Leer el texto y corregir las faltas de ortografa. Hay diez.

Prisin mental (Parte 1)

Un havitante de un pequeo pueblo descubri un da que

sus manos estaban aprisionadas por unas esposas. Cmo
lleg a estar esposado es algo que carece de importancia.
Tal vez lo espos un polica, quizs su mujer, tal vez era esa
la costunbre en aquella poca.

Lo inportante es que de pronto se dio cuenta de que no

poda utilizar libremente sus manos y que estava
prisionero. Durante algn tienpo forceje con las esposas y
la cadena que las huna intentando liverarse.

Trat de sacar las manos de aquellos aros metlicos, pero

todo lo que logr fueron magulladuras y heridas. Bencido y
desesperado sali a las calles en vusca de alguien que
pudiese liverarlo.

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Prisin mental (Parte 2)

Aunque la mayora de los que encontr le dieron consejos y

algunos incluso intentaron soltarle las manos, sus esfuerzos
slo generaron mallores heridas, agravando su dolor, su
pena y su afliccin. Muy pronto sus muecas estubieron tan
inflamadas y ensangrentadas que dej de pedir alluda,
aunque no poda soportar el constante dolor, ni tanpoco su
esclavitud.

Recorri las cayes desesperado hasta que, al pasar frente a

la fragua de un herrero, observ cmo ste forjava a
martillazos una varra de hierro al rojo. Se detuvo un
momento en la puerta mirando. Tal vez aquel honbre
podra...
Cuando el herrero termin el travajo que estaba haciendo,
lebant la vista y viendo sus esposas le dijo: "Ven amigo, yo
puedo liberarte".

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Prisin mental (Parte 3 final)

Siguiendo sus instrucciones, el infortunado coloc las

manos a anbos lados del yunque, quedando la cadena sobre
l.
De un solo golpe, la cadena qued partida. Dos golpes ms
y las esposas cayeron al suelo. Estava libre, libre para
caminar hacia el sol y el cielo avierto, libre para hacer todas
las cosas que quisiera acer. Podr parecer extrao que
nuestro hombre decidiese permanecer en aquella herrera,
junto al carvn y al ruido. Sin enbargo, eso es lo que hizo.
Se qued contemplando a su libertador.
Sinti hacia l una profunda reverencia y en su interior
naci un enorme deseo de servir al hombre que lo hava
liberado tan fcilmente. Pens que su misin era
permanecer all y travajar. As lo hizo, y se convirti en un
simple ayudante.
Libre de un tipo de cadenas, adopt otras ms profundas y
permanentes: puso esposas a su mente. Sin enbargo, hava
llegado all buscando la livertad.