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6 EL ARTE PUNLICO EN LA ESCENA URBANA EL ARTE EN LA ESCENA URBANA MARIA ELENA RaMOs Al concentramos en obras en ciudad, sehalaremos dos eategoriasnitidas: arte que remite ala ma vida urbana, y asi, autorreferencialmente, nuestra la misma ciudad en que se muestra. Y, por otra parte, un arte sobre 10 ~el amor, Jo sagrado, la guerra, la naturaleza, los cjelos de la vida~ 0 sobre temas del hombre contemporaneo. Al exponer: ce enciudad, ésta es la gran divulgadora para que mayores piiblicos tengan poteacial acceso a esos contenidos nuevos o eternos. Este estudio alnonda- saen el arte que se realiza en ciudades latinoamericanas, abiertos y soportes para la creacion Hay una dimension que se genera entre el artista que hace obra y Ia ciu- dad en que la hace ser. El artista revela en esa obra ciertas esencias de lo urbano, pero también al crearla constituye ciudad, estableciendo lugares ___permanentes 0 efimeros. Asi, el artista tanto concede como dispone, tanto se adapta, acepta y contimia como funda e inicia. Tanto descubre como inventa. Dice Martin Heidegger (1970, p. 11a) que la plastica seria la corpo- izacion de sitios, “permitiendo la presencia de las cosas en ese instante, y cl habitar del hombre en medio de las cosas”. Asi, cada obra plenamente lograda lo sera en la ciudad doblemente: como logrado arte mismo y como una manifestacin que no s6lo deja ver algo esencial ~de la cindad 0 del hombre~ sino que, mis ain, lo hace ser is plenamente. No sélo es arte que se realiza en ciudad, sino uno capaz, aunque fragmentariamente, de ngrarla. De realizar ciudad, trayendo a lo sen- sible aspectos esen cualquier tema eter la vex museos, Arte de la eae, de rincones, de garajes, arte para ser hecho debujo de ls tierra del pargue urbane, TERAN, 1 ARTE QUE SE REFIERE A CIUDAD. ARTE QUE SE REALIZA EN CIUDAD Hay un arte que nos es contemporaneo y se refiere a ciudad. Hay un arie que nos es contempordneo y s¢ realiza en ciudad. En el primer caso, mu- seos, galerias y bienales acogen obras sobre ciudad, tema que se reitera y no s6lo en la plastica sino, a to largo de los siglo: de modo relevante en el gran lenguaje del siglo Xx, el cine. Del segundo caso obras en ciudad- bien podria hacerse un recorrido desde el igora, el anfiteatro, los bardos nomadas y teatreros del sociodrama, hasta los nue: idades de hoy. En nuestras ciudades el factor estético se da de manera permanente arquitectura o grifia de identidades corporativas, en puentes aerodindm cos que atraviesan el espacio o en diversidad humana de etnias y gestu: dad. El arte no llega a producir percepcion estética en un espacio libre, sino que llega a compartir, o a competir, en ambito ya hiperestético. Dice Wolfgang Welsch (1997, p. 121): “Si el arte en espacios piblicos tiene all algiin sentido, enionces no puede ser el de una est ced teatro y vos lenguajes ei LA RELACION ARTE-CIUDAD EN AMERICA LATINA, En Notas sobve la inteligencia americana, sefiala Alfonso Reyes (1983, p. 20) tes de ser descubierta, América era ya presentida en los suefios de la Poesia y los atisbos de la ciencia”, América Latina, vista desde fuera bajo el signo de la utopia, “ha de vivir como si se preparase siempre a real Suefio que su descubrimiento provocé entre los pensadores de Europa, el Sueio de la utopia, de la repiblica feliz” (Reyes 1983, p. 14). Pero a dife: tencia del exotismo oriental, “puramente pintoresco o estético”, este exo- {ismo americano llevaria un izacién em Su sentido debe estar en otra parte. Y propone la resistenci te estetizacién del espacio piiblico, asi como la extraiieza, la disrupci6n, !8 interrupeién y Ia alteridad como categorias determinantes para la accion del arte en las en ciudades intencién politica y moral Nos preguntaremos tanto por las peculiaridadles del arte en América Lati- a como también en qué sentidos es éste, simplemente, un arte del mundo, como sugiere José Jiménez (2001, p. 53): “Al menos en el terreno de las les, caracteristicas ~agregamos— de particular pertinen {inoamericanas. ” 25 nos, sas que primer mundo”. Haremos un recorrido 4 de sus realidades significativas: porque lo son en si mismas, porque lo 505 para una caracterizacién de nuestro continente y porque lo son para} actual y el que se prevé para tiempos venideros. Algunas de esiac de hunde sus raices mas profandas e} qyuntura mundial; y asi como nacieron también pararon de golpe y, sino jnusicron, suftieron o sufren letargo de mucho tiempo, a veces de siglos. “slgunas recobraron cierta vida, muchas veces debido al turismo, como Poto ‘Ouro Preto, Para reno ~como cl narcotrifico o el contrabando— siguen en su patética sobre tivencia: Mompox, Managua, diversas ciudades de Chiquitania, Iquitos. = Presencia insustituible de la fiesta, sentido kidico, ritmo y musicalidad onnaturales al ser latinoamericano, = Relaci6n entre lo popular y lo culto en una misma manifestacién. jo que vemos en ciudades latinoamerieanay © Colonia; otras, capturadas por algin oscuro fené- lads: ~ Subdesarrollo visible: radicales diferencias de clases, deterioro de hitos de la modernidad, entronizacién del rancho = Crecimiento y estetizaciin de algunas urbes latinoamericanas y, pay lelamente, progresivo deterioro de otras. Incidencia de politicas cen y regionales en virtudes y vicios de la vida urbana. — Revoluciones de izquierda que suelen expresarse en caos y rettocrso. urbano, dictaduras de derecha que suelen mantener urbes cuidadas, tras ica fachada se hinca, igualmente o mas, hierve- la sangre El componente naturaleza, realidad preponderante y razén de equilibrio es frente al deterioro urbano, fuente de belleza y tema para un arte de lo trigico yylo sublime. Los ejes naturales son afectos vinculantes fandamentales: ciu dad-montafa, ciudad-costa, ciudad-canal, ciudad-rio, ciudad-volcan. Blanca Strepponi (1996, pp. 13-14) sefiala diferencias entre Buenos Aires, a la que Ila natural ima pernicioso, la tierra bajo el asfalo, dada “en un valle de gracia, en un espacio robado a la n = Renovados desastres naturales en sitios de alta densidad poblaci precaria educacién ciudadana y débiles sistemas de prevencidn. Desastres autifciales que el hombre genera en su expansién 0 su marginalidad: rios convertidos en cloacas, aire enrarecido por el neblumo, mezcla de neblina Y smog —naturaleza e industria~. Motivos criticos y, ala vez, nuevas atmos feras que el arte reerea, = Sincretismos entre el cristianismo ~catdlico, evangélico~ y cultos aft anos, indigenas, orientales. Lo sagrado ~pero también la ironia desacr zadora~ como dos fuerzas en las culturas y el arte = Naci ferismos, populismos en variadas mixturas con lo idiosineratico y la estructura de prejuicios. Si los puntos anteriores hablan de semejanzas y reiteraciones, hay temas ~ Migraciones y e ca: lo que dejan atx: ios econémicos y To que encuentran y cambian a su Hegada, lo implica su recepeién en ambitos ya establecidos. Y, asi: familias descompues: tas, zonas agricolas abandonadas, desintegracidn cultural, xenofobia y recelo. frente al pensamiento mestizo qué dlentes en gran medida del apor = Desasistencia, vulnerabilidad extrema, violencia ~desde la econdmica hasta la pasional, desde la politica hast = La idea de América Latina como en permanentes crisis: negativas 0 ade el primer mundo, economias depen econémico de los emigrantes. medistica— positivas; de gestacion, de surgimiento y crecimiento; de permanente expec: {ativa; de cambios, evoluciones y revoluciones. ~ Adaptacién al existir una pragmatica, una p igunas ciudades latinoamericanas parece ica y una poética no expresamente det incluso lo nacido para estarlo (es frecuente que hasta las mas s6lidas esculturas urbanas pueden estar en constante traslado) — Discontinuidad de los proyectos publicos. Reiteradas fundaciones y refundaciones. Frecuente figura del gobernante fundador a toda costa }s asi, permanentes fisuras ei — Discontinuiad de las ciudades mismas. Dice Marta Zétonyi (200% pp. fas, que nacieron como relampagos, debido al auge de un determinado monocultivo 6 monoproducto, frecueniemente provo das de lo que nunca est fij ue diferencian: las riquezas ~mineras o agrarias— que identifican territorios, © citcunstancias que distinguen, como guer “misses”. También la idiosinerasia marca di idades: es imposible referirse a ‘una sola identidad latinoamericana, dadas las diferencias entre paises, ¢ inclu 80 en un mismo pais ~entre ciudades costefias y serranas, caribes o andinas-. Mientras Mexico es extraordinaria hipérbole del continente, Buenos Aires es inseparable de lo-otro-europeo. En Quito, La Habana o Cartagena la cultura ‘onstituye a la ciudad desde sus piedras, mientras en Caracas 0 Sio Paulo el arte pugna por abrirse paso: en medio de lo distinto a si mismo, del deterioro, los por una fuga? 26 7 ~ oo weeeesenceas LA CIUDAD POR EL ARTE? fora de los elementos interinfluyéndose en po que pasa. O va dejando caer un hilo de pintura, senal de su reco. roy del tempo actuando en el espacio, Es un arte que capta otra esen tructura urbana bana, la del andar, no la del estar, tampoco la vorigine vehicular, nguaje cinematogratico fue otro FF idrhall Berman, en su obra Thdo lo ldove denne elaire, importante todos de existir de la ciudad y sensi ce o sobre el fenémeno urbano en la modernidad, cita a Baudelaire: el crear, Baste aq : £ “deberia levantar su hogar en el eoraz6n de In malitud, a isci6n, el movimiento, la velocidad, mytad de camino entre lo fugitvo y lo infinito”, Para Baudelaire, el artisee observar interesantes relacione ‘a multitud como si fuera un depésito enorme de energi Cienci “sléctrica” (citado en Berman 1988, p. 432). ay a se atraen. Un arte sobre la ciudad puede evidenciar lo : tudinario, en video, fotografia 0 cine. Pero un arte hecho en la ciudadd ne que produc un alto en lo multitudinario; ha de crear un ite « x Iquier forma masiva; ha de generar itud sucediendo ~aun en medio de ‘Si vamos a los inicios del siglo xx, m os antecede y marca, nento clave en esa mod, ‘movimiento perpety @ nuestros cuerpos y ¢, arte contemporéneo integra su del perpetuo movimi minencia de los bieron, en la pres ituia espacio-tien, Produce un giro activo al pe ‘vos que corten el jo, que se den cuenta, El arte saca al indivdue _ es masa, saca a la persona de su recorrido rutinari, y el arte le del artista cuando convoca a otros a ser participantes 12 ciudad, lugar de lo colectivo, estimula acciones desde lo colectivo, En América Latina son con frecuencia grupos atisticos los que producen la £c'6n: intervenciones estetco-politicas 0 propuestas de genero, eventos e2ol6gicos o rituales. Algunos incoxp. real”. A veces un ar We de los excesos del movimienta sutopistas se entusiasmé con las formas de la ‘uestionar su poderio. El arte penetré asi a acer ~y ser mas mavimiento en el pats (omar distancia, producir un alto, proponerse como diferencia sist Contemporineos recuperan el transto del propio cuerpo, la que interacta- ‘dea de desplazarse, ser~como tantas costs en lacudad- ancien Chean Begum? Parte de Ia obra. El panameno Brooke Alfaro, con interés tar Fea rridos segii personales medidas en las ciudades que habitan 9 4 i __ tin antropologico,realza el video Nueve en el gue presenta el canto de ue visitan, pues también son viajeros a ciudades desconocidas, deseosos ‘los bandas de jovenes rivales, haciéndol 's coincidir en la imagen como si de intervenirlas y dejar su impronta ~aun débil, aun fugaz— en ellas. artista venezolano Pedro Terain fue dejando sus hu vorigine pero supo también e ciudad moviente tanto para hi ‘lero, GAC, deja sefias en las calles donde habitan toda tts del period militar. En Perd, el Colectivo Sociedad Civil llevan ‘edo el pais el proyecto Lava la bandera, “ritual Participativo de limpieza Patria” (Bunting que durante el gobierno de Fujim: 26a la poblacién a las fuentes pablicas: ‘stritos, uniformes del ejército y hasta la constitueion fajimorista Frank Popper se refiere a Diego Barboza ~artsta venezolane, que presents “NS teclones corporates en Londres y en las que invtaba a jévenes patticipan fo del vandalismo. Hay ciudades donde se hace presente un pasado virreing 8 sue abstracto. Le itica actuaron sobre el otras, como Bra fgucatvo. 1a ecologia se expreso en el lander. Filosofia y Hngtisica partic Una vex recorrido brevemente lo que vemos, iremos preguntindons, eon en el arte conceptual por géneros y lenguajes universales para decir estos contenidos reg Hoy se interpenetran, cada vez. mas, lo artistco y lo extra-artistco, El arte les; por estructuras urbanas en que el arte va a nutritses por el set y el sen, aque acta en las ciudades interviene un material con To ca tido que un arte urbano puede revelar en el continente. Nos pregun teratura, la antropologia y la pe ia, construidas desde el origen con vocacién de futuro, P material: un lidficio es intervenido con un concepto, una ruina con una memoria, la velo- ‘idad del trifico urbano con la introspeccion de un pensamiento narrable puede hacer el arte por el hombre y las ciudades latinoamericanas? Jentamente. Pero la ciudad también sabe imponer su materialidad y su fuer- Alfonso Reyes (1983, p. 13) sefiala caracteristicas de ja, Va mas alld del arte, Se mantiene mas aca de él. Lo influye desde lo otro ricana, valiosas para nuestra indagacién: menos especi mismo. Vemos incluso que obras mas definidas por el _guaje, como las constructivistas de la Caracas modernista de los alos cin “Cuenta, existieron también en y porlo otro distinto al arte: un entorno natu ral-artificial que les daba luz y movimiento, las ponia en perspectiva no inuseal y las hacia companeras de ca mos: équé hace la ciudad por los lenguajes del arte? y, mas alin: ¢qug inteligencia ame pea, porque nuestra estructura social asi lo requicre; arraigada a nuestry, jerras y, sin embargo, naturalmente internacionalista, pues los latinoame: ricanos “hemos tenido que ir a buscar nuestros instrumentos culturales en los grandes centros europeos, acostumbrandonos asi a manejar las noc nes extranjeras como sifueran cosa propia” Si bien consideramos tan necesara la pregunta “écuales lenguajes para c Jes espacios?”, que desarrollaremos en un capitulo aparte, también senialamos tentativamente que ereemos que las diferencias entre el arte en nuestra Ame fica y en el resto del mundo no son tanto de lenguajes, yéneros, estructura y modos de intervenir ~de propiedad universal y distribuci6n internacional, cuanto de contenidos, objetivos y tipo de biisqued de sentido ino del trabajador cotidiano. icaciones extraartisticas pueden mover al arte desde lo artistico restringido hacia lo estético amplio. Y lego a pensar que seri precisamente en la ciuclad de los nuevos tiempos ~y las vivaces ciuda- son buen lugar— donde se reducira aquella contradic: cion entre aspiracion y logro que sufrieron las vanguardias conceptuales, portadoras de la premisa de que la vida es siempre mas importante que el arte, en postulados que daban clara preponderancia a lo est sobre lo artistico especial Interesa notar que las des latinoamerican ico amplio ado, postulados que no siempre pasaron de la teoria a la accién por la dificultad en hacer pablicamente accesible una yocacidn de vitalismo que, paradéjicamente, sélo era captada por intelec- tuales ¢ iniciados. Los escenarios piiblicos latinoamericanos nos parecen lugares espléndidos donde alcanzar aquel ideal no logrado —la vida por sobre el arte y ya no en los espacios circunscritos de los museos (donde solo tematicamente la obra vincula con lo extraartistico} sino en esta calle publica, por estar plena, precisamente, de vida fluyendo. Un cardcter multiple y extraartistico nutre a los artistas urbanos del hemi Pareceria que el ser latinoamericano adopta nociones y formas ajenas cuando puede adecuarlas a su temple, rechazandolas en caso contraria, El trazado de ciudades es un caso, Dice M. Zatonyi que el esquema para la América ibérica era la ciudad romana, descendiente del helenismo, que # su vez aprendié a trazar sus plantas de Neobabilonia. Con un orden aj¢ drezado en cuyo centro se desarrollaba la vida pill urbanistica del realismo platdnico y escolistico. “Es curioso pero a su vez ogico ~dice Zatonyi (2003, p. 118)~ que no haya una sola ciudad latinos mevicana jera cumplido estas leyes en su totalidad. iDemasiado orden, demasiado combate contra un supuesto Mal que causa el desorden! No se tard6 en demostrar sus inevitables consecuencias” ica, era la expresion ferio y a ello conducen modos menos ortodoxos de hacer la vida, el caracter ‘menos formalmente académico de los circuitos artisticos, el reconocido “toe- tismo”" creativo de sus gentes, su espontaneidad y un espititu abierto que 4a informal cabida al ou0, buen sustrato para un arte de expresion callejera DE COMO EN LA CIUDAD EL ARTE ASUME IMPLICACIONES EXTRAARTT Limites traspasados y flagrantes intromisiones vinieron, en libertad execi con la modemidad. La fisica éptica, la ingenieria, la tecnologia permearon ¢! ae a ticos en plazas urbanas a 1 (0975, pp. 29-30): “Barboza organiza lo que llama ‘Expresiones’, modos desencadenar conductas sicolégicas particulares. Actian sobre el piblico, ¢5 decir sobre individuos [..J- Es en este sentido que debemos tomar estas demos, traciones como ‘arte domado y salvaje’, ‘ate y vit y ‘acciones actuales? fj rol del artista es limitado al tipo ¢ intensidad de ‘pretexto’ que é! provee en la esperanza de despertar reacciones sicoldgicas en el publ La ciudad contempordnea es una profundizacién de la ciudad moderns ~y en ese sentido una radicalizacién de sus caracteristicas esenciales, un ser mas ciudad todavia~, Y es también una diferenciacién, Como diferen: cia, la ciudad contempordnea se enfrenta a la moderna tanto en Io nuevo que propone —la electronica, la meditica~ como en aquello que deja des. fallecer de la modernidad que recibié como legado. Tratandose de ciuda- dles, este dejar desfal Visibles~ a mas de sugerencias simbal icaciones literales ~fisicas, tangibles y as, metaféricas y metonimicas, En ciudades contemporaneas de América Latina se multiplica la coexis: tencia de lo desemejante: de ritmos diversos en los roles diarios de cada vida humana; de ritmos contrarios de crecimiento: pujanza y deprivacién dades hibridas hal I ser contempordneo, y al artista como per- ceptor privilegiado mas aiin, a un pensamiento y una creacién abiertos a lo heterogéneo. Una estetica de la diferencia, la simultaneidad, la yuxtapo: sicién se relaciona con una ética de la tolerancia, la adultez y la conviven- ia, Democracia de las visiones, Coexistencia de las visuales, a veces hasta el exceso, Pues también se fue Hegando a extremos: tolerancia excesiva del todo vale —donde falla el control de calidad-, incertidumbre urbana en ‘que cualquier agravio es posible donde falla el control de seguridad bist ca~ hasta limites de insania, De alli que tantos migrantes de ciudades se antoexilien en sitios naturales o ciudades de poblacién —pero también de opcién~ mas moderada. Pero es también cierto que arquitectos, fildsofos y estudiosos valoran es ciudad atravesada: de mezcla y transculturizacién, bien distinta por cierto al ideal funcionalista de Le Corbusier 0 Mies van der Rohe. Dice Wolfgang. Welsch (1997, p. 137): “La intencién de lograr una perfecta planificacio hasta su ultimo detalle se v ematicamente defectuosa porque 188 cosas que pertenecen esencialmente a la vida eluden la planificacion: so” cosas improgramables, impredecibles, espontaneas. La diferencia entre ida y mecanismo descansa justamente en esto. [..] Debemos romper com las compulsiones mateméticas para las materias vivas. [..] Aceptar la im 282 ar la accion~. Dice Poppe, pureza, promover la mezcla, es la estrategia mas prometedora”. Propuesta para ciudades contempordneas en general, esta idea de Welsch tiene una jectora muy pertinente en ciudades latinoamericanas, en las que espont jeidad e impredecibilidad existen claramente (y a veces con tanta mezc pureza que urgen estrategias para moderarlas). Lo que para la plan cacion arquitectonica y vial puede ser el m: arte puede incluso ser un bien a capi cl bien de la mezcla?} y la incertidumbre, para el iar, para hacer ver (Zel mal de la mezcla?, La ciudad latinoamericana ofrece como vemos mucho al arte, y no s6lo razones tematicas 0 conceptuales ~éstas por cierto de mayor abundancia y ‘matiz en ciudades marcadas por grandes contradicciones~. También ofre- ‘ce sus propias razones estructurales, desde sus enclaves naturales hasta menos notable de improviso— los modos en que remotos trazados la siguen influyendo. Es mucho y de indole diversa lo que ofrece al arte la ciudad como matriz, y eso permite ampliar la pregunta de como se van constitu- vendo los lenguajes para los espacios urbanos del siglo Xx1, o de como len- ‘guajes de un moderno-ya-antiguo origen pueden actuar, con renovado an mo, en la ciudad de hoy y de después. 2CUALES LENGUAJES PARA CUALES ESPACIOS? Los artistas contemporéneos integran el arte a la arquitectura constituida publica o privada, habitacional o institucional, monumental y vial-. Inte- ‘gran el arte al arte, y asi el arte efimero viene a superponerse ~con textos, opajes 0 méscaras~ al arte que permanece en las ciudades. Integran, mas iamente, el arte a las calles en movimiento, a lo fluyente-ubano. Los artistas contempordneos intervienen sus ciudades. La idea de “ser uno con”, toma aqui relieve. En acciones extraordinarias y de corto ti Intervienen tanto al espacio como al hombre urbana, el arte estimula oto modo de estar: un descubrir penetrar, un transitar-pasar, un inusual pertenecer. Alfonso Reyes se va a referir a una inteligencia americana mas avezada al aire de la calle, capaz. de aplicar prontamente resultados, habil para veri- ficar el valor de la teoria en la carne viva de la acciéa. Creatividad infor- mal y dinamica que resulta de especial interés para los escenarios publicos intervenidos por un arte del comportamiento y el acontecimiento, afin a la ‘dea de irrupcin, de anonimato incluso, de vivacidad en el compart espacio ya previamente vivaz de lo colectivo. at Alarte urbano llegan hoy todos los lenguajes. Nada mas lejos ya de con siderar escultura y estatuaria como el arte esencial de las ciudades, Hoy son enguajes de la calle la gigantografia fotografica, el grabado de gran forma to, Sefiala el artista Eugenio en las urbes niega el aspecto pictorico y se apoya en el grafico, pues expre, sa lo psiquico con mas facilidad, siendo la inmediatez el éxtasis preferido,, Graffiti y comic seducen fuertemente a los artistas de la nueva generacion Se dan cita metropolitana la instalacion, el happening 2 site, Pero écémo puede, sin incurrir en altos costos, arrepentirse un artista | 5 wna comunidad ante una inmensa escultura de escala urbana hecha con fl fin de permanecer? No hay cémo anular una escultura, porque ella “va ‘1: ocupat el espacio del mundo” (Zitman 1g8:). Parece que las intervencio. yes efimeras, precisamente por su no durar, conllevan menos peligro que la doble contaminacién ambiental: la activa, la pasiva. Al centro de la dif rencia que escultura y muralismo tienen con los lenguajes més contempo- éne0s esti precisamente su ser permanentes o efimeros, y asi el modo en fe la expectativa de vida se relaciona con el espacio, el tiempo y la armo nia en la ciudad En las ciudades icanas nuestra época abre reflexiones sobre ormas fijas o impermanentes, fisicas o virtuales, capaces de marcar el espa- cio o de ser, como en Internet, a la vez locales y globales, ubicables y no Jocalizadas, Formas que nos llevan a reflexionar en el para qué de un arte cantemporineo que, aun siendo efimero, no debe entenderse en inferior dad sino en dominio de especificidad: aconteciendo con propiedad en los ‘espacios cambiantes Hay hoy en las ciudades un arte que quiere llamar Ia atencién, como si ra “aqui estoy, detenganse y mirenme”, Y hay un arte que pareceria quererse casi desaparecido. Marshall Berman (1988, p. 136) nota una carac- teristica de la modernidad: su capacidad de generar una espectacularidad exterior, “brillantes disefios, especticulos cautivadores, tan deslumbrantes que pueden cegar con su resplandor hasta al individuo mas incisivo". Hoy, ‘nds intensamente, vivimos en la sociedad del espectaculo y de los medi iplicadores. Un arte existe asi entre el llamado mas intimo y aquel que lo puede responderse en medio del gentio -masa, comunidad o clan~ Unarte q cil de adivinar su ubicaci6n, camuflado en vitrinas o vallas, huella desva- necida sobre el pavimento o entierro en un parque urbano. Un ambito conceptual y critico mueve con frecuencia al arte casi-desa- Parecido, que se enfrenta, con el recurso del silencio, al de los altos deci- belios connaturales a la urbe. Una estrategia artistica que, dice Ticio Esco- bar (2003, pp. “cuestiona la superficial estridencia del mercado agindlose hosca, sobre si, bajando la vox”. Quien quiera hablar en medio de una escena allisonante puede “o gritar mas alto que el ruido del ambien- ‘eo bajar la voz rozando el silencio, hasta callar quia, e instalar asi una Pausa, un conirapunto en el discurso eadtico de un espacio descontrola- do”, Murmullo frente a griterio. incluso la videoperformance o la videoi ‘dn, las vallas tecnologiceas, Jos recursos ciberneticos, el panfleto de mano en mano y hasta kas obras luminicas, proyectando imagenes sobre arquitecturas emblemiticas desde inmensos reflectores Marco Antonio Ettedgui (1985, p. 230} se refiere a “experiencias libres” a partir del teatro no como canal inmaterial de paso entre acciones —teatro, danza, performance, musica y su resultante en la nueva generacién: pos teatro, neoperformance, post-misica, no happenings y otras reformulacio, nes del hecho accionista, Pero las obras estables ~escultura o pintura mural siguen fijando sitio. en las ciudades, Distinto es el caso si la ciudad esta en cuido y florecimien- to 0 si vive época de deterioro. Como vimos, las dos experiencias son simultneas en Latinoamérica e incluso en paises limitrofes, La vandaliza: ion del arte piblico evidencia la decadencia. No hay seguridad para cui dar, ni se aplican leyes para penar el deterioro, que crece al ritmo de la impunidad en las demas areas de Ja vida social. Pero si las esculturas cas corren en cuerpo propio estos riesgos, también ellas pueden producir riesgos a la vida comunitaria, al contaminar visualmente el entorno. Suce- de cuando no se han tomado previsiones para su escala, y cuando no se alcanza en la obra la tensin entre la materia que la constituye y el mundo que se inserta, con el que deberia tejer una compleja red de visualidad y de sentido. ¥ es que estamos lejos de la época en que la estatua de una ‘gen en una fuente podia incluir en un mismo lugar ~por ella fundado- ido de aquel relerido Heidegger: de los mortales y la tierra, de los dioses y los cielos. Una fuente en la cus como sefiala Rafael Tomas Caldera (1991, p. 16), por lo bello y ambos -ya integrados~ han sido el el cuaternidad a la que se hal Jo util ha sido asumido vados por lo santo”. Arrepentirse cle una escultura no es como hacerlo frente a un dibujo, qU° se arruga y se tira, Arrepentirse frente a una pintura tampoco: ahi esta el recurso de los fentimenti, silencioso pero consagrado por la historia del 204 25 Hay también un arte que levanta la vor retomando fuerza critica ha blemticas descamadas de la vida contemporinea, No es demasiado ng,ftt 50: tiene el carter de lo cclco, pues es en el corazén de ls ciudades cLespiritaromantico que nunca muere ubicé desde hace rmucho exp tmetaforicamente- los maximos peligros. Es ademas Ia ciudad de un cons te que existe entre el suerio de Utopia y el desbarrancadero que abismna, @.,. dad en que conviven virtudes y vicios, todos potenciadamente: pues la ish catapulta lo hacedero y da apertura. los posibles. Es n ciudad que a modes paradigméticos como Baudelaire inspirara tanto pastorales como conta rales, 0 la que fuera para Walter Benjamin el ambivalente lugar donde ale se por la esperanza 50 lamentarse por la pérdida del aur ’ shock agresot Los ciudadanos de Sao Paulo 0 Caracas, As también modernos en esta faceta del amor-odio, del regocijarnos y a la va dolernos en lo urbano, del descubrir -unos dias con placer y pesadumbre— que no podriamos ser de otro lugar porque estamos rnados” a lo urbano. El citadino llega a ser una especie de crisol ~mejor 3 peor fundido- de estos antagonismos. El arte lo percibe lo ahonda, pone doo delante para que nos demos cuenta de que esta conducta involucra uosamente su entorno como de sefalar duramente lo que de él ser a fren mre acer ae ee oe. omo de considerar que sélo agregando més confusién, més ruido “atastrofe”, puede el arte ser eficaz, flay mite a a hibridez.lingiistica y conceptual contemporanea, Si la con. 1ras y murales era involuntaria eso también iereversible ~al tratarse de obras realizadas para durar— aho- facl caos es voluntario pero reversible: no se quiere agregar, de modo per- jnanente, més desorden a la ya desordei jores que hoy proponen formas del caos, que se agrega ida morada colectiva. La idea es Dejar ser a la ciudad. Hemos dicho en otro momento que creemos que el arte en las ciudades unoamericanas se diferencia por los contenidos, pero esto es cada vez I de sostener en sentido fuerte en paises globalizados, unidos su pero tenazmente por la realidad virtual, donde muchas problematicas se /similan y comparten crecientemente. La hibridez connatural a las ciuda des se retine, ademas, con hacer ver. ¥ luego dejar el lu hibridez connatural a Jos lenguajes artisticos las ultimas décadas, amplificando precisamente entre ambos —arte y muchos, que también en eso somos “semejantes” Margarita Schultz (2003, p. 82) seftala la existencia activo, que naceria de la estimulacin que la vida metropolitana va desea cadenando, como de un arte reactivo, producido por artistas que reaccio- nan contra el anonimato y la alienacion tipicamente urbanos. Dice Ticio Escobar (2003, p. 59}: “El retorno de narrativas duras indica tanto una reaccién contenidista ante el formalismo moderno como und insoportable levedad posmoderna”. ¥ sefala cients estrategias que exageran la sobrerretorizacién del mercado, para ponerla en jaque a través de una suerte de reductio ad absurdum: excesos neobarts- cos y operaciones que recargan parddicamente la abarrotada iconograle urbana para Tlevarla hasta el limite y acallarla con otros ruidos. Escoba? cita a Alfons Hug: se trata de exorcizar al demonio con Belcebt; lo que significa atacar Jas metrépolis con las armas de las metr6polis: cacofoni. anentes tomas, apropiaciones, susttuciones. Si muchos limites nunca fueron precisos, aunque lo parecieran (recordemos cuanto de dibujo tenia el gra- bado, cudinto de “escultéricas” eran muchas pinturas del Renacimiento con su perspectiva profundizadora y volumétrica), la diferencia no es s6lo que ahora la interinfluencia se profundiz6, sino sobre todo que se concientiz6: se le puso la lupa al asunto y nos gozamos en los redescubrimientos. “QUE PUEDE HACER EL ARTE POR LA CIUDAD Y POR BL HOMBRE LATINOAMERICANO? En progresiva interés por la vida urbana se ml es, nuevas dis lican foros, organizacio- nas. Esto tiene en América auge particular, por los cam- bios visibles ~de ciudades deprimidas a florecientes, de pujantes y autosa Uisfechas a regresivas-, por la ereciente participacién comunitaria en la cleccidn de alealdes, por la fuerte presencia de temas de bienestar social, Calidad de vida y rescate patrimonial en agendas de lideres exitosos en p59} encuentra inaplicable en grandes metrép Imente puede ser superada por las artes”. n Ja calle de nuestros tiempos tanto construye como desconstrt ye. Tanto le canta al ciudadano como le increpa. Tanto es capaz de revisat 206 27 crear concieni de ciudadania, sentido de pertenencia y de ugar, Sobran ejemplos, positivos y negativos: las ciudades ki cio de siglo son dos, en todo caso, El arte es zon inoamericanas de este fos para ser vividos 0 padecidos, comparados y reyisi dignos de andlisis, libre ~de ac mn. vivaz, con placer y sin coercién~ entre las mejores experiencias de la vida comunitaria. Puede hacer aflorar pay, la vista, las sensaciones, los sentimientos— el verdadero ser de una ciudad, de autopistas, bancos, restay, rantes de comida répida o supermercados cuya existencia homogeneiza jo urbano de cualquier p: ute puede leor ~y hacer comprender- cédigos oscuros de Ia ciudad. Penetra modos de lo que la diferencia y la hace nica (mi , continente, clima o cultura actar de sus genies 0 maneras en que los espacios han sido constituidos Evidencia areas y temas poco evidentes, y ofrece conciencia sobre no-ireas- ya, olvidadas, o sobre no-areas-aiin, ignoradas en sus potencialidades. Esa ‘ciudad incomprendida, poco conocida o disfrutada, es objeto creciente del arte contemporineo. De Panama dice Gerardo Mosquera (200 pp. 63-64), curador junto a Adrienne Samos d CindadMULTIPLEcity: es Panama. Y, sin embargo, esta sis los que la interpreten y configu nada permanece anelac samente esa condicién de ligereza ~que a su vez da paso a una creatividad inconsciente de si misma y que con absoluta naturalidad mezcla todo con miedo a caer en el kitsch 0 en el absurdo— lentidad del habitante de la asombro: ualidad que nunca ha sido s6lo visualidad, puede mostrar lo visible y también sugerir lo no directamente visible. La obra ha de dar tas hacia lo que esta mas alld, lo que la antecede y lo que habria de trascen- la experiei carece de mitos y simbo: n. [-.] La memoria colectiva es vol cn ella por mucho tiempo. Pero quiza sea preci la sefia de de Panama”. der largamente ~en un arte eficaz— al instante fugaz de la recepcién pot parte del piiblico. Si el arte puede mo de una ciudad, puede actuar también como sefal extraordinaria para el lizar asi la conciencia sobre el set ‘encuentro con el sentido ~desde que origen se nos viene esa ciudad, hacia donde esta yendo, donde podria Hegar si una accién voluntaria y conscieo- te retrazase sus lineas clave. Se trata de encontrar el sentido en la ciudad el sentido dela ciudad. Ean el primer caso protay sita del sentido doblemente: como orientacién y como significado, existir mas humanamente en el cambiante y disperso medio en que vi¥® En el segundo caso se trata di jo en lo quest bitante, que nece- pars 288 aqui tiempo, proceso, desarrollo, Pero la ciudad es apertura pabitantes hacen por ella, recuperdindola u honrandola, cuestionéndola agu- damente y resguardéndola para préximas generaciones. Bl m dud de sentidos, lo urbano existe en esa apertura, Los artistas que mejor pretan y dan aporte a la vida urbana toman esto muy en cuent Si la pregunta por el sentido implica la temporalidad, también el arte pregunta por el sentido en tanto direccionalidad y espacio encontrado. »DOnde se diige el habitante? Hay ciudades latinoamericanas de nomen- latura insuficiente y sefalizacién confusa, que generan una referenci dad heterodoxa, conminando a la persona a un encuentro informal con el otro al cual se le pregunta, quien también informalmente va a orientar, con sual solidaridad, gestos y seitas. San José de Costa Rica 0 Caracas obligan a buscar la edificacion que esta “al lado de”, la que esti “mas al 10 @ otro, dndose el dato que se busea a través de otro arbano ~mis visible o sen lamente mejor s fuerte como signo-. En el proyecto Ciudad (In) visible, la curadora Tamara Diaz. (2002, p. 18} se refiere a San José: ‘Junto al espacio escrito de la ciu- dad ~el de sus planos y mapas habria un espacio oral que describe infin ias cartografias. Y es esa oralidad la que permite una ubicacién efectiva en 1 tejido urbano”, Una ciudad como Managua agrega, mas dramiticamen- te, la referencialidad de lo desaparecido. Ciudad arrasada una y otra vez por terremotos y ciclones, sus habitantes dan direcciones de precarios edi- ficios del presente mencionando lo que al aprox para un imaginario que retine lo que sobrevi- ve con lo que fue devastado. Los artistas saben que en ciudades como éstas la pregunta permanente forma parte del acceso, y que la superposicién de lugares ~evidenciados u ocultos, habitados o inexistentes~ es parte de una busqueda, generalizable y mas profunda, de asideros para no perderse. El arte es propicio para dialogar e interpretar, para hacer preguntas que disemina o pone sobre el tapete~ y aventurar respuestas. Interroga al en medidas tivas y memori

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