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Dos caminantes marchaban muy alegres haca su trabajo, cuando de pronto uno
de ellos hall un bolso de dinero.
- Qu buena suerte hemos tenido! , exclam su compaero.
- Hemos? - Slo yo soy el afortunado, porque yo lo encontr.
Con semejante advertencia el otro amigo se
qued en silencio y comprendi que no le
a dar nada de lo encontrado. As que de
nuevo siguieron caminando por el camino,
cuando de pronto vieron no muy lejos a un
tro de ladrones.
iba