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Este puerto ucraniano evoca las glorias de la Gran Madre Rusia, posee un
ambiente tan cosmopolita como pintoresco y tiene un corazón indeciso entre
la frivolidad y la nostalgia.
En honor a la Odisea
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Este allá al duque Emmanuel de Richelieu, noble francés al emblemas, carteles de propaganda y hasta las pisto-
cementerio es servicio de Rusia, con bastantes rublos en el bolsillo las de la oficialidad. También hay un fotógrafo armado
y la fuerza de trabajo de los cosacos. El 2 de septiem- de cámara antediluviana y en la compañía de búhos
el monumento
bre de 1794 nace Odessa, en honor a la Odisea y a los y serpientes, se ofrece a tomar fotos a los turistas. En
funerario
grandes viajes. Había prometido el duque edificar una el parapeto final me acecha Vassily. Un momento de
más visitado ciudad más bella que París y —dentro de la exagera- duda y mi cara de despistado le animan para abordar-
del mundo, ción— supo cumplir. A los pocos años de su existen- me. Me cuenta, en un castellano con muletillas italia-
después de las cia, Odessa era llamada “la San Petersburgo del sur”. nas, cierta historia conmovedora, digna de personaje
pirámides De todos sus atractivos arquitectónicos el más cé- de Dostoyevsky: madre enferma, familia marcada por
de Egipto. lebre es la “escalinata del Potemkin”. Se trata de 192 un destino fatal, penalidades personales sin fin... O el
escalones que comunican la ciudad alta con la esta- preámbulo para la propuesta de cambiarme grivna
ción marítima Morsky Voksal. Fue inmortalizada por (moneda ucraniana) por los euros que llevara. La tran-
Sergei Eisenstein en una de las escenas más memo- sacción debía hacerse inmediatamente, pues Vassi-
rables del cine: botas de soldados sin rostro, angustia, ly trabajaba en un barco que zarpaba en unas horas
rabia y miedo, una madre y su hijo, la carriola rodando llevándole lejos por siempre. En días siguientes lo vi
escalones abajo... “El acorazado Potemkin” cuenta sin merodeando los hoteles del centro con los bolsillos
voz la revolución de 1905 reprimida brutalmente por llenos de billetes falsos. Sin duda el escritor local Isaak
la guardia blanca del zar. Y es precisamente por esa Babel lo hubiera incluido en su catálogo de simpáticos
escalinata, auténtico emblema de Odessa, que subire- bribones del ghetto de Moldavanka, aquellos bandi-
mos para comenzar a descubrirla. dos judíos a las órdenes del temible Benya Krik, cuyas
En primavera, la crudeza del invierno parece un andanzas relatan los “Cuentos de Odessa”.
recuerdo inverosímil. El cielo es azul, la luz diáfana. Pa- Tapado por una túnica, el Duque de Richelieu per-
sean los locales y pasean los turistas de los países ve- manece inmutable ante las jóvenes que se retratan a
cinos, principalmente rusos y bielorrusos en busca del sus pies. Las odesenses, que ni en el gélido diciembre
calor y el color de su sur más próximo. Para los ojos de renuncian a la minifalda, han comenzado el concurso
un extranjero, el ambiente resulta exótico, abigarrado. no oficial de belleza. Y es que ver y ser visto es uno de
Como antiguo puerto franco, Odessa se convirtió en los principales pasatiempos cuando las tardes se dul-
un cruce de caminos en el que se tropezaban gentes cifican. Y el escenario ideal es el Bulevar Prymorsky por
de las más variadas procedencias. La bonanza de la la sombra de los árboles, los bancos y las vistas al mar.
era presoviética la hicieron próspera y refinada. Hoy, Entre el palacio del Conde Vorontsov y el Belvedere,
el carácter de su millón de habitantes se distingue por resulta embriagante dejar pasar las horas observando
un buen sentido de los negocios y del humor. Si bien a los barcos atracar en la rada.
los mejores tiempos quedaron atrás, se sigue cultivan- La Ópera es otro foco de atención. Sus volúmenes
do el orgullo de origen, una sofisticación propia y una mezclan el rococó francés con el estilo renacentista ita-
resistencia a dejarse impresionar. Comercial y contra- liano, dando lugar al tercer edificio más grandioso de su
bandista a partes iguales, nido de intrigas, mercado de categoría, después de los de Viena y París. En torno a la
bienes e ideas... no es de extrañar que su clima nove- Opera se ubican varios de los museos –arqueológico,
lesco atrajera a grandes escritores como Gógol, Twain, marítimo, literario– de los que presume Odessa.
Bunin, Chéjov o Pushkin.
De colores y babuchka
El dulce Bulevar Prymorsky
El puente Tyoschin Mosk fue construido sobre una
Y es que hay lugares donde los encuentros litera- barranca por un funcionario soviético para que su
rios son cosa rutinaria. Mientras subo la escalinata no suegra pudiera visitar su casa más fácilmente (o para
pierdo de vista los parapetos de piedra que limitan los que no tuviera excusa de quedarse por la noche, se-
escalones. En cada descansillo albergan a una perso- gún la versión que se prefiera). Y hablando de edifi-
na con un tenderete. Me acerco intrigado. Sobre un cios nobles, nada más estimulante que caminar sobre
mantel está toda la iconografía soviética a precio de Derivasovskaya, el auténtico corazón citadino. Esta
saldo: medallas, sombreros de plato, casacas militares, calle empedrada y peatonal es todo un muestrario
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Fronteras
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de arquitectura decimonónica. Animados cafés, res- para sí y que superan a los del restaurante más lujoso. poner sumario
taurantes y artistas callejeros se suceden en el eje de Hay que visitar Arkadia, la playa de mayor infraes- Sumario sumario
una zona que también agrupa las tiendas de moda y, tructura turística de la ciudad. Además de ser la prin-
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por la noche, bares y discotecas que poco tienen que cipal área de crecimiento urbano high-tech, posee un
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envidiar a los de Europa Occidental. Si continuamos complejo turístico difícil de adjetivar. Algo es seguro,
rumbo a la Catedral, hasta alcanzar los Jardines, donde resulta total y deliciosamente kitch. Discotecas y juegos
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en cada mesa se juega una partida de ajedrez, encon- de feria, atracciones mecánicas y shows eróticos codo poner sumario
traremos el sector más íntimo de la ciudad vieja. Al con codo, diversión para pequeños y grandes. Se llega a poner sumario
curiosear dentro de los zaguanes, abiertos a patios co- Arkadia, se mira alrededor y es más que suficiente. A mí Sumario sumario
munales, resulta inevitable encontrarse con docenas me reclutaron Verochka y Bogdan para que les echara poner sumario
de gatos esperando a que alguna babuchka (abuelita) una mano con su puesto de disfraces. Algo sencillo: el
les traiga comida. turista elige cómo salir en la foto: de pirata, de cortesa-
El Pryvoz es uno de los mercados agrícolas más na, de pato Donald o de romano. Un flash y la polaroid
grandes del mundo, por delante incluso de los de regala el recuerdo a cambio de unos grivna. Claro que
Estambul o México. Se vende ropa, chácharas varias los turistas no siempre se interesan y hay tiempos de
y, dicen las malas lenguas, piezas nucleares. De cual- inactividad. El fotógrafo que trabaja con el oso negro se
quier modo es un espectáculo, un derroche de colores acerca a charlar un rato; la dependienta del puesto de
y sabores. En los puestos, las campesinas ordenan sus dulces llega con unos caramelos. Se hace una pequeña
hortalizas con cierto espíritu artístico y, si uno sabe reunión, se abre una botella de vodka y descubro -de
ucraniano, resulta todo un deporte regatear o hacerse pronto y al fin- que los ucranianos, tras su aparente frial-
invitar a un bocado de los platillos –sabores originales, dad, esconden una hospitalidad entrañable que, como
nombres ininteligibles– que las vendedoras cocinaron Odessa, conquista el corazón.
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Guía Práctica
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