Está en la página 1de 3

SZYSZLO: EL PINTOR NEOLIBERAL

(A propósito de una entrevista política)

José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red social para la Escuela


Pública en América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario general del SUTEP

En la edición del 10/08/2009, p. 4 del diario La República de Lima, aparece una


Entrevista a Fernando de Szyszlo, uno de los pintores más prolíficos y galardonados del
Perú republicano, concretamente del siglo XX y esta parte del nuevo siglo que vivimos.
Nacido en 1925, su estadía en Europa le permitió asimilar el contenido y las formas del
arte abstracto, del arte burgués, un abstraccionismo que trata de utilizar elementos de la
historia y la vida cotidiana, pero sin asignarlos un carácter progresista, ni mucho menos
un contenido que permita expresar la fuerza de lo popular y la autenticidad de nuestras
esencias culturales. El arte de Szyszlo no reivindica la más genuina herencia cultural
del Perú.

EL COMPROMISO POLÍTICO DE SZYSZLO

Amigo entrañable de Mario Vargas Llosa, incursionó en la política cuando éste fundó en
1987 su partido Movimiento Libertad, de indudable ortodoxia neoliberal, para
defender a los banqueros frente a la demagógica nacionalización de la banca por el
primer gobierno del APRA (1985-1990). Luego, cuando todas las fuerzas neoliberales
se agruparon en el Frente Democrático (FREDEMO) para hacerse del gobierno a partir
de 1990, siempre con Mario Vargas Llosa a la cabeza, Szyszlo se convirtió también en
una de las personalidades intelectuales más entusiastas de la nueva organización
neoliberal. .

Szyszlo es, pues, un artista comprometido, como lo es Mario Vargas Llosa, aunque, a
diferencia de este, nunca fue un amateur de izquierdista. Tampoco despliega la
vehemencia de su amigo para defender y divulgar su credo político. Pretende pasar
como un liberal “prudente”, un poco alejado de las polémicas agrias y tumultuosas. Sin
embargo, su compromiso es evidente como se puede notar en las principales respuestas
a las preguntas que le formula el periodista Jorge Loayza.

El propio Mario Vargas Llosa, desde sus primeras bravatas izquierdistas, definió al
artista, al escritor, como un hombre comprometido, siguiendo las difundidas tesis de
Jean-Paúl Sartre sobre el compromiso del escritor, en el sentido de que éste no puede
dejar de optar por alguna causa. Sartre, qué duda cabe, trataba de enfrentar su opción
revolucionaria a la de quienes defendían el orden de cosas vigente, las estructuras
caducas del orden capitalista. Por eso fue uno de los promotores intelectuales del Mayo
de 1968, aquel movimiento estudiantil que hizo crujir el orden burgués de la República
francesa de Charles de Gaulle. Mario Vargas Llosa está hoy comprometido con el orden
capitalista en su versión neoliberal. Y si este modelo cuyos crujidos se escuchan en
todas partes, es reemplazado por otro para seguir manteniendo el capitalismo, el autor
de “La casa verde” no dudará un instante para convertirse en gonfalonero del nuevo
modelo.
Fernando de Szyszlo sigue esa trayectoria, con las pequeñas diferencias que he anotado.
Lo que dice en la entrevista resume muy bien su “visión de futuro” que menciona como
algo que, según él, los políticos peruanos “no han desarrollado”; afirmación que, por ser
muy general, es abstracta, como su pintura.

LAS ABSTRACTAS AFIRMACIONES DE SZYSZLO

Cuando el periodista le pregunta sobre lo que el gobierno aprista viene haciendo para
suprimir la injusticia y enfrentar la pobreza y el problema de la educación, don
Fernando contesta: “en materia económica se ha hecho una labor formidable y que se
debe reconocer”. Como su amigo Vargas Llosa, valora de la mejor manera la
continuidad del modelo neoliberal que con el Movimiento Libertad propusieron ellos y
que la dictadura fujimontesinista se encargó de imponerla, con golpe de Estado,
corrupción y represión de por medio. Su afinidad con el gobierno aprista tiene un
poderoso fundamento en la continuidad neoliberal. Y cuando el entrevistador le hace
notar que la distancia entre ricos y pobres sigue siendo grande (en realidad la distancia
ha aumentado más en los últimos años), el artista-político no puede negar, pero lanza su
propuesta para disminuirla: “La única manera de lograr que esa distancia se acorte es
con desarrollo”. ¿Cuál es el desarrollo en el que cree Szyszlo? Simplemente en el
desarrollo capitalista neoliberal, pues afirma: “El presidente se ha dado cuenta de que
no hay muchas teorías que ayudan al desarrollo”, claro, hay que “asentir”, excepto la
teoría neoliberal que se está aplicando.

Inmediatamente, Fernando de Szyszlo remata su idea de desarrollo tratando de anular


toda discusión sobre otras teorías, al señalar, como lo vienen haciendo los ideólogos
capitalistas desde los años 60 por lo menos, que “la dicotomía izquierda-derecha está
en desuso”, en consecuencia nuestro pintor se inclina, como sus congéneres
neoliberales que pretenden mimetizarse, por el “centro”, opción política que se viene
promocionando para concretar la unidad de la derecha neoliberal en el Perú actual.

Ni Szyszlo ni los demás “centristas” podrían explicar “centro” de qué anhelan ser, si
para ellos no hay izquierda ni derecha. La contradicción en que incurren es evidente,
pues para que haya equidistancias se requiere extremos de derecha y de izquierda. No es
el lugar este texto para hablar sobre el centro político y sus diversas expresiones a lo
largo del siglo XX. Pero, mirando bien el panorama político peruano, quienes están
empeñados en conformar un “centro” para enfrentar a una posible candidatura de
izquierda o a algo que se le parezca, son todas las fuerzas neoliberales, matices más,
matices menos, incluyendo a los fujimoristas, con quienes los “centristas” transan y
votan, vota y defienden el programa neoliberal. En las circunstancias en que la
polarización social aumenta y la derecha ve un peligro que emerge para sus intereses, el
centrismo se vuelve una suerte de tabla de salvación: seguir siendo de derecha pero con
otra denominación, con otras formas de presentación.

Para definir mejor su opción de “centro”, Szyszlo señala que Alejandro Toledo es el
mejor representante de esa opción política, pero sin su esposa, ante quien siente nada
menos que “terror”, pese a que valora al régimen de Toledo como un “buen gobierno”.
Si la señora Eliane Karp, que ha participado en los actos del gobierno de su esposo, es
indeseable políticamente hablando, ¿cómo pudo realizar el Presidente Toledo “un buen
gobierno”?
No podía faltar el “toque final” de Szyszlo para definir su opción neoliberal (encubierta
de “centro”) con su rechazo a toda política de nacionalizaciones que permitirían
conquistar cierta soberanía y capacidad de planificar el desarrollo económico y social
desde la perspectiva de las mayorías nacionales. Nada de nacionalizaciones, dice el
pintor: “Lo que hemos progresado fue gracias a que hace veinte años tenemos buenos
ministros de economía”. Honores para Hurtado Miller, Carlos Boloña y demás
burócratas monitoreados por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y hoy
por la OMC.

Para qué discutir tanto si la “visión de futuro” que profesa el pintor Fernando de
Szyszlo viene siendo aplicado desde hace veinte años. Neoliberalismo dixit.

Lima, agosto 11 del 2009

También podría gustarte