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Gusanos de seda
Nunca hubo mariposas en mi casa. Los
gusanos de seda se negaban a salir de los capullos
y mi madre terminaba tirando la caja de zapatos a la
basura antes de que regresramos del colegio,
porque mi hermano y yo insistamos en que
aguardara unos das ms. Mis amigos presuman de
sus gusanos, que completaban el ciclo vital, como
pequeos magos que escondidos tras la cortina
sorprenden a los espectadores con una
metamorfosis maravillosa.
Aunque trataba de ocultar el hecho a mis
compaeros de clase, la informacin se filtraba como
la humedad en un muro; siempre haba alguno que
insista en venir a casa para ver el progreso de los
huspedes y entonces me converta durante das en
el hazmerrer del grupo. Llegu a cosechar una fama
de gafe que a veces todava me persigue.
Descubr, por casualidad, la razn de la
tragedia cuando contaba con once aos. Aquel da
no fui al colegio porque tena unas dcimas de
fiebre. A media maana, y haciendo caso omiso de
las rdenes recibidas, me levant de la cama y
recorr el pasillo a hurtadillas. Me asom a la cocina
y qued horrorizado. Mi madre tena sobre la mesa
la caja de los gusanos, que ya haban tejido sus
capullos, y con un alfiler iba atravesando, una a una,
las paredes de seda hasta que la punta asomaba por
el otro lado. Tan absorta estaba en la labor que ni
siquiera se dio cuenta de mi presencia. Volv a mi
habitacin espantado, pero jams dije nada de
aquello, ni siquiera a mi hermano mayor.
Tuvieron que pasar muchos aos para
atreverme a preguntar. Ya era una anciana y estaba
hospitalizada tras una inoportuna rotura de cadera
que acab arrastrndola a la tumba. Haba
imaginado que su instinto asesino se deba al asco
Represin
Las buenas intenciones se estrellaron contra el
escudo del polica antidisturbios. Las manos abiertas
provocaron la ira y el sabor metlico de la sangre
encharc los paladares de los inocentes.
Suerte o su ausencia
SIembro margaritas
en la piel de la ciudad
y me juego los ltimos besos
en las mesas del (casi)NO.
La fiesta de la miseria
Una nube de neones brilla en la ciudad. Tambin sobre los
cartones donde se cobija la miseria. Cintas de colores y
confeti para alegrar la vista a un ciego, que cualquier da
puedo ser yo.
Letras
Breves
poesas y microrrelatos
N 17
may-ago 2015
Vctor Manuel Jimnez Andrada
www.papirowebxia.com
www.letrascascabeleras.es
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