria ser
resuelto solo por la supresién de la palabra “ordenacién” (que en el sentido que usamos no es biblico) y solo
comisionar a todos los pastores, independientemente del género. Pero he llegado a ver que es como una
manera de escabullirse y evitar la verdadera cuestion de la relacién entre las Uniones y la Asociacion General.
Ese pensamiento me lleva a mi ultimo punto.
Hay una autoridad superior a la de la Asociacién General
Aqui tenemos que recordar el titulo de este articulo: “El Rol que desempefian las Uniones en relaci6n a las
autoridades superiores” - en plural. Aunque que la Asociacién General en congreso puede ser la maxima
autoridad en la tierra, sin embargo, hay una autoridad més alta en el cielo. Ellen White hizo ese punto cuando
escribié en 1901 que “los hombres no son capaces de gobernar la iglesia. Dios es nuestro Gobernante."[54]
Con esto en mente, tenemos que mencionar brevemente varios puntos:
1. Es Dios a través del Espiritu Santo que llama a los pastores y los equipa con los dones espirituales (Ef.
4:11). La iglesia no llama a un pastor.
2. La Ordenacién, tal como la conocemos, no es un concepto biblico, sino uno desarrollado en la historia de
la iglesia primitiva, y Elena White sefiala que eventualmente fue “abusado en gran medida” y una
“injustificable importancia se le ha adherido a este acto."[55]
3, Sin embargo, la imposicién de las manos es un concepto biblico y aparece en la Biblia, leemos en los Los
Hechos de los Apéstoles que era un “reconocimiento piblico” a los que Dios ya habia llamado. Pero esta
ceremonia no afiade ningun poder o calificacién en las personas ordenadas.[56] Con el tiempo, la iglesia
primitiva comenzé a llamar a la ceremonia de la imposicién de manos, como un servicio de ordenacién.
Sin embargo, “la palabra ‘ordenacién’ en espafiol, a la que nos hemos acostumbrado, no se deriva de la
palabra griega que se usa en el Nuevo Testamento, sino del latin ordinare.”[57]
4, La lglesia Adventista del Séptimo Dia reconoce el llamamiento de hombres y mujeres en el ministerio
pastoral de Dios por la imposicién de las manos. Esto es biblico. Pero llama a una ordenacién y a la otra
comisién. Eso no es biblico, Por el contrario, no es mas que un juego de palabras que al parecer tiene
conceptos medievales de la ordenacién en su raiz ya que ciertamente no hay bases para esto nien la
Biblia ni en los escritos de Elena de White.
Y aqui estamos de vuelta a la pregunta que hice al principio. {Estamos felices de ser catélicos en el sentido
tradicional adventista o preferimos ser catélicos romanos? Cuando cualquier organizacién, incluyendo el
adventismo, comienza a imponer las ideas no biblicas en contra de las biblicas, como la vocaci6n pastoral y la
imposicién de las manos como reconocimiento del llamado de Dios, puede estar llegando peligrosamente cerca
dela imitacion de algunos de los més graves errores del catolicismo romano.
Aqui Mateo 18:18 nos es util. Desde la perspectiva de Roma, la idea es que todo lo que los votos de la iglesia en
la tierra son ratificados en el cielo. Pero el griego en el verso realmente dice que “lo que ates en la tierra ya habra
sido atado en los cielos”. El Comentario biblico adventista del séptimo dia dice lo correcto cuando sefiala que
“incluso en este caso la ratificaci6n del cielo de la decision sobre la tierra se llevara a cabo s6lo sila decision se
toma en armonia con los principios del cielo.” [58] Es Dios quien llama. Todo lo que la iglesia puede hacer es
reconocer que el llamado a través del acto biblico de la imposicion de manos.
Después de 115 afios el Adventismo todavia se enfrenta a las dos tentaciones romanas que son el poder
autoritario y autoridad de arriba hacia abajo. Pero, a diferencia de la iglesia antes de la reorganizacién de 1901,
la denominacién tiene ahora la maquinaria en su lugar para rechazar con eficacia el desafio. Sin embargo, le
tocara a algiin historiador en el futuro, que informe sobre si el Adventismo del siglo XXI decidié usar o descartd
por negligencia la maquinaria.
Notas
[1] Por mas informacién acerca del desarrollo de las unions, ver Barry David Oliver, SDA Organizational
Structure: Past, Present and Future (Berrien Springs, Ml: Andrews University Press, 1989); por un bosquejo del
desarrollo de la organizacién adventista, ver George R. Knight, Organizing for Mission and Growth: The
Development of Adventist Church Structure (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2006).
[2] [George |. Butler], Seventh-day Adventist Year Book: 1888 (Battle Creek, Ml: Review and Herald, 1889), p. 50,
citado en Oliver, p. 58; énfasis afiadido.
[3] 0. A. Olsen, “The Movements of Laborers,” Review and Herald, 12 de junio de 1894, p. 379.
[4] General Conference Bulletin, 1913, p. 108.
[5] E. G. White a W. C. y Mary White, 23 de agosto de 1883.
[6] E. G. White a W. W. Prescott y su esposa, 1 de septiembre de 1896.
[7] E.G. White, “The Great Need of the Holy Spirit,” Review and Herald, 16 de julio de 1895, p. 450; énfasis
aiiadido.
[8] E. G. White, Special Testimonies: Series A (Payson, AZ: Leaves-of-Autumn, n.d.) pp. 299, 300.
[9] Erich Baumgartner, “Church Growth and Church Structure: 1901 Reorganization in the light of the Expanding
Missionary Enterprise of the SDA Church,” Seminar Paper, Andrews University, 1987, p. 66.
[10] E. G. White to Ministers of the Australian Conference, Nov. 11, 1894; E. G. White, General Conference Bulletin,
1901, p. 70.
[11] Ver Knight, Organizing, pp. 81-83
[12] General Conference Committee Minutes, 25 de enero de 1893.
[13] General Conference Bulletin, 1913, p. 108; énfasis afiadido.
[14] Oliver, p. 130.
[15] 0. A. Olsen aA. T. Robinson, 25 de octubre de 1892; ver Knight, Organizing, pp. 78-80 por una secuencia de
los eventos.
[16] Ver Knight, Organizing, pp. 76-80.
[17] E.G. White, MS 43a, 1901.
[18] General Conference Bulletin, 1901, p. 26; énfasis afiadido.
[19] A. G. Daniells a George LaMunyon, 7 de octubre de 1901, citado en Gerry Chudleigh, Who Runs the Church?
Understanding the Unity, Structure and Authority of the Seventh-day Adventist Church (n.d.: Advent Source, 2013),
p.18.
[20] E. G. White, MS 26, 3 de abril de 1903; énfasis aitadido.
[21] Chudleigh, p. 18; énfasis afiadido.
[22] Ibid.
[23] General Conference Bulletin, 1901, pp. 69, 464.
[24] E. G. White, “Bring an Offering to the Lord,” Review and Herald, 26 de noviembre de 1901, p.
761.
[25] E. G. White, MS 26, 3 de abril de 1903; General Conference Bulletin, 1901, p. 462.
[26] A. G. Daniells a E. R. Palmer, 28 de agosto de 28, 1901; citado en Chudleigh, p. 16; énfasis afiadido.
[27] General Conference Bulletin, 1903, p. 18.
[28] E.G. White a J. Arthur, 14 de enero de 1903; énfasis afiadido.
[29] J. H. Kellogg a W. C. White, 7 de agosto de 1895; C. H. Parsons a A. G. Daniells, 6 de julio de 1903.
[30] E. G. White, MS 26, 3 de abril de 1903.
[31] E. G. White a A. G. Daniels y sus compafieros de trabajo, 12 de abril de 1903.
[32] Ver Oliver, p. 202, n. 3.
[33] E. G. White al Comité de la Asociacio General y el Comité Editorial de la Review and Herald y Pacific Press, &
de abril de 1894; ver también E. G. White, Testimonies for the Church (Mountain View, CA: Pacific Press, 1948), vol.
9, pp. 259, 260.
[34] A. G. Daniells, European Conference Bulletin, p. 2, citado en Oliver, p. 320.
[35] Ver George R. Knight, A. T. Jones: Point Man on Adventism’s Charismatic Frontier (Hagerstown, MD: Review
and Herald, 2011), pp. 213-215.
[36] Oliver, pp. 317 n.2, 341
[37] Ibid., pp. 346, 338, 339, 355, 345 n.1, 340; énfasis afiadido.
[38] Chudleigh, pp. 31-37.
[39] J. White, “Organization,” Review and Herald, 5 de agosto de 1873, p. 60.
[40] “Sixteenth Annual Session of the General Conference of S. D. Adventists,” Review and Herald, 4 de octubre
de 1877, p. 106; énfasis afiadido.
[41] E.G. White, MS 33, 1891.
[42] E. G. White a hombres que ocupan puestos de responsabilidad, 1 de julio de 1896.
[43] E. G. White, MS 37, Apr. 1901.
[44] Oliver, pp. 98, 99.
[45] E. G. White, Testimonies, vol. 9, pp. 261, 262.
[46] “Sixteenth Annual Session,” Review and Herald, 4 de octubre de 1877, p. 106.
[47] Ver Working Policy of the General Conference of Seventh-day Adventists, L 50.
[48] General Conference Secretariat, “Unions and Ordination to the Gospel Ministry”; ver Working Policy L 35
como la base de discusién.
[49] Gary Patterson, critica sin titulo del documento de la Secretariat “Unions and Ordination,” p. 1.
[50] “Sixteenth Annual Session,” Review and Herald, 4 de octubre de 1877, p. 106.
[51] James White, “Making Us a Home,” Review and Herald, 26 de abril de 1860, p. 180; George R. Knight,
“Ecclesiastical Deadlock: James White Solves a Problem that Had No Answer,” Ministry, Julio de 2014, pp. 9-13.
[52] [Gary Patterson], “Does the General Conference Have Authority?” p. 9.
[53] “Session Actions,” Adventist Review, 13 de julio de 1990, p. 15.
[54] E. G. White, MS 35, 1901.
[55] E. G. White, Acts of the Apostles (Mountain View, CA: Pacific Press, 1911), p. 162; ver también mi sermén
sobre “El significado biblico de la ordenacién” en YouTube y otros medios.
[56] Ibid., pp. 161, 162.
[57] Russell L. Staples, “A Theological Understanding of Ordination,” en Nancy Vyhmeister, ed., Women in
Ministry: Biblical and Historical Perspectives (Berrien Springs, Ml: Andrews University Press, 1998), p. 139.
[58] Francis D. Nichol, ed., Seventh-day Adventist Bible Commentary, vol. 5, p. 448