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1-LITERATURA ESPAÑOLA S.

XVIII (ver ficha)

2-ROMANTICISMO
El romanticismo apareció en primer lugar en Alemania. Se extendió por
Europa en las dos primeras décadas del siglo XIX. A España llega mas
tarde porque hay que esperar a la muerte Fernando VII, en 1833, cuando
los liberales exiliados regresaron con las ideas románticas que pronto
triunfarían aquí.

El movimiento romántico propugna la rebelión del individuo contra


cualquier norma que le impida expresar sus propios sentimientos, el deseo
de libertad absoluta y la búsqueda de la belleza. La desesperación y el
desengaño son características propias, como consecuencia de la frustración
del individuo al enfrentar sus ideas de libertad y belleza con el mundo que
le rodea.

Frente a las pretensiones didácticas del teatro neoclásico, los románticos


defienden un teatro sin normas con escenarios muy variados y un tiempo
que se acorta o se alarga a gusto del autor, mezclan la prosa y el verso, lo
trágico y lo cómico, buscan su inspiración en los temas medievales y
presentan a un héroe individual dominado por las pasiones. Las obras
románticas tienen un tono vibrante, en ellas abundan las escenas violentas:
raptos, violaciones, duelos, suicidios, ambientes sepulcrales...

Frente al teatro neoclásico, que nunca contó con el favor del público, el
teatro romántico conoció en España un enorme, aunque efímero éxito. Con
Antonio García Gutiérrez, autor de El Trovador, empezó la costumbre de
que autor y actores salieran a saludar después de la representación.

El introductor del romanticismo en España es el duque de Rivas con la


obra Don Álvaro o la fuerza del sino, que tuvo un gran éxito.

Juan Eugenio Hatzenbusch se basó en una antigua leyenda para crear Los
amantes de Teruel, otra de las grandes obras románticas.

Pero el dramaturgo que alcanzó un éxito mayor fue José Zorrilla, con Don
Juan Tenorio. Basándose en una obra del teatro del Siglo de Oro El
burlador de Sevilla y convidado de piedra de Tirso de Molina, crea un
drama esencialmente romántico en el que el seductor es redimido por la
fuerza del amor. Es una de las obra del teatro español mas representad a
través del tiempo.

En España el movimiento romántico llega muy tarde. No hay antes de 1830


obras propiamente románticas e incluso algún autor como Bécquer o
Rosalía de Castro publican en la segunda mitad del siglo XIX.

En la poesía romántica española hay dos tendencias fundamentales. Por un


lado, una poesía de carácter histórico-legendario, de estilo grandilocuente
representada por el duque de Rivas, Espronceda y Zorrilla, y por otro una
poesía de carácter lírico y sentimental, más subjetiva e intimista y más
sobria en recursos estilísticos, a esta corriente pertenecen Bécquer y
Rosalía de Castro.

En general esta poesía se caracteriza por la evasión de la realidad,


refugiándose en un mundo de ensueño y fantasía: por la búsqueda de
paisajes exóticos y lejanos, situando las obras en épocas lejanas,
preferentemente en la Edad Media. Los sentimientos dominantes son la
melancolía, la tristeza, la desesperación, la soledad y la desolación por el
amor perdido.

La prosa romántica es menos importante que la poesía o el teatro a pesar de


que el auge del periodismo contribuyó de forma decisiva al desarrollo de la
narrativa.

Las formas principales en las que se manifiesta la prosa romántica son las
siguientes:

 La novela histórica es una consecuencia del deseo romántico de


evadirse del presente, por eso suelen ambientarse en la Edad Media.
A este tipo pertenecen El doncel de don Enrique el Doliente de
Mariano José de Larra y El señor de Bembibre de Enrique Gil y
Carrasco.

 El cuadro de costumbres. Son narraciones breves, publicadas en los


periódicos, en las que se retrata el habla y las costumbres de
personajes populares, de forma idealizada y pintoresca y con ciertos
toques de humor. Los principales escritores costumbristas son:
Ramón Mesonero Romanos: Escenas matritenses, y Serafín
Estébanez Calderón: Escenas andaluzas.
 El folletín es un tipo de narración que se difunde por los periódicos o
en entregas independientes. Presenta complicados conflictos
sentimentales, con múltiples peripecias protagonizados por
personajes-tipo

3-REALISMO Y NATURALISMO

El realismo es un movimiento cultural que aparece en la segunda mitad del


siglo XIX, como consecuencia de las circunstancias sociales de la época: la
consolidación de la burguesía como clase dominante, la industrialización,
el crecimiento urbano y la aparición del proletariado. En principio, es una
reacción contra el idealismo característico del romanticismo. Según una
definición de la época: el realismo pretende la reproducción exacta,
sincera, completa del ambiente social y de la época en que vivimos, esta
reproducción debe ser lo más sencilla posible para que todos la
comprendan.

La novela es el género literario característico de este movimiento. Esta


novela vive del público burgués, y si en muchos casos, el autor se limita a
emocionar con intrigas o a sustentar los principios morales propios de la
burguesía, en otras critica a la sociedad burguesa desde dentro con
propósito de retratarla y reformarla.

Un tema presente en muchas novelas realistas es la lucha entre la sociedad


y el individuo, por eso tiene una excepcional importancia el tema del
adulterio: en un matrimonio impuesto por convenciones sociales, las
mujeres sin libertad y sin actividad sueñan con un amante como evasión:
Madame Bovary de Flaubert, Ana Karenina de Tolstoi o La Regenta de
Clarín.

El realismo tiene su origen en Francia. A Balzac, La Comedia humana, se


le considera el fundador del movimiento. En España se consolida a partir
de 1868. Los principales representantes de este movimiento son: Juan
Valera, José Maria de Pereda, Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas
"Clarín" y Emilia Pardo Bazán.

Además de La Regenta, ya citada, son novelas fundamentales de este


movimiento las llamadas "novelas de la vida contemporánea", de Benito
Pérez Galdós. Más de veinte novelas, casi todas ellas situadas en Madrid,
en las que el autor, liberado de los planteamientos ideológicos, que sostenía
en las novelas de la primera época, consigue a través de múltiples
personajes un fresco de la vida madrileña de finales del XIX. Entre estas
novelas debemos citar a la primera de ellas, La desheredada, en la que una
joven demente encerrada en un manicomio se cree descendiente de un
aristócrata y acaba en la prostitución; Miau, en donde se narran las
penalidades de un cesante durante la época del turno pacífico de los
gobiernos liberales y conservadores del siglo XIX, Misericordia es un
retrato del mundo de la mendicidad madrileña y sobre todo a Fortunata y
Jacinta, una de las mejores novelas de la literatura española.

Esta obra en la que se mezclan, como en muchas novelas de Galdós, los


elementos de ficción y los históricos lleva como subtítulo Dos historias de
casadas, porque en ella se nos narran las aventuras de Juanito Santa Cruz,
señorito de la burguesía acomodada madrileña, casado con su prima
Jacinta, que mantiene relaciones con Fortunata, una muchacha muy
hermosa, perteneciente al pueblo llano. Cuando Fortunata se queda
embarazada Santa Cruz la abandona y ésta acaba en el mundo de la
prostitución, del que sale para casarse con Maximiliano Rubín, aunque no
puede olvidar su atracción por Santa Cruz.

Pero el libro es mucho más que el relato de unos adulterios. A través de la


diversidad de personajes y ambientes el autor reconstruye la vida social
madrileña del último tercio del siglo pasado; los salones de la aristocracia,
la burguesía comerciante, los mendigos y el ambiente político de la I
República y de la Restauración monárquica.

Los Pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán, es una novela a medio camino
entre el Realismo y el Naturalismo. Se sitúa en una Galicia rural y apartada,
en donde la vida transcurre marcada por la religión, la brujería, la política y
las pasiones más elementales. La fuerza descriptiva, la narración de la
decadencia de la aristocracia rural y la presentación de la intensidad de las
pasiones son sus aspectos más significativos.

4-MODERNISMO
Modernismo es un término general que afecta a todas las artes y que indica
una corriente de renovación artística común al arte occidental de principios
del siglo XX, al que se conoce como "art nouveau" en Francia y "modern
style", en los países anglosajones.

Podemos definirlo como un movimiento artístico que busca el refinamiento


en la ornamentación y la fantasía en las formas.
Sus antecedentes están en la estética parnasiana con su búsqueda de un
arte aséptico, de "el arte por el arte"; en el decadentismo finisecular que
se sitúa al margen de la sociedad, atacando a la burguesía y a su moral
hipócrita; y en el simbolismo, que utiliza el símbolo como mecanismo
poético fundamental.

El introductor del modernismo en España es el poeta nicaragüense Rubén


Darío. En sus obras, "Azul" o "Cantos de vida y esperanza" están
presentes todas las características del movimiento: búsqueda de la belleza,
desinterés por la dimensión social del arte, sugerencia del símbolo,
musicalidad de los versos, correspondencia entre los estados de animo del
poeta y el paso de las estaciones sobre la naturaleza.

En España modernismo y generación del 98 son dos movimientos


simultáneos que tienen el mismo origen: insatisfacción ante la literatura de
la época y búsqueda de un lenguaje nuevo, es la respuesta del artista al
mundo burgués en el que vive, mostrando su desprecio por la
mercantilización del arte. Son dos formas de reaccionar ante la crisis fin de
siglo, el modernismo busca un mundo estético basado en su rebeldía ante
los valores burgueses, crean una lengua artística muy elaborada, separada
de la lengua habitual y a la que sólo tienen acceso los iniciados, mientras
que los hombres del 98, no intentan la construcción de un mundo paralelo,
sino que tratan de interpretar el existente, aceptan la realidad tratando de
reformarla, para ello intentan una revisión intelectual en busca de la esencia
de España, de una España que sin abandonar sus raíces tenga posibilidad de
cambio.

Muchos escritores noventayochistas tuvieron su etapa modernista: Antonio


Machado, Valle. Inclán etc.

5-POESIA MACHADO Y JUAN RAMON


JIMENEZ (ver ficha)

6-GRUPO POETICO 27

La generación del 27, llamada así por el homenaje en honor a Góngora que
celebraron en 1927, es una de las generaciones literarias más importantes
de la historia de la literatura española. Es sobre todo una generación de
poetas, pues con excepción de Federico García Lorca que cultivó el teatro
con gran brillantez, lo mejor de la obra del resto está en su poesía.

La generación del 27 tiene una primera etapa anterior a 1936 en la que casi
todos sus miembros discurren por caminos paralelos. Esta generación, eco
de numerosas corrientes, cultiva la vanguardia en sus distintas versiones: el
ultraísmo y el creacionismo con Gerardo Diego, Manual de espumas, el
futurismo en Cal y Canto de Alberti, el surrealismo de Lorca en Poeta en
Nueva York, Cernuda, Un río un amor o Aleixandre, Espadas como
labios.

Salinas y Guillen se inclinan hacia una poesía pura, depurada de todo


aquello que no sea emoción lírica en La voz a ti debida del primero o
Cántico del segundo.

Además cultivan en estas primeras etapas una poesía neopopular Alberti


con Marinero en tierra, y Lorca con El Romancero Gitano entre otros, o
bien una poesía de raíz clásica inspirada en Garcilaso, Lope o Góngora
como Gerardo Diego con Versos humanos.

Después de la guerra la trayectoria de estos poetas es muy diferente. Lorca


ha muerto, Alberti, Guillén Cernuda y Salinas están en el exilio, los dos
últimos morirán en él. Allí continúan escribiendo una poesía alejada del
entusiasmo de sus primeras horas. Para Guillén ha llegado la hora de
Clamor, Salinas espera volver algún día en El confiado, Alberti tiñe de
melancolía Baladas y canciones del Paraná y a Cernuda le obsesiona el
final en Con las horas contadas o Desesperación de la quimera.

Dámaso Alonso, que antes de la guerra había cultivado la poesía sólo de


manera tangencial, pública en 1944 Hijos de la ira que, junto con Sombra
del paraíso de Vicente Aleixandre, constituyen un punto de inflexión en la
poesía de posguerra y tendrán una influencia decisiva en los poetas de las
generaciones siguientes.

7-NOVELA ESPAÑOLA ANTES GUERRA CIVIL


Podemos definir la generación del 98, de una manera amplia, como un
conjunto de escritores, pensadores, científicos, artistas etc., que se sienten
profundamente afectados por la crisis de valores de fines del XIX; y, que
creen que la guerra de 1898, y la pérdida de los últimos restos de lo que
había sido el imperio español, es un momento adecuado para la
regeneración moral, social y cultural del país.
La novelistas de esta generación son Unamuno, Baroja, Azorín y Valle-
Inclán. Los cuatro suponen una superación del realismo decimonónico
bien creando novelas existenciales como Unamuno, experimentando como
Azorín o Valle-Inclán o renovando el viejo realismo como Baroja.
Unamuno rompe con la novela tradicional en el sentido en que todo ella es
desnudo relato. La situación sólo es el pretexto para que se muestre la
personalidad de los personajes. Los temas que trata son de carácter
filosófico: el destino del hombre, la perduración del hombre concreto, la
muerte y la nada como final de la vida, el sentido de ésta, la impotencia de
la razón para comprender la vida.
Citamos a continuación alguna de sus principales novelas:
Amor y pedagogía. La primera novela renovadora de esta generación es
una sátira del positivismo científico.
Niebla: Una novela existencial, en la que la niebla es el símbolo de la
angustia en el que se mueven unos personajes polarizados entre la ficción y
la realidad. Es interesante la forma en la que Unamuno plantea la relación
entre el escritor y su personaje, Augusto Pérez.
En Abel Sánchez a través de Joaquín Montenegro vemos el tema de la
envidia en la vida española.
El tema de la maternidad espiritual lo trata en La tía Tula, y la angustia que
provoca la falta de fe y el deseo de tenerla en San Manuel Bueno.
Valle-inclán pasa del impresionismo modernista de las cuatro Sonatas al
expresionismo esperpéntico de Tirano Banderas que es una historia
caricaturesca y sangrienta de una dictadura americana.
La etapa intermedia la constituyen las novelas de la guerra carlista: Los
cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera, Gerifaltes de antaño.
En el conjunto de novelas de El Ruedo Ibérico Valle nos muestra una
España infrarreal, estilizada hasta lo grotesco, trasunto de los años de la
dictadura de Primo de Rivera en los que Valle escribe esta trilogía
compuesta por La Corte de los Milagros, Viva mi dueño y Baza de
Espadas.
Azorín utiliza la novela como soporte de sus innovaciones literarias desde
novelas de la primera etapa como Las confesiones de un pequeño filósofo
a las novelas objetivistas de la última como Don Juan o Doña Inés.
Las novelas de Baroja se caracterizan por ser el relato biográfico de un
personaje central concebido ideológicamente, por lo que tiende a manipular
el relato, seleccionando y adaptando los incidentes de manera que se
ajusten al tema. Los acontecimientos se suceden en el mismo orden que
afectan al héroe, en raras ocasiones un personaje secundario tiene
importancia, escaso interés por el amor y las heroínas.
Muchas de sus obras están agrupadas en trilogías, unas veces unidas por el
tema y otras de manera arbitraria.
Entra las más conocidas están: Tierra vasca, La lucha por la vida
compuesta por La busca, Mala hierba y Aurora roja, la tetralogía de El
mar en la que destaca Las inquietudes de Shanti Andía y una de sus
novelas más importantes El árbol de la ciencia, dentro de la trilogía La
raza.

8- TEATRO ESPAÑOL ANTES GUERRA CIVIL

La escena española tiene poco que ofrecer a la cultura europea en los


primeros años del siglo XX. El teatro español se resistía a las tendencias
experimentales que se daban en Europa durante esta época. Aunque hubo
autores como Valle-Inclán o Unamuno que se adelantaron a su época,
chocaron con un público que no admitió su tipo de teatro por lo que sus
innovaciones tuvieron escasa o nula trascendencia. Carlos Arniches y
Jacinto Benavente son los autores representativos del teatro comercial
que, por otro lado, tenía una gran vitalidad.

Dentro del teatro tradicional hay un teatro poético escrito en verso


especializado en temas históricos y cuyos representantes máximos son
Eduardo Marquina y Francisco Villaespesa. Carlos Arniches es el autor
más representativo del teatro cómico. Se hizo famoso por sus sainetes de
ambiente castizo madrileño como ¡Que viene mi marido! y por sus
tragedias grotescas como La señorita de Trévelez. El teatro de Jacinto
Benavente es un teatro realista y comedido. Fue el autor preferido de la
burguesía desde su primera obra Gente conocida, hasta las últimas como
Titania. Su teatro se caracteriza por la ausencia de conflictos grave y por
ejercer una crítica muy suave. Los intereses creados es su obra más
famosa. Dentro de los intentos de renovación teatral hay que citar a
Unamuno que utilizó el teatro como método de conocimiento por medio de
unos extraños dramas esquemáticos a los que llamó drumas como El otro o
Soledad y a Azorín con un teatro antirrealista, y sin conflictos como en
Old Spain. Valle-Inclán es la máxima figura del teatro español del siglo
XX. Empezó a escribir teatro en 1905 y durante 20 años fue su principal
ocupación. Para él, el teatro es un espectáculo total, usa técnicas
cinematográficas y experimenta constantemente. Expresa su repulsa ante la
sociedad contemporánea de dos maneras, o mediante la evasión artificiosa
o con el sarcasmo más mordaz. Su primer teatro es de tipo modernista: El
Marqués de Bradomín. Después de la etapa intermedia del ciclo mítico
formada por las Comedias bárbaras y Divinas Palabras, en la que utiliza
Galicia como fondo para dar una visión del mundo en el que las fuerzas del
mal y la destrucción rigen la existencia de los hombres, llegamos a la
creación genial de Valle, el esperpento, una visión grotesca, deformada de
la realidad que le sirve como reflejo de la época que le tocó vivir Luces de
Bohemia, la obra en la que nos cuenta las últimas horas de un poeta pobre
y ciego, Max Estrella en una noche de invierno madrileño, en el ambiente
habitual de violencia y caos es su obra más representativa.

Con la llegada de la Segunda República en 1931 y el apoyo decidido que


prestó al teatro a través de Las Misiones Pedagógicas, o de La Barraca de
Federico García Lorca, el teatro vanguardista de Pedro Salinas, Rafael
Alberti, Miguel Hernández, Max Aub, o del propio Lorca, tuvo lugar
para desarrollarse. El teatro de Lorca es el más importante de su
generación. Empieza por un teatro de tipo poético en Mariana Pineda,
pasa por la fase vanguardista de Así que pasen cinco años, y termina con
las grandes tragedias de la última etapa, caracterizadas por el sentido social,
el ansía de libertad, de justicia y de realización personal. Sus tres grandes
tragedias llamadas por él la Trilogía dramática de la vida española son
Bodas de Sangre, Yerma, y sobre todo su obra maestra La casa de
Bernarda Alba, escrita en 1936.

9- POESIA ESPAÑOLA POSTERIOR GUERRA


CIVIL

Dejando aparte a los poetas de la generación del 27 como Rafael Alberti o


Jorge Guillén y alguno de generaciones anteriores como Juan Ramón
Jiménez o León Felipe, que pasan las primeras décadas de posguerra en el
exilio, las principales tendencias de la poesía de posguerra son:

Garcilasismo. Un grupo de poetas de la llamada generación del 36: Luis


Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo
escriben una poesía en estrofas tradicionales en la que no hay ninguna
referencia a la desoladora realidad circundante de esos años. Sus temas son
los eternos de la poesía: el amor, la muerte, Dios. A esta tendencia
pertenecen libros como Ángeles de Compostela o Alondra de verdad del
poeta de la generación del 27 Gerardo Diego.

En 1944 se publican dos libros: Sombra del Paraíso de Vicente


Aleixandre e Hijos de la ira de Dámaso Alonso, en los que se manifiestan
tendencias que estarán en vigor durante más de una década. Escritos en
verso libre y con alusiones a la realidad inmediata. Con el último se inicia
la poesía española contemporánea, frente al lenguaje preciosista de los
garcilasistas este libro ofrece un lenguaje crispado y violento.

Hacia 1950 hay tres tendencias dominantes: la poesía desarraigada, la


poesía arraigada y la poesía social. La primera presenta al mundo como
caos y como angustia y mediante la poesía se buscan orden y análisis. Esta
corriente se agrupa alrededor de la revista Espadaña. En la línea de poesía
arraigada están los poetas que se llaman a si mismos Juventud creadora, y
que publican en la revista Garcilaso. Los poetas buscan sus raíces en Dios,
la tierra y la familia. Tienen una visión optimista y esperanzada, del mundo
y de la vida y prefieren las formas métricas clásicas. La poesía social es una
poesía objetiva y de denuncia que parte del clima creado por la revista
Espadaña. Los poetas de esta tendencia deciden convertirse en testigos de
la vida cotidiana, escriben con un lenguaje accesible y dan un predominio
total al contenido del poema. En ellos denuncian las injusticias sociales y la
situación política de España. A esta corriente pertenecen poetas como José
Hierro, Gabriel Celaya, Blas de Otero.

La segunda generación de posguerra. Para poetas posteriores como


Ángel González, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, Jaime Gil de
Biedma la poesía es sobre todo un método de conocimiento, sin renunciar
por ello a que sea también vehículo de comunicación. Aunque suelen
emplear el verso libre son más exigentes en cuanto al lenguaje poético que
la generación anterior.

Los novísimos. En 1963 Pedro Gimferrer, publica Arde el mar, que


supone una ruptura con la poesía inmediatamente anterior. Alrededor de él
se agrupa una serie de poetas reunidos en 1968 en la antología de Nueve
novísimos poetas españoles. La máxima preocupación de su poesía es la
forma, se alejan de preocupaciones sociales y políticas, hacen constantes
referencias en sus poemas a motivos exóticos, culturales y culturalistas con
una artificiosidad que recuerda a los modernistas y utilizan procedimientos
de carácter surrealista.

Las últimas generaciones de poetas son difíciles de clasificar. En general se


caracterizan por un lenguaje poético muy cuidado, huyen de la poesía
comprometida y atenúan el barroquismo y el culturalismo de los poetas de
la generación de los novísimos.
10- NOVELA ESPAÑOLA POSTERIOR GUERRA
CIVIL (ver fichas)

11- TEATRO ESPAÑOL DESDE GUERRA A


AHORA

El movimiento de renovación teatral que, impulsado en los años 20 y 30


por autores como Valle-Inclán o García Lorca, encontró en el ambiente
cultural de la segunda República un marco idóneo para su evolución y
proyección, se vio truncado por la guerra civil y, en la inmediata posguerra,
por una serie de condicionamientos ideológicos, como la censura, y
comerciales, como la política mercantilista de hacer teatro en función del
público burgués, que hicieron inviable durante muchas décadas un teatro
abierto y renovador.

En el teatro específicamente de posguerra, la década del 39 al 49, los


escenarios españoles se nutren de piezas de autores tradicionales que ya
habían estrenado antes de la guerra: Arniches, Marquina, Benavente etc.

En esta misma década hay que mencionar dentro del teatro del humor a los
escritores Enrique Jardiel Poncela, creador de un teatro de lo inverosímil,
nuevo y audaz, de lo que es una buena prueba: Eloisa está debajo de un
almendro, y Miguel Mihura: Tres sombreros de copa o Sublime
decisión.

Fuera de España los escritores exilados como Rafael Alberti: Noche de


guerra en el museo del Prado o Alejandro Casona: La dama del Alba,
siguen escribiendo teatro, aunque apenas tuvieron posibilidades de llevarlo
a escena.

A partir de 1949 aparece un teatro marcado por preocupaciones


existencialistas y por tendencias de tipo social, que empieza a presentar
sobre el escenario la realidad española, de una forma cada vez más crítica.

El estreno en 1949 de Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo


significa el comienzo de este tipo de teatro de protesta y denuncia que
Buero seguirá cultivando a lo largo de su vida.
Alfonso Sastre es otro exponente de este teatro inconformista. Pretendió
hacer del teatro un arma de denuncia y crítica social tanto con la creación
de grupos teatrales, como con manifiestos o con sus obras: La mordaza,
Escuadra hacia la muerte etc.

Al igual que en los años 50 y en los primeros 60, los autores españoles
escriben novelas neo-realistas y poemas sociales, toda una generación de
dramaturgos retratan en sus obras la explotación del hombre, la injusticia
social, la alienación etc. Entre estos escritores están Lauro Olmo: La
camisa, José Martín Recuerda: Las salvajes de Puente san Gil, José
María Rodríguez Méndez: Los inocentes de la Moncloa, etc.

A lo largo de las décadas de los 60 y 70 empieza a aparecer un teatro


renovador que trata de experimentar con nuevas fórmulas teatrales, aunque
por los condicionamientos comerciales e ideológicos mencionados
anteriormente, quedará frecuentemente como un teatro de minorías, al
margen, muy a menudo, de los circuitos comerciales. Además de
Fernando Arrabal o Francisco Nieva, Buero Vallejo se incorpora a la
tendencia experimental en obras como La doble historia del Doctor
Valmy o El tragaluz.

En estas décadas aparecen los grupos de teatro independiente como


Tábano o Los goliardos ya desaparecidos, y otros como Els Joglars,
Dagoll-Dagom o Els Comediants que siguen representando hasta hoy.

Hoy el teatro en España es un género literario a cuya vitalidad contribuyen


determinadas circunstancias:
• Algunos autores que como José Sanchis Sinisterra con ¡Ay Carmela! o
José Luis Alonso de Santos con Bajarse al moro han tenido grandes
éxitos de crítica y público.
• El surgimiento de Centros Dramáticos Nacionales, en diversas
autonomías, especialmente en Madrid y Barcelona.
• Las producciones colectivas de grupos como los ya mencionados o La
Fura dels Baus, que hacen un teatro provocador y rupturista que atrae a las
generaciones más jóvenes.
• La aparición de talleres de teatro que contribuyen a la formación de
actores y directores.
12- NARRATIVA HISPANOAMERICANA (ver
fichas)

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