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Notas a Paul Ricoeur

En su autobiografía intelectual Ricoeur examina y comenta, en su derrotero reflexivo, los aspectos


y los problemas que tuvo presente para escribir su libro Tiempo y Narración. En primer lugar, nos
advierte que nunca hasta ese momento había publicado nada sobre el concepto de tiempo,
aunque, en el curso de varias décadas, había dado numerosos cursos sobre el tiempo, en el
marco, de la historia de la filosofía, tanto en la Sorbona, como en Nanterre o Chicago.

Afirma que entró en la cuestión el tiempo a través de su interés por el relato y por la función
narrativa. Expresa que “sólo pude escribir sobre el tiempo cuando fui capaz de percibir una
conexión significativa entre la función narrativa y la experiencia humana del tiempo. Los tres
volúmenes de tiempo y narración no hacen sino desarrollar, complejizar y finalmente corregir la
idea rectora presente desde estas primeras pruebas, a saber, que el relato sólo culmina su carrera
en la experiencia del lector, cuya experiencia temporal prefigura. Según esta hipótesis, el tiempo es
de algún modo el referente del relato, en tanto que su función es articular el tiempo para darle la
forma de una experiencia humana”.

Lo que lo condujo a interesarse por el relato mismo fueron los rasgos notables del relato en tanto
estructura lingüística distintiva. Otra fuente de interés por la teoría del relato para Ricoeur, fue el
descubrir “una epistemología del conocimiento histórico que relacionaba la explicación en historia
con la estructura narrativa.

Además, en la filosofía de lengua inglesa encontró una fuente decisiva de información sobre el
funcionamiento de la frase narrativa, tanto en el plano de la significación como en el de la
pretensión de verdad de las proposiciones narrativas. Por un lado, los autores de lengua inglesa
relacionaban preferentemente las estructuras del relato con la del conocimiento histórico, en tanto
que el estructuralismo francés orientaba el interés de los investigadores y de los lectores hacia la
crítica literaria; “por otro lado, por su giro semántico, la filosofía analítica invitaba a indagar sobre el
valor de verdad de los enunciados históricos”.

Otra fuente del interés para Ricoeur por el relato surgió con sus incursiones intermitentes en el
campo de la exégesis bíblica.

En la introducción a Tiempo y Narración, Paul Ricoeur comienza afirmando que La Metáfora


Viva y Tiempo y narración son dos obras gemelas. Afirma que en el acto de narrar, en la creación
de una trama “fines, causas y azares se reúnen en la unidad temporal de una acción total y
completa. Y es precisamente esta síntesis de lo heterogéneo la que acerca la narración a la
metáfora.

El concepto de trama será clave para una refiguración de una experiencia temporal confusa
“informe y, en el límite, muda.”

Lo que intentamos con este trabajo es abordar la problemática compleja que se le presenta a
Ricoeur para vincular el concepto de tiempo a la trama narrativa. En su obra tiempo y narración
encontramos prácticamente todas sus ideas referidas a este dilema. Los tres volúmenes en
cuestión se plantean la meta de clarificar y precisar el carácter temporal de la experiencia humana.
En opinión del prologuista de la edición española que trabajamos, Manuel Maceiras, profesor titular
de filosofía Universidad Complutense de Madrid, “Ricoeur retoma su tesis fundamental de la
pertenencia del yo a su mundo y, por eso-en continuidad con Heidegger-, reconoce la temporalidad
como el carácter determinante de la experiencia humana.

Aquí es el relato, la trama narrativa, el medio privilegiado para esclarecer la experiencia temporal
inherente a la ontología del ser en el mundo. El relato histórico como el relato ficción, ambos
géneros, tienen como referente común el carácter temporal de la experiencia. Subraya Maceiras
que “El tiempo como realidad abstracta o cosmológica adquiere significación antropológica en la
medida que puede ser articulado en una narración. La narratividad, por lo tanto, determina, articula
y clarifica la experiencia temporal. Tal es el hilo conductor de los tres volúmenes.” Trilogía que
tiene como interlocutores a una amplísima historiografía ( de Braudel, J. Le Goff a W. Dray) en el
primer tomo, a la narratología y a la literatura ficción en el segundo y a las fenomenologías de la
conciencia temporal ( de San Agustín, a Hegel, Heidegger y Husserl ) en el tercero.

Tanto la historia como la narración ficticia obedecen a una única operación configuradora que dota
a ambas de inteligibilidad y establece entre ellas una analogía esencial. Tal operación mediadora
es la trama, a través de la cual los acontecimientos singulares y diversos adquieren categoría de
historia o narración. La trama confiere unidad e inteligibilidad por medio de la síntesis de lo
heterogéneo. En opinión de Maceiras “Nada puede ser considerado como acontecimiento si no es
susceptible de ser integrado en una trama, esto es, de ser integrado en una historia. Y de tal
exigencia no puede alejarse la historia si quiere preservar su condición de ciencia humana”.

En el tercer tomo con Aristóteles, San Agustín, Kant, Hegel Hussserl y Heidegger, Ricoeur muestra
como cada uno oculta e invalida a los otros. Se concluye así en la exigencia de un tercer tiempo,
entre el cosmológico y el fenomenológico: el tiempo propio a la narración y a la historia.
La narratividad, en efecto, pone en evidencia la imposibilidad de pensar el tiempo, pero es, a la
vez, el medio más adecuado para elucidar su experiencia, a juicio de Ricoeur.

Publicado por © La Redacción de Adentro y Afuera   

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