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EL REY

Recluso en su castillo milenario como un oso que inverna en madriguera,


Como una araa en una red de intrigas, acecha insomne, vigila y espolea.
Orlado de diamantes y oros fros que brillan como soles en la sombra,
Sentado en el sitial de sus pasiones, que bajo el manto generan borbotones,
Rodeado de lealtades mercenarias que duran lo que duran las monedas,
El rey con orbe y cetro huecos, con corona y con trono, amenaza, avasalla y atormenta
A todos los que estorban en su senda.

En la pomposa corte aduladora donde la honestidad no tiene asiento,


El rey y sus ministros decapitan todo lo que no acata sus designios,
Lo que piensa distinto y lo proclama, lo que siente a la vera de su orgullo,
Lo que no rinde pleitesa a sus egos.

El rey: palabra noble, corazn viciado, discurre bajo el caos de sus ideas,
Que por su confusin a todos mueven a ensangrentar las manos y la espada,
En cuerpos que ya no sern fecundos para el oro, la vida o el afecto.
El rey: boato y gala, formulismo y lujo.
Bajo su crneo orlado con el oro
Labrado por la curia del orfebre,
Un cerebro de pus destila hieles.

Tras la mirada de seguros rayos


Un temblor de ansiedades y de miedos.
Tras la sonrisa augusta est al acecho
La hipocresa del acto que asesina
En la noche inocente que descansa.

El rey: mirada clara y cavilar impuro


Ttricos sentimientos siempre avante

Que desembocan, como el ro, en la muerte


De todo el que no acata su precepto.

El rey: un orbe, un cetro, una corona.


Riendas muy grandes en tan dbil mano.
Ttere del poder. En cada aurora
Otros de sangre azul urden los hilos
Que manejan la fatua marioneta
Ocultos y furtivos tras el trono.
Esos son msculo, nervios; son ideas
Que se cree el gran seor le peretenecen,
Sin saber que slo es ficha de madera
Que se mueve a capricho o que se tira.
Julio 11 de 2012

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