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LA ENSEANZA DEL LICURGO

(Ancdota)
Rogaron una vez al sabio Licurgo que
pronunciara un discurso sobre las ventajas
de la educacin, con el objeto de que el
pueblo, influido por su autorizada voz, se
dedicara a ensear a sus hijos las reglas de
la buena moral. Accedi el sabio a ello, mas
pidi un ao de plazo. Pero es que acaso
no improvisaba en dos minutos arengas que conmovan y
arrastraban a las muchedumbres? Sin embargo, se convino en
concederle el plazo que deseaba.

Pasado el ao, se present Licurgo en la plaza pblica donde


el pueblo lo esperaba ansioso. Lleg llevando dos perros y dos
liebres. Sin decir palabra, solt una liebre y en seguida un perro.
Este se lanz sobre el pobre animalito y lo mat, devorando sus
entraas an palpitantes.
Luego dio libertad a la otra liebre y al segundo perro. No hizo
este can lo de su compaero, sino que se acerc a la liebre, le
prodig mil caricias y se puso a jugar con ella, como si fuera su
mejor amigo. Entonces Licurgo dijo:
- He aqu los efectos de la educacin. He pasado un ao
educando a este perro y ensendole a que no haga dao a la
liebre. El otro no ha sido educado: por eso no obedece sino a
instintos brutales. Igual que el primer perro, el hombre sin
educacin se dejar arrastrar slo por sus pasiones y devorar
todo lo que se oponga a ellas. Piensa y escoge qu quieres que
sean tus hijos.

El pueblo, entusiasmado, llev a Licurgo en hombros.

Autor:
lvaro Yunque (argentino)

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