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130, el niño mas feliz del mundo.

Historia basada en hechos reales.

Introducción.

1:30. -no, no puede... 1:30!! la una con treinta minutos!!! -gritaba en tono de maldición Josue- no,
no, no!!!! Tomo su muñeca izquierda con todas las fuerzas que su mano derecha le permitían y
rasgándose la piel con sus uñas, tomo su reloj por la correa, se lo arranco y con la inercia que
permanecía en su brazo lo estrello en el piso. El reloj se partió, la protección de cristal se cuarteo en
trozos grandes y pequeños que terminaron por desprenderse y la maquinaria quedo expuesta a la vista.
Su muñeca solo quedo enrojecida.

Josue se tiro en sus rodillas y termino tumbado en el suelo. Ya en posición fetal, cerro sus ojos para no
ver, apretó su mandíbula para no gritar y con sus manos tapo sus oídos. Fue una lastima que a pesar de
eso, alcanzo a escuchar esas llantas patinándose en el pavimento como desprendiendo cada partícula de
la grava en el intento de frenar y detener ese titan de fierros. Pero lo peor fueron los aullidos de dolor
que escaparon de bobby, el viejo pastor ingles de Josue. Dos o tres, no mas. Después solo el silencio.

Josue abrió sus ojos repentinamente y tanto que por poco se le salen pero no vio nada, lo veía todo. -Tic
tac, tic tac. Josue dirigió su enorme mirada al reloj destrozado en el piso. La manecilla de los segundos
aun trabajaba, o al menos lo intentaba, estaba atorada en la misma posición, así que solo se movía de
arriba abajo produciendo ese letal tic, tac. Josue tomo lo que quedaba del reloj, lo miro con odio y lo
arrojo con furia a la pared. Se detuvo.

I
El fantasma de un amigo.

Un poco de polvo seco y café ensuciaba los zapatos de Josue, que se encontraba hincado ahí frente al
montículo de tierra que cubría al ahora cadáver de bobby. Entre sus dedos sostenía el delgado tallo de
una pequeña flor blanca que hacia girar una y otra vez sin mirar nada en especifico.

Absorto en los recuerdos de su mascota fue interrumpido cuando sintió una gélida presión postrarse
sobre su hombro. Giro su cabeza y mirada con lentitud por el miedo paralizante que lo poseyó. Y
esperando encontrarse con la figura espectral de bobby, su mano, sin intenciones de hacerlo pero
dominada por el miedo trituro la flor. -Ahhhhhhh, eres tu -suspiro Josue. Por suerte se trataba de su
primo.

Josue se tranquilizo al ver a su primo. Estaba como siempre, era un tipo alto y delgado, con un flequillo
de su cabello negro saliendo por el orificio de su gorra que usaba al revés, esos ojos curiosos y su
postura despreocupada típica de un adolescente . Josue lo miro solo de reojo, ya lo conocía bastante
bien y como de costumbre tuvo esa sensación de que se trataba del el mismo pero mayor en tamaño y
edad y en una versión mas “en la onda” volvió la mirada y se dio cuenta de que había despedazado la
flor.

Sin una expresión muy definida en su rostro, Roberto se dirigió a Josue -Fui a tu casa y me dijeron que
estabas aquí.
-si, hola. Me diste un buen susto -le respondió sin mucho animo.
-Pero, no oíste?? soné varias veces la bocina de la moto.
Josue alzo la vista y pudo ver la vieja motocicleta con una caja grande que citaba “Jhonny pizza”
recargada en un árbol.
-Estaba distraído.
-ahh en serio?? jamas lo habría pensado de ti -dijo irónico Roberto. Bajo la mirada, soltó y el aire en
sus pulmones -Bueno, fui a tu casa, tu papá me contó lo que le hizo por accidente a bobby con la
camioneta... y que vinieron a sepultarlo aquí, pero tu te quedaste.

Josue intercambio miradas con Roberto, se decían uno al otro “lo lamento y gracias”, en ese lenguaje
visual que ambos y solo ellos dominaban.

Roberto dio unos pasos hacia el sepulcro y en su clásico tono de timidez que termina siempre en
solemnidad dijo -bueno... creo que diré unas palabras -se quito la gorra, la tomo entre ambas manos
para bajarla a la altura de su estomago y miro al montículo- bobby, gracias por todos estos años. Fuiste
un gran perro, una gran mascota y el mejor amigo. Nadie olvidara que eras tu el que siempre se comía
por debajo de la mesa la comida que hacia mi tía y nadie quería, ni esa vez que nos defendiste cuando
el doberman del vecino logro romper su cadena y corrió hacia nosotros, o cuando encontraste las
tarjetas de béisbol perdidas en los cojines del sillón -Roberto se inclino a cortar otra de esas flores
blancas y la dejo caer sobre la tumba- El día de hoy, el mundo perdió a un gran perro.

Josue tomo una flor mas y la coloco sobre la otra, recibió una palmada en la espalda de parte de
Roberto quien consiguió una optimista sonrisa como respuesta.

-Te llevo a tu casa? -pregunto Roberto- Josue asintió con la cabeza, fue donde la motocicleta, se puso el
casco, ambos subieron y se fueron. El sol casi se ocultaba por completo.

II
Diarios de motocicleta.

Al día siguiente, esquivando peatones, abalanzándose de izquierda a derecha y haciendo maniobras


dignas de un profesional, Roberto se dirigía a casa de Josue a toda velocidad en su motocicleta para
compartir como siempre las rebanadas de pizza restantes del día laboral. En su camino en linea recta,
como el sabia era la forma mas rápida de llegar de un punto a otro, se cruzo un pequeño perro, de esos
grises algún día blancos de cabello chinito que nunca pueden faltar en un taller mecánico. Roberto se
derrapo dando un volantazo a la izquierda y aterrizo sus tenis en el pavimento alzando un poco de
polvo. En realidad nunca estuvo cerca de arrollarlo. Roberto se dirigió al perro y señalándolo con su
indice le dijo -con lo de ayer ya fue suficiente, ni uno mas! El perro lo miro a la cara por un segundo
como si estuviera viendo a un turista tratando de comunicarse en territorio ajeno. Siguió su camino con
una rebanada de la especialidad del día en el hocico.

-pero pensándolo bien, el asesino fue mi tío, yo no tenia porque pagar sus culpas. -reflexiono Roberto.
Poco antes de llegar a su destino, vio que salia un humo negro, justamente de su destino : la casa de
Josue. El asombro se dibujo en su cara, se detuvo por un instante para asegurarse de que no tenia una
alucinación provocada por el exceso de comics o videojuegos. No era así. Adopto la posición de ciclista
en mitad de una carrera y acelero hasta el fondo.
Roberto estiro su brazo aun subido en la motocicleta, para llamar al timbre, pero antes de que pudiera
alcanzarlo, apareció Josue en la escena precedido de un tremendo portazo. -genial, mi héroe! -dijo
Josue bendiciendo su suerte. Subio a la motocicleta sin invitación alguna -Acelera, nos vamos de aquí!
Roberto obedeció aunque no entendía lo que ocurria -Ok, sujetame fuerte.

Se alejaron enseguida dejando atrás la casa, la puerta abierta y una mujer que salia de esta gritando
-Josue!!!!! era su madre aunque a juzgar por su furia en ese momento se lamentaba de serlo. Ella se
quedo solo con el polvo y smog que quedaron de la huida.

-Que rayos paso Josue??


-Te lo contare cuando lleguemos.
-Cuando lleguemos a donde?
-Buena pregunta, a donde vamos?
-No se, yo solo te llevo.
-Yo menos, yo solo vengo contigo.
Los dos se soltaron a reír. Roberto se detuvo a dos cuadras de distancia en una esquina y tomo aire.
-Entonces, a donde quieres ir? -Le pregunto a su primo- no tenemos tanta gasolina para llegar a la
frontera.
-Vamos a tu casa y te cuento todo.
-Ok, nos quedan 10 minutos.
-Para que???
-Para llegar, luego de media hora la pizza es gratis y yo pierdo mi sueldo.
-Relajate ya no estas trabajando. Y aunque lo estuvieras no pagaría jaja. -dijo Josue con un tono burlón.
La motocicleta se alejo con ellos en el horizonte. Quedaron 5 minutos de sobra, la casa de Roberto
estaba muy cerca.

III
Lo que pasa una vez, puede pasar dos.

Luego de varias rebanadas, la verdad es que nadie llevó la cuenta, Josue y Roberto estaban sentados en
el piso, recargados sobre un muro y golpeando cada uno sus estómagos en señal de satisfacción. Con
los olores del queso, el salami y hasta los champiñones mezclados en el aire continuaban su platica.

-Jajaja entonces, hiciste una fogata con todos los relojes que encontraste en tu casa? -le preguntaba
Roberto a Josue entre risas pero sin entender nada- Por eso había tanto humo y por eso mi tía nos
gritaba como loca!
-pues si, mas o menos así...
-Jajajaja! Pero porque hiciste eso?
-Es que... pues... -Josue miraba a todas partes y dibujaba figuras en el piso con sus pies- es que no se si
alguien pueda creerlo.
-Que cosa?
-Lo de bobby...
-Aja?
-No fue un accidente. -Dejo de dibujar figuras.
-Que? -Roberto se exaltó un poco al oír eso, incluso enderezo su postura- de que hablas?
-Fue mi culpa -Le respondió Josue a su primo en un tono y con un gesto, pues si, de culpa.
-Oye aunque se podría decir que en teoría mi tío es un asesino, no fue culpa de nadie, al menos nadie lo
quiso así, entonces es un accidente. Como podrías ser tu el culpable?
-Te dije, que no me creerías. -se encogió en sus hombros.

Roberto miro con preocupación a Josue, le dio un trago a su lata de refresco y le dijo -Ademas, que
tiene que ver todo eso con la fogata?
-Es una larga historia, es una... -Roberto lo miraba con mucho suspenso- una... es una maldición!
Roberto puso su lata de refresco en el piso y no dijo nada, no dijo nada mas, sin embargo sus ojos
abiertos a la inmensidad reflejaban signos de interrogación y ese gesto alzando la ceja gritaba
“cuéntame! Cuéntame!”

Josue tomo aire suficiente para llenar sus pulmones y comenzar con su historia.
-Siempre que yo miro un reloj y por casualidad, este marca la una con treinta minutos ocurre una
tragedia... -Siguió hablando con dolor- como con bobby, mire el reloj, era la una y media y al siguiente
instante bobby se había ido.

Roberto lo miraba y escuchaba con incredulidad e intriga y permanecía en silencio total.

Retomando la seriedad Josue contaba años atrás con sus dedos. -La primera vez que ocurrió, fue
cuando tenia seis años. Estábamos en la clase de matemáticas y la maestra había dicho que en quince
minutos mas daba por terminada la clase. Entonces, luego de un rato uno de mis compañeros pregunto
“ya pasaron maestra? Los quince minutos?” Ella, algo molesta, porque a cada instante se lo
preguntaban, miro entre los alumnos en busca de alguien con reloj. Yo estaba sentado hasta el frente y
tenia uno así que ocurrió. Me pregunto la hora y se la dije, la una con treinta minutos. No dijo nada y
por unos segundos, que parecían eternos no me quito la vista de encima y después yo tenia un cadáver
justo sobre mi.
-Como?! -Exclamó Roberto.
-Nos dijeron que tuvo un ataque al corazón y su muerte fue instantánea. Siempre me pregunte porque.
Porque? Porque había muerto en ese momento y había tenido que desplomarse justo sobre mi? Me lo
preguntaba hasta que ocurrió la segunda vez.

>>> Mi papá había ganado la lotería una vez, un premio bastante grande.
-Mi tío ganó la lotería? -Interrumpió Roberto emocionado- nunca lo supe!
-no te emociones. Cuando justo cuando fuimos a cobrar el premio por accidente mire uno de esos
relojes de pared y marcaba la una treinta, cuando volví la mirada mi papá estaba tirado en el piso
llorando porque el billete de la lotería se encontraba en el bolsillo del pantalón gris que había llevado a
la lavandería y era idéntico al que llevaba ese día.
-santos cielos... -le dijo Roberto sin poder cerrar la boca- eso es muy malo!
-Si, mi papa tuvo que ir a terapia para superarlo. Cuando vi el reloj y la hora que marcaba, recordé lo de
la que ocurrió con mi maestra y entonces había pasado eso con mi papa también.

>>>La tercera vez, fue la que me convenció. Iba camino a la final del torneo de fútbol con el resto de
mis compañeros en el autobús del equipo. Esa temporada, habíamos sido los lideres del grupo y de la
tabla entera, teníamos también al líder de goleo, diez juegos invictos y nuestros rivales eran los
mapaches, unos buenos para nada. Nosotros eramos los favoritos desde luego y no había manera en que
pudiéramos perder ese encuentro. Claro, hasta que por la ansiedad, mire mi reloj, nuevamente, la una
de la tarde, con treinta minutos. El autobús comenzó a hacer ruidos como un montón de fierros cayendo
por un barranco y después todo se lleno de humo. Para cuando pudieron reparar el autobús y llegamos
al deportivo el capitán de los mapaches estaba alzando el trofeo y nosotros habíamos sido
descalificados por inasistencia. Recordé lo de la maestra, lo de mi papá y supe que había algo mas que
solo casualidades.

>>> Y ahora, cuando ocurrió lo de bobby, ni siquiera espere a que pasara algo, mire el reloj y cuando
me di cuenta de la hora que era, ya sabia que una tragedia ocurriría y no me equivoque.
Roberto miraba atónito a su primo mientras le ocultaba su reloj de su vista discretamente cruzando los
brazos. No podía decir ni una palabra.

Josue se relajo un poco dejando pasar todos esos recuerdos y dijo -hasta ahora, ha ocurrido cuatro veces
y tu ya lo sabes – y mirando a los ojos de Roberto tomo sus dedos para contar- si ocurre dos veces, es
coincidencia, si ocurre tres es una ley y si ocurre cuatro veces...
-maldición -le respondió Roberto a Josue completando su frase.
-exacto eso es.
- Y solo funciona si es una treinta PM? Sabes si algo malo pasaría si fuera la una treinta AM?
- No, no se y no me atrevería a averiguarlo.

Roberto se veía como si acabara de escuchar una historia de horror al rededor de la fogata de un
campamento, solo que esta era real y Josue solo pensaba como iba a justificar con sus padres la fogata
que el había hecho en su casa.

IV
Noche de insomnio, día de muertos.

Unos cuantos rayos de luz, cortesía de la luna, iluminaban tenuemente la habitación de Josue, mientras
el dormía profundo. Quizá tenia un sueño agradable, su rostro se veía tranquilo y sin preocupaciones.
Sin que nada en la noche lo anticipara, en la cabeza de Josue comenzó a retumbar un ruido que pronto
se convirtió en molestia. “tac... tac.. tac...”

Entre dormido y despierto, ese sonido le trajo recuerdos a Josue. -un reloj! -pensó. Aunque había
destruido cada reloj en su casa para evitar mas tragedias como el les llamaba. El ritmo acelerado de su
corazón le ayudo a oxigenar su cerebro y despertar por completo en un segundo. Sus ojos abiertos en la
oscuridad buscaban el origen del sonido tanto como lo hacían sus oídos. Se detuvo, el ruido no se
escucho mas. Josue pensó que todo había sido su imaginación y sus ojos se cerraban nuevamente lento,
cada segundo un poco mas... Tac! Sus ojos se abrieron en una milésima. Por fortuna se dio cuenta de
que el sonido provenía de su ventana. Josue se levanto y se dio cuenta que alguien arrojaba piedritas
desde abajo. El sonido de un motor en reposo y un par de luces abriéndose paso entre la oscuridad
confirmaban la presencia de Roberto.

Josue abrió su ventana aun incorporándose. Un aire frió entro en la habitación.


-La maestra! -fue lo único que dijo Roberto luego de recuperar aire. Parecía que llego hasta ahí
apresurado. Josue algo confundido y mientras se abrazaba a si mismo para cubrirse del frio le dijo
-Que?
-Si, la maestra
-Cual maestra?
-La muerta!
-Que pasa con ella? -Pregunto Josue con fastidio, con deseos de volver a dormir y preguntándose a si
mismo como podría pasar algo con alguien muerto.
Roberto se tomo un tiempo para organizar su dialogo y cuando lo hizo dijo -Ella es la culpable de la
maldición! -Josue se intrigo al escuchar eso y pregunto con la mirada- piénsalo, todo comenzó porque
ella murió de esa manera, encima de ti y ahora debe ser un alma en pena que te causa problemas
siempre que miras el reloj a la hora de su muerte!

A Josue le horrorizo esa idea, se puso palido porque creyó que su primo podía tener razón... Tenia de
hecho toda la razón, era muy lógico, no era simplemente obvio pensó Josue.

-Pero, no te espantes primo! -Le dijo Roberto a su primo tranquilizándolo luego de ver su cara tipo
testigo de asesinato- en el origen del problema siempre esta la solución.
-la solución? Pregunto Josue curioso pero aun con miedo.
-Si, solo tenemos que hacer que su alma descanse y nos deje, que se vaya al cielo, que reencarne, que
se la lleve la muerte o lo que mas le guste... bueno, si le dan a escoger.
Josue guardo silencio.
-Así que mañana, a primera hora, vamos a llevar flores a su tumba y le pediremos disculpas -Y en un
tono mas bajo- aunque no tengamos porque hacerlo.
-ahhhhhhhhhhhhhhhh -al parecer Josue estaba recordando escenas de la película “el exorcista” o algo
peor pero del mismo estilo y creía que la solución a la que se refería Roberto sería algo relacionado.

Josue no pudo dormir bien durante esa noche, por una parte sentía miedo del espectro atormentado de
su maestra de matemáticas y por el otro estaba muy ilusionado en ponerle fin a la maldición y no ser un
gato negro cruzando en el camino de las personas cuando miraba su reloj a la hora equivocada.

Un enorme y abrazador sol les dio la bienvenida a Roberto y Josue dentro del cementerio, cada uno
llevaba un ramo de flores. Avanzaban entre montones de tierra, pedazos de piedra, pasto descuidado y
todo tipo de flores, frescas y marchitas. Josue estaba algo desesperado, caminaba rápidamente y
mirando siempre hacia el frente, tratando de no distraerse del camino y reprimiendo sus ojos cada vez
que se desviaban para ver esos miles de nombres, fechas y epitafios en los sepulcros. Josue odiaba los
cementerios y de no ser porque tenia una esperanza de terminar con la maldición, no habría pisado ese
lugar jamas.

-Estas muy callado. -dijo Roberto- ya casi llegamos?


-Si, ya casi, es por ahí -Josue señalo un punto a lo lejos- y ya sabes que no me gustan estos lugares.
-Te dan miedo? -Pregunto Roberto con un tono de burla.
-No, no es eso...

Una ardilla trepo un árbol sacudiendo algunas hojas secas. Josue empalideció y volteo rápido. Cuando
miro que se trataba de una ardilla solamente suspiro. Roberto se rió discretamente. -Esta bien, un poco
de miedo -Josue tuvo que admitirlo. Roberto soltó la misma risa de antes. -solo un poco eh.

Luego de muchos metros de cadáveres (enterrados) llegaron a la tumba. Se veía sucia, triste, sin una
sola flor, ni siquiera pétalos marchitos, probablemente los tuvo pero el viento se los llevo. Estaba casi
abandonada.
-Es esta. -Dijo Josue, estaba un poco nervioso.
-Y después de tanto tiempo aun recuerdas su localización?
-Murio encima de mi, como voy a olvidarme?
-Si, tienes razón... Vamos a empezar, limpiemos un poco.
Roberto apartaba la tierra y las hojas secas con su pie. Josue se hinco en el piso y puso sus flores sobre
la tumba y miro a su primo. -Ya? Es todo?
-No... -Roberto bajo la mirada al piso y continuo con timidez - Bueno... creo que voy a decir unas
palabras.
Maestra: yo no la conocí, pero estoy seguro de que ninguno de sus alumnos olvidara todas las tareas
que dejaba, dos mas dos, siete por siete, la raíz cuadrada etcétera etcétera.
Roberto se inclino, coloco las flores ordenadamente y dijo -El día que usted murió, el mundo perdió
una gran maestra.
Josue pensó “esas palabras me recuerdan algo...” entonces recordó y miro a su primo casi con el mismo
hastío con el que miraríamos a un político luego de un discurso de cinismo.

Roberto se puso de pie y haciendo una reverencia dijo -maestra, lamentamos su muerte -miro a su
primo de reojo y al ver que no reaccionaba le dio una ligera patada. Josue sacudió su cabeza distraído y
percatándose también dijo -s-s-si y-yo también lo lamento.

Los dos primos abandonaron el cementerio, uno se preguntaba “y cuando seamos demasiados, donde
nos enterraran a todos?” (mientras observaba montones de tumbas alineadas casi una sobre la otra) y el
otro pensaba “si, si! Ya termino la maldición, la maestra no me perseguirá mas” y en su rostro apareció
la sonrisa mas sincera.

V
En silencio, termina la maldición.

35,36,37,38,39 o hasta 40? Si, 40 grados de temperatura. Josue y Roberto estaban sentados en el suelo
afuera del “Jhonny pizza” esperando por alguna entrega sabatina y cada gota de sudor que se
desprendiera de sus frentes se evaporaba antes de llegar al suelo, el calor era insoportable.

El “Jhonny pizza” era un pequeño local de aluminio en color blanco ubicado estrategicamente en la
esquina de una transitada avenida. Algunos banquillos color naranja adornaban la parte frontal y
recibían a diario centenas de traseros de los clientes y una carpa rayada en blanco y rojo les ofrecía
sombra.
En el descanso donde podían comer los clientes nos encontramos con botellas de salsa ketchup y salsa
picante, un servilletero a medio llenar (Jhonny dice que así los clientes no se aprovechan y acaban con
sus servilletas) y finalmente la carta con un menú de todas las combinaciones de ingredientes posibles
para crear una de las pizzas mas deliciosas que se pueden comer en kilómetros, ademas de algunas
variedades de spaghetti y los exorbitantes precios de los refrescos que en la tienda se compran por tres
veces menos monedas.

A un lado del local había un refrigerador rojo de esos clásicos de coca-cola con la leyenda “toma lo
bueno” aunque estaba casi vació. No importaba su precio, entonces el intenso calor que amenazaba con
convertir a la ciudad en una mala copia de “racoon city” y a todos sus habitantes en zombies, hacia de
el producto el mas solicitado y que el mas avaro de los alrededores pagara esos abusivos precios sin
reclamo alguno.

Ya dentro del local hallamos un horno gigante, costales con preparado de masa, un refrigerador lleno de
ingredientes, una vieja radio grabadora que todo el día suena esa estación de éxitos de los 70's y 80´s
y lo mas importante de todo: Jhonny.
Jhonny era un tipo obeso, con la barba mal afeitada y una vestimenta de chef barato, solo con su
sombrero blanco y su filipina manchada de salsa de tomate por todas partes, ambos marca “chef works”
A pesar de ser un tipo tacaño y ambicioso, nadie podía negar la calidad de sus pizzas. Normalmente se
dice que las personas comen gracias a los frutos de sus empleos, pero en esta ocasión se puede decir
que Jhonny literalmente come de su trabajo. Ademas todo el mundo lo llamaba Jhonny pero su nombre
real era tan desconocido como el área 51.

Roberto se había acostumbrado a trabajar con el como su repartidor y Josue a conseguir precio especial
siempre que tenia antojo de pizza, cosa que ocurría muy a menudo. Mientras ambos platicaban
trivialidades de la vida, el teléfono sonó y Jhonny lo atendía.
-Pizza Jhonny, en menos de treinta minutos caliente y en la puerta de su casa, diga...ahh eres tu, como
estas? Y tu familia?... si, si, con champiñones? -Mientras hablaba anotaba en una pequeña libreta el
pedido y la dirección del cliente- Muy bien, en menos de media hora tendrás tu pizza.

>>> Roberto! Roberto! Tenemos un pedido! -Roberto se levanto, se sacudió la tierra de sus manos y
puso atención- Una especial vegetariana con doble queso, tenemos dos preparadas dentro del horno así
que apresurate a llevarla.

Jhonny se coloco su par de guantes y abrió el horno, cuando casi introdujo medio cuerpo dentro, se dio
cuenta que no quedaba ni una rebanada de especial vegetariana. Se dirigió a Roberto -Jajaja vaya se me
olvidaba que estoy siguiendo mi dieta vegetariana así que me comí las dos enteras para el desayuno,
que casualidad! En el fondo casi con vergüenza se asomaba un charola con ketchup seca y trozos de
champiñon a medio masticar, evidencia del crimen.

-Ni modo, tendré que prepararlas ahora -dijo Jhonny mientras lavaba sus manos.
-Y a donde debemos llevar el pedido? -Pregunto Roberto un poco temeroso.
Jhonny arranco la pagina de su libreta y se la dio a Robeto -Es ahí.
-Que?! La calle esta en los limites de la ciudad! No lo haremos en media hora! -Exclamo Roberto,
sorprendido, enojado, indignado... todo.
Jhonny limpio sus manos ya cubiertas de masa en su filipina y le dio una palmada en la espalda a
Roberto mientras decia -Tendré listo el pedido en solo quince minutos
-Eso es la mitad del tiempo!
-Si hijo, se que puedes hacer la entrega en la mitad de la mitad de eso! -guiño un ojo.

Quince minutos puntuales mas tarde, la pizza estaba terminada y en su caja, Jhonny la acomodaba en el
contenedor de la motocicleta. Josue y Roberto estaban ya montados, Jhonny tomo el casco y se lo
coloco a Roberto quien le dijo -Solo tengo quince minutos, no se si pueda lograrlo!
-Yo se que puedes, solo imagina que habrá un partido de la selección mexicana y comienza en quince
minutos jajaja!
Roberto respondió con una mirada de desprecio y Jhonny cambio su expresión y su tono -Bien
entonces no imagines, debes estar seguro que si el cliente no paga la pizza porque no la tuvo a tiempo,
la pagaras de tu sueldo. -Y entro de nuevo al local.

-Es injusto! -se quejo Josue.


-Lo se, si vendiera hamburguesas se llamaría don cangrejo. -Dijo Josue y se quito el casco, se dio la
vuelta, se lo puso a Josue y sonrió decidido- Pero tiene razón, yo puedo hacerlo! Dos segundos después
lo único que quedaba en su lugar era una nube de humo procedente del escape de la motocicleta.

A toda velocidad, seguramente mas de la que el velocímetro podía marcar, Roberto conducía tomando
atajos, subiendo banquetas, casi atropellando personas e infringiendo todos los señalamientos viales
que encontraba a su paso, Josue solo se sujetaba a su primo con una mano y con la otra aseguraba el
casco que le quedaba grande a su cabeza.

A la derecha una calle mas o menos transitada y a su izquierda un callejón muy estrecho. Roberto no
tuvo que pensarlo mucho, decidió tomar el callejón y acelero directo a el. El viento hacia volar sus
cabellos. -No vamos a pasar por ahí! -Grito Josue y al ver que fue ignorado, cerro impetuosamente sus
ojos y sus manos se apretaron con fuerza a Roberto. Lograron pasar por el estrecho espacio de dos
muros juntándose, a pesar de que al final el fierro roso un poco y brotaron algunas chispas. Josue abrió
los ojos y miro que habían salido de ahí, volteo atrás para ver que tan estrecho era el callejón. Roberto
pudo ver la sonrisa de su primo por uno de los espejos y le dijo con un brío de orgullo -Decías?Ambos
rieron.

Al doblar en la esquina donde solo faltaban dos cuadras para llegar al destino, se encontraron con un
desalentador panorama: la larguísima Avenida principal llena de vehículos sonando sus bocinas y sin
avanzar un solo centímetro. Esta vez no había atajos ni callejones posibles para escapar, tenian que
cruzar.

-Rayos! -maldijo Roberto.


-Porque están todos detenidos -Pregunto Josue mientras se alzaba para poder ver mejor- Parece que
algo paso.
-Si, puede que hayan atropellado a una persona... o a dos -se inclino en el suelo para ver- No, no hay
sangre en el piso (que lastima) no se que es lo que paso, pero ahora conocerás las ventajas de una moto.
La sonrisa de Josue volvió a reflejarse en el espejo y recordó porque admiraba tanto a su primo.

Roberto aprovecho cada espacio libre entre los autos, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda
evadiendo todos los carros y los reclamos de sus propietarios pudo avanzar hasta la mitad de la
avenida, para descubrir el motivo del congestionamiento.

Roberto paso su mano entre sus cabellos y soltó aire -El tren, se me olvidaba que por aquí pasa el tren.
-Apago el motor y bajo los pies al suelo.

Ese tren parecía interminable, por mas que Josue forzaba la vista no lograba ver ni el principio ni el
final, solo una alineación interminable de vagones atravesando frente a ellos, algunos viejos, otros mas
nuevos, eso se podía notar en la pintura y el oxido de cada uno. Estando ahí se dieron cuenta del
estruendo provocado por el tren, a la distancia el ruido de los autos y las maldiciones de sus
conductores no habían permitido escucharlo.

Luego de un buen rato se pudo visualizar el ultimo vagón. Roberto encendió la motocicleta y ordeno
-Agachate! Josue obedeció y así ambos pasaron por debajo de la pluma de contención que detenía a
cualquier automovilista que se pensara tan veloz que le ganaría el paso al tren antes de que este se
acercara. En una maniobra sagaz Roberto cruzo las vías y rodeo los vagones faltantes.

A toda velocidad pasaron el resto de la Avenida y una de las dos cuadras que estaban antes de su
destino. Al llegar a la segunda, Josue le pregunta a Roberto -Con lo del tren, aun estamos a tiempo?
-No se, mete tu mano en mi pantalón y revisa el reloj. Josue lo hizo sin pensarlo y con la prisa de la
entrega, pero cuando lo saco del bolsillo de su primo recordó su maldición y rápidamente pudo desviar
la mirada. -Y bien? -Pregunto Roberto al percatarse del silencio de su primo- Que hora es?
-Sabes que hora puede ser y que puede pasar.
Roberto recordó la maldición de Josue y le dijo -Esta bien, ya hicimos lo que teníamos que hacer,
miralo y si es esa hora, comprobaremos que acabamos con la maldición -Roberto volteo a mirar a su
primo para darle confianza- Hazlo.
Josue respondió con un gesto que mostraba decisión, su mano estaba cubriendo la pantalla del reloj, era
digital, tipo cronometro de esos que se cuelgan al cuello. Lentamente aparto su mano y descubrió la
pantalla.

1:30
1:30!
1:30!!
1:30!!!
-Es la una treinta! -Dijo Josue, cerro sus ojos y tapo uno de sus oídos (habría tapado los dos pero estaba
sujetando a su primo) así avanzo varios metros, Roberto no dijo nada aunque también estaba a la
expectativa. Al no escuchar, ni sentir ningún cambio, Josue destapo su oreja y abrió temeroso sus dos
ojos, uno después del otro, no había pasado nada en esos segundos, sin embargo Josue miraba en todas
direcciones esperando encontrar algún desastre al norte, al sur al este o al oeste, incluso miro al cielo.

No había pasado nada. Una sonrisa se apodero del rostro de Josue y exclamo -La maldición termino!
primo, primo! se acabo! la maldición termino! Roberto detuvo la motocicleta fuera de una casa y bajo,
el no estaba contento y Josue se dio cuenta, entonces su felicidad se convirtió en miedo.
-Primo, que pasa?
-El pedido...
Josue miro dentro del contenedor de la motocicleta temiendo que algo le hubiera ocurrido a la pizza.
Saco la caja y vio que estaba aun caliente y en perfectas condiciones y nuevamente miro a su primo.
-La pizza esta bien, que pasa?
-El pedido... -Roberto tomo la pizza para entregarla- La llamada, tu dijiste que era la una treinta, la
llamada, la recibimos antes de la una... ya paso mas de media hora, no van a pagar por esto, aunque
siga caliente.

-No, no,no,no! eso significa que... La maldición no se acabo, ahora por mi culpa, por haber mirado el
reloj a esa hora, no van a pagarte esa pizza y la van a descontar de tu salario -Dijo Josue al borde de las
lagrimas y con la voz débil- Perdoname primo.
Roberto acarició la cabeza de Josue por encima del casco y le dijo -Esta bien, yo fui quien te pidió que
miraras el reloj, ademas no podríamos saber si la maldición terminó o no si continuaras evitando mirar
esa hora y ademas, no fracasamos del todo, tu maestra ya no esta tan enojada, solo perdimos un poco de
dinero, pero esta vez no murió nadie -Roberto le regalo una sonrisa optimista a su primo aunque
enmarcada en desanimo, el también estaba decepcionado, en realidad no le importaba pagar con su
sueldo esa pizza, pero el también había comenzado a odiar esa maldición y estaba tan decepcionado
como Josue por no haberla terminado.

Josue se sentía culpable, estrujo el reloj entre sus manos y termino por botarlo dentro del contenedor de
la motocicleta. Josue no quería ver como Roberto trataba de negociar el pago de la pizza y como el
cliente le mostraba la hora para exigir codiciosamente la pizza gratis sin imaginarse que el repartidor
tendría que pagarla, así que tomo el casco de la motocicleta y le dio la vuelta en su cabeza, lo puso al
revés para no mirar ni escuchar nada. Dentro de el solo había culpa y tristeza, por un segundo había
creído que la maldición había terminado y justo cuando comenzaba el día mas feliz de su vida se dio
cuenta que había fracasado su plan y la maldición seguía como siempre y esta vez había afectado a su
primo.

A mitad de sus tortuosos pensamientos, Josue escucho un “toc toc” (no confundir con tic tac, ni tac tac)
que provenía de su casco, alguien lo golpeaba como llamando a una puerta. Josue dio la vuelta
nuevamente al casco y por el visor vio que se trataba de Roberto y estaba contento, mostraba una gran
sonrisa y ocultaba algo tras su espalda. Josue puso cara de duda y entonces Roberto aparto su brazo de
la espalda dejando ver lo que ocultaba. Era un par de billetes lo que sostenía.
-Te pago? el cliente te pago la pizza? -Josue pregunto ilusionado y emocionado.
-Si! Hasta el ultimo peso, yo no tendré que pagar nada!
-Entonces de verdad terminamos con la maldición? -Saco el reloj del contenedor y lo miro con actitud
de reconcialiación.
-Si, eso parece, es mas, hasta suerte nos dio esta vez. -Dijo Roberto sonriendo plenamente.

Ambos subieron a la motocicleta, esta vez Roberto conduciría de regreso con calma y respetaría todos
los señalamientos, Josue lo sujetaba fuerte y no podía dejar de mirar su expresión de felicidad y
tranquilidad a través del espejo, parecía el niño mas feliz del mundo, no mas bien lo era, Roberto estaba
seguro de que en ese instante no había un niño mas feliz en todo el universo que su primo.

Josue se dirigió a Roberto -Tienes razón, ahora la maldición dio buena suerte, aunque entregaste tarde
la pizza, el cliente te pago, es buena suerte, muy buena suerte! Es como si la maestra nos agradeciera,
no importo que hicieras tarde la entrega.
-Si, fue buena suerte, yo... hice la entrega tarde, si...

Camino de regreso a “Jhonny pizza” Roberto no dijo una palabra, estaba reflexionando y pensando,
solo pudo concluir todo con un pensamiento “llevarle flores a la maestra no pudo terminar con la
maldición, el silencio, mi silencio fue lo que termino con ella” Y recordó lo que había pasado con su
entrega.

Cuando Josue se encerró dentro de su casco, no pudo ver lo que ocurrió. Pero Roberto llego con la caja
de pizza hasta la puerta de esa casa y llamo al timbre. Estaba repitiendo dentro de si “que el cliente no
se fije en la hora, que no se fije” la segunda vez que llamo, la puerta se abrió. Del interior de la casa
salio un cliente y dijo -que bien! Es la pizza. Si que son rápidos, mi casa esta lejos de Jhonny jajaja
esperaba que fueran treinta minutos para que fuera gratis. Roberto no comprendió nada. -Como dice?
-Si, fuiste muy rápido, aun te sobraron mmm -El cliente miro su reloj y se lo mostró a Roberto- diez
minutos, dentro de diez sera la una y media y entonces habría sido gratis... bueno voy por el dinero,
cuanto es?.
-$130
Roberto seguía confundido y recordaba lo que dijo el cliente “dentro de diez sera la una y media ”
-Pero si, Josue me dijo que era la una con treinta... Entonces una mujer iba cruzando la calle y Roberto
le dijo -Disculpe, me puede decir la hora?
-Si -La mujer miro su reloj- una con veinte minutos.
Roberto se sorprendió -gra-gracias
-De nada. -Se fue.

Entonces Roberto analizo, entendió y se dio cuenta -Mi reloj, esta adelantado, como diez minutos
adelantado, cuando Josue miro el reloj, no era la una treinta en realidad. La entrega la hize a tiempo, no
tarde. Mientras pensaba en todas las cosas que eso implicaba, el cliente volvió y extendió su mano con
el dinero. Roberto estaba con la mirada perdida y demasiado distraído para darse cuenta. El cliente le
dijo -Toma, es que no lo quieres?
Roberto sacudió su cabeza miro el dinero y con una sonrisa lo acepto.

Roberto sabia la verdad, sabia que Josue no había mirado el reloj a la hora de la maldición, no sabia si
había terminado o no, no sabia si Josue podía mirar nuevamente libre el reloj a la hora que quisiera, no
sabia si deba preocuparse mas por esa maldición. Solo sabia tres cosas, que en la parte de atrás de su
motocicleta llevaba al niño mas feliz del mundo, que había visto a su primo sufrir a causa de esa
maldición y que no quería verlo pasar por eso una vez mas y sabia también que el tenia el poder de
terminar con esa maldición guardando silencio.

Roberto se puso sus gafas de sol y así los dos desaparecieron una vez mas en el horizonte montados en
la vieja motocicleta Conduciendo en la parte de enfrente, un héroe secreto que había puesto fin a una
maldición y sujetado a el, en la parte trasera, simplemente el niño mas feliz del mundo.

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