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Compilación
Clara Inés Sánchez
Fotografía
Germán Montes
Coordinación editorial
Ma. Bárbara Gómez Rincón
Diseño y diagramación
David Reyes
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recuperable o transmitida, en ninguna for ma o por ningún medio magnético, electrónico, mecánico, fotocopia, gra-
bación u otros, sin el previo permiso escrito de los editores.
8 BOGOTÁ . P ANORAMA TURÍSTICO DE 12 LOC ALIDADES
Contenido
Datos básicos 11
Reseña histórica 14
Inventario religioso 32
Inventario gastronómico 44
Datos curiosos 51
Bibliografía 56
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DATOS BÁSICOS
NÚMERO DE HABITANTES
EXTENSIÓN
La Candelaria tiene una extensión de 181,2 hectáreas, que constituyen 0,21 % del área total de
Bogotá. Respecto a las demás localidades, ocupa el puesto 20 en extensión territorial.
LÍMITES
El Acuerdo 8 de 1977 señala los límites de La Candelaria así: partiendo de la intersección del
eje de la carrera 10 con la Avenida Jiménez y siguiendo por esta en la dirección noroeste hasta
encontrar la calle 22; de allí se continúa en la dirección sureste por la calle 22 hasta encontrar
el Paseo Bolívar, y por el paseo y su prolongación hasta la carrera 4 este, en dirección sur, hasta
interceptar la calle 4; partiendo del punto anterior en dirección oeste hasta interceptar la
carrera 10, continuando de aquí en dirección norte hasta la Avenida Jiménez, punto de parti-
da. La localidad, por encontrarse dentro de la Localidad de Santa Fe, delimita por todos los
puntos cardinales con ella.
HIDROGRAFÍA
Por La Candelaria pasa un tramo del río San Francisco, que nace en el Páramo de Choachí y lo
surten las quebradas de San Bruno y Guadalupe. Estuvo canalizado hasta diciembre del año
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2000. Actualmente hay un espejo de agua como eje ambiental sobre la Avenida Jiménez has-
ta la carrera 10, también tiene un tramo del río San Agustín, que nace en los cerros de Guadalupe
y La Peña.
RELIEVE
La localidad ocupa una porción del piedemonte de los cerros de Guadalupe y Monserrate, en
el contacto entre estos y el llano fluviolacustre de la sabana de Bogotá. Teniendo en cuenta la
litología, topografía, formaciones superficiales, suelos y procesos geomorfológicos, se identifi-
can cuatro unidades: una de superficie plana suavemente inclinada de oriente a occidente.
Su superficie se encuentra totalmente ocupada por construcciones y vías de estructura en
general estable. Una con pendientes entre 4o y 28 o grados, cubier ta en un 90% por infraestruc-
tura urbana. Otra con pendientes entre 4o y 28 o grados en el extremo nororiental de la locali-
dad. Está ocupada también por construcciones e infraestructura urbana estable. Y la última,
con pendientes mayores de 12 o grados, que hace parte de la cuenca del río San Francisco y se
ubica topográficamente encima de las unidades anteriores.
CLIMA
Precipitación media anual de 1.050 mm; temperatura de 14 oC a 19 oC; velocidad del viento
de 20 a 30 km por hora; uso urbano del suelo.
Barrios Belén, Centro Administrativo, Egipto, La Catedral, La Concordia, Las Aguas, Nueva Santa
Fe, Santa Bárbara.
Ser la localidad más pequeña y estar rodeada en su conjunto por la localidad de Santa Fe ha
conducido a que no cuente con espacio físico para su expansión urbanística. Como parte del
desarrollo histórico del centro de la ciudad, El sector conocido como La Candelaria va desde
la Avenida José Asunción Silva (Avenida calle 7) hasta la Avenida Jiménez de Quesada (calle
13), entre carreras 7 y Avenida Circunvalar. Este sector cobija los barrios La Catedral y La Con-
cordia. Aquí nació la capital de la República, escenario de la historia colonial de la ciudad,
que fue declarado Monumento Nacional y Centro Histórico y Cultural, mediante la Ley 59 de
1963.
PRINCIPALES VÍAS
Carrera 7 (vía más importante del sector y antigua Calle Real), calle 7; Avenida Jiménez; carre-
ra 10; Avenida Circunvalar.
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Distritales
Nacionales
RESEÑA HISTÓRICA
El 6 de abril de 1536 salió de Santa Marta una expedición a las órdenes del capitán Gonzalo
Jiménez de Quesada. Estaba compuesta por setecientos hombres que iban por tierra con 80
caballos y 200 soldados que avanzaban por barco. La determinación había emanado del
gobernador Pedro Fernández de Lugo. La razón: el hambre y el hacinamiento que padecía la
tropa sitiada por los indios tayronas y bondas. La meta: el Perú, del cual llegaban por inter-
medio de Panamá noticias fabulosas sobre sus tesoros y sus tierras fértiles. Los relatos sobre
sus penalidades son aterradores. El hambre, las fieras, el calor, la humedad, los mosquitos y en
particular los nativos redujeron aquel ejército que partió de Santa Marta a 166 hombres y 60
caballos.
A orillas del río Magdalena, Quesada tuvo noticias del país de los indios muiscas o chibchas, en
la cumbre de la cordillera, sobre un altiplano donde abundaban, según los relatos, las esmeral-
das, la sal y maravillosas tierras de labranza. El conquistador llegó al reino de los chibchas por la
región de Vélez, avanzó hacia los territorios del zipa, que gobernaba en Bacatá, una de las
cinco partes de la confederación del país muisca. Las otras cuatro áreas eran Bunza (Tunja),
Iraca (Sogamoso), Tundama y Guanentá. Quesada se tomó a Bacatá, la ciudad del zipa y en
ella estableció su ejército en el palacio del monarca, situado en la zona que el conquistador
llamó el Valle de los Alcázares.
LA FUNDACIÓN DE SANTAFÉ
La corona española había impuesto un tipo oficial de ciudad para ser adaptado por todo
conquistador que se embarcara en la empresa de fundación en tierra firme. Al pasar por la isla
La Española, cada capitán recibía un modelo o croquis para la creación de poblados. Era la
célebre cuadrícula que don Nicolás de Ovando había implantado junto con unas instruccio-
nes y que sostenía unos pocos y prácticos puntos sobre las características de las ciudades.
Debían crecer alrededor de la Plaza Mayor donde confluían la iglesia, la casa de gobierno, el
cabildo y las residencias de los notables. La expansión se producía por el sistema de construc-
ción de manzanas cuadradas y de allí provenía el nombre de La Cuadrícula.
Quesada, en sus viajes hacia tierra firme, no tocó en La Española y por tanto no conoció las
instrucciones oficiales . De manera que los requisitos urbanísticos establecidos por la corona no
eran rigurosamente guardados por él. La fundación se efectuó en Teusaquillo, lugar de des-
canso del zipa, en la plazoleta que hoy conocemos como del Chorro de Quevedo, en el cr uce
de la calle 13 con carrera 2. Las doce chozas de paja y la modesta iglesita que inauguraron la
pequeña villa quedaron en el sector que se llamó Pueblo Viejo y que hoy corresponde al tradi-
cional barrio La Candelaria. La fecha de la fundación ha sido motivo de polémica. Quedó
como la aceptada históricamente el 6 de agosto de 1538, que en realidad fue el día en que el
capitán español tomó posesión del territorio en nombre del rey de España.
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La ventaja o desventaja del sitio escogido para la radicación de la ciudad ha sido motivo de
múltiples debates. El principio básico consistía en configurar las nuevas ciudades mediante un
sistema de calles equidistantes y cruzadas en ángulo recto, para formar así manzanas cuadra-
das, comúnmente llamadas cuadras. Lamentablemente no se conoce el plano original y poco
se sabe de este primer desarrollo urbanístico de Bogotá. Lo que si hay que abonarle al funda-
dor fue su claridad para hacer una ciudad mesopotámica, es decir, en medio de ríos: el San
Francisco y el San Agustín, protegida en su espalda por el cerro de Monserrate y con una
perspectiva clara sobre la sabana, de particular importancia en caso de ataques. Esa localiza-
ción le permitió a Santafé primero, y a Bogotá después, protegerse frente a las guerras que
tanto amenazaron su tranquilidad.
Después de este momento inicial, el decurso de la ciudad será muy agitado. Políticamente
será sede de la Real Audiencia, capital de gobernación, de virreinato y de república. Todo esto
acontecía en el sector de La Candelaria.
Será blanco de nueve grandes guerras nacionales durante el siglo XIX, tendrá dos guerras pro-
vinciales durante la Patria Boba; será testigo de más de 30 conflagraciones locales; parte ad-
ministrativa en siete conflictos internacionales; núcleo de oposición para cuatro intentos de
invasión extranjera; 13 veces sitiada; en seis oportunidades sus calles convertidas en campo de
batalla; dos veces saqueada; objeto de cuatro grandes incendios criminales.
Su trayectoria se inicia como Bacatá. Pasa a Nuestra Señora de La Esperanza, sigue como
Santafé, luego Bogotá, y desde la Constitución Nacional de 1991, retoma el nombre de Santafé
de Bogotá.
ORDENAMIENTO URBANO
En un esquemático panorama del desarrollo urbano, podríamos decir que la capital nace en
el desordenado planteamiento del capitán Quesada, un tanto al margen de La Cuadrícula
establecida por Ovando. La organización de los tybines o residencias indígenas influyó mucho
en la distribución de la tierra de encomenderos que rodeaba la ciudad. Ahí estaba el aspecto
de la producción agrícola, definitivo factor en el avance de Santafé. Una norma emanada del
propio rey de España establecía como requisito que la colectividad tuviese agua, tierra de
labranza, bosques y aire.
La burocracia surge desde entonces con fuerza. El pequeño villorrio que es Santafé tiene
cabildantes, dos alcaldes, Alférez Real, 15 regidores, un provincial de Santa Cruzada, el deposi-
tario general, procurador, director de impuestos, tesorero, etc. De acuerdo con los datos censa-
les de Juan López de Velasco, correspondientes a 1572, la ciudad tenía 600 vecinos españoles
más 65 encomenderos.
Los mapas de Santafé van dando una impresión exacta del crecimiento de la ciudad. Don
Diego de Torres y Mayachoque, cacique de Turmequé, llevó en 1578 a presencia del rey Felipe
II el primero de todos los que se conocen con carácter completo. Hoy parece confundirse con
un cuadro primitivista lleno de gracia y vivacidad.
Tal vez el primer informe que recibe la corona elogiando a Santafé como ciudad lo envía don
Bartolomé Tienda de Cuervo. Este documento incidirá para que la ciudad se forme definitiva-
mente en sede del virreinato. La fecha no se conoce. Durante el siglo XVIII, el Virrey Guirior
produce una sectorización de la ciudad similar a la actual. El Fiscal Moreno y Escandón hace
algo parecido. Estos planteamientos urbanísticos generalmente concluyen en ilustrativos ma-
pas como los que produjeron Joseph Aparicio Morata, Domingo Esquinaqui y Carlos Cabrera.
La ciudad crece sobre la base de las dos alamedas y de la Calle Real. Esta corresponde a la
actual carrera 7, en el sector central de la ciudad vecino de la plaza. La primera de las alame-
das, conocida como “la vieja”, equivale a la carrera 13, y la otra, la nueva, tiende hacia el
camino a Fontibón. Por el centro de las calles corría un caño abierto para desagües residuales
que antecedieron a las actuales alcantarillas. A partir de 1794 hay un alumbrado público con
tres guardianes y 3.000 velas al año. Para 1807 sale una severa disposición exigiendo colocar
faroles en las puertas de las chicherías.El elevado precio de ellos,$30 cada uno, levantó protestas.
BOGOTÁ REPUBLICANA
como barrio. Se consolida como Centro Histórico, mediante la Ley 59 de 1963. A través del
Acuerdo 8 de 1977, se conforma como Alcaldía Menor, correspondiéndole como nomenclatu-
ra el número 17.
Fue durante la década del setenta cuando La Candelaria adquirió buena parte de sus carac-
terísticas actuales y muchos grupos de teatro se localizaron en viejas casas. El sector fue esco-
gido por artistas como lugar de residencia; igualmente se formaron organizaciones particula-
res para fines culturales y se estableció la imagen de cierta bohemia cultural, la cual subsiste
hoy en día. Parte de este proceso contempló la restauración de viejas casonas como residen-
cias permanentes de personas adineradas; también se estableció la modalidad de subdivisión
de grandes casas en apartamentos pequeños, adecuados a las necesidades de la población
joven y de los artistas y teatreros.
AUDITORIOS
MUSEOS
• Casa Museo 20 de Julio: calle 11 N° 6-94. En la esquina noreste de la Plaza de Bolívar está
situada la Casa del Florero, sede del Museo del 20 de Julio. En ella tenía establecido su
comercio el español José González Llorente, a quien don Francisco Morales fue a provocar
con el pretexto de solicitarle en préstamo un florero para que sir viera de adorno en la recep-
ción que se preparaba al comisario regio Antonio Villavicencio. La animosidad que separa-
ba a los criollos y españoles nativos, basada en el disfrute de ciertas prerrogativas, empleos
públicos y participación en el poder tuvo en esa solicitud ocasión para estallar: González
Llorente se refirió a los criollos con rudeza y Morales respondió con una bofetada. Como era
el día de mercado en la plaza, se prestaba la ocasión para que el pueblo, integrado en su
mayoría por criollos, tomase parte en la reyerta. Llorente fue salvado por el teniente coronel
Moledo, que lo resguardó en la vecina casa de don Lorenzo Marroquín de la Sierra. Pero el
motín continuó creciendo y en poco tiempo invadió no solamente la plaza, sino toda Santafé.
Los ánimos estaban preparados. Los acontecimientos se sucedieron con gran intensidad y
rapidez. El Virrey fue hecho prisionero y en acta solemne se proclamó la independencia.
La casa donde González Llorente tenía su comercio fue edificada en 1601. Era de propie-
dad de don Francisco Moreno y Escandón. En sus amplios salones se exhiben hoy valiosos
documentos de la época: la copia de la traducción de los Derechos del Hombre hecha
por Antonio Nariño; retratos al óleo de “El precursor”, de su esposa doña Magdalena Orte-
ga y de sus hijas Isabel y Mercedes, quienes vistieron uniformes de soldado al enrolarse al
batallón de artillería que Nariño comandó en 1813. También figura en las colecciones del
museo el jarrón que don Antonio Morales solicitará a González Llorente.
• Museo Casa de Francisco José de Caldas: carrera 8 N° 6-87. En esta casa, construida en el
siglo XVII, hoy convertida en museo, se rinde homenaje al coronel Francisco José de Caldas,
forjador del arma de Ingenieros Militares, hacia 1806. Caldas habitó en esa casa cuando se
hallaba trabajando en la Real Expedición Botánica, dirigida por el sacerdote José Celestino
Mutis, cuya sede se encontraba en el Observatorio Astronómico, a unas pocas cuadras; y
aún se conservan las obras, escritos y libros del Sabio Caldas. El lugar se emplaza en los
predios del Batallón de Infantería Guardia Presidencial.
• Museo de Arte Religioso: calle 12 entre carreras 4 y 5. Depende del Banco de la República.
Presenta un magnífico y extenso acopio de obras de la plástica colonial. La colección está
integrada por algunas obras propias y, en su gran mayoría, por obras provenientes de prés-
tamos y depósitos hechos por diversas parroquias de Bogotá, Popayán y Sopó. Se destaca
entre ellas la colección de los ángeles de Sopó (San Gabriel, San Rafael, San Miguel, San
Laurel, San Ariel, hasta contar doce de la misma jerarquía), nombrados así por haber perte-
necido a la iglesia de aquella población y cuyo autor ha sido imposible precisar. Algunos
investigadores los atribuyen al taller de Zurbarán, otros a Bernabé de Posadas, otros a Mi-
guel de Santiago, pintor ecuatoriano que solía tomar también de modelo a los demonios,
como puede apreciarse en el cuadro comúnmente llamado El Espeluco, en el cual se
representa un íncubo, que se conserva en el templo de Nuestra Señora de las Aguas.
• Museo de Arte y Tradiciones Populares: carrera 8 N° 7-21. Frente al templo de San Agustín
descendía el río Manzanares, en cuya ribera derecha, en la esquina de la calle 7 con la
carrera 8, se encontraba la amplía casa colonial que construyó la comunidad de los
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• Museo Militar de Colombia: calle 10 N° 4-92. En este amplio edificio con grandes salones y
patios se exhiben en salas especiales colecciones internacionales de medallas conmemo-
rativas y condecoraciones , así como armas de fuego, con explicaciones sobre su evolu-
ción. Entre las ametralladoras, llama la atención como pieza rara una Gatling circular, de las
que fueron usadas en la guerra de Secesión de Estados Unidos, algunas de las cuales pasa-
ron a México y fueron confiscadas posteriormente por Francia. En la actualidad, únicamen-
te existen en el mundo seis ejemplares de esta arma, tres de ellos en Colombia.
• Museo Postal/Edificio Murillo Toro: carrera 7 calle 12 A, piso 2.
• Colegio Salesiano de León XIII. En el primer salón de entrada al, al sur del Camarín, el Banco
de La República ha instalado un bello salón de conferencias. Siguiendo hacia la calle 8 hay
otra entrada al colegio y a continuación se levanta el Santuario de Nuestra Señora de El
Carmen, construido por el sacerdote salesiano Buscaghoni, a partir de 1927, e inaugurado
en 1938.
• Teatro Camarín del Carmen: calle 9 N° 4-96. El Camarín es una bella prolongación posterior
sobre la vía pública del altar de un templo del mismo nombre, erigido en 1655 en el monas-
terio que había construido doña Elvira de Padilla, para la comunidad de las Carmelitas
Descalzas. Aquel fue uno de los más suntuosos que tuvo la ciudad; sus muros, convertidos
en una sola chapa de oro y gules, estaban adornados con óleos de Baltasar de Figueroa
(el maestro de Velásquez) y de otros grandes pintores de la época. El Camarín en sí es una
de las más valiosas reliquias arquitectónicas que conserva Bogotá.
• Teatro Colón: calle 10 N° 5-32. El virrey Josef de Espeleta concedió licencia a dos tocayos
suyos, Josef Tomás Ramírez y Josef Dionisio del Villar, para construir un teatro y establecer así
una diversión pública útil a los habitantes. La petición se hizo al comenzar enero de 1792 y
la licencia se concedió el 16 del mes siguiente, lo que demuestra el interés del virrey por los
sainetes y tonadillas ofrecidos. La construcción se inició en agosto. La inscripción, ya des-
aparecida, añadía: “[...] y se dieron las comedias provisionales, toldada la casa, el día 6 de
enero de 1793 hasta el 11 de febrero de dicho año, y concluida la obra se principiaron las
funciones el 27 de octubre de 1793”.
Como juez y censor de las piezas teatrales se designó a don Juan Hernández de Alba. El
teatro tomó el nombre de Coliseo Ramírez, que se mantuvo medio siglo entre representa-
ciones del más variado estilo. Don Bruno Maldonado y un hermano suyo refaccionaron la
casa en 1840 y administraron el teatro, ya con su apellido,durante casi otra media centuria.
El presidente Rafael Núñez lo expropió el 14 de septiembre de 1885 para construir el Teatro
Nacional. Se trajo al arquitecto italiano Pietro Cantini y a un grupo de escultores y decora-
dores compatriotas suyos: Sighinolfi, Ramelli, Meranini y Mastellari. El autor del telón de boca,
verdadera obra de arte, fue el florentino Alejandro Gatti, quien realizó el trabajo en su taller
de Europa y jamás estuvo en Bogotá. El 27 de octubre de 1895 se inauguró el teatro, ya con
el nombre de Colón, como tributo al descubridor del Orbe Novo.
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SALAS DE TEATRO
TERTULIADEROS
ARTE PÚBLICO
• Monumento a Rufino José de Cuervo: está ubicado en la Plazuela Cuervo, donde se con-
serva la casa familiar.
• Monumento al doctor Ricardo Palma, Plazoleta de las Aguas: calle 19 carrera 3. Peruano
nacido en febrero de 1833, murió en octubre 1919.
• Monumento al Libertador Simón Bolívar, Libertador de América, en la plaza que lleva su
mismo nombre.
• Mujer con niño: carrera 3 calle 14. Autor Jorge Olave.
• Plaza del Chorro de Quevedo: lugar histórico del centro de Bogotá, pues allí se fundó la
ciudad. Existe un muro que se convirtió en pedestal para cinco esculturas del maestro Jorge
Olave de personajes de finales de siglo XIX y comienzos del siglo XX, muy populares y queri-
dos por los habitantes de la vieja Santafé de Bogotá, marcando la cotidianidad con su
folclorismo: Dando, bogotano de la época, que perdió la cordura, y de quien también se
dice que fue un hombre rico que dilapidó su fortuna; le gustaba vestir elegantemente de
abrigo, sombrero de copa y un tabaco, aunque vivía de la caridad pública. Los otros fueron
La loca Margarita, El bobo del Tranvía, y Capecillo y Mariquito.
MONUMENTOS ARQUITECTÓNICOS
• Casa de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos: carrera 4 N° 10-98 (Calle de La Rosa), calle
11 N° 3-97/3-99
• Casa de José María Vergara y Vergara: calle 12 N° 3-96. Con amplios aleros y tres gabinetes
de madera a manera de balcones, la característica principal de esta casa es el volumen
que marca la esquina a manera de torre, rematada por un techo a cuatro aguas.
• Casa de Luis Vargas Tejada: carrera 7 N° 4-80.
• Casa de Poesía José Asunción Silva: calle 14 N° 3-41. Su estructura original es colonial, del
siglo XVII, con una restauración hecha en 1880, de corte republicano, plena de adornos y
de yesería de influencia francesa, de crestas suntuosas que coronan las puertas y los roseto-
nes del patio entrelazadas con conchas de nácar, delfines y tridentes de tritones; los colo-
res de las paredes —azul cobalto, verdes pálidos— son en su mayoría los originales de cada
habitación; igualmente, se conservan las tejas del barro en el techo, y las puer tas y venta-
nas con sus respectivos herrajes y cerraduras; los bastidores republicanos, con los vidrios de
colores fueron hechos artesanalmente, el 20 de junio de 1983, por encargo de la Corpora-
ción La Candelaria, que adquirió la casa tres años después. A los 90 años del suicidio del
poeta (1896), la casa fue inaugurada como Casa de Poesía, con la triple función de biblio-
teca, fonoteca y lugar de tertulia.
• Casa de Rafael Pombo: calle 10 N° 5-22. La casa de dos pisos de altura, ubicada en la calle
del Coliseo, se caracteriza por su balcón esquinero en forma de gabinete, propio del siglo
XIX, y por la simetría de la fachada sobre las dos calles. Tiene un patio central con galería
sobre los cuatro costados en el segundo piso; en el primero únicamente hay galería sobre
el costado oriental, marcada por un doble arco de medio punto que se sostiene en una
columna de piedra; el acceso a la misma se realizaba por un zaguán central que desem-
boca en el patio central. En la actualidad presta servicio de biblioteca infantil, talleres y
teatrino.
• Casa de Rufino José de Cuervo: calle 10 N° 4-63. De notorio valor dentro de la historia
intelectual del país, fue habitada a mediados del siglo XIX por don Rufino y sus hijos Rufino
José y Ángel Cuervo. Don Rufino padre fue notable escritor costumbrista, aunque su obra
de destaca en lo fundamental por su orientación sociológica. En 1848, durante la primera
administración del general Tomás Cipriano de Mosquera, don Rufino ocupó interinamente
la presidencia de la República. Sus hijos, el filólogo Rufino José y don Ángel, incursionaron en
el campo de los negocios; en su casa de habitación establecieron, hacia el tercer patio, la
primera cervecería del país; cerca del sitio que ocupaba la empresa aparece hoy uno de
los grandes avisos, en brillantes colores, con que hacían su publicidad. Esta casa es sede del
Seminario Andrés Bello, dependiente del Instituto Caro y Cuervo.
• Casa Sanz de Santamaría: carrera 5 N° 9-10. Sus primeros tramos quedaron terminados ha-
cia 1650. La casa se organiza alrededor de un patio central rodeado por corredores en las
dos plantas: hacia la calle presenta balcones volados sobre canales de madera y tejadillos
independientes. Fue ampliada y reformada durante el siglo XVIII, y restaurada entre 1993 y
1994 para alojar las dependencias de la Corporación Teatro Camarín El Carmen.
• Casa del Instituto de Cultura Hispánica: calle 12 N° 2-41. Es una casa de dos pisos, con dos
patios interiores; su fachada está compuesta por dos ejes: uno vertical, que ubica los acce-
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sos en la mitad de dos ventanas rectangulares; en el primer piso queda el acceso principal
y en el segundo, la salida al balcón, su tipología deja ver las características de la época y
del sector. El eje horizontal está determinado por un gran balcón que manifiesta un valioso
trabajo de ebanistería; la cubierta es de teja de barro, que en el balcón sobresale de la
fachada y es sostenida por columnas esbeltas que se apoyan en el voladizo.
• Casa del Marqués de San Jorge: carrera 6 N° 7-43. Edificada a finales del siglo XVII, su primer
diseño fue del maestro de campo don Agustín Londoño, perteneció, entre otros, a don
Manuel de Bernardo Álvarez,fiscal de la Real Audiencia.Don Jorge Miguel Lozano de Peralta,
beneficiado con el título de Marqués de San Jorge, en 1787, poseyó la casa por 48 años, la
cual pasó luego de varios dueños a la familia Restrepo Sáenz, que la donó a las religiosas
Adoratrices; estas la retuvieron durante 27 años, y en 1970 la vendieron al Banco Popular,
que la restauró y convirtió en el museo actual, inaugurado en 15 de junio de 1973. La casa
es típico ejemplo de la llamada arquitectura colonial santafereña.
• Casa de la Independencia: calle 10 N° 3-61. Fue construida en la segunda mitad del siglo
XVII, ampliada en el siglo XVIII y remodelada al final del siglo XIX. En ella se firmó el Acta de
Independencia de 1810. Entre 1979 y 1980 fue restaurada integralmente.
• Casa de los Comuneros o Casa de Juan Flórez de Ocariz: carrera 8 N° 9-83. Se conoció casi
por un siglo por el nombre de su primer propietario, don Juan Flórez de Ocariz, cronista de
las genealogías del nuevo Reino de Granada, en la primera mitad del siglo XVII, por lo que
puede afirmarse, sin mayor riesgo de error, que es la casa más antigua del sector y como tal
soportó los más diversos usos hasta su recuperación. En la actualidad es la sede administra-
tiva del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, desde enero de 1998. Antes había albergado
las oficinas del Programa Cultura Ciudadana de la primera administración de Antanas
Mockus, y más atrás, sirvió para exhibir la colección del Museo de Desarrollo Urbano. Osten-
ta una de las más bellas muestras de pintura mural en la artesa de su cubierta y trastos
magistralmente salvados por expertos contratados por la Corporación La Candelaria de
avisos exteriores pintados al temple, que anuncian la sastrería que allí funcionó hasta finales
del siglo XIX, se la conoce como Casa de los Comuneros , porque se pensó dedicarla a
guardar los documentos de la gesta comunera, que se realizó principalmente en Santan-
der, cuyos miembros, después de ser apresados, fueron ajusticiados en la Plaza Mayor, sa-
liendo de esta casa a encontrarse con la muerte.
• Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario: calle 14 N° 6-25. De la iglesia de San Francis-
co se cruza la Avenida Jiménez, se pasa por la que sigue siendo la esquina de El Tiempo,
frente a la cual queda el edificio del Banco de La República, se tuerce hacia la izquierda y
se llega a la Plazoleta del Rosario, que no ha conseguido ser lo que se pretendió de ella y
cuya fuente no aporta atractivo alguno al importante sector. Sobre la calle 14 entre carrera
6 y 7, frente a la plazoleta, está el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario que tiene
significación y valor extraordinarios dentro de la historia de Colombia. Fundado en 1563 por
el arzobispo Fray Cristóbal de Torres para educar a los hijos de las familias nobles, ha forma-
do en sus trescientos años de existencia varias generaciones de letrados y científicos de
gran influencia en el desarrollo intelectual y material del país. En el dintel se ve, tallada en
piedra, la Cruz de Calatrava, centenario blasón del colegio. La arquería claustral de su
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patio, de fustes monolíticos, es de estilo romano bizantino. Bajo ella se pasearon profesores
como el sabio José Celestino Mutis, director de la Expedición Botánica, Francisco José de
Caldas, Camilo Torres y José María Cabal y los mártires de la Independencia: José María
García de Toledo y Manuel Rodríguez Torices, fusilados entre los primeros a la llegada del
pacificador Pablo Morillo a Cartagena, y tantos otros cuyos nombres son reverenciados en
el país. Durante la reconquista española, el edificio del Rosario se destinó a cárcel. En ella
estuvieron prisioneros para ser enviados al patíbulo Policarpa Salavarrieta y el sabio Francis-
co José de Caldas, discípulo de Mutis, cuyos descubrimientos en el campo de la física,
realizados venciendo las grandes dificultades que presentaba el medio americano, deja-
ron sorprendido al barón von Humboldt. Una tradición, con bases no demostradas, afirma
que Caldas trazó en el muro de la escalera del Rosario, al salir con el pelotón de soldados
encargados de conducirlo hasta la Plaza Mayor, una letra O extrañamente alargada y
cortada en dos por una recta, ideograma por medio del cual quería expresar; ¡Oh, larga y
negra partida!
• Colegio Mayor de San Bartolomé: carrera 7 N° 9-96. Los jesuitas construyeron el Colegio
Máximo en los terrenos que ocupaban, entre otras, las casas de don Juan de Alvis, secreta-
rio de la capellanía o fundación, creada testamentariamente por Jiménez de Quesada.
Construyeron también el Templo de San Ignacio (1610) sobre planos traídos de Roma por el
jesuita Italiano Juan Bautista Coluchini. Colegio y templo fueron abandonados por la Or-
den de San Ignacio de Loyola en 1767, a raíz de la expulsión decretada por Carlos III. En los
amplios claustros se instaló el Colegio Seminario de San Bartolomé, alma máter de figuras
de la Independencia y de la República. En la terraza que precede al Colegio se alza la
estatua de Camilo Torres, autor del célebre Memorial de Agravios a las autoridades espa-
ñolas, primer presidente de las Provincias de la Nueva Granada y víctima de la pacifica-
ción. En el claustro se formaron numerosos próceres de la Independencia como Antonio
Ricaurte, José María Cabal, Custodio García Rovira y Livorio Mejía.
• Corporación La Candelaria: calle 13 N° 2-58. Casa ajena a toda monumentalidad o boato,
su recuperación solo prendió por una digna adecuación para sus oficinas administrativas,
sin desvirtuar su marcado y encantador acento doméstico. Dos patios y un amplio solar
sirven de base a su composición espacial. En ellos, los geranios, las fuentes, las plantas aro-
máticas medicinales y los frutales del solar reviven la austera y amable vida santafereña. No
falta allí el cerezo, el arrayán, los duraznos y el tomate de árbol.Realza su noble arquitectura
una alegre gama cromática trasunto de la tradición colorista del barrio, apagada durante
muchos años por una norma que intento, sin éxito, proscribirla.
• Edificio Pedro A. López: avenida Jiménez N° 7-91. Históricamente se constituye en uno de los
ejemplos paulatinos de modernización arquitectónica bogotana de la primera mitad del
siglo XX. Fue construido por la importante casa comercial exportadora del mismo nombre,
que contrató al arquitecto norteamericano Roberto Fabrington, quien dirigió la novedosa
obra en acero revestida de cemento y en la cual se adoptaba el lenguaje clasista simplifi-
cado de los edificios de oficinas de la primera escuela de Chicago; contrasta su sobriedad
con el barroquismo de la fachada de su vecino Palacio San Francisco. Hoy pertenece al
Banco Cafetero.
F ICHA TÉCNICA TURÍSTICA . L OCALIDAD DE L A C ANDELARIA 29
y muebles de enorme valor artístico. Fue construido bajo la administración del general Ra-
fael Reyes. En su patio de armas se encuentra la estatua de don Antonio Nariño y por las
ampliaciones quedó comprendido dentro de sus jardines el edificio del Observatorio Astro-
nómico.
• Palacio de San Carlos: calle 10 N° 5-21/5-51/5-89. Subiendo por la calle 10, a partir de la
esquina suroriental de la carrera 6 está el Palacio de San Carlos. Allí precisamente, en la
sede de gobierno y residencia de Bolívar, se hallaba, por fortuna, Manuelita Sáenz cuando
a media noche del 25 de septiembre de 1828 llegaron los conspiradores.
Desperté al Libertador (escribe Manuelita Sáenz 22 años después, en carta a O´l eary) y lo
primero que hizo fue tomar su espada y su pistola y tratar de abrir la puerta; los contuve y lo
hice vestir, lo que verificó con mucha serenidad y prontitud [...] Me dijo [...] ¡Bravo, vaya
pues, ya estoy vestido! Y ahora ¿que hacemos?, ¿hacernos fuertes? [...] Volvió a querer
abrir la puerta y lo detuve. Entonces se me ocurrió lo que le había oído al general un día:
¿Usted no dijo a Pepe París que esta ventana era muy buena para un lance como estos?
[...] Dices bien, me dijo, y fue a la ventana.
Este Palacio de San Carlos —posiblemente llamado así en homenaje al rey Carlos III— cons-
truido como residencia en el siglo XVI por Francisco de Porras, pasó poco después como
anexo al Colegio de San Bartolomé de los jesuitas y en 1794, luego de ser éstos expulsados
del país, se estableció allí la Real Biblioteca Pública. Fue su primer director don Manuel del
Socorro Rodríguez, fundador del periodismo colombiano, con el Papel Periódico de la Ciu-
dad de Santafé. Posteriormente, parte de la edificación San Carlos se destinó a cuartel y
luego, al ser trasladada la biblioteca a otro local, lo compró y habitó don Manuel Arrubla.
Adquirido luego por el gobierno republicano para palacio presidencial, fue ocupado para
tal fin desde julio de 1828, y en él han residido, hasta la reconstrucción del Palacio de Nariño,
casi todos los presidentes de la República (desde el siglo XIX hasta 1980). Durante cerca de
cuarenta años tuvo allí su sede la Cancillería. Las turbas enardecidas lo incendiaron el 9 de
abril de 1948, en los motines provocados por el asesinato del líder popular Jorge Eliécer
Gaitán. Sus valiosas decoraciones antiguas fueron destruidas, pero se logró reconstruir el
edificio en breve tiempo. Actualmente es la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.
• Palacio de San Francisco: avenida Jiménez N° 7-50. Ocupa el lugar del antiguo Convento
de San Francisco, demolido hacia 1917 para darle paso a la nueva edificación. Hasta hace
poco, el palacio fue sede de la Gobernación de Cundinamarca. Es una imponente obra
de planta cuadrada y estilo neoclásico, cuyo diseño y construcción se debe a los arquitec-
tos Arturo Jaramillo y Gastón Lelarge. Son bien conocidas las magníficas tallas humanas
que se encuentran adosadas a la fachada. El inmueble, concluido en 1893, se incendio el 9
de abril de 1948, su reconstrucción se adelantó respetando en todo el diseño original. Hoy
es una de las sedes de la Universidad del Rosario.
• Palacio Echeverry: calle 8 N° 8-26/8-32. El conjunto, compuesto por cuatro viviendas, fue
diseñado de tal modo que se crea la impresión de una sola unidad arquitectónica de tres
pisos; el esquema es simétrico y está formado por dos pares de casas invertidas sobre el eje
F ICHA TÉCNICA TURÍSTICA . L OCALIDAD DE L A C ANDELARIA 31
central del conjunto; las del extremo son iguales, lo mismo que las centrales, pero se identi-
fican por el volumen de la cúpula esquinera, mientras que las otras tienen una buhardilla
realzada sobre el arco de la entrada. El esquema organizativo es idéntico en todos los
casos: en el primer piso,un zaguán conduce a un vestíbulo principal, de donde se despren-
de la escalera que lleva al segundo piso, que es el principal; a continuación, el primer patio,
un ala de ser vicio y, finalmente, en la parte posterior, otro patio y la escalera de servicio; en
el segundo piso queda el vestíbulo, al que llega la escalera y del cual sale un corredor que
da acceso a los aposentos. Un esquema similar se presenta en el piso de la buhardilla. En la
disposición de los espacios se sigue el patrón propio de la época: un gran salón en la fa-
chada del piso principal, habitaciones a lo largo del corredor en el fondo del patio princi-
pal y los servicios al fondo. La apariencia exterior del conjunto es extremadamente elabo-
rada e interesante; se destacan las cúpulas y las prolongaciones de la buhardilla; las puer-
tas y ventanas están acusadas con el trabajo en piedra de las jambas y los dinteles; las rejas
de hierro añaden elementos ornamentales a un conjunto bastante armónico; la ornamen-
tación interior es igualmente rica, especialmente en el vestíbulo y en la escalera principal
de la casa.
• Real Casa de La Moneda: calle 11 N° 4-93. Se trata de dos casas adquiridas y adaptadas
por el capitán Turrillo de Yebra, en 1627, como sede de la Casa de Moneda, e incorporadas
al real patrimonio por el virrey Solís. En 1756, fue reformada por el ingeniero Tomas Sánchez.
Recientemente, entre 1922 y 1924, se demolió una parte de la construcción para edificar
allí las sedes de las facultades de Derecho e Ingeniería de la Univer sidad Nacional. Las
cubiertas de la casa, destruidas por el invierno en 1964, fueron restauradas entre 1965 y 1972
por Germán Téllez C. y Luis A. Izquierdo, que también llevaron a cabo el empañetado de las
arquerías del piso bajo, entre 1978 y 1980. Actualmente, sobrevive solo una parte de los
tramos de construcción colonial, sobre la carrera 5 y la calle 11. El Museo Militar y las bode-
gas y depósitos del Banco de la República ocupan un 85% del área original de la casa.
Sobre la calle de la Esperanza o calle 10, se encuentran otros magníficos ejemplos de la casa
colonial santafereña: la de Santa Ana, sitio donde funcionó la Santa Inquisición, hoy sede del
Instituto para el Desarrollo de la Democracia Luis Carlos Galán y la llamada Casa de la Inde-
pendencia, que aloja 15 oficinas de Misión Bogotá, programa de convivencia y seguridad ciu-
dadana de la Alcaldía Mayor.
INVENTARIO RELIGIOSO
del Nuevo Reino de Granada, muerto en 1602, y a un curioso Regidor del Cabildo, de quien
hiciera un esbozo el cronista José María Caballero.
• Iglesia de San Ignacio y Claustro de Las Aulas: calle 10 N° 6-27. El templo de San Ignacio es
sencillamente espléndido,desde la cúpula, las naves y los altares hasta el coro. Se distingue
en el conjunto el altar de Nuestra Señora de Loreto, con tallas ornamentales y fustes cala-
dos, amen de preciosas miniaturas e imágenes diversas en hornacinas armónicamente
distribuidas. Posee pinturas de Vásquez Ceballos, figuras del imaginero andaluz Pedro Laboria
y ornamentaciones, al parecer, del seglar jesuita Vicente Luisinch, que contribuyen al es-
plendor del conjunto. De Vásquez Ceballos, algunos de cuyos óleos lucen en el altar de las
Reliquias, se destaca el lienzo de Francisco Javier; en el altar del santo de Laboria, la esta-
tua yaciente del Apóstol de los Negros, la de San Francisco de Borja, y otras en la capilla
situada a la derecha del altar mayor. De la sensibilidad del pintor y sacerdote bogotano
Santiago Páramo dan fe las representaciones de la capilla de San José, en la cual, además,
hay un Cristo en la Cruz, considerado obra del valenciano José de Ribera, mejor conocido
como “El españoleto”. La traza de la iglesia y el claustro se atribuyen al padre Juan Bautista
Coluccini, quien dirigió la obra hasta su muerte en 1641, y posiblemente la elaboró con
base en un proyecto enviado por la sede de la Compañía de Jesús en Roma. La construc-
ción fue iniciada en 1610 y dada al culto sin terminar en 1635.La finalización de la obra tuvo
lugar en 1691. La cúpula fue destruida por el terremoto de 1763 y reconstruida con el as-
pecto que ofrece actualmente; la fachada fue restaurada entre 1946 y 1947. La iglesia fue
sometida a una importante restauración durante el primer lustro de los años noventa.
• Iglesia de San Juan de Dios (Monumento Nacional): calle 12 N° 9-93/carrera 10 N° 11-12: la
iglesia, terminada en 1739, tuvo una de las torres más elevadas de la ciudad, destruida en
1743 por un terremoto y reconstruida en proporciones muy inferiores. La mayor reliquia de
este templo es la escultura de la mártir Santa Librada de la Cruz, que fue conducida con
extraordinaria solemnidad desde San Juan a la Catedral, por orden del presidente Antonio
Nariño el 19 de julio de 1813. La fiesta de la santa tiene lugar el 20 de julio, coincidiendo con
el aniversario de la declaración de independencia. La de San Francisco de Paula, al pare-
cer de Pedro Laboria, es quizá la más valiosa de las reliquias que este templo atesora. Son
también de gran belleza el Ángel y el San Rafael, y los altares de San Judas Tadeo, del Señor
Caído y de San Juan de Dios.
• Iglesia de Santa Bárbara (Monumento Nacional): carrera 7 N° 5-26. Desde el Museo Arqueoló-
gico se recorren tres cuadras hacia el sur por la carrera 6 y una más hacia el occidente
para llegar hasta el templo de Santa Bárbara. En la esquina se eleva la sencilla estructura
primitiva de su fachada, en la cual se destaca, como si hiciese parte de una edificación
distinta, el magnífico pór tico. No es el único contraste, pues la elevación y la extensión de
los techados, que corren en armónico juego, parecen pertenecer a más que a una humil-
de capilla, a una basílica. En 1585, se fijó el terreno para su construcción y los límites de su
parroquia, que con la de La Peña, montaña arriba, habría de figurar como la más importan-
te concentración religiosa en la ciudad naciente. Donó el terreno Lope Céspedes, cuya
casa había sido destruida por un rayo, y muerta su hija de pocos años. Tiempo después, en
la celebración de unas Vísperas otro rayo mató al canónigo que las oficiaba. En los años
F ICHA TÉCNICA TURÍSTICA . L OCALIDAD DE L A C ANDELARIA 35
iniciales de Santafé, en este sitio se encontraba un cementerio que revolvieron los terremo-
tos, de manera que el piso de la construcción recubre apenas, bajo delgada capa, restos
de los más antiguos pobladores. Santa Bárbara tampoco se ha librado de saqueadores de
arte ni de ladrones vulgares. Por fortuna se han salvado obras que han sido puestas tempo-
ralmente bajo el cuidado del Museo Religioso del Banco de la República. Hay un caso que
expresa hasta dónde pudo llegar la depredación: cuando por solicitud oficial fueron a
practicarse los inventarios de los valores artísticos de Santa Bárbara, se halló inscrito un cua-
dro bajo el nombre de El rapto de la monja. En él aparecían dos figuras: la de Nuestra
Señora del Rosario y, a un lado, la de Santo Domingo. Como no se veía monja alguna, los
comisionados preguntaron por ella con graciosa ingenuidad; el sacristán les explicó que
para él “La monja” era Santa Catalina, originalmente situada al lado derecho, a quien los
ladrones habían recortado para llevar siquiera algo a los anticuarios compradores, ya que
les había resultado difícil, por su tamaño, transportar el cuadro entero.
• Iglesia y Claustro de La Candelaria: calle 11 N° 3-92/3-86/3-18/3-04, carrera 3 N° 11-15/11-42.
Frente a la Casa de Vásquez Ceballos, por la calle, está el templo de La Candelaria, cuya
última restauración se inició en 1993, prolongándose por varios años. Como casi todas las
antiguas fundaciones españolas, en torno a las cuales la actividad religiosa se concebía
como la principal, la Antigua de La Candelaria da su nombre al vecindario o barrio que la
rodea. Fue construida hacia el año 1650 y reconstruida de 1686 a 1703 con planos de Diego
Sánchez de Montemayor, para dedicarla a San Nicolás. Es una de las más antiguas y más
visitadas del sector, en parte, posiblemente, por su proximidad a la Biblioteca Luis Ángel
Arango y a la Plazuela y Casa de Vásquez y Ceballos. En su interior se guardan los restos del
fundador del periodismo nacional, don Manuel del Socorro Rodríguez, así como los dos
últimos cuadros de Vásquez, ya con principios de locura. En al antiguo claustro de La Can-
delaria cumple benéfica labor el Colegio Agustiniano de San Nicolás.
• Santuario y Claustro de Nuestra Señora del Carmen: carrera 5 N° 8-36. El Camarín es una
bella prolongación posterior sobre la vía pública del altar de un templo del mismo nombre,
erigido en 1655 en el monasterio que había construido doña Elvira de Padilla, para la comu-
nidad de las Carmelitas Descalzas. Aquel fue uno de los más suntuosos que tuvo la ciudad;
sus muros, convertidos en una sola chapa de oro y gules, estaban adornados con óleos de
Baltasar de Figueroa (el maestro de Velásquez) y de otros grandes pintores de la época. El
Camarín en sí es una de las más valiosas reliquias arquitectónicas que conserva Bogotá. La
Comunidad de los Padres Salpicados llegó a Bogotá a comienzos del siglo XX, con la inten-
ción de trabajar en la educación de los obreros, y se instaló en el antiguo Convento del
Carmen, para entonces semidestruido. El coadjutor salesiano Giovanni Vuscagliones, quien
contaba con formación en arquitectura, fue el encargado de proyectar y construir el tem-
plo y la sede del Colegio León XIII. El templo es un ejemplo interesante de arquitectura
ecléctica, inspirado en el gótico sienés; cuenta con una profunda decoración interior con
mosaicos venecianos. La alta torre central y las franjas alternadas de ladrillo rojo y blanco
caracterizan su imagen interior.
• Iglesia y Convento de Santa María de Las Aguas (Monumento Nacional): calle 19 carrera 3.
El templo posee cuadros magníficos de los mejores pintores de la Colonia. Ubicado en la
36 BOGOTÁ . P ANORAMA TURÍSTICO DE 12 LOC ALIDADES
CAPILLAS
canceles o biombos de madera tallados, es el de la Capilla del Sagrario el más rico. Fue
construido en la segunda mitad del siglo XVII en una especie de retablo. Su altar, elaborado
en marfil, ébano y carey, con incrustaciones de piedras preciosas, así como sus tallas de
madera, en general, son reliquias artísticas.
CLAUSTROS CONVENTUALES
SEMINARIOS
CLUBES DEPORTIVOS
Son muy escasas por las características de su trazado y construcción general (1,3% del total).
Existen 11 parques barriales.
38 BOGOTÁ . P ANORAMA TURÍSTICO DE 12 LOC ALIDADES
PARQUES
• Parque de la Calle del Palomar del Príncipe: calle 13 carrera 3 A. Empieza a subsanar la
carencia de espacios verdes y abiertos, característica de un tejido urbano colonial; toma
un predio ocupado antaño por dos bellas casonas, el cual había dejado un antiestético
basurero y lo reviste de una bella verja perimetral soportada en mampostería que se pinta
de vivos colores; en su interior se organiza un jardín de especies nativas y un teatrino para
representaciones del aire libre, dos construcciones de la época colonial habían sido demo-
lidas en el lugar que ocupaba el basurero del sector. La propuesta arquitectónica consistió
en la creación de un parque con teatrino al aire libre y zonas verdes , el problema de los
paramentos y características del sector fue resuelto mediante un afortunado diseño de
rejas y columnas que mantienen la proporción de la vía y permiten a su vez apreciar la
vegetación desde el exterior; el lenguaje arquitectónico utilizado fue contemporáneo, con
evocaciones formales de la arquitectura de fin de siglo.
PLAZAS
• Plaza de Bolívar: carrera 7 calle 10. A partir de 1846 la plaza principal de Bogotá se llamó
Plaza de Bolívar, en homenaje al Libertador, cuya estatua, expuesta a la admiración popu-
lar, es considerada una de las más bellas obras del famoso escultor Pietro Tenerani. En los
primeros tiempos se llamó Plaza Mayor y posteriormente Plaza de la Constitución. En su
centro se alzaba una fuente de piedra coronada por una pequeña figura que representa-
ba a San Juan Bautista (niño), conocida popularmente como “El mono de la pila”. Esta
fuente había sido erigida en 1580 por don Alfonso Pérez de Salara. La pila original se en-
cuentra hoy en el patio del Museo Colonial. La plaza fue de tierra desnuda hasta 1816. Ese
año el pacificador Pablo Morillo obligó a los próceres de la Independencia a empedrarla
íntegramente. A partir de esta fecha, la plaza sufrió múltiples transformaciones. En sus pre-
dios existieron jardines y fuentes luminosas. En 1960, año en que se conmemoró el
sesquicentenario de la Independencia, la plaza fue remodelada. En ella se han producido
acontecimientos de trascendencia histórica tanto en el ámbito nacional como local. Allí
fueron ajusticiados los líderes comuneros encabezados por José Antonio Galán, y guarda
para siempre el eco del grito de independencia del 20 de julio de 1810. En el costado
oriental está la Catedral de Bogotá, la Capilla del Sagrario y el Palacio Arzobispal; en el
costado sur, el Capitolio Nacional; en el costado occidental, el edificio Liévano, sede de la
Alcaldía Mayor; en el costado norte, el Palacio de Justicia. En la esquina nororiental, la Casa
Museo del 20 de Julio. En la esquina suroriental, el Colegio Mayor de San Bartolomé. En las
esquinas norte y suroccidental existen dos casas del período colonial.
• Plaza de Egipto
• Plaza del Palomar del Príncipe
• Plazuela de San Carlos o Rufino José Cuervo: calle 10 carrera 6 (frente a la Iglesia San
Ignacio). Circuida por casonas de balcones corridos, la casa del interior, consagrada desde
hace algunos años como Casa de los Derechos,perteneció al médico francés Luis de Roux,
amigo de don Antonio Nariño, y fue allí donde el precursor instaló la Imprenta Patriótica en
F ICHA TÉCNICA TURÍSTICA . L OCALIDAD DE L A C ANDELARIA 39
que habría de editarse su traducción de los Derechos del Hombre y el Ciudadano procla-
mados por la Revolución Francesa, cuyo texto está grabado en piedra sobre el frente de la
edificación. Sobre el costado occidental está una de las alas del Palacio Cardenalicio, y al
lado opuesto la que fuera residencia de Manuelita Sáenz, con entrada también sobre el
frente de la calle 10. La estatua sedente del filólogo Rufino José Cuervo, autor de dos obras
cumbres: Apuntaciones Críticas al Lenguaje Bogotano y Diccionario de Construcción y
Régimen de la Lengua Castellana ocupa el centro de la plazuela.
• Plazuela de Las Aguas
PLAZOLETAS
• Plazoleta del Chorro de Quevedo: calle 13 carrera 2. Tiene un significado entrañable para
la historia de la ciudad, como que allí se presume ocurrió la fundación, sin que existan
documentos o construcciones para confirmarlo; no obstante, priva su recoleta y graciosa
conformación para restaurar su piso, reubicar una fuente y crear, hacia el interior del espa-
cio, una arcada que obra como telón de fondo del lugar, con algunos árboles que suavizan
su austeridad.
• Plazoleta del Rosario: avenida Jiménez carrera 6. En el centro de la plazoleta se halla una
escultura del fundador de la ciudad, don Gonzalo Jiménez de Quesada, en el costado sur
se levanta el Claustro del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Monumento Nacio-
nal, tradicional casa de estudios de la ciudad; a sus espaldas está la capilla de La Bordadita.
PASEOS Y ALAMEDAS
AGENCIAS DE VIAJE
CASAS DE CAMBIO
internacional y colombiana. El Bar Automático, llamado así en memoria del celebre café
bogotano, ofrece un amplio menú, aperitivos y vinos de cava.
• Hotel Planetario: carrera 5 N° 14-64, tel. 2842711
CENTROS COMERCIALES
CENTROS DE CONVENCIONES
EVENTOS Y BANQUETES
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Prensa
• La Bagatela
• El Tiempo: avenida Jiménez carrera 7, tel. 2940100
Radio
Televisión
PRIMERA RUTA
Saliendo de Monserrate por la Avenida Circunvalar hacia el sur por donde se puede observar
la ciudad, llegamos a la Iglesia del barrio Egipto situada en la carrera 4 este con calle 10. El
barrio, de extracción popular, fue creciendo de manera espontánea levantado por obreros y
artesanos que necesitaban acercarse a La Candelaria. Continuamos hasta la calle 10, bajan-
do por esta hacia el occidente por la Calle del Calvario, para apreciar la panorámica del
barrio de La Candelaria, con sus tejas de barro que datan de tiempos inmemoriales. Al llegar a
la carrera 2 (Calle de San Bruno), a nuestra derecha vemos la Universidad de la Salle, y conti-
nuando por la misma carrera al norte, al final de esta se alcanza a ver como remate la modes-
ta iglesita del Chorro de Quevedo, sitio a donde llegaron los primeros conquistadores,lugar que
tenía como nombre Teusaquillo, sitio de descanso del Zipa. Bajando por la calle 13 con carrera
2, continuamos al sur nuestro recorrido hasta la carrera 4, con sus hermosas casas coloniales
con sus balcones, calles empedradas e historia. Al llegar a la calle 7 doblamos hacia el occi-
dente hasta la carrera 7. Siguiendo al norte por la carrera 7 (antigua Calle Real) a la izquierda
se alza imponente el Palacio de Nariño, que se levanta donde estuvo la casa en que nació “El
Precursor” Antonio Nariño. Residencia oficial del jefe del Estado, en él funcionan las principales
dependencias de la República.
F ICHA TÉCNICA TURÍSTICA . L OCALIDAD DE L A C ANDELARIA 43
Continuando por la carrera 7 hasta la calle 10, llegamos a la Plaza de Bolívar (que en los prime-
ros tiempos se llamó Plaza Mayor). En su centro se alza una estatua en homenaje a Simón
Bolívar, obra del famoso escultor Pietro Tenerani. Alrededor de la Plaza se encuentran, en el
costado oriental, la Catedral Primada, la Capilla del Sagrario y el Palacio Arzobispal; en el
costado sur, el Capitolio Nacional; en el costado occidental, el Edificio Liévano, sede de la
Alcaldía Mayor, y en el costado norte, el Palacio de Justicia. En la esquina nororiental está la
Casa Museo del 20 de Julio. Y en la esquina suroriental, el Colegio Mayor de San Bartolomé.
SEGUNDA RUTA
Por el costado oriental de la Plaza de Toros de la Santamaría hacia el sur por la carrera 5,
alcanzamos a apreciar el Parque de la Independencia y la panorámica del Centro Internacio-
nal de Bogotá; continuando por la carrera 5 con calle 24, donde empieza el centro de la
ciudad, aparece la Biblioteca Nacional, inaugurada el 20 de julio de 1938 durante el primer
gobierno del presidente Alfonso López Pumarejo. La biblioteca cuenta con más de 800.000
volúmenes, en la sala de libros antiguos; entre estos, 40 incunables universales, y los primeros
impresos en la ciudad en 1739.
Subimos por la calle 24 hacia el oriente, tomamos la carrera 3 al sur hasta la calle 19 (o Avenida
Lima), desde donde se pueden apreciar hermosos edificios modernos y tiendas comerciales,
como también mucha gente joven, ya que el sector cuenta con muchas univer sidades; al
llegar a la carrera 4, doblamos hacia el sur para poder llegar al edificio del Icfes y al Parque de
los Periodistas. En este lugar nos podemos sentar en la plazoleta para admirar el Eje Ambiental,
las casas coloniales y la actividad del Transmilenio.
Continuando por la carrera 4 al sur, apreciaremos el barrio con sus calles estrechas, su historia,
los nombres curiosos de sus calles; a la altura de la calle 11, a nuestra izquierda, vemos la Biblio-
teca Luis Ángel Arango, la segunda más visitada del mundo. Bajando por la calle 11 también se
observa la Casa de la Moneda, bella construcción colonial en la que se organizó el Museo
Numismático, y que atesora desde las monedas de “barretón” y de “tejo” que circularon en los
primeros años de su fundación, pasando por las mexicanas que eran aceptadas en el Nuevo
Reino de Granada, hasta las de más reciente emisión. Se encuentra también, desde el año
2000,la colección privada que donó el pintor colombiano Fernando Botero. Al llegar a la carre-
ra 6, doblamos al sur para poder observar la casa de Manuelita Sáenz, la “Libertadora del
Libertador”, y el Palacio de San Carlos; allí precisamente, en la sede del gobierno y residencia
de Bolívar, se hallaba por fortuna Manuelita Sáenz cuando a la media noche del 25 de sep-
tiembre de 1828 llegaron los conspiradores; ayudado por ella, él salto por la ventana librándose
de una muerte segura. Al llegar a la calle 9, doblamos hacia el occidente hasta la carrera 7
desde donde podemos observar el Palacio de Nariño, y al fondo el Templo Museo de Santa
Clara, del que puede afirmarse sin lugar a dudas que posee las colecciones de arte religioso
más ricas de Bogotá. Continuando por la carrera 7 hacia el norte, llegamos a la Plaza de Bolí-
var, donde se pueden apreciar importantes edificios del gobierno y de la curia.
44 BOGOTÁ . P ANORAMA TURÍSTICO DE 12 LOC ALIDADES
TERCERA RUTA
Saliendo de la Iglesia de San Diego, construida en 1610 en pleno campo, ubicada en la calle
26 con carrera 7, doblamos al norte hasta la calle 28, donde podemos apreciar el Museo Na-
cional, edificio de aspecto severo en el que funcionó un antiguo presidio por cerca de setenta
años para recluir a los más peligrosos criminales y a los enemigos políticos. Doblando por la
calle 28 hacia el sur, tomamos la carrera 13 hasta llegar a la calle 19; desde esta esquina se
alcanza a apreciar el edificio Cudecom, muy popular, ya que en el año de 1974 fue trasladado
de lugar. Subimos por la calle 19 o Avenida Lima, para admirar las hermosas edificaciones mo-
dernas de oficinas y apartamentos, hasta la altura de la carrera 8; cogiendo para el sur, llega-
mos a la Plaza de Bolívar para apreciar los cerros tutelares de Monserrate y Guadalupe que
sirven de marco a la Catedral Primada. Sobre el costado sur de la plaza vemos el Capitolio
Nacional, edificio de influencia jónica, neoclásica, renacentista, construido en una bella y ex-
traña piedra rubia; ocupa una manzana entera y en su frente despliega una imponente co-
lumnata corintia. A la derecha de la plaza vemos el la sede de la Alcaldía Mayor de Bogotá, en
el edificio Liévano, sitio donde estuvo la llamada “Cárcel chiquita” construida después del in-
cendio de la Cárcel de la Corte.
Al continuar por la carrera 8, hasta la calle 9, podemos apreciar la iglesia de Santa Clara y el
Observatorio Astronómico, sede de la Real Expedición Botánica que se instituyó en 1783 y du-
rante la cual brillaron singularmente las inteligencias del sabio gaditano José Celestino Mutis y
del sabio neogranadino Francisco José de Caldas. Fue construido en 1802. También pasamos
frente a la casa presidencial o Palacio de Nariño.
INVENTARIO GASTRONÓMICO
COMIDA INTERNACIONAL
CELEBRACIONES RELIGIOSAS
• La Fiesta de los Reyes Magos se celebra en la Plaza del Barrio Egipto. Es uno de los eventos
más tradicionales de la ciudad y atrae gran cantidad de personas que se congregan para
presenciar los desfiles y las representaciones en las que se hace referencia a cosas de la
ciudad con humor y sentido crítico. Esta fiesta tiene una larga historia y se remonta proba-
blemente a la época colonial. El 6 de enero de cada año se celebra en el barrio Egipto,
uno de los más antiguos de la ciudad, la tradicional Fiesta de los Reyes Magos, en la que
participa la comunidad para hacer la representación en vivo de la adoración de los ma-
gos al Niño Dios. Esta celebración, como muchas otras que se llevan a cabo en muchos
pueblos de Colombia, se origina en las representaciones que se hacían en el atrio de las
iglesias en la España medieval.La Virgen es seleccionada entre las niñas más bellas y devo-
tas de la comunidad, con monarcas or ientales coronados de oro refulgente, que hasta el
día anterior han sido mecánicos y maestros albañiles; los chiquillos del sector hacen de
ángeles con sus caritas asombradas. En esas oportunidades el tráfico se desvía para respe-
tar la fiesta. La tradición tiene aquí más fuerza que el progreso: la amplia vía tuvo que ser
46 BOGOTÁ . P ANORAMA TURÍSTICO DE 12 LOC ALIDADES
desviada bajo presión de los habitantes del barrio, para que no arrasara la pequeña casa
colonial en la que habitó el prócer de la Independencia general Hermógenes Maza. La
avenida hizo una forzada curva y la casa quedó en pie, como un monumento sagrado.
• Las Fiestas de La Candelaria se celebran en el mes de diciembre y se centran en la iglesia
del mismo nombre e inician la temporada navideña.
CELEBRACIONES CÍVICAS
• Como centro político del país, se celebran en la localidad muchos de los actos más impor-
tantes de la vida nacional: la posesión de los presidentes en el Capitolio Nacional y en la
Casa de Nariño, la conmemoración de la Independencia, el 20 de Julio, con el despliegue
de un suntuoso desfile militar; las manifestaciones en señal de aprobación o protesta ante
una situación vivida por la población colombiana y la celebración del cumpleaños de la
ciudad en la Plaza de Bolívar, son algunas ceremonias.
• Una de las ceremonias más tradicionales es el desfile diario de la Banda del Batallón Guar-
dia Presidencial, que recorre algunas calles al son de diversas marchas militares y ritmos
populares, este desfile hace parte de la vida del centro de la ciudad y es digno de ser
contemplado.
FANTASMAS
En la parte exterior del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica es notable un hermoso bal-
cón corrido, en el que se dice que durante varios años uno de los anteriores propietarios, viudo
de una hermosa mujer, mantuvo el cadáver de su esposa, momificado y lujosamente vestido y
alhajado, para que observara la calle con sus ojos muertos.
Calle de Careperro
Según la leyenda, el nombre de esta calle le vino de que en altas hora de la noche se veía
transitar por allí al mismísimo demonio que, en forma de perro sin cabeza, infundía pavor a los
vecinos. Lo diver tido del caso está en que el sitio se denomina“careperro” y, precisamente por
ir degollado, el bicho no tenía cara.
La mula herrada
Otro medroso ser que en las horas nocturnas circulaba por Santafé, aunque no legó su nombre
a ninguna calle, era “La mujer herrada”. Jorge Bayona Posada, en su libro Los fantasmas de
Santafé, relata:
En avanzadas horas de la noche se oía el galope de una cabalgadura que iba de las
inmediaciones de la calle de Piedra Ancha (calle 6, entre carrera 5 y 6), a un sitio al parecer
cercano a la iglesia de Las Nieves. Las personas que venciendo la pereza o el miedo se
asomaban tímidamente a la ventana veían que se trataba de una mula sin jinete, que
corría por el centro de la vía, arrancando chispas a las piedras del pavimento con el cho-
que de sus herraduras. Una mañana, los vecinos de la ermita de Belén quedaron abismados
al correr la noticia de haber sido encontrada muerta, dentro de una ramada abandonada
que había en el fondo de un solar, una vieja mujer, muy conocida anteriormente en la
ciudad por su oficio celestinesco, pero quien desde hacia largos meses había desapareci-
do. Lo raro del caso era que el cadáver tenía fuertemente claveteadas en las maños y en
los pies unas gastadas herraduras que no fue posible arrancar. El trote de la mula nunca se
volvió a escuchar.
A partir del año 1820 empezaron aparecer en el castigado barrio de La Candelaria, los espan-
tos, fantasmas o almas en pena. Correspondían a antiguos habitantes que habían muerto o a
quienes les estaba vedado el descanso mientras no comunicaran el sitio en que resguardaron
sus morrocotas de oro. Hubo casos comprobados. Manuel José Forero, en sus Leyendas históri-
cas de Santafé y Bogotá, cita a una pobre hombre que habitaba una casucha de la calle 12,
vivía tan desesperado, por la falta de dinero, que decidió ahorcarse. El peso de su cuerpo,
suspendido del techo por medio de la fatídica cuerda, desprendió una parte de la techumbre
48 BOGOTÁ . P ANORAMA TURÍSTICO DE 12 LOC ALIDADES
y se regó por el suelo una olla repleta de monedas. Desde luego, el hombre se salvó, ya conver-
tido en millonario.
ALCALDES Y EDILES
ARTISTAS Y LITERARIOS
PERSONAJES HISTÓRICOS
PERSONAJES POPULARES
• General de la Paz: personaje del sector, que en todos los eventos importantes como desfi-
les, caminatas, protestas, hace presencia vestido de blanco con kepis amarillo y laureles; es
un personaje defensor de las negritudes.
• Gordita del Congreso: conoce a todos los personajes importantes de la política nacional.
• La reina de La Candelaria: boba que nos trae remembranzas de la que en tiempos pasa-
dos era la “loca Margarita”.
• Sacristán de la Ermita del Chorro de Quevedo: don Julio tiene 85 años y llegó al barrio en
1957, sacristán sin sueldo, le encanta la religión, las “cosas de Dios”y el servicio a la comunidad.
• Stella Monsalve: es un personaje que vela por salvaguardar el patrimonio histórico de la
localidad.
A lo largo del siglo XX, muchas universidades y colegios se han instalado en la localidad de La
Candelaria. Los colegios tradicionales de La Candelaria son: Colegio Mayor de San Bartolomé,
que ocupa el mismo lugar donde se estableció el primer colegio; el Agustiniano, en el claustro
de La Candelaria, y el Salesiano León XIII, en el predio que antiguamente ocupó el convento
de las carmelitas. Muchos otros colegios ocupan hoy viejas casas.
BIBLIOTECAS
CENTROS DE PREESCOLAR
UNIVERSIDADES
restricciones a la libertad educativa, política y religiosa. El Externado es hoy uno de los cen-
tros privados de educación superior más prestigiosos de Colombia; propende por la libre
investigación científica, el examen independiente de todas las corrientes ideológicas, la
disciplina personal, la excelencia académica y la práctica de una severa ética cívica.
• Universidad La Gran Colombia: carrera 6 N° 13-40
• Universidad Libre: carrera 6 N° 8-54
• La Universidad Nacional de Colombia. Fundada en 1867, tuvo sus primeras sedes en algu-
nos claustros conventuales que se habían expropiado a las comunidades religiosas. A co-
mienzos del siglo XX, se construyeron los primeros edificios de la facultad de Derecho en la
calle 9 con carrera 8, hoy ocupados por la Subdirección de Patrimonio y el Centro de Res-
tauración del Ministerio de Cultura y la facultad de Matemáticas e Ingeniería situada en la
calle 10 con carrera 4.
DATOS CURIOSOS
• Casa de Bolívar. Calle del Coliseo N° 5-52. El doctor Eduardo Guzmán Esponda recordó en
uno de sus libros varias anécdotas vividas allí por esos presidentes. En una se refiere a la
inspección practicada por el general Tomás Cipriano de Mosquera en 1861, después de la
retirada o fuga de las fuerzas conservadoras que ocupaban la capital, defensoras del gobier-
no de don Mariano Ospina. El imprevisible general ya conocía el palacio por haberlo habi-
tado en su primer período presidencial (1845-1849). Su primer cuidado fue pasearse por las
habitaciones, tomando nota de los cambios que se presentaban. Tenía ojo para descubrir
lo que parecían nimiedades, y así se dio cuenta de que faltaba un cuadro de la Virgen de
la Silla, que había dejado en el oratorio, terminada su administración primera. Ordenó bus-
carlo por todos los rincones, pero fue en vano. Entonces se lo ocurrió que practicaran una
ronda en la casa de su antecesor, el derrocado presidente Ospina. Con el increíble resulta-
do de descubrir allá “el bello cuadro de la Virgen”, que don Mariano habia hurtado. Y
continua el doctor Guzmán: “En 1870, cuando Eustorgio Salgar entró a ejercer la primera
magistratura, se encontró con que la casa de los presidentes carecía de alfombras. Las hizo
llevar de su residencia particular y sirvieron durante todo su período, que era entonces de
dos años”. Al finalizar, como uno de sus allegados quisiera retirarlas, se opuso Salgar dicien-
do: “Con seguridad nadie las vio entrar a palacio, pero todo el mundo las verá salir. Esas
alfombras se quedan aquí”.
• Casa donde se celebró “El baile de las fieras”. La que fue una inmensa casona frontera a La
Enseñanza, que se prolongaba casi por todo el costado norte de la calle de La Catedral,
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adquirida a fines del siglo XVIII por el arzobispo Baltasar Martínez Compañón, se convirtió en
sede arzobispal mientras vivió el prelado.A su muerte, en 1790, este la legó al colegio funda-
do por doña Clemencia, que la alquiló en diciembre de 1810 al gobierno de la República
para que allí se reuniera al primer Congreso Nacional. Las sesiones revistieron trascenden-
cia histórica (tomaba parte Antonio Nariño, Crisanto Valenzuela y varios más). Pero las mon-
jas de La Enseñanza no recibieron el canon pactado de arrendamiento. Tardaron muchos
meses en conseguirlo. Como si la herencia del buen arzobispo hubiera sido fuente de cala-
midades, en el año conocido como “del terror” (1816), ya en Santafé el general Pablo Morillo,
empeñado en devolver a la corona española las tierras que habían sido de su dominio,
instaló en la mansión el Consejo de Guerra Permanente para juzgar a los comprometidos y
dictar sentencias de muerte contra los principales caudillos de la Independencia. Para mayor
afrenta de la sede que había oído las santas preces de Martínez Compañón y luego
interrogatorios de los españoles para condenar a los patriotas, fue teatro de un terrible
espectáculo: “El baile de las fieras”. El día 16 de octubre de 1816 los torturadores decidieron
invitar a las madres, esposas, hijas y hermanas de los que iban a convertirse en mártires y se
encontraban presos en los claustros del Colegio del Rosario —a cuatro cuadras de este
lugar, y en otros sitios—, nada menos que a una fiesta, un baile. Las llorosas señoras, vestidas
con trajes de gala, tuvieron que danzar con los responsables del cruel destino de los suyos,
en el espectáculo que bien mereció el apodo citado.
• Chichería El Ventorrillo. Calle de San Miguel del Príncipe. Casona de viejos muros, cuya ve-
tustez y fortaleza inspiran instintivo respeto.Posiblemente es contemporánea de las levanta-
das por los propios conquistadores en inmediaciones de la Catedral. La solidez dentro de la
tosquedad no la priva de la gracia de su cubierta en escuadra, trazada sin atender a di-
mensiones geométricas, pero con visible deseo de dotar de airoso copete a lo que de lo
contrario se vería demasiado pobre. Desde el siglo XIX, según una placa colocada a la
entrada, funcionó aquí El Ventorrillo, una de las chicherías más afamadas por vender el licor
que un escritor de la escuela costumbrista, Rafael Eliseo Santander, denominaba eufemísti-
camente: “la que Dios crió tan amarilla y sabrosa”.
Han sido dos los criterios con respecto a la discutida bebida: uno, el de quienes la conside-
ran nociva en extremo, por lo que luchan a fin de suprimirla, y otro, el de los que, sin hacer
caso, continúan consumiéndola. El gobernante que la vetó oficialmente por primera vez
fue Dionisio Pérez Manríquez de Lara, presidente de la Real Audiencia, en 1658. En un re-
cuento de Pedro María Ibáñez, publicado en el Papel Periódico Ilustrado, se citan las razo-
nes del funcionario, entre ellas las de ser la chicha causa de “fiebres malignas de que se
ocasionan dolores de costado, tabardillos y otros contagios”. Eso se debía según el manda-
tario a que la preparaban con ingredientes “aún venenosos”. Los que la frecuentaban
cometían “muchos y graves pecados contra la majestad de Dios, así de deshonestidades
como de muertes y alevosías y otros excesos”. Para desarraigar el mal,Pérez Manrique man-
daba bajo penas de multa hasta de 200 pesos y de azotes a los negros , indios y mestizos, no
fabricar, ni vender, ni tomar chicha, y que se destruyeran “todos los trastos y utensilios para
hacer tan perniciosa bebida”.
F ICHA TÉCNICA TURÍSTICA . L OCALIDAD DE L A C ANDELARIA 53
NOMBRES DE CALLES
Objetivo general: crear espacios de producción local donde la comunidad pueda, además
de capacitarse técnicamente, iniciar la vinculación a procesos productivos específicos que le
permitan independencia económica en el futuro.
Metas: montaje del taller de joyería en la casa comunitaria de la concordia con el fin de apo-
yar por lo menos 100 joyeros y lapidadores locales que no cuentan con las herramientas y
maquinas para la elaborar sus productos.
Objetivo general: crear espacios de producción local donde la comunidad pueda, además
de capacitarse técnicamente, iniciar la vinculación a procesos productivos específicos que le
permitan independencia económica en el futuro.
Metas: crear por los menos un taller de restauración en carpintería de madera y uno en forja
artística.
F ICHA TÉCNICA TURÍSTICA . L OCALIDAD DE L A C ANDELARIA 55
Metas: atender por lo menos 400 personas suministrando una ración nutricional diaria (almuer-
zo) durante 176 días, con el objetivo de reducir en un 35% los niveles de desnutrición local en
este grupo poblacional.
MAGAZÍN COLECCIONABLE
Objetivo general: mostrar el centro histórico a través de un espacio comunicativo, con todo el
componente patrimonial, personajes, imágenes y demás aspectos relacionados con la comu-
nidad.
Objetivo general: crear espacios de producción local donde la comunidad pueda, además
de capacitarse técnicamente, iniciar la vinculación a procesos productivos específicos que le
permitan independencia económica en el futuro.
Objetivos específicos: montar una panadería taller en la casa comunitaria de Santa Bárbara.
Metas: capacitar e integrar al proceso productivo de panadería a por lo menos 100 personas
año.
Objetivo general: crear espacios de recreo y deportivos para la debida utilización del tiempo
libre de la población local.
BIBLIOGRAFÍA