Está en la página 1de 7

Siempre en Otoño

Capitulo 3: Waiting in Vain


Septiembre 5, 2009
La luz de la mañana me despertó colándose por la ventana de la habitación del hotel. Mi
noche no había sido demasiado gratificante en cuanto a horas de sueño se refiere. Después
de mi baño, recuerdo haber buscado algo que ver en la tv pero sin suerte…, la apague e
intente dormir como cualquier persona normal habría hecho... ¿Por qué será que me cuesta
tanto conciliar el sueño cuando mas cansada estoy?
Es como si mi cuerpo y mi mente no se pusieran de acuerdo, y puedo intentar toda una
batería de trucos para relajarme, controlar la respiración, poner la mente en blanco, hacer
ejercicios Kegel, en fin, todo eso que se hace para bajar las revoluciones y lograr
descansar…en mi caso, funciona al revés.
Cuando logro acompasar mi respiración, y comienzo a visualizar una gran luz blanca en mi
cabeza ¡zas!, ese es el momento preciso en que mi mente se inunda con imágenes de
lugares o personas, o repito trozos de conversaciones que sostuve, solo que las edito,
diciendo lo que en verdad me gustaría haber dicho…, o comienzo a cantar canciones…
¡Ja!, lo de las canciones es fatal.
Basta con que se haga silencio a mi alrededor para que la banda de sonido de mi vida haga
su entrada triunfal, y sin darme cuenta me encuentro tarareando algún tema pegadizo o no
tanto…Anoche era ¨Waiting in vain¨, de Annie Lenox…y mi cabeza me hacia el
acompañamiento con una orquesta completa, mientras yo cantaba casi sin poder evitarlo…
¨I don’t wanna wait in vain for your love,
I don’t wanna wait in vain for your love¨,
y entonces comencé a pensar en que película había estado esa canción,… y ¡Bum!, me
acorde de John Cusack y Kate Beckinsale, en esa escena en la pista de patinaje sobre hielo
de Central Park…
¿Cómo se llamaba la película?, ¡Dios! Ahora si no me acuerdo el nombre de la maldita
película, de seguro no duermo en toda la maldita noche y voy a terminar teniendo que
levantarme y pedir que me habiliten el maldito servicio de Wi-Fi en la habitación,…¡Que
estúpida!, ¿Cómo no me acorde de pedirlo en recep…?
¡Alto! Ya sé, ¡ya sé!, la tengo en la punta de la lengua…ya sale,…¨Serendipity.¨. ¡Uff!,
estuvo cerca, menos mal que me acorde…
Y era tan linda esa película, las tomas del Central Park eran bellísimas…, y el final, los dos
sentados en la pista, congelándose los traseros… pero felices de haberse encontrado.
¨Tears in my eyes burn, tears in my eyes burn,
While I’m waitin’, while I’m waitin’ for my turn. You see…¨
Mañana podría ir a pasear al Central Park…Si, ¿Cómo no? Alice no me va a dar tregua, …
aunque quizás, si le digo que tengo que ir a comprar algo de ropa ella seguro que acepta
acompañarme…¡Nop!, nada de compras con Alice, mejor le digo que quiero reconectarme
con la ¨Gran Manzana¨…¡Esa es buena!. Alice no me negaría un paseo por el parque más
famoso del mundo, después de tantos años viviendo en Europa...Si.
Ta ra ra ran… Okay, aquí viene otra,
I've been so many places in my life and time, I've sung a lot of songs and I've made some
bad climbs.
I've acted out my life in stages with ten thousand people watching, Oh, but we're alone now
and I'm singing this song for you¨.
¨I know your image of me is what I hope to be, I've treated you unkindly ,
but darling can't you see that, there's no one more important to me,
darling can’t you please see through me…¨
Karen…que dulzura tenía su voz… ¿Me pregunto si los hermanos Carpenter seguirían
cantando juntos aun?, de no haber sido por esa trágica muerte, claro...
¨¡Ah!, bueno. Definitivamente no voy a pegar un ojo esta noche…¨ pensé, pero eso es lo
último que recuerdo de anoche, Gracias a Dios.
Me senté en la cama frotándome los ojos, un gran bostezo acompañado por brazos hacia el
cielo en forma de ¨V¨ eran parte de mi ritual de todas las mañanas. Con reticencia busque
mi celular en la mesa de luz a un costado de la cama; ¨Las 9 de la mañana. No es tan
tarde…después de todo¨ pensé, dejando el celular nuevamente en la mesa.
Me levante de un salto y busque dentro de mi maleta. Revolví con impaciencia entre mis
cosas, estaba segura de haber incluido unos leggins negros que podría usar con el vestido
tejido con cuello alto, las botas de Marc Jacobs y mi trench colorado.
¨Vestida a prueba de Alice ¨ pensé, y eso me recordó que le había prometido llamar en
cuanto me despertara, pero siendo tan temprano, seguramente tendría tiempo de desayunar
antes de someterme a su escrutinio. Me cepille el cabello y decidí dejarlo suelto, el también
necesitaba un descanso después de todo.
Tome mis guantes azules y mi bolso, asegurándome de poner el celular, los lentes de sol y
las llaves del auto dentro antes de salir de la habitación. Es parte de mi neurosis,
asegurarme de tener todo lo que puedo llegar a necesitar cada vez que salgo a la calle.
Detesto tener que regresar porque me he olvidado de algo.
¨Ah, Srta. Swan, buenos días¨ me saludo el joven empleado de recepción cuando llegue al
mostrador. ¨ ¿En qué puedo asistirla esta mañana?¨ Continuo risueño.
¨Buenos días…Tayler, ¨ le respondí, leyendo no muy sutilmente la insignia en su solapa.
¨Quisiera que me indicaras donde puedo desayunar, por favor¨ pedí, intentando que mi voz
sonara un poco más animada de lo que me sentía esa mañana.
¨Claro, por su puesto…, nuestro restaurant se encuentra en esta planta y usted puede
desayunar allí mientras disfruta de la vista del Parque Gramercy, aunque… si me permite,
le recomendaría hacerlo en el Club y Jardín Privado en la terraza del hotel¨ me soltó, para
luego inclinarse levemente sobre el mostrador dándole un tono de complicidad a su
sugerencia.
¨Vera, hoy hay una convención de agentes de bolsa en el hotel, y muchos de ellos han
llegado temprano, y se reunieron en Maialino para desayunar…yo creo que usted estará
más tranquila en la terraza¨ concluyo, brindándome una sonrisa satisfecha.
¨Si, suena más tentador, pero creí que la terraza era solo para hombres, como una especie
de club privado, ¨ le consulte frunciendo el ceño.
¨Si, claro, pero eso es por las noches, solamente. Si lo desea, yo avisare que está en camino,
es en el piso 16…¨ Me sonrió confiado, señalando hacia el ascensor.
¨Pues, Tayler, eres muy amable, y ¿será posible que allí tengan un ejemplar del Broadway
Journal? ¨ Le consulté devolviendo su sonrisa.
¨Desde ya, Srta. Swan. Allí la esperaran con el diario y el desayuno.¨ Haciendo una
pequeña reverencia con la cabeza, me dirigí hacia el ascensor nuevamente, después de darle
las gracias.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron nuevamente, me encontré en una especie de
lobby. Decorado bellamente al estilo del hotel y con un piso damero precioso que estaba
iluminado por la luz del sol que se abría paso desde la terraza. Allí me esperaba un
camarero con el ejemplar del Broadway Journal, y una bandeja de desayuno ya servida. Me
senté en un sillón de mimbre colorado, frente a una pequeña mesa de madera y le sonreí al
camarero, agradecida.
El aroma del café me envolvió inmediatamente. Mis papilas gustativas se despertaron con
el conocido olor de mi bebida predilecta. El mismo venía acompañado del más delicioso
croissant y un jugo de naranjas que, francamente, quedaría sin tocar. No entiendo como
alguien puede beber algo frio junto con su café… pensé, al tiempo que abría mi diario y me
disponía a desayunar.
La música ambiental era sumamente relajante y mi mente repasó los eventos del día
anterior. Había sido verdaderamente sorprendente encontrarme con Edward en el teatro, y
al enterarme de su posible participación en el musical pensé en que había sido un error esto
de venir a trabajar a New York. Aro me había aconsejado hacerlo, como una forma de
reconectarme con mi público aquí, en mi país. Yo lo había interpretado como lo que en
verdad era, leyendo entre líneas su discurso… la niña necesita tiempo para pensar.
Odiaba eso de Aro, a pesar de los años que hacía que estábamos juntos, el nunca dejaba de
verme como a una jovencita. La gran diferencia de edad entre nosotros colaboraba bastante
con esto. Mis 26 años y sus 52, marcaban una brecha generacional importante. Pero de
todos modos, si yo no la sentía a su lado, ¿porque tendría que molestarle a el? Yo no era la
típica jovencita en busca de una figura paterna, simplemente era más madura que muchas
mujeres de mi edad, y tenía muy claro lo que deseaba de la vida. Estabilidad, seguridad,
confianza… esas eran las cosas que yo obtenía de mi relación con Aro. Quizás no sonara
muy romántico, pero yo ya había aprendido esa lección hacía muchos años, y hoy sabía
perfectamente que el amor romántico no me llevaría a ningún lado en el que yo quisiera
estar.
¨Isabella, yo tengo mi vida hecha, tengo hijos apenas unos años menores que tu…,
piénsalo querida, seguramente tu querrás, en algún momento, tener los tuyos propios y
formar una familia. Yo no puedo ofrecerte eso. Yo ya hice todo eso...¨
Sus palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez…, si bien era cierto que en algún
momento de mi vida soñé, como toda mujer, en tener hijos y pasar por esa maravillosa
experiencia, había dejado de lado ese deseo al mismo tiempo que renuncie al amor.
¿Tan difícil era creerme? ¿Tan difícil era confiar en mi criterio? El mal humor empezó a
reptar en mi interior como una enamorada del muro. Esto era algo que yo había decidido
hacia años, ¿porque no me creía?
Empuje esos pensamientos al fondo de mi mente, no lograría nada enojándome otra vez, y
después de que el contrato para hacer el musical estuviera firmado, volvería a hablar con él
y lo convencería de que mi decisión era aceptar su propuesta de matrimonio…
Cerca del mediodía me encontraba estacionando en la calle frente al ¨Alice’s Tea Cup¨, a
unas cuadras de Central Park. Alice había insistido en que nos encontráramos allí, a pesar
de la obvia broma con respecto a su nombre, me pareció que sería un buen lugar para
charlar. Descendí la escalinata para entrar y fui recibida en la puerta por una camarera muy
amable, que me indico una mesa en la esquina más alejada de la entrada. La atmósfera del
lugar era muy alegre, y pensé que se adecuaba mucho a la constante energía positiva de mi
amiga.
Estuve sentada allí unos minutos hasta que Alice apareció. Porque Alice no llega a los
lugares, ella aparece. Como si fuera una hadita, se materializa de la nada y uno se pregunta
cómo diablos lo hace…
¨ ¡Alice!¨ grite sorprendida. ¨No me hagas eso, sabes que detesto que me sorprendan…¨ la
rete, escondiendo una sonrisa.
¨Oh Bells, ¡Vamos, que no fue para tanto!¨ Me contesto, mientras me daba un beso en la
mejilla y corría una silla para sentarse frente a mí, al mismo tiempo que llamaba a la
camarera con su mano extendida hacia el cielo.
Nunca supe como lo lograba, pero para alguien de su tamaño, ella sí que sabia como llamar
la atención de quienes la rodeaban. La camarera se acerco a nosotras con la carta, y Alice la
despacho con la mano, sin siquiera voltearse a mirarla.
¨Vamos a querer dos órdenes de scones con huevos poché, ensalada de espárragos a un lado
y salsa holandesa aparte, para beber, dos gaseosas de dieta, por favor ¿Si?¨ termino de pedir
nuestra orden y miro expectante a la camarera recién al final de su discurso, brindándole
una dulce sonrisa. La muchacha paso de una cara de enojo a una brillante sonrisa de oreja a
oreja, y yo no pude evitar preguntarme como se las ingeniaba mi amiga para ganarse la
simpatía de la gente, con solo una expresión en sus labios y su vocecilla musical. No perdí
tiempo informándole que la salsa holandesa no me gusta, ella sin dudas me convencería de
lo deliciosa que era en este lugar…
¨Bien, cuéntamelo todo.¨ Me pidió, apoyando sus manos entrelazadas en la mesa y
sonriendo, ahora sí, genuinamente hacia mí.
¨¿Por dónde quieres que empiece? Le pregunte, pero al instante supe que era un error
dejarla escoger el tema de conversación, por lo que me apresure a continuar.
¨Veamos…, el vuelo fue largo pero confortable. Aro insistió en comprarme pasajes en
primera clase, aunque le dije que no era necesario…Mi habitación es muy cómoda y el
hotel tiene una terraza preciosa donde desayune esta mañana.¨ Mientras le contaba sobre mi
viaje y hospedaje, la veía fruncir el ceño con disgusto. Claramente no era sobre esos temas
lo que ella quería saber…
¨Bella, ahora tienes que darme algunas respuestas. Cuéntame sobre Aro. ¿Porque no ha
venido contigo?, ¿vendrá luego?, ¿esta todo bien entre ustedes?¨ aquí se interrumpió porque
la camarera se acerco a dejar nuestro pedido sobre la mesa. Mientras le agradecía y seguía
con la mirada a la chica para asegurarse de que se hubiera alejado, tomo su vaso y se mojo
los labios como para humectar la zona y continuar con su interrogatorio.
¨Aro no ha venido porque esta preparando el estreno de ¨Evita¨ en Londres. No se si podrá
venir luego, aunque probablemente lo haga para el estreno del musical.¨ Le conte
sonriendo, a sabiendas de que ella estaba queriendo detalles que yo no le estaba dando.
¨Y esta todo bien, gracias por preguntar…¨ Termine, mostrándole mi sonrisa mas
tranquilizadora y comenzando a probar la comida.
¨Bella, ¿entonces no vas a contarme nada…?¨ Me pregunto con la frente arrugada en clara
señal de enojo, y de pronto se puso de pie, corriendo su silla hacia atrás. Cuando me di
cuenta de lo que ella hacia, tome una de sus manos que aun se encontraba sobre la mesa.
¨Espera Alice, no te vayas.¨ Le pedí, sabiendo que esta vez no habría escapatoria posible.
¨Cuando llegaste sola al teatro pensé que quizás había surgido algún inconveniente con lo
de la boda y demás…¨ deslizo su comentario con tono inocente. ¨Estas en tu derecho de no
querer compartirlo conmigo, pero yo también tengo derecho de cansarme de tus rodeos.
¿Qué sucede Bella?, ¿No confías en mi?¨ Me pregunto, con expresión obviamente herida.
¨Escucha Alice, no es eso, es solo que hay tanto de que hablar, y tenemos tanto tiempo para
hacerlo, que yo pensé que quizás podríamos charlarlo mas adelante…¨
¨Tu siempre piensas que hay tiempo, pero permíteme decirte que el tiempo pasa, y se lleva
consigo muchas cosas, entre ellas mi paciencia. Durante años me he mantenido en la fina
línea que tu trazaste para nuestra amistad, la distancia no me permitió otra cosa, pero…hoy
estas aquí, y si no vas a otorgarme el mismo tipo de confianza que yo te he dado a ti, para
contarme de tu vida y compartir tus cosas como una verdadera amiga, pues entonces…, yo
también renuncio a tu amistad. Nos conocemos hace tantos años…, y sin embargo, siempre
hacemos esta danza de cazador y presa cuando se trata de tu vida. Yo buceo en busca de
información y tu evitas dármela escapándote por la tangente a como de lugar.¨ Sus ojos se
habían llenado de pequeñas lágrimas que ella luchaba por contener, y por primera vez en
siete años, sentí la necesidad de abrirme y contarle lo que en verdad me había sucedido
todos esos años atrás.
¨Bella, he traido conmigo las cartas que me enviaste desde Argentina.¨ Me dijo con voz
temblorosa e insegura. ¨Yo creo que fue entonces cuando me dejaste afuera, y lo has hecho
sistemáticamente desde entonces…¨ Continuo sin levantar la vista de un manojo de sobres
amarillentos. Pobre Alice, después de todo ella había conservado un trozo de nuestra
historia y ahora la usaba de ofrenda, como intentando exorcizar nuestros viejos demonios.
¨Si quieres podemos releerlas y volver atrás para tratar de recuperar esa maravillosa
amistad que teníamos, aun estamos a tiempo…¨ Dijo, y ya no pudo evitar que las lágrimas
cayeran rítmicamente por sus mejillas.
Redondas y brillantes lágrimas caían sin cesar por su precioso rostro aniñado. Y no pude
evitar pensar en lo injusta que había sido con Alice. Ella también había sufrido con todo
aquello, por todo aquello.
De pronto, no sentí mas el miedo que solía acecharme cuando ella se acercaba a mis temas
difíciles. En ese momento supe que tenia que dejar salir todo el dolor que había mantenido
encadenado a aquellos recuerdos. Entendí, que el resentimiento se había afincado en mi
alma y había apagado mi luz interior, dejándome solo una carcasa que hoy albergaba lo que
quedaba de mi espíritu.
Alice merecía este esfuerzo, y yo estaba mas que dispuesta a hacerlo…pero ¿por donde
empezar?, había tantas telarañas que correr para llegar al principio de este abismo en el que
me había sumergido…
Hospital Dr. Ramón Carrillo
San Martín de los Andes, Neuquen, Argentina
Octubre 3, 2002
Alice,
Lo siento, no puedo volver…esto es demasiado incluso para mí.
No quiero saber nada de lo que sucede allí, no quiero leer las revistas de chismes ni
escuchar lo que me sucedió contado por gente que en verdad no sabe nada de mi ni le
importa, y no quiero pensar en Edward.
Solo quiero desaparecer, y soñar que nada de esto sucedió, y que nunca lo conocí. Es tanto
el dolor, que preferiría nunca haberlo conocido.
Pienso en todo el daño que he hecho…pienso en Jake, en mis padres…en ti.
Me han recomendado que me interne en una clínica aquí en la Patagonia. La dirige un
medico americano. Esta bastante mas al sur, en la provincia de Rio Negro y…estoy
pensando seriamente en irme a quedar allí un tiempo. (No creo que ningún paparazzi me
encuentre tan lejos).
Ali ¿Por qué tiene que doler tanto? No puedo dejar de llorar e incluso ahora que te escribo,
desearía no tener que hacerlo, porque solo de contarte como me siento vuelvo a revivir lo
que paso y es demasiado…todo fue mi culpa, yo hice esto, el tiene razón en
despreciarme…, y aunque no puedo culparlo, tampoco puedo hacerle frente ni pedirle que
me perdone…para que me rechace otra vez. Pienso en Jake, en cuanto le quedaba por vivir
y en lo mucho que debe estar sufriendo Billy…
También pienso mucho en ti amiga, te necesito…pero no sé cuando volveremos a vernos.
Tratare de volver a escribirte, pero no te enojes si no lo hago pronto, es que ahora solo
quisiera dormir, esos son los únicos momentos de paz que tengo, y por lo tanto duermo
mucho, la medicación que me dan ayuda, y siento que me hace bien, aunque nada podrá
hacerme olvidar que fue mi egoísmo el que mato a Jacob…
Te quiero,
Bella.
Clínica Eclipse
El Bolsón, Río Negro, Argentina
Diciembre 15, 2002
Alice,
Siento mucho no poder hablar contigo por teléfono ni conectarme a internet…imagino tu
cara de sorpresa al recibir esta carta, (creo que no estás segura que en verdad sea yo…
nunca te había escrito a mano antes).
Confía, soy yo, Bella.
Estoy bien, lo mejor que puedo estar después de todo lo que sucedió…
Espero que también tu lo estés amiga, la distancia es tanta que recién ahora me doy cuenta
que no obtendré respuesta a esta carta hasta dentro de por lo menos una semana. Aquí no
hay teléfonos celulares, ni TV satelital, ni Internet. De hecho, no hay siquiera energía
eléctrica, usamos paneles solares y el agua es de pozo…Que loco te debe sonar todo esto...
No te asustes, hay vida mas allá de la tecnología, ahora lo sé, y después de unos días de
estar aquí, mi mente comenzó a funcionar diferente, no creo que sea solamente por la
medicación, esta clase de vida despojada de cualquier distracción mundana esta teniendo un
efecto extraño y sorprendente en mi humor. Pienso más claramente, y puedo repasar las
cosas que me sucedieron y entender mis motivos, también los de el…aunque, no voy a
mentirte, todavía me pregunto porque no pudo perdonarme… ¿acaso no sabía cuánto lo
amaba? o quizás el no me amaba tanto como yo…
No creo que sea posible encontrar este nivel de claridad en L.A.
Ya sé que estas preocupada, lo sé Alice, pero confío en Carlisle y Esme y en todo su
equipo. Son personas maravillosas y me están ayudando mucho. Sobre todo a comprender
lo que me pasó y cómo manejar mis emociones y volver a tomar las riendas de mi vida…
pero recién empiezo, he pasado apenas 30 días aquí y todavía no estoy lista para enfrentar
todo aquello.
Aquí me siento tranquila. Por las mañanas me dedico a trabajar en el jardín con Esme (en
Argentina ahora es Primavera).
El Bolsón es muy hermoso, es como un valle escondido entre montañas, se encuentra en la
provincia de Río Negro, ¡Y estoy convencida de que es el paraíso terrenal!
La vista desde mi cabaña es tan pacífica…, veo el lago cada mañana y parece como si me
hubiera ido a vivir a otro planeta…
Aquí realmente puedes ver las estrellas (y no son precisamente las que tú ves allí…¡jaja!).
El aire es distinto, y escuchar a los pájaros cantar por las mañanas es realmente inspirador.
Mi madre me ha enviado mi cámara digital, intentare imprimir algunas fotos en el pueblo
para ti. ¡Como desearía que pudieras ver todo esto!...aunque no te imagino caminando por
aquí con tus tacos altos.
No se cuando volveré si es que lo hago alguna vez, estoy pensando seriamente en
abandonar todo…
Estos últimos días he estado hablando con Esme y Carlisle y ellos quieren recomendarme
con un amigo que es productor de musicales en Italia, ¿me imaginas como actriz de teatro?,
seria una buena oportunidad de explorar mis capacidades musicales… y Europa no suena
nada mal.
Bueno, voy a dejarte, por ahora, aunque siempre estás conmigo,
Bella.
Buenos Aires, Argentina
Marzo24, 2003
Alice,
te mando esta postal desde el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires. Estoy aguardando la
partida de mi vuelo con destino a Roma. En cuanto me establezca allí te llamare para
pasarte mis teléfonos y domicilio.
Este es un gran paso para mi, estoy entusiasmada de ir allí e intentar con lo de los
musicales…
No quiero volver a casa, no todavía, al menos.
Te extraño, abrazos.
Bella.

También podría gustarte