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Noche nerudiana: En la propia casa del poeta –la Casa Museo La Chascona, ubicada en

el barrio Bellavista de la ciudad de Santiago–, rodeados de caracolas y mascarones de


proa, asistimos a la conferencia titulada "De nuevo sobre Pablo Neruda y Juan Ramón
Jiménez", amenamente dictada por el profesor José Carlos Rovira, catedrático de
Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Alicante.
La actividad, organizada por la Fundación Pablo Neruda, contó con un numeroso
público, entre el cual se encontraban parientes directos del extinto Premio Nobel.
La conferencia versó sobre ese “extraño pleito” mantenido a lo largo de tantos años por
Pablo Neruda y el poeta español Juan Ramón Jiménez. Una pelea que surgió por nada y por todo: Jiménez
primero lo admiró, pero luego se sintió superado y saturado de la presencia de Neruda… lo vio acaparar a
sus amigos de la Generación del 27, sus espacios sociales y literarios, sintiéndose poco a poco desplazado y
opacado por este chileno, al que llamo: “El mejor de los malos poetas".
Neruda tampoco se quedó atrás en emitir este tipo de comentarios ácidos e irónicos.
¿Y qué es lo “extraño” de este pleito? Que pese a su intensidad y duración, tal como vino… desapareció. Es
así que podemos ver que en la carta enviada por Neruda a Jiménez para comunicarle la muerte de su amigo
en común, el poeta Miguel Hernández, le habla así:
Mí admirado amigo:
Hasta ahora no he contestado su carta pública porque miles de cosas se interponen con mi
trabajo diario, pero quiero anticiparle antes de hacerlo extensamente, la profunda emoción con
que leí sus líneas, que con su sinceridad, agrandan la admiración que por su obra he sentido
durante toda mi vida.
Hoy le escribo con un motivo doloroso. Le transcribo una carta confidencial de mi Embajada en
Madrid, comunicándole la muerte de nuestro Miguel Hernández: un asesinato más se agrega a
los muchos y terribles, pero tal vez, nunca me sentí más mal herido y creo que a usted le pasará
lo mismo.
Estoy planeando un libro de recuerdo a su memoria, que quiero encabezar con algunas
palabras, ojalá extensas, suyas. Yo también escribiré y pediré a Rafael Alberti que se agregue a
este recuerdo.
Espero que me anticipe su respuesta, que lo que usted resuelva puede venir más tarde.
Siento que mi primera carta le lleve este dolor, pero así vivimos cada día de este tiempo.
Le saluda su amigo y admirador, Pablo Neruda.
Este cambio de trato entre ambos partió de Juan Ramón Jiménez, que en carta publicada antes de
este lamentable suceso, se retracta refiriéndose al poeta chileno en los siguientes términos:
...entre ellas la poesía de usted. Es evidente ahora para mí que usted expresa con tanteo
exuberante una poesía hispanoamericana general auténtica, con toda la revolución natural y la
metamorfosis de vida y muerte de este continente. Yo deploro que tal grado poético de una parte
considerable de Hispanoamérica sea así; no lo sé sentir como usted; pero "es". Y el
amontonamiento caótico es anterior al necesario despejo definitivo, lo prehistórico a lo pos-
histórico, la sombra turbulenta y cerrada a la abierta luz mejor. Usted es anterior, prehistórico
y turbulento, cerrado y sombrío.

Bueno, la disputa, bien terminada o no, ha dado para numerosos estudios y eternas
conversaciones de amantes de la lírica, y para la conferencia que nos reunió esta noche,
constituyendo un grato y sabroso anecdotario de las sucesivas tertulias de la Generación del
27 en la casa de Neruda en España, la famosa “Casa de las flores”.
Reportea para Profedigital: Patricia Casanueva (en la foto junto al prof. José Carlos
Rovira)

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