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Razones para fomentar la investigación científica en el espacio

marítimo de la República Bolivariana de Venezuela


Reflexión de un Hidrógrafo Venezolano

Con el presente ensayo se pretende establecer una base de discusión sobre los
antecedentes que fundamentarían cada esfuerzo para fomentar la investigación científica
en el espacio marítimo venezolano, antecedentes que dan cabida a más de una decena de
razones en este sentido, pero que a su vez parten todas de una única razón matriz que
por sí misma justifica el fomento del conocimiento científico de cada mililitro de agua
que ocupa el espacio marítimo venezolano: ¡su inmensidad!

Una actividad efectuada en la Dirección de Hidrografía y Navegación de la


Armada a mediados de 2002, en base a un experimento gráfico con un escenario
aproximado de las fronteras marítimas y de la línea de costa, el cual consistió en
introducir estos datos conjuntamente con la cartografía náutica existente para ese
momento en un sistema de información geográfica (SIG) diseñado en ambiente Unix con
una aplicación propia de Arc-Info, permitió ESTIMAR que la superficie ocupada por la
Zona Económica Exclusiva (ZEE) en las siguientes dimensiones:

a. Golfo de VENEZUELA = 16.336,575 Km2.


b. Mar Caribe = 423.579,877 Km2.
c. Océano Atlántico = 76.811,231 Km2.
d. Zona en Reclamación = 65.577,725 Km2.
e. Sumatorias de estas medidas (ZEE) = 585.305,408 Km2.
Y la superficie aproximada del Mar Territorial (MT), que las siguientes:

a. Costa continental excluyendo la Zona en reclamación = 51.264,285 Km2


b. Costa continental de la Zona en reclamación = 5.500,090 Km2
c. Sumatoria de estas medidas (MT) = 56.764,375 Km2

Ahora bien, ese numerito (> 585 mil kilómetros cuadrados), se equipara al 60%
del territorio continental, del emergido, del (hasta ahora) “tangible”; con lo cual, su
“explotación razonable”, podría representar un medio para atender las necesidades de 30
millones de habitantes hoy, 60 mañana, 120 pasado mañana...

El entrecomillado de “explotación razonable” abre paso para presentar el artículo


128 de nuestra Carta Magna, en el cual se establece que el Estado desarrollará una
política de ordenación del territorio atendiendo a las realidades ecológicas, geográficas,
poblacionales, sociales, culturales, económicas, políticas, de acuerdo con las premisas del
“desarrollo sustentable”, con lo cual, se abre otro paso más para presentar el origen del
término entrecomillado (desarrollo sustentable), el cual fue acuñado por la Comisión
Bruntland y en la Agenda 21, aprobada en la Cumbre Mundial de la Tierra en Río de
Janeiro en 1992, entendido como:

La congruencia que debe existir entre el crecimiento económico, la


equidad social y la preservación del ambiente al satisfacer las necesidades
de la generación presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. (Bruntland en
Briceño, 2006, pág. 43)1.

Así, cada actividad que se realice en este espacio, tiene una orientación
prospectiva suprema que es garantizar la supervivencia del gentilicio venezolano, con lo
cual, cada actividad señalada debe estar precedida de un conocimiento fundamentado
que permita prever amenazas al objetivo estratégico planteado. En un primer grado, ese
conocimiento fundamentado no es más que el resultado del desarrollo de la investigación
científica como medio verdadero de liberación... Su justificación (¡irónicamente ya
justificada!), se plantea en las siguientes bases de discusión:

7 Contraparte en la adquisición y procesamiento de datos hidro-


oceanográficos en zonas susceptibles de demarcación limítrofe:

o Golfo de Venezuela.

o Antillas Menores.

o Delta Amacuro

7 Impacto de la eliminación de la pesca de arrastre y promulgación de


cartas de placeres de pesca.

7 Línea Base Ambiental para seguimiento de actividades antrópicas.

7 Rutas de ductos, vías y/o cables submarinos.

7 Exploración (¿y explotación?) offshore de hidrocarburos.

1
Bruntland, G. (1987). “Our Common Future – Report of the World Commission on Environment and
Development”. Asamblea General de las Naciones Unidas. Oslo, Noruega.
7 Exploración de riquezas alternas.

7 Oportunidades de desarrollo sustentable offshore (¿islas artificiales?).

7 Proyección de la plataforma continental con miras a extender la ZEE


en el Atlántico, más allá de la milla 201.

7 Parangón científico en el marco del cambio climático global.

7 Impacto y prospección de fenómenos naturales como tsunamis y otras


amenazas costeras (caso: volcán Kick’em Jenny).

7 Empleo óptimo del Poder Marítimo.

7 Exploración arqueológica.

7 Configuración geomorfológica de la línea de costa.

7 Medios para la integración caribeña.

7 Aporte y participación en l Tratado Antártico.

Estas son algunas de las razones que justifican el fomento de la investigación


científica en el espacio marítimo venezolano, cada una de las cuales se convierte en un
tema susceptible de ser desarrollados en foros especializados, con una auténtica
participación abierta de la sociedad.

Jesús Jiménez Muñoz


Capitán de Fragata
11 de junio de 2009

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