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COSMAS DE PRAGA

CRÓNICA DE LOS BOHEMIOS


(CHRONICA BOEMORUM)1

trad. Raúl Lavalle

2009

1
Expreso mi profundo agradecimiento al Dr. Florencio Hubeñák, quien me facilitó el texto y me
animó a emprender la tarea. Mi trad. no siempre sigue la literalidad, pero creo que es fiel. No
habría podido hacerla sin ayuda de las notas de Bretholz, en el texto que seguimos, un volumen
de MONUMENTA GERMANIAE HISTORICA. Me refiero a: Cosmae Pragensis Chronica
Boemorum (ed. Bertold Bretholz), 2ª ed. Berlin, 1955. Las citas bíblicas están hechas con las
abreviaturas de la ed. española de la BIBLIA DE JERUSALÉN (R. L.).
COSMAS DE PRAGA

CRÓNICA DE LOS BOHEMIOS

Comienzo del Prólogo al Prepósito Severo

Para el señor Severo, Prepósito de la iglesia de Melnik, dotado tanto de la


ciencia de las letras como de inteligencia espiritual, Cosmas, solo de nombre Decano de
la iglesia de Praga, le desea, para después del estadio de esta vida, el premio en el reino
celestial. No puedo decir –pongo a Dios por testigo– con cuánta devoción y amor de mi
mente me someto a vuestra paternidad; y este gran amor no puede comprenderlo la
razón humana. En efecto el amor verdadero no puede tener nada propio, nada secreto u
oculto que no manifieste a aquel a quien ama con sincero afecto. Si no hubiera tenido tal
amor, de ningún modo me habría atrevido a ofrecer estos mis delirios seniles a una
autoridad tan grande. Busqué pues qué cosa agradable y digna de ocio ofrecería, pero no
encontré nada tan ridículo como mi opúsculo. Pues si nos reímos suavemente cuando
alguien se tropieza contra una piedra, ¡cuántas fallas, cuántos defectos contra el arte
gramatical veréis! Si queréis reíros de ellos uno por uno, podéis serviros muchísimo de
esa cualidad humana. ¡Salud entonces! Ya sea que estas naderías seniles os agraden, ya
sea que no, te ruego que no las vea un tercer ojo.

Al Maestro Gervasio, Prefacio de la obra subsiguiente

A Gervasio, varón plenamente imbuido de todos los estudios de artes liberales y


archigeronte2 lleno de toda clase de sabiduría, Cosmas, indigno de llevar el título que
lleva pero siervo de los siervos de Dios y de San Wenceslao,3 le dedica el deber de su
oración y una prenda de mutua dilección. Cuando recibas este escrito, sabrás que te
entregué la crónica de los bohemios, que yo hice sin ningún adorno ni lima de arte
gramatical, sino escrita simple y sencillamente expresada en la lengua del Lacio; decidí
someterla al examen de tu singular prudencia, para que fuera completamente rechazada
por tu juicio sagaz, de modo que nadie la lea; o bien, si se juzga que puede leerse, fuera
antes limada con la lima de tu detallado examen, o más bien –lo que más deseo– que sea
redactada por ti de nuevo en un latín más correcto. En efecto solo esto consideré de
valor en mi obra: que tú, a quien Dios concedió sabiduría, u otros hombres eminentes en
conocimiento, del mismo modo que Virgilio tuvo la ruina de Troya o Estacio la
descendencia de Éaco,4 también ellos tengan mi obra como materia. Así darán a conocer
sus conocimientos a la posteridad y engrandecerán su nombre como memoria para los
siglos.
Por tanto comencé esta narración a partir de las primeros habitantes de la tierra
de los bohemios. Unas pocas cosas las aprendí de las fabulosas relaciones de los
ancianos; según mis facultades y conocimiento las pongo a disposición de todos los
hombres buenos, no por ambición de alabanza humana, sino para que no sean
entregadas del todo al olvido. Pues siempre deseo agradar a los expertos y a los buenos;
2
Archigeron es palabra de origen griego. Según el diccionario de latín de Félix Gaffiot (Paris, Hachette,
var. ed.), designa en el Código Teodosiano a un ‘jefe de ancianos.’
3
San Wenceslao murió mártir en 929.
4
Virgilio (70-19 a. C.), poeta nacional romano, autor de la Eneida, poema que narraba las aventuras del
troyano Eneas desde que este huyó de la destrucción de su patria a manos de los griegos. P. Papinio
Estacio, poeta romano del s. I d. C., fue autor de una Aquileida. Esta epopeya, que no conservamos
completa, narraba las aventuras de Aquiles, nieto de Éaco.
no temo desagradar a los simples y a los díscolos. Sé que habrá algunos envidiosos que
mueran de burlona envidia, al ver el designio de esta obra; ellos solo son sabios para
quitar mérito a otros, pero ellos mismos son incapaces de producir nada bueno. De tales
habla el Profeta: “Son sabios para hacer el mal; hacer el bien, esto no lo saben.” 5 Pues
con ojos de lince observan y fijan en su corazón, como en un diamante, aquello que fue
dicho impropiamente o los lugares en que mi mente dormitando titubeó. Nada tiene de
raro, pues “a veces, aunque es bueno, Homero dormita.”6 No me asusto por sus
envidiosas críticas ni me dejo ablandar por sus irónicas adulaciones: quienes quieran,
lean; quienes no, aléjense. Pero tú, hermano queridísimo, si me amas como amigo y mis
súplicas te mueven, ciñe los lomos de tu mente7 y toma en mano raspador, cal y cálamo,
para borrar lo que sobra y añadir lo que falta; cambia con propiedad lo que fue dicho
con impropiedad, para que mi ignorancia sea aliviada con tu ingenio. Pues no tengo
vergüenza de ser corregido por un amigo, porque incluso de mis amigos pido ser
corregido con gran afecto.
Contiene este primer libro las gestas de los bohemios, según me fue posible
saber, desarrolladas hasta los tiempos del primer Bracizlao, hijo del duque Odalrico.
Comencé a ordenar los años de la Encarnación del Señor que van desde los tiempos de
Borivoy, primer duque católico, porque en el inicio de este libro no pude hacer ni
encontrar una crónica, de modo de saber cuándo o en qué tiempos fueron hechas las
cosas que ahora leerás en los libros siguientes. Te saludo y, con tu permiso, me dedicaré
a desarrollar lo que debo, o detendré mi marcha y pondré fin a mis intentos.
Salud, que vivas y no rechaces mis deseos, cúmplelos.
Esta crónica fue compuesta bajo el reinado de Enrique IV, Emperador Romano,
y bajo el gobierno sobre la Iglesia de Dios del Papa Calixto, en tiempos de Wladislao,
Duque de los Bohemios, y estando Hermanno al frente de la iglesia de Praga. Todos los
que deseen pueden saber en qué años o en qué indicciones8 de Cristo fueron hechos los
sucesos.

5
Jr 4, 22.
6
Aplicación del célebre pensamiento de Horacio en la “Epístola a los Pisones”, v. 359.
7
La expresión ‘ceñir los lomos’ es frecuente en la Vulgata; Bretholz cita como ejemplo: 2 M 10, 25.
8
Por indicción se entiende un período de quince años.
EMPIEZA EL PRIMER LIBRO DE LA CRÓNICA DE LOS BOHEMIOS, QUE
COMPUSO COSMAS, DECANO DE LA IGLESIA DE PRAGA

I. Después de la efusión del diluvio, después de la confusión de los hombres que


con maligna mente edificaban una torre, el género humano, que entonces constaba de
unos setenta y dos hombres, se dividió por castigo divino en tantos géneros de diversas
lenguas como el número de hombres, según aprendimos de la histórica narración. Cada
uno de ellos errante y prófugo vagaban dispersos por diversos sitios a lo largo y a lo
ancho de la tierra; aunque en su cuerpo día a día disminuían, crecían multiplicándose en
generaciones y generaciones. Por voluntad de Dios el género humano se difundió por el
orbe de la tierra, de modo que después de muchos siglos llegó a las partes de Germania.
Entonces toda esa región, situada bajo el eje boreal hasta el Tánais9 y hasta el occidente,
aunque en cada lugar reciba distintos nombres, sin embargo es llamada con el nombre
general de Germania. Trajimos esto a colación, para poder seguir mejor el fin de nuestra
intención. Pero mientras tanto, antes de llegar al comienzo de nuestra narración,
intentaremos brevemente exponer el sitio de este tierra bohemia y de dónde obtuvo su
nombre.

II. En la división del orbe según los geómetras,10 Asia obtuvo con su nombre la
mitad del mundo, y la otra mitad, Europa y África. En Europa está situada Germania, en
cuyas partes, hacia la región septentrional, hay un lugar muy extendido, rodeado en
círculo de todas partes por montañas, las que de modo admirable se extienden en el
circuito de toda esa tierra, de modo que a la contemplación de los ojos es como si un
monte único y continuo rodeara y fortificara esa tierra. La superficie de ella
antiguamente la poseían las vastas soledades de los montes, sin habitación humana;
ellas, sin embargo tenían el sonido de enjambres de abejas y el de las varias
modulaciones de las aves. Había innúmeras fieras de los bosques, como arenas del mar
o como estrellas en el éter; nadie las asustaba ni andaban errantes por lugares apartados,
pues a esas manadas de bestias la tierra suministraba lo necesario. Los rebaños apenas
podían ser igualados, en verano, por el número de langostas que saltaban por lo campos.
Y hay allí aguas muy claras y sanas para uso del hombre; del mismo modo, peces
suaves y saludables para comer. Cosa admirable, y de la cual puedes comprobar cómo
esta región está en lugar aéreo y elevado, es el que ella no está bañada por aguas
peregrinas sino que cuantos ríos, grandes o pequeños, nacen en los diversos montes,
recibidos por uno mayor llamado Labe,11 fluyen hacia el mar septentrional. Y, como esta
región en aquel tiempo no estaba tratada por el arado y no había entrado en ella ningún
hombre para cultivarla, acerca de su esterilidad o su fertilidad prefiero callar, para no
decir cosas no comprobadas. Después que alguien –no se sabe quién fue ese hombre ni
cuántos estaban con él– entró en ella, buscando lugares favorables a la habitación
humana, con vista sagaz examinó montes, valles, soledades y prados, como pienso,
junto al monte Rip,12 entre dos ríos, el Ogra y el Wlitaua,13 estableció su primera
morada, fundó las primeras casas y se complacía en poner en tierra sus Penates,14 que
había llevado en sus propios hombros. Entonces este hombre, mayor en edad que los
suyos y seguido por los demás como señor, entre otras cosas dice esto a sus seguidores:
9
Tanais es el nombre latino del Don.
10
Las raíces griegas de la palabra geometría significan ‘tierra’, respectivamente. Aquí geometricos tiene
sentido de ‘geógrafos.’
11
El Elba.
12
El Georgsberg.
13
Son el Eger y el Moldau.
14
Cosmas emplea una noción antigua: para los romanos, los Penates eran dioses del hogar.
“Compañeros, más de una vez soportasteis conmigo duros trabajos vagando por los
bosques; detened ahora vuestra marcha y dad una grata ofrenda a vuestros Penates, con
cuya admirable fuerza habéis llegado a esta patria ya desde antes predestinada por el
hado.15 Esta es la tierra, esta es aquella tierra que a menudo recuerdo haberos prometido;
tierra que a nadie es hostil, llena de animales y de aves, bañada de leche y miel 16 y,
según podéis ver, con aire saludable para vivir. Sus aguas son abundantes por todas
partes y llenas de peces. Aquí nada os va a faltar, pues nadie se os opondrá. Pero, como
esta tierra tan buena, tan hermosa y tan grande está en vuestras manos, pensad un
nombre que sea apropiado para esta tierra.” Ellos, como incitados por un oráculo divino,
dijeron: “¿De dónde encontraremos un nombre mejor o más apropiado que el de tierra
Bohemia, puesto que tú, padre, te llamas Bohemo. Entonces el anciano, movido por el
augurio, gozoso comenzó a besar la tierra, alegrándose de que se llamara con su
nombre. Levantándose y tendiendo ambas palmas a los astros, comenzó a hablar así:
“Salve, tierra destinada, buscada por nosotros mil veces en nuestros votos, privada de
hombres desde el tiempo del diluvio; guárdanos ahora incólumes, como un testimonio
para los hombres, y multiplica nuestro linaje, de generación en generación.17”

III. Pero cómo eran sus costumbres, cuán honestos, de cuánta sencillez y de
cuán admirable probidad eran los hombres de aquel tiempo, cuán fieles entre sí y
misericordiosos, con qué modestia, sobriedad y continencia vivían; si alguien intentara
narrar esto a boca llena a los hombres de hoy, que imitan cosas muy contrarias a estas,
le sería sumamente trabajoso. Por ello pasamos esto por alto; solo queremos decir unas
pocas cosas y verdaderas acerca de aquella primera edad.18 Muy feliz aquella edad,
contenta con pequeños recursos y no hinchada de soberbia ostentación. No conocían los
dones de Ceres y de Baco, porque tampoco existían. Sus comidas eran la tardía bellota o
la carne de animales. Aguas puras les deban un beber saludable. Como era el resplandor
del sol o el color del agua, así eran los campos y los bosques. Más aún, las nupcias eran
para ellos comunes, pues, al modo de los rebaños, cada noche hacían nuevos himeneos
y al surgir de la aurora rompían la unión de las tres Gracias 19 y los férreos vínculos del
amor. En el lugar donde a cada uno lo sorprendía la noche, allí, recostado sobre la
hierba y bajo la sombra de un árbol frondoso, disfrutaba del dulce sueño. Les era
desconocido el uso de lana o de lino: en invierno usaban como vestido pieles de fieras o
de ovejas. Nadie sabía decir mío sino, a la manera de la vida monástica, lo que tenían
sonaba en su boca, en su corazón y en sus obras como nuestro. Sus establos no tenían
cercados ni cerraban la puerta al necesitado, porque no había ni bandidos ni ladrones ni
necesitados; ningún delito entre ellos era más fuerte que el robo y el latrocinio. No
vieron las armas de ningún pueblo: solo tuvieron flechas, y estas eran para herir a las
fieras. ¿Qué más puedo decir? ¡Ay dolor! Ahora lo próspero se encamina a lo contrario,
lo común a lo individual; huyen de la pobreza segura, entonces amable, como de una
rueda encenagada, puesto que el deseo de poseer arde en todos más que los fuegos del
Etna. Al surgir estos y otros males, de día en día uno padecía de parte de otro más y

15
En este pasaje confluyen dos motivos literarios tradicionales: uno es el bíblico (p. ej. Moisés y la
llegada a la tierra prometida); otro es el clásico (p. ej. Eneas y la llegada a Italia).
16
Cf. Dt 6, 3.
17
Cf. Lc 1, 50.
18
Otra vez Cosmas acude a la doble vertiente: a la bíblica de la inocencia original del Paraíso y, por otra
parte, a la clásica, de la mítica Edad de Oro, en que los hombres eran justos sin necesidad de leyes ni de
castigos y compartían todos sus bienes.
19
Las tres Gracias eran unas divinidades que acompañaban a Venus; aquí parecen significar simplemente
el amor.
peores injurias, que antes nadie sabía hacer;20 tampoco tenía un juez ni un jefe a quien
pudiera llevar sus quejas. Luego de esto, cualquiera que en su tribu por origen, por su
persona o por sus costumbres era mejor, o más honrado por sus riquezas, a él
espontáneamente acudían en las causas dudosas, sin ningún sello, sin ningún
controlador, y le transmitían las quejas por las injurias, quedando a salvo a libertad.
Entre ellos hubo uno que tenía nombre de Crocco, vocablo del cual se sabe que viene el
castillo, ya rodeado de árboles, que se encuentra en la región de Ztibecna.21 Fue este un
varón del todo perfecto en su generación, lleno de opulencia en las cosas materiales,
discreto en la deliberación de sus juicios; a él volaban para dirimir sus juicios, como
abejas al panal, tanto hombres de su propia tribu como de los pueblos de toda la
provincia. Este hombre tan grande no conoció descendencia viril, pero engendró tres
hijas, a las cuales la naturaleza dio riquezas de sabiduría no menores que las que suele
dar a los hombres.

IV. De ellas la mayor se llamó Kazi, y en hierbas y encantamientos no era


inferior a Medea de Cólquida22 ni en arte médica al maestro Peonio, pues que con sus
encantamientos a menudo hizo que las Parcas y los propios hados

siguieran sus órdenes y se abstuvieran de terminar su obra.23

Por ello los habitantes de esta tierra, cuando algo está perdido y desesperan de
poder recuperarlo, tienen tal dicho acerca de ella: “Esto ni la propia Kazi puede
arreglarlo.” Fue arrebatada por la Señora hija de Ceres,24 y todavía hoy se ve un túmulo,
que los habitantes de la tierra hicieron muy alto, sobre la orilla del río Msa, 25 junto al
camino por donde se va a las partes de la provincia de Behin, por el monte que se llama
Osseca. Fue digna de alabanza, aunque segunda de nacimiento, Tethka. No conoció
varón y fue una mujer de espíritu sutil.26 Ella edificó, junto al río Msa, a su nombre el
castillo de Thetin,27 muy firme por la naturaleza del lugar, en lo alto de un escarpado
peñasco. Ella fue quien instruyó y enseñó al pueblo necio e insipiente a venerar a las
Oréadas, a las Dríadas y a las Hamadríadas28 y a seguir supersticiones y ritos sacrílegos.
Todavía hoy, entre villanos y paganos,29 uno venera las aguas o el fuego; otro, los
bosques, los árboles o las piedras; otro hace ofrendas a los montes o a las colinas; otro
ruega y suplica a ídolos sordos y mudos, que él mismo había hecho, que rijan a su casa
y a él mismo. La tercera fue menor en edad pero mayor en prudencia y se llamaba
Lubossa. Edificó una ciudad junto al bosque que se extiende junto a Ztibecna y la llamó
Lubossin,30 de su propio nombre. Fue entre las mujeres casi la única mujer providente
20
Así como en el mundo clásico se va de una edad de oro a otra de plata, de esta a otra de bronce y de esta
última a una de hierro, también aquí Cosmas refiere una suerte de involución moral.
21
Sme…na.
22
Medea, hija de Eetes, rey de Cólquida (región sobre el Mar Negro), nieta de Helios y sobrina de Circe.
Medea conocía artes mágicas y aparece en varias obras literarias griegas y romanas (p. ej. la Medea de
Eurípides).
23
Con frecuencia Cosmas entremezcla en la narración en prosa hexámetros, los cuales parecen ser de su
propia creación. De ahora en más, si no indicamos otro autor, los versos incluidos en la narración
asumimos que son obra de Cosmas.
24
Prosérpina, hija de Ceres, Fue raptada por Plutón y hecha diosa de los infiernos. De una forma retórica,
aquí Cosmas quiere decir simplemente que murió.
25
El Mies, en Bohemia.
26
Emunctae femina naris, ‘mujer de nariz limpia’; frase tomada del poeta latino Horacio (Sátiras 1, 4, 8).
27
Tetin, en Bohemia.
28
Ninfas de los montes y los bosques.
29
Paganos en sentido etimológico: ‘habitante de la campaña’, por oposición al habitante de la ciudad.
30
Libošin, en Bohemia.
en el consejo, fuerte en la elocuencia, casta en el cuerpo, honesta en las costumbres,
imparcial para dirimir los juicios en su pueblo, atenta con todos y, más aún, amable;
gloria y decoro del sexo femenino, llevaba con prudencia ocupaciones de hombres.
Pero, puesto que nadie es feliz en todo aspecto, esa mujer digna de tal y tan grande
alabanza –¡qué dura es la condición humana!– fue pitonisa. Y como predijo
certeramente al pueblo muchas cosas futuras, toda esa nación, reunida en consejo
común después de la muerte de su padre, le confirió la dignidad de juez. En ese tiempo,
entre dos ciudadanos eminentes por linaje y riquezas, y que parecían ser rectores del
pueblo, surgió un no pequeño litigio acerca del confín de un campo contiguo. A tal
punto llegaron a mutua disputa que uno con sus uñas arañaba la tupida barba del otro y
ambos, con groseros insultos y atacando uno a otro con el dedo bajo la nariz,31 entran
llenos de furor32 a la corte; no sin gran tumulto se dirigen a la señora, para que rogarle
que en razón de justicia dirima para ellos la causa en duda. Mientras tanto ella, como
suele ser la molicie lasciva de las mujeres cuando no teme a un marido, recostada sobre
su lecho como si hubiera dado a luz a un niño, yacía muellemente en medio de coloridos
cobertores. Como ella no caminó por la vía de la justicia y no condujo a un estado de
rectitud, en consideración a la persona de esos hombres, la causa de controversia nacida
entre ellos, aquel que no obtuvo la palma en ese juicio se indignó más de lo justo,
sacudió tres y cuatro veces su cabeza, según su costumbre golpeó la tierra con el bastón
y se puso a escupir a boca llena y a bañar su barba de saliva, y dijo: “¡Qué injuria
insoportable para los varones! Una mujer con vericuetos toma a cargo, con mente
dolosa, juicios propios de hombres. Sin duda sabemos que una mujer, ya sea de pie o
sentada en un solio, sabe poco. ¡Cuánto menos recostada sobre su lecho! En verdad es
entonces más apta recibir a un marido que para dictar leyes a soldados. Es cosa sabida
que las mujeres tienes cabellos largos y luces cortas. Para los hombres es mejor morir
que tener que soportar tales cosas. Solamente a nosotros nos abandonó la naturaleza
como oprobio a los demás pueblos; a nosotros, a quienes nos falta un régimen y un jefe
varón y a quienes nos oprimen leyes femeniles.” La señora, disimulando este insulto
que se le hacía, ocultó con femíneo pudor el dolor de su corazón, sonrió y respondía:
“Es así como dices: soy mujer y vivo como mujer. Por esto os parece que sé poco,
porque no os juzgo con vara de hierro; como vivís sin temor, por ello me despreciáis
pues, donde está el temor, allí está el honor. Pero ahora tenéis necesidad de un jefe más
feroz que una mujer. Así también en otro tiempo las palomas despreciaron, como me
despreciáis a mí, a un milano blanco, al cual habían elegido como rey; después eligieron
un jefe mucho más feroz, un gavilán que, acusando tanto a culpables como a inocentes,
empezó a matarlas, y todavía hoy el gavilán se alimenta de palomas.33 Id entonces a casa
y mañana tomaré como esposo a quien elijáis como señor.” Llamó luego a sus ya
mencionadas hermanas, las cuales eran agitadas por furores no menores; con arte
mágica de ellas y con la propia engañaba en todo al pueblo. En efecto Lubossa fue,
como dijimos, pitonisa, como la Sibila de Cumas;34 otra hechicera, como Medea de
Cólquida; en tercer lugar, malvada como Circe de Eea. 35 Qué decidieron aquella noche
aquellas tres euménides36 o qué cosa secreta hicieron, aunque fue desconocido, sin

31
Pasaje oscuro: parecería que uno a otro se lanzaban escupitajos y sustancia mucosa..
32
La palabra latina furor conlleva también la idea de ‘delirio’, ‘locura.’
33
Acertadamente Bretholz señala a Fedro, fabulista romano de la época del emperador Augusto, como
fuente (Fábulas 1, 31).
34
Las sibilas eran sacerdotisas de los oráculos de Apolo; muy célebre fue la Sibila de Cumas, ciudad
griega del sur de Italia.
35
Eea era una isla fabulosa donde vivía Circe, según se narra en la Odisea.
36
Las Euménides, también llamadas Erinias y Furias, eran divinidades vengadoras que atormentaban a los
culpables.
embargo a la mañana resultó más claro que la luz, cuando una de las hermanas,
Lubossa, indicó dónde estaba oculto el futuro duque y cuál era su nombre. ¿Quién iba a
creer que buscarían en el arado un duque? ¿Quién podría saber dónde araba quien sería
el rector del pueblo? ¿Qué es lo que no puede hacer el furor de una pitonisa? ¿Qué es lo
que se abstiene de hacer el arte mágica? La Sibila pudo predecir al pueblo romano la
serie de los hados hasta el día del juicio.37 Ella misma, si es lícito creerlo, hizo un
vaticinio de Cristo, así como cierto sabio doctor38 en un sermón manifiesta que los
versos en la persona de la Sibila son acerca de la llegada del Señor. Medea pudo con sus
hierbas y con su encantamiento bajar del cielo a Hiperión y a Berecintia; pudo extraer
de las nubes lluvias, rayos y truenos; pudo rejuvenecer al viejo rey Egacus. 39 Por los
encantamientos de Circe, los compañeros de Ulises se convirtieron en figuras diversas
de animales,40 y el rey Pico en el ave que hoy se llama pico.41 ¿Qué tiene de admirable?
¿Cuántas cosas hicieron con su arte los magos en Egipto, quienes casi a diario obraban
milagros con sus encantamientos, en la misma cantidad que los que se dice obró
Moisés, siervo de Dios, por el poder de Dios. Pero basta de esto.

V. Al día siguiente, como había sido mandado, sin demora llaman a asamblea y
reúnen al pueblo. Acuden todos al mismo tiempo y la mujer, sentada en su elevado
solio, se dirige a esos hombres rústicos: “¡Oh pueblo digno de conmiseración, que no
sabe vivir libre! Vosotros, sin estar obligados a ello, huís de la libertad, que ningún
hombre bueno pierde sino con la vida, y espontáneamente bajáis vuestros cuellos al
yugo de la servidumbre, hasta ahora desconocida. Más tarde en vano os arrepentiréis,
así como se arrepintieron las ranas cuando la serpiente de agua, a la que habían hecho
rey, empezó a matarlas.42 Ahora bien, si desconocéis cuáles son los derechos de un
duque, intentaré decíroslos en pocas palabras. En primer lugar, es fácil constituir un
duque, pero es difícil, una vez constituido, sacarlo. En efecto quien ahora está bajo
vuestra potestad de decidir si lo haréis o no duque, una vez constituido, vosotros y todas
vuestras cosas estarán en su potestad. Ante su presencia temblarán vuestras rodillas y
vuestra lengua, muda, se quedará pegada al paladar. Ante su voz tendréis tanto temor
que apenas podréis responder: ‘Sí, señor; sí, señor.’ En cambio, con un solo gesto él, sin
juicio previo, condenará a uno, matará a otro, mandará a otro a la cárcel y suspenderá a
otro del patíbulo. A vosotros mismos y a los vuestros, a quienes le parezca, a unos hará
esclavos; a otros, campesinos; a otros, tributarios; a otros, recaudadores; a otros,
torturadores; a otros, heraldos; a otros, cocineros, panaderos o molineros. Designará
para él tribunos, centuriones, administradores, cultores de viñas y de campos, segadores
37
Virgilio, en su célebre cuarta bucólica, pone un vaticinio de la Sibila de Cumas: nacerá un nuevo orden
de siglos y volverá Virgo y una nueva edad de oro; hablaba también de cierto niño, bajo cuya existencia y
florecimiento comenzaría a cesar la edad actual, la peor, denominada entonces Edad de Hierro (Bucólicas
4, 1 ss.).
38
Varios escritores cristianos pensaron que en la citada bucólica virgiliana había habido cierta como
inspiración profética, cierto presentimiento divino del nacimiento de Cristo. Bretholz indica, entre otros
antecedentes, a Agustín, Epist. Ad Rom. expos. (Migne XXXV, 2089).
39
Hiperión era un titán, padre de Helio (el Sol); a veces su nombre se aplica al mismo sol. Berecintia es
un apelativo de la diosa frigia Cibeles, madre de los dioses; Cosmas parece confundirse con Cintia,
apelativo de Diana, también identificada con la Luna. En cuanto a Egacus, parece ser un error por Esón,
padre de Jasón. En efecto, Medea había prometido a las hijas de Pelias (no de Esón), rey de Yolco, que
podía rejuvenecer al rey, si ellas ponían los trozos de este en un caldero hirviente. En realidad, Medea las
había engañado, pues no hubo tal rejuvenecimiento (antes las había convencido descuartizando a un viejo
carnero y echándolo luego a un caldero puesto al fuego: del caldero salió un corderito).
40
Según narra el libro X de la Odisea, Circe convirtió a los compañeros de Ulises en puercos.
41
Pico, hijo de Saturno, era un rey mitológico del Lacio. Fue cambiado en ave por Circe. Aquí se
establece relación, en latín, entre Picus y el ave picus, ‘picoverde.’
42
Nueva referencia a las fábulas de Fedro (1, 2).
de mieses, fabricantes de armas, cosedores de pieles diversas y de cueros. Pondrá a
vuestros hijos e hijas a su servicio; de vuestros bueyes, de vuestros caballos y yeguas y
de vuestros rebaños, los mejores animales los tomará para él, según su beneplácito. De
todos vuestros bienes, en las villas, en los campos, en las tierras de labor, en las viñas,
tomará los mejores y los aprovechará para su propio uso. ¿Para qué me demoro más?
¿Para qué digo esto, para asustaros? Si persistís en vuestro intento y no os engañáis en
vuestro deseo, ya mismo os indicaré el nombre del duque y el lugar donde está. Al oír
estas cosas, el vulgo innoble eleva confuso clamor y todos con una sola voz piden que
se les dé un duque. Dijo ella: “Sea. Más allá de aquellos montes –y señalaba con el dedo
los montes– hay un río no muy grande, de nombre Belina; sobre su ribera se ve un villa
de nombre Ztadici.43 En su territorio hay un campo de labor, de doce pasos 44 en longitud
y en latitud. Este de modo admirable, aunque está en medio de otros campos, no
pertenece sin embargo a ningún campo particular. Allí vuestro duque ara con dos bueyes
distintos: uno, todo blanco y de cabeza blanca; el otro en la frente y en el lomo es
blanco y tiene blancas las patas traseras. Ahora, si os agrada, recibid mi calzado, mi
clámide y mis mantos dignos de un duque, id y llevad los mandatos del pueblo y míos a
este hombre y traed un duque para vosotros y un marido para mí. Su nombre es Primizl
y maquinará muchas cosas sobre vuestros cuellos y cabezas –en efecto este nombre da
la idea que en latín es de ‘premeditar’, ‘deliberar sobre’. Su descendencia reinará en
toda esta tierra, para siempre y más aún.45”

VI. Mientras tanto son destinados los mensajeros que lleven a ese hombre los
mandatos de la señora y del pueblo. No bien la señora los vio que dudaban casi y
vacilaban sobre el camino que tomarían, les dijo: “¿Por qué dudáis? Id seguros
siguiendo a mi caballo, el cual os guiará por el camino seguro y os traerá de regreso,
puesto que más de una vez recorrió ese camino. Vuela la fama, y no es opinión falsa,
que la propia señora acostumbraba siempre, en una cabalgata fantasmagórica, ir allí al
comenzar la noche y volver antes del canto del gallo: créalo el judío Apela.46 Y bien,
esos mensajeros sabiamente indoctos, necios con sabiduría, van siguiendo el paso de un
caballo. Ya habían cruzado los montes, ya se acercaban a la villa a la cual iban, cuando
entonces les sale al encuentro un niño. Ellos le preguntaron: “Eh, muchacho de buena
ley, ¿es esa la villa de nombre Ztadici? Si es, ¿vive en ella un hombre llamado Primizl?”
“Es ella –dijo– la villa que buscáis, y ese hombre Primizl aquí cerca azuza a los bueyes,
para terminar más rápido su tarea.” Se acercan a él los mensajeros y le dicen:

“Hombre afortunado, nuestro duque, nacido los dioses.


Y, según costumbre de los campesinos, no basta decirlo una sola vez, sino que
con hinchada boca repiten:

Salve duque, salve, dignísimo de gran alabanza, desata


tus bueyes, cambia tus vestidos, súbete al caballo.”
Y le muestran sus vestidos y el caballo, que estornudaba.47

43
Ztaditz, en Bohemia.
44
Un paso era una medida romana de aproximadamente 1,48 m.
45
La expresión hiperbólica, como advierte Bretholz, es bíblica (Ex 15, 18).
46
Credat Iudaeus Apella, decía Horacio (Sátiras 1, 5, 100), como diciendo ‘un judío cualquiera.’
47
Como se ve, Cosmas escribe aquí cuatro versos. Llama la atención el cuarto, porque no es parte del
saludo sino del relato en tercera persona; tal vez es sea el producto de una como atracción poética de los
tres anteriores. En cuanto al caballo, en la antigüedad el estornudo podía ser considerado un presagio
favorable (cf. Odisea 17, 541).
“Nuestra señora Lubossa y todo el pueblo manda que vengas pronto y que
recibas, para ti y para tus descendientes, el reino fatal.48 Todas nuestras cosas y nosotros
mismos estamos en tu mano; a ti te elegimos como duque, como juez, como rector,
como protector, como nuestro único señor.” A esta voz el hombre prudente, como
desconociendo su futuro, se detuvo, clavó en tierra el aguijón49 que llevaba en su mano,
desató los bueyes y dijo: “Idos al lugar de donde vinisteis.” Ellos inmediatamente, más
rápido que la palabra, se esfumaron ante su vista y no aparecieron más. 50 Sin embargo,
la rama de nogal que había clavado en el suelo produjo tres altos brotes y, lo que es más
admirable, con hojas y nueces. Los hombres, al ver ese hecho, quedaron estupefactos. A
su vez él les respondió con su hospitalidad, invitándolos a comer; de una alforja de
corteza de encina sacó un pan cubierto de musgo y un trozo de queso, puso la propia
alforja como mesa, en el césped, sobre un grosero tejido, y demás. Mientras comían,
mientras bebían agua de un ánfora, dos brotes o ramas se secaron y cayeron, pero la
tercera crecía mucho en alto y en ancho. De allí que los huéspedes se llenaron de
admiración y temor. Y dijo él: “¿Por qué os admiráis. Sabed que de nuestra progenie
nacen muchos señores, pero siempre domina uno solo. Y, si vuestra señora no se hubiera
apresurado tanto por este asunto y hubiera esperado un poco de tiempo el devenir de los
hados, de modo de enviar tan pronto por mí, cuantos hijos señoriales produjera la
naturaleza, otros tantos señores tendría vuestra tierra.”

VII. Después de esto, vestido con hábito principal y calzado con calzado real, el
arador sube al indómito caballo. Sin embargo, sin olvidarse de su suerte, se lleva
consigo sus coturnos51 cosidos en todas partes de corteza, los cuales hizo que fueran
guardados en Wissegrad,52 en la cámara del duque, hasta hoy y para siempre. Pero
ocurrió que, mientras iban por un camino más corto, aquellos mensajeros no se atrevían
todavía a hablar familiarmente con su nuevo señor. Hacían como las palomas: si una vez
se acerca a ellas alguna de otro lugar, primero le tienen temor; pero luego vuelan con
ella y la acostumbran a que se haga como propia, y la aman. Así también ellos hablaban
mientras cabalgaban; con la conversación abreviaban su camino y, mediante bromas y
bufonadas, engañaban la fatiga. Uno de ellos, que era más rápido y audaz, dijo: “Señor,
dinos para qué nos mandaste guardar esos coturnos cosidos de corteza, que no sirven
para nada sino para tirarlos. No salimos de nuestro asombro.” A estas palabras él
respondió: “Hice y haré que sean guardados, para que nuestros descendientes sepan de
dónde nacieron y para que siempre vivan temerosos y aprensivos, sin oprimir
injustamente, por soberbia, a los hombres que Dios les confió, puesto que todos hemos
sido hechos iguales por naturaleza. Pero ahora séame a la vez también lícito permitido
preguntaros si es más laudable ser llevado de la pobreza a la dignidad o ser devuelto de
la dignidad a la pobreza. Sin duda me responderéis que es mejor ser llevado a la gloria
que ser devuelto a la indigencia. Y en verdad hay algunos que nacieron de una parentela
noble, pero después fueron llevados a la indigencia y hechos miserables. Ellos predican
a otros que sus padres fueron gloriosos y poderosos, pero no ignoran que ellos mismos
los confunden y dañan, puesto que por su indolencia perdieron lo que aquellos habían
ganado por esfuerzo. Pues la fortuna con su rueda siempre juega esta suerte, de modo
48
‘Fatal’ en sentido etimológico: ‘establecido por el hado (fatum)’.
49
El stimulus es el aguijón para azuzar a los bueyes; por lo que se dice abajo, este no tenía forma de látigo
sino que estaba hecho con una rama.
50
Por lo que se ve a continuación, parecería que no se fueron en realidad, sino que desaparecieron de su
vista. De todos modos, todo este texto no es demasiado claro en cuanto a sus detalles.
51
El coturno era un calzado elevado que usaban los cazadores; también designaba a un calzado semejante
que usaban los actores trágicos.
52
Parte de la actual Praga.
que a unos levanta a lo más alto y a otros los sumerge a lo más profundo. Por ello es que
la dignidad terrena, que antes era motivo de gloria, una vez perdida lo es de ignominia.
Pero la pobreza vencida por el esfuerzo no se oculta bajo piel de lobo, sino que lleva a
su vencedor a las estrellas, a quien antes había arrastrado consigo a lo ínfimo.

VIII. Pero luego, después que completaron su camino y ya casi habían llegado a
la ciudad, les salió rápidamente al encuentro la señora Lubossa, rodeada de sus satélites;
después de darse entre sí las manos, con gran alegría van a la morada, se recuestan en el
lecho,53 reponen sus cuerpos con Ceres y con Baco54 y el resto de la noche lo dedican a
Venus y a Himeneo.55 Este hombre, que con toda razón es considerado viril, a causa de
su virtud, con leyes puso freno a ese pueblo desenfrenado, domó con su poder a un
pueblo indómito, lo sometió a la servidumbre bajo la cual ahora está y él solo con la
sola compañía de Lubossa dictó todas las disposiciones con las que esta tierra es regida
y de las cuales se vale.

IX. En el comienzo de esta legislación la señora, movida de espíritu profético y


en presencia de su esposo Primizl y de otros señores del pueblo, vaticinó:

Contemplo una ciudad que con su fama llegará a los astros;


hay un lugar en un bosque, que dista treinta estadios
de esta ciudad, al cual limita con sus aguas el Wlitaua.56

A este, por la parte septentrional, el pequeño río Bruznica57 lo cierra con un


profundo valle; de la parte austral, un monte ancho y muy pedregoso, llamado Petrin
por sus piedras, domina esos lugares. El monte de ese lugar se curva a la manera de un
delfín o de un puerco marino,58 extendiéndose hacia dicho río. Cuando lleguéis a él,
encontraréis un hombre que en medio del bosque levanta el umbral de una casa. Y,
puesto que incluso los grandes señores se inclinan ante un humilde umbral, por ese
hecho la ciudad que edificaréis la llamaréis Praga.59 En el futuro en esta ciudad sendos
olivos dorados ascenderán con sus copas hasta el séptimo cielo y brillarán, por sus
signos y milagros, en todo el mundo. Los adorarán con víctimas y ofrendas todas las
tribus de la tierra de Bohemia y las demás naciones. Uno de ellos se llamará Gloria
Mayor; el otro, Consolación del Ejército. Iba a seguir hablando más cosas, si no hubiera
huido de ella el espíritu pestilente, que profetizaba con permiso de Dios. A continuación
va a un antiguo bosque y, encontrada dicha señal, en el lugar señalado edifican la ciudad
de Praga, señora de toda Bohemia. Y en ese tiempo las vírgenes de esta tierra pasaban
su juventud como las amazonas, sin yugo, empleando armas militares y eligiéndose sus
propias jefas; militaban igual que reclutas, se dedicaban al modo viril a cacerías en los
bosques y ningún varón las tomaba a ellas, sino que ellas mismas tomaban, cuando
querían, varones; lo mismo que ciertos pueblos escitas, varón y mujer no se distinguían
en sus hábitos.60 Esa audacia femenina llegó a tanto que, en cierto peñasco no lejos de
53
Recuérdese la costumbre antigua de comer recostados.
54
Ceres y Baco son metonimias de la comida y de la bebida.
55
Himeneo era un dios del matrimonio; por tanto, metonimia del matrimonio mismo.
56
El Moldava, Vltava en checo.
57
Cerca de Praga.
58
Marsopa.
59
Según Bretholz, en checo práh significa ‘umbral.’
60
La traducción es solo aproximada. En latín dice: sicut gens Scitica Plauci sive Picenatici vir et femina
in habitu nullum discrimen habebant. Los escitas eran un pueblo que se ubicaba al norte del mundo
conocido de los antiguos; no he encontrado los otros nombre propios, que Cosmas parece dar como
integrantes de los escitas.
dicha ciudad, se construyeron una fortaleza, firme por su naturaleza, a la cual le dieron,
del vocablo virginal, el nombre de Devin.61 Los jóvenes, al ver esto, con gran celo se
indignan contra ellas y, reunidos en número mucho mayor, no más lejos que lo que
alcanza el son de una trompeta edifican en otro peñasco, en medio de arbustos, una
ciudad, que los modernos llaman Wissegrad; entonces tomó de los arbustos el nombre
de Hvrasten.62 Y, puesto que las mujeres eran a menudo más astutas para engañar a los
jóvenes, pero los jóvenes resultaban más fuertes que las mujeres, entre ellos había por
momentos paz y por momentos guerra. Y, cierta vez en tiempos de paz, ambas partes
estuvieron de acuerdo en aportar alimentos y bebida para un convivio y celebrar por tres
días, en un lugar establecido, juegos solemnes sin armas. ¿Qué más podemos decir? Los
jóvenes van con las niñas al banquete lo mismo que lobos rapaces buscando comida. El
primer día lo pasan alegre en medio de banquetes y abundante bebida.

Y mientras quieren aplacar su sed, otra sed les creció.63

Los jóvenes apenas difieren su alegría hasta las horas de la noche.

Era de noche y la luna brillaba en el cielo sereno,64


Entonces, uno de ellos soplo con su trompeta y dio de este modo señal, diciendo:

Bastante jugasteis, bastante comisteis y bebisteis.65


Levantaos: la áurea Venus os llama con ronco sistro.66

Inmediatamente cada uno de ellos arrebató una para sí. Al llegar la mañana,
hecho ya el pacto de paz, una vez quitados Ceres y Baco 67 de la ciudad de ellas,
entregan sus muros vacíos a Vulcano de Lemnos.68 Y desde este tiempo, después de la
muerte de la señora Lubossa, nuestras mujeres están bajo la potestad de los hombres.
Pero, puesto que a todos nos queda ir a donde fueron Numa y Anco, 69 Primizl, ya lleno
de días,70 después de haber instituido el derecho de las leyes, fue arrebatado por el yerno
de Ceres, a quien él en vida había venerado como dios.71 A este sucedió en el reino
Nezamizl. Una vez que a este lo arrebató la muerte, Mnata obtuvo las fasces72
principales. A su deceso de esta vida, Voyn recibió el timón del poder. Luego de su
destino final, Vnizlau heredó la condición de duque. Después de destruir las Parcas su
vida, Crozomizl es puesto en la sede de la fortaleza. Acabados sus días, Neclan ocupa el
solio de duque. No bien partió este de la vida, Gostivit subió al trono. No se habla sobre
61
Según Bretholz, en checo d ヘ va significa ‘doncella.’
62
Según Bretholz, en checo chrast significa ‘arbustos.’
63
Levísimamente modificado, Cosmas cita un verso de las Metamorfosis de Ovidio (3, 415), que el poeta
romano aplica a Narciso.
64
Horacio, Epodos 15, 1.
65
Horacio, Epístolas 2, 2, 214.
66
Adaptación de un verso de Virgilio (Eneida 8, 696). Sobre el sistro, la Academia define: “antiguo
instrumento musical de metal en forma de aro o de herradura y atravesado por varillas, que se hacía sonar
agitándolo con la mano.”
67
Es decir, la bebida y la comida.
68
Según una tradición mitológica, Zeus había arrojado a su hijo Hefesto (o Vulcano) del Olimpo; cayó en
la isla de Lemnos, donde fue recogido por unos hombres y reanimado, aunque quedó cojo para siempre.
69
Referencia a Horacio, Epístolas 1, 6, 17. Numa Pompilio y Anco Marcio habían sido dos de los
legendarios siete reyes de Roma. El sentido de la frase es: ‘puesto que todos tenemos que morir.’
70
Expresión bíblica (Gn 25, 8) dicha de Abraham.
71
El yerno de Ceres es Plutón, dios de los infiernos, quien habían raptado y desposado a Prosérpina.
72
Insignias de ciertos magistrados romanos, que se componían de un hacha en un haz de varas. Adornan,
en Buenos Aires, la fachada del Palacio de Justicia.
la vida y muerte de estos príncipes: quizás porque, dados al vientre y al sueño, incultos
e indoctos como rebaños, así como su cuerpo, en contra de lo natural,73 los impulsó al
placer, así también su alma fue para ellos una carga; o quizás porque en aquel tiempo no
había una pluma que diera a la memoria sus actos. Pero callemos acerca de quienes se
calla, y volvamos al lugar en el cual nos habíamos apartado un poco del camino.

X. Pero Gostivit engendró a Borivoy, el primer duque que fue bautizado, por el
venerable obispo Metodio en Moravia, en tiempos de Arnolfo emperador y de
Zuatopluk, rey de la misma Moravia. Y no consideramos superfluo poner en nuestra
obra, sumariamente y en pocas palabras, en este lugar, la guerra que en tiempos del
duque Neclan, in el campo llamado Turzko, se libró entre bohemios y luczanos; estos
hoy son llamados satcenses por los modernos, por la ciudad de Satc.74 Tampoco
queremos dejar pasar en silencio por qué ese pueblo se llama luczano. En verdad esa
provincia en sus lugares se divide en cinco regiones. La primera región está situada
cerca del río llamado Guntna; la segunda, a una y otra parte del río Uzkca; la tercera se
extiende por el curso del torrente Brocnica; la cuarta, que también se llama Boscosa,
está bajo los límites del río Msa;75 la quinta, que está en el medio, se llama Luca y es
hermosísima de ver, muy útil y fértil, y también abundantísima en prados: por eso la
región tuvo este nombre, pues luca es la mismo que el latín pratum.76 Y, puesto que esta
región primeramente, mucho antes que fuera fundada la ciudad de Satc, fue habitada por
hombres, con toda razón los habitantes de esa tierra fueron llamados luczanos. Al frente
de estos estuvo un duque de nombre Wlaztislao, hombre belicoso y muy animoso en
armas bélicas y en extremo doloso en sus consejos; y habría podido ser considerado
feliz en sus batallas, si la suerte suprema no lo hubiera encerrado en un final infeliz.
Pues con frecuencia había emprendido la guerra contra los bohemios, y siempre con el
favor de Marte y los auspicios de los dioses había prevalecido; siempre había entrado en
sus tierras y los había devastado cruelmente con matanzas, incendios y raptos; había
debilitado con sus guarniciones a los principales del pueblo y los había rodeado en una
pequeña fortaleza, llamada Levigradec:77 a tal punto temían muchísimo las incursiones
de los enemigos. Fundó aquí una ciudad, que llamó Wlaztislao por su nombre, entre los
dos montes Meduez y Pripec;78 esto es, en el confín de las dos provincias Belina y
Lutomerici, y puso en ellas hombres inicuos para insidias de uno y otro pueblo, porque
estos favorecían las diversas facciones de los bohemios. Y, así como en todo acontecer
de las cosas la prosperidad eleva y la adversidad humilla el corazón de los hombres, así
también, por el gran suceso que siempre obtuvo en las batallas el corazón del duque fue
exaltado y elevado, a tal punto de enardecerse en su mente feroz con la idea de obtener
toda Bohemia. ¡Ah, la mente de los hombres que, ignorante de las cosas futuras, a
menudo se engaña en sus augurios! A menudo ocurre que el corazón se exalta antes de
su propia ruina, así como se humilla antes de la alegría. Inmediatamente, inflado por el
humo de su soberbia, queriendo saber cuán grande era la fuerza de su poder, envía la
espada por todos los confines de toda la provincia, con esta principal condición para
cualquier hombre que, por su estatura corporal, excediera la medida de la espada: que, si
tardaba más de lo justo en salir a combate, sin ninguna vacilación fuera castigado con la
espada. Más rápido que lo dicho, una vez que vio a sus hombres reunidos en el lugar
señalado, de pie en medio de un túmulo, rodeado por el vulgo y apoyado en su escudo,
73
Contra naturam se refiere sin duda a la excesiva y desconsiderada afición al placer.
74
Saaz, en Bohemia.
75
Todos estos son ríos de Bohemia.
76
Pratum significa ‘prado.’
77
Fortaleza cercana a Praga.
78
Montes de Bohemia.
agitó su acero y comenzó a decir: “Oh soldados, la victoria última está en vuestras
manos, pues no una sola vez vencisteis; esto es un hecho. ¿Qué necesidad hay de
armas? Las armas se muestran en la milicia. Más bien llevad vuestros halcones,
gavilanes, garzas y volátiles de esta clase, pues son más aptos para la alegría y el juego;
a ellos les daremos como alimento las carnes de los enemigos, si ellas son suficientes.
Pongo por testigos al dios Marte y a mi señora Belona,79 la cual fue causa de todos mis
bienes, y juro por la empuñadura de mi espada, que tengo en la mano, que pondré en las
ubres de las madres, en lugar de sus hijos, cachorros de perros. Levantad las señales y
no demoréis más, pues tardar siempre causó daño a quien está preparado. Id ya veloz
mente y venced felizmente.” El clamor se eleva hacia los astros; el útil y el inútil, el
fuerte y el vil, el poderoso y el débil dicen con estrépito: “A las armas, a las armas.” En
la batalla saltan tanto la sarnosa yegua como el corcel impetuoso.

XI. Entretanto cierta mujer, una del número de las euménides, llamó a su
hijastro, que ya estaba a punto de salir al combate, y le dijo: “Aunque no es natural que
las madrastras favorezcan a sus hijastros, con todo en memoria de mi unión con tu padre

te haré cauto, para que puedas vivir, si quieres.

Debes saber que lémures o hechiceras de los bohemios han prevalecido en sus
deseos sobre nuestras euménides;80 por ello los nuestros serán muertos hasta el último y
la victoria será dada a los bohemios. Para poder escapar de esta matanza, le cortarás una
y otra oreja al adversario que mates en el primer encuentro, las pondrás en tu bolsa y
entre ambas patas del caballo, con la espada desenvainada, trazarás una cruz en la tierra.
En efecto, al hacer esto aflojarás las ligaduras invisibles con las cuales vuestros
caballos, atados por la ira de los dioses, desfallecerán y caerán como si estuvieran
fatigados por un largo camino. Luego saltarás a tu caballo, volverás la espalda y, aunque
un gran temor te acose, nunca mirarás hacia atrás, sino que apresurarás tu fuga y apenas
tú solo huirás. Pues los dioses, que os acompañaban a la batalla, se volvieron en auxilio
de vuestros enemigos.” Por otra parte los bohemios no tenían fuerzas para resistir,
puesto que tantas veces habían triunfado sus enemigos, y

única salvación para los vencidos era no esperar salvación.81

Pero, así como los hombres infieles –y por ello más inclinados al mal– buscan,
cuando desfallecen sus fuerzas y las buenas artes, auxilio en la maldad; no de otro modo
este pueblo entregado a vanos ritos, crédulo ante las mentiras, desesperado ya de sus
fuerzas y de las armas militares, escoge una adivina, la consulta y la insta a que diga qué
es necesario hacer en semejante peligro, o cuál será el resultado de esa guerra. Ella,
como estaba llena de espíritu profético, no los entretuvo mucho con rodeos de palabras:
“Si queréis –dijo– conseguir el triunfo de la victoria, conviene que primero sigáis los
mandatos de los dioses. Por tanto, sacrificad a vuestros dioses un asno, para que ellos
mismos sean vuestro asilo. Este voto lo mandan el supremo Júpiter, el propio Marte y su
hermana Belona y el yerno de Ceres.”82 Mientras tanto buscan un miserable asno, lo
matan, como había sido mandado, lo cortan mil veces en mil pedazos y más rápido que
79
Belona era diosa de la guerra.
80
Los lémures eran espectros de los muertos. Las striges eran como aves que chupaban la sangre de los
niños; la palabra también tenía el sentido de ‘hechicera.’ En cuanto a las Euménides, recuérdese lo dicho
en 1, 4: también llamadas Erinias y Furias, eran divinidades vengadoras que atormentaban a los culpables.
81
Palabras de Eneas a los troyanos, para que resistieran, aunque Troya ya estaba perdida (Eneida 2, 354).
82
Como se vio en 1, 6, el yerno de Ceres es Plutón.
la palabra es consumido por todo el ejército. Animados así por la carne de asno, era
posible ver –cosa semejante a un prodigio– a las falanges alegres y a los hombres
prontos a morir, como puercos del bosque. Y, así como después de una acuosa nube
aparece más claro el sol y más agradable a la vista, así también después de larga inercia
ese ejército fue más decidido y más audaz para el combate.

XII. Mientras tanto Neclan, duque de ellos, más temeroso que un conejo y más
veloz que un parto83 en la fuga, temió el inminente combate y, después de fingir
enfermedad, se ocultó en el castillo ya mencionado. ¿Qué podrían hacer miembros sin
cabeza o soldados en la batalla sin general? En aquel tiempo había cierto varón principal
por su gracia corporal y por su edad, de nombre Tyro, segundo en el poder después del
duque; en el encuentro en batalla con mil adversarios, a ninguno temió ni a ninguno
cedió. Ocultamente lo llama el duque y le manda revestir sus armas y, sabiendo esto
solo unos pocos allegados, le manda que suba al caballo de su señor y que preceda a sus
soldados, en su lugar, en el combate, cuyo sitio distaba de poco de la ciudad, a unos dos
estadios.84 Ambos ejércitos llegaron al campo establecido, pero los bohemios se
adelantaron en ocupar una colina elevada, de donde podían ver anticipadamente la
llegada de los enemigos, y desde donde también Tyro, el que pensaban que era el duque,
de pie en un lugar más elevado arengaba a sus soldados: “Si fuera posible –dijo– que un
duque con palabras añadiera valor a sus soldados, ya os habría entretenido con grandes
rodeos de palabras. Pero, puesto que el enemigo está ante vuestros ojos y hay poco
tiempo para exhortaciones,

séame lícito al menos inflamaros con pocas palabras.

En la guerra todos tienen igual ardor por el combate, pero es distinta la


condición del vencedor. En efecto ellos pelean por la gloria de pocos; nosotros, por la
patria y nuestra última salvación. Ellos, para arrebatar lo ajeno; nosotros, para defender
nuestras dulces prendas y queridas esposas. Confortaos y sed hombres, pues a vuestros
dioses, a quienes hasta hoy tuvisteis ofendidos, los habéis aplacado con vuestros votos;
a aquellos dioses que quisieron ser aplacados. Por eso no temáis el temor de los dioses:
quienes en la batalla por temor decaen en su ánimo, están expuestos al mayor peligro,
pues la audacia es como un muro y los propios dioses ayudan a los audaces. Creedme,
más allá de aquellos campamentos está vuestra salvación y vuestra gloria. Pero si
volvéis la espalda a vuestros enemigos, no escaparéis sin embargo de la muerte. Pero
ojalá fuera la muerte; se tratará de algo peor que la muerte. Violarán a vuestras esposas
en vuestra presencia, y con el hierro, en el propio seno de ellas, matarán a vuestros
niños y les darán cachorros para amamantar, porque para los vencidos la única virtud es
no negar nada a los vencedores.” Entretanto el duque de Luca, muy feroz en su mente,
junto con su muy soberbio pueblo, al cual incluso hoy de tan malo le es innato ser
soberbio, vino desde el lado opuesto; al ver que sus enemigos no se iban de su lugar,
manda que los suyos se detengan un poco en donde estaban y, casi condoliéndose de los
hados de sus enemigos, con estas palabras incitaba a los ánimos de los suyos: “¡Oh
manes85 miserables de esos hombres tímidos, en vano se apoderan de las colinas: a
quienes carecen de fuerzas y de artes guerreras no les valdrá una colina, si su valor es
débil. Veis cómo no se atreven a chocar con vosotros en campos llanos; sin duda, a no
83
Los partos eran un pueblo indoeuropeo, heredero de los antiguos persas. Fueron enemigos de los
romanos en las fronteras orientales del antiguo Imperio. Eran grandes jinetes y muy expertos en lanzar
armas arrojadizas, incluso en retirada.
84
El estadio era una antigua medida griega de longitud (unos 180 m.).
85
Al emplear manes, parece querer decir que los bohemios eran débiles, como espectros de los muertos.
ser que me engañe, ya se preparan para huir. Pero vosotros, antes que huyan, lanzaos
sobre ellos con ímpetu repentino y, como es costumbre, pisadlos bajo vuestros pies
como a paja insignificante. No manchéis vuestros fuertes dardos con sangre de
cobardes; más bien enviad los volátiles que lleváis, para asustar con halcones a esas
temerosas huestes, como a palomas.” Una vez hecho esto, fue tan grande la densidad de
las diversas aves que el aire se obscureció bajo sus plumas, como bajo una nube acuosa
o como en tiempo de negra tempestad. Tyro al ver esto interrumpió sus palabras a los
suyos y dijo: “Si acaso me tocara morir en la batalla, sepultadme en esta pequeña colina
y construidme un mausoleo que lleve mi nombre por los siglos.” Por eso todavía hoy se
llama Tumba del Muy Valiente Soldado Tyro. E inmediatamente saltó como una
inmensa mole de un peñasco que, quebrada por un rayo, cae desde lo más alto del
monte llevada por lugares abruptos, aplastando todos los obstáculos. No de otro modo el
fuertísimo héroe Tyro se lanzó contra las apretadas cuñas de los enemigos, como si en
un huerto alguien cortara con el hierro tiernas adormideras, segando con su espada
cabezas de enemigos hasta que, lleno de dardos como un erizo, cayó en medio de la
matanza sobre un gran montón de cadáveres. Es incierto quién, por quién o por qué
clase de herida murió cada uno; solo tenemos como cierto que los bohemios obtuvieron
el triunfo. Los de Luca fueron todos muertos hasta el último, excepto sin duda aquel a
quien su madrastra antes, cuando iba él al combate, le había advertido. Pero es, mientras
obedecía los mandatos de su madrastra y se daba a precipitada fuga, llegó presuroso a
su casa, donde lloraban a su esposa difunta. Al verla su marido descubrió su rostro y –
cosa que parece una ficción– le pareció que el cadáver tenía una herida en su pecho de
mujer y las orejas cortadas. Entonces se acordó de lo que había hecho en batalla, sacó de
su bolsa las orejas con pendientes bañados de sangre y reconoció que ella estaba en la
figura de aquel enemigo que había matado en batalla.

XIII. Después de esto entraron los bohemios en aquella tierra sin ninguna
resistencia, la devastaron, destruyeron sus ciudades, quemaron sus aldeas y tomaron
muchos despojos. Entre ellos encuentran al hijo del señor,86 el cual se escondía en casa
de cierta anciana. El duque lo vio y, si bien era pagano, movido de misericordia como
buen católico perdonó a su tierna edad y hermosura. Entonces edificaba en un lugar
llano una ciudad de nombre Dragus, sobre la ribera del río Ogra, junto a la aldea de
Postoloprith,87 donde hoy se ve el cenobio de Santa María. Allí entregó a ella y a él en
manos de cierto pedagogo, a quien su propio padre antes había confiado el duque. Su
nombre era Durinch, del linaje de Zribia; excedía la humana maldad, hombre peor que
lo pésimo y más cruel que cualquier fiera. Esto fue hecho con el consejo común de
todos sus acompañantes, de modo que el pueblo, que estaba disperso, acudiera hacia el
hijo de su señor, su príncipe en verdad, como las abejas a su madre reina; entonces, si
alguna vez quisieran resistir, en un lugar llano podrían ser capturados fácilmente;
además el pueblo no se hallaría rápidamente a gusto con un hombre de otro origen. Así
dispuestas las cosas, retroceden a sus propias tierras con gran alegría y llevan las águilas
vencedoras a sus campamentos.88 Mientras tanto aquel malvado de Zribia, peor que un
infiel, perpetra un crimen cruel. En efecto cierto día unos pescadores anuncian que un
cardumen de peces no pequeño se veía en el agua calma, bajo el hielo reciente; este era
muy cristalino, pues no lo había corrompido el aire ni manchado el polvo. Entonces
Durinch, aquel segundo Judas, pensó que era el tiempo apropiado para lleva a cabo su

86
Es decir, al hijo de Wlaztislao.
87
Según Bretholz, Postelberg, cerca de Drahusch; el río es el Eger.
88
El texto latino dice stacia, lo cual no parece tener sentido; en algún manuscrito está escrito arriba
stativa, que significa ‘cuarteles,’ ‘campamentos.’
iniquidad, la cual ya de antes había concebido en su mala mente y en su ánimo malo,
para daño de la vida de su señor. Y dice al niño: “Vayamos a pescar;” al niño a quien se
preparaba a matar por medio del engaño. Al llegar al sitio dijo: “Mi pequeño señor,
mira: son más de mil peces que nadan bajo el hielo.” Y él, como niño que era, dobló
como niño sus rodillas y miraba los peces bajo el hielo, y seguro recibió en su tierno
cuello la segur;89 y aquel a quien se enemigo perdonó, a este lo mató su pedagogo.
Huyen todos a la vista de tal espectáculo. Pero aquel, más que parricida, lo que no pudo
con un solo golpe de su segur lo llevó a cabo con su cuchillo: le cortó al pequeño señor
la cabeza como si fuera un lechón, la escondió bajo la clámide y, como en honor de su
propio señor lo envolvió en una síndone, para llevarla, para su propio mal, a presencia
del duque, quien le había encomendado al niño. Sin demora lleva el don funesto,
esperando por ello conseguir innumerables regalos. Encontró al duque en su palacio de
Praga, sentado en consejo con todos sus nobles. Pensó que lo mejor sería mostrar en
presencia de todos su crimen; entra, saluda al duque y, al serle devuelto el saludo, espera
de pie que le sea dado permiso de hablar. Dice entonces: “He aquí, he aquí que yo solo
hice esto con mi segur, para que vosotros durmáis seguros de una y otra oreja. En efecto
a menudo una pequeña chispa, que incautamente el guardián de la casa dejó bajo ligero
rescoldo, produce grandes fuegos y envuelve no solo la casa, sino también a los propios
señores de la casa. Precaviendo yo tal chispa y previendo que en el futuro os iba a dañar,
la extinguí y os protegí a vosotros y a los vuestros, como avisado por un oráculo divino,
de la muerte que sobrevendría. Pero vosotros, que sois las cabezas de esta tierra,
encontrad un nombre para este hecho. Si es algo meritorio, haced que todos sepan
cuánto merecí; si decís que es un crimen, por lo mismo me debéis más: vosotros
mismos no cometisteis el crimen. ¿Acaso debisteis perdonar al niño, porque un padre
quiso matar a vuestros niños y quiso poner cachorros a mamar de vuestras esposas?
Ciertamente

no hay carnes suaves ni hay ley en un lobo rabioso.

He aquí que un vengador de la sangre paterna, que alguna vez os iba a causar
daño, yace vencido sin vuestra sangre.90 Más bien id y ocupad rápido el reino, que sin
temor poseeréis felizmente para siempre.” E inmediatamente puso la tierna cabecita en
una bandeja; en ella no había ya nada de un hombre vivo, sino solo algo privado de voz.
Se llenó de espanto el duque, temblaron los corazones de los nobles y se alzó un
confuso murmullo. Entonces el duque volvió la cabeza de la vista de ese don nefando y
dijo esto:

“Quítanos de nuestra vista tus dones, malvado,

pues tus crímenes exceden toda medida y perdón y no pueden hallar condigna
venganza. Ante esta atrocidad no puede pensarse en un juicio digno ni en un castigo
apropiado. ¿Acaso piensas que no podría haber hecho lo que hiciste, si hubiera querido?
A mí me fue lícito matar a un enemigo, pero a ti no te estaba permitido matar a tu señor.
Este pecado que cometiste es mayor que el propio nombre de pecado. En verdad
cualquiera que te mate o mande matarte, no solo peca sino que incurre en doble pecado:
pecado porque morirías; pecado porque mataste a un hombre; pecado triplicado por una
y cosa y por otra. Pero si por ese gran crimen esperaste de nosotros algún don, debes

89
En el latín hay un juego de palabras entre el adjetivo securus y el sustantivo securis; este último
significa ‘hacha,’ ‘segur.’
90
Esto es, sin que os manchéis las manos matando a un posible vengador.
saber que como obsequio se da el elegir una de estas tres clases de muerte: o que te
precipites tú mismo de una alta roca, o que con tus propias manos te cuelgues de
cualquier árbol, o que acabes con la espada tu vida criminal.” Ante estas palabras gimió
el hombre: “¡Ay, qué malo es para un hombre, cuando las cosas resultan contra su
esperanza!” E inmediatamente salió y se colgó con un lazo desde un alto aliso. Por ello
aquel aliso, mientras se mantuvo en pie, como estaba junto al camino, era llamado el
aliso de Durinch. Y puesto que estas cosas se refieren como acaecidas en tiempos
antiguos, si son hechos o ficciones lo dejamos a juicio del lector. Ahora que nuestro
punzón –aunque es obtuso, es devoto– se aguce91 para escribir cosas dignas de memoria,
las cosas que desea la verdadera relación de los fieles.

XIV. El año 894 de la Encarnación del Señor, fue bautizado Borivoy, primer
duque católico en su santa fe. El mismo año Zuatopluk, rey de Moravia, como se dice
corrientemente se escondió en medio de su ejército y nunca apareció. Pero en verdad
entonces volvió sobre sí mismo y, al reconocer que había movido injustamente sus
armas contra el emperador, su señor y compadre Arnolfo, desmemoriado de los
beneficios tenidos, pues no solo había recibido Bohemia sino también otras regiones
junto al río Odra, y desde allí había sometido Hungría hasta el río Gron; llevado
entonces por la penitencia, en la oscuridad de la media noche subió a su caballo, cruzó
sus campamentos y huyó al lugar situado a los lados del monte Zober, donde en otro
tiempo tres eremitas habían edificado con sus recursos y ayuda una iglesia en medio de
un bosque grande e inaccesible a los hombres. Al llegar allí, en un lugar oculto de ese
bosque mató a su caballo, escondió su espada en tierra y llegó hasta los eremitas al
amanecer. Ellos ignoraban quién era; fue tonsurado por ellos y vestido con hábito
eremítico y, mientras vivió, permaneció desconocido para todos. Pero, cuando conoció
que estaba próximo a morir, dio a conocer a los monjes su identidad e inmediatamente
desfalleció. Sus hijos tuvieron su reino poco tiempo y con menor felicidad, pues en
parte lo devastaron los húngaros; en parte, los teutones orientales; en parte lo arrasaron
de modo hostil los polacos.

XV. Pero Borivoy engendró dos hijos, Zpitigneu y Wratizlao, de Ludmila, que
fue hija de Zlavibor, conde del castillo de Psov. Una vez que Borivoy siguió el camino
de toda carne, Zpitigneu sucedió al principado paterno, después de cuya muerte obtuvo
el poder Wratizlao, quien recibió como esposa a Dragomir, del durísimo pueblo
luticense, mujer que era más dura que las piedras para creer, de la provincia de nombre
Stodor. Esta engendró dos hijos, Wenceslao aceptable a Dios y a los hombres, y
Boleslao, execrable por su asesinato fraterno. Pero de qué modo, con la ayuda siempre y
en todo lugar de la gracia de Dios, el duque Borivoy recibió el sacramento del bautismo;
cómo a través de sus sucesores en estas tierras día tras día avanzó la religión de la fe
católica; cuál duque y qué iglesias levantó lleno de fe para alabanza de Dios, hemos
preferido dejarlo de lado, para no fastidiar a los lectores. En efecto ya leemos esto en
otros escritos. Algunas cosas, en el Privilegio de la iglesia de Moravia; otras, en el
Epílogo de dicha tierra y de Bohemia; otras, en la vida y pasión de nuestro patrono y
mártir Wenceslao. Pues se maldicen los alimentos que se comen muy a menudo. Pero
entre estos años, que abajo anotamos, fueron hechas estas cosas que arriba
mencionamos; en efecto no pudimos saber en qué años o tiempos fueron hechas.

XVI. El año 895 de la Encarnación del Señor...


91
El latín se refiere al stilus o ‘punzón.’; era un antiguo instrumento de escritura: por eso el empleo de las
palabras obtusus, ‘obtuso,’ y acuat, ‘aguce.’
El año 928 de la Encarnación del Señor...

XVII. El año 929 de la Encarnación del Señor, el día cuarto antes de las calendas
de octubre,92 san Wenceslao, Duque de los Bohemios, martirizado en la corte por el dolo
fraterno de Boleslao,

entró felizmente en la perpetua corte celestial.

En efecto, bastante se dijo en la pasión del santo cómo Bolezlao, indigno de ser
llamado hermano del santo varón, lo invitó engañosamente a un banquete –ya tenía
pensado matarlo para obtener el gobierno del reino– y cómo delante de los hombres, no
ante Dios, disimuló el crimen de fratricidio. Después de haber obtenido Wenceslao la
palma por el final de su vida, Boleslao, otro Caín, obtuvo el gobierno mal habido. Pero
en medio del banquete, execrable por el asesinato fraterno, de una esposa egregia nace
una prole eximia del duque Boleslao, a la cual por ese suceso le fue dado el nombre de
Ztrahquaz, lo cual significa ‘terrible banquete.’ En efecto ¿qué banquete más terrible
puede haber que aquel en que se perpetra un fratricidio? Por tanto el duque Boleslao,
consciente del crimen cometido y temeroso de las penas del Tártaro,93 pensaba en todo
momento en su mente astuta de qué modo pudiera aplacar a Dios por su crimen. Hizo
entonces este voto al Señor: “Si este hijo mío –dijo– sobrevive, de todo mi corazón lo
dedico a Dios, para que sea clérigo y sirva a Cristo todos los días de su vida, por mi
pecado y por el pueblo de esta tierra.”

XVIII. Después de esto su padre, sin olvidar su voto, al tener ya el niño edad de
aprender y ser muy amable para sus padres, no quiso que aprendiera en presencia suya y
lo envió a Ratisbona, entregándolo bajo las alas rectoras del abad de San Emerano
Mártir.94 Allí fue imbuido de conocimientos eclesiásticos y regulares, fue cubierto con
hábito monacal y fue criado hasta su edad viril. Sobre el resto de su vida bastante se dirá
en lo que sigue de esta obra. Pero de los actos del duque Boleslao no pude obtener algo
digno de relación, excepto una sola cosa que juzgué que valía la pena. En efecto el
siervo de Dios Wenceslao dejó construida una iglesia en la metrópoli de Praga, en honor
de San Vito mártir, pero no consagrada, pues se le anticipó la muerte. El duque
Boleslao, aunque suplicante envió legados con grandes dones y mayores promesas y
ofrecimientos, de modo de realizar su petición, no obstante a duras penas pudo
conseguir que Miguel, quien era entonces prelado de la iglesia de Ratisbona, se dignara
consagrar la otra iglesia. En verdad el prelado no habría aceptado, a no ser por
recordación y salud del alma de su amigo Wenceslao, ya muerto, quien había pensado
hacer eso: el varón de Dios Wenceslao, mientras vivía en la carne, había cultivado gran
afecto por él como padre espiritual y muy benigno prelado. Y del mismo modo el
prelado Miguel lo había adoptado como hijo queridísimo, instruyéndolo a menudo en el
temor y en el amor de Dios, enviándole a veces dones, de los cuales carecía en gran
medida esa nueva iglesia de Cristo. Al conseguir el duque su deseo, todo el pueblo,
nobles y clérigos corrieron devotos a recibir al obispo a su llegada y, con gran honor y
alegría, lo recibieron en los edificios de la metrópoli de Praga. ¿Qué más? El décimo día

92
Es decir el 28 de septiembre.
93
Es decir, del infierno.
94
“San Emerano, ob. De Ratisbona. Nacido en el Poitou (Francia), predicó el Evangelio en Baviera a
instancias del duque Teodón. Murió a manos de unos malhechores pagados por una mujer pagana que
había jurado quitar la vida al obispo católico, Munich, 652” (Fr. Justo Pérez de Urbel. Año cristiano, 3ª
ed. Madrid, Fax, 1945, vol. V, p. 537).
antes de las calendas de octubre,95 dedicada la iglesia de San Vito mártir, vuelve el
prelado a su tierra.

XIX. El año 931 de la Encarnación del Señor, Otón, hijo del emperador Enrique,
tomó como esposa a Edgid, hija del rey de los anglos.
El año 931 de la Encarnación del Señor el emperador Enrique hizo cristianos al
rey de los obótritos96 y al rey de los daneses.
El año 932 de la Encarnación del Señor, el día cuarto antes de las nonas de
97
marzo, el cuerpo de San Wenceslao mártir fue llevado de la fortaleza de Boleslao a la
ciudad de Praga, por odio de su envidioso hermano. Boleslao de día en día se ponía
peor, sin compungirse en absoluto en arrepentimiento por su crimen, y en su hinchada
mente no pudo soportar que Dios manifestara, por los méritos de su mártir Wenceslao,
innumerables milagros junto a su tumba. Ordena entonces a unos fieles partidarios que
de noche lo lleven a Praga y que lo inhumen en la iglesia de San Vito. De este modo los
milagros de Dios serían adjudicados a la gloria de los santos méritos de San Vito mártir,
y no a los de su hermano. Otras maldades suyas no las consideré dignas de relación ni
pude verificarlas como verdaderas. Pero hubo un recordado y audaz crimen que hizo en
su juventud, y queremos narrarlo a vuestra caridad. Este duque Boleslao –si puede ser
llamado duque quien fue impío y tirano, más cruel que Herodes, más truculento que
Nerón, superior a Decio en la enormidad de sus crímenes, a Diocleciano en crueldad;
por ello adquirió el apelativo de Boleslao el Cruel, y así se le decía– este hombre era de
tanta severidad que no regía nada por consejo ni por razón, sino que todo lo hacía por
propia voluntad e impulso de su ánimo. De allí ocurrió que concibió en su mente la idea
de fundar una ciudad a la manera romana. En seguida convoca a los principales del
pueblo, hasta el último de ellos, los lleva a un bosque junto al río Alb,98 designa un lugar
y les abre el secreto de su corazón: “Quiero y ordeno –dijo– que me edifiquéis aquí un
muro de ciudad, al modo romano, muy alto y en circuito.” Ellos le dijeron: “Nosotros
somos las gargantas del pueblo y tenemos las fasces de las dignidades, y renunciamos a
ti, pues no sabemos ni queremos hacer lo que ordenas; ni nuestros padres hicieron antes
algo semejante. Henos aquí en tu presencia; sometemos nuestros cuellos más a tu
espada que al yugo insoportable de la servidumbre. Haz lo que quieras: no
obedeceremos tus órdenes.” Entonces el duque ardió en cruel ira, saltó sobre un tronco
podrido que allí estaba tirado, desenvainó su espada y dijo: “Holgazanes, hijos de
padres holgazanes, si no sois en verdad afeminados y más viles que el desecho de este
peral: comprobad con los hechos mis palabras y probad si es más leve someter vuestros
cuellos a la espada que al yugo de la servidumbre.” Y era algo digno de contemplar y
digno de la desvergüenza del duque. Pues si tuviera en un solo cuerpo mil diestras
armadas, no temblaría tanto semejante multitud de hombres. El duque, al ver más pálido
que el boj a uno de ellos, que era primero entre los señores, lo tomó de los rizos de la
cabeza lo más fuerte que pudo y se la cortó, como si hubiera sido la cabeza de una tierna
adormidera. Dijo:

“Así quiero, así haré, que mi voluntad sea la razón.”99

95
Es decir el 22 de septiembre.
96
Aparentemente los Obotriti (Cosmas dice Abotridorum) eran un pueblo de origen eslavo en Germania;
cf. http://la.wikipedia.org/wiki/Obotriti .
97
Es decir el 4 de marzo.
98
El Elba.
99
En verso en el original; está basado, como advierte Bretholz, en un verso de Juvenal (6, 223).
Los demás, al ver esto, se arrepintieron tarde y cayeron de rodillas ante el duque,
pidiendo perdón en medio de lágrimas. Dicen: “Señor, perdona ya nuestras culpas, ya en
todo obedeceremos a tus mandatos, ya de grado hacemos cuanto quieras, no seas más
cruel para con nosotros.” E inmediatamente, según la voluntad de duque, edifican una
ciudad al modo Romano, con un muro alto y compacto, como hoy se que, que lleva el
nombre de su fundador Boleslao.

XX. El año 933 de la Encarnación del Señor los húngaros orientales, después de
devastar a los Francos y Alamania y Galia, volvieron a través de Italia.
El año 934 de la Encarnación del Señor el rey Enrique infligió a los húngaros
una gran matanza y capturó muchos de ellos.
El año 935 de la Encarnación del Señor el rey Enrique es herido de parálisis.
El año 936 de la Encarnación del Señor murió el rey Enrique, a quien sucedió su
hijo Otón emperador.
El año 937 de la Encarnación del Señor murió Arnolfo, duque de Bavaria.
El año 938 de la Encarnación del Señor los húngaros nuevamente reciben una
gran matanza de parte de los sajones; los hijos del duque Arnolfo se rebelan contra el
rey Otón.
El año 939 de la Encarnación del Señor el rey Ludovico toma como esposa a
Gerpirga, viuda de Gisalberto.
El año 940 de la Encarnación del Señor a Enrique, hermano del rey, se le
encomienda el ducado de Lotaringia,100 y ese mismo año es expulsado de allí.
El año 941 de la Encarnación del Señor Enrique, hermano del rey, junto con
algunos sajones conspira contra el rey, pero no pudo hacer ningún daño.
El año 942 de la Encarnación del Señor un astro semejante a un cometa fue visto
por catorce noches; siguió una inmensa mortalidad de bueyes.
El año 943 de la Encarnación del Señor murió el duque Otón, a quien sucedió en
el poder Conrado, hijo de Werinher.
El año 944 de la Encarnación del Señor los húngaros son destruidos en gran
matanza por los carantanos.101
El año 945 de la Encarnación del Señor murió Bertoldo, duque de Bavaria, a
quien sucedió Enrique, hermano del rey.
El año 946 de la Encarnación del Señor el rey Ludovico es expulsado del reino
por los suyos.
El año 947 de la Encarnación del Señor falleció la Señora Edgid, la reina.
El año 948 de la Encarnación del Señor treinta y cuatro obispos tuvieron un
sínodo en Ingelheim.
El año 949 de la Encarnación del Señor a Liudolfo, hijo del rey, le nace su hija
Matilde.
El año 950 de la Encarnación del Señor Boleslao, duque de los bohemios, se
rebelaba contra el rey. El rey con un poderoso ejército fue y sometió todo a su poder.
El año 951 de la Encarnación del Señor el rey Otón fue a Italia.
El año 952 de la Encarnación del Señor...
El año 966 de la Encarnación del Señor...

XXI. El año 967 de la Encarnación del Señor, en los idus de julio, 102 Boleslao,
cuyo apelativo era el Cruel, junto con su vida perdió el reino, conseguido a costa de

100
Reino germánico creado por Lotario II (855-869).
101
Pueblo de origen esloveno.
102
Esto es, el 15 de julio.
sangre fraterna. A este le sucedió en el poder su hijo equívoco, 103 muy distinto a su
padre, por sus buenas costumbres y sus hábitos espirituales. ¡Oh admirable clemencia
de Dios! ¡Oh cuán incomprensibles son sus juicios! De la zarza surge la uva; de las
espinas, la rosa; de los abrojos sale una higuera generosa. Esto es, de un fratricida sale
un adorador de Cristo; de un lobo, un cordero; de un tirano, un hombre moderado; del
impío Boleslao nace un piadoso segundo Boleslao, un duque que no fue inferior a nadie
en probidad. Y no lo mancha a él el llamarse igual que su inicuo padre. En él ardía el
verdadero amor y predilección de Cristo. En cambio muchos obtuvieron en suerte
nombres de santos y no imitan su santidad –ni la santidad ni la iniquidad vienen del
nombre, sino que una y otra se conocen en el hombre por el mérito.

XXII. Era este príncipe, Boleslao Segundo, un hombre cristianísimo, católico en


su fe, padre de huérfanos, defensor de viudas, consolador de quienes gemían, piadoso
asilo de clérigos y de peregrinos, notable fundador de iglesias de Dios. Pues, como se
lee en el Privilegio de la iglesia de San Jorge, como hombre de fe erigió veinte iglesias a
la religión cristiana y las acrecentó con todas las utilidades que pertenecen a los usos
eclesiásticos. Tuvo una hermana carnal de nombre Mlada, virgen dedicada a Dios,
instruida en las letras sagradas, dotada de humildad, suave en su hablar, magnánima
favorecedora de pobres y huérfanos y adornada con toda clase de honestidad de
costumbres. Ella fue a Roma a hacer oración y la recibió benignamente el Varón
Apostólico.104 Pasó allí algún tiempo instruyéndose en las disciplinas eclesiásticas. Por
último el Papa, con consejo de sus cardenales, y mejor dicho voluntariamente queriendo
ayudar a la nueva iglesia, la consagra abadesa. Toma ella el nombre de María y recibe la
regla de San Benito y la vara abacial. Después de esto la nueva abadesa, que iba a llevar
la nueva y santa regla monacal a la tierra de Bohemia, recibidas las licencias y
bendición apostólicas, cabalga a su dulce patria con una comitiva llena de alegría.
Llegaron a la regia ciudad de Praga y el duque Boleslao recibió con honores a su
queridísima hermana, tanto tiempo deseada, y con sus manos unidas van a las oradas
reales. Allí vivían y gozaban de conversaciones mutuas, mientras ella refería a su
hermano muchas cosas que había visto en Roma o escuchado contar, dignas de relación
y admiración. Además le presentó una carta del Varón Apostólico dirigida a él, cuyo
texto era este: “Juan, siervo de los siervos de Dios, a su hijo Boleslao de católica fe da
su bendición. Es justo dar oídos benévolos a justas peticiones; pues Dios es justicia y
aquellos que lo aman serán justificados, y todas las cosas son para bien de los que aman
la justicia de Dios. Nuestra hija, tu pariente, de nombre Mlada y también María, entre
otras peticiones a nuestro corazón que no se pueden negar, trajo súplicas de tu parte;
esto es, que con nuestro consentimiento, en tu principado y para alabanza y gloria de la
Iglesia de Dios, sea permitido establecer un episcopado. Hemos recibido esto en verdad
con ánimo gozoso, dando gracias a Dios, quien siempre y en todas partes dilata su
Iglesia y la engrandece en todas las naciones. Por ello, con la autoridad apostólica y la
potestad de San Pedro, Príncipe de los apóstoles, del cual, aunque indignos, somos
vicarios, asentimos, alabamos y canónicamente mandamos que, junto a la iglesia de los
santos mártires Vito y Wenceslao, se establezca una sede episcopal; y que junto a la
iglesia del mártir San Jorge, bajo la regla de San Benito y la obediencia a nuestra hija, la
abadesa María, se constituya una congregación de religiosas. Pero no según el rito o la
creencia del pueblo de Bulgaria o de Rusia, o de la lengua eslava, sino, siguiendo más
bien las instituciones y decretos apostólicos, elige a tu arbitrio al mejor clérigo para esto

103
Más de una vez Cosmas usa aequivocus para referirse una persona que tiene el mismo nombre que
otra. Aquí se refiere a Bolezlao II, llamado el Piadoso.
104
El Papa Juan XIII (965-972), anota Bretholz.
en toda la Iglesia, que sea muy erudito en las letras latinas, con la reja105 de su palabra
pueda abrir las tierras del corazón de los gentiles, sembrar el trigo de su buena obra y
llevar a Cristo las gavillas con las mieses de vuestra fe. Vale.” E inmediatamente, como
había sido mandado, por consejo del duque y de la abadesa, la iglesia de San Vito se
destina al futuro obispo; la iglesia de San Jorge mártir se entrega en ese momento a la
abadesa, hermana del duque, María.

XXIII. Cierto hombre de Sajonia, de admirable elocuencia y conocimiento de


las letras, de nombre Diethmaro, presbítero por su condición, monje profeso, había ya
antes venido a Praga a orar. Al llegar este al conocimiento de Boleslao II, en poco
tiempo había obtenido su gracia y amistad. Como él conocía perfectamente la lengua
eslava, el duque lo mandó llamar a través de sus legados, convocó al clero, a los
principales de la tierra y al pueblo y con sus súplicas y avisos logró que todos lo
eligieran obispo, con asentimiento común. Al día siguiente, según la voluntad del
duque, con favorable aclamación de todos Diethmaro es elegido obispo y es enviado al
cristianísimo emperador Otón, hijo del emperador Enrique, de parte del duque y de todo
el clero y el pueblo con esta carta: “Gloriosísimo Emperador y muy cultor de la religión
cristiana, recibe clemente nuestras preces y las de todo el pueblo; te rogamos suplicantes
que este hombre de nombre Diethmaro, probado en todas las cosas, a quien elegimos
para nosotros como pastor, por vuestra santísima alabanza y mandato sea ordenado
obispo.” Entonces el emperador, amante como era de la ley divina, en consejo con los
jefes y príncipes, pero sobre todo con los prelados, deliberando a favor de la salvación y
del nuevo pueblo cristiano, ordenó al arzobispo de Maguncia, 106 quien entonces presidía
en la corte, que ordenara obispo a Diethmaro. El nuevo prelado entonces, adornado con
la mitra, vuelve alegre a la diócesis de todo Bohemia. Cuando llegó a la metrópoli de
Praga, fue entronizado junto al altar de San Vito, y el clero cantaba Te Deum laudamus;
el duque y los príncipes resonaban Christe eleison; el pueblo y los particulares
exclamaban Krlessu;107 y así, según sus costumbres, pasaron ese día entero en alegría.
El año 968 de la Encarnación del Señor murió el conde Vok.

XXIV. Después de esto el obispo Diethmaro consagró en muchos lugares


iglesias construidas por los fieles; bautizando a muchos del pueblo gentil, los hizo fieles
a Cristo. No muchos días después, en el año 969 de la Encarnación del Señor, el día
cuarto antes de las nonas de enero,108 libre ya de las ataduras de la carne, devolvió
centuplicado el talento que le había dado Cristo.

XXV. Entretanto del campamento de la filosofía, donde había militado diez años
o más, un héroe notable llamado Woytech, todavía del orden de los subdiáconos, llegaba
trayendo consigo no pequeña cantidad de libros. Él, como un tierno cordero entre las
ovejas que lloraban la muerte de su pastor, lleno de fe y de diligencia celebraba las
exequias fúnebres. De día y de noche instaba con oraciones; encomendaba a Dios con
largas limosnas y sagradas súplicas el alma del padre de todos. Boleslao y sus nobles, al
verlo dedicado a tan buena obra, esperando que en el futuro sería aún más devoto, por
inspiración del Espíritu Santo apartan al joven, a pesar que se rehusaba, lo ponen en
medio y le dicen: Quieras o no quieras serás nuestro obispo y, aun a pesar tuyo, serás

105
La reja del arado.
106
Mainz, en Alemania.
107
No he podido encontrar el significado de esta palabra.
108
Es decir, el 2 de enero.
llamado Obispo de Praga. Tu nobleza, tus costumbres y acciones concuerdan con el
honor del. Pontificado.

Te conocemos desde la cabeza hasta los talones.109

Tú sabes manifestarnos el camino por el cual se va a la patria celeste. Querer


seguir tus mandatos es para nosotros tan necesario como poder hacerlo. Todo el clero,
todo el pueblo te aclaman como digno e idóneo para el episcopado.” Esta elección fue
hecha no lejos de la ciudad de Praga, en Levigradec, el día undécimo antes de las
calendas de marzo,110 el mismo año que murió el obispo Diethmaro.

XXVI. En ese tiempo, volviendo de la guerra contra los sarracenos llegó a


Verona el excelentísimo emperador Otón II, amante de la paz, cultor de la justicia, más
glorioso que su gloriosísimo padre Otón I quien en todas las batallas fue vencedor
victoriosísimo.111 Hacia él se dirige una delegación eslava de Bohemia, junto con el
obispo electo, llevando representación del duque y petición de todo el clero y del
pueblo, para que con su poder imperial confirme la elección común. Por tanto el
serenísimo Emperador, condescendiendo a sus peticiones, el día tercero antes de las
nonas de junio112 le da el anillo y el báculo pastoral. Willigisus, arzobispo de Maguncia,
quien casualmente estaba allí, con mandato del Emperador lo consagra obispo con el
nombre de Adalberto. En efecto Adalberto, arzobispo de la iglesia de Magdeburg, lo
había confirmado en otro tiempo con el crisma y lo había llamado con el nombre que
tenía. Consagrado el día tercero antes de los idus de junio,113 con sus acompañantes
cabalga a su dulce patria y, no bien llegó a la ciudad de Praga descalzo y humilde en su
corazón, en medio del canto de alegría del clero y de toda la plebe se sentó en la cátedra
episcopal. Por consejo de tan preclaro pastor Adalberto e intervención de su querida
hermana la abadesa María, el duque Boleslao concedió con gratuita piedad y confirmó
con la sagrada autoridad de los cánones todo lo que el prelado de Praga posee hasta hoy
en su episcopado, o cuanto la abadesa deseó que fuera dado y hecho para utilidad de su
cenobio.
El año 970 de la Encarnación del Señor...
El año 971 de la Encarnación del Señor...
El año 972 de la Encarnación del Señor San Odalrico partió de este siglo.
El año 977 de la Encarnación del Señor murió Dubrauca, 114 que fue muy mala.
Siendo ya mujer de edad avanzada, habiéndose casado con el duque de Polonia, se quitó
el manto de su cabeza y se puso una corona de niña, pues su demencia era grande.
El año 978 de la Encarnación del Señor...
El año 979 de la Encarnación del Señor...
El año 980 de la Encarnación del Señor...
El año 981 de la Encarnación del Señor murió Zlaunic, padre de San Adalberto.
Aunque brillan muchas cosas dignas de memoria en sus costumbres y en su vida,
interrumpimos nuestro relato solo para dar a conocer unas pocas. Era en efecto un
hombre muy alegre para con todos en su rostro, muy sereno en sus consejos, muy suave
en su conversación y rico en bienes tanto seculares como espirituales. En su casa
resplandecía el sincero afecto, la rectitud en los juicios y una multitud de hombres
109
En verso en el original; Cosmas adapta un verso de las Epístolas de Horacio (2, 2, 4).
110
Es decir, el 19 de febrero.
111
La misma redundancia en el latín: victoriosissimus victor.
112
Es decir, el 3 de junio.
113
Es decir, el 11 de junio.
114
Hermana de Boleslao I.
principales. En sus obras se veía el conocimiento de las leyes, el alimento a los pobres,
la consolación de los afligidos, el hospedaje a los peregrinos y la defensa de viudas y
huérfanos. La metrópolis de este insigne duque fue Lubic, situada en el lugar donde el
río Cidlina pierde su nombre, al entrar en el agua más libre del río Elba. Su principado
tuvo estos términos: hacia la zona occidental, contra Bohemia, el río Surina y el castillo
que está situado en el monte Osseca, junto al río Mies; del mismo modo, hacia la región
austral, contra los teutónicos orientales, tuvo como limítrofes las ciudades de Chinov,
Dudlebi y Netholici, hasta la mitad del bosque; igualmente, hacia la salida del sol,
contra el reino de Moravia, el castillo situado junto al bosque, llamado Lutomisl, hasta
el río Zuitaua, el cual está en medio del bosque; del mismo modo, hacia la región del
aquilón, contra Polonia, el castillo de Kladzco, situado junto al río llamado Niza.

XXVIII. El año 982 de la Encarnación del Señor...


El año 983 de la Encarnación del Señor...
El año 984 de la Encarnación del Señor murió en Roma el césar Otón II.
Adalberto, prelado de Praga, fue tan familiar en el trato y tan querido en su adhesión a
este emperador que, en la Pascua del Señor que celebró el Rey en Aquisgrán, en su
palacio y en presencia de todos los obispos, lo exaltó tan notablemente en lo excelso de
este oficio que hizo que le impusiera la corona y celebrara la Misa Mayor (lo cual solo
era lícito que hiciera el Arzobispo). Después de la fiesta, luego de recibir del César
licencia para volver a su patria, el mismo César lo lleva a una habitación retirada y,
haciéndole confesión de sus pecados, se encomienda a sus piadosas oraciones. Además
le da los paramentos con los que había celebrado la misa de Pascua, a saber el alba, la
dalmática, la casulla, la capa y el lienzo, para que los tenga en memoria suya. Estas
cosas hasta hoy se conservan en la iglesia de Praga; se llaman los paramentos de San
Adalberto.
El año 985 de la Encarnación del Señor...
El año 986 de la Encarnación del Señor...
El año 987 de la Encarnación del Señor murió Ztrezizlaua, madre venerable de
San Adalberto y matrona aceptable a Dios, digna de ser y de llamarse madre de prole
tan eminente y santa.
El año 988 de la Encarnación del Señor...
El año 989 de la Encarnación del Señor...
El año 990 de la Encarnación del Señor San Adalberto en Roma, en San Alexio,
fue hecho monje, sin que el abad supiera quién era.
El año 991 de la Encarnación del Señor...
El año 992 de la Encarnación del Señor...
El año 993 de la Encarnación del Señor...
El año 994 de la Encarnación del Señor...

XXIX. Y pienso que no puede pasarse por alto lo que veo que otros omitieron.
En efecto el prelado Adalberto, al ver que la grey encomendada a él iba siempre a la
ruina y que no podía convertirla al buen camino, temió perecer junto con el pueblo. No
se atrevió a estar más tiempo con ellos ni quiso continuar predicando en vano. Ya quería
y estaba a punto de tomar el camino de Roma pero casualmente, en aquel mismo tiempo
Ztrahquaz, de quien antes habíamos hablado,115 con licencia de su abad había venido de
Ratisbona después de muchos años, para ver a su dulce patria, a sus parientes y a su
hermano, el duque de Bohemia. A este el prelado de Dios Adalberto lo llamo y hablo en
secreto, quejándose de la infidelidad y maldad del pueblo, de las uniones incestuosas y
115
Cf. 1, 17.
las ilícitas separaciones de matrimonios inconstantes, de la desobediencia y negligencia
del clero, de la arrogancia e intolerable desenfreno de los condes. Finalmente le abrió
todo la intención de su corazón, que quería ir a Roma a consultar al Varón Apostólico y
no volver nunca a un pueblo apóstata. Entre unas y otras cosas, añadió esto: “Y está
bien –dijo– porque te reconocen como hermano del duque; este pueblo prefiere ser
dominado y obedecerte a ti más que a mí. Con el consejo y el auxilio de tu hermano tú
podrás reprimir a los soberbios, argüir contra los negligentes, corregir a los
desobedientes e increpar a los infieles. Tu dignidad y ciencia y la santidad de tu hábito
concuerdan muy bien con el régimen pontifical. Para que esto sea posible, yo con la
voluntad de Dios te lo concedo; y para que sea lícito que en vida mía seas obispo,
intercederé ante el Varón Apostólico con todos mis votos.” Y le puso en el seno el
báculo episcopal, que casualmente tenía en su mano. Él, como furibundo, lo arrojó a
tierra y dijo además estas palabras: “No quiero tener ninguna dignidad en el mundo,
huyo de los honores, desprecio las pompas del siglo, me juzgo indigno del honor
episcopal y no puedo soportar el peso tan grande de la cura pastoral. Soy monje, he
muerto; no puedo sepultar a muertos.”116 A esto respondió el prelado: “Debes saber,
hermano, que lo que ahora no haces por las buenas, lo harás sin embargo después pero
para tu máximo mal.” Luego de esto el prelado, como se había propuesto, tomó el
camino de Roma y abandonó al pueblo desobediente a sus preceptos. En ese tiempo el
dux no era todavía dueño de su potestad, sino que estaba en la de los condes. Estos,
pésimos hijos de padres inicuos, vueltos en odio contra dios, obraban crímenes
perversos llenos de iniquidad. En efecto cierto día festivo irrumpieron en la ciudad de
Lubic, en la cual los hermanos de San Adalberto y soldados de todo el mundo, como
ovejas inocentes, celebraban la fiesta asistiendo a las solemnidades sagradas de las
misas. Pero ellos, como enormes lobos, irrumpieron en las murallas de la ciudad
matando a hombres y mujeres, hasta el último. Después de degollar a los cuatro
hermanos de San Adalberto con toda su prole, ante el mismo altar, quemaron la ciudad,
bañaron de sangre sus plazas y, cargados de cruentos despojos y cruel botín, volvieron
alegres a sus lares. Pero en la ciudad de Lubic fueron muertos cinco hermanos de San
Adalberto, el año 995 de la Encarnación del Señor, cuyos nombres son estos: Sobebor,
Spitimir, Bobrazlau, Porey, Cazlau.

XXX. Después de este hecho, el duque Boleslao tuvo consejo con los clérigos y
solicitó al arzobispo de Maguncia con estas palabras: “O tráenos nuevamente a nuestro
pastor Adalberto, que es lo que más queremos, o en su lugar ordena a otro, aunque esto
no lo pedimos de nuestro grado. Pues las ovejas de Cristo en este pueblo son todavía
novicios en la fe y, si no los protege al cuidado vigilante de un pastor, se harán un
pingüe alimento para cruentos lobos.” Entonces el metropolita de Maguncia, solícito de
que un pueblo hacía poco adquirido para Cristo no pereciera caído en antiguos
sacrílegos ritos, envió legados al Varón Apostólico y, clamando, le pidió que enviara su
marido a la enviudada iglesia de Praga o que permitiera que se ordenara otro en su
lugar. El siervo de Dios Adalberto, ya libre por mandato apostólico de la custodia de la
grey del Señor, se hallaba en el cenobio de San Alexio, junto con los senadores del cielo
en la amena curia de un Elisio terrenal.

A él el Señor Papa, y al mismo tiempo su piadoso abad,


lo consuelan en su tristeza con estas palabras amigas:

116
Cf. Mt 8, 22.
“Oh hijo dulcísimo y hermano amadísimo, por la caridad de Dios te suplicamos
y por el amor al prójimo te rogamos que vuelvas a tu parroquia dignamente y retomes
diligentemente el régimen de tus ovejas. Si te oyen, demos gracias a Dios; si no te oyen,
huye de quienes huyen de ti, para que no perezcas con los que perecen, y ten licencia de
predicar a naciones extranjeras.” El prelado, muy alegre por esta decisión, porque se le
daba licencia de enseñar a naciones extranjeras, no sin gran tristeza dejó la dulce
compañía de sus hermanos. Y junco con un prelado de suma discreción, de nombre
Notario, fue a ver al arzobispo de Maguncia en el palacio y le preguntó, cuanto él
pudiera saber por sus enviados, si su rebaño quería recibirlo. Hecho esto, qué le
respondió su grey, por qué causa lo recibió, a qué otros pueblos fue, cuál era su
continencia en los días de su episcopado, cuán grande fue la honestidad de sus
costumbres, todo esto podrá saberlo quien lea su vida y su pasión.

Pues a mí no me agrada decir dos veces lo dicho.

Entonces Ztrahquaz, hermano del duque y a quien antes mencionamos, viendo


que el obispo era repudiado por su pueblo en forma regular y legal, con hinchado fasto
se elevó al episcopado. Y, como es fácil obligar a quien quiere, inmediatamente el torpe
pueblo eleva a la cátedra episcopal a este ignorante y adulador. En efecto así suele Dios
permitir en su providencia que el poder de hombres malos se afirme, así como en esta
irregular y ridícula elección prevalecieron los yernos de Ceres.117 Pues este Ztrahquaz
fue compuesto en sus vestidos, hinchado en su mente, disipado en su actos, de mirada
vaga, vano en sus palabras, hipócrita en sus costumbres, pastor de toda clase de error y
dignatario de los inicuos en toda clase de malas obras.

De vergüenza referir más cosas del pseudo-prelado.

Basten pocas por muchas. Llegaron a la sede de Maguncia, al arzobispo. Allí se


hicieron todas las cosas que se debían, por orden, como suele hacerse. Luego del
examen episcopal, mientras el coro modulaba las letanías, cae sobre los tapices, ante el
altar, el arzobispo con sus ínfulas; después de él, entre dos sufragáneos, Ztrazquaz,
quien debía ser ordenado, al prosternarse en el medio –¡ay cruel condición!– es
arrebatado por atroz demonio. Así, lo que un siervo de Dios cierta vez le había predicho
en secreto, se cumplió entonces delante del clero y de todo el pueblo.118 Baste con haber
insertado esta narración.

XXXI. El año 996 de la Encarnación del Señor, después que el insigne


estandarte de Cristo, el prelado Adalberto, envolvió en las redes de la fe a Panonia119 y
Polonia, al final, mientras sembraba la palabra de Dios en Prusia, puso fin a su vida
felizmente con el martirio, el día noveno antes de las calendas de mayo, la feria sexta. 120
Ese año la Pascua fue el día séptimo antes de las calendas de mayo.121 El año 997 de la
Encarnación del Señor el siempre recordado duque Boleslao, viendo a la iglesia de
Praga viuda de su pastor, envió sus legados al emperador Otón III. Le rogó que diera a
la iglesia de Bohemia un esposo digno de sus méritos, para que una grey poco antes
117
Cereris generi. No alcanzo a entender bien el sentido; tal vez quiera decir que prefirieron elegir a un
hijo de la tierra, a alguien del lugar.
118
Nada aclara el texto sobre tal profecía.
119
Panonia era una antigua provincia del Imperio Romano. En ella estaban las ciudades de Aquincum, la
actual Budapest, y Vindobona, la actual Viena.
120
Es decir, el viernes 23 de abril.
121
Es decir, el 25 de abril.
ganada para Cristo no volviera a los antiguos ritos de vanidad e inicuos actos. En
verdad, admitía que en toda Bohemia no había en ese tiempo nadie digno del
episcopado. Inmediatamente el César Augusto Otón, que era prudentísimo en las cosas
humanas y divinas, accedió a esta petición y comenzó a pensar atentamente en qué
clérigo elegiría para tan dura tarea. Casualmente estaba en la curia real un capellán de
nombre Thegdago, adornado de acciones y costumbres probas, muy erudito en los
estudios liberales, de linaje de Sajonia, perfectamente imbuido de la lengua eslava.
Puesto que la suerte lo había presentado, todo el senado de la corte real y el propio
césar, lleno de alegría, lo eligieron y alabaron y lo enviaron al arzobispo de Maguncia,
para que rápidamente lo consagrara como obispo. El año 998 de la Encarnación del
Señor, las nonas de julio,122 fue consagrado Thegdagus, fue recibido con honra por el
clero y el pueblo de la iglesia de Praga y con gran alegría es entronizado junto al altar
de San Vito. El duque se alegró mucho, porque el buen pastor sonreía a su grey y su
grey se alegraba con su nuevo pastor.

XXXII. El excelentísimo príncipe Boleslao, después de la muerte de su padre,


rigió durante treinta y dos años este ducado. Fue muy celoso ejecutor de la justicia, de la
fe católica y de la religión cristiana; nadie mediante dinero obtuvo dignidad eclesiástica
ni dignidad mundana. Fue también, como lo prueban los hechos, vencedor muy
victorioso en los combates, pero también perdonó con gran clemencia a sus enemigos y
fue gran amante de la paz. Sus mayores riquezas eran los instrumentos de guerra y los
dulces estudios de las armas. Pues amaba más el rigor del hierro que el fulgor del oro. A
sus ojos no le desagradó ningún hombre útil ni le agradó ningún hombre inútil; fue
suave con los suyos y temible con los enemigos. Este gloriosísimo duque tuvo unida en
matrimonio a Ema, que era más noble que las demás en linaje pero, lo que es más digno
de alabanza, mucho más destacada por la nobleza de sus costumbres. De ella tuvo dos
hijos de óptima índole, Wenceslao y Boleslao; pero Wenceslao al comenzar su edad
mudó esta frágil vida por la eternidad. Boleslao en cambio, luego de la partida de su
padre, recibió el gobierno de la sede principal, como se dirá más abajo.

XXXIII. Pero, cuando se acercaba el día del antes mencionado Boleslao, en el


que ya iba a cambiar la vida por la muerte, llamó a su hijo equívoco y sobreviviente y,
en presencia de su esposa Ema y gran multitud de principales, interrumpiendo sus
palabras con sollozos, como pudo habló a su dulce hijo con estas palabras: “Si fuera
posible a una madre dar al hijo de su vientre, así como ubres de leche, los dones de la
sabiduría, no sería la naturaleza sino el hombre creado quien dominaría en la creación.
Con todo Dios concedió algunos dones suyos a los hombres: por ejemplo a Noé, a Isaac,
a Tobías y a Matatías; de tal modo que Dios bendijo a aquellos a quienes ellos
bendijeron; y a aquellos a quienes tales hombres ordenaron al curso de una vida buena,
Dios les concedió la perseverancia. Así también hoy, hijo mío, si no me asistiera la
clemencia del Espíritu, poco aprovecharía la jactancia de mis palabras. Te constituí –
dice Dios– duque; no te ensalces sino sé como uno de ellos; esto es, si sientes que eres
más elevado que los demás, sabe sin embargo que eres mortal y no mires la gloria de la
dignidad, por la cual eres ensalzado en el siglo. Más bien atiende a las obras que
llevarás contiguo a los infiernos.123 Escribe estos preceptos en tu corazón y no descuides
estos mandatos de tu padre. Visita frecuentemente los umbrales de la Iglesia, adora a
Dios, honra a sus sacerdotes, no seas sabio solo contigo mismo; consulta más bien a
muchos, si son sabios para esto mismo. Trata de agradar a muchos, pero fíjate bien en
122
Es decir, el 7 de julio.
123
Aquí ad inferos no debe ser entendido como el infierno cristiano sino como ‘los infiernos’, el más allá.
cómo son. Trata todo con tus amigos, pero antes reflexiona acerca de ellos. Juzga
justamente, pero no sin misericordia. No desprecies a la viuda ni al peregrino, ni al que
está a tu puerta.

Ama el dinero, pero parcamente; ama su forma.124

En efecto la cosa pública, aunque sea muy acrecentada, por la forma falsa de la
moneda pronto se transformará en nada. Hijo mío, Carlos, rey sapientísimo y muy
poderoso en un mano, no equiparable con nosotros, hombres muy humildes, obligó con
terrible juramento a su hijo Pipino, cuando iba a elevarlo al solio imperial; 125 a saber,
que no se produjera en su reino falsa o engañosa estimación de pesos y monedas. En
efecto ninguna matanza, ninguna peste ni mortandad, ni siquiera si los enemigos
devastaron toda esa tierra con incendios y rapiñas, nada dañaría más que el permanente
cambio y el empeoramiento fraudulento del dinero. ¿Qué peste o qué Erinia infernal
despoja de modo más inclemente a los cristianos, los arruina y debilita, que el fraude de
su señor respecto del dinero? Después de esto, al envejecer la justicia y crecer la
iniquidad, no surgirán jefes sino ladrones, no rectores del pueblo de Dios sino perversos
recaudadores, hombres avarísimos sin misericordia, sin temor de Dios quien ve todas
las cosas, hombres que cambiarán la moneda tres o cuatro veces al año y serán lazo del
diablo, para perdición del pueblo de Dios. En efecto con esas perversas artes y ante la
falta de leyes harán más estrechos los términos de este reino, que yo dilaté hasta los
montes que están más allá de Cracovia, llamados Tritri,126 por gracia de Dios y
obediencia del pueblo. Pues

Las riquezas de pueblo son alabanza y gloria del rey: la pobreza


que vive en servidumbre no es dura para ella, sino para el señor.

Iba a decir más cosas, pero en la hora extrema se puso rígida la faz del príncipe
y, más rápido que lo que se tarda en decirlo, durmió en el Señor y sobre él se hizo un
gran llanto. El día de su deceso es el séptimo antes de las idus de febrero,127 el año 999
de la Encarnación del Señor.

XXXIV. Ese mismo año Gaudencio, llamado también Radim, hermano de San
Adalberto, fue ordenado obispo con el título de la iglesia de Gnesen. Y este gloriosísimo
duque Boleslao II, a quien nunca se llorará lo suficiente, tiene su memoria en la
bendición, en cuanto amplió y extendió con el hierro los término de su ducado, según lo
atestigua la autoridad apostólica en el privilegio del mismo episcopado de Praga.
Después de su muerte su hijo Boleslao III, como antes se dijo, accedió al ducado; pero
no mantuvo los términos adquiridos con el mismo suceso ni con los auspicios paternos.
En efecto Mesco, dux polaco y hombre más engañoso que cualquier otro, se apoderó
con engaños de la ciudad de Cracovia, muertos a espada todos los bohemios que allí
encontró. El duque Boleslao tuvo de su noble esposa dos hijos, gloria de su madre
fecunda, los hermanos Odalrico y Iaromir.

Pero el joven Iaromir fue criado en la corte de su padre.

124
En verso en el original. Hemos hecho una traducción muy literal de dilige formam; el sentido parece
quedar claro en lo que sigue.
125
Se refiere a Carlos Martel y a Pipino el Breve, en la Francia del s. VIII.
126
Tatra, según Bretholz.
127
Es decir, el 7 de febrero.
En cambio Odalrico desde su juventud fue llevado a la curia del emperador
Enrique, para aprender las costumbres, el ingenio y la lengua teutónica. Después de
esto, pasado no mucho tiempo, uno y otro duque, Mesco y Boleslao, se reúnen en un
lugar establecido, se prometen fidelidad y confirman con juramente entre sí la paz. El
duque Mesco invita a Boleslao para que se digne ir a su convite. Él, como era hombre
colombino128 y sin hiel, dijo que quería hacer todo con el consejo de sus familiares.
¿Pero qué peste más nociva hay que unos familiares enemigos? Puesto que no pudo ir
contra sus dolosos consejos (mejor dicho, contra su destino), ¡ay!, la mente
premonitoria del duque llama a los más nobles y a quienes iba a dejar en el reino que le
parecían más fieles a él, y les habla con estas palabras: “Si acaso, que no se dé, las cosas
en Polonia me resultan contra mi fe y mi esperanza, encomiendo a vuestra fe a mi hijo
Iaromir, y os lo dejo como duque en mi lugar.” Dispuestos así los negocios del reino,
parte quien va a ser privado de la luz; entra en la ciudad de Cracovia con un presagio
siniestro, al convivio del duque Mesco. Pues en seguida, en medio de la comida, se
rompe la pax, la fe, el derecho de la hospitalidad. El duque Boleslao es capturado y
privado de sus ojos, matan a algunos de los suyos, degüellan a otros y envían a otros a
la cárcel. Mientras tanto unos domésticos del duque Boleslao y unos familiares
enemigos suyos, gente odiosa, generación malvada, los llamados Wrisovici, obraban un
mal abominable e inaudito en los siglos anteriores. El primero de ellos y como cabeza la
de toda iniquidad era Kohan, hombre muy criminal y el peor de todos los hombres
malos. Este y sus allegados, hombres inicuos, llegaron con Iaromir, hijo del duque, a un
lugar de cacería llamado Weliz.129 Después que por la fama supieron lo que le había
ocurrido al duque de Polonia, dijeron: “¿Quién es este hombrecillo, más vil que un
alga?130 ¿Quién debe ser llamado mayor y superior a nosotros? ¿Acaso no se encontrará
entre nosotros alguien mejor, que sea más digno de dominar?” ¡Ah, mente malvada y
ánimo malvado! Lo que se atreven a rumiar sobrios, lo hacen abiertamente una vez
ebrios. En efecto su iniquidad ardió y tomó cuernos131 con el vino; se apoderan de su
señor, lo atan cruelmente y desnudo y boca arriba lo perforan en brazos y pies con
clavos de madera. Danzan luego en un juego de danza, danzando132 en los caballos tras
el cuerpo de su señor. Al ver esto, uno de los consiervos, llamado Douora, corrió
velozmente a Praga y

anunció a los amigos del duque lo que se había hecho.

Y en ese mismo momento los condujo, sin demora, al torpe trofeo. Estos
operarios de la iniquidad,133 al verlos lanzarse en armas contra ellos, huyeron al punto,
como murciélagos, a los escondrijos de los bosques. Aquellos, cuando encontraron al
duque picado por las moscas, medio muerto (pues así como un enjambre de abejas, de
tal modo subía un escuadrón de moscas sobre el cuerpo desnudo), lo desataron, lo
pusieron en un vehículo y lo llevaron a la ciudad de Wissegrad. Al siervo Douora, digno
de toda alabanza y amigo del duque, por sus méritos le fue entregada una gracia. En
efecto con la voz del pregón se anuncia en todas las plazas de la ciudad que tanto el
propio Douora como su descendencia posterior para siempre y más allá estará entre los
nobles y los de libre nacimiento. Le dan demás la dignidad venatoria, que pertenece a la
128
En latín columba significa ‘paloma’; sin duda se alude a sentencia evangélica ‘sencillos como palomas’
(Mt 10, 16).
129
Monte en Bohemia.
130
Como anota Bretholz, Cosmas parafrasea a Horacio (Satiras 2, 5, 8).
131
Como anota Bretholz, Cosmas parafrasea a Ovidio (Tristes 4, 9, 27).
132
En el original también se repite tres veces la raíz de ‘danza.’
133
Como anota Bretholz, Cosmas se vale de la expresión bíblica (1 M 3, 6;Lc 13, 27).
corte de Stbecna,134 la cual desde entonces y hasta hoy poseen sus descendientes, a
través de las generaciones.

XXXV. Mientras estas cosas ocurren en Bohemia, el duque Mesco vino con un
fuerte ejército polaco, invadió la ciudad de Praga y por espacio de dos años (esto es, el
año 1000 y el año 1001 de la Encarnación del Señor) la tuvo en su poder. Pero la ciudad
de Wissegrad, fiel a su duque, permaneció impertérrita e inexpugnable. Pero en esos
mismos días el duque Mesco envía legados al Emperador, dándole y prometiéndole
infinito dinero, para que le envié encadenado para custodia al hijo del duque Boleslao,
llamado Odalrico. ¡Oh invictísima hambre de oro!135 ¿Dónde está el poderosísimo
derecho del Imperio Romano? El posesor del oro, agobiado por el peso del oro, obedece
a los mandatos de un duque y se transforma en torturador, en vendedor de cárceles, en
emperador corrompido por el oro. Y no es admirable que haya obedecido al duque,
cuando en nuestros tiempos Wacek,136 nacido bajo rústica muela de molino, trajo a
Bohemia al tercer Enrique,137 poderosísimo rey, con una cadena dorada (¡qué acción
indigna!), como a un perro moloso;138 y lo que manda un esclavo de esclavos, a esto
obedece el señor de señores; y el rey envía en custodia engrillado hasta las rodillas,
como a un hombre inicuo y mendaz, a Borivoy, duque defensor de lo justo y varón
veraz.

XXXVI. Pero el año 1002 de la Encarnación del Señor, mirando ya Cristo a los
bohemios y auxiliando San Wenceslao a los suyos (es incierto para nosotros si se evadió
ocultamente o fue liberado por orden del Emperador), ocurrió que el duque Odolrico, de
vuelta en su patria, entró a un castillo muy fortificado de nombre Drevic. Desde allí
envía a un soldado fiel y lo exhorta a entrar a la ciudad de Praga de noche y a
aterrorizar, con el clamor de la corneta, al desprevenido enemigo. Luego el fiel cliente
ejecuta los mandatos: subiendo de noche a un lugar elevado en medio de la ciudad,
llamado Zizi, resuena la trompeta y él repite a grandes voces: “Huyen, huyen los
polacos en torpe confusión; lanzaos armados, lanzaos con furor, bohemios.” A esta voz,
se apodera de ellos temor y pavor, porque así lo permitían admirablemente Dios y la
intercesión de San Wenceslao. Huyen todos: uno, olvidado de sí mismo y de sus armas;
otro salta desnudo sobre su caballo desnudo y huye; otro, como estaba dormido, incluso
sin bragas, apresura su fuga. Algunos al huir se precipitan desde el puente, pues el
puente había sido cortado, como asechanza para los enemigos; otros huyeron por una
calle abrupta, lo cual comúnmente se dice “por la cola de la ciudad”, y en la puerta
trasera fueron oprimidos muchísimos por lo angosto de la salida, y apenas el propio
duque Mesco escapó con unos pocos. Y ocurrió así lo que suele suceder cuando los
hombres huyen: por el temor los oídos se aterran, y el propio pavor acrecienta el miedo.
Así a ellos, aunque nadie los perseguía, les parecía que piedras y paredes clamaban
detrás de ellos y los perseguían en su fuga. Al día siguiente el duque Odalrico entra a la
ciudad de Praga y, por fraudulenta sugerencia de los mismos familiares que arriba
mencionamos, al tercer día priva de la luz a su hermano Iaromir. Odalrico no tenía
descendencia de su matrimonio legítimo, por infecundidad de su esposa; pero, de cierta
mujer de nombre Bozena, que fue hija de Krezina, tuvo un hijo muy hermoso que hizo
llamar Bracislao. Pues cierto día volvía de cazar y, al pasar por una aldea rústica, vio a
134
Según Bretholz, Zbecna, en Bohemia.
135
Sin duda Cosmas recuerda el célebre lugar virgiliano auri sacra fames (Eneida 3, 57).
136
Este personaje será aquí llamado Wacek o Wacko.
137
Según Bretholz: “Heinrich V, 1106-1125.”
138
Los molosos eran famosos en la antigüedad como perros de caza; su nombre proviene de Molosia, en
el Epiro (Grecia).
esta mujer que antes dijimos, mientras lavaba ropa en el pozo. La miró de pies a cabeza
y concibió en su pecho fuegos no pequeños de amor. En efecto era notable por su figura,
más blanca que la nieve, más suave que el cisne, más brillante que antiguo marfil, más
hermosa que zafiro. Inmediatamente el duque la llevó a su casa, pero no disolvió sus
antiguas nupcias, pues en aquel tiempo se podía tomar dos o tres esposas, como a uno le
parecía. Tampoco era delito para un hombre arrebatar la esposa de otro ni para una
esposa unirse al marido de otra. Y lo que hoy consideramos pudor, entonces se
consideraba deshonra, si un hombre se contentaba con una sola esposa o una esposa con
un solo cónyuge: vivían como brutos animales, con nupcias en común.

XXXVII. El mismo año

emigró desde este mundo el César Otón el Tercero,


para vivir en los cielos, donde viven todos los fieles.

Sucedió a este su hijo el emperador Enrique, quien, entre otras cosas grandes que
hizo en su vida por el nombre de Cristo, construyó un castillo en cierto monte, adquirido
al dueño del lugar, llamado Pabo, por precio no pequeño. Por eso tomó el nombre de
Babenberk, que es Monte de Pabo.139 Allí constituyó un episcopado, al cual acrecentó
tanto con facultades y dignidades pontificales, que en toda Franconia no tuvo el último,
sino un segundo lugar después del primer episcopado. Edificó también allí un templo de
admirable magnitud, en honor de Santa María Virgen y de San Jorge, mártir de Cristo,
al cual del mismo modo acrecentó en tal medida con dotes eclesiásticas, con adornos de
oro y plata y con los demás ornamentos reales, que me parece mejor callar acerca de
esto, antes de decir menos de lo que es en realidad.

Con todo, será útil referir una sola cosa entre muchas.

No lejos de dicha ciudad había un anacoreta, archimandrita140 de santas virtudes.


Hacia él a menudo iba el Emperador, fingiendo que quería ir de caza; buscaba la
ocasión para estar a solas con su cliente141 y se encomendaba a sus oraciones. Al saber el
César que este hombre quería ir a Jerusalén a orar, le envía un cáliz de oro del cuerpo y
la sangre del Señor; este, por su magnitud, de modo que pudiera ser levantado
fácilmente por cualquiera, tenía dos asas, una a cada lado, que comúnmente llamamos
orejas. El Emperador le mandó que lo bañara en triple inmersión en el Jordán, donde
Cristo fue bautizado por Juan, y le dio dinero suficiente para el camino. ¿Qué más? El
hombre de Dios va a Jerusalén y cumple lo mandado, sumergiendo tres veces el cáliz en
el agua del Jordán. Luego volvió a Constantinopla, pasando por Bulgaria. Había allí un
eremita que llevaba una vida santa. Hacia él fue aquel hombre de Jerusalén y, después
de dulces y santos coloquios, le suplicaba que orara a Dios por la salud del emperador
Enrique. Respondió él: “No hay necesidad de orar por la salud de aquel que ya partió de
este valle de lágrimas al descanso de los bienaventurados.” Pero aquel insta y ruega que
le diga de dónde sabía eso. Dijo él: “La noche pasada, mientras no estaba del todo en
vela ni dormía del todo, una profunda visión me llevó a un gran campo llano, muy
extenso y ameno; y vi allí horribles espíritus malignos, de cuyas bocas y narices manaba
llama de azufre; ellos tiraban de la barba al emperador Enrique y lo arrastraban, mal de
139
Bamberg.
140
La trad. es literal: sanctarum virtutum archimandrita. La Academia define: “En la iglesia griega,
dignidad eclesiástica del estado regular, inferior al obispo.” La segunda parte de la palabra guarda la
habitual imagen del obispo como pastor, pues significa ‘corral.’
141
En el sentido romano de la palabra; esto es, hombre protegido por un patronus.
su grado, como a juicio. En efecto unos de ellos le ponían horquillas de hierro en el
cuello y alegres gritaban: ‘Eres nuestro, eres nuestro.’ De lejos los seguían Santa María
y San Jorge, tristes y como queriéndolo arrebatar y peleando con ellos, hasta que fue
suspendida en medio del campo una balanza cuya capacidad era mayor de dos millas.
Del lado izquierdo la parte maligna ponía grandes e inmensos e innumerables pesos,
que son las malas obras. Por el contrario, vi que San Jorge ponía un gran monasterio con
todo un claustro; vi cruces de oro llenas de piedras preciosas, vi muchos grandes
recipientes con gemas y oro, vi candelabros y turíbulos de oro y palios innumerables, y
todo lo bueno que el rey había hecho en vida. Entonces Santa María tomó un gran cáliz
de oro de mano de San Jorge y, moviendo tres veces su cabeza, dijo: ‘Ciertamente no es
vuestro sino nuestro.’ Y con gran indignación arrojó el cáliz a la pared de la iglesia y se
rompió un asa del cáliz. Al oírse este ruido del golpe, inmediatamente se desvaneció esa
ígnea multitud. Y Santa María tomó de la mano derecha y San Jorge de la izquierda al
Emperador, y lo llevaron con ellos, como creo, a la morada celestial.” Pero el hombre
jerosolimitano, considerando las cosas que le fueron referidas, fue a su equipaje y
encontró rota un asa del cáliz, como le había predicho el eremita. Y hasta hoy es
conservado en Bamberg como testimonio de ese gran milagro, en el monasterio de San
Jorge.
Año 1003 de la Encarnación del Señor. Fueron muertos los Wrissovici.142

XXXVIII. El año 1004 de la Encarnación del Señor Benedicto fue martirizado


con sus compañeros. En tiempos del emperador Enrique, quien después de Otón III
rigió el Imperio Romano, en las partes de Polonia hubo cinco monjes y eremitas,
verdaderos israelitas,143 Benedicto, Mateo, Juan, Isaac, Cristino y Bernabé el sexto. En
la boca de ellos no fue hallado dolo, ni obra mala en sus manos. Iba yo a escribir
muchas cosas sobre la vida de ellos, pero preferí pocas, pues siempre se toma con más
gusto el alimento que se pone más parcamente. La conversación de ellos era digna de
alabanza, aceptable a Dios, admirable para los hombres y digna de imitación para
quienes querían seguirla. Pues para esto admiramos los méritos de los santos, para
volvernos también nosotros mismos, imitándolos, admirables. En verdad con toda razón
podemos comparar a estos cinco varones con los cinco pórticos de la Piscina
Probática144 o con las cinco vírgenes prudentes,145 las cuales abundaban en el aceite de la
misericordia; pues, siendo ellos mismos pobres, ayudaban como podían con obras de
misericordia a los pobres de Cristo, recibiéndoos en sus moradas. Tenían tal virtud de
abstinencia que uno comía dos veces en sábado; otro, una sola; pero ninguno comía
diariamente. Su alimento eran hierbas elaboradas con sus propias manos; rara vez
tuvieron pan; peces, nunca; legumbres o mijo nunca les fue lícito tomar sino en Pascua;
agua pura bebían, y con moderación; la carne era para ellos alimento abominable; el
rostro de mujer, execrable. Usaban vestidos hirsutos y ásperos, tejidos de cola y melena
de caballo. En sus lechos tenían piedras como sostén de sus cabezas; una estera muy
vieja y fina les servía para extender sus lechos.

No tenían reposo alguno; permanecían toda la noche


llorando tanto culpas y crímenes propios como los del pueblo.

142
Mencionados en 1, 34.
143
Como bien anota Bretholz, hay paráfrasis de Jn 1, 47: “He aquí verdaderamente un israelita, en quien
no hay engaño.”
144
Cf. Jn 5, 2.
145
Cf.Mt 25, 2.
Hacen sonar con continuos golpes sus lívidos pechos, hacen sudar sus cuerpos
cansados con innumerables genuflexiones, con manos extendidas y ojos elevados cada
uno ruega, en ansiosas súplicas, vivir en el cielo. Nunca hablaban uno con otro, a no ser
con algún huésped que venía, y a este con pocas palabras. Cumplían la verdadera ley, no
solo la oían; se crucificaban a sí mismo junto con los vicios y concupiscencias del
mundo y llevaban la cruz de Cristo en la mente y en el cuerpo; ofrecían a Dios un
sacrificio grato, no con el pecho ajeno sino con su propio cuerpo, pues a diario se
flagelaban uno a otro. En efecto tal era

la costumbre de aquellos: cada día al mismo tiempo,


luego de la primera hora, desnudaban la espalda hacia abajo
y, cayendo sobre sus rostros, el hermano decía al hermano:
“Si te abstienes, pecas; cuando me pegues, no ahorres golpes.”

El que tenía el flagelo respondía: “Sea

Como quieras.” Y rogaba a Cristo al flagelar a su hermano,

diciendo:

“Que por estas acciones el piadoso Cristo perdone tus crímenes.”


Y cayendo de nuevo ofrecía sus espaldas por su parte.
No decía: “Me dolió, hermano”, mientras flagelaba a otro hermano,
sino que cantaba “Apiádate de mí, Dios”146 o el “Benedicite.”
Y sufría poco, porque cada uno padecía de buen grado.

Dios, contemplando desde lo alto los padecimientos de estos hombres, su


inocencia de vida y su perseverancia en al fe y en las obras, quiso darles una
recompensa por sus santas labores y llevarlos por un camino admirable a la patria feliz.
El duque Mesco, al oír su buena fama y su santo género de vida, fue con unos pocos
acompañantes a encomendarse a estos hombres santos. Después de conocer su pobreza,
les dio gran abundancia de recursos; esto es, una bolsa llena de cien marcos. Luego de
recibir de ellos fraternidad y comunidad de oraciones, volvió alegre a su corte,
rogándoles y encomendándoles que guardaran memoria de él. Ellos no sabían qué hacer
con el dinero, pues nunca habían tenido algo semejante. Se quedan estupefactos y, como
ya por medio año no habían hablado entre sí, uno de ellos abrió la boca y dijo:

“Es un lazo de muerte el peso de la plata y el del oro,

y a aquellos que tienen abundancia en su ávida bolsa no se les abren con


facilidad los amenos lugares del Elisio,147 sino que el castigo infernal, lleno de horror,
los atormentará en el Etna. Sin duda esta es una tentación del enemigo del género
humano, para hacernos enemigos de Cristo. Pues quien es amigo del mundo, se
constituirá en enemigo de Dios. Pues contradicen a Dios quienes no custodian sus
mandatos. Pues Dios dijo: “Nadie puede servir a dos señores.” Y como exponiendo
añadió: “No podéis servir a Dios y al Dinero.”148 Ya seremos siervos del Dinero, quienes

146
Célebre comienzo del salmo 51 (50).
147
Las Campos Elisios eran, para la antigua mitología, sede de los bienaventurados.
148
Cf. Mt 6, 24.
hasta aquí estuvimos libres de avaricia. ¿Acaso quien lleve el oro no se llenará de pavor
ante el menor soplo del viento? ¿Acaso no

cantará el viajero sin bienes, en presencia del ladrón?

¿No vinieron muchas veces a nosotros ladrones y, al no encontrar ningún motivo


para matarnos, nos golpearon a veces, o recibieron otras veces nuestras bendiciones, y
se fueron? Ciertamente ya vuela la fama por el mundo y dice que nosotros amamos el
mundo y las cosas que son del mundo. Clama contra nosotros también este dinero que
nunca sabe callar. Y ya vendrá a nuestra puerta una ímproba caterva de ladrones, pues
todo el mundo sabe lo que hacen los señores. Más bien sea arrojado fuera lo antes
posible este fomento de muerte, alimento del mal y detrimento del alma, y sea devuelto
este dinero a aquel de quien proviene.” Y envían a uno de los hermanos, cuyo nombre
era Bernabé y siempre se ocupaba de las cuestiones externas, para referir al duque, de
parte de los hermanos, lo siguiente: “Aunque nosotros somos pecadores e indignos, sin
embargo tenemos en nuestras oraciones continua memoria de vosotros. Nunca tuvimos
dinero ni queremos tenerlo. En efecto nuestro Señor Jesucristo no nos exige dinero sino
el doble talento de las buenas obras. Si un monje tiene un óbolo, no vale un óbolo.
Recibe entonces tu dinero, pues a nosotros no nos es lícito poseer cosas ilícitas.” Al irse
él a la curia del duque, en seguida en la primera vigilia de la noche se hizo presente una
pandilla enemiga. Después de romper ellos las hojas de la puerta, los encontraron
cantando y entonando salmos al Señor. Ponen entonces espadas a sus cuellos y les
dicen:

“Si queréis vivir con buena paz, el dinero que tenéis


dádnoslo a nosotros, para salvar así vuestras vidas.
Pues sabemos de cierto que tenéis la riqueza del rey.”

Pero ellos juran poniendo por testigo a Dios y niegan constantemente tener el
dinero. Dicen: “El dinero que buscáis ya está en la corte del duque, porque no nos fue
necesario. Pero si no nos creéis, aquí tenéis nuestra casa. Buscad cuanto os agrade;
solamente no nos hagáis ningún mal.” Pero ellos, más rígidos que piedras: “No tenemos
necesidad –dicen– de palabras; dadnos el dinero del duque o sufriréis dura sentencia de
muerte.” E inmediatamente con crueldad los ataron y durante toda la noche los
afligieron con diversos castigos; finalmente los mataron a todos al mismo tiempo a
punta de espada. Y así el delirio de los impíos los llevó al reino de los cielos. Estos
cinco hermanos, Benedicto, Mateo, Isaac, Cristino y Juan padecieron el tercer día antes
de las idus de noviembre, el año de la Encarnación del Señor 1004.149

XXXIX. Año de la Encarnación del Señor 1005.


El año de la Encarnación del Señor 1006, la princesa Hemma, gema del sexo
femenino, arrebatada por la fiebre, fue separada de las ataduras de la carne. He visto o
recuerdo haber visto su epitafio escrito con estos versos:

Hemma, que fue como una gema, yace en vil ceniza.


Di, te ruego: “Señor, concede a esta alma el perdón.”

El año de la Encarnación del Señor 1007.

149
Es decir, el 11 de noviembre.
El año de la Encarnación del Señor 1017, el tercer día antes de las idus de
junio,150 murió Tegdago, tercer obispo de la iglesia de Praga. Fue este Tegdago idóneo
sucesor del santo obispo Adalberto, virginal en su cuerpo, áureo en sus costumbres,
purpúreo en sus actos; seguía los vestigios de su antecesor, reprendía los crímenes del
pueblo a él encomendado; si no soportó un martirio en el cuerpo, sí en el ánimo; y no
pereció a la manera de los hombres, sino que, después de haber seguido al Señor,
durmió en paz y descansó. A este lo sucedió el obispo Ekkardus, el año 1018.
El año de la Encarnación del Señor 1019.
El año de la Encarnación del Señor 1020.

XL. Mientras tanto Bracislao, hijo del duque, al pasar de la infancia a la


juventud iba de virtud en virtud. Tenía sobre todos los otros buen suceso en sus
acciones, gran talla de cuerpo, belleza de forma y abundancia de fuerzas y de sabiduría;
tenía fortaleza en la adversidad y atemperada mansedumbre en la prosperidad. En esta
misma época, en las partes teutónicas, hubo cierto conde muy poderoso llamado Otón el
Blanco, quien en su linaje paterno provenía de sangre real.151 Tenía una única hija, de
nombre Iuditha, en hermosura

Superior a todas las niñas que viven bajo Febo.

Su bondadoso padre y su óptima madre la entregaron al cenobio llamado


Zuinprod, lugar muy protegido por su situación y sus murallas, para que ella aprendiera
el Salterio. ¿Pero qué torre, por más alta que sea, o qué murallas fuertísimas pueden
resistir al amor y alejar a un amante?

El amor todo lo vence; el rey y el dux ceden ante el amor.152

Entonces Bracislao, el más hermoso de los jóvenes, héroe valerosísimo, al oír a


muchos que le referían cosas acerca de la gran hermosura de la muchacha, de su
honestidad de costumbres y de su noble origen, no tuvo ya más espíritu y empezó a
pensar consigo mismo si intentaría arrebatarla por la fuerza o si mediante dote
solicitaría nupcias. Pero prefirió obrar virilmente antes que humillar su cuello con
súplicas. En efecto sopesaba la innata soberbia de los teutones y que siempre con
hinchada arrogancia desprecian a los eslavos y su lengua. Pero siempre, cuanto más
difícil es el acceso al amor, tanto más el hijo de Venus 153 arroja al amante un fuego más
fuerte. La mente de un joven, cuando está encendido por el fuego de Venus, arde como
el Etna y sus fuegos. Y él se apostrofó a sí mismo: “O yo conseguiré esta boda ilustre o
me sumergiré en una burla perpetua. No puede ser que Iuditha no sea mía, ella que
viene de nobles ancestros, que es una virgen encomiable, muy digna de amor, más clara
que la luz del sol, más querida para mí que la vida. ¡Que viva para siempre y a Dios sea
dada perpetua alabanza!” Inmediatamente manda que preparen caballos aquellos de los
suyos que sabía más prontos por sus manos, más fieles a él y más probados y capaces de
soportar esfuerzos; finge él que irá en seguida hacia el Emperador y que ha de volver
más rápido. Los hombres cumplen lo mandado pero no saben qué trama su señor. Se
admiran ellos de ir tan velozmente y, haciendo un camino como de siete días, a modo de
hospicio entran al atrio del mencionado cenobio. El hijo del duque había mandado a
150
Es decir, el 11 de junio.
151
Este albus Otto era, según Bretholz, conde de la Marca de Bohemia; su hermana se llamaba Iuditha,
pero Cosmas se confunde diciendo que era su hija.
152
La primera parte de este verso, omnia vincit amor, es de Virgilio (Bucólicas 10, 69).
153
Cupido, dios del amor.
todos los suyos que no dijeran a nadie quién era él o de dónde venía, sino que lo trataran
como si fuera uno más entre ellos. ¡Cese ya el hombre de Ítaca de buscar con sagaz
ingenio al hijo de Tetis!154 ¡No se jacte el pastor troyano por haber raptado en Amiclas a
la hija de Tíndaro!155 El joven Bracislao superó a ambos en valor y en la grandeza del
osado hecho. En efecto, después que les fue dada licencia para pernoctar allí, así como
el lobo, mientras vaga por los corrales buscando por qué parte puede irrumpir para
arrebatar una hermosa oveja, así también el héroe Bracislao, con vista sagaz y ánimo
ilustre, examinando el claustro quiere entrar por la fuerza pero no se atreve: no tenía
consigo tanta abundancia de soldados. Por fortuna era un día de fiesta y la virgen
Iuditha, mil veces querida en sus deseos, junto con sus coetáneas salió del claustro, así
como las tiernas muchachas, en las vísperas, solían tocar las campanas en medio de la
iglesia. Al ver a la niña el muy audaz raptor, se olvidó de sí mismo por el gozo, así
como un lobo que sale de su escondite, arrebata una oveja y huye con su cola baja hacia
lejanos escondrijos: así también huía él después de raptar a la muchacha. Pero al llegar a
la puerta, la encontró atada con una cadena del grueso de una cuerda de molino, y halló
entonces cerrada la vía de salida. Inmediatamente tomó su aguda espada y la cortó como
paja, y todavía hoy se ve el corte, como testimonio de aquel fuertísimo golpe. Sus
demás compañeros no sabían nada y todavía permanecían en sus tiendas; fueron
capturados por sus rivales, que se precipitaron sobre ellos. A unos les sacaron los ojos y
les cortaron las narices; a otros les amputaron manos y pies. El duque, junto con unos
pocos y con la doncella arrebatada, apenas logró evadirse en la oscuridad de la noche.
Fue raptada la virgen Iuditha el año 1021 de la Encarnación del Señor. Y, para no dar a
los teutones una justa razón para calumniar a los bohemios por la injuria inferida,
inmediatamente el héroe Bracislao junto con su nueva desposada, una vez saludado su
padre el duque Odalrico, partió directamente a Moravia. En efecto antes su padre se
había reservado toda esa tierra en potestad, para todos los que se habían fugado de las
ciudades de Polonia: de ellos había ordenado que fueran capturados cientos; que cientos
encadenados en orden y vendidos a Hungría y aún más lejos. En verdad después de la
muerte del segundo Boleslao, igual que la ciudad de Praga, así también los polacos
habían obtenido toda Moravia.
El año de la Encarnación del Señor 1022, en Polonia se hizo una gran
persecución de cristianos.
El año de la Encarnación del Señor 1023, el día sexto antes de las idus de
156
agosto, Eccardo, cuarto obispo de la iglesia de Praga, partió de esta luz para vivir en
una vida perpetua. Este obispo se alzó contra los poderosos, pero con los humildes y
mansos fue piadoso y modesto; fue un predicador muy elocuente, gran dador de
limosnas, fiel dispensador de trigo157 para la familia del Señor. Él estableció que cada
uno a modo de diezmo, fuera poderoso, rico o pobre (solamente quien tuviera arada de
su feudo o alodio), pagara al obispo dos modios de cinco palmos y dos dedos, uno de
trigo y otro de avena. Pues antes, así como había sido establecido por el primer obispo
Diethmaro, como diezmo daban dos acervos de la siega; entendemos por acervo el que
tiene cincuenta manípulos. Después de su muerte obtuvo el obispado Izzo, quien fue
ordenado ese mismo año, el día cuarto antes de las calendas de enero, 158 por el arzobispo
de Maguncia.
154
Odiseo había hallado a Aquiles, quien se escondía, pues no quería ir a la guerra de Troya.
155
Paris raptó a Helena, hija de Tíndaro. Ella era esposa de Menelao, quien reinaba en Esparta; aquí se
dice Amiclas, ciudad de la región griega llamada Laconia, en lugar de la propia Esparta, que también
estaba allí.
156
Es decir, el 8 de agosto.
157
Cf. Lc 12, 42.
158
Es decir, el 29 de diciembre.
XLI. El año 1024 de la Encarnación del Señor, el día cuarto antes de las idus de
159
julio, murió el rey Enrique.
El año 1025 de la Encarnación del Señor, el día decimoquinto antes de las
calendas de julio,160 murió el rey Boleslao.
El año 1026 de la Encarnación del Señor. Este año el duque Bracislao en gran
matanza derrotó a los húngaros y devastó sus tierras hasta la ciudad de Strigonia. El
mismo año, el día tercero antes de las calendas de febrero,161 Izzo, quinto obispo de la
iglesia de Praga

se alejó de este mundo y disfruta del alegre premio.

Él fue noble por su linaje pero más noble por sus obras; hizo antes lo que él
mandaba hacer. Pues nadie conoció mejor su propia sede, que era para él como una
cárcel y morada de enfermos. Tampoco desconoció cuántos hombres fueron devueltos a
la vida

ni cuántas almas enviaba la muerte a las oscuras sombras.

Además solía a diario alimentar a cuarenta pobres, a quienes procuraba


abundantemente comida y bebida él mismo, bendiciéndolas y distribuyéndolas
alegremente. Grande era la hermosura de su cuerpo; el cabello de su cabeza era más
blanco que un cisne; de allí obtuvo el apelativo, de modo que era llamado blanco y
blando el obispo Izzo. Luego a él

Severo lo sucedió, obispo el cual fue sexto en el orden.

En tiempos de su juventud tenía gran agilidad, pues por su obediencia superaba a


todos los que estaban entonces en la curia del duque, dando a su señor un diligente y
grato, porque era fiel, servicio. En efecto fue el primero en los deberes de los clérigos,
pero no se ocupó menos de los laicos. Siempre acompañaba individualmente al duque
en las cacerías; siempre fue el primero en la matanza del jabalí de los bosques: cortaba
la cola, la limpiaba, la preparaba del modo como sabía que le gustaba al duque y,
cuando este venía, se la daba para comer. Por eso se afirma que el duque a menudo le
decía: “Severo, en verdad te digo que por este manjar tan dulce eres digno del
episcopado.” Por estos y otros servicios semejantes tuvo la gracia del duque y agradó a
todos.
El año 1031 de la Encarnación del Señor, en el natalicio de los santos apóstoles
Pedro y Pablo, Severo fue ordenado obispo por el arzobispo de Maguncia. Ese mismo
año nació Zpitigneu, hijo del duque Bracislao.
El año de la Encarnación del Señor 1032.
El año de la Encarnación del Señor 1037 murió el duque Boleslao, a quien
Mesco había privado de la luz.162

XLII. Ese mismo año, el día quinto antes de las idus de noviembre, 163 el duque
Odalrico
159
Es decir, el 12 de julio.
160
Es decir, el 17 de junio.
161
Es decir, el 20 de enero.
162
Cf. 1, 34.
163
Es decir, el 9 de noviembre.
Dejó los reinos terrenos, para dirigirse a los celestiales.

Entonces Iaromir, de quien habíamos hablado más arriba, privado de la luz, 164 a
quien el duque había destinado para que pasara su vida en la aldea de Lisza, oyó que su
hermano había partido de este mundo. Se levantó bien temprano y ordenó que lo
llevaran en carro a la ciudad de Praga. Al llegar allí, encontró que su hermano ya había
sido llevado al monasterio de San Jorge. Llegó a su funeral y junto al féretro, ante la
presencia de todos, conmovió sus corazones elogiándolo con esta lamentación: “¡Ay de
mí! ¿Qué podré decir, a no ser que diga “¡Ay de mí, hermano mío, dura es la condición
de la muerte amarga!”?

Aquí yaces muerto; ni tú ni yo nos alegramos ahora


con las fugitivas cumbres de este reino terreno.

Anteayer eras un duque noble; hoy, un tronco inmóvil;165 mañana, alimento para
los gusanos; después, ligera ceniza y un nombre serás vano. Me privaste de la luz y no
me amaste como debía un hermano

Habrías preferido no haber hecho aquello que hiciste.


Ahora sé que querrías, si pudieras, devolverme la luz,

Cuando todos tus actos, bien o mal hechos, están desnudos y abiertos.

Pero ahora, hermano, de todo mi corazón te perdono,


para que Dios omnipotente se compadezca de ti
en su piedad y tu espíritu después en la paz descanse.”

Después, una vez completadas según el rito las exequias, tomó a su pariente
Bracislao y lo condujo a la sede principal. Y, como hacen siempre en la elección del
duque, por las balaustradas de lo alto del palacio lanzan diez mil monedas o más al
pueblo, para que el duque no sea oprimido por ellos en su solio, sino que se dediquen
más bien a juntar las monedas dispersas. Luego, puesto el duque en su solio, se hace
silencio y Iaromir, sosteniendo la diestra de su pariente, dijo al pueblo: “He aquí a
vuestro duque.” Pero ellos exclaman tres veces: “Krlessu”, que es ‘Kyrie, eleison.’166 Y
de nuevo dice Iaromir al pueblo: “Vengan del linaje de Muncia; vengan del linaje de
Tepca.” Y los llama a cada uno por su nombre, a quienes sabía eran más poderosos en
las armas, mejores en su fidelidad, más fuertes en la milicia y más destacados por sus
riquezas. Cuando percibió que estaban, les dijo: “Puesto que mis hados no me permiten
ser vuestro duque, tomemos a este como vuestro duque y alabémoslo, para que lo
obedezcáis, como conviene hacer con un duque, y prestadle la debida fidelidad, como
hay que hacer con el propio príncipe. Pero a ti, hijo, te exhorto y nuevamente te
exhortaré a venerar a estos como padres, a amar a estos como hermanos y a tenerlos en
todos tus asuntos como consejeros. A ellos debes confiarles el pueblo y las ciudades,
para que gobiernen; en efecto por ellos se mantiene, se mantuvo y se mantendrá para
siempre el reino de Bohemia. Pero a los Wrisovici,167 hijos malvados de padres inicuos,

164
Cf. 1, 36.
165
En el latín hay una suerte de rima interna: nudius tercius dux nobilis, hodie truncus inmobilis.
166
Esto es, en griego, ‘Señor, apiádate.’
167
Cf. 1, 34.
rivales domésticos de nuestro linaje, enemigos familiares, evítalos como a una rueda
llena de cieno y escapa de su trato, porque nunca fueron fieles a nosotros. Pues a mí,
inocente y su príncipe, primero me ataron y me hicieron objeto de diversas burlas;
luego, mediante su ingenio naturalmente malvado y fraudulentos consejos lograron que
mi hermano me privara a mí de estos ojos. Ten, hijo mío, siempre memoria de los
anuncios de San Adalberto, quien, por sus hechos crueles, con su santa boca los conjuró
para que cayeran sobre ellos tres muertes168 y los excomulgó de la iglesia. Dios asintió y
ya se produjeron dos, pero todavía los hados están solícitos por la tercera.” Pero ellos, al
oír esto, estaban heridos en sus corazones y castañeteaban como leones sus dientes
contra él. Y no muchos días después Kohan, de quien antes hablamos,169 envió a su
lictor. Mientras el ciego purgaba su vientre en el retrete, en la hora más oscura de la
noche, lo perfora con un puñal, desde la parte posterior hasta la parte más interior del
vientre. Y así ese justo varón, como un mártir de Dios, el duque Iaromir, murió el año de
la Encarnación del Señor 1038, el segundo día antes de las nonas de noviembre. 170 Aquí
acaban los hechos desde antiguo que contiene el libro primero. Pero, como dice el beato
Jerónimo,171 de un modo se narran las cosas vistas, de otro las oídas y de otro las
fingidas; las cosas que mejor sabemos, mejor las narramos. Por eso con el auxilio de
San Adalberto mi ánimo me lleva a decir las cosas que nosotros mismos vimos, o las
cosas que hemos oído verazmente de aquellos que las vieron y refirieron.
Acaba el libro primero de las Crónicas de los Bohemios.
LIBRO SEGUNDO

Comienzo del Prólogo a Clemente, abad de la iglesia Breunense

A Clemente, padre espiritual del cenobio Breunense,172 quien obtiene de sus


acciones su nombre y está constantemente dedicado a la contemplación, se dirige
Cosmas, no digno de ser llamado decano, y le desea la compañía del senado angélico.
Con frecuencia revolvía en mi ánimo qué cosa sobre todo podría dar a la caridad de un
hombre tan santo. Pues son despreciables para ti la abundancia de oro y plata y solo le
agradan las cosas espirituales. Por ello consideré que lo mejor era seguir tu voluntad. En
efecto lo entendí mediante un clérigo tuyo llamado Deocaro,173 el cual me reveló que
con gusto querrías leer las cosillas que antes había escrito a Gervasio. Animado por la
ocasión que se me presentaba y, más aún, obligado por la persuasión de un querido
amigo, me animo a ofrecer a tu paternidad no solo lo que deseaste, sino también el
segundo libro, por así llamarlo, de esa narración. Este –puede verse– va del tiempo del
duque Bracislao, hijo del duque Odalrico, hasta su hijo equívoco, el hijo del rey
Wratislao. En efecto aunque tú, padre venerable, no cesas de abrevar en las Sagradas
Escrituras y siempre bebes en las profundas fuentes de la filosofía, sin embargo en estas
tan menguadas aguas

no desdeñes mojar esos, tus sagrados labios.

Pues suele ocurrir que, después de los fuertes vinos y bebidas que causan sopor,
a veces al hombre le sobreviene una sed natural, y un trago de agua pura resulta más
suave que las bebidas dulces.
168
En el sentido de que ellos serían autores de tres muertes.
169
Cf. 1, 34.
170
Es decir, el 4 de noviembre.
171
Contra Rufin. II, 25 (XXIII, 470 Migne); referencia de Bretholz.
172
Brewnow, en Praga, según anota Bretholz.
173
En latín este nombre significa ‘caro a Dios.’
El soldado, que suele sudar en las armas de Marte,
se alegra de unirse a los coros de las vírgenes
o también le agrada, en el circo, jugar con los aros.

Así también tú, santísimo padre, deja esos volúmenes enormes y silogísticos y
lee estas obritas mías, pueriles en su sentido, rústicas en estilo; allí encontrarás cosas
dignas de alguna burla o risa, que por ello tal vez mandarás a la memoria, de modo que
puedas alguna vez enmendarlas con el mayor cuidado, gracias a la sabiduría que te
concedió Dios. Al encontrar en algunas partes versos casi métricos, debes saber que los
hice verdaderamente sin saber que hacía versos mientras los hacía.

EMPIEZA EL LIBRO SEGUNDO

I. El duque Bracislao, ya afirmado en la sede paterna, con obras que daban


beneplácito tanto a Dios como a los hombres, seguía los vestigios de sus padres. Los
superaba acercándose con una fortaleza de virtudes,174 así como el sol con su poder y
gigantesco esplendor oscurece y embota la luz de los astros. Como un nuevo Aquiles,
como un nuevo Tidida,175 Bracislao con sus nuevos triunfos atenuó y oscureció las
acciones fuertes y muy victoriosas de sus antepasados. Pues Dios le dio una gracia tal
que, aquellas virtudes que concede individualmente y en particular a los hombres, las
concedió de modo permanente a él, y de un modo general. En efecto tuvo tal
acumulación de virtudes que en fortaleza para la milicia superaba a Gedeón; en fuerzas
del cuerpo, a Sansón; en cierto especial don de sabiduría excedía a Salomón. Por ello
ocurrió que en todas las batallas era vencedor, como Josué; en oro y plata era más
opulento que los reyes de Arabia,176 y de todas partes abundaba en riquezas inacabables
y no dejaba de dar dones

semejante al agua, que nunca mengua en su caudal.

Su esposa Iuditha, nobilísima en su linaje, fecundísima en el germen de su prole,


engendró cinco jóvenes, insignes y eminentes en el cuerpo como los montes de
Ematia,177 singulares en sabiduría, a ninguno comparables en probidad, aceptables en
sus costumbres, piadosos para quienes delinquían, laudables en toda la honestidad de
sus virtudes. El primogénito tuvo por nombre Zpitigneu, el segundo en edad fue
Wratislao, el tercero en la línea fue Conrado, el cuarto en la génesis fue Iaromir y el
quinto y último, el hermosísimo Otón. Acerca de la vida y gloria de ellos, según fluya el
caudal de mis palabras, suficientemente se explicará en los respectivos lugares. Su padre
se admiraba de ellos, pues todavía estaban en los años pueriles y ya mostraban gran
empeño por las virtudes.

Contemplaba su ilustre gloria y el noble par de hermanos


y no menos se ocupaba de sus gozos su alegre madre,

por el provecho de sus hijos y el estado de la magnífica gloria de ellos.

174
Eos precellens contigua arce virtutum. Cosmas usa una imagen militar, con referencia a una suerte de
fortaleza de guerra.
175
Aquiles y Diomedes, hijo este de Tideo, son célebres griegos de la mítica guerra de Troya.
176
Bretholz da la referencia: ‘Se le dará del oro de Arabia” (Sal 71, 15).
177
Otro nombre de Macedonia, región de la antigua Grecia.
II. Ese tiempo Casimiro, muy noble duque polaco, quedó privado de la luz de
este mundo. Sus hijos Boleslao y Wladislao estaban en la infancia, unidos todavía a las
ubres, y su única esperanza de salvación estaba en la desdichada huida por diversos
lugares de Polonia. El duque, en el cuarto año de su ducado, advirtió esto y consideró
que sería óptimo no diferir la ocasión que se presentaba de atacar a sus enemigos; más
aún, de tomar venganza por aquellas injurias que en otro tiempo había inferido el duque
Mesco a los bohemios. Cuanto antes pudo, convocó a un consejo a los suyos e
inmediatamente después determinó invadirlos. Dictó un terrible decreto en toda
Bohemia: provincia por provincia envió como señal de su mandato un lazo trenzado de
corteza, para que cualquiera que fuera más tarde a los campamentos, una vez dada la
señal, supiera sin duda que con tal lazo sería suspendido en un patíbulo. En un
momento, como en un abrir y cerrar de ojos, todos quedaron congregados en uno y
hasta el último entraron en la tierra de Polonia, privada esta de su príncipe, y la
invadieron de modo hostil: así como una enorme tempestad se enfurece, se llena de ira y
abate todas las cosas, así también devastó él las ciudades con matanzas, raptos e
incendios e irrumpió violentamente en las fortificaciones. Entró a Cracovia, la
metrópolis, la devastó completamente y se quedó con sus despojos. Además revolvió los
antiguos tesoros, guardados en el erario por los antiguos jefes: oro y plata infinitos. De
igual modo encendió en fuego las demás ciudades y las arrasó totalmente. Y al llegar al
castillo de Gdec, los castellanos y al mismo tiempo los villanos que allí se habían
refugiado, no pudiendo resistir el ataque del duque, le salieron al encuentro con una
vara de oro –lo cual era signo de rendición– y le pidieron suplicantes que los llevara
pacíficamente a Bohemia, a ellos y a sus rebaños y cosas. El duque accedió a sus
peticiones. Después de llevarlos a Bohemia, les da una parte no pequeña del bosque
llamado Crinin. Les constituye también a uno de ellos como prefecto y juez y determina
que tanto ellos como su posteridad vivan para siempre bajo la ley que habían tenido en
Polonia, y hasta hoy se llaman Gedcane, con el nombre derivado de su ciudad.

III. Y no lejos de dicha ciudad llegaron a la metrópolis de Gnezden, sólida por la


naturaleza del lugar y por sus murallas, pero fácil de ser capturada por enemigos, pues
había escasos habitantes. En ese tiempo en la basílica de la Santa Madre de Dios, María
Perpetua Virgen, descansaba un tesoro, el cuerpo del beatísimo mártir Adalberto. Los
bohemios sin batallar se apodera de dicha ciudad y con gran alegría entran en el
santuario de dicha iglesia. Dejan de lado todo otro botín y piden que se les dé solo por
Cristo el precioso y sagrado cuerpo paciente. El prelado Severo, al ver su temeridad y
voluntad inclinada a cualquier cosa pía o impía, trató de disuadirlos de ilícitas osadías
con tales palabras: “Hermanos míos e hijos de la Iglesia de Dios, no es tan fácil como
vosotros pensáis el que algún mortal presuma, cosa tan temeraria, tocar el polvo sagrado
de un cuerpo, lleno de las virtudes de Dios. Temo en efecto que nos dañen el olvido o la
ceguera de nuestra mente o alguna debilidad de miembros, si temerariamente
tuviéramos la presunción de llevarlo. Por ello antes ayunad tres días, haced penitencia
de vuestros pecados, abominad de todas las abominaciones de las cuales él mismo
abominó en vosotros y prometed de todo corazón que nunca más las haréis. Tengo
confianza en la misericordia de Dios y de nuestro patrono San Adalberto de que no
seremos privados de la esperanza de nuestra petición, si persistimos en la devoción de
la fe y en frecuentes oraciones y súplicas.” Pero estas palabras del prelado les
parecieron delirios. Inmediatamente cerraron sus oídos y se lanzaron para arrebatar el
sagrado cuerpo. Como este había sido puesto detrás del altar, junto a la pared, y no
podía se quitado sin que se destruyera el altar, esa turba malvada con mente de fiera se
atrevió a esa acción profana, pero no faltó la venganza divina. En efecto en la propia
acción de su temeridad se quedaron detenidos, con los sentidos estupefactos, y no
tuvieron voz ni sentido ni vista por espacio de tres horas, hasta que de nuevo, por la
acción propicia de la gracia de Dios, reanudaron sus anteriores deberes. Y al momento,
aunque movidos tardíamente por la penitencia, cumplieron los mandatos del prelado y,
tanto como habían sido castigados por la voluntad divina, en la misma medida persistían
devotamente en las súplicas, ayunando tres días y pidiendo perdón.

IV. La tercera noche, cuando el obispo Severo descansaba después de la


comunión de maitines, se le apareció en visión el obispo San Adalberto: “Di al duque y
a sus acompañantes –decía– esto: el Padre de los cielos os dará lo que pedís, si no
volvéis a cometer los males a los que renunciasteis en la fuente del bautismo.” De
mañana, cuando el prelado dio a conocer esto al duque y a sus acompañantes,
inmediatamente entraron a la iglesia de Santa María y, postrados en tierra ante el
sepulcro de San Adalberto, derramaron durante mucho tiempo oraciones en común. El
duque se incorporó y, de pie en el ambón, rompió el silencio con estas palabras:
“¿Queréis enmendar vuestras prevaricaciones y arrepentiros de vuestras malas obras?”
Ellos lloran y exclaman: “Estamos preparados para enmendar cualquier cosa que contra
el santo de Dios nosotros o nuestros padres hayamos cometido y a cesar completamente
en las malas obras.” Entonces el duque extendió su mano sobre la sagrada tumba y
comenzó a hablar así al pueblo: “Extended, hermanos, al mismo tiempo vuestras
diestras al Señor y atended a mis palabras, vosotros a quienes quiero confirmar en el
sacramento de vuestra fe. Por ello sea mi primer y máximo decreto que vuestras
nupcias, que hasta hoy tuvisteis como lupanares y como comunes a los brutos animales,
desde ahora sean reconocidas y legítimas según los cánones, sean privadas, sean
indisolubles: de tal manera que vivan contentos un solo varón con una sola esposa y una
esposa con un solo varón. Pero si una esposa desprecia a su marido o un marido a su
esposa, y entre ellos la disputa llega a la separación, quien de ellos no quiera volver a la
antigua unión legítimamente celebrada, no quiero que el violador de esto, según el rito
de nuestra tierra, sea entregado a esclavitud; más bien, por servidumbre de nuestro
inmutable decreto sea llevado a Hungría; y que nadie pueda redimirse por un precio ni
volver a esta tierra, de modo que el contagio de una sola oveja se extienda por todo el
redil de Cristo.” Dijo el obispo Severo: “Quienquiera obre de otro modo, sea anatema.
Con la misma sentencia deben ser castigadas las vírgenes, las viudas y las adúlteras, que
se sepa que han perdido el buen nombre, corrompido el pudor y concebido a través de
una meretriz. En efecto, puesto que tienen libertad de casarse, ¿por qué cometen
adulterio o hacen aborto de su concepción, lo cual es el peor, el crimen de los
crímenes?” Entonces el duque añadió: “Si alguna mujer proclamara que no es amada
con igual reciprocidad, sino que es afligida y maltratada de modo inclemente por su
marido, sea dado entre ellos el juicio de Dios y quien sea hallado culpable, pague las
penas de su culpa. Lo mismo acerca de aquellos que son infamados por homicidios: el
archipresbítero escribirá al jefe de esa ciudad sus nombres y el jefe los reunirá. Si son
rebeldes, los pondrá en la cárcel, hasta que hagan condigna penitencia o, si lo niegan,
sean examinados con hierro ardiente o con el juramento por el agua, para que se sepa
sin son culpables. Pero a los fratricidas y parricidas, o a los asesinos de sacerdotes y a
los culpables de tales crímenes capitales, que el archipresbítero los asigne al jefe o al
duque, o con hierros en las manos y el vientre los arroje del reino, para que al modo de
Caín errantes y prófugos den vueltas por la tierra.” El obispo Severo dijo: “esta justa
deliberación del duque sea confirmada con el anatema. Pues para esto la espada, jefes,
pende de vuestro muslo, para que lavéis más a menudo vuestras diestras en la sangre del
pecador.” De nuevo dijo el duque: “Y la taberna, que es raíz de todos los males, de
donde salen los hurtos, los homicidios, los adulterios y los restantes males, quien la
establezca o quien, una vez establecida, la atienda...” “Sea anatema”, dijo el obispo
Severo. Y el duque: “Aquel tabernero que sea atrapado como violador de este decreto,
en medio del foro suspendido a un madero sea golpeado hasta que se canse el
pregonero, y sea despojado; pero que sus bienes no sean confiscados, sino más bien
echados a tierra, para que nadie se manche con un provecho execrable. Pero los que
beben, si son capturados, no salgan de la cárcel antes de que cada uno deje trescientas
monedas en el fisco del duque.” Dijo el obispo Severo: “Lo que juzga el duque, lo
confirma nuestra autoridad.” Y todavía el duque prosigue: Prohibimos absolutamente
que se hagan foros178 los días domingos, foros que en estas regiones acostumbraban
celebrar para poder dedicarse sus ocupaciones los demás días.179 Pero si alguien es
encontrado en alguna tarea servil, los domingos o cualquier día públicamente dedicado
a la Iglesia, el archipresbítero pondrá mano en su tarea y en lo que ella produzca y dará
un jumento y trescientas monedas en pago al fisco del duque. Del mismo modo, quienes
sepulten a sus muertos en los campos o en los bosques, los autores de estas cosas
pagarán al archidiácono un buey y trescientas monedas para el fisco del duque; al
muerto lo pondrán de nuevo en tierra en un cementerio común de fieles. Estas son las
cosas que odia Dios; estas son las cosas que ha odiado en nosotros San Adalberto, y por
ello abandonó nuestras ovejas y prefirió ir a enseñar a pueblos extranjeros. No hagamos
más esto: lo confirmamos con el juramento de nuestra fe y la vuestra.” Así dice el
duque. Y el prelado, después de invocar el nombre de la Santa Trinidad, tomó un
martillo y, mientras los demás clérigos cantaban siete salmos y otras oraciones
apropiadas a esta obra santa, empezó suavemente a destruir la parte superior del
sepulcro. Lo destruyó hasta lo profundo del tesoro sagrado y, después de abrir el
sarcófago, todos los que estaban en la iglesia quedaron llenos de una fragancia tan suave
que por tres días, como si hubieran sido alimentados con magníficos platos, se olvidaron
de tomar alimento; más aún, a esa misma hora fueron sanados muchísimos enfermos.
Entonces, al ver el duque, el obispo y algunos de los jefes, como vieron, al santo de
Dios con un rostro y hábito tan claro y un cuerpo tan intacto en todo, como si ese día
hubiera celebrado la sagrada solemnidad de la misa, los clérigos cantaban ‘A ti, Dios,
alabamos’; los laicos, ‘Señor, apiádate’.180 Y sus voces resonaban hasta el éter. Hechas
estas cosas, el duque, lleno de lágrimas de gozo en su rostro, así oraba: “Oh mártir de
Cristo, beato Adalberto, que siempre y en todas partes te has apiadado de nosotros,
míranos ahora con tu acostumbrada piedad, sé propicio a nosotros pecadores y no
desdeñes ser llevado por nosotros, por más que somos pecadores, a tu sede de la iglesia
de Praga.’ Y ocurrió una cosa admirable y sorprendente. Pues de aquel cuya tumba tres
días antes no podían tocar, de este inmediatamente el duque y el obispo levantan su
cuerpo del sarcófago, lo cubren de seda y lo ponen en la parte superior del altar, para
que su pueblo cumpla los votos que había hecho a Dios y a su santo. Y ese día fueron
puestos doscientos marcos arriba del altar.

Oh Dios omnipotente, que giras por siglos el mundo,


que siempre reinas, que gobiernas todas las cosas, nada
existe ni hubo ni existirá, buen Cristo, en el mundo

sin tu voluntad.
178
La palabra forum designaba en el latín clásico a la plaza pública, donde estaban los principales
edificios de la ciudad; aquí por contexto significa algo así como ‘mercado.’
179
Como anota Bretholz, en los demás días debían atender a los asuntos y trabajos que les demandaba su
señor.
180
Es decir, el célebre Te Deum, y el Kyrie eleison de la misa.
¿Quién de los mortales alguna vez podría creer esto,

que un santo ya coronado en el reino celeste permitiera que su cuerpo fuera


levado a un pueblo apóstata, cuyos crímenes había despreciado en vida y de cuya
compañía se había alejado? Pero si consideramos los mayores y más antiguos milagros
de Dios, cómo el pueblo israelita cruzó el mar a pie enjuto, 181 cómo fluyó agua de una
roca seca182 o cómo el creador del mundo apareció en el orbe, nacido de María Virgen,
no debemos admirarnos de ello sino más bien humillarnos ante Dios, quien hizo y puede
hacer lo que quiere, y atribuirlo todo a su gracia: bajo la inspiración de su gracia vino al
corazón del duque llevar, del mismo modo, el cuerpo del arzobispo de la misma ciudad,
de nombre Gaudencio, quien casualmente descansaba en la misma iglesia. Este, como
antes habíamos dicho,183 no solo por la carne sino también hermano de San Adalberto
por unión espiritual, compañero individual fue de él en todo trabajo y aflicción, y si no
soportó el martirio en su cuerpo, lo sufrió con los padecimientos de su muerte. Y no
pudo ocurrir que la espada no atravesara su alma, pues vio a su hermano cortado en
pedazos por las espadas de los paganos, y él mismo deseó morir de modo semejante.
Igualmente el duque y el obispo decidieron además llevar con suma diligencia, unidas al
santo cuerpo, las reliquias de los cinco hermanos, cuya vida y pasión antes
mencionamos,184 y que descansaban en la misma ciudad pero en otra iglesia. ¿Qué más
podemos decir?

V. Y llegaron con toda esta sagrada carga felizmente y con alegría a Bohemia, y
en la vigilia de San Bartolomé apóstol, cerca de la metrópolis de Praga, acamparon
cerca del río Rokitnican, donde al aclarar el día acudió en procesión el clero y todo el
pueblo. El amplio terreno apenas pudo contener la larga serie de la procesión. En ella el
propio duque y el obispo sostienen en hombros el dulce peso del mártir de Cristo
Adalberto; al mismo tiempo los abades detrás llevaban las reliquias de los cinco
hermanos; luego los archipresbíteros se alegran con la carga del arzobispo Gaudencio; a
estos siguen doce presbíteros elegidos, quienes apenas podían sostener un crucifijo de
oro (pues el duque Mesco tres veces lo había bañado en oro); en quinto lugar llevan tres
pesadas mesas de oro, que habían sido puestas alrededor del altar donde descansaba el
santo cuerpo. En efecto la mayor tenía cinco codos de longitud y diez palmas de ancho,
muy adornada de gemas preciosas y piedras cristalinas.

En cuyo borde había sido escrito este verso:


“trescientas libras de oro es lo que pesa esta obra.”

Por fin en más de cien carros llevan inmensas campanas y todos los tesoros de
Polonia, a los que acompaña innumerable multitud de nobles varones, atados con
grilletes y oprimidos con collares de hierro. Entre ellos –¡ay, malamente capturado– fue
conducido

un consorte en la clerecía, presbítero en su función.

181
Cf. Ex 15, 19.
182
Cf. Sal 77, 20.
183
Cf. 1, 34.
184
Cf. 1, 38.
¡Oh día aquel! Día honroso para Bohemia y encomendado a la memoria de los
siglos, que debe ser venerado con sagrados misterios, celebrado con dignos encomios,
ensalzado con muy devotas alabanzas, alegre para los ricos, deseado para los débiles,
alegre para los pobres; debe ser honrado con limosnas y cultivado por todos con
saludables estudios, y en él brillarán fiestas sobre fiestas. ¡Oh muy feliz metrópolis de
Praga! En otro tiempo fuiste ensalzada con tu sagrado duque; 185 ahora eres adornada con
el bienaventurado prelado. Tú recibes dobles gozos, concedidos por Dios; por estos dos
olivos de misericordia186

tu fama vuela más allá de los saurómatas y los sariges.187

Esta traslación del beatísimo mártir de Cristo Adalberto fue hecha el año 1039 de
la Encarnación del Señor, en las calendas de septiembre.188

VI. Pero no faltó un ímprobo delator a estas cosas prósperas concedidas por
Dios. Este delator llevó al Varón Apostólico las cosas que se habían hecho. Afirmó que
el duque de Bohemia y el obispo habían violado las sanciones divinas y las tradiciones
de los santos padres; si nuestro señor el Papa dejara pasar esto sin castigo, disminuiría
los derechos de la Sede Apostólica, que deben ser observados en todo el mundo.
Inmediatamente se celebra una sagrada reunión, se recitan los cánones, se examinan las
Sagradas Escrituras. El duque y el obispo, incluso ausentes, son acusados de
presunción. Algunos mandan que el duque vaya al exilio, privado por tres años de toda
dignidad; otros juzgan que el obispo, suspendido de todo deber pontifical, permanezca
el resto de su vida en un claustro de monjes; otros claman que ambos sean heridos con
la espada del anatema.

VII. Mientras tanto legados del duque y del obispo de los bohemios, de parte de
todo el pueblo y de ellos mismos, llegan a Roma llevando mandatos, más bien
adornados estos con dones que limados con palabras elocuentes. Se les dio facultad de
hablar y, en presencia del Varón Apostólico y del sagrado concilio, defendieron la causa
de su legación con estas palabras: “¡Oh santísimo rector de la fe católica y de la Sede
Apostólica! ¡Oh Padres, escritos en el libro de la vida! A vosotros fue dada por Dios el
poder tanto de juzgar como de apiadaros: apiadaos de quienes confiesan haber pecado,
perdonan a quienes hacen penitencia y piden perdón. Confesamos en efecto que hicimos
cosas ilícitas y contra lo mandado por los cánones, puesto que desde tan lejanas partes y
por el breve espacio de tiempo no pudimos tener vuestros mandatos acerca de tan santo
asunto. Pero, sea como sea lo que hicimos, sabed, padres conscriptos, 189 que no hemos
obrado con temeridad, sino que lo hicimos para gran beneficio de la religión cristiana y
con buena intención. Y si alguna vez la buena intención resulta en vicio, oh santísimos
padres, según vuestro juicio estamos preparados para enmendar nuestro delito.” Con
pocas palabras respondió el Varón Apostólico: “Si hay arrepentimiento, el error no
causa daño.” En seguida los embajadores son retirados del concilio y van a su
alojamiento, para volver al día siguiente, a dar razón en el juicio. Pero esa noche los
enviados del dux y del obispo dan vueltas y se dedican a corromper con dinero la mente
185
Wenceslao.
186
Cf. 1, 7.
187
Los saurómatas (o sármatas) era un pueblo antiguo que se extendía por una vasta región, que
comprendía entre otras la actual Polonia. No he encontrado el pueblo aquí llamado sariges; otra lectura
del texto es yáziges, nombre que designa a un antiguo pueblo del Danubio.
188
Es decir, el 1 de septiembre.
189
Apelación que se daba en la antigua Roma a los senadores.
de los cardenales: debilitan la justicia con el oro, compran con dinero la clemencia y
ablandan con sus dones la sentencia judicial. Pero al día siguiente, presentados
nuevamente los legados en el capitolio del sagrado concilio, el Señor Apostólico abrió
su sagrada boca, llena de autoridad y de palabras excelentes. Dijo: “Así como para los
pertinaces ante la impiedad de la culpa hay que ejercer un castigo, del mismo modo,
para quienes reconocen su falta y desean penitencia, concedemos nuestro fácil
asentimiento y, a pesar de haber recibido heridas de un enemigo, 190 administramos el
antídoto de la misericordia. Es un gran pecado arrebatar lo ajeno; y mayor aún no solo
despojar a los cristianos sino también cautivarlos y, una vez cautivos, venderlos como
brutos animales. Es muy abominable lo que se nos dijo, por verídicos informantes, que
vosotros habéis perpetrado en Polonia. Que no es lícito a nadie, sin nuestro permiso,
llevar un cuerpo sagrado de un lugar a otro, esto lo atestiguan los cánones y lo prohíben
los decretos de nuestros padres; y las palabras divinas mandan que los que se atrevan a
algo así sean heridos con la espada del anatema. Pero, puesto que vosotros por
ignorancia o por buena intención hicisteis esto, mandamos que por tan temeraria
presunción vuestro duque y vuestro obispo construyan un cenobio para todas las
necesidades y honores eclesiásticos, en un lugar apropiado y de suficiente amplitud, y
que pongan en él personas probadas y establezcan, según costumbre, los deberes de los
clérigos encargados del servicio; así al menos en presencia de Dios podrá ser borrada la
trasgresión de vuestra culpa.” Inmediatamente los embajadores, llenos de alegría, parten
y refieren al duque los mandatos del Varón Apostólico. El duque obedeció a esas cosas
como a mandatos divinos y bajo el honor de San Wenceslao mártir, en la ciudad de
Boleslao junto al río Alb, donde el santo antes felizmente había consumado el martirio,
edificó un bellísimo cenobio. El él, como también hoy se observa, sirve a Dios una
numerosa compañía de hermanos y se hallan una prepositura y una basílica muy
religiosas.

VIII. Año de la Encarnación del Señor 1040. La fama –ningún mal peor que ella
rige en el mundo, pues ella se acrecienta con las mentiras y mezcla lo mucho con lo
poco, lo falso con lo verdadero, volando crece– llevó a oídos del emperador Enrique II
que los bohemios habían llevado de Polonia cien veces más en oro y plata que cuanto
era verdadero. Entonces el emperador empezó a buscar ocasiones contra ellos, de qué
modo les quitaría el oro que le habían dicho. Mandando entonces, mediante unos
servidores,191 que le envíen hasta el último óbolo, dentro de un término fijado, de todo el
dinero que habían arrebatado de Polonia, amenaza guerra. A esto dicen los eslavos:
“Siempre estuvimos a salvo bajo el tenor de nuestra ley y hoy estamos bajo el imperio
del rey Carlos y de sus sucesores. Nuestro pueblo nunca fue rebelde y en todas las
guerras siempre permaneció y permanecerá fiel a ti, si solamente quieres ser justo con
nosotros. Tal ley instituyó Pipino, hijo del rey Carlomagno, que anualmente abonemos
ciento veinte bueyes escogidos y quinientos marcos –llamamos marco a doscientas
piezas de nuestra moneda– y esto lo atestigua la edad de nuestros padres a nuestra edad.
Este año entero lo hemos pagado sin discusión a ti y queremos pagarlo a tus sucesores.
Pero si quieres gravar esto con algún otro yugo, fuera de la ley acostumbrada, estamos
preparados a morir antes que a soportar una carga desacostumbrada.” A esto respondió
el emperador: “es costumbre de los reyes añadir siempre algo nuevo a la ley anterior;
por otra parte ninguna ley fue constituida en un solo tiempo, sino que a través de los
sucesores de los reyes creció la serie de las leyes. Pues quienes rigen las leyes no son

190
El dux de Bohemia no es precisamente un ‘enemigo’ (hostis); aquí el Pontífice simplemente parece
decir que se comportaron como si lo fueran.
191
El latín usa la palabra questionarius, que significa ‘verdugo.’
regidos por las leyes, pues la ley, según suelen decir, tiene nariz de cera y el rey, mano
larga y férrea, para poder dirigirla adonde le plazca. El rey Pipino hizo lo que quiso; a
vosotros, si no hacéis lo que quiero, os mostraré cuántos escudos pintados tengo y cuál
es mi fuerza en la guerra.”

IX. E inmediatamente envió cartas por todo el reino y logró reunir un fuerte
ejército. Por otro camino, yendo a través de Zribia, por donde hay una salida desde el
bosque hacia esta tierra, a través del castillo de Hlumec, mandó que los sajones entraran
en Bohemia. Su duque en ese tiempo era Occardo, a quien toda Sajonia obedecía en
todo como a un rey. Fue un hombre de gran consejo para ordenar los asuntos del reino,
dotado de singular habilidad y muy entregado a la milicia desde su niñez, pero nunca
obtuvo sucesos felices en la guerra. El propio César acamó en la otra parte del río
Rezna. Pero al día siguiente cruzó el castillo de Kamb y, al dirigir sus águilas al bosque
que separa Baviera y Bohemia, no bien supo que los bohemios obstruían los caminos en
el bosque, indignado se detuvo un poco, sacudió su cabeza, se llenó de nuevo de ira
digna de un césar y lanzó de su boca estas palabras: “Aunque construyan muros más
altos que los bosques, aunque levanten torres elevadas hasta las nubes, así como en
vano se arroja una red ante los ojos de las emplumadas aves, así tampoco valdrán contra
los teutónicos las barreras de los bohemios. O, aunque suban sobre las nubes o se
encierren entre los astros,

nada ayudará eso a este pueblo perdido y miserable.”


Así dice y manda que todos irrumpan en el bosque

Y él mismo, precediéndolos, sube a un alto monte situado en medio del bosque


y, sentado en un trípode, dejo a los principales de todo el reino, que estaban a su lado:

“En este valle se oculta la indolente cohorte de bohemios,

como un ratón de campo en sus escondrijos entre las cuevas.” Pero su opinión engañó al
César, pues la fortificación de ellos estaba más allá de otra montaña. Entonces el César
llamaba a cada uno por su nombre. Primero manda a los marqueses; luego envía a cada
uno de los nobles armados, ordenándoles ir a pie hasta la batalla, prometiéndoles la
victoria con estas palabras: “No tenéis necesidad de un laborioso combate; descended
solamente; sin duda ellos huirán de temor, pues no pueden sobrellevar vuestro ataque.
Id, id, mis halcones. Atrapad esas palomas y haced como feroces leones, o al modo de
lobos que, mientras irrumpen en el corral de las ovejas, no se preocupan del número y
no piensan en alimentarse, a no ser una vez muerto todo el rebaño.

X. En seguida corren según el mandato del rey las tropas cubiertas de corazas;
en primera fila combaten los principales, brillan claramente las líneas de batalla como
hielo refulgente y, así como el sol brilló en sus armas, resplandecen también por ellos
las hojas de los árboles y las alturas de los montes. Pero cuando descienden al valle, no
encuentran a nadie, porque de un lado y de otro era bosque espeso y los lugares eran
impenetrables. Así como suele ocurrir en cualquier combate, los subsiguientes empujan
a la lucha a los precedentes. Así entonces los ya fatigados principales son obligados
nuevamente a cruzar un segundo monte. Pero ya, por el calor y la sed, sus lenguas se les
pegaban al paladar, sus fuerzas desfallecían, sus diestras se cansaban, sus pechos débiles
carecían de aliente, pero no podían a pesar de eso aminorar el paso. Algunos lanzaban
sus corazas sobre sus escudos; otros estaban apoyados sobre los árboles, tratando en
vano de recuperar el aire; otros estaban tirados como troncos, hombres gordos y
desacostumbrados a la marcha y al combate a pie. Al acercarse ellos a la fortificación,
surge de todas partes un clamor y asciende, como una niebla, sobre el bosque el vapor
que despedían sus fatigados cuerpos. Al ver esto los bohemios, dudaron por un breve
tiempo; luego, como entendieron que a sus enemigos les faltaban las fuerzas, saltaron
audazmente de la fortificación. Les daba audacia Belona, hermana de la Fortuna. ¡Oh
diosa Fortuna! Nunca eres perpetuamente buena:

hundes a los señores en lo profundo de tu rueda inestable.


Las herraduras de hierro de los caballos que saltaban
desfigura los respetados rostros de los nobles varones.;

sus patas, a modo de cepillos, rompen esos vientres criados en delicias y esas espaldas
adornadas con talabartes color escarlata; abren sus entrañas e intestinos como si fueran
bandas, y también los ligamentos de sus piernas.

Me da vergüenza referir la repentina muerte de hombres


tan nobles: no es algo digno de ser puesto en mis escritos.

Nunca se produjo una matanza tan grande de nobles varones; ni en los campos
de Emacia ni en tiempos de Sila192 ni en ninguna peste que haya caído sobre los
mortales; ni murió nunca, por obra de espada enemiga, en un solo tiempo una cantidad
tan grande de nobles teutónicos. En tanto el César, sentado en lo alto del monte, se
engaña en el augurio de su muerte. En efecto no piensa que los suyos son vencidos por
el enemigo; pero, al ver llenos de sangre a los vencedores, subió de un salto al lomo de
su corcel, se arrima a sus crines y espolea el César su costado. Si no lo hubiera tenido
pronto, esa misma hora habría descendido al Orco el Emperador Romano.

XI. Mientras allí ocurren estas cosas, los sajones y su duque Occardo, del cual
antes hablé,193 entran a Bohemia y devastan una pequeña región, la que está cerca del río
Belina. Entretanto el duque, al escuchar esa fama siniestra, que los eslavos habían
obtenido una victoria sobre el César, detuvo su paso junto al puente Gnevin, junto al río
Belina, muy solícito acerca de si probaría su fortuna en la guerra o se volvería a su
patria, con tanta deshonra. Pero quiso experimentar primero el ánimo del duque y,
mediante unos mensajeros, trataba de persuadirlo con palabras amigables: “Tú, que
ahora te alegras por haber vencido luchando, si hubieras vencido suplicando, mucho
mejor vencedor habrías sido. Por ello no quieras levantarte vanamente sobre ti mismo,
porque es dura para ti dar coces contra el aguijón.194 Pues si no buscáis ahora la gracia
de quien recién entró en vuestra tierra con pocos, como teniendo moderación y piedad
de vosotros, en seguida sobrevendrá con una gran multitud de ejércitos, para los cuales
no bastarán vuestras fuentes y vuestra pequeña tierra apenas podrá contener. Entonces lo
último será mucho peor que lo anterior. Por ello de nuevo te exhorto y te aconsejo, para
que no pierdas lo que te parece que posees. No ceses de enviar, a través de amigos fieles
para ti, al rey dinero, el cual supera todas las cosas, aplaca a los airados y reconcilia a
los enemigos; él mismo intercederá por ti y te dará la gracia del César.” El duque
Bracislao, movido por la ira, despreció estas saludables exhortaciones y, apoyando la

192
Dos alusiones históricas. Emacia era una región de Grecia; aquí se alude a la batalla de Farsalia, donde
César derrotó a Pompeyo. Sila fue un sangriento dictador romano. Ambas cosas ocurrieron en el s. I a. C.
193
Cf. 2, 9.
194
Como anota Bretholz, hay aquí una alusión bíblica a Hch 9, 5.
mano en la empuñadura de su espada, dijo: “Decid a vuestro Occardo: Yo ya tengo
bastante consejo; no pienses que favoreces con tus exhortaciones. Que te oigan los
sajones, más duros que piedras, y si hay otros hombres sin consejo, quienes piensen que
sabes algo. Pero yo, si en estos tres días no sales sin violencia de mi provincia, con esta
espada cortaré tu cabeza y pondré tu rostro hacia atrás.

No me importa lo que se hace en la corte del César.

Mientras la espada penda del muslo de Bracislao, del costado del César no saldrá
leche sino sangre.” Al serle dicho esto al duque, aunque lo tomó muy mal, a disgusto sin
embargo, como un lobo que perdió su presa, baja su cola ante los perros que lo
persiguen y vuelve al bosque, así el duque Occardo con gran deshonra vuelve a Sajonia.
Por otra parte le contaron a Bracislao acerca del conde Prikos, quien estaba al frente de
la ciudad de Belin, a saber que, corrompido por el dinero de los sajones, no se había
plantado frente a las fortificaciones, sino que había puesto guarniciones donde los
bosques eran transitables para los enemigos. En efecto el duque lo había puesto al frente
de toda la cohorte de Moravia, y de las tres legiones que habían sido enviadas desde
Hungría en auxilio. Inmediatamente le sacó los ojos, le cortó las manos y pies y mandó
que lo precipitaran a lo profundo del río, el año 1041 de la Encarnación del Señor.

XII. El año de la Encarnación del Señor 1042 el emperador Enrique, siempre


magnífico triunfador, queriendo vengar la ruina de sus ínclitos nobles, entra por tres
caminos a tierra de los bohemios, la devasta casi toda de modo hostil y enciende en
fuego muchas ciudades que ellos habían abandonado por no poderlas defender. Y al
llegar a la ciudad de Praga fijó sus águilas en el montículo Sibénica. No encontré allí
nada digno de contar, a no ser que el obispo Severo

huyó de la ciudad oculto, de noche, al ejército del César.

Temía, como pienso, ser privado, como si fuera un rebelde a su señor, del honor
de su sede pontifical. Al ver esto el duque Bracislao

no sabía qué hacer y el dolor por todas partes turbaba su mente.

Se arrepiente de haber antes luchado contra el César, de haber despreciado las


advertencias del duque Occardo; prefiere luchar con súplicas y vencer con súplicas a
aquel a quien antes había vencido luchando, y con estas palabras intenta doblegar la ira
del César:

“Tú haces una guerra, César, que no tendrá triunfo.195

Nuestra tierra es tu alcoba; nosotros somos tuyos y deseamos ser tuyos. Pero
quien se enfurece contra sus súbditos, se ve que es más cruel que un cruel enemigo. Si
miras la fortaleza de tu ejército, no somos para ti ninguna inquietud. ¿Por qué muestras
tu poder como contra una hoja que el viento arrebata? Pues el viento no muestra su
poder, si nada se le opone. En cuanto a lo que deseas, ya eres vencedor;

ciñe ya con el laurel esas sienes tuyas vencedoras.

195
La palabra triunfo está tomada en el antiguo sentido romano de festejo por la victoria.
Le promete además mil quinientos marcos en dinero, lo cual era el tributo de los
tres años ya pasados.

Luego, así como un gran fuego se levanta en llamas,

si alguien derrama sobre él agua, poco a poco confunde su ímpetu y, al


prevalecer el agua, desfallece ese fuego; no de otro modo

el rey dinero hizo extinguir las iras del César.

Pues quien antes había entrado a esta tierra cruelmente, después de recibir
dinero, se vuelve tranquilo, declarada la paz.

XIII. El año de la Encarnación del Señor 1043 hubo en Bohemia tanta hambre,
que la tercera parte del pueblo murió de hambre.
El año de la Encarnación del Señor 1044.
El año de la Encarnación del Señor 1045 murió el monje Gunter, el día séptimo
antes de las idus de octubre.196
El año de la Encarnación del Señor 1046 fue dedicado un monasterio en la
ciudad de Boleslao, el día decimocuarto antes de las calendas de junio,197 por Severo, el
sexto obispo de la iglesia de Praga.
El año 1050 de la Encarnación del Señor.
El año 1051 de la Encarnación del Señor.
El año 1052 de la Encarnación del Señor murió Bozena, esposa del duque
Odalrico, madre de Bracislao.
El año 1053 de la Encarnación del Señor.
El año 1054 de la Encarnación del Señor la ciudad de Wratizlau y otras ciudades
fueron devueltas a los polacos por el duque Bracislao, con la condición de que tanto a él
como a sus sucesores pagaran anualmente quinientos marcos de plata y treinta de oro.
El año 1055 de la Encarnación del Señor

el duque Bracislao, célebre por lo alto de sus virtudes,


gema de los bohemios, célebre luz de sus padres,

como, con ayuda de Dios, había sometido a sí toda Polonia y, dos veces vencedor, ya
por tercera vez había propuesto invadir Panonia,198 avanzaba y esperaba la llegada de su
ejército. Pero en la ciudad de Hrudim es herido por grave enfermedad. Al percibir que
esta se hacía cada vez más grave y que se desvanecían las fuerzas de su cuerpo, convoca
a los principales que estaban con él en ese momento. Ellos estaban de pie ante él, quien
les decía tales palabras: “Puesto que ya me llaman los hados y la negra muerte vuela ya
delante de mis ojos, quiero mostraros y encomendar a vuestra fe a quien deba gobernar
la república después de mí. Vosotros sabéis que nuestra genealogía principal, en parte
por esterilidad y en parte porque otros murieron prematuramente, llegó solo a mí. Pero
ahora, como podéis ver, Dios me dio cinco hijos, y no me parece útil dividir entre ellos
todo el reino de Bohemia, porque todo reino dividido en sí mismo será desolado. 199
Desde el origen del mundo y desde el inicio del Imperio Romano hasta estos tiempos,

196
Es decir, el 9 de octubre.
197
Es decir, el 19 de mayo.
198
Esto es, la actual Hungría.
199
Cf. Lc 11, 17 (Bretholz).
hay ejemplos sólidos que atestiguan que es rara la concordia entre los hermanos.
Mirando a Caín y Abel, a Rómulo y Remo y a mis antepasados Boleslao y San
Wenceslao, si consideramos lo que hicieron dos hermanos, ¿qué han de hacer cinco?
Cuanto más grandes y fuertes los veo a ellos, tanto más auguro en mi mente presagios
peores. ¡Ay!, la mente de los padres siempre teme por el destino incierto de sus hijos.
Por ello hay que prever que, después de mis hados, no surja entre ellos ninguna
contienda para obtener el gobierno del reino. Por ello es rugo por el Señor, y pongo bajo
juramento a vuestra fe como testigo, que entre mis hijos y entre mis nietos siempre el
mayor en edad obtenga el sumo derecho y el solio en el principado; y que todos sus
hermanos, o bien aquellos que sean nacidos de la familia señorial, estén bajo su
dominación. Creedme: a no ser que un monarca rija este ducado, la espada estará en
vuestra garganta y se producirá un gran daño para el pueblo.” Así dijo y, entre las manos
de los circunstantes,

abandonó sus miembros mortales y su espíritu fue al éter,

el día cuarto antes de las idus de enero.200

Y en ese mismo momento sobrevino un inmenso llanto.

Cuánta fue la frugalidad de este duque Bracislao, cuánta su discreción en las


leyes divinas y en los juicios humanos, cuánta su largueza como dador de limosnas,
cuánta su generosidad como favorecedor de iglesias y de viudas: la elocuencia de
Tulio201 habría desfallecido antes de poder explicar cada uno de sus méritos.

XIV. Después de su muerte todos los habitantes, grandes o pequeños, del pueblo
de Bohemia, en consejo común y voluntad semejante, eligen como duque para ellos a su
hijo primogénito, de nombre Zpitigneu, cantando el kyrie eleison, dulce canto. Era un
hombre muy hermoso, de cabellera más negra que la oscura pez, de larga barba y rostro
alegre; sus mejillas eran más blancas que la nieve y un poco enrojecidas en el medio.
¿Qué más puedo decir?

Era un hombre bueno desde la cabeza hasta los talones.

El primer día en que fue entronizado, hizo algo grande y admirable, y lo hizo
como un memorial memorable202 para sí para todos los siglos; en efecto mandó echar de
la tierra de Bohemia a cuantos fueran hallados del pueblo teutónico, ya fuera rico o
pobre o peregrino. Más aún, no permitió que permaneciera su propia madre, de la cual
arriba hicimos mención,203 hija de Otón y de nombre Iuditha. Del mismo modo echó a la
abadesa de San Jorge, hija de Bruno, porque ella en otro tiempo lo había ofendido con
palabras amargas. Pues, mientras su padre el duque Bracislao reedificaba en círculo las
murallas de toda la ciudad de Praga y este héroe, a quien ya mencionamos, tenía
concedida por su padre la provincia de Satc, casualmente salió con los suyos a reponer
la muralla junto al claustro de San Jorge. Y como de ningún modo se podía poner bien
el muro, a no ser destruyendo el horno de la abadesa, que casualmente se levantaba allí,
una vez arrojada al medio la cuerda,204 todos dudaban en hacer esto. Vino entonces el
200
Es decir, el 10 de enero.
201
Se refiere al célebre orador romano del s. I a. C. Marco Tulio Cicerón.
202
La misma repetición en el original: memorabile fecit hoc sibi memoriale.
203
Cf. 1, 40.
204
Parece referirse a la cuerda que indicaría el trazado del muro.
hijo del duque y, como bromeando, mandó que lo tiraran de golpe al torrente de
Bruznica,205 diciendo: Hoy la señora abadesa no saboreará pasteles calientes.” Al
conocer esto la abadesa, salió airada del claustro y, llevando muy a mal sus dichos, le
respondió agresiva con estas irónicas palabras:

“Noble, insigne, hombre ínclito en las armas,


¡qué grandes torres ahora destruyó, y ciudades!
Obtiene ahora un gran triunfo sobre un horno:
ciña ya con oro y laurel sus sienes vencedoras.
Resuene el clero con campanas odas de vario
son, pues el duque tiró un horno e hizo maravillas.
¡Vergüenza de decir lo que no le avergonzó hacer!”
Se puso rígido su cuerpo y se pegó en su garganta
su voz206 e, indignado, con gemidos contuvo su ira.

El duque en lo profundo de su mente conservaba esto y, después de ser


entronizado, antes de entrar en la iglesia de San Jorge, manda decir esto a la abadesa:
“Ahora conviene que el clero entone odas y toque campanas, cuando la abadesa es
echada fuera de esta tierra. He aquí que un hombre fuerte e ínclito en armas, no con la
conquista de torres y ciudades sino arrojándote a ti, abadesa y señora de aquel horno,
obtiene un afamado triunfo y ciñe sus sienes con laurel.” Y, tal como había sido
mandado, la abadesa es puesta sobre un tiro de dos caballos y, más rápido que se tarda
en decirlo, es llevada velozmente y echada del confín de esta tierra.

XV. Hechas así estas cosas, el nuevo duque va a disponer el reino de Moravia, el
cual antes su padre había dividido entre sus hijos: había dado la mitad a Wratislao y la
otra a Conrado y Otón; Iaromir, entregado a los estudios, todavía estaba entre las filas
escolares. Pero el duque Zpitigneu había enviado cartas a los principales de esa tierra,
en las cuales convocaba de todas las ciudades nominalmente a trescientos varones, que
él mismo sabía eran los mejores y más nobles, para que fueran a su encuentro en la
ciudad de Hrudim, por la salvación de su propia cabeza. Los varones cumplen con lo
mandado y, más allá de la puerta de custodia, en los campos de Grutou, van al encuentro
del duque. Inmediatamente el duque se enojó porque no habían acudido al lugar
indicado, mandó apresarlos y los envió encadenados en custodia, dividiéndolos en
distintas ciudades de Bohemia; distribuyó los caballos y las armas entre los suyos y
mantuvo su marcha a Moravia. Al oír esto, su hermano Wratislao lo temió mucho y se
alejó de las partes de Panonia, después de dejar a su esposa en la ciudad de Olomuc. El
rey Andrés lo recibió muy bien y, todo el tiempo que estuvo con él, lo tuvo en gran
honor. Por tanto el duque Zpitigneu, después de ordenar a su beneplácito todas las cosas
en Moravia, recibió a sus hermanos para que estuvieran con él en la curia. A Conrado lo
puso al frente de los cazadores; a Otón lo puso como jefe de los molineros y los
cocineros; después de apresar a su cuñada, la envió a un castillo muy fortificado de
nombre Lescen. La envió para que la custodiara un conde de nombre Mztis. Él no
custodió a semejante señora como convenía, pues todas las noches ató su pie al de ella
con grilletes. Al oír esto, su marido sufrió mucho. Qué recompensa devolvió al conde
por tan temerario hecho, es lo que se verá más adelante.207

205
Arroyo en Praga (Bretholz).
206
Esta frase es de la Eneida (2, 774), como anota Bretholz.
207
Cf. 2, 19.
XVI. Pero después de pasado un mes, con la intervención del obispo Severo y de
los condes, le dio su cuñada para que la llevara, ordenando así que ella volviera a su
marido. Puesto que estaba vecina al parto, mientras se prepara para ir, daña su matriz y
exhala su espíritu en el espacio de tres días, la más hermosa de las mujeres, porque no
pudo exponer el peso inmaduro de su vientre. El rey Andrés, al ver a su huésped tan
triste por la muerte de su esposa,

consuela al triste joven con estas amigables palabras:

“Querido huésped, quiera Dios que estés a salvo.208 Por lo demás, depón en el
Señor tu cuidado y espera en Él, y Él hará que pronto esta tristeza se convierta en gozo.
Pues a menudo ocurre que el hombre obtiene mayor provecho de donde menos pensaba
obtener. Pero sobre la muerte de tu esposa, sé un hombre fuerte y no excedas la medida
en tu dolor, como si solo a ti te hubiera sucedido algo nuevo, pues todos los hombres
saben

que todo humano cuerpo vuelve hacia su nacimiento.”

Así dijo y condujo consigo a su triste huésped a la mesa, donde son reanimados
con abundantes platos y se vuelven alegres por el dulce vino. Casualmente este rey tenía
una única hija, de nombre Adleyta, que ya estaba en sazón para el trono marital, muy
hermosa

y que era la ansiada esperanza de muchos pretendientes.

El huésped, no bien la vio, la amó miserablemente; lo cual no rehusó el buen rey,


y después de unos días él la unió a sí en matrimonio. Al oír esto el duque Zpitigneu, con
sagaz ingenio tuvo la precaución de que su hermano no invadiera toda la Moravia junto
con los húngaros. Envía entonces mensajeros, hace venir de Hungría y le devuelve las
ciudades que antes su padre le había dado en Moravia. Era en efecto el duque Zpitigneu
un hombre prudente en las cosas, que sabía extender y aflojar el arco en tiempo
oportuno. Mencionamos ahora, entre otras virtudes, un empeño suyo digno de memoria
y ejemplo imitable para la posteridad. En efecto era costumbre suya esto: en tiempo de
cuaresma siempre, viviendo en claustros de monjes o de canónigos, se dedicaba a
limosnas, asistía a los oficios divinos, se entregaba a vigilias y oraciones; y lo hacía de
tal manera que antes del canto matinal recitaba una salmodia con las manos extendidas
o con genuflexiones. Después del completorio, a la manera de los monjes, guardaba
silencio hasta las primas. Y mientras estaba en ayunas, disponía los asuntos
eclesiásticos; pero luego del almuerzo trataba los juicios seculares. Pero la veste
episcopal y la túnica clerical, que vestía de arriba abajo y llevaba en toda la cuaresma, la
entregaba el día de la Cena del Señor209 a su capellán de cámara: con razón, pensaba
religiosamente que el hombre que en tiempo de penitencia había sido su copartícipe en
un día de gran festividad no debía quedar de lado.

XVII. El año de la Encarnación del Señor 1056.


El año de la Encarnación del Señor 1057.

208
Juego de palabras en el original: O mi care hospes, Deus faciat, us sis sospes.
209
Es decir, el Jueves Santo.
El año de la Encarnación del Señor 1058, el día cuarto antes de las nonas de
agosto,210 pereció Iuditha, esposa de Bracislao, duquesa de los bohemios. Su hijo
Zpitigneu la había echado del reino. Ella, como no podía vengar de otro modo su injuria
en su hijo, se había casado con Pedro, rey de los húngaros, para deshonra de su hijo y de
todos los bohemios. Ella luego fue trasladada a Praga por su hijo el duque Wratislao, y
sepultada en Praga junto a su esposo Bracislao, en la iglesia de los santos mártires Vito,
Wenceslao y Adalberto.
El año de la Encarnación del Señor 1059.
El año de la Encarnación del Señor 1060, al venir el duque Zpitigneu a Praga, a
la fiesta de San Wenceslao, vio que la iglesia de San Vito no era tan grande como para
contener al pueblo que acudía a la santa festividad. El propio San Wenceslao la había
construido redonda, a semejanza de la iglesia romana. En ella descansaba también el
cuerpo del mismo San Wenceslao. De igual modo había otra pequeña iglesia, contigua y
situada casi en el pórtico de la iglesia anterior. En medio de esta última, en un muy
estrecho lugar, estaba el mausoleo de San Adalberto. Zpitigneu pensó que lo mejor era
destruir ambos y construir una iglesia para uno y otro patrono. En seguida designa un
gran circuito como lugar para la iglesia, pone los cimientos –¡hierve la tarea!– y surge el
muro. Pero tan felices comienzos los interrumpe pronto la triste muerte, el año
subsiguiente. Ese año, en el tiempo en que las legiones van a la guerra, una vez
levantados los estandartes de la milicia, el duque marchaba como para hacer el camino
de un solo día. Le salió al encuentro una viuda, que llorando y gimiendo besaba sus
pies; corría tras él y decía a grandes voces: “Señor, véngame de mi adversario.” Él dijo:
“Lo haré, una vez que haya vuelto de mi expedición.” Pero ella le dijo: “¿Y qué ocurrirá
si no vuelves? ¿A quién encargarás para que me reivindique? ¿Por qué tu, que vas a
recibir de Dios una recompensa, dejas de obrar? Él inmediatamente, a petición de la
viuda, suspendió la expedición y en justo juicio la reivindicó de su adversario. Vosotros
diréis, príncipes modernos, que nada os importa esto a vosotros, quienes no atendéis a
tantos clamores de viudas y de pupilos, y los despreciáis con la hinchada gloria de
vuestra soberbia. Pero, como arriba dijimos, con tales entrañas de misericordia el duque
Zpitigneu consiguió para sí un nombre tal: fue llamado por todos padre de los clérigos,
defensor de las viudas. Pero, como vemos que, por oculto juicio de dios, los malos
quedan y los buenos son quitados de en medio, este varón de tanta probidad fue quitado
de la luz del día el quinto día antes de las calendas de febrero, 211 el año sexto de su
ducado, el año 1061 de la Encarnación del Señor.

XVIII. Después de su muerte, su hermano Wratislao es elevado al solio, con el


favor de todos los bohemios. Él en seguida dividió al medio el reino entre sus
hermanos; dio a Otón la región oriental, que él mismo había obtenido primero, la cual
era apta para cacería y abundante en peces; la occidental, que está hacia los teutones, la
entrega a Conrado, quien sabía la lengua teutónica. Esta región es más llana y
campestre, y fértil en frutos. Pero el joven Iaromir, después de oír la muerte de su
hermano Zpitigneu, a quien veneró en temor y amor no menos que a un padre, depuso
sus miedos de niño y regresó de sus estudios, pues esperaba que él tendría alguna
porción de herencia en el reino paterno. El duque Wratislao, su hermano, vio que él
apreciaba más la vida laica que la sagrada doctrina, y le reprochaba su pertinacia con
estas palabras: “Hermano, no quieras, mediante la apostasía, ser privado de la cabeza,
de la cual eres un miembro, y ser arrojado al infierno. Antes la divina gracia, por su
providencia, te eligió para el grado sacerdotal; por ello nuestro padre te entregó al
210
Es decir, el 2 de agosto.
211
Es decir, el 28 de enero.
ejercicio de las letras, para que fueras un idóneo sucesor del obispo Severo, nada más
hallándote con vida, con el favor de Dios.” Y pronto, al entrar el mes de marzo, el
primer día de sábado, cuando se celebran las sagradas órdenes, aunque él no quería, lo
obligó y le hizo la tonsura: en presencia del propio duque fue ordenado hasta el oficio
de diácono; leyó públicamente el Evangelio y ayudó al obispo, quien celebró misa
según costumbre. Luego de esto el nuevo diácono (mejor habría que llamarlo Juliano el
Apóstata,212 puesto que arrojó malamente el escudo de la milicia sagrada y despreció la
gracia que había recibido por imposición de manos) tomó el cíngulo militar y huyó con
sus secuaces al duque de Polonia; permaneció allí hasta la muerte del obispo Severo.

XIX. Ese tiempo el conde Mztis de la ciudad de Belin, hijo de Boris y hombre
de gran audacia, de mayor elocuencia y de no menor prudencia, a pesar de no haberse
olvidado de que el duque le producía aprensión, puesto que él había tenido en custodia a
su esposa, confiada por su señor tiempo atrás,213 entró sin embargo audazmente a
palacio para rogarle suplicante con estas palabras: “Por gracia de tu hermano, en honor
de San Pedro Apóstol edifiqué una iglesia, a cuya solemne dedicación te pedimos
suplicantes que te dignes venir y, al mismo tiempo, alegrarnos con tu llegada.” Él no se
olvidaba de la injuria recibida, que le había hecho antes en la persona de su esposa; sin
embargo, por ser él mismo reciente, disimuló en el corazón la ira que tenía y dijo: “Yo
iré y alegraré mi ciudad, y haré lo que las cosas y la justicia piden.” El conde no
entendió lo que habló el príncipe y, dando gracias al duque, se alejó contento y
preparaba lo necesario para un gran banquete. Llegaron el duque y el obispo y, una vez
dedicada la iglesia, la cual se encuentra en el suburbio, subió el duque al almuerzo. El
obispo y el conde con su corte, quien estaba delante de la iglesia, del mismo modo se
sientan ante las mesas dispuestas. En medio del almuerzo viene un mensajero y dice al
conde al oído: “Te fue quitada la prefectura sobre la ciudad y fue dada a Koyata, hijo de
Wsebor.” Este en ese entonces era el primero en el palacio del duque. A esto respondió
el conde: “El duque es también Señor: haga de su ciudad lo que le plazca. Pero lo que
hoy tiene mi iglesia, eso el duque no tiene potestad de quitar.” Si esa noche no hubiera
oído, con el consejo y ayuda del prelado, sin duda habría perdido sus ojos y su pie, que
antes había atado junto con el pie de la esposa del duque.

XX. El año 1062 de la Encarnación del Señor, el día sexto antes de las calendas
de febrero,214 murió la duquesa Adleyth, madre de Iuditha y de Ludmila, y también de
Bracislao el menor y de Wratislao, quien pereció en la primera flor de la juventud, el día
decimotercero antes de las calendas de diciembre.215 Pasado casi un año después de la
muerte de la duquesa Adleyth, el duque Wratislao tomó una esposa de nombre Zuatava,
hija de Casimiro, duque de los polacos, y hermana de Boleslao y Wladislao; de ella tuvo
cuatro hijos, hombres de buena índole: Boleslao, Borivoy, Wladislao y Zobeslao. Sobre
ellos se tratará más ampliamente en el lugar debido, si Dios lo permite.

XXI. El año 1063 de la Encarnación del Señor.


El año 1067 de la Encarnación del Señor, el día quinto antes de las idus de
diciembre,216 Severo, sexto obispo de la iglesia de Praga, parte de este mundo y goza del
alegre premio. Este había experimentado bastante una y otra fortuna, próspera y
adversa; en efecto una vez fue capturado por el duque Bracislao, encadenado y enviado
212
Emperador romano (361-363) que intentó restablecer el esplendor del culto pagano.
213
Cf. 2, 15.
214
Es decir, el 27 de enero.
215
Es decir, el 19 de noviembre.
216
Es decir, el 9 de diciembre.
a una cárcel, y soportó uno y otro martirio, oculta y abiertamente. Este, en casi todo el
tiempo de su episcopado, sin ninguna oposición ni contradicción rigió el episcopado de
Bohemia y Moravia como uno e indivisible, y lo habría seguido rigiendo. Pero, después
de la muerte de Zpitigneu, cedió ante los insistentes pedidos del duque Wratislao;
consintió en que Juan fuera promovido al episcopado de Moravia. Pero antes, ante el
testimonio de muchos, se pactó el siguiente feudo o alodio, o concambio: a saber, el
obispo de Praga puede elegir las doce ciudades más importantes en toda Bohemia, para
su episcopado; además, recibirá anualmente cien marcos de plata de la cámara del
duque; además, como antes también en el futuro, la corte que está en Moravia en
Sekircostel, con sus adyacencias, y también la ciudad de Sliunica, junto con su foro y su
castillo situado en medio de las aguas llamadas Zuartka (castillo llamado Podiuin, por
su fundador Podiua, que era judío pero después fue católico). Pero se dice que hubo en
Moravia antes del tiempo de Severo cierto obispo, como creo, de nombre Wracen.
Acerca de esta parroquia Iaromir tuvo un conflicto con el mencionado obispo Juan,
sucesor de Severo: esto se dirá en su lugar.

XXII. Entonces Conrado y Otón, al oír que el obispo de Praga había ido hacia
Cristo, envían para hacer venir a su hermano Iaromir desde Polonia y le quitan el
cinturón militar, y de nuevo recibe el hábito y la tonsura clerical. Mientras tanto el
duque Wratislao pensaba en su futuro: temía que su hermano, una vez hecho obispo,
conspirara con dichos hermanos en su contra. Empezó entonces silenciosamente a
pensar consigo mismo de qué modo podría privarlo del episcopado. Había en ese
tiempo en la curia del duque cierto capellán Lanczo, nacido en Sajonia de noble
prosapia, hombre muy afamado y letrado, distinguido con el gobierno de la iglesia de
Leitmeritz,217 quien en sus costumbres y vida no contradecía a los honores del
pontificado. Puesto que este hombre siempre había sido fiel al duque, por todos los
medios el duque trataba de que este fuera obispo de Praga. Mientras tanto Conrado y
Otón vienen de Moravia llevando con ellos a su hermano Iaromir y piden a favor de él
al duque, para que se acuerde de la hermandad, de la institución paterna, de los
juramentos con los que su padre había ligado la fe de los condes, de modo que después
de la muerte del obispo Severo eligieran a Iaromir como su obispo. Pero él, como era un
hombre ingenioso en simular y disimular las causas de las cosas, así como la zorra, que
no huye para el lugar para donde movió la cola, así también el duque, mientras retenía
oculta una cosa en su pecho, con la boca dice otra a sus hermanos: “No es para un solo
hombre –dijo– tratar este asunto, al cual atiende la razón común de todos. Pero, puesto
que ahora la mayor parte del pueblo y de los principales de la milicia se retiró a los
campamentos, pienso que esta causa en ninguna parte se tratará mejor que en la
fortaleza puesta para custodia de esta tierra. Allí están los mayores en edad de este
pueblo, allí los principales y los condes; allí estarán los mejores en el clero, en cuyo
arbitrio está la elección episcopal.” El duque hizo esto para estar rodeado en armas por
sus propios soldados, de modo de poder, protegido por su defensa, ir contra la voluntad
de sus hermanos y levantar a Lanczo como obispo. Pero la siniestra intención del duque
es frustrada, porque toda potestad viene de Dios, y no puede ser prelado quien no fue
predestinado o entronizado por Dios.

XXIII. ¿Qué más? Se llegó así a la puerta de la custodia, por la cual se va a


Polonia, y en el lugar llamado Dobenina el duque convoca al pueblo y a los próceres a
una asamblea. Estando sus hermanos a derecha e izquierda, los clérigos y condes
sentados en círculo y, después de ellos, de pie todos los soldados, llama a Lanczo y,
217
En Bohemia (Bretholz).
sentado este en medio, la alaba y encomienda a su pueblo, diciendo en alta voz: “A
diario he contemplado tu egregia fe, y esto me exige y me obliga a hacer lo que he de
hacer hoy, para que por esto la posteridad sepa cuánto se debe ser fiel a sus señores.
Recibe el anillo y el báculo y sé esposo de la iglesia de Praga y pastor de las santas
ovejas.” Se produce un murmullo en el pueblo, pero no resuena ninguna voz de
congratulación como siempre ocurre en tiempo de elección episcopal. Entonces Koyata,
hijo de Wsebor y conde palatino, sufrió esto muy impacientemente, pues era veraz en su
conversación y simple en su palabra. De pie a la derecha de Otón, hermano del duque,
fuertemente golpea su costado diciendo: “Qué estás haciendo? ¿Acaso como ‘el asno de
la lira’218? ¿Por qué no ayudas a tu hermano? ¿No ves que tu hermano, hijo de un duque,
es repudiado y que es elevado al solio un extranjero y advenedizo, que vino a esta tierra
sin nada puesto encima? Además, si el duque viola el juramento hecho a su padre, ¡lejos
de nosotros que los manes de nuestros padres den, delante de Dios, razón por este
juramento o laven este suplicio! Pues sabemos, y esto intentamos con todas nuestras
fuerzas, que vuestro padre Bracislao nos obligó, bajo la fe de su juramento, para que
después de la muerte del obispo Severo vuestro hermano Iaromir fuese prelado. Pero si
tu hermano te desagrada, ¿por qué nuestro clero es despreciado, aunque no es pequeño y
está tan dotado de ciencia como este teutónico? ¡Ojalá tuvieras tantos episcopados como
capellanes ves nacidos en esta tierra y dignos del episcopado! ¿Piensas acaso que un
extraño nos amará más y deseará lo mejor para esta tierra más que uno de aquí? Sin
duda está en la naturaleza humana el que cada uno, cualquiera sea su tierra, ame más su
pueblo que el ajeno; más aún: si pudiera, llevaría los ríos ajenos a su propia patria.
Preferimos, sí, preferimos cola de perro o mierda de asno219 antes que Lanczo sea puesto
sobre la sagrada cátedra. Tu hermano Zpitigneu, de feliz memoria, algo sabía: en un
solo día echó de esta tierra a todos los teutónicos. Vive aún el emperador romano
Enrique; y viva todavía. Tú te conviertes en él, pues usurpas su poder al dar el báculo y
el anillo episcopal a un perro famélico. En verdad tú y tu obispo no quedarán impunes,
mientras viva Koyata, hijo de Wsebor.”

XXIV. Entonces Zmil, hijo de Bozen y que fue prefecto en la ciudad de Satc, y
al mismo tiempo Koyata tomaron por las diestras a Conrado, Otón y Iaromir y dijeron:
“Veamos si la astucia de uno solo y su fingida equidad prevalecen o si la justicia y la
equidad admirable de tres hermanos, a los que mueve una misma edad, una sola
voluntad, el mismo poder y mayor abundancia de soldados, es la que triunfa.” En todo
el campamento se produce no pequeña conmoción del pueblo; cada uno grita: “Armas,
armas.” Todos odian esa inconsulta elección episcopal. Y por eso la mayor parte del
ejército se pasó a aquellos tres señores, y acamparon cerca y debajo de la fortaleza de
Opocen. Y, puesto que ya la otra parte de los soldados había avanzado hacia el bosque,
al ver el duque que estaba casi abandonado y que no estaría seguro del ataque de sus
hermanos, huyó lo más rápido que pudo: temía que ellos tomaran antes Praga o la
ciudad de Wissegrad. Pero desde el camino envía un mensaje a sus hermanos que decía:
“No por la ampulosa lengua de Koyata, hijo de Wsebor, ni por la de Zmil, hijo de
Bozen, que tiene en la boca miel y en el corazón hiel, hice lo que hice. A ellos, si vivo...
pero me contendré. Más bien en recuerdo de la tradición paterna y de sus juramentos
haré lo que la justicia y el amor fraterno piden. Seguidme solamente a la ciudad de
Praga.” Ellos llegaron y fijaron campamento junto a la ciudad de Goztivar, y envían un
mensaje al duque, para saber si quería comprobar con hechos sus palabras. Él los recibe

218
El original está en griego; como señala Brethloz, es un dicho que cita Boecio (La consolación de la
Filosofía 1, 4).
219
La crudeza de la expresión está en el original.
pacíficamente y elige a su hermano Iaromir como obispo; después de ser dados
recíprocamente juramentos, despide en paz a sus hermanos Conrado y Otón a Moravia.
Pero Zmil y Koyota, aunque en medio de los príncipes arengaron con palabras
verdaderas y justas, si no se hubieran evadido en fuga por la noche, sin ninguna
audiencia el duque los habría castigado como enemigos de la república. Esta elección
fue hecha el año 1068 de la Encarnación del Señor, cuando el sol entraba en la vigésima
quinta parte de los Gemelos.

XXV. Y sin demora el duque Wratislao envía a los condes Severo, Alexio y al
teutónico Marquardo junto con su hermano Iaromir, ya elegido, al emperador Enrique
II. Llegaron ellos en la vigilia de San Juan Bautista220 y fueron ante la presencia del
César en la ciudad de Maguncia. Este trataba junto con los obispos y principales los
negocios del Imperio. Ofrecen ellos a su elegido y le ruegan, de parte del duque y de
todo el pueblo, que con su autoridad se digne confirmar esa elección. El César accedió a
sus peticiones al tercer día; esto es, el sexto día antes de las calendas de julio,221 la
segunda feria,222 le dio el anillo y la vara pastoral, y el siguiente día domingo, sexto
antes de las nonas de julio,223 fue ordenado obispo por el prelado de Maguncia, con el
nombre nuevo de Gebehardo. Ese mismo día cruzaban el Rin y, como después del
almuerzo uno de sus soldados, llamado Willehalmo, estaba sentado a la orilla con los
pies en la corriente, se acercó ocultamente por atrás el nuevo obispo y, sin saber que allí
había agua profunda, lo lanzó a las olas del Rin diciendo: “De nuevo te bautizo,
Willehalmo.” Él estuvo bastante tiempo sumergido, pero al fin emergió, torció su
cabeza, tomó agua y dijo: “Si así bautizas, estás loco, obispo.” Si no hubiera sabido
nadar bien, el prelado Gebehardo en un solo día habría recibido y perdido el
episcopado.

XXVI. Al llegar a Praga, el mismo día que según la costumbre se sentó en la


cátedra episcopal, entrega a Marco, su capellán, la prepositura de la misma iglesia. Este,
según su linaje, era un hombre nacido de una ilustre prosapia de antepasados del pueblo
teutónico; excedía en sabiduría a todos los que entonces tenía la tierra de Bohemia. En
efecto fue él un buen escolástico en todas las artes liberales; pudo ser llamado y ser
preceptor de muchos maestros; en los divinos libros fue maravilloso intérprete; en la fe
católica y en la ley eclesiástica, doctor magnífico. Él con su prudencia enseñó y ordenó
toda la religión, la institución regular y el honor que hay en la iglesia. En efecto,
primero había los que no estaban sometidos a regla, canónicos solo de nombre, incultos,
indoctos, que servían en el coro con hábito laical y que vivían como acéfalos224 o como
bestiales centauros. Marco, hombre prudente, los instruyó con sus palabras y ejemplo;
de los muchos tomó los mejores, como tomando flores de un prado. Con ayuda del
poder divino ordenó veinticinco hermanos, dándoles hábito de religión e igual medida
de alimento y bebida, según la regla. Pero como, por negligencia de los servidores o, en
alguna ocasión, de los maestros, se interpuso alguna prebenda entre los hermanos, y los
hermanos por ello lo afligían con sus quejas, quiso agradarles en todo: reservó para sí la
cuarta parte del diezmo de ellos y las otras tres las dividió entre los hermanos. De este
modo cada hermano tenía al año treinta modios de trigo y otros tantos de avena;
además, sin interrupción, cuatro denarios a la semana para carne. Muchas cosas dignas
220
Es decir, el 23 de junio.
221
Es decir, el 26 de junio.
222
Es decir, día lunes.
223
Es decir, el 2 de julio.
224
“Los acéfalos, que tienen ojos en los pechos”, decía Heródoto (4, 191) acerca de este fabuloso pueblo
de la antigua Libia.
de relación podrían decirse de sus actos agradables a Dios, pero mejor es que calle
acerca de ellas, para no decir solo unas pocas de entre muchas. Este prepósito de feliz
memoria, después de treinta años en los cuales rigió la prepositura de esta iglesia,
recibía en el reino celestial la usura del talento a él encomendado, el día décimo octavo
antes de las calendas de diciembre.225 Migró desde estas tinieblas hasta los lugares
amenos de la luz perenne. Pero mientras trataos nuestros asuntos, por caminos torcidos
nos hemos alejado mucho del comienzo de nuestra obra. Volvamos ahora a lo que
prometimos y veamos cuál fue la causa de un conflicto tan grande entre dos hombres
angélicos. ¡Oh avaricia y ambición del siglo, peste execrable y enemiga del género
humano, que con tus artes atacas incluso a los sacerdotes de Dios!
Año de la Encarnación del Señor 1069

XXVII. El año de la Encarnación del Señor 1070, el día sexto antes de las idus
de junio,226 el prelado Gebehardo consagró su iglesia en la nueva corte, llamada
Sricinawez.
El año de la Encarnación del Señor 1071.
El año de la Encarnación del Señor 1072.
El año de la Encarnación del Señor 1073 el prelado Gebehardo, después que vio
que su labor resultaba en vano, pues ni con súplicas ni con dones ni por amigos podía
doblegar el ánimo de su hermano Wratislao, para que recibiera su concambio y
eliminara al obispo Juan, y de nuevo uniera uno y otro episcopado,227 hizo como
Prometeo y se decidió a usar la forma de otra arte. “Puesto que –dijo– por cuatro años o
más suplicando no puedo hacer lo que quiero, haré lo que sí puedo y, pongo a Dios por
testigo, o miré o careceré de uno y de otro episcopado.” Y sin demora se dispone a ir a
su corte, que está en Zekircostel, en Moravia. Torció su camino, ya dispuesto a dañarlo
abiertamente, como yendo a visitar a su enemigo; va entonces hacia el prelado Juan en
la ciudad de Olomuc. A él lo recibió Juan con las gratas retribuciones de la hospitalidad:
“¡Oh! Si hubiera sabido –dijo– tu llegada, te habría preparado una comida episcopal.”
Pero él, como una leona agitada por el hambre, ya desde antes con cruel brillo en sus
ojos, respondió: “Otro será el tiempo en que tomemos alimento; ahora se trata de otro
asunto. Es necesario que vayamos a hablar a un lugar secreto.” Entonces el prelado, sin
conocer lo que ocurriría, lo condujo a su dormitorio. No de otro modo habrías visto a un
manso cordero conducir al corral a un rabioso lobo, ofreciéndose a sí mismo para ser
matado. Iaromir vio delante del lecho una tortilla a medio comer, un poco de tomillo y
cebolla sobre una escudilla y también un trozo de pan tostado, cosas que habían sobrado
al prelado de la comida del día anterior. Entonces, como si hubiera encontrado una
culpa muy grande y digna de cruz, muy indignado le dijo: “¿Por qué vives tan
parcamente? ¿Para quién ahorras, miserable mendigo? Por Hércules, no corresponde a
un obispo el vivir parcamente.” ¿Qué ocurrió entonces? Se olvidó del orden sagrado, de
la fraternidad y de la humanidad. Así como un leopardo arrebata a un pequeño conejo o
un león a un corderillo, así también él, lleno de furia, a pesar de ser él un huésped
arrebató con ambas manos a su hermano obispo, lo levantó y lo lanzó como una gavilla
al piso. De repente quienes estaban preparados para este hecho, uno saltó sobre el
cuello, otro sobre los pies, y el tercero, mientras flagelaba al obispo, decía sonriendo:
“Aprende a padecer, niño de cien años,228 invasor de ovejas ajenas.” El humilde monje,
mientras es vapuleado, canta como solía hacerlo en el claustro: “Apiádate de mí, Señor.”

225
Es decir, el 14 de noviembre.
226
Es decir, el 8 de junio.
227
Cf. 2, 21.
228
Como anota Bretholz, hay aquí una referencia bíblica (Is 65, 20).
El malvado que esto contemplaba solo se reía y aplaudía; él, que nunca rió sino por
quien vio que dañaban. Y así como un fiero soldado que de noche irrumpe audaz en
campamento enemigo y, para no ser capturado por ellos, huye rápidamente; así también
el prelado Iaromir, después de haber deshonrado a su hermano y de haberlo endulzado
con la hiel de su maldad, dejó la ciudad y volvió a su corte, a la que desde antes tenía
decidido ir.

XXVIII. Esta fue la causa primera y el fomento e inicio de toda la discordia que
nació después, entre dos columnas de la Iglesia, con ocasión de esta calumnia. En efecto
el prelado Juan, después de recibir semejante injuria, envió en seguida un mensajero.
Solicitaba al duque Wratislao con esta queja: “Si miras con ánimo justo la injuria que
me hizo tan inhumanamente tu hermano Gebehardo, haz que todos sepan que ella no es
hacia mí, sino hacia ti. ¿Pues en qué delinquí o qué merecí yo, que nada hice sino lo que
te agradó a ti? Yo, aunque indigno, por tu gracia fui llamado obispo, pero he sido
azotado hasta que se cansó quien lo mandaba: preferiría no haber llegado nunca a la
dignidad pontifical. Por cierto, o envíame de regreso a mi abad, aunque tarde, o divide
conmigo esta injuria afrontándola y envía a mi o a mi mensajero a la sede apostólica.
Oídas estas cosas, el duque Wratislao se inflama con gran celo y no contiene sus
lágrimas ante esta grave situación. En seguida es enviada una legión de soldados a favor
del obispo Juan, para que este sin peligro de su vida pueda ir a hablar con el duque.
Temía en efecto el duque que su hermano Iaromir mediante acechanzas lo quitara de en
medio. Pero hubo en la capilla del obispo Juan un clérigo de nombre Hagno, varón
teutónico, doméstico de la filosofía y alumno de la tuliana elocuencia.229 El duque lo
llamó aparte y lo obligó con muchas promesas, mandándole referir al Varón Apostólico,
tanto en escritos como con palabras, muchas cosas sobre su hermano Gebehardo, sobre
la injuria hecha al obispo Juan y sobre el estado eclesiástico. Este comenzó su viaje y al
pasar por Ratisbona, en siniestro presagio, se hospedó en casa de cierto ciudadano de
nombre Komboldo, que fue soldado del obispo Gebehardo y tenía de él un beneficio
anual de treinta marcos de plata. Este después de la cena, entre las copas, como suele
hacerse entre huésped y huésped, le preguntaba quién era, de dónde venía y cuál era la
causa de su viaje. Astutamente investigó así y conoció que llevaba una legación contra
el prelado Gebehardo. No dejó pasar más tiempo sin dar a conocer esta delación contra
su señor y envió además, al día siguiente, unos ladronzuelos contra Hagno, para que con
alguna molestia impidieran la intención de su viaje. Ellos lo apresaron en el camino, lo
despojaron de sus bienes, le cortaron la nariz y con la espada en su garganta lo
amenazaron de que, si no volvía, lo matarían.

Este, temiendo por su propia vida, aun siendo esta


torpe, se volvió hacia su prelado, hacia Moravia.

XXIX. En seguida se hizo más grande la ya grande indignación del duque, y de


nuevo dispone una legación a Roma, pero con un designio más cauto y con mayor
cuidado para el viaje. En efecto existía en la capilla del duque cierto presbítero Pedro,
hijo de Podiwa, que tenía la prepositura de San Jorge y aventajaba a los otros en el
conocimiento de las letras; sabía además igualmente una y otra lengua, la teutónica y la
romana. El duque lo envió a él a Roma en compañía de un conde de nombre Preda, hijo
de Bys, no sin gran cantidad de dinero para que llevaran a oídos del Varón Apostólico
las primeras y últimas injurias hechas por su hermano al obispo Juan, en un resumen por
escrito. Para que ellos puedan viajar más seguramente, los envía a un conde palatino del
229
‘Tuliana’ se dice en relación con Marco Tulio Cicerón, el gran orador romano.
Emperador Romano, de nombre Rapotha; le rogaba con muchas súplicas, para que sus
legados fueran a Roma y volvieran bajo su guía. En efecto tanto poder tenía este conde
que hasta Roma, por lugares continuos, tenía villas y predios propios y, a través de
castillos tenía soldados. Él recibía de parte del duque ciento cincuenta marcos de plata
por año, como beneficio. Cuando bajo su cuidado llegaron los legados a Roma,
ofrecieron al Varón Apostólico las cartas, acompañadas con doscientos marcos. Estas
fueron leídas por el notario en presencia de todos y el Romano Pontífice les preguntó si
con sus palabras podían confirmar lo que decían los escritos. Los legados dicen que
sería muy inconveniente que con la boca dijeran algo distinto de lo que estaba escrito.
Entonces quien era en la sesión segundo después del Papa, consultando a todos los que
estaban en la asamblea, juzga que tal escándalo debía ser extirpado de la Iglesia, por
mandato apostólico. Luego se dirige a Bohemia Rodolfo, mandatario y consejero del
Papa Gregorio.230 Él, si así fuera necesario según lo narrado al Romano Pontífice, podía
actuar en su lugar para argüir a los desobedientes, increpar a los que no eran fieles y
herir con anatema a los negligentes. Si algo excedía la medida de la corrección, debía
diferir el asunto y apelar a una audiencia mayor en la sede apostólica.

XXX. Al llegar allí el enviado apostólico, encontró al duque Wratislao en la


ciudad de Praga, le ofreció la bendición apostólica y la filiación adoptiva del padre
universal, valiéndose de tanta autoridad y potestad como si el propio Sumo Pontífice
hubiera estado presente. Finalmente mandó que el duque convocara a un sínodo a todos
los principales de la tierra, al igual que a los abades, a los prepósitos de las iglesias y a
Juan, obispo de Moravia. El prelado Gebehardo, a pesar de haber sido llamado
nominalmente una y dos veces, rehusó ir y, por último, se dice que dio tal respuesta:
“Según los mandatos de los cánones, dejando a salvo la dignidad y justicia pontifical,
no voy hacia tu voluntad, a no ser con la presencia de mi maestro el metropolita de
Maguncia y la de los otros coepíscopos.” Sabía en efecto que allí iba a caer en un lazo,
en retribuciones y en un escándalo. El enviado romano, al verse despreciado e insultado,
movido por la ira lo suspende de todo oficio sacerdotal y lo priva de la dignidad
episcopal. Al oír esto, tanto los canónigos como los clérigos, todos en las capillas
rasgaron sus pañuelos, y desnudaron los altares como en la Parasceve.231 Una gran
arruga surcó la frente de la madre Iglesia, pues callaron los oficios sacerdotales y, a no
ser que se restituyera a su pastor el antiguo honor y grado, todo el clero prefería perder
para siempre sus grados. Al ver el cardenal que en el pueblo se hacía más tumulto,
obligado por la necesidad, le devuelve al obispo solo su oficio sacerdotal. Obliga
además con un bando a uno y a otro obispo a dar razón al Romano Pontífice, por las
causas indicadas, ese mismo año. Y sin demora parten ambos obispos a Roma y ofrecen
al Varón Apostólica sus cartas. Fueron ambas leídas y, sin ser admitida ni rehusada ni
discutida la causa de ambos, se los envía a sus hospicios, hasta que vuelvan a ser
llamados al sínodo general, el día establecido.

XXXI. Estos días había venido a Roma Matilda, poderosísima señora, quien,
luego de la muerte de su padre Bonifacio, había recibido las riendas del poder sobre
toda Lombardía y, al mismo tiempo, de Borgoña. Tenía potestad de elegir y de
entronizar, y también de eliminar, más de ciento veinte obispos. A la voluntad de esta
señora casi propia obedecía todo el orden senatorial; el propio Papa Gregorio disponía a
través de ella los asuntos divinos y humanos, puesto que era una consejera muy sabia y
una máxima favorecedora de la Iglesia Romana, en todas las adversidades o en las
230
Gregorio VII.
231
Es decir, el Viernes Santo.
necesidades. El prelado Gebehardo descendía, por sangre materna, de la genealogía de
ella y tenía por tanto con ella afinidad. Esto mismo le dijo él. Al reconocer la señor que
él era un consanguíneo, empezó a honrarlo mucho, a encomendarlo al Señor Apostólico
y a tratarlo como a un hermano, con el mayor honor que pudo. Y ciertamente el prelado
Gebehardo habría perdido su buen nombre y honor junto con su grado, si ella no
hubiera estado en Roma. Pues intervino y fatigó con muchas súplicas al Varón
Apostólico. Y se hizo la paz entre los citados obispos de esta manera: que vivieran
tranquilos en paz y contentos con sus propios episcopados; si no, que después de diez
años volvieran de nuevo a la sede apostólica para recibir juicio por esta causa. Así,
habiendo obrado el Papa Gregorio a través de Matilda, fue restituido el prelado
Gebehardo a su antiguo grado y honor, el año 1074 de la Encarnación del Señor, cuando
el sol entraba en la XV parte de Virgo. Más aún, gracias a Matilda el Señor Papa entrega
cartas a los legados de los bohemios, en las cuales manda y ordena al duque que reciba
con honor a su hermano y lo obedezca en todo, como padre y pastor, y que vivan con la
bendición de Dios en paz.

XXXII. Pero, puesto que hacemos mención de Matilda, para no llevar mucho
fastidio al lector narraré brevemente una sola cosa, la cual obró ella de modo viril. Esta
muchacha resultó siempre vencedora en muchas guerras después de la muerte de su
padre. Llevaba vida célibe y ella sola regía el reino muy grande de Lombardía. Les
pareció oportuno a los principales de la tierra, a los condes y a los obispos persuadirla
para que tomara marido, para que la excelsitud real no se extinguiera junto con la prole,
sin herederos. Ella accedió a sus consejos y envió al duque de Suabia, de nombre
Welpho, una carta breve que contenía muchas cosas: “No te envío estas cartas por
ligereza o temeridad femenina sino por el bien de todo mi reino. Al recibirlas, recíbeme
a mí y a todo el reino de Lombardía. Te daré innumerables ciudades, innumerables
castillos e innumerables palacios, oro y plata infinitos; pero, más que esto, tendrás

Un nombre ilustre se llegas a ser querido para mí.

Tampoco me elogies por mi audacia,

porque me adelanto y soy la primera en hablar.

Pues tanto al sexo femenino como al viril le es lícito solicitar un matrimonio


legítimo. No importa si el varón o la mujer escribe la primera línea de amor, sino solo
que haya un matrimonio indisoluble. Y esto no puede hacerse sino por consenso de uno
y de otro. Adiós.” Qué respondió a esto el duque Welpho, de qué modo consintió el,
cuántos miles de soldados armados envió la señora Matilda a las fronteras de Lombardía
para recibir al duque, cuán honorablemente ello lo recibió o con cuánto aparato hizo ella
un banquete, si alguien quisiera saber esto, antes le faltaría la luz diurna para poder leer
todo. Ceda ante esto el rey Asuero232 con sus preparativos, el cual para sus soldados hizo
un banquete magnífico durante ciento veinte días; cese la reina de Saba de admirar la
mesa y los alimentos reales233 de Salomón; en efecto, fue igual al primer ejemplo y cien
veces mayor que el segundo. ¿Qué más puedo decir? Llega la noche, entran en el
dormitorio, ambos se ponen en los altos lechos, el duque Welpho sin Venus junto con
Matilda virgen. Entre tales cosas cuales suele haber, y después de ellas, dice el duque

232
Est 1, 3 ss. (Bretholz).
233
1 R 10, 4 (Bretholz).
Welpho: “Señora, ¿qué querías para ti, pues me llamaste? ¿Querías reírte de mí, hacer
de mí como un silbido para los pueblos y poner conmoción en mi cabeza?

Más te confundes tú, si quieres confundirme a mí

Ciertamente, o por mandato tuyo o por tus servidoras, hay algún maleficio en tus
vestimentas o en el festín. Créeme, si hubiera sido yo de naturaleza fría, nunca habría
venido a tu voluntad.” El duque echó esto en cara a la señora la primera y la segunda
noche. Al tercer día ella sola lo llevó a él solo al dormitorio, puso en medio trípodes y
sobre una mesa se exhibió desnuda como salida del vientre de la madre. Dijo entonces:
“Aquí tienes: lo oculto ahora está manifiesto y no hay lugar para maleficios ocultos.”
Pero él permanecía de pie

con las orejas caídas, como un asno de mala mente234

o como un verdugo, que afila su acero y está de pie, en una carnicería, ante una
pingüe vaca desollada, deseando quitarle las entrañas. La mujer, después de estar
sentada sobre la mesa, como un ganso que ha hecho nido y mueve en vano la cola a un
lado y a otro, por fin llena de indignación se levantó desnuda, tomó la cabeza de ese
afeminado, escupió en su palma derecha y con ella le dio un gran bofetón. Lo echó
fuera diciéndole:

“Vete de aquí, monstruo, no manches nuestro reino.


Eres más vil que una nuez lisa y que alga abandonada.
Si mañana te llego a ver, morirás de mala muerte.

Confundido el duque Welpho de este modo, huyó y narró a todos los suyos su
confusión para siempre. Basta con haber dicho brevemente esto, que ojalá no hubiera
dicho.

XXXIII. Pero, después que el prelado Gebehardo volvió de la ciudad de Roma,


ocurrió que cuantos de los principales eran sus clientes, alegrándose mucho con su
regreso, le salieron al encuentro a la misma salida del bosque. Él les refería con alegría
lo que había pasado en Roma y cuánta confianza tenía en la señora Matilda. A uno de
ellos, a quien amaba más que a los demás, de nombre Belecz, le dijo en broma: “Mira
qué barba traigo.” Y tocándola con la mano decía: “Ciertamente es digna de un césar.”
Pero él dijo: “Me agrada todo lo que alabas, señor, pero más alabaría yo, si junto con la
barba trajeras cambiado el ánimo:

si lo cambiaras, sin duda desde ahora estarías en paz.”

XXXIV. Y no deseo callar lo que me tocó ver y oír ese mismo año, cuando
nosotros estábamos todavía en las escuelas. Cierto día, mientras rumiaba algunos
salmos estando en la cripta de los santos mártires Cosme y Damián, vino cierto hombre
que llevaba un cirio y un hilo de plata con el cual, según el mandato de una visión,
había él medido los miembros de su cuerpo. Se acercó a mí y me dijo: “Ea, niño bueno,
indícame dónde yace el santo Radim, hermano de San Adalberto.” A él respondí:
“Aquel a quien tú llamas santo todavía no ha sido canonizado por el Varón Apostólico;
todavía celebramos su misa como misa de difuntos.” Dijo el otro: “No sé todo eso; lo
234
Como advierte Bretholz, hay aquí una referencia a Horacio (Sátiras 1, 9, 20).
único que sé es que, cuando estaba en la ciudad de Cracovia, puesto por tres años en una
cárcel subterránea, en la cual había una ventanita arriba, por donde me alcanzaban pan
rara vez y agua, mientras mi vida transcurría en esta estrechez, cierto día se paró ante mi
presencia un hombre de vestidos blancos como la nieve y rostro brillante como el sol.
Lo recuerdo solamente; estuve en éxtasis y, como en vigilia de un pesado sueño, sentí
que estaba delante de la ciudad. Y quien se me apareció en la cárcel, se paró delante de
mí y me dijo: ‘Ve a Praga, no temas a nadie, entra en la iglesia de San Vito, ve a la
cripta de los santos mártires Cosme y Damián y ofrece tu don a mi tumba: yo soy
Radim, hermano de San Adalberto.’ Me dijo esto e inmediatamente se desvaneció de
mis ojos. He aquí que estos cabellos y lo magro de mi rostro testimonian que es verdad
lo que te refiero.” Además a menudo en la cripta ven visiones los custodios de la iglesia,
mientras vigilan la candela que se enciende allí de noche.

XXXV. Pienso que no podemos omitir que el duque Wratislao y sus hermanos
Conrado y Otón hicieron guerra contra Lupoldo, hijo de Lucz y marqués oriental. Pero
antes hay que ver de dónde salieron esas enemistades entre Lupoldo y Conrado, diarca
de Moravia, pues antes habían sido siempre amigos uno y otro. Los términos de una y
otra provincia no están marcados por un bosque, por montes o por barreras, sino por un
arroyo de nombre Dia. Fluye este por lugares llanos y apenas los separa. Siempre de
noche hombres malvados, haciendo alternativamente latrocinios, arrebataban rebaños,
devastaban villas y hacían botín de uno y otro pueblo. Y, así como a menudo una
pequeña chispa causa un gran fuego, así estos señores mencionados, al no querer
extinguir esta pequeña causa, a partir de estas cosas mínimas llegaron a una gran
matanza de los suyos. Pues Conrado frecuentemente envió legados al marqués para
detener esta guerra, pero él con hinchada soberbia despreció sus palabras. Entonces
Conrado fue suplicante a su hermano Wratislao, Duque de los Bohemios, para rogarle
su ayuda contra la soberbia de los teutónicos. A su vez este, aunque no desconfiaba de
sus fuerzas, a precio de dinero consiguió una columna de soldados escogidos del obispo
de Ratisbona. El duque no oculta al marqués su llegada sino que le envía a uno de sus
subalternos, hablándole como por antífrasis: le manda que prepare un gran banquete y le
dice que él mismo irá pronto a jugar el juego de Marte. Se alegra ante esto el marqués y,
desde el porquero hasta el boyero, manda que estén todos preparados para la guerra,
armados con toda clase de hierros, desde punzones hasta aguijones. Había venido el
duque Wratislao con los bohemios y con los teutónicos que pertenecían al obispo de
Ratisbona; pero de otra parte se unían Otón y Conrado junto con todos sus soldados que
estaban en toda Moravia. Al ver el marqués que concurrían a lo largo de un ancho
campo, dispone él a los suyos en forma de una cuña de madera y fortifica los ánimos de
sus soldados con estas exhortaciones: “Soldados míos, cuyas fuerzas he experimentado
en diversos lances de fortuna, no temáis a aquellas fugitivas sombras; me duelo por
ellos, porque tienen abierto el campo para la fuga. Pues sé que no se atreven a
enfrentarse abiertamente con vosotros. ¿No veis que una muestra de su debilidad está en
que el temor los une en un solo globo? No hay allí ninguna apariencia de armas; son
ovejas, pienso yo, y alimento de lobos. ¿Por qué os detenéis, lobos rapaces y cachorros
feroces de leones? Lanzaos contra esos rebaños de ovejas y desgarrad esos cuerpos que
carecen de sangre, que han de caer antes de ver la guerra y pronto alimentarán a
nuestros gavilanes y buitres. ¡Oh infierno, cuántas víctimas te daremos hoy! Abre tus
aposentos para recibir a las almas de los bohemios. Pues sé que son hombres sin
misericordia, odiosos a Dios y a sus santos; ellos entran a nuestra tierra no solo para
arrebatarnos nuestros bienes, sin también a nuestras esposas y prole: ¡Dios no lo
permita! Y si a alguno de vosotros os tocara morir, esto es una muerte más feliz que
toda muerte, morir por la dulce patria.235 Iba a seguir hablando, pero el ataque de los
bohemios abrevió sus palabras. Pues el duque Wratislao, al ver que los enemigos no se
alejaban,

mandó que los teutónicos atacaran por el ala derecha;

ordena en cambio que sus hermanos Conrado y Otón luchen en el ala izquierda.
Pero él mismo, donde estaba la formación más compacta de los enemigos, en el mismo
frente de batalla, manda que su ejército descienda y luche con los adversarios en
combate de infantería. Ellos, más rápido que lo que se tarda en decirlo, descienden de
sus cabalgaduras y dan un grito de exhortación. Así como el fuego hace arder la seca
paja y en un instante quema todo, así también quebrantan ellos con el hierro las fuerzas
de sus adversarios y los abaten a tierra. De entre tanta muchedumbre apenas un resto
pudo huir con el propio marqués: ¡de este modo los rebaños de ovejas amamantaron a
cachorros de leones! Con muy pocas pérdidas de los suyos, los bohemios se llevaron un
célebre triunfo sobre la región oriental. En esta matanza cayeron Stan junto con su
hermano Radim, Gridon, hijo de Zanek, Debrogost, hijo de Hines, y otros, no muchos
más, el año 1082 de la Encarnación del Señor, el día cuarto antes de las idus de mayo.236

XXXVI. El año de la Encarnación del Señor 1083.


El año de la Encarnación del Señor 1084.
El año de la Encarnación del Señor 1085, el día octavo antes de las calendas de
237
enero, murió Iuditha, esposa de Wladislao, duque de los polacos; ella fue hija de
Wratislao, duque de los bohemios. Ella, como fuera estéril, se mataba siempre a sí
misma, ofreciéndose como hostia viva a Dios en lágrimas; dedicándose a limosnas,
ayudaba a viudas y huérfanos; repartía largamente oro y plata en los monasterios,
encomendándose a las oraciones de los sacerdotes, para obtener, por los sufragios de los
santos, de la divina gracia la prole que le había negado la naturaleza. Además envió a su
capellán, de nombre Pedro, a llevar sus votos al sepulcro de San Egidio, y otros dones al
abad y a sus hermanos, de modo que Dios por la intercesión de ellos oyera su petición.
El capellán, una vez cumplidos los mandatos de su señora, estaba a punto de volver,
pero el abad se cuenta que le dijo, como con voz profética. “Ve con la bendición de Dios
y di a tu señora: ‘Espera en Dios y no dudes en la fe, porque concebirás y parirás un
hijo.238 Pues no hay nadie que no haya obtenido lo que con fe pidió a San Egidio. Pero
temo que ofendamos acaso a Dios, cuando lo fatigamos contra el destino con nuestras
súplicas, aunque Él mismo, por los méritos de este nuestro patrono, a veces a quienes le
piden concede lo que la naturaleza niega.’” Él llevó esta respuesta a su señora. Ella
concibió en su tiempo y, al tercer día después de parir, murió, en el primer canto del
gallo de dicho día. Pero después su hijo, con el bautismo, fue llamado con el nombre de
su tío Bolezlav.

XXXVII. El año de la Encarnación del Señor 1086, bajo mandato y gobierno de


Enrique III, emperador de los romanos, fue celebrado un gran sínodo en la ciudad de
Maguncia. En él se reunieron cuatro arzobispos y doce prelados, cuyos nombres
después daremos, junto con abades de los monasterios y los restantes fieles. Se sentaron
y escribieron numerosos decretos sobre el estado de la santa Iglesia. En esta asamblea el
235
Como bien advierte Bretholz, hay alusión a un conocido pasaje de Horacio (Odas 3, 2, 13): ‘Es dulce y
bello morir por la patria.’
236
Es decir, el 12 de mayo.
237
Es decir, el 25 de diciembre.
238
Como anota Bretholz, hay aquí una referencia bíblica (cf. Lc 1, 31).
mismo césar, con el asentimiento y aprobación de los principales del reino y de los
duques, marqueses, subalternos y obispos, constituyó al duque de los bohemios
Wratislao como duque tanto de Bohemia como de Polonia; impuso con su mano a su
cabeza un círculo real y mandó al arzobispo de Tréveris, de nombre Egilberto, que lo
ungiera como rey en su sede, en la metrópoli de Praga, y que impusiera una diadema a
su cabeza. En esa misma asamblea el prelado Gebehardo presenta un escrito con sus
antiguas quejas sobre Juan, el obispo de Moravia antes recordado. Aunque este ya había
dejado ese mismo año este mundo, el citado prelado quiso ser precavido para el futuro
y, a través de amigos, golpea a los oídos del césar, para que no sea designado de nuevo
otro obispo en el mismo lugar. Abre en presencia de todos un privilegio concedido antes
por el obispo San Adalberto, su antecesor, y confirmado entonces tanto por el Papa
Benedicto como por el emperador Otón I. Movido por esta justa queja, por las súplicas
del duque Wratislao, hermano del propio obispo Gebehardo y por el consejo de Wezlo,
arzobispo de Maguncia, y de otros hombres buenos que favorecían a la justicia, el
emperador añadió al antiguo un privilegio del mismo tenor y lo confirmó con el signo
imperial, como se verá en lo que sigue. No consideramos superfluo incluir en nuestra
obra la forma de ese privilegio, el cual contiene este texto, o semejante:
“En nombre de la santa e indivisible Trinidad, Enrique III, Emperador Augusto
de los Romanos por el favor de la divina clemencia. Sabemos que es congruente con el
nombre regio y con la dignidad imperial el que, obrando en todas partes en provecho de
las iglesias de Dios, alejemos los daños e injurias cuando sea necesario. Por ello, para
todos los fieles de Dios y de nuestro reino, tanto futuros como presentes, queremos que
sea conocido de qué modo nuestro obispo de Praga Gebehardo a menudo se quejó a sus
hermanos, a sus coepíscopos, a nuestros restantes principales y últimamente a nosotros
mismos: pues el obispado de Praga, el cual desde el comienzo fue constituido uno solo e
íntegro en todo el ducado de Bohemia y de Moravia, confirmado tanto por el Papa
Benedicto como por el Emperador Otón I, luego, por el consentimiento de sus
antecesores y por el solo poder de quienes dominaban, fue dividido y disminuido al ser
entronizado dentro de sus límites un nuevo obispado. Como este hubiera llevado a
Maguncia esa queja delante de los legados de la sede apostólica, nosotros estuvimos
presentes junto con la mayoría de los principales de nuestro reino. Aquella primitiva
parroquia fue adjudicada, junto con todo el ámbito de sus términos, a la sede de Praga.
La decisión fue tomada por los arzobispos Wezlo de Maguncia, Sigewinus de Colonia,
Egilbertus de Tréveris, Liemarus de Bremen; también por los obispos Tiederico de
Verdún, Conrado de Utrecht, Odalrico de Eichstätt, Otón de Ratisbona; junto con el
asentimiento de los laicos, del duque de los bohemios Wratislao y de su hermano
Conrado, del duque Friderico, del duque Lutoldo, del conde palatino Rapotha y de todos
los que allí se habían reunido. Los términos de la esa parroquia hacia el occidente son:
El Tugast, que se dirige al medio del río Chub, el Zelsa, el Liusena y el Dasena; los
lutomerici y los lemuzi hasta el medio del bosque que limita Bohemia. Hacia el
aquilón,239 estos son los términos: el castillo de Psov, los croatas, la otra parte de los
croatas, Zlasane, Trebowane, Boborane y Dedosese, hasta el medio del bosque donde se
hallan los términos de los milcianos. Hacia el oriente tiene estos ríos como términos: el
Bug y el Ztir, con la ciudad y provincia de Cracovia, y el que tiene por nombre Wag,
con todas las regiones que pertenecen a dicha ciudad de Cracovia; aún más, pues se
añaden desde allí los límites de los húngaros, hasta los montes llamado Triti. Luego, en
la parte que mira al mediodía, añadida la región de Moravia hasta el río llamado Wag y
hasta el medio del bosque llamado More, se extiende también la parroquia de este
monte, por donde es limitada Baviera. Así, por nuestra mediación y por común sufragio
239
Para los antiguos el aquilón era un viento del norte.
de los principales, fue mandado que el duque de Bohemia Wratislao y su hermano
Conrado aceptaran de nuevo y devolvieran al mencionado obispo de Praga y hermano
suyo, por orden judicial, la parroquia solicitada. Y nosotros, a ruego del mismo obispo
de Praga, correctamente nombrado, por edicto de nuestra autoridad imperial,
decretamos y confirmamos de modo inviolable, tanto para él como para sus sucesores,
que ninguna persona ni sociedad de hombres pueda quitar de ahora en más a la iglesia
de Praga nada su de su derecho en los términos citados. Para que la autoridad de este
reintegro y confirmación permanezca para siempre estable e inconmovible, hemos
mandado que sea escrita esta carta; la hemos corroborado con nuestra propia mano,
como abajo aparece, con la impresión de nuestro sello. Dado el día tercero antes de las
calendas de mayo,240 el año de la Encarnación del Señor 1086, la novena indicción, el
año XXXII del reino del señor Enrique, tercero de su imperio.”
Y yo vi al propio César escribir con sus propias manos en el privilegio del
episcopado de Praga.

XXXVIII. Igualmente ese mismo año, por pedido del emperador Enrique y por
intervención de Wezlo, arzobispo de Maguncia, a través de los legados del Varón
Apostólico que estuvieron en ese concilio, el señor Papa Clemente, según los términos
antedichos, corrobora con su privilegio el obispado de Praga. Esto lo había implorado y
sugerido el obispo Gebehardo, mediante su capellán de nombre Albino, a quien había
enviado a Roma desde Maguncia, junto con los legados del Varón Apostólico, por la
misma causa. Ese mismo año, el día quinto antes de las idus de junio,241 murió Otón,
duque de Moravia, hermano de Wratislao, duque de Bohemia. Entretanto Egilberto,
arzobispo de Tréveris, obedeció los mandatos del emperador y llegó a la metrópolis de
Praga el día decimoséptimo antes de las calendas de julio.242 En la solemnidad de la
misa ungió como rey a Wratislao, quien revestía las fasces reales, y le impuso la
diadema sobre su cabeza, tanto la de él como la de su esposa Zuatava, quien vestía una
túnica real, ante las aclamaciones de todos los delegados: “Vida, salud y victoria al rey
Wratislao tanto de Bohemia como de Polonia, hombre magnífico y pacífico.” Luego de
esto, al tercer día el arzobispo, enriquecido según real magnificencia con enorme peso
de oro y plata, obsequiado con diversos dones y presentes y alegre por su gran honor,
vuelve a su propia sede.

XXXIX. El año de la Encarnación del Señor 1087 el rey Wratislao, después de


reunir un ejército, entró a Zribia, que antes el emperador Enrique le había entregado
para tener a perpetuidad. Reedificando cierto castillo de nombre Gvozdec, cerca de la
ciudad de Misen, mientras otros se dedicaban a este trabajo, envía junto con su hijo
Bracislao dos columnas de escogidos soldados para vengar una injuria que había
recibido antes. En efecto tiempo atrás, mientras volvía de la corte del emperador,
casualmente le aconteció pernoctar en cierta villa muy grande llamada Kyleb. Allí
surgió una sedición entre los habitantes y sus propios hombres, y fueron muertos por los
habitantes dos hermanos, primeros entre los principales. Eran grandes columnas de su
patria, ilustres por la luz de sus virtudes, Nacarat y Bznata, hijos del conde Taz. Luego
quienes habían sido enviados por orden del rey se apresuraron día y noche y al tercer
día, al nacer la luz, invaden con gran ímpetu esa villa y saquean todos sus bienes, los
despojan a ellos mismos y a sus esposas hasta la correa del calzado,243 derriban de raíz

240
Es decir, el 29 de abril.
241
Es decir, el 9 de junio.
242
Es decir, el 15 de junio.
243
Como observa Bretholz, hay aquí una alusión bíblica: Lc 3, 16.
los edificios quemándolos con fuego y, después de separar caballos y ganado, ocupan
ilesos el camino. Al mediodía, mientras cruzaban cierto río, el hijo del señor llegó a un
lugar agradable del río, mandó que los escuderos y el botín se mantuvieran alejados e
invitó a los hombres más fuertes en la guerra a que comieran con él. Como hacía alta
temperatura, el hijo del duque, ardiendo de calor, luego del almuerzo se refrescaba un
poco nadando. Entonces el conde Alexio le dijo: “No estás nadando aquí ni en el
Wlitava ni en tu Ogra natal.244 No demores más, pues llevas el botín de fuertes
hombres.” El joven respondió: “Es natural que los ancianos tiemblen siempre al menor
movimiento de aire y teman el destino, incluso ya inminente, más que los jóvenes.” A
esto respondió Alexio: “Quiera Dios, con evento propicio, que se produzca ahora una tal
ocasión de fortuna, para que los jóvenes puedan ver si los ancianos o ellos mismos
temen más el destino.” Mientras esto dice el mencionado conde, he aquí que aparecen
más de veinte jinetes enviados por los sajones, para provocarlos con címbalos, así como
la comadreja quiere estrangular a su enemigo la serpiente y la provoca con su cola, para
que salga de la cueva. Al ver esto los nuestros, hombres sin sensatez, más audaces que
perspicaces, a pesar de la gran oposición del Alexio, que lo impedía y los llamaba a
volver, se lanzaron a su destino persiguiendo a los enemigos. Pues inmediatamente una
legión férrea de los sajones salió de sus asechanzas y no escapó ninguna de los nuestros
perseguidos por los enemigos. Los que habían permanecido en el campamento, al ver
subir al cielo unos como remolinos de polvo, aunque los azares repentinos y súbitos
suelen perturbar incluso a los hombres más fuertes en la guerra, toman sin embargo
rápidamente las armas y reciben con denuedo a los enemigos. Se combate con gran
fuerza, el fragor de las armas y el clamor de los varones llega hasta las nubes; las lanzas
se rompen al primer encuentro; se recurre a las espadas; finalmente, con ayuda de Dios,
los sajones son rechazados en fuga y los nuestros obtuvieron la victoria, aunque muy
cruenta. Puesto que los soldados de segundo orden ya habían avanzado junto con el
botín, en este combate solo murieron nobles: Alexio, Ratibor, su yerno, Branis junto con
su hermano Zlava, y otros muchísimos; el conde Preda apenas huyó de la muerte,
habiendo perdido un pie. El hijo del duque fue herido bajo el pulgar derecho y, si no
hubiera sido por la empuñadura de la espada, que en su mano obstaculizó el golpe,
habría perdido completamente la mano. Esta matanza ocurrió el día sexto antes de las
nonas de julio.245

XL. El año de la Encarnación del Señor 1088.

En estos tiempos, en ciertos escritos esto se narra.


Había cierto soldado cuyo nombre era Beneda,
un joven de gran magnanimidad y cuerpo notable,
como Héctor, como era hermoso Turno en armas;246
había nacido de Iurata cuyo abuelo había sido Taz.
No sé por qué, ofendiendo incluso al propio rey

Wratislao, huyó a Polonia y se hizo soldado de la señora Iuditha, esposa del dux
Wladislao. Pasados dos años, volvió de Polonia, fue a ver a Wigberto, yerno del rey, y le
rogó su ayuda para volver nuevamente a la gracia de su señor. Este Wigberto era un
hombre muy discreto en los asuntos y no quería ofender en algo a su suegro. Le
aconsejó ir mientras tanto al obispo de Misen, de nombre Benno, y permanecer allí en

244
Ríos de Bohemia; el Wlitava es el célebre Moldava.
245
Es decir, el 2 de julio.
246
Héroes épicos: Héctor, de la Ilíada homérica; Turno, de la Eneida de Virgilio.
seguridad para conseguirlo como intercesor. Entretanto aconteció que nuevamente el rey
Wratislao entró con su ejército en Zribia, para transferir a otro lugar más firme el
mencionado castillo de Gvozdec. Al conocer el rey que Beneda estaba en la ciudad de
Misen, envía por él y lo hace venir bajo pacto de fe. Al ver que venía inmediatamente,
se puso a pensar cómo podía hacer para capturarlo con engaño. Después de intercambiar
con él muchas palabras (algunas, convenientemente fingidas), el rey lo tomó
engañosamente con la mano derecha y lo llevó aparte lejos del campamento, como para
hablarle en secreto. Entonces vio la empuñadura y cabeza de oro de la espada que ceñía
el soldado y, mientras le hablaba, le preguntó cuánto valía su espada. Él dijo: “Si pones
una piedra de moler sobre un escudo, con esta espada partiré al medio de un solo golpe
ambas cosas junto con cabeza y cuerpo hasta el fémur.” El rey lo admira
engañosamente, alaba la espada y le pide que se la muestre. Él no sospechó nada malo
y, después de sacar la espada de su vaina, la puso en manos del rey. Este la tomó y agitó
con la mano, diciendo: “¿Qué haces ahora, hijo de una mujer que busca
espontáneamente a un hombre?” Y dice, hombre peor que uno pésimo, a su camarlengo,
quien era el único que estaba con él, Vito Seliboric: “Tómala, tómala en alto y ata el
caballo.” Pero siempre es insegura la audacia contra los audaces. Y este audaz soldado
arrebató del fémur del camarlengo la espada por su empuñadura y lo hirió en medio de
los riñones. Este cayó golpeteando la tierra, semivivo. Pero no huyó el encarnizado
soldado, aunque podía huir, sino que, como Hércules saltando alrededor de la Hidra de
Lerna,

tres veces hirió un poco con vil espada al rey,


y él no recibió a su vez ningún golpe del duque,

hasta que acudieron del campamento al oír los gritos.

Pero primero antes que todos acudió veloz Cucata,

y recibió con lo ancho de su acero al soldado, como a un puerco de los bosques,


cuando se lanzaba contra él. Entonces el rey, como si pudiera haber venganza contra un
muerto, mandó que ataran sus pies a la cola del caballo y lo arrastraran por un lado y
otro de las malezas.

XLI. El año de la Encarnación del Señor 1089.


El año de la Encarnación del Señor 1090, aquella antigua serpiente, enemiga del
género humano y que nunca duerme sino perturba a quienes están quietos,

no soportó más que vivieran en paz los hermanos,

el rey Wratislao y el prelado Gebehardo. A uno lo atormenta con la vanagloria y


con la ambición; a otro lo agita con la arrogancia y el hinchado orgullo de la soberbia.
De este modo ni uno confiaba en el otro ni el segundo podía ser superior al primero.
Uno no quiere tener a su hermano como igual; el otro no quiere ser considerado menor
que su hermano. Uno quiere mandar; el otro no quiere someterse. Uno, como rey, quiere
dominar y destacarse; el otro no quiere obedecer a sus mandatos, sino que solo profesa
obediencia al emperador, de quien había recibido el obispado. Había tanta animosidad
entre uno y otro que a menudo en días festivos el rey no tenía obispo que le impusiera la
corona. Movido el rey por esta necesidad y ambición, llevado no por la razón sino por
su solo deseo de poder, de nuevo entroniza a su capellán, de nombre Weclo, como
obispo en territorio de Moravia. Con este hecho se hizo abiertamente notable, no solo
por haber despreciado lo que él mismo delante del emperador y de sus obispos había
alabado, esto es, que ambos episcopados fueran uno solo; sino también por haber
violado el privilegio del Papa Clemente, con el cual había afirmado los términos del
mismo episcopado. El prelado Gebehardo iba a partir a Roma para llorar ante el Varón
Apostólico por esa injusticia inferida a la Iglesia. Pero antes junto con sus familiares
tomó consejo de ir a su antiguo amigo Wladislao, rey de Panonia, 247 le expuso el daño
de su iglesia y le pidió auxilio para ir hasta el Romano Pontífice,

sin saber, ¡ay!, que su destino ya le era inminente.

En efecto, el primer día en que fue a presencia del rey, cayó en una gran molestia
de cuerpo y, como estaba cerca de la ciudad de Strigonia, allí lo envío el rey con un
navío y encargó al obispo de esa ciudad su cuidado.

Cuántos dolores, ¡ay!, sufrió durante seis días,


mis lágrimas no me permiten decirlo con palabras.

El séptimo día, al atardecer,

al tocar el sol el sexto día antes de las calendas


de julio, la gema de los sacerdotes, luz de todos
los bohemios, insigne en doctrina, el piadoso obispo
Gebehardo salió de este mundo para vivir en Cristo.
Mi ánimo me lleva a decir muchas cosas sobre él,
pero mi sentidos desfallece en mi pecho; un poco
sin embargo con gusto diremos, que nosotros vimos.

XLII. En tiempo de cuaresma esta era su costumbre. Siempre tenía un cilicio


debajo y vestía arriba el hábito episcopal: durante el día atendía a las miradas de los
hombres; por la noche, vestido con un saco, entraba a escondidas a la iglesia, se
postraba en el piso y perseveraba en oraciones, hasta que la tierra en que se echaba
quedaba bañada en lágrimas. Se levantaba luego para el ágape y, antes de meditar los
salmos, ayudaba con sus buenas obras a la indigencia de cuantos miserables encontraba
delante de la iglesia. Lo mismo hacía al terminar el Salterio. Después de maitines,
dividía entre los pobres cuarenta cuartos de pan y otros tantos fragmentos o partes de la
comida. En cuarto lugar, al acercarse ya la luz, según el número de los apóstoles, lavaba
los pies de doce peregrinos y

Repartía él entre ellos doce piezas de moneda.

Después de ponerlos, a la hora del almuerzo, en una cabaña o choza


apartada, él mismo les daba las cosas necesarias y con su diestra les bendecía la comida
y la bebida. Luego iba a la mesa pública y alimentaba a cuarenta necesitados. Del
mismo modo, volvía a su sede de Praga y cuidaba de alimentar a cuarenta pobres a
diario y de vestirlos dos veces al año, desde la correa del calzado hasta la punta del
sombrero. Del mismo modo, a huéspedes que venían y a pobres clérigos obligaba con
generosos dones, para que en toda la cuaresma permanecieran con él, leyendo el

247
Esto es, de Hungría.
Salterio por vivos y por difuntos. Para cada solemnidad de misas, que fueron celebradas
cada día en la capilla,

mandó él que se dieran tres piezas de moneda.

Pero todos los domingos, doce piezas; en las fiestas apostólicas y en otras
solemnidades mayores ofrecía doscientas de plata, sobre la píxide de las santas
reliquias. ¡Oh prudente lector!, si te agrada saber cuán generoso era, nunca llevaba la
pelliz episcopal un año entero, sino que daba a sus capellanes una invernal en Pascua y
otra, estival, en la fiesta de San Wenceslao. Debes saber que en las demás donaciones él
era generoso. Después de su muerte, el año de la Encarnación del Señor 1091, el día
cuarto antes de las nonas de marzo,248 Cosmas fue elegido obispo, tanto por el rey
Wratislao como por todo el clero y pueblo de los bohemios, siendo emperador augusto
Enrique III, pero en ese mismo tiempo él trataba negocios en Lombardía.

XLIII. Ese mismo año, el día décimo quinto antes de las calendas de mayo, 249 la
cuarta feria de la segunda semana de Pascua, se incendió el monasterio de los santos
mártires Vito, Wenceslao y Adalberto, en la ciudad de Praga. Ese mismo año el rey
Wratislao se enojó mucho contra su hermano Conrado, porque, sin olvidarse del amor
mutuo, favorecía a la parte de los hijos de su hermano Otón, a saber Zuatopluk y Ottik.
Expulsados estos de la heredad paterna, el rey entregó a su hijo Boleslao la ciudad de
Olomuc y otras ciudades; allí, no mucho tiempo después, en dicha ciudad fue víctima de
prematura muerte el día tercero antes de las idus de agosto. 250 Y, puesto que aquellos tres
hermanos, Iaromir, Otón y Conrado, mientras vivían fueron tan unánimes que el rey por
ningún medio podía separarlos; y, así como se dice que el león teme a tres novillos
unidos y con los cuernos levantados, así el rey nunca osó atacar a sus hermanos. Pero,
después que vio solo a Conrado, el cual había quedado, después de la muerte de sus
hermanos, libre de toda ayuda fraterna, entró con un ejército a Moravia, para echarlo a
él de esa provincia que a sí mismo le había tocado, tanto por suerte como por herencia y
por concesión paterna. Llegaron a la ciudad llamada Brinen, donde el rey, rodeado de
todos los principales de la tierra, dispuso un asedio en círculo, mientras designaba los
lugares donde cada conde debía fijar sus tiendas. Un intendente llamado Zderad, que era
hombre muy astuto, hizo de costado un gesto a los ojos del rey, señalando así a
Bracislao, quien estaba de pie junto con los principales, delante de su padre, y dijo en
confuso elogio: “Rey señor, puesto que tu hijo gusta de jugar y nadar en verano en el
río, si agrada a tu majestad, pongan él y los suyos sus pabellones en esta parte de la
ciudad, junto al río.” Dijo eso porque antes, en partes de Sajonia, mientras dicho joven
nadaba a mediodía en el río, habían irrumpido contra ellos los enemigos, como dijimos
antes.251 Estas palabras quedaron muy hondo en el corazón del joven y no le dolieron
menos que si una flecha envenenada le hubiera herido el corazón. Se fue triste al
campamento y no probó comida hasta que llegaron los astros de la noche. Pero en la
oscuridad de la noche llamó a los suyos, les abrió su corazón, pensando cómo podría
vengarse del inicuo intendente. Esa misma noche secretamente manda a decir a su tío
Conrado, mostrándole la ofensa y por quién fue hecha, y busca consejo acerca de lo que
debe hacer. Él dice: “Si sabes quién eres, no temas extinguir un fuego que me quema a
mí más que a ti.” En efecto Conrado se había dado cuente de que el rey había hecho

248
Esto es, el cuatro de marzo.
249
Esto es, el 17 de abril.
250
Esto es, el 11 de agosto.
251
Cf. cap. XXXIX.
todo por consejo de Zderad. El mensajero informó a Bracislao sobre las palabras de su
tío; todos aprueban y alaban la sentencia del duque como si hubiera sido dada por Dios,
puesto que ellos mismos antes habían tenido esa opinión. ¿Qué más puedo decir? Toda
la noche se planea lo que se hace por la mañana.

XLIV. En efecto al amanecer el día Bracislao manda a buscar al intendente,


pidiéndole que lo complazca escuchando cierta secreta deliberación. El hombre no
sospechó ningún mal, tomó al conde Drisimir y fueron a verlo ellos dos solos. El joven,
al verlos de lejos, se alejó de los suyos como un tiro de piedra. Les había dado a sus
soldados una señal: cuando lanzara su guante a su pecho, debían ellos hacer lo que
habían prometido. Le echó después en cara a Zderad las cosas con que a menudo lo
había ofendido y dijo: “Renuncia a la fe que te había prometido.” Apartando luego su
caballo, le arrojó al rostro su guante. Así como un león airado levanta su melena, pone
su cola en el nudo que hay en la extremidad de la cola, sacude su frente, azuza sus
partes posteriores con el aguijón que está bajo su cola y se lanza contra todo lo que se le
pone delante; así en ese momento jóvenes armados salen ardientes de la fila. Eran
Nozislao y su hermano Drisikay, hijos de Lubomir, y en tercer lugar Borsa, hijo de
Olen. En vano huía Zderad, pues lo levantaron en alto con tres lanzas, lo arrojaron a
tierra como una gavilla, lo pisotearon una y otra vez con sus pies y clavaron e hirieron
su cuerpo en tierra con dardos. Con semejante muerte

la falaz Fortuna lanzó desde lo alto de su rueda

a su amigo Zderad, el día quinto antes de las idus de julio.252 El conde Drisimir
vuela pálido al campamento y anuncia al rey lo hecho. El rey se entristece y llora solo,
mientras que todos alaban al joven, aunque no se atreven a hacerlo abiertamente. Pero
Bracislao lleva aparte su campamento no lejos, más allá de un montículo. Lo siguió la
parte del ejército mayor y más fuerte en la guerra.

XLV. Mientras tanto la esposa de Conrado, de nombre Wirpirk, una mujer del
número de las prudentes, viene, sin conocimiento de su marido, al campamento del rey.
Al ser esto anunciado al rey, convoca él a una asamblea a los principales. Fue hecha
venir ella a presencia del rey, bañada en lágrimas y con sollozos que interrumpían sus
palabras. Por fin se sobrepuso y así habló:

“Rey piadoso, no soy digna de ser tu nuera;


no fui temeraria al venir suplicante a tus rodillas.”

Y se postró y adoró al rey. Le mandaron levantarse, se puso de pie y dijo: “Rey,


señor mío, no encuentras materia de guerra en estas partes; ninguna victoria obtienes de
este combate; llevas a cabo más que una guerra civil. Pero si decides que nosotros y
nuestros bienes sean un botín para tus soldados, vuelves tus dardos contra ti mismo.
Pues con cruenta rapiña despojas a tu hermano, de quien debes ser tutela. Ataca a Dios
quien ataca a los suyos. Pues te mostraré cosas puestas en tu propio reino que son
mejores que las que buscas tener aquí, lejos, en tus confines. En efecto en ningún lugar
te enriquecerás más que en los suburbios de Praga o en el pueblo de Wissegrad. Allí hay
judíos muy llenos de oro y plata; allí, negociantes riquísimos de todo origen; allí,
opulentísimos banqueros; allí, un foro donde hay botín sobreabundante para tus
soldados. O, si te agrada ver cómo ardió Troya, en ningún lugar verás mejor la furia de
252
Es decir, el 11 de julio.
Vulcano que si ves ardiendo a una y otra ciudad que te nombré. Tal vez digas: ‘Esas
cosas son mías.’ ¿Pero de quién piensas que son estos lugares que devastas de modo
hostil? ¿No somos tuyos nosotros y nuestras cosas? Pero si afilas tus rayos solo contra
la garganta de tu hermano, te convertirás, ¡ojalá no sea!, en otro Caín. Una vez salvada
la gracia debida a tu hermano, tienes por delante a Grecia o a Dalmacia. Él mismo
prefiere peregrinar antes que tú recibas el reproche del fratricidio. Recibe más bien lo
que él te envía no ya como tu hermano, sino como su siervo.” Y sacó de su seno unas
tenazas y un pequeño atado de ramitas,253 y dijo: “Si en algo pecó un hermano contra
otro hermano, corrige esto. Pero la tierra que es tuya entrégala a quien quieras.” Así
dijo, y tocó el corazón del rey y movió los corazones de los principales de tal modo que
nadie podía contener las lágrimas. El rey le mandó que se sentara a su lado pero, antes
de sentarse, dijo ella: “Puesto que hallé gracia a tus ojos, te hago todavía una sola
petición. No confundas mi rostro, te ruego. Por un gran pecado de un hijo, ya tiene
bastante un padre con un poquito de suplicio.” Dijo entonces el rey: Ya sé dónde vas.
Pero, más aún, ve y trae rápido a mi hermano y a mi hijo, en ósculo santo y en el ósculo
de la paz.” Y la besó. En efecto temió mucho el rey que su hermano y su hijo
conspiraran contra él. Al llegar ellos al rey por conducto de la señora Wirpirk, el rey les
dio el ósculo de paz y dijo a su hijo: “Hijo mío, si obraste bien, para nadie será mejor
que para ti; pero si obraste mal, su pecado estará a tus puertas.”

XLVI. Después de esto Bracislao, comprendiendo que su padre había hecho la


paz no de corazón sino por necesidad, se alejó, junto con todos los que se habían pasado
a su ejército, a las partes de la ciudad de Gradec y allí moraba aguardando incierta
vicisitud de fortuna. De todos cuantos lo habían seguido, ninguno se atrevió a regresar a
sus propios lares, porque temían mucho al rey, a quien habían ofendido: temían ser
puestos en cadenas o ser condenados al suplicio capital. Viendo el rey que no podía,
según era su deseo, vengar su ira en su hijo ni en sus secuaces, llama a su hermano
Conrado, congrega a los ancianos de la tierra y corrobora, con el juramento de todos los
condes, que después de su muerte su hermano Conrado obtendrá el solio y ducado de
Bohemia. Entonces el rey, afirmado tanto por el consejo como por la ayuda de su
hermano, empieza a maquinar cómo podrá vengarse en su hijo. No pasó desapercibido
esto a Bracislao, su hijo, y sin demora se reunieron con él más de tres mil fuertes
varones y, apresurando el paso, acamparon cerca del río Rokitnica, preparados para dar
batalla contra el rey al día siguiente. En efecto había enviado un mensajero a su padre y
decía: “Aquí estoy yo, a quien hace tiempo habías de buscar; lo que has de hacer luego,
hazlo hoy.” Y no debe ser pasado en silencio lo que en los profundo de esa noche se
dignó obrar una revelación divina. Pues si según nuestro pequeño esfuerzo revelamos
los actos de los hombres, es indigno que callemos las maravillas de Dios que nosotros
mismos vimos.

XLVII. Esa noche, mientras entre los principales ocurrían esas cosas que
acabamos de decir, nuestros patronos San Wenceslao y San Adalberto visitan a los que
estaban en la cárcel, entristecidos como estaban estos por gran aflicción, y se dignan
liberarlos santamente del modo siguiente. Arrancadas primero las hojas de la puerta
anterior, inmediatamente quebrantan la puerta posterior de la propia cárcel, junto con
sus cerrojos, y también el cepo en el que cruelmente son oprimidos los pies de los
condenados. El cepo fue arrojado fuera e inmediatamente en los oídos de los
condenados sonó una piadosa voz que decía: “Hasta hoy vosotros y esta patria
carecieron de nuestra ayuda, puesto que fuisteis indignos de la gracia de Dios, desde
253
Según Bretholz, las tenazas y la escobilla son símbolo de la pérdida de libertad.
que estos príncipes comenzaron una guerra más que civil entre Bohemia y Moravia.
Pero, puesto que la gracia, la misericordia y el favor de Dios miraron a sus elegidos, y
puesto que nosotros nos dirigimos a donde mire su misericordia, sin duda que nuestra
presencia no podrá hacerse presente donde antes no manifestó su misericordia. Por
tanto, ciertos ya de la misericordia de Dios, levantaos, id apresuradamente a la iglesia y
anunciad a todos que nosotros, nominalmente San Wenceslao y San Adalberto, os
hemos absuelto y hemos traído la paz.” También ese mismo día resplandeció un
milagro, pues, como arriba había anunciado la revelación de los santos mártires,
Conrado, el hermano del rey, compuso la paz entre el propio rey y su hijo. Pues antes
discordaban tanto que cada uno sospechaba del otro: uno temía ser privado del solio; el
otro, ser capturado por su padre. A uno lo acompañaban los jóvenes de su edad y la
mayor parte de los principales, más activos y más fuertes en la guerra. Al otro, el obispo
Cosmas, los prepósitos de las iglesias, todos los señores de la tierra, mayores en edad y
más útiles en el consejo, y toda la milicia del pueblo; todos ellos lo favorecían y
veneraban con gran afecto. Y sin duda en ese tiempo se habría cometido un gran crimen,
si la santa dignación del beatísimo Wenceslao y la gran conmiseración de Dios
omnipotente no hubieran adecuado al deseo del rey todo el movimiento de los
principales y del pueblo.

XLVIII. Viendo esto, los condes que había permanecido en el campamento


enviaron un mensaje a Bracislao: “Si tú eres crédulo y vuelves a la antigua gracia con tu
padre, no por eso nosotros le creemos, porque conocemos bastante bien su ingeniosa
astucia. Tememos más su amistad que su enemistad. Pues así como un oso no es capaz
de soportar la menor ofensa sin castigarla, así tampoco él se abstendrá de la venganza y
no perdonará ni una sola iota254 de las cosas en que lo hemos ofendido. Por ello o bien
envíanos con tu gracia a cualquier lugar de la tierra o, junto con nosotros, busca en otro
lugar palacios más altos. Pues nosotros no estamos preparados para servir a ningún otro
como señor más que a ti.” Bracislao, viendo que, así como un soldado sin armas no
puede cumplir su oficio, del mismo modo un general sin soldados ni siquiera tiene el
nombre de tal, prefirió buscar con ellos el pan en tierra extraña antes que, solo y sin
soldados, buscar con su padre la paz doméstica. Y sin demora, reunidos rebaños y
servidores, más de dos mil soldados parten con el duque Bracislao hacia el rey de
Panonia. El rey Wladislao reconoció a su pariente, lo recibió con benignidad y concedió
a sus soldados que habitaran el lugar llamado Banov, junto al castillo de nombre
Trencin; es un lugar situado en medio de bosques y montes y muy apto y rico en
cacerías. Los alimentos y otros elementos de la naturaleza les eran suministrados, por
orden del rey, desde las regiones vecinas. En cambio el rey tuvo a Bracislao consigo en
las delicias de la corte real.

XLIX. Ese mismo año, por disposición del rey Wratislao, Cosmas, electo para la
iglesia de Praga, y Andrés, electo igualmente para la sede de Olomuc, llegan a Mantua
conducidos por el conde Palatino llamado Rapotha y son presentados al emperador
Enrique III Augusto, en el comienzo del año de la Encarnación del Señor 1092, en las
calendas de enero.255 Pero el día segundo antes de las nonas de ese mes, 256 por
mediación del mencionado conde Rapotha, el césar, sentado en su palacio de Mantua y
con un orden no pequeño de obispos y condes puestos a uno y otro lado, se mantuvo un
tiempo callado y abrió después, hermoso, sus hermosos labios: “Nuestro fiel amigo

254
Es la más pequeña letra del alfabeto griego; sin duda hay una alusión bíblica (Mt 5, 18).
255
Es decir, el 1 de enero.
256
Es decir, 4 de enero.
Wratislao, rey de Bohemia, os ha enviado a estos hermanos para que, según institución
canónica y apostólica, confirmemos con nuestra autoridad la elección. No queremos sin
embargo hacer una definición sin vuestro consentimiento.” Entonces el obispo
monasteriense,257 quien en esos días acababa de venir de Jerusalén, se levantó y,
apoyándose en la mesa en la cual estaban los báculos, los anillos episcopales y las
reliquias de los santos, dijo: “Es muy peligroso que sea destruido por muchos lo que fue
confirmado con la sanción de muchos. Pues estuvimos muchos obispos y también
muchos principales del Imperio Romano y muchos legados de la Sede Apostólica,
cuando por vuestro privilegio confirmasteis que uno y otro episcopado, el de Praga y el
de Moravia, debían constituir uno solo e íntegro, como fue desde el principio.” A esto
dijo el césar: “Permíteme ahora hacer lo que ruega mi amigo. Después examinaré estas
cosas a su tiempo.” E inmediatamente los desposa con anillos a sus iglesias particulares,
dándoles las varas pastorales. Hechas así estas cosas, mandaron a ambos obispos volver
a Verona y esperar allí hasta que, una vez cumplidos ciertos asuntos reales, el conde
palatino Rapotha los condujera con él nuevamente a la patria.

L. Mientras tanto hiere nuestros oídos el siniestro rumor de que el rey Wratislao,
el día decimonoveno antes de las calendas de febrero,258 ha migrado a Cristo y su
hermano Conrado lo ha sucedido en el principado. Este inmediatamente envió un correo
al emperador y, prometiéndole dinero, ruega que sea anulada la designación de los
obispos que acabamos de mencionar. Pero el césar, atendiendo más a la justicia que al
dinero de la iniquidad, dice: “Lo que hice, ya lo hice; no puedo cambiar mis acciones.”
Triste se fue el legado, de nombre Wiclin, porque no obtuvo lo que de parte del duque
había pedido. Por su parte los obispos, según el mandato del césar, permanecieron en
Verona hasta el principio de la cuaresma, esperando el regreso y conducción del
mencionado conde Rapotha. Después de esto llegaron a Praga el propio día de las
palmas.259 Fueron recibidos con honor por el pueblo y el clero y fueron a ver al duque
Conrado en Ciudad de Boleslao, la tercera feria de esa semana.260 El duque los recibió
benignamente, con ánimo ya cambiado, y celebró con ellos la Pascua en la ciudad de
Wissegrad. Y en la propia Pascua de esa semana, cerca de las calendas de abril,261 cayó
muchísima nieve e hizo un frío muy grande, mezclado con hielo, lo cual es raro que se
dé incluso e mitad del invierno. No tenemos muchas acciones para escribir de este
duque, porque después de siete meses y diecisiete días, el mismo año que recibió el
ducado, el día octavo antes de las idus de septiembre,262 lo perdió junto con la vida. Le
sucedió el duque Bracislao el Menor. A su llegada a la ciudad de Praga el pueblo lo
recibió gozoso, con alegres coros tanto de niños como de muchachas dispuestos en las
diversas encrucijadas y tocando flautas y tamboriles; y en las iglesias, con sonidos de
campanas. El propio obispo Cosmas lo recibió junto con el clero y una magnífica
procesión, en la puerta de la ciudad, delante del templo de Santa María, y lo condujo
según el rito al solio. El duque Bracislao el Menor fue entronizado por todos los condes
y principales, según el rito de esta tierra, el día decimoctavo antes de las calendas de
octubre.263

257
De Münster, Westfalia.
258
Es decir, el 14 de enero.
259
Es decir, el Domingo de Ramos.
260
Es decir, el Martes Santo.
261
Es decir, el primero de abril.
262
Es decir, el 6 de septiembre.
263
Es decir, el 14 de septiembre.
LI. Ese mismo año se produjo un eclipse de sol, el día duodécimo antes de las
calendas de octubre,264 la sexta feria, después de mediodía. En las calendas de ese
octubre vino a esta tierra cierto pseudo-obispo llamado Rotperto. Afirmaba que él por
muchos años había regido la iglesia de Kavellona,265 en la provincia de Vasconia. Y así
lo reconoció nuestro hermano Ozzel, llamado también el Asno, y testimonió que antes
había sido obispo, pues desde Hungría había ido con él a Jerusalén. Entonces el duque
Bracislao y Cosmas, obispo electo, lo recibieron con agrado y le permitieron ejercer el
oficio o curso episcopal. ¿Qué más podemos decir? Consagra muchas iglesias, ordena a
muchos clérigos el mes de marzo y exorciza el sacrosanto crisma en la Cena del
Señor.266 Pero en Pascua vino a él cierto clérigo, que sin duda era consciente de su error,
y le hizo saber algo a escondidas. Cosa admirable, pues ni el duque ni el obispo electo
pudieron conseguir que al menos permaneciera allí un poco de tiempo, y en la misma
semana de Pascua rápidamente se dirigió a Sajonia. Luego, al hacerse manifiesto que
era un pseudo-obispo, envían a Vasconia como legado a uno de los latinos, llamado
Constancio. Por su medio responde con una carta Desiderio, obispo de Kavellona: esa
iglesia nunca había tenido un obispo de nombre Rotperto. Entonces enviaron también
un legado al Papa Clemente, para consultar su autoridad:

¿qué debían hacer ellos en tan difícil situación?

Él en respuesta les mandó que consagraran de nuevo las iglesias, pero que no
fueran rebautizados los bautizados por el crisma del pseudo-obispo, sino solamente
confirmados; del mismo modo, que los ordenados no fueran reordenados, sino que solo
permanecieran entre quienes iban a ser ordenados y, por sola imposición de manos,
recibieran la bendición. De este modo las heridas inferidas a la madre Iglesia por el
enemigo fueron curadas con el antídoto de la justicia, cuando regía el estado de la fe
católica el Papa Clemente III, en el reinado de nuestro Señor Jesucristo junto con el
Padre y el Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
.
Detén el paso, Musa, puesto que bastante acudiste ya
a las crónicas, y con estos versos, lector amigo, adiós.

Acaba el libro segundo de las Crónicas de los Bohemios.

264
Es decir, el 20 de septiembre.
265
Cavaillon, según Bretholz.
266
Es decir, el Jueves Santo.
LIBRO TERCERO

Empieza la apología del decano mencionado, sobre el tercer libro de la misma obra

Por la piedad de Dios he cumplido ya las promesas,


todas las que creí que iban a cumplirse, lector mío.

Llevé ya mi narración a las causas anteriores y a los tiempos transcurridos,


recordando pocas cosas de muchas en la historia, hasta los tiempos del duque Bracislao
el Menor. No es descaminado decir por qué consideré mejor poner fin a la tarea en que
estaba. En efecto acerca de los hombres y tiempos modernos callar del todo es más útil
que, diciendo la verdad (la verdad engendra odio267), causar algún perjuicio. Pero si nos
desviamos de la verdad y no escribimos las cosas como son, aunque ellas son conocidas
por casi todos, se nos acusará de adulación y mentira. En verdad los hombres de este
tiempo, desnudos de virtudes, buscan vestirse solo de alabanzas, y su mayor demencia
es querer adornarse de favores, si bien hacen muy pocas cosas dignas de favores. Y no
era así entre los antiguos: ellos, aunque eran muy dignos de alabanza, sin embargo huían
de todas las alabanzas que buscan los modernos. Lo que para ellos era motivo de pudor,
para estos ahora es motivo de honor. Pero si nosotros examinamos cuidadosamente sus
acciones, puesto que ellas no fueron hechas según voluntad de Dios, sin duda no
escaparemos de la ofensa de algunos que todavía hay y son como neófitos e ítacos.
Ellos, por así decir, ante una palabra del duque, nada tienen en la boca sino “Así,
señor”; otros, “Así sea, señor”; y otros, “Así hagas, señor”. 268 Pero no fue así en otro
tiempo, pues el duque cultivaba especialmente el trato de todo aquel que, en razón de la
justicia, oponía su escudo a la iniquidad y, con una sola palabra de verdad, frenaba a los
malos consejeros y a los que se apartaban del camino de la verdad. Tales varones ahora
no existen o son pocos; y, si existen, al callar es como si no lo fueran. Pues es un vicio y
juicio semejantes callar la verdad o conceder la falsedad. Por ello nos parece mucho
más seguro narrar un sueño, cosa a la que nadie presta testimonio, antes que escribir los
hechos de los hombres prudentes. Por ello dejamos a la posteridad el cuidado de narrar
más prolijamente esos hechos. No obstante, para que nadie nos acuse de dejarlos sin
tocar, no ocuparemos de anotar sumariamente unas pocas cosas.

EMPIEZA EL LIBRO TERCERO

267
Como anota Bretholz, la cita pertenece al comediógrafo romano Terencio (Andria, 68).
268
Cosmas crea la palabra itacus, a partir de ita, ‘así’, que también vale como afirmación: ‘sí’.
I. El nuevo duque, Bracislao el Menor, era ya maduro en edad y más maduro en
sentido. Según el rito de esta tierra, con la debida reverencia celebró dignamente en la
ciudad de Praga el natalicio de su patrono San Wenceslao. Ofreció a todos los
principales y condes un magnífico banquete durante tres días. Allí, como una muestra
nueva de su valía, decretó algunas cosas para utilidad de la iglesia y otras para
comodidad de esta tierra. Así como había ocurrido desde su primera edad, tuvo toda su
esperanza solo en el patrocinio de Dios. De este modo en el comienzo de su principado,
encendido en gran celo por la religión cristiana, echó de su reino a todos los magos,
adivino y echadores de suertes; también extirpó y quemó a fuego bosques y árboles, que
en muchos lugares veneraba el vulgo innoble. Lo mismo hizo con las costumbres
supersticiosas que los villanos, todavía semipaganos, observaban en Pentecostés, la feria
tercera o la cuarta.269 Ofrecían libaciones sobre las fuentes, sacrificaban a las víctimas e
inmolaban a los demonios. Del mismo modo abolió las sepulturas que se hacían en
bosques y montes, las escenas que se hacían, al modo de los gentiles, en las
encrucijadas, como para descanso de las almas, y los juegos profanos que hacían sobre
sus muertos, llamando a manes vanos y disfrazándose de espectro, de un modo báquico.
El buen duque no quiso que estas y otras sacrílegas abominaciones siguieran haciéndose
en el pueblo de Dios. Y, puesto que siempre veneró con corazón puro al Dios único y
verdadero y tuvo gran celo, agradó mucho a los amantes de Dios. Era en efecto un
príncipe notable, un buen general en el campamento y un soldado inexpugnable en las
armas. Cada vez que invadió Polonia, volvió siempre con un gran triunfo. El año de la
Encarnación del Señor 1093, el primero de su ducado, la devastó de tal modo que, de la
parte del río Oder que va desde el castillo de Recen hasta la ciudad de Glogov, a
excepción la ciudad de Nemci no habitaba ningún hombre. Y no dejó de devastarla
hasta que el príncipe Wladislao, después de grandes súplicas, pagara el tributo del año
anterior y el del presente hasta el último óbolo. La suma fue de mil marcos de plata y
sesenta de oro. Este entregó a su hijo Boleslao las ciudades que pertenecen a la
provincia de nombre Kladzko; lo envió luego, entregándolo en mano y prometiendo
fidelidad, al duque Bracislao, para que en obediencia a su tío pudiera poseer en paz la
provincia que le había entregado su padre. El propio duque Wladislao da juramento –un
tributo establecido ya en tiempos del duque Bracislao– de pagar en tiempo determinado,
anualmente, quinientos marcos de plata y treinta de oro, por la paz concedida.

II. El año de la Encarnación del Señor 1094, mientras el emperador Enrique III
trataba asuntos imperiales más allá de las montañas de Lombardía, fue convocado un
sínodo general por todos los príncipes y obispos del Imperio Romano, poco antes de
mitad de cuaresma, en la ciudad de Maguncia. A él envió el duque Bracislao a sus
obispos elegidos Cosmas y Andrés, llevándolos y entregándolos en mano al conde
palatino Rapotha, antes mencionado, para rogar que ellos fueran ordenados por el
arzobispo de Maguncia. El conde intervino por ellos y dio testimonio de cómo antes
había sido confirmada por el emperador, en la ciudad de Mantua, su elección. Fueron
entonces ordenados con la aprobación de todos los sufragáneos Cosmas y Andrés
obispos, el día cuarto antes de las idus de marzo,270 por el arzobispo de Maguncia,
llamado Rotardo.

III. Ese mismo año hubo una mortandad de hombres, pero muy grande en las
partes teutónicas. Pues al volver dichos obispos desde Maguncia, mientras pasaban por
cierta villa de nombre Amberk, no pudieron entrar a oír misa a la iglesia parroquial,
269
Es decir, el miércoles o el jueves.
270
Es decir, el 12 de marzo.
aunque muy amplia, la cual estaba fuera de la villa: todo su piso estaba lleno de
cadáveres. Lo mimo en la ciudad de Kaher; no había casa donde no hubiera tres o cuatro
cadáveres de hombres. Pasamos de largo no lejos de la ciudad y pernoctamos en pleno
campo. Ese mismo año el duque Bracislao, el mes de septiembre, se casó con cierta
señora de Baviera llamada Lukarda, hermana del conde Alberto. Ese mismo año, por
mandato del propio duque, el obispo Cosmas, el día quinto antes de las calendas de
octubre,271 consagró el altar del mártir San Vito, porque el monasterio todavía no había
sido llevado a última mano.

IV. El año de la Encarnación del Señor 1095 durante muchas noches apareció en
el cielo una zona de color rojo. El año de la Encarnación del Señor 1096, el día
decimoctavo antes de las calendas de mayo,272 por mandato del muy glorioso duque de
los bohemios Bracislao, el venerable obispo Cosmas consagró el monasterio de los
santos mártires Vito, Wenceslao y Adalberto. Ese mismo año hubo una gran conmoción;
más aún, una compunción en el pueblo por el deseo de ir a Jerusalén. Quedaban muy
pocos colonos en las partes teutónicas y sobre todo en Francia oriental, en ciudades y
villas. Por la gran multitud del ejército no podían todos ir por un solo camino. Algunos
de ellos, mientras pasaban por nuestra tierra, con la permisión de Dios se lanzaron sobre
los judíos, los bautizaban mal de su grado y mataban a los que se oponían. Viendo el
obispo Cosmas que esto se hacía en contra de los cánones, llevado por el celo de la
justicia intentó en vano prohibir que bautizaran a quienes no querían: no tenía quienes
lo ayudaran. En efecto ese tiempo el duque Bracislao junto con todo su ejército se
encontraba en Polonia, sobre la ribera del río llamado Niza. Después de haber destruido
el castillo de ellos, llamado Brido, mucho más abajo del mismo río edificaba igualmente
un castillo muy fuerte sobre un alto peñasco, de donde tomó el nombre de Kamenec.
Pero el que los judíos no muchos días después alejaron de sí el yugo de Cristo y
despreciaron la gracia del bautismo y la salud de la fe católica y de nuevo sometieron
sus cuellos al yugo de la ley mosaica, esto debe adjudicarse a la negligencia del obispo
y de los prelados de la iglesia. Fundado ya este castillo de Kamenec, antes de partir de
allí, el duque Bracislao tomó separadamente a su pariente colateral y secretario, Mutina,
hijo de Bosa, y le reprochó muchas cosas con las que a menudo lo había ofendido: “Si
no temiera yo ofender a Dios, sin duda te sacaría los ojos, como mereces; pero no
quiero, pues es un gran echar a perder lo que el dedo de Dios ha obrado en el hombre.”
Y llevando consigo solo dos soldados, lo quitó de su vista y presencia, lo envió a
Bohemia y mandó que fueran confiscados todos sus bienes. Y sin demora, mientras
volvía, el duque envió a unos hombres para que apresaran a Bosey, hijo de Cac y
pariente de Mutina. En efecto siempre había odiado al pueblo de los Wrissovici,273 pues
sabía que eran muy soberbios y engañosos. Después de apresarlo, inmediatamente
cumplieron lo mandado. En efecto lo pusieron en la popa de una nave junto con su
esposa y dos hijos y lo desterraron a Zribia. De ahí fue a Polonia y allí encontró a su
hermano Mutina. A ambos el duque de Polonia los recibió muy benignamente.

V. El año de la Encarnación del Señor 1097 el duque Bracislao llamó a sí a


Odalrico, hijo de Conrado, mandó apresarlo y lo envió en custodia al castillo de
Kladzko. El año de la Encarnación del Señor 1098 informaron al duque Bracislao que
algunos de los judíos habían huido. Unos de ellos habían llevado ocultamente sus
riquezas, en parte a Polonia y en parte a Panonia. Por ello el duque se llenó de ira y

271
Es decir, el 27 de septiembre.
272
Es decir, el 14 de abril.
273
Cf. 1, 34.
envió a su hombre de cámara con algunos soldados, para que los despojaran de pies a
cabeza. Este hombre vino y convocó a los judíos mayores en edad y les dijo:

“Pueblo ismaelita,274 que has nacido de las prostitutas,


el duque manda que le digáis por qué estáis huyendo
y disminuís sus tesoros, que adquiristeis gratuitamente.
Ahora las cosas que son mías, todas ellas son mías.
Vosotros no trajisteis de Jerusalén ninguna riqueza.
Bajo el César Vespasiano treinta fueron proscriptos
por una sola moneda; así fuisteis esparcidos por todo
el orbe. Vinisteis magros; idos magros donde queráis.
Dios es mi testigo de que fuisteis bautizados; dispuesto
fue todo esto no por mi voluntad, sino la del Señor.

Respecto de que de nuevo caísteis en el judaísmo, vea el obispo Cosmas qué es


lo que se debe hacer.” No bien dijo esto de parte del duque, inmediatamente
irrumpieron, removieron sus moradas y tomaron sus tesoros y todos los objetos valiosos
que encontraron. Solo les dejaron el grano de trigo, porque el suelo pertenece al
vencido. ¡Cuánto dinero les fue quitado ese día a los miserables judíos! Ni siquiera
después del incendio de Troya fue llevada tanta riqueza a la playa eubea.275

VI. Ese mismo, el día cuarto antes de las idus de diciembre,276 el obispo Cosmas
migró hacia Cristo. Este prelado fue humilde, simple, paciente y muy misericordioso;
sobrellevaba con ecuanimidad las ofensas inferidas por cualquier hombre, perdonaba
con piedad a quienes reconocían sus culpas, no era sordo para ayudar a las viudas ni
lento para ayudar a los huérfanos, era diligente para visitar a los enfermos, no se
olvidaba de la última suerte de todos y era pronto para hacer las exequias.

VII. Después de esto el duque Bracislao tenía la preocupación por las almas y,
considerando la potestad, a él concedida por Dios, de elegir un esposo para su iglesia,
comenzó con solicitud y vigilancia a examinar calladamente las costumbres de sus
clérigos y a averiguar sobre la conducta de cada uno de ellos, par ver a quién
promovería al sumo grado del sacerdocio. Y, aunque conocía bien, entre los suyos, qué
había en cada clérigo, reflexionando sin embargo en aquello de Salomón: “Hijo, haz
todo con consejo”,277 llama a Wigberto, su cuñado de parte de su hermana, hombre
sabio, erudito y muy perspicaz en tales cuestiones. Le dice: “Tú en tiempos de mi padre
el rey Wratislao fuiste en la curia siempre el primero entre sus amigos; tú conociste bien
las costumbres y la vida de los bohemios; tú no solo conoces a los laicos sino también a
todos los clérigos por dentro en su propia piel; con tu consejo deseo ahora elegir
obispo.” A esto el varón respondió con sus propias palabras atinadas: “Antes, mientras
tu padre era rey, mi consejo tuvo algún valor. Ahora viven hombres que tienen por
costumbre creer que ellos mismos valen algo, aunque no sean nada, y a quienes no
agrada ningún consejo sino lo que ellos saben. Pero vosotros sabéis mejor que, en un
asunto tan santo, aquellos que aconsejan para utilidad de la Iglesia deben estar
desprovistos de ira y odio, de compasión y de amistad; pues si esas cosas perturban el
274
En realidad ismaelita se suele aplicar a los árabes, como descendientes de Ismael., hijo de Abraham.
275
Según la mitología, los griegos se reunieron en Áulide, en la isla de Eubea, con el fin de enviar desde
allí la expedición contra Troya. Por supuesto, esto fue antes del incendio de Troya, que se produjo
después de tomada la ciudad.
276
Es decir, el 10 de diciembre.
277
En realidad, como dice Bretholz, el texto dice: ‘Hijo, no hagas nada sin consejo’ (Si 32, 24).
ánimo, la opinión humana se engaña. A mí no me obliga la amistad de nadie, la
compasión no me hace trastabillar, el odio no me inquieta ni la ira me inflama: por ello
diré delante de vosotros aquello que pide el orden de la justicia. Hay un capellán Det.
Padre y ahora tuyo, de nombre Hermanno, a quien tú conoces mejor. Este siempre fue
constante en el servicio del rey, fiel en lo que se le encargaba, confiable como ejecutor
de las legaciones, casto, sobrio, humilde y modesto, no violento, no ambicioso, no
altanero. Además, la primera virtud en un clérigo, es un hombre muy instruido y, en
cuanto mira a la humana opinión, parece ser un varón perfecto hasta su última uña; a no
ser que se considere un obstáculo el que sea huésped.” Entonces el duque, viendo con
admiración que su voluntad y la de él eran unánimes, dijo: “Tu corazón siente lo mismo
que el mío. El que es huésped, esto aprovechara más a la iglesia, pues la parentela no lo
consumirá, no lo preocupará cuidado de los hijos, no lo despojará la multitud de
parientes. Todo lo que a él llegue, de donde sea, todo lo tendrá la Iglesia, su esposa y
madre.

Yo haré entonces que este sea el obispo de Praga.”

Convocados sin demora los principales de la tierra junto con los prepósitos de la
Iglesia en Ciudad de Boleslao, según el deseo del duque, ante la alabanza del clero y el
favor del pueblo, Hermanno, promovido ya al diaconado, elevado con la prepositura de
Ciudad de Boleslao, a pesar de sí mismo fue designado para el honor más sublime del
obispado. Esta elección fue hecha el año de la Encarnación del Señor 1099, un día antes
de las calendas de marzo.278

VIII. Y como ese mismo año el emperador Enrique III celebró la Pascua en
Ratisbona, al duque Bracislao se le dio orden de ir allí con el obispo electo. Después de
celebrar la Pascua en la ciudad de Wissegrad, el tercer día después de la octava de
Pascua fue a Ratisbona. Antes de la fiesta había enviado dones caritativos tanto al césar
como a los principales que tenía como amigos en la curia. Salieron entonces unos tres
mil a su encuentro y lo condujeron a la ciudad con gran honor. A su primera petición, el
césar confirmó la elección de los bohemios y entregó a Hermanno el anillo y la vara
episcopal. Del mismo modos obtuvo con sus súplicas al césar que diera a su hermano
Borivoy el estandarte; y a él mismo lo asignara a los bohemios que habían ido con él,
para que, después de su muerte, elevaran a su hermano Borivoy al solio.

IX. Ese mismo año el duque Bracislao fue con un ejército a Moravia, reedificó
el castillo de Podiuin, lo dejó como había sido antes, lo entregó en potestad al obispo
Hermanno y allí mismo, en la ciudad de Sliunica, celebró la Pentecostés. Luego salió al
encuentro de Colomanno, rey de Panonia, en el campo llamado Luczko. Mucho se
dijeron recíprocamente en arengas, para beneplácito de ambas partes. Después de
obsequiarse mutuamente con diversos dones, confirman los antiguos lazos de amistad y
paz. Allí el duque Bracislao envía a Hermanno, su diácono electo, al arzobispo Serafín,
para ser ordenado. Él llegó a su sede de la ciudad de Strigonia en tiempos de
celebración de las sagradas órdenes, y el día tercero antes de las idus de junio279 lo
ordenó presbítero y a mí, aunque indigno, igualmente me promovió al mismo grado. El
duque, una vez realizado el consejo, volvió y acampó junto a la iglesia de Brinen. En
efecto estaba muy airado con los hijos de su tío Conrado, Odalrico y Lutoldo. Ellos
huyeron de su faz, se encerraron en plazas fortificadas y le entregaron las restantes
278
Es decir, el 28 de febrero.
279
Es decir, el 11 de junio.
ciudades, temerosos de que devastara la tierra. Entretanto el duque Bracislao dispuso
fortificaciones en las ciudades que le entregaron, las puso al cuidado de su hermano
Borivoy y volvió a Bohemia. Por otra parte los hijos de Otón, Zuatopluk y Ottik, junto
con su madre Eufemia, eran muy obedientes y fieles al duque. Igualmente ese mismo
año el duque Bracislao en la Navidad del Señor invita a un banquete a Boleslao,
pariente suyo por hermana. Este banquete había sido dispuesto en la ciudad de Satc y en
esa misma fiesta, con el consentimiento de todos los condes de Bohemia, Boleslao fue
hecho portaespada de su tío. El duque lo volvió a enviar después a sus propias tierras y
como don le concede, como ministerio por su dignidad de portaespada, que conserve los
cien marcos de plata y los diez talentos de oro del tributo que su padre Wladislao
pagaba.

X. El año de la Encarnación del Señor 1100 el duque Bracislao tenía por cierto,
por referencias de algunos, que el emperador quería celebrar la Pascua en la ciudad de
Maguncia. Consideró entonces que lo mejor era enviar a su obispo electo Hermanno,
para que llevara sus dones al césar y recibiera la bendición que esperaba de su maestro.
Y lo encomendó a Wigberto, quien del mismo modo debía ir al palacio del césar. Rogó a
este que favoreciera en tiempo oportuno todo el asunto. Pero como el arzobispo
Rothardo estaba acusado de simonía, había dejado Maguncia y moraba en Sajonia, por
mandato del emperador y con el elogio de todos los sufragáneos de la iglesia de
Maguncia, Hermanno fue ordenado obispo por el cardenal Rotperto, apocrisiario280 del
Papa Clemente que casualmente estaba allí, en la octava de Pascua el día sexto antes de
las idus de abril.281

XI. Narraremos ahora a vuestra caridad, como nosotros mismos lo vimos, algo
admirable y digno de memoria para siempre, que ocurrió ese mismo año; la divina
gracia se dignó revelarlo por los méritos de la santísima mártir Luzmila. En efecto la
señora abadesa Windelmuth, una sierva devota de Dios, reedificó por completo la
iglesia de San Pedro Apóstol, situada en el territorio del mismo monasterio y a la cual
ella presidía: por su antigüedad se hallaba derruida desde sus fundamentos. La abadesa
consiguió que el obispo la consagrara. Mientras según costumbre ponía en un cofre las
reliquias de los santos, entre otras cosas dio la señora al prelado un paño del ancho de
un palmo, que había tomado de Santa Luzmila. Le rogó que del mismo modo lo pusiera
en el cofre junto con las santas reliquias. Entonces el prelado, casi con indignación,
dice: “Guarda silencio, señora, sobre su santidad; deja que la anciana descanse en paz.”
A esto respondió la abadesa: “Señor, no digas así, pues Dios obra a diario muchos
milagros por su méritos. Inmediatamente por mandato del prelado traen una gran fuente
llena de brasas ardientes. Entonces el prelado, después de invocar el nombre de la Santa
Trinidad, arrojó el paño sobre los carbones, que vomitaban llamas. ¡Hecho admirable!
Alrededor del paño brillaron un pequeño humo y una pequeña llama, pero no causaron
ningún daño. Y esto añadió más al milagro, puesto que por el gran ardor no pudo ser
sacado por un buen rato de las llamas. Por fin, una vez quitado, se veía tan entero y
firme como si hubiera sido tejido ese mismo día. Ante tan evidente milagro el obispo y
todos nosotros derramamos lágrimas de gozo y dimos las gracias a Cristo. La iglesia fue
dedicada en honor de San Pedro Apóstol el día quinto, antes de las nonas de octubre.282

280
Legado eclesiástico.
281
Es decir, el 8 de abril.
282
Es decir, el 3 de octubre.
XII. Ese mismo año, el día decimoquinto antes de las calendas de noviembre, 283
Borivoy, hermano del duque Bracislao, en la ciudad de Znogem hizo un magnífico
banquete y tomó una esposa de nombre Helbirk, hermana del marqués oriental Lupoldo.
Y en estos mismos días Lutoldo,284 hijo de Conrado, admitido por concesión de Gotfrido
en el castillo de Racouz,285 infería muchas injurias a Borivoy devastando cada noche sus
villas gracias al refugio que tenía en ese castillo. Entonces el duque Bracislao se airó
mucho y, después de reunir nuevamente un ejército, movió su campamento a Moravia,
pues quería vengar la injuria a su hermano. Pero antes envió un mensaje a Gotfrido y lo
ponía por testigo de antiguos pactos de amistad, para que enviara sin demora
encadenado a Lutoldo o bien en ese mismo momento lo expulsara de su castillo. Esto no
pasó desapercibido a Lutoldo, quien, después de dejar fuera con un engaño a los
castellanos, ganó él mismo el castillo con sus propios soldados. Entonces Gotfrido,
junto con los legados que le habían sido enviados, sale al encuentro del duque junto a la
plaza de Wranou y, en presencia de todos, exclama que Lutoldo ha sido pérfido y
enemigo de la república; pide también el auxilio del duque para conquistar por la fuerza
el castillo, que en amistad y confianza le había sido prestado. El duque no se negó a su
pedido y rodeó la ciudad con su ejército. Allí durante seis semanas noche y día se luchó
encarnizadamente, hasta que el hambre, que destruye las ciudades sólidas, se hizo fuerte
en el castillo. Lutoldo, vencido por el hambre y quebrado en la guerra, se evadió y
noche y apenas huyó solo, después de abandonar a sus soldados. Estos de mañana se
entregan a sí mismos y al castillo en mano del duque. Entretanto, mientras se lleva a
cabo este combate, Paulik, hijo de Marquardo y pedagogo de Wladislao, muere herido a
flechazos; también fue muerto Dobes, hijo de Lztimir, mientras a su vez custodiaba las
vigilias de la noche. Con la pérdida de estos dos hombres y después de devolver la
ciudad a Gotfrido, el duque vuelve junto con los suyos victorioso a Bohemia.

XIII. Se acercaba ya la Natividad de Cristo y el duque moraba en la ciudad de


Ztibecna para cazar. Narran que cierto día en el almuerzo el duque le dijo a un cazador,
el cual estaba sentado no lejos de él, en la cuarta mesa: “Cucata, ¿piensas que yo ignoro
quién es entre vosotros el que me quiere matar?” Él, como hombre vehemente en sus
palabras, exclamó: “¡Dios aleje esto, y que tu ojo no perdone: que sea rápidamente
matado quien imagine tal cosa.” A esto, el duque: “¡Ah, buen hombre, nadie puede
evitar el hado inevitable!” Pero al día siguiente, como era la vigilia de Santo Tomás
Apóstol, después de ir a misa a la mañana, fue a cazar. Al volver por la noche le salieron
al encuentro unos asistentes con lámparas y antorchas. Inmediatamente Lork, un impío
ladrón enviado por el diablo, saltó de su escondite y, ceñida la espada, hirió con su arma
al duque en la ingle, con todas sus fuerzas. El duque cayó en medio del lodo, igual que

si el brillante Lucifer hubiera caído de lo alto del cielo.


Vuela al punto entristecida la multitud de los suyos

Y, una vez extraída la lanza, levantan medio muerto al duque. Pero aquel
ministro de Satanás, mientras se apresura en su huida a través de la noche sombría, se
cae con su caballo en una cisterna

que la lluvia había hecho precipitándose en un torrente.

283
Es decir, el 18 de octubre.
284
Cf. 3, 9.
285
Raabs, en Austria.
Es incierto si él mismo se hirió de propia mano o si la espada, caída de la vaina,
lo hirió mientras era arrastrado en medio del cauce, de tal modo que fluyeron todas sus
entrañas. Se produce un tumulto por la ciudad: unos saltan a sus caballos; otros va en
armas de aquí para allá buscando al autor de un mal tan grande. Inmediatamente uno lo
encuentra vivo a medias y, aunque la herida que tenía ya bastaba para su muerte, le
amputa sin embargo la cabeza con su espada y dice:

no irás sin culpa a las sombras oscuras del infierno;


acuérdate de llevar mis acciones al yerno de Ceres.286

Pero el duque, aunque estaba en tanto dolor y tristeza, no apartaba ni su boca ni


su espíritu de la alabanza de Dios: ofrecía una compungida penitencia y también
confesaba sus pecados, tanto al obispo Hermanno como a otros sacerdotes de Dios. El
tributo que en aquel tiempo era traído de Polonia y todo lo que encontró en su
habitación, todo esto hizo que por manos del obispo fuera repartido a los monasterios.
Y, después de haber dispuesto todas las cosas que debían disponerse a favor de su alma,
dijo: “Dad a mi hijito mis bastón y mi venablo: lo demás no puedo darlo, porque fue
Dios quien lo puso en mi potestad.” Y así la noche siguiente, después del canto del
gallo, el día undécimo antes de las calendas de enero287 entre las manos de los
sacerdotes, como un buen atleta de Dios devolvió una y otra sustancia288 a sus
principios. Pensamos que sin duda ya ha recibido o ha de recibir el consorcio celestial.
Uno del clero, mientras seguía el féretro hasta el sepulcro, renovaba su llanto en medio
de estas palabras: “Que el alma de Bracislao, Señor de los Ejércitos, viva libre de
muerte, Bracislao fuerte.” Cosa admirable, así con su llanto llamaba al llanto al clero y
al pueblo: mientras más lloras, más quieres llorar. Fue sepultado en medio del máximo
llanto de los suyos en el cementerio de la iglesia de San Wenceslao, afuera, delante de la
puerta, a la izquierda, como él mismo había dispuesto. Allí su hermana Ludmila,
servidora devota a Dios, sobre la tumba construyó y estableció una capilla en arco, en
honor de Santo Tomás Apóstol, para que a diario se celebrara allí misa por los difuntos.
Inmediatamente creció entre el pueblo la fama de que el duque había sido muerto por
consejo de Bosey y de Mutina, a quienes antes el rey había expulsado de su reino.
Algunos ponían en duda, como suele ocurrir, si era más culpable quien dio el consejo o
quien consintió en llevarlo a cabo. En verdad uno y otro son culpables, pero lo es más
quien aconseja el homicidio, pues se incrimina a sí mismo y también a otro. Por tanto
vosotros matasteis a Bracislao, vosotros los que disteis el consejo para que fuera
muerto. De inmediato el prelado y los condes mandan a un legado a Moravia, para que
busque rápidamente a Borivoy y que este se apresure a recibir el ducado de toda
Bohemia, entregado a él hacía tiempo por el césar. Este vino en seguida y, el mismo día
de la Natividad de Cristo, en medio del favor de todos, es entronizado. Entonces la
diosa de Cilene borra completamente los pocos vestigios que había dejado en Bohemia:
terminó odiando a la tierra y dirigiéndose a los lugares celestiales. 289 En efecto era de
justicia entre los bohemios que siempre entre los príncipes el mayor en edad tomara el
solio en el principado.
286
Según la mitología, Plutón, el dios de los infiernos, había raptado y hecho su esposa a Prosérpina, hija
de Ceres.
287
Es decir, el 22 de diciembre.
288
Es decir, alma y cuerpo.
289
Cosmas alude al mito de la diosa Justicia (llamada aquí Cilenia porque solía estar, mientras visitaba a
los hombres, en el monte Cilene, en Grecia). Dicho mito se halla en varias fuentes literarias (p. ej. como
anota Bretholz, en Ovidio, Metamorfosis 1, 150; y en Virgilio, Geórgicas 2, 473). Otro nombre de la diosa
era Astrea.
XIV. El año de la Encarnación del Señor 1101, Odalrico y Lutoldo, hijos de
Conrado, expulsaron de Moravia los refuerzos que había dejado allí para custodia
Borivoy al irse. Retomaron así ellos el control de sus ciudades. Del mismo modo, Bosey
y Mutina volvieron de Polonia. A ellos el duque Borivoy, no de corazón sino por
imperio de las circunstancias, les concedió sus gracia y recibieron las ciudades que antes
había tenido: Bosey, retomó Satc; Mutina, Lutomerice.

XV. Ese mismo año Odalrico va a presencia del emperador en la ciudad de


Ratisbona y, a través de amigos, le solicita con súplicas y lo fatiga con inmensas
promesas, para que le restituya el ducado de Bohemia, injustamente arrebatado por su
hermano menor Borivoy. El césar recibió de él el dinero y le dio las insignias y el
estandarte del ducado; no obstante deja al arbitrio de los bohemios la manera de elegirlo
como duque. Entonces Odalrico envió como embajador a un hombre muy elocuente
llamado Neusse, hijo de Dobremil: argumenta contra su hermano Borivoy, increpa a los
condes y los amenaza; se jacta también de ser mayor en edad y, según la debida
costumbre de la patria, reclama el honor de la sede principal, quitado a él injustamente
por su hermano menor. Sin duda él tenía una causa justa, pero ¿por qué buscas tú en
vano la cola y al mismo tiempo pierdes los cuernos? Así Odalrico tarde intentó echar de
su reino a su hermano Borivoy, ya confirmado este en el solio. Pero Odalrico, después
que a través de su legado advirtió que ni su hermano se apartaba del solio ni los condes
obedecían su consejo, solamente obtuvo con sus súplicas, por debida licencia del césar,
que se le permitiera invadir la provincia por la fuerza. Inmediatamente son asociados
como compañeros hombres muy fuertes en cosas de guerra: Sigardo, conde de la
fortaleza de Sala, y su hermano el obispo de Frisinga, llamado Odalrico; también, su
cuñado de parte de su hermana, llamado Friderico. Había inflamado sus ánimos para la
guerra prometiéndoles montañas de oro; les aseguró además que todos los mayores en
edad en Bohemia lo ayudaban. Incluso, de donde pudo, consiguió no pocos teutónicos,
quienes en su necedad consideraban que en Bohemia iban a encontrar, esparcidos y
expuestos en las plazas, montones de oro y plata. Después de reunir a todos estos,
Odalrico junto con su hermano Lutoldo entró en el mes de agosto en las partes de
Bohemia, pero con siniestro presagio. Pues Borivoy, después de reunir un ejército, le
salió al encuentro y acampó sobre dos colinas junto a la fortaleza de Malin, preparado
para librar combate contra ellos al día siguiente. Por otra parte los teutónicos fijaron
campamento en la otra parte del río Wyzplisa, de tal modo que uno y otro ejército
podían verse mutuamente. Ellos, después de advertir el consenso unánime de los
bohemios con el duque Borivoy, dicen a Odalrico: “¿Dónde están aquellos mayores en
edad en Bohemia, que tú decías que te favorecían? Sin duda nos mentiste por tu cabeza,
nos engañaste y nos condujiste a un gran peligro.” Quieren volverse pero no pueden,
porque por el mismo camino, después de ellos, venía Zuatoplik junto con su hermano
Otón, conduciendo dos columnas, en auxilio del duque Borivoy. ¿Qué podían hacer?
Rodeados en todas partes por lugares estrechos, se apresuraron en una torpe fuga por un
camino angosto y una senda muy estrecha, por donde se llega más allá del bosque de
Gabr. Allí el obispo de Frisinga perdió sus objetos litúrgicos; allí el ejército, ante la
dificultad del camino, junto con las cosas usuales perdió su carga. Al llegar la mañana
los bohemios se apoderaron de esos despojos, que no eran ya de sus enemigos. En ese
tiempo Borivoy y Zuatoplik estaban de acuerdo y unánimes uno con otro. De dónde
surgió entre ellos la discordia, sobre esto diré unas pocas cosas, refiriéndome a hechos
anteriores.
XVI. El año de la Encarnación del Señor 1002 Wladislao, duque de Polonia,
tenía dos hijos: uno, engendrado de una concubina, llamado Izbigneu; el otro, nacido de
Iuditha, hija del rey Wratislao y de nombre Boleslao. Entre estos dividió en medio su
reino. Pero como, según la palabra del Señor, todo reino dividido contra sí mismo será
desolado y casa sobre casa caerá290 y, como se suele decir, no puede haber al mismo
tiempo dos gatos encerrados en una sola bolsa, el año de la Encarnación del Señor 1003
Izbigneu, después de la muerte de su padre, tomó inmediatamente las armas contra su
hermano y, prometiendo dinero, asoció consigo al duque Borivoy en su ayuda. Este
inmediatamente después envió a Zuatoplik a Moravia y, una vez reunidos, acamparon
junto a la ciudad de Recen. Al oír esto, Boleslao envió a su ayo Zkribmir y rogó al
duque Borivoy que se acordara de su parentesco; afirmaba que él le era más próximo, a
través de Iuditha, su hermana; le ofreció también en manos diez bolsas, llenas de mil
marcos. ¡Oh riqueza, reina de todo mal, amiga del fraude, rival y enemiga de la fe, tu
reprimes a la justicia y subviertes los juicios rectos! Corrompidos por ti Grabissa y
Protiuen, consejeros del duque Borivoy, lo obligan a negar la fe prometida a Izbigneu.
El duque, una vez recibido el dinero, volvió a su propia tierra y, puesto que no le dio ni
un óbolo a Zuatoplik, se dice que este, indignado y lleno de ira, se lamentó: “Extinguiré
mi incendio con mi ruina.”291

XVII. El año de la Encarnación del Señor 1004 Juan fue elegido como obispo de
Moravia. Ese mismo año Zuatoplik envía a Bohemia a unos indagadores de la maldad,
delatores de la justicia, sembradores de discordia e inventores de toda clase de malas
artes, para que

unánimes pudieran armas a los hermanos para la guerra.

Estos recorren casi todas las ciudades de Bohemia: corrompen a unos con
dinero; a otros, con dones; a otros, con promesas. También, con astucias de toda clase,
unen al partido de Zuatoplik a todos los que sabían que eran ávidos de cosas nuevas, a
los que habían sido privados de sus dignidades y a quienes eran versátiles e inconstantes
de ánimo. Así dispuestas las cosas, el año de la Encarnación del Señor 1005, cuando el
sol moraba en la décima parte de Libra, Zuatoplik entró con su compañía en Bohemia y
le salieron al encuentro tropas de hombres pérfidos. En verdad algunos de ellos
esperaban recibirlo con las puertas abiertas, bajo las propias murallas de la ciudad de
Praga. Pero antes, ese mismo día, el duque Borivoy había ido muy temprano y ocupado
la ciudad con fuertes guarniciones; se la había entregado al obispo Hermanno y él
mismo se había dirigido con los suyos a Wissegrad. Entonces Zuatoplik, después de
ordenar convenientemente su ejército, aparece con seis legiones en el campo y, como
ninguno le salía al paso desde la ciudad, incierto y dudoso se detuvo un poco; luego
vadearon el río Wlitaua, por debajo de la ciudad llamada Bubni, se acercaron a la
ciudad, encontraron cerradas las puertas y vieron que los soldados se encaramaban
valientemente sobre los muros. Allí fueron confundidos por cierta esclava que estaba
sobre los muros y, volviendo por el mismo camino, fijaron sus tiendas entre una y otra
ciudad, en el lugar donde suele haber mercado los sábados: estimaban que de una y otra
ciudad sus conjuradores esa noche iban a ir hacia ellos. Como no hicieron tal cosa, al
amanecer Zuatoplik convocó a sus fuerzas y comenzó a hablarles: “Aunque no hay
tiempo para que me extienda en palabras, diré sin embargo algunas cosas sobre esta
ocasión, para que nadie piensa que temo a la muerte. Pues la muerte es muy apta para
290
Como anota Bretholz, cf. Lc 11, 17.
291
Como anota Bretholz, hay aquí una cita de La conjuración de Catilina (31, 9) de Cayo Salustio.
los tímidos y perezosos, para quienes esta vida es suave; para un varón fuerte sufrir la
muerte en batalla es más dulce que néctar líquido. Pues ya hace tiempo determiné
conmigo o apoderarme de un pan o de un honor mejor o, luchando con honra, sucumbir
a la muerte. La única muerte que debéis temer es que ninguno de vosotros, capturado,
con las manos atadas por la espalda y hecho un espectáculo para los enemigos, caiga
muerto por la segur, cual un buey llevado como víctima. Pues para los vencidos hay una
sola victoria y memoria digna de alabanza, que los enemigos obtengan una victoria
incruenta.” Así dijo y, dirigiendo inmediatamente sus tropas a Moravia, habló así al
conde Wacek: “Oh admirable condición de la Fortuna, por la cual me veo ahora
obligado a sentarme en el piso como una lechuza, la cual me pareció que, a la manera de
una veloz águila, había subido casi hasta las nubes.” Le respondió Wacek: “No te
quiebre, mi señor, esta adversidad, la cual será seguida pronto por la prosperidad, pues
la claridad del sol brilla más después de las acuosas nubes. Tal es en el mundo la
vicisitud de todas las cosas.” No bien se fueron, el duque Borivoy los seguía con los
suyos pero, aunque tenía siete veces más soldados que ellos, no se atreve sin embargo a
entablar batalla, pues temía la perfidia de los suyos: no fuera que abandonaran su
campamento y se pasaran al ejército enemigo. Pero los siguió de lejos hasta la entrada
de un bosque.

XVIII. El año de la Encarnación del Señor 1006 el diablo, el autor de las


discordias, sembraba discordias en todo el mundo. Algunos de sus cooperadores
llegaron a ser principales entre los teutónicos. Ellos sedujeron al hijo del emperador,
esto es al rey Enrique IV, para que tomara armas contra su padre. Este huyó de la faz de
su hijo y con unos pocos se rodeó de armas en la ciudad de Ratisbona; envió también
por el duque Borivoy, para que fuera en su auxilio con un ejército. Y sin demora los
bohemios fueron y acamparon no lejos de Ratisbona junto al río Rezna; de la otra parte
de ese río estaba el campamento del hijo del emperador. Entonces quienes parecían ser
favorecedores del césar, Lupoldo en primer lugar, marqués oriental, de noche se evadió
en fuga con los suyos; por su parte los marqueses Depoldo y Berengero se pasaron al
campamento del rey menor Enrique. Los bohemios, al ver que por todas partes habían
sido abandonados, al mismo tiempo de noche maduraron, como pudieron, su huida.
Viendo esto, el emperador deja Ratisbona y, avanzando por la región austral, por el
camino que lleva a Netolic, entra en Bohemia. El duque Borivoy lo recibió con honores
y, como disponía el propio césar, le da un conducto digno del césar, llevándolo a través
de su tierra hasta Sajonia, a su yerno Wigberto. Luego a través de Sajonia cruzó el Rin y
llegó a Leodio; allí no muchos días después junto con la vida perdió su imperio, el día
sexto antes de las idus de agosto.292

XIX. Ese mismo año Zuatoplik convocó a quienes lo habían seguido desde
Bohemia y les pidió su consejo sobre lo que convenía hacer, una vez iniciado su intento.
Entonces Budivoy, hijo de Hren, mayor que los demás en edad y más elocuente en la
lengua, hombre ecuánime en la prosperidad y en la adversidad, desde sus primeros años
varón instruido y lleno de ingenio en tales asuntos, habló con estas palabras: “Varios es
el azar en la guerra, y ahora estos son los que prevalecen en la guerra. Nosotros no
hemos peleado hasta la sangre; todavía no hicimos con nuestras cabezas el punte con el
que se llega al solio; pero lo hemos de hacer, si la suerte nos impulsa a hacerlo. Pero,
puesto que no siempre con las armas, sino que frecuentemente se llega a los más altos
sitios del honor con engaños, valgámonos de engaños. Con tales artes Troya fue
capturada por los argivos el décimo año, y Prudencio dice en la Psicomaquia:
292
Es decir, el 8 de agosto.
‘no importa si la palma se consigue con armas o con dolo.’293”

Y sin demora es enviado a Bohemia otro engañador Sinón, con muchos engaños,
su nieto Gapate. Este, preparado para una y otra fortuna, no temió la muerte. Con razón
le corresponde el nombre de viril, porque obró virilmente. Pues, así como antes Sinón
con sus mentiras introdujo en Troya a los argivos armados, encerrados en el caballo;294
así también por su falaz ingenio Bohemia vencida quedó en manos de Zuatoplik. Este
hombre, no bien llegó a presencia del duque Borivoy, se puso de rodillas y con fingidas
lágrimas bañó sus pies. Finalmente le ordenaron levantarse y dijo así: “¡Ay de mí
miserable! Apenas

me he podido esconder y me he evadido de las manos

del impío Zuatoplik. Si me hubiera atrapado, sin duda me habría quitado estos
ojos. Por ello, puesto que no puedo vengarme de otro modo, Dios omnipotente, séame
permitido al menos descubrir sus secretos; séame permitido dar a conocer a todos los
favorecedores de él que hay en esta tierra.” Y así, mezclando cosas verdaderas y falsas,
acusa a Zuatoplik de muchas maldades y, para que se le crea más, afirma sus palabras
con juramentos. Con tales artes y acechanzas el duque Borivoy, hombre bueno y simple,
se dejó engañar y creyó estas mentiras. De modo incauto cortó e hizo caer de su elevado
sitial a los ramos robustos en los que se apoyaban él mismo y su honor. En efecto a
menudo intentó apresar a sus fieles amigos Bosey y Mutina y castigarlos como
enemigos de la república. Pero sus consejeros Grabissa y Protiue no ocultaban bien sus
designios, los cuales no pasaron desapercibidos para los mencionados condes. Estos
inmediatamente se dirigen a Wladislao y añaden estímulos a quien ya bramaba y estaba
lleno de ira, para que se enojara más contra su hermano Borivoy. Ya le había negado su
fidelidad, fraternidad y amistad y había enviado abiertamente ante Zuatoplik, a
Moravia, al hermano de Willehalmo llamado Pulón, Al llegar este, Wladislao y los
condes, ¡insensatos!, enemigos todos de sí mismos y en contra de su propia patria, lo
llaman para su propia perdición, como a un lobo rabioso a un corral de ovejas, el cual
no solo desgarraría a las ovejas sino también a los propios guardianes. Entonces
Borivoy, manso como un cordero, es privado de su reino: por otra parte Zuatoplik, más
cruel que un tigre y más feroz que un león, es entronizado, el año de la Encarnación del
Señor 1007, el día anterior a las idus de mayo.295

XX. Los pueblos vecinos admiran este hecho nunca antes visto en Bohemia y,
por presagios de una vana mente, auguran para los bohemios cosas peores para el
futuro. Por ello se alegran en Panonia los hijos de Casandro; también se regocijan con
labios incircuncisos296 los hombres abyectos de Polonia. En efecto, mientras estos
príncipes se hostigan entre ellos, esos otros hombres gozan de descanso. Pero muchos
de los condes, a quienes el propio Borivoy había hecho, de recién llegados, condes, lo
acompañan y parten con él a Polonia. Zobeslao, el tercero de nacimiento después de
Borivoy, joven de buena índole, al ver lo que ocurría, siguió a su hermano a Polonia. En
estos tiempos el rey Enrique IV casualmente estaba en Sajonia. Borivoy va con prisa,
llora ante él por la injuria que le había sido inferida y le promete que le dará gran
293
Prudencio era un poeta latino cristiano del s. IV; el verso citado, como anota Bretholz, es el 550.
294
Virgilio narra en el libro II de la Eneida la destrucción de Troya: Sinón fue un griego encargado de
convencer a los troyanos para que introdujeran el célebre caballo en la ciudad.
295
Es decir, el 14 de mayo.
296
Como dice Bretholz, es una expresión bíblica (cf. Ex 6, 12).
cantidad de oro y plata, para que le restituya el ducado de Bohemia, que le había sido
quitado injustamente. Inmediatamente el rey mandó a uno de sus lugartenientes y
ordena en pocas palabras a Zuatoplik: “Por la corona de mi cabeza te ordeno y prescribo
que sin dilación vengas a mí; o, si demoraras en venir, sin duda en justicia y juicio yo te
visitaré rápidamente, a ti y a tu Praga.” Zuatoplik, después de reunir un ejército, llegó a
la propia entrada del bosque, junto a la ciudad de Hlumec, convocó a sus próceres y
principales, puso al frente de ellos a su hermano Otón y dijo: “Yo iré solo y con peligro
de mi cabeza escrutaré los ánimos ambiguos del rey. Vosotros permaneced aquí en
espero de lo dudoso de este incierto acaecer; de lo demás, Dios omnipotente prevenga y
ayude vuestras acciones.” Después de tomar consigo unos pocos, va temerariamente al
encuentro de un ostensible lazo. ¡Oh necia sabiduría de un varón! ¡Audaz, por el
contrario, audacia de un duque! Pues va sin desconocer qué hará un rey corrompido por
el oro y avaro como el infierno. Al verlo venir, el rey sin ninguna audiencia mandó que
lo pusieran en custodia, convocó a los que venían con él y les entregó al duque Borivoy,
para que lo volvieran a conducir a la ciudad de Praga y lo elevaran a la cátedra
principal. Volvieron ellos con él y al tercer día acamparon junto al castillo de Donin. Al
oír esto, dice Otón a los suyos: “¿Qué esperamos aquí? Ya pasó lo que temíamos y
ocurrió lo que con miedo aguardábamos. Vayamos y veamos al nuevo duque, si la
diestra del rey puede defenderlo de nuestra lanza.” Dispuso seis legiones de soldados
elegidos, cruzó los montes de noche y al amanecer irrumpió en el campamento de
Borivoy. Pero él ya conocía esto y había huido, pues cierto prófugo del campamento de
Otón le había manifestado la causa.

XXI. El prelado Hermanno, hombre prudente y justo, estaba puesto en medio de


los diversos azares de uno y otro duque como entre Escila y Caribdis. 297 Para no parecer
seguir ninguna de las dos partes, inciertas ambas, se fue con su amigo Otón, obispo de
Bamberg. Pero Borivoy, aunque no obtuvo lo solicitado, pagó sin embargo al rey el
dinero prometido. Pero todos los hombres –así son las cosas– somos a la vez grandes y
pequeños. Así un duque de gran nombre fue puesto en custodia de un hombre
insignificante, obedecía a sus palabras y era insultado por gente indigna.

¡Ah, cuántas preocupaciones agitaba él en su pecho,

cada vez que intentaba doblegar la ira del rey, a través de los principales del
palacio! Pero, puesto que en vano la puerta de los reyes es golpeada con manos vacías,
y en cambio una mano rica es capaz de quebrar el diamante, promete al rey diez mil
marcos de plata. ¿Qué no será capaz de dar un hombre que siente la espada sobre su
cerviz? ¿Qué hombre puesto en extrema angustia no daría con gusto en su propio favor
todo lo que tuviera? Además, si el rey le pidiera cien mil talentos, ¿no sería muy tonto si
a cambio de su vida no le prometiera montañas de oro? Por ello el rey recibió de él un
juramento de fidelidad y lo envía, en compañía de uno de sus ayudantes, para que este
tomara los bienes ya establecidos. Al llegar a Praga, despojó inmediatamente los
santuarios y ornamentos, se apoderó de adornos femeninos y arrebató cuanto brillaba de
oro y de plata: apenas recogió siete mil marcos; por lo demás, entregó al rey a su
hermano Otón como rehén. Del mismo modo el prelado Hermanno vino con un aporte
de la santa iglesia y dio al duque setenta marcos; igualmente cinco palios de la misma
iglesia, con bordados de Ratisbona, fueron dejados a los judíos como prenda de
quinientos marcos de plata. Y en verdad no hubo abad, prepósito, clérigo, laico, judío,
mercader, banquero o citarista que no diera, incluso mal de su grado, algo de sus
297
Según la mitología, eran dos monstruos marinos del estrecho de Sicilia.
depósitos al duque. Pero después de unos pocos días Otón se fugó y volvió hyasta su
hermano desde la corte real; esto disgustó mucho al rey.

XXII. El año de la Encarnación del Señor 1008 ocurrió lo que suele ocurrir
cuando un hombre y una mujer duermen en el mismo lecho:

es engendrado inmediatamente un tercer hombre;

y así la noble esposa del duque Zuatoplik

dio a luz a un tierno niño y lo suspendió de sus ubres.

Cinco meses después el rey Enrique mandó a buscarlo, lo levantó de la fuente


del bautismo y lo llamó con su propio nombre, Enrique. Lo devolvió luego a su
compadre y le perdonó toda la deuda, esto es tres mil talentos. Le ordenó además que
estuviera preparado para ir con él en una expedición contra la crueldad de los húngaros.
En efecto por pedido de algunos teutónicos se había propuesto ir allí, para vengar la
muerte de unos jerosolimitanos, a quienes aquel pueblo había matado cruelmente a
espada; a otros había hecho esclavos. Y ya en el mes de septiembre, mientras Zuatoplik
permanecía en Panonia junto con el rey, en la ciudad de Possen, Borivoy junto con los
polacos entra de modo hostil en Bohemia; ante esto Wacko y Mutina son puestos en
fuga junto con sus fuerzas y dejan la fortaleza que había sido puesta firmemente frente a
los confines de Polonia. Pues el duque al irse había confiado a estos dos toda su
preocupación y los había puesto al frente de todos, para que fueran la tutela de
Bohemia. Al ver Wacko que su compañero Mutina no peleaba valerosamente ni resistía
de modo viril a sus enemigos al combatir por la fortaleza, desde ese momento pensó que
era por su consejo que Borivoy había entrado en Bohemia. Envió entonces a uno de sus
soldados para que confiara todo esto al duque Zuatoplik. Del mismo modo prepara con
engaños a otro soldado y lo envía al campamento del duque Borivoy. Este soldado, listo
para ambas cosas,

ya sea para maquinar engaños o para sucumbir a la muerte,

Viene al mencionado duque Borivoy, finge que ha huido del campamento del
duque Zuatoplik y le anuncia que ya ha vuelto de Hungría y al día siguiente peleará
contra ellos; confirma esto con un juramento. Ellos, engañados por tales mentiras, esa
misma noche volvieron a Polonia. Al oír esto se afirma que el rey Enrique dijo a su
compadre Zuatoplik: “Será más vil que un alga abandonada, si no llego a vengar con los
polacos las injurias hechas a ti.” Mientras tanto Zuatoplik, inflamado de ira, hace
castañetear sus dientes, ausente él mismo, contra el ausente Mutina; brillan sus ojos y
suspira profundamente. A duras penas aguarda el día en que pueda derramar su ira; no le
importa nada el castigar solo a Mutina y se obliga con duras promesas y juramento a
destruir toda esa generación, como quien extingue una lámpara con una espada. Pero,
como tiene a algunos de ellos delante de sus ojos, se duele en su corazón pero su rostro
se muestra alegre con todos. Al llegar él, en la propia entrada de un bosque, junto a la
ciudad de Lutomisl, Wacek y Mutina le salen al encuentro. Ese mismo día algunos
amigos de Mutina le anuncian que, si no huye, perderá sin duda la vida o sus ojos. Pero,
tal vez porque se destino lo apremiaba, las palabras de sus amigos les parecieron como
delirios. Dijo pues: “No es hombre fuerte quien teme el destierro de la muerte.”298
298
En el latín también hay esta rima interna: Neque est vir fortis, fatum qui timet mortis.
XXIII. Pero cuando entraron al Castillo de Wratislao, al día siguiente, de
mañana muy temprano convocó a una asamblea a todos los principales. Una vez
reunidos estos, así como un león que es lanzado desde su celda al teatro y, rugiente con
su melena erizada, aguarda su comida; así también Zuatoplik entró a la sala, se sentó en
medio de un tronco de chimenea y, más encendido de ira que una chimenea ardiente de
siete llamas, miró en derredor a todos y con torva faz dijo estas palabras llenas de
indignación contra Mutina:

“¡Oh, generación funesta y simiente odiosa para los dioses,

malvados hijos de los Wrisowici,299 familiares enemigos de nuestro linaje!


¿Acaso alguna vez se irá de mi memoria lo que hicisteis a mi antepasado Iaromir, que
fue un juego para vosotros pero para nosotros sempiterno escarnio?300 ¿Acaso me
olvidaré de que a mi hermano Bracislao, que era una ilustre estrella en el cielo de los
duques, tú y tu hermano Bosey lo matasteis de un modo maligno?301 ¿Qué méritos tenía
mi hermano Borivoy, quien reinaba bajo vuestra potestad y os obedecía como propiedad
comprada por vosotros? En verdad por una soberbia innata en vosotros no tolerasteis la
modestia del duque y me inquietasteis a mí con vuestras acostumbradas maquinaciones;
finalmente accedí a vuestros malvados consejos y pequé contra mi hermano Borivoy,
pues lo privé del solio. Y esto

es lo único que me duele y me dolerá para siempre.

Pero oíd una y otra vez vosotros, mis principales, lo que hizo ese Mutina, hijo de
iniquidad y cabeza de toda impiedad. A él hace poco, cuando estaba yo en expedición
con vosotros, lo dejé como segundo después de mí, como rector y autoridad de esta
tierra. Pero ese buen hombre fingió que iba de caza y no temió ir de noche a Polonia, a
la ciudad de Zvini; allí con su tío Nemoy hizo un plan para privarme del solio.” Se
produjo un murmullo confuso y el asentimiento común hizo que el ánimo del duque, ay
ardiente de ira, ardiera más y más. Entonces el duque hizo una señal a un guardia suyo,
que conocía su intento, y salió fuera. Este inmediatamente se lanzó sobre Mutina, quien
estaba completamente desprevenido. ¡Qué admirable la constancia del conde! Pues
permaneció sentado inmóvil ante los dos primeros golpes; al tercero, cuando intentaba
levantarse, fue herido mortalmente. Esa misma hora y en la misma sala fueron
capturados Vnizlau, Domasa y dos hijos de Mutina. Cierto Neussa, quien era de otra
nación pero muy allegado sin embargo a Mutina, huyó al ver lo que sucedía. Y habría
huido, pues ya estaba andando entre los arbustos, fuera de la ciudad, de no haber sido
notable por su túnica roja: inmediatamente fue capturado, lo castraron y le sacaron los
ojos. Y como siempre suele ocurrir cuando irrumpe un lobo feroz en el corral de las
ovejas, que se enfurece, mata y no aplaca su rabia ni cesa en su matanza antes de
exterminar a todas las ovejas; así también Zuatoplik, olvidado ya de la muerte de un
solo hombre, ardió en ira y mandó que todo aquel pueblo, sin distinción de edad y sin
pérdida de tiempo, fuera condenado a la pena capital. Y ante la presencia de los condes,
que estaban de pie junto a él, dijo: “A quien no aborrece el cumplimiento de mis
mandatos le será dada una masa de oro. Pero quien mate a Bosey y a su hijo, este
recibirá el céntuplo y poseerá su heredad.” Los vientos no vuelan más velozmente

299
Cf. 1, 34.
300
Cf. 1, 34.
301
Cf. 3, 13.
cuando su rey Éolo perfora con una lanza los costados del monte bajo el cual están
retenidos:302 con gran velocidad Wacula, Hermanno, Kyrassa y otros muchísimos
principales subieron de un salto a sus caballos y vuelan con rápida carrera en pos del
destino de Bosey y de su hijo. Los demás recorren las tierras y escudriñan, para quitar
del medio a todo ese pueblo.

XXIV. Mientras tanto Bosey en la ciudad de Lubic, ignorante de estos destinos,


mientras se dispone junto con su hijo y su mujer al almuerzo, se acercó un joven y le
dijo: “Señor, una multitud acude sin orden de prisa por el campo.” Él dijo: “Vienen de la
expedición; que vengan a nosotros, con la bendición de Dios.” Mientras dice estas
cosas, he aquí que el truculento Kyrassa abre las puertas y, con el brillo de su espada
desenvainada, exclama: “Sal, malvado, sal, mal consejero, tú que sin causa mataste a mi
pariente Tomás en tiempo de cuaresma.” Se levantó entonces sufijo Boruth y dijo:
“¿Qué hacéis, hermanos? Si os mandaron capturarnos, podemos ser capturados sin
armas y sin tumulto.” E inmediatamente recibió incauto la espada en medio del vientre;
y sin demora su padre

recibió el acero todavía manchado en sangre de su hijo.

Los otros atacantes, como sitiadores de una ciudad, saquean innúmeras riquezas
y, como dice Catón:

en poco tiempo se pierde lo que en mucho se ganó.303

Pues de tantas riquezas ni siquiera les quedó un paño con el que fueran cubiertos
sus cuerpos, sino que sin sarcófago y sin honras fúnebres Bosey y su hijo Baruth, como
jumentos, fueron lanzados desnudos a una fosa el día sexto antes de las calendas de
noviembre.304 No me es lícito saber cuántas cabezas de ese pueblo fueron entregadas a
la muerte, porque no perecieron ni en un solo día ni en un solo lugar. Pues unos fueron
llevados al foro y matados como brutos animales; otros, degollados en el monte Petrin;
muchos fueron muertos en los techos o en las plazas. ¿Qué podré narrar sobre la muerte
de los hijos de Mutina, cuya muerte pareció más cruel que toda muerte? Pues eran
niñitos de buena índole, bellos en su rostro, amables de ver, tales cuales ningún hábil
artífice en blanco marfil ni pintor en muros podrían expresar. Nosotros vimos cómo eran
arrastrados miserablemente al foro y a cada momento clamaban: “¡Madre mía, madre
mía!”, mientras un cruento verdugo los mataba como a cerdos, golpeándolos bajo la
axila con el cuchillo.

Huyen todos, golpeándose en sus pechos,

Para no ver al verdugo cuando hacía algo tan cruel. Algunos de los demás de ese
pueblo se salvaron mediante la huida –unos fueron a Polonia y otros huyeron a Panonia.
Sobre estas muertes y huidas tenemos mucha materia para escribir, pero no queremos, al

302
En un pasaje de la Eneida de Virgilio (1, 51 ss.) se describe la caverna en que Éolo, dios de los vientos,
los tenía encerrados.
303
Dísticos de Catón 2, 17. Se da el nombre de Disticha Catonisa una colección de proverbios latinos que
en la antigüedad pasaba por obra del célebre Catón el Censor, un político romano nacido el 234 a. C.
304
Es decir, el 27 de octubre.
modo de los machos cabríos, que parezca que hacemos una tragedia.305 Volveremos por
ello a la crónica, de donde partió nuestra digresión.

XXV. Después que el rey Enrique acabó con el sitio de la ciudad de Possen y
volvió, Colomanno, rey de Hungría, no mucho tiempo después, queriendo vengar las
injurias que le había inferido el duque Zuatoplik, entró a Moravia y comenzó a
devastarla de modo hostil. Pues cuando el rey Enrique estaba de lleno dedicado a las
armas y sitiaba por todas partes la ciudad de Possen, el citado duque y sus bohemios no
dejaron de incendiar nada de cuanto estaba de esta parte del río Wag, desde
Trencinópolis hasta donde este río desemboca en el Danubio. El mencionado duque
incluso había apresado y privado de la nariz y de la vista a espías y exploradores
enviados por el rey de Panonia. Del mismo modo cierto día el rey eligió más de mil
hombres de entre los soldados escogidos y los envió, para que mediante acechanzas
capturaran a los escuderos que llevaban el ganado a pastar o para que cayeran de noche
sobre los desprevenidos teutónicos. En efecto el duque Zuatoplik conocía de antemano
el lugar donde se ocultaban en medio de las lagunas. El duque Zuatoplik se lanzó de
repente y, así como a peces capturados en una red, mandó que, a todos hasta el último, a
unos mataran y a otros suspendieran en el potro; a unos pocos les concedió la vida,
después de recibir mucho dinero. Por estos hechos y otros semejantes con los que había
afligido a los húngaros, al oír el duque Zuatoplik que el rey Colomanno había invadido
Moravia, inmediatamente reunió un ejército tanto de Bohemia como de Moravia. Se
apresuró en la oscura noche por el bosque, ardiendo en deseos de ir ocultamente hacia el
enemigo y de trabar combate con él al día siguiente. Pero entre tantos millares de
soldados que se apresuraban ocurrió una cosa admirable. En efecto en la pupila del ojo
del propio duque una rama mal cortada, que estaba puesta hacia delante, se le clavó tan
fuerte que con mucha dificultad junto con la astilla le sacaron el ojo. Levantaron al
duque medio muerto y el ejército, lleno de tristeza, volvió a su tierra, el día anterior a
las idus de noviembre.306

XXVI. El año de la Encarnación del Señor 1009, en la décima luna del mes de
febrero,307 como hacía un gran frío y todas las aguas estaban muy congeladas, el duque
Zuatoplik, después de sanar de su herida en el ojo perdido, reunió de nuevo un ejército
y, apresurándose durante tres días y tres noches continuos, entró en Hungría. Como
nadie lo sabía, de repente se puso con su ejército junto a la ciudad de Nitra. Y habría
irrumpido en ella, si no hubieran cerrado la puerta los guardias, quienes estás siempre
allí custodiando. Después de devastar e incendiar los suburbios de la misma, les salieron
al encuentro muchos hombres que corrían y que huían a caballo a dicha villa. Se
apoderaron de ellos como de gavillas en el campo, quemaron sus villas y, después de
devastar toda esa región, cargados de gran cantidad de jumentos y demás cosas
volvieron alegres a sus propios lares.

XXVII. Ese mismo año el excelentísimo rey Enrique se acordó de su ira e


indignación contra el duque de Polonia, llamado Boleslao; también, de la promesa que
había prometido a su compadre Zuatoplik junto a la ciudad de Possen, como antes
dijimos. Fue a través de Sajonia y llevó consigo a bávaros, alamanes, francos orientales
y aquellos pueblos que están cerca del Rin, hasta los términos occidentales de su

305
El autor juega con la etimología de tragedia, palabra de origen griego que tienes las ideas de ‘canto’ y
de ‘macho cabrío.’
306
Es decir, el 12 de noviembre.
307
Es decir, el 14 de febrero (Bretholz).
imperio. Tampoco faltaron lo sajones, más duros que piedras, y sus largas lanzas.
Después de unir a los bohemios a ese número, el mes de septiembre entró en Polonia y
dispuso un sitio sobre la fortaleza de Glogov. Devastó esa tierra desde una y otra parte
del río Oder, desde dicha fortaleza hasta el castillo de Recen, y con un gran botín volvió
a su campamento. Allí, después de despedir para el día siguiente al duque Zuatoplik y a
su ejército, pasaron todo el día hasta la noche en asuntos del reino. Mientras tanto hubo
en el campamento cierto soldado más audaz que los más audaces y, como después
escuchamos de quienes así referían, enviado por Juan, hijo de Csta de la estirpe de los
Wrissovici. Estaba preparado

o para adquirir la fama con sus grandes osadías


o para perder la vida junto con la muerte del duque.

Se detuvo bajo una coposa haya junto al camino, por donde se va a la curia real,
aguardando que el duque volviera de la corte del rey. Ya en el primer crepúsculo de la
noche, al ver al duque rodeado por un gran grupo de nobles que lo seguían, saltó a su
caballo, poco a poco se mezcló entre la columna y con todas sus fuerzas, dando al duque
un golpe entre las espaldas

lo hirió hasta el corazón, perforando con el hierro mortal.

Él, antes de tocar la tierra, exhaló su espíritu

once días antes de las calendas del mes de octubre.308


La multitud no sin gran tristeza llevó su cuerpo exánime,
lo lloró y lo devolvió, entre lágrimas a su campamento,
y allí por la noche se produjo un inmenso tumulto.

Pues iban errantes de aquí para allá y volvían de nuevo, hasta que Purchardus,
enviado por el rey, aquietó los inciertos movimientos de la plebe. Al llegar la mañana
vino el rey para llorar sobre su compadre y, en presencia de todos los bohemios,
concedió que eligieran como duque a quien quisieran de los hijos de sus príncipes.
Entonces Wacek, lloroso como estaba, rogó en medio de lágrimas que les concediera
como duque a Otón, hermano del príncipe muerto. Inmediatamente el rey lo alaba y el
pueblo necio a lo largo del campamento clama tres veces: “Kyrie, eleison.” Y sin
demora, en conocimiento de pocas personas, el hijo de Busa llamado Detrisek corre con
su carro y al cuarto día, al comienzo del amanecer, conduce a Praga a Otón, a quien
Wacek y todos los de Moravia intentaban promover a lo alto de la sede. Pero querían
hacer esto sin el consenso de los bohemios y del obispo, y por ello quedó frustrada su
temeridad, pues fueron recitados en medio del consejo los juramentos recibidos desde
antes. Pues cuando entronizaron al duque Zuatoplik, todos los bohemios habían
confirmado con juramentos que después de su muerte Wladislao, si todavía estaba vivo,
sería promovido al solio.

XXVIII. Entre tantos movimientos del pueblo el prelado Hermanno y el conde


Fabiano, quien tuvo su prefectura en la ciudad de Wissegrad (estos dos eran quienes
antecedían a otros, tanto en dignidad como en sabiduría), prevalecieron en consejo y
con todo su esfuerzo lograron que los juramentos no fueran violados y que Wladislao
obtuviera con todo derecho los derechos al principado, con el asentimiento de todos: fue
308
Es decir, el 21 de septiembre.
elevado al solio cuando el sol se hallaba en la novena parte de Libra. Me parece mejor
ahora guardar silencia acerca de sus virtudes, mientras está en esta vida, para no caer en
adulación ni, si disminuimos sus motivos de alabanza, hacer una ofensa. Por ello hay
cierto hombre que nos aconseja: “Alaba la virtud del duque, pero después del premio de
esta luz.”309 No bien oyó Borivoy que su hermano menor Wladislao obtuvo el solio del
reino después de la muerte de Zuatoplik, inmediatamente descendió de Polonia y se
dirigió a Zribia, a Wigberto, su pariente a través de su hermana. Apoyado en su consejo
y auxilio, y también en el auxilio prometido de algunos pérfidos de entre los nuestros,
en la vigilia de la Navidad del Señor entró al amanecer sin resistencia en la ciudad de
Praga, ¡ay!, para dar muerte y para apoderarse de la bolsa de muchos.

XXIX. Turbados ante este inesperado curso de los acontecimientos, los


habitantes de la ciudad estaban inquietos y no sabían qué parte debían seguir entre
tantos repentinos azares de fortuna. Muchos, cuya suerte era más afortunada,

dejan sus cosas en la ciudad, junto con su querida prole,


incapaces de saber qué campamento deberán seguir.

Muchos, deseosos de cosas nuevas, se alegran y saltan gozosos sobre los


fugitivos, puesto que se apoderaban de sus bienes con el permiso del duque Borivoy. El
prelado Hermanno fue detenido en su palacio y, como rodeado por enemigos,
permanecía cercado por sus pacíficos allegados: sabían que, si quisiera huir, con gusto
escaparía. Ante estos dudosos temores del pueblo Fabiano, prefecto de la ciudad de
Wissegrad, no sabía dónde ir.

Prefirió oír antes que ver de cerca cosas nefastas


y, alejándose de la ciudad a él encomendada,
por el bien común, el cual era su único cuidado,
mucho se quejó, triste, y pronunció tales palabras:
“¡Ay de ti, Bohemia, que no eres tan extensa y eres,
sin embargo, sujeta y común a muchos señores,
pues ya hay, si no me engaño, veinte principillos
nacidos de estirpe real y que tienen sexo viril.
Por ello se cuenta que dijo sabio el poeta Lucano:
‘el poder excesivo no perjudica a sí, sino al pueblo,
pues la plebe es dañada por el delirio de sus jefes.’310”

Así había dicho y, como antes se dijo, después de dejar la ciudad de Wissegrad
moraba en las aldeas de esa vecindad, inquieto ante la ambigüedad de la fortuna.

Mientras, más veloz que el viento o que el rayo,


el rumor llena las ciudades con dichos diversos
y una gran agitación crea el pueblo en esa tierra.

Pues muchos, carentes de buenas artes y contentos con la novedad de las cosas,
van recorriendo las villas aquí y allá y, saqueándolas, aguardaban los dudosos azares de
309
Es decir, después que él reciba el premio eterno al dejar la luz de esta vida. En el latín hay una rima
interna que no conservamos en nuestra trad.: Lauda virtutem ducis, sed post huius bravium lucis.
310
Al parecer, no se trata de una verdadera cita de Lucano: el poeta había escrito non sibi, sed domino
gravis est, quae servit, egestas (3, 152 ‘La pobreza de un servidor es pesada, no para él sino para su
señor’). El propio Cosmas había parafraseado antes este verso en 1, 33.
fortuna; otros en cambio, de mente más profunda y fe más pura, se dirigen a la sede
principal, en la ciudad de Praga. ¿Qué harían? Sin desconocerlo van a una fosa abierta y,
quieras o no quieras, llegan ante el duque Borivoy como al azar de su destino. Él los
recibe con benignidad, los obliga con juramentos y con muchas promesas, los envía al
conde Grabissa y ese mismo día junto con ellos se dirige a las más seguras murallas de
la ciudad de Wissegrad. Desde allí a primera hora de la mañana, el propio día de fiesta,
vuelve a Praga y es recibido por una gran procesión del clero. Oyó allí misa y volvió de
nuevo a la mencionada ciudad.

XXX. Esa misma noche Otón, hermano de Zuatoplik, y el conde Wacek vinieron
del castillo de Gradec con tres columnas de soldados y acamparon cerca del arroyo
Rokitnica. Llegada la mañana, se acercaron a la ciudad de Wissegrad y cubrieron por
todas partes los caminos con guardias, de tal modo que no pudiera ni salir ni entrar
nadie en auxilio de Borivoy. En efecto antes el duque Wladislao había dispuesto
celebrar él mismo en dicha ciudad de Gradec la Natividad del Señor. Pero entretanto,
como por un llamado del rey Enrique debía estar en la octava de Navidad en el real
sínodo de Ratisbona, había ordenado al conde Wacek que sirviera un banquete a Otón, a
quien había invitado a la fiesta. Él mismo, por el mandato del rey, apresuró el paso y
permaneció dos días festivos en la ciudad de Plitzen con los demás condes. Pero al
tercer día, al conocer lo que ocurría en la ciudad de Praga, difirió y pospuso el mandato
del rey y, en la fiesta de San Juan apóstol y evangelista, junto con los que habían estado
en él en la corte voló hacia las murallas de la mencionada ciudad de Praga. Encontró sin
embargo cerradas las puertas

y vio allí hombres armados y preparados a luchar con él.


Estando ellos en las elevadas torres, comenzó a hablarles

Así diciendo: “Vengo a vosotros en paz; reconocedme y abrid las puertas a


vuestro Señor.” Nadie respondió a estas palabras del duque. Lleno entonces de ira los
amenazó mucho, se dirigió al otro lado del río Bruznica y, después de subir a lo alto del
monte, vio a lo lejos en el campo una larga serie de hombres armados: Waceslao, hijo de
Wigberto, iba en auxilio de Borivoy. Envió entonces a uno de sus principales a
averiguar si venían como adversarios o en paz. Después que a través de mensajeros se
reconocieron uno a otro, el mencionado joven tuvo miedo, y no dio marcha atrás sino
como si hubiera pisado una serpiente oculta entre los matorrales. Al contrario, reunió a
sus hombres en un solo cuerpo y dijo: “No tenemos un solo lugar a donde huir y no se
nos oculta que, a nuestro pesar, debemos experimentar el azar del combate. Haced nada
más que ellos no acometan impunemente este combate.” Así dijo, y desplegaron el
estandarte y exclamaron: “Santa María”, en auxilio para ellos. Pero el duque por innata
probidad y desde siempre odió las guerras civiles; en poco estimó el clamor y quería
pasar delante de ellos.

XXXI. Entonces Detrisek, hijo de Busa y origen del mal y fomento del crimen,
dijo: “Si a ti no te muerde ni te toca tu injuria, inferida por hombres menos dignos,
apiádate al menos de nosotros, para que sepas si somos carne viva o muerta.” A esto
respondió el duque Wladislao: “Si esto puede interpretarse no como algo de gracia sino
de pereza, en esta misma hora verás aquí

cuán repetidamente ha de actuar esta espada mía.”


Y, más veloz que sus palabras, tomó el escudo y se lanzó el primero, saliéndose
de su ejército, me medio de los enemigos. Así como un cerdoso jabalí, rodeado de una
multitud de perros; así también el duque, rodeado de enemigos, mata a unos y derriba a
otros

hasta que, bañado él enteramente en sangre,

Después de haber perdido solo al conde Wacena, volvió victorioso a su


campamento, el cual estaba casi hasta el pie de la ciudad de Wissegrad. Se produjo un
gran clamor en el campamento por el gozo, porque recibían a salvo del combate a su
duque. Pero el hijo de Wigberto, como una serpiente a la que un pastor hirió en medio
con su pie y, pesa a haber perdido su cola, levanta sin embargo su cabeza y se arrastra;
así el mencionado joven, no obstante haber perdido a algunos y tener a otros
gravemente heridos,

Triste en su corazón llega a los altos muros de Praga.

Y ocurrió algo prodigioso, pues murieron todos cuantos habían sido heridos.
¿Por qué ha de causarnos esto asombro, si por un solo crimen de los hijos de Pélope el
sol ocultó sus rayos y cubrió de sombras la ciudad de Argos,311 cuando entre estas
ciudades contiguas se consumaron tantos crímenes peores? Pues más cruelmente se obra
en la guerra civil, donde un hijo provoca a su padre con un címbalo y un padre llama a
su hijo a dueño; uno reta a su hermano a combate individual y otro a su hermano, como
a un enemigo, lo captura, lo ata y lo despoja; uno degüella a su pariente y otro mata a su
amigo como si fuera enemigo; en todas partes hay cosas horribles y se cometen
abominables crímenes. ¡Oh Jesús, buen Señor, qué cosas toleras en el hombre, qué
pacientemente lo aguardas, para no tener que castigarlo con justicia!

XXXII. Mientras tanto el duque Wladislao había enviado a los condes Hermano
y Zezeman al rey Enrique, quien casualmente acababa de celebrar la Natividad del
Señor en la ciudad de Bamberg. Le prometía quinientos marcos de plata y le pedía se
dignara, por sí mismo o por sus mensajeros, restituirle el ducado le había quitado se
hermano Borivoy, a instigación de Wigberto. El rey, aunque en ese tiempo estaba muy
disgustado con Wigberto, sin embargo movido más por el mencionado dinero dirigió un
ejército y, al comienzo del año de la Encarnación del Señor 1010, en las calendas de
enero,312 entró a Bohemia. Envió a dos marqueses, Depoldo y Berengero, y ordenó que
fuera interpuesta la paz y que Borivoy y su hermano Wladislao, y al mismo tiempo el
prelado Hermanno, el hijo de Wigberto y todos los ancianos de Bohemia acudieran a él,
a la corte del obispo, en la villa de Rokican. Al llegar ellos según el mandato del rey, sin
audiencia alguna Borivoy y el hijo de Wigberto son capturados, después de haber sido
probada como justa la causa del prelado, pues la mano del rey había sido ungida con
oro. Luego de esto todos los partidarios de Borivoy, por mandato del duque, unos son
privados de la vista y de sus bienes; otros solamente son despojados de las cosas de su
mantenimiento; los demás que pudieron escapar de esta matanza huyeron hacia
Zobeslao, el hijo del rey, a Polonia. Entre ellos estaba Juan, hijo de Csta, del linaje de
los Wrissovici, sobre quien hablamos antes;313 por mandato de Wacek fue privado de la
311
Según la mitología, Atreo y Tiestes, hijos de Pélope, rivalizaban por el trono de Micenas (no de Argos).
Atreo mató a los hijos de Tiestes y se los sirvió a él en un banquete. El sol detuvo su marcha, para no ver
semejante crimen.
312
Es decir, el 1 de enero.
313
Cf. 3, 27.
nariz. En cuanto a Priuitan, capturado también en esa sedición, quien parecía ser el más
anciano en la ciudad de Praga, a él le ataron sobre los hombros un perro sarnoso y que
había sido atiborrado el día anterior hasta la crápula. Tomaron a este hombre por la
barba y lo llevaron tres veces alrededor de la plaza, mientras el perro ladraba y llenaba
de excrementos a su portador. Mientras tanto el pregón exclamaba: “Tal honor lleva
quien quita al duque Wladislao la fe prometida.” Y en presencia de toda la plaza le
cortaron la barba sobre una mesa y fue enviado a Polonia en exilio.

XXXIII. Tampoco faltaron los infieles y sembradores de discordia, quienes


sembraron espinas entre dos hermanos unánimes, Wladislao y Otón, para que temieran
acechanzas mutuas. Por ello Otón, quien había sido invitado por su hermano, temió ir a
la fiesta de la Pascua. Pero después de la Pascua, en las calendas de mayo,314 Otón
acudió al tercer llamado en compañía de sus soldados. Fue al encuentro de su hermano
Wladislao a la ciudad llamada Tinec, que está sobre unos montículos. Allí estuvieron
todo el día hablando sobre diversos temas y se dieron mutuos juramentos; según
pareció, se reconciliaron. Pero Otón nos había prohibido el uso de un lugar en la ciudad
de Zekircostel, el cual su padre y su madre nos habían entregado a perpetuidad para
remedio de sus almas, pues nosotros servíamos a Dios y a San Wenceslao. Entonces fue
enviado de parte de los hermanos y, en presencia del duque y de sus condes, me quejé
sobre Otón, pues él extinguía una luz de sus padres, cuando en realidad debía
encenderla. Pero el duque dijo: “Yo no extingo la luz de mis padres; no quiero que esté
en potestad del obispo lo que os fue especialmente dado. Y ahora restituyo ese lugar no
al obispo ni a persona alguna, sino a vosotros, que servís a Dios y a San Wenceslao.” Y
así, restituido a nosotros el lugar en presencia del duque y de sus condes, un día después
Otón volvió a Moravia.

XXXIV. Del mismo modo, las idus de julio de ese mismo año,315 fue convocado
un sínodo general para todos los principales de la tierra de los bohemios, a la corte de
Saczkam, que está en medio de prados. A este llamado acudió igualmente Otón, pero
incautamente, con pocos, muy confiado en los recientes juramentos mutuos dados y
recibidos. Al tercer día, una vez resueltas todas las cuestiones, Otón se levantó de
mañana en su campamento y ordenó a los guardias que estuvieran preparados con las
cosas necesarias para emprender de nuevo el camino, pero él mismo subió a la corte
para recibir de su hermano la licencia. ¿Por qué demorar con muchas cosas? ¿Por qué
no hago más rápido y digo sin demora lo que ocurrió? Inmediatamente Otón es
capturado, como si fuera un león ferocísimo, por el duque Wladislao, como si fuera este
un mansísimo cordero. Sus consejeros lo instaron para que lo privara, de la vista, pero él
dijo: “De ningún modo me pareceré al duque de Polonia Boleslao, quien bajo la fe de
juramentos llamó con dolo a su hermano Izbigneu y al tercer día lo privó de sus ojos.
Pero yo no quiero estar en perpetuas discordias con mi hermano; quiero castigarlo, para
que recapacite con el castigo y conozca –y conozcan también sus descendientes– que la
tierra de Moravia y sus dominadores estarán siempre bajo la potestad del príncipe de los
bohemios: así lo ordenó nuestro antepasado Bracislao, de feliz memoria, quien fue el
primero que la sometió a su dominio.” ¿Pero qué hay más fuerte que un varón fuerte?
Entonces Otón, varón fuerte, salta en medio de manos armadas y, entregado a cadenas,
iba con alegre faz y rostro feliz, como si fuera invitado a un banquete, hasta que fue
entregado en custodia a la ciudad de Wissegrad. Se cuenta que allí dijo a los soldados de
guardia que lo estaban vigilando:
314
Es decir, el 1 de mayo.
315
Es decir, el 13 de julio.
‘La lengua de un amigo mendaz se parece a la abeja,
de cuya boca fluye miel, pero hiere con el extremo
de su cola; creed que yo fui engañado por un hermano
tal, pero es necesario llevar los varios azares de fortuna.
Y no me hace estas cosas mi hermano, sino un hombre
inicuo: así ha obrado Wacek, con el juicio de Rosctey.
¡Si los tuviera en mis manos…! Pero me contendré.’

Luego de esto, no demoró mucho en ser reedificado el castillo de Krivoplat, en


el bosque junto al río Msa. Allí Otón fue entregado a soldados armados, en custodia
durante casi tres años.

XXXV. Ese mismo año, mientras el duque Wladislao y todo el pueblo de los
bohemios celebraban con felicidad y alegría el natalicio de su patrono Wenceslao,316
llegó al duque un mensajero que le dijo lo siguiente: “Mientras vosotros estáis aquí en
tranquilidad y seguridad en un banquete, tu hermano Zobeslao junto con Boleslao, el
duque de los polacos, están devastando esta tierra y saqueando al pueblo, como si lo
hicieran con viles acervo de mies. Solo yo pude apenas huir, para anunciarte esto.
Apresurad el camino, cerrad vuestras bodegas, dejad los banquetes, pues Marte os llama
a la batalla y mañana vendrán miles de miles de enemigos armados.” Inmediatamente se
levantaron del banquete y, después de reunir rápidamente un ejército, van al encuentro
de ellos en esta parte del río Cidlina, junto a la aldea llamada Lucica. Pero de la otra
parte de ese río, sin rapiñas y sin incendios, avanzaban las falanges de los polacos hasta
que, llegando junto a la ciudad de Oldris, se establecieron junto a las aguas del río Elba.
Desde allí envían un mensaje al duque Wladislao, hablando con dolo: “Nosotros no
llevamos lanzas hostiles317 ni venimos a luchar, sino a hacerte entrar en paz con tu
hermano.

Pero si no quieres obedecer a nuestros consejos,

mañana cruzaremos el río y será lo demás. Amén.” A esto respondió en pocas


palabras el duque Wladislao:

“Este año pienso que no habrá paz sino con mucha


sangre, pues nadie viene en armas a una alianza de paz.
Cruzarás el río pero tras de ‘lo demás’ no habrá amén.
Cruzarás el río pero impunemente no volverás.318 Haré
lo que dices ‘lo demás.’ Haz ‘lo demás’ lo que quieras.

E inmediatamente, crédulo él en exceso a las palabras dolosas de los enemigos,


junto con los suyos cruzó el río antes de la salida del sol y, del lado opuesto, se pusieron
junto a las orillas de dicho río. Los polacos, al ver que sus engaños habían prosperado,
atacaron la tierra y, después de devastarla con incendios y rapiñas, cargados de inmenso
botín, acamparon junto a los puentes de Criuci. Los nuestros, que esa noche estaban
muy fatigados y no podían volver a cruzar tan rápido el río, estaban estupefactos.

316
El 28 de septiembre de 1110 (Bretholz).
317
Hay en el latín un juego de palabras: non nos hostilia portamus hastilia.
318
Hay en el latín un juego de palabras: flumen transibis, sed non inpune redibis.
XXXVI. El duque Wladislao vio cómo había sido engañado y que los ánimos de
algunos de los suyos estaban débiles para el combate. Ardió entonces su indignación,
sintió su coraje el duque y, como una trompeta resonante que incita a los soldados a la
guerra, así trató de incitar con estas palabras sus mentes entorpecidas: “¡Oh bohemios,
ínclitos desde siempre por tierra y por mar, egregios en virtud, célebres en triunfos!
Ahora vuestros tributarios, quienes siempre os tuvieron temor, en vuestra propia vida se
atreven a enfrentaros y a devastar vuestra tierra. ¿Acaso sobre vuestros muslos penden
espadas de tilo? ¿Acaso solo los polacos tienen espadas de hierro? ¿Para qué
seguiremos viviendo? ¡Qué desgracia eterna para nosotros y nuestra posteridad! Vuestra
Ceres está hecha cenizas y nuestros lares humean hasta las nubes. ¿Vulcano campea
enfurecido en toda nuestra tierra y, sin embargo, no es capaz de abrasar vuestros
corazones, más fríos que hielo? Pero si vuestro corazón está debilitado, ¿no arde al
menos vuestro estómago, que languidece ya de hambre, en el celo por la justicia?
¿Acaso no es mueve el llanto y gemido de las mujeres, el cual con roncos clamores
llega a los elevados astros? ¿Quién no siente con corazón amargo los sollozos de los
lactantes o los gemidos de la mujer preñada o de la esposa raptada por paganos? ¿Quién
se abstendrá de lágrimas al ver que sus niños son muertos como corderos, en medio de
gritos, o son arrebatados del vientre de su madre? En verdad sería menos doloroso si
este dolor hubiera sido inferido por hombres menos dignos. Por cierto, si solo tuviera
tres escudos, no dejaría hoy sin probar la incierta fortuna de la guerra. E
inmediatamente el propio duque, y al mismo tiempo todo su ejército, tal como estaba
cada uno en la orilla, sin buscar vados sino saltando y nadando sin orden, eligen morir
por la patria. Les daban fuerzas el dolor y la injuria inferida. Se apresuran como pueden
para impedir, incluso con la pérdida de su propia vida, un triunfo alegre de sus
enemigos. Pero el mencionado duque de Polonia al día siguiente cruza el río Trutina.
Como no es vadeable en todos los lugares, mandó que los suyos con el botín y aquellos
más débiles avanzaran primero. En cambio él mismo junto con jinetes armados a la
ligera se detuvo en un lugar que le era apto para el combate, dispuesto a luchar en
defensa de los suyos. Detrisek, hijo de Busa y de quien antes hicimos mención, se
reunió aparte con sus soldados, que estaban a su lado, y les dijo: “Hermanos míos y
compañeros de milicia, quienquiera tenga en su cuerpo alguna carnecilla que se
temerosa o que tenga miedo de morir, es necesario que se la arranque primero o que se
aleje de nuestra tropa; pues es más vil que alga de mar quien ignora qué hermoso es
morir en armas.” Vio que los ánimos de ellos estaban ansiosos de luchar –eran cerca de
cien soldados– y, así como un lobo desde su escondrijo busca ocultamente lanzarse
sobre el rebaño, así también él de improviso, con el costado descubierto se precipita
contra los enemigos. Allí fueron postrados casi mil adversarios. Se dice que ese soldado,
a la manera de un tigresa enfurecida, se lanzó contra las apretadas filas de los enemigos
y segó a diestra y siniestra, como a espigas de una tierna mies, con su enorme espada a
quienes se interponían. Por fin, cubierto de una lluvia de dardos, cayó sobre un gran
acervo de enemigos muertos. Los bohemios que peleaban en el otro frente de batalla,
¡ay!, volvieron las espaldas en desacostumbrada fuga. Así Zobeslao junto con los
polacos obtuvo una victoria infausta, pues fue más que una guerra civil. Esta matanza
fue hecha el día octavo antes de las idus de octubre; 319 en ella cayeron los hermanos
Nozislao y Drisicray, hijos de Lubomir, y muchísimos otros.

XXXVII. El año de la Encarnación del Señor 1111 la reina Zuataua medió entre
sus hijos; también lo hicieron el obispo Hermanno y, aunque contra su propia salud,
Wacek, conde palatino. Entonces el duque Wladislao hizo venir de Polonia a su
319
Es decir, el 8 de octubre.
hermano Zobeslao y le dio la ciudad de Satc, junto con toda la provincia que a ella
pertenecía.

XXXVIII. El año de la Encarnación del Señor 1112, según lo establecido por los
reyes antiguos y por mandato de Enrique IV, el duque Wladislao envió a Roma, con una
legión armada de trescientos hombres, a su nieto, de su mismo nombre e hijo de
Bracislao. Pero, como el rey se había adelantado desde mucho antes, este niño, al cruzar
los Alpes de Baviera, encontró al rey en la ciudad de Verona y con él celebró allí la
Pentecostés. El mes de agosto el rey entró a Roma con una gran multitud de diversas
naciones y lenguas, para recibir las fasces imperiales según la costumbre de los reyes.
Pero, puesto que este mismo rey antes se había levantado contra su padre, por ello el
papa Pascual lo juzgaba infame y no quería cumplir su voluntad. Entonces el rey mandó
que lo apresaran y, poniendo la espada en su garganta, comenzó a amenazarlo de
muerte. Él por temor de morir accedió a su voluntad y al tercer día, en paz mutuamente
uno y otro, es llamado y ordenado emperador y augusto, con la favorable aclamación de
todo el pueblo y del clero. Y al día siguiente el nuevo emperador envió al Varón
Apostólico dones que, por su magnitud, parecían satisfacer todo humano deseo.
Terminadas estas cosas, volvió el emperador a Baviera y los nuestros regresaron
incólumes a su patria.

XXXIX. El año de la Encarnación del Señor 1113 algunos hombres, que se


complacían en referir cosas vanas e inciertas, dijeron a Zobeslao que su hermano, el
duque Wladislao, quería apresarlo, puesto que el conde Wacek le había sugerido y
aconsejado eso. Respondió entonces a ellos: “O moriré o morirá primero, antes que yo
sea capturado, quien maquina tales cosas.” Y, para confirmarlo más en su opinión de
que era verdad lo que le habían dicho, esa misma hora vino un mensajero que lo
llamaba a la curia de su hermano. Tomó entonces unos trescientos soldados y fue con
unos pocos de ellos a la corte de su hermano; dejó a los otros en armas a una distancia
no mayor de un estadio. Entonces, después de saludar a su hermano y de haber comido,
el duque avanzó y dio orden de que lo siguiera a la ciudad de Wissegrad. En efecto no
estaban lejos sino como a diez estadios. Entonces Zobeslao mandó a buscar al conde
Wacek para conversar, mientras iban de camino. Así se hizo y, después que empezaron
un poco a hablar uno con otro, de ambas partes caen algunos a espaldas del conde
Wacek, incauto e inocente,

y le rompen el corazón con tres fatídica heridas,


catorce días antes del comienzo del mes quintilis.320

Inmediatamente Zobeslao volvió a donde estaban los suyos, pues quería volver a
Polonia a través de Zribia: temía mucho la presencia de su hermano. Y después de haber
cruzado un bosque, le salió al encuentro Erkemberto, prefecto del castillo de Donin,
hombre lleno de las astucias de la falaz Zribia. Finge este admirablemente muchas cosas
y le promete que por la gracia del césar obtendría toda su justicia, si se acercara a su
presencia. Así lo invita engañoso con súplicas, para que suba con unos pocos a la
fortaleza: estaba en efecto el castillo en ese tiempo bajo la potestad del césar. Luego, en
medio de la comida, unos hombres armados cayeron sobre su huésped, cerró él la puerta
y, después de unos pocos días, lo envió atado a Sajonia a un castillo muy seguro

320
Es decir, el 18 de junio. Ya en época romana el mes llamado quintilis había cambiado su nombre por el
de Iulius, en honor de Julio César.
llamado…321 Allí lo entrega a un clérigo suyo de nombre Odalrico, para custodia. Sus
compañeros de milicia, al ver a su señor capturado por medio de engaños, unos huyeron
a Polonia y otros volvieron a Bohemia.

Pero después de un mes Zobeslao, por la piedad de Cristo,

de noche es liberado por el mismo clérigo de este modo. En efecto, entre la


balaustrada de la parte superior de la casa, con una soga atada a una columna, fue
enviado por la pared en una cesta. Y el mencionado clérigo también se escapó con la
misma cuerda, junto con cierto soldado de nombre Conrado, hijo de Riuin, quien
también estaba al tanto del hecho y tenía preparados caballos bajo el muro: como una
avecilla que se va de su jaula, huyó y se dirigió a un bosque. Así ellos en rápida huida se
dirigieron a Polonia. Y ese mismo año, en el mes de diciembre, el duque Wladislao
liberó a su hermano Otón y le devolvió media provincia de Moravia, que había tenido
después de la muerte de su hermano Zuatoplik, junto con sus ciudades.

XL. El año de la Encarnación del Señor 1114, en el mes de mayo, por mandato
del señor Otón, Rosctey y su yerno, llamado “el suave Wacek”, de quienes antes
hicimos mención, fueron ambos privados de la luz.322 Ese mismo año Zobeslao tomó
consigo a algunos polacos y llegó al castillo de Kladzko. Allí procuró mediante muchas
súplicas y promesas que los ciudadanos le abrieran las puertas de la ciudad. Ellos no
consintieron; por el contrario resistieron virilmente. Entonces el joven, inflamado de ira,
incendió el palacio que estaba cerca de la muralla. Como el viento soplaba en sentido
contrario, ardieron unas defensas en lo alto de una torre que estaba a manera de
antemural, próxima al muro. Los habitantes se llenaron de temor y desesperaron de su
salvación. Lograron que les fuera dada la diestra de paz, a cambio tan solo de una vida
incólume e individual. Les fue concedida esta paz a ellos, quienes así a duras penas
evitaron el peligro de muerte. La ciudad fue destruida por completo.

XLI. El año de la Encarnación del Señor 1115, en el mes de enero, el duque de


Polonia Boleslao envió esta carta de súplica a su tío Wladislao, escrita en estos
términos: “Si mis súplicas tuvieran valor ante ti y obtuvieran indulgencia para tu
hermano natural Zobeslao, creo que sería firme y estable el vínculo de nuestra paz y
amistad. Pues si te hubiera rogado a favor de tus enemigos, así también deberías hacer.
¿Y no debo con mayor razón interceder para que seáis concordes, vosotros a quienes
vuestra madre llevó en el vientre con un solo corazón? Y en verdad cuando San Pedro
preguntó si debía perdonar a su hermano sus pecados siete veces al día, le respondió el
Señor: “No hasta siete, sino hasta setenta veces siete.”323 Por ello este ejemplo nos
enseña a perdonar a nuestros hermanos, tantas veces cuantas ellos no puedan pecar
contra nosotros.” Obligado el duque por tales ejemplos y súplicas, y más aún por su
innata piedad hacia su hermano, el mes de marzo le dio la ciudad de Gradec y toda su
provincia adyacente, junto con cuatro castillos. El mes de julio de ese mismo año el
duque Wladislao y sus hermanos Otón y Zobeslao se reunieron en fecha convenida,
junto con Boleslao, duque de los polacos, junto a las aguas del río Niza. Allí se dieron
recíprocamente juramentos y confirmaron alianza de paz. Al día siguiente se hicieron
mutuamente grandes regalos y volvieron a sus propios lares. Entretanto Odalrico, hijo
del duque Conrado, fue quitado del medio por la inevitable fuerza del destino. Su

321
Hay una pequeña laguna en el texto; en ella seguramente figuraba el nombre del castillo.
322
Cf. 3, 34.
323
Mt 18, 22 (Bretholz).
hermano menor Lutoldo anteriormente también había partido de esta luz. Como los
hijos de ellos eran todavía pequeños en edad, el duque Wladislao entregó a su hermano
Zobeslao toda aquella provincia con sus ciudades; ella en otro tiempo había estado en
poder de Conrado, padre de los mencionados hermanos.

XLII. El año de la Encarnación del Señor 1116, era la nación húngara poderosa
en fuerzas y riquezas y muy fuerte en armas bélicas, tanto que podía luchar con
cualquier rey de la tierra. Después de la muerte del su rey Colomanno, sus principales
envían una misión al duque Wladislao, para que este renovara y corroborara, con el
nuevo rey, de nombre Esteban, la antigua paz y amistad. El duque accedía a su voluntad
y prometió hacer lo necesario para la paz. Llegaron entonces al río Olzava, que es el
límite tanto de Panonia como del reino de Moravia. Ya la nación húngara, innumerable
como las arenas del mar o las gotas de lluvia, había cubierto como langostas toda la
superficie de la tierra del campo Luczko; de la otra parte de ese río había acampado el
duque. Pero como dice la Escritura: “¡Ay de la tierra cuyo rey es un niño!” 324 Sus
principales erraron por la soberbia de él y dieron a las palabras pacíficas del duque unas
respuestas que en vez de llevar el ósculo de paz, movían más bien a la discordia. Por
ello ese día el duque se demoró en ir al lugar establecido. Ellos tomaron esto muy a mal
y, pensando que e preparaba algo distinto, mandaron que tres legiones armadas, que
llamaban “de los huéspedes”, salieran del campamento y, para su defensa, estuvieran
preparadas del otro lado del río. Por su parte el duque, pensando que ellos salían a
combatir, mandó que los suyos tomaran las armas; más rápido que las palabras cruzaron
ellos el río que los dividía. Inmediatamente comienza una imprevista, no pensada y no
premeditada cruel batalla, en la cual el hijo de Stan (de él antes habíamos hablado 325), de
nombre Iurik, prefecto de la ciudad de Satc, soldado muy valiente, murió combatiendo
encarnizadamente, junto con otros principales de esa ciudad, el día tercero antes de las
idus de mayo.326 Pero mientras otros volvían las espaldas, también el propio duque fue
obligado a huir. Pero Otón y Zobeslao, que tenían cuatro fuertes falanges y recibieron
otras tantas cohortes de bohemios, rodearon un montículo que los separaba y cayeron de
repente con gran ímpetu sobre el campamento de los húngaros. Allí el rey, sus próceres
y sus obispos nada sabían del combate que había tenido lugar y banqueteaban
espléndidamente. ¿Qué más puedo decir? Si el arzobispo Lorenzo no hubiera logrado
escaparse junto con el rey, ni siquiera él miso habría evadido el peligro de muerte. En
verdad allí murieron tantos hombres de Panonia nobles e innobles cuantos ni siquiera en
tiempos del santo Odalrico,327 cuando se narra que murieron muchísimos junto al río
Leh. Aquellas llamadas “legiones de los huéspedes”, que antes mencionamos, que en
guerra incluso habían prevalecido contra nuestro duque, volvieron de la batalla y, al ver
que los suyos habían huido, que había cadáveres desparramados en montones y que sus
enemigos danzaban en el campamento, se dieron a una torpe fuga. Y como desde lejos
los seguían viendo en el campamento del rey (pues ya había campamentos más allá del
puente de Belin, en los campos), pensando que las tropas enemigas los seguían, en
mayor cantidad se hundieron en el río Wag, huyendo de temor. Los nuestros por su parte
fijaron victoriosos sus tiendas en el campamento y los soldados saquearon los tesoros
húngaros, ostentosa abundancia de vasos de oro y plata,

y el vulgo destinó a su uso los restantes bienes.

324
Cf. Si 10, 16 (Bretholz).
325
Cf. 2, 35.
326
Es decir, el 13 de mayo.
327
Obispo de Augsburg, 923-973, según anota Bretholz.
XLIII. El año de la Encarnación del Señor 1117, el tercer día antes de las nonas
de enero,328 en la hora vespertina de la quinta feria, se produjo un gran terremoto, pero
fue mucho mayor en las partes de Lombardía. Pues, según dijo la fama, cayeron allí
muchos edificios, fueron destruidos muchos castillos, se precipitaron muchos
monasterios y santuarios y aplastaron a muchos hombres. Ese mismo año

Bozeteha, compañera permanente de todas mis cosas,


murió diez días antes de las calendas de febrero.

Del mismo modo ese año, reinando siempre nuestro Señor Jesucristo, en cuya
mano están los corazones de los reyes, inspiró en su clemencia al duque Wladislao. Se
acordó este de su hermano Borivoy, de cuya humildad ya se había apiadado el Señor
mirándolo desde el trono de su fortaleza celeste. Y como nadie puede no apiadarse de
aquel de quien Dios se apiada, inmediatamente el mencionado duque, inspirado por el
deseo divino y siguiendo en todo el consejo del obispo Hermanno, envió e hizo venir, en
el mes de diciembre, a su hermano Borivoy del exilio. Así, satisfaciéndose a sí mismo y
sometiéndose a su dominio, lo estableció de nuevo en el solio principesco. ¡Oh
admirable benignidad del duque! Pero más aún se debe admirar su ecuanimidad, pues ni
lo deslumbró el fasto mundano ni lo entristeció el deponer lo sublime del honor.

Agradó al duque tomar y también dejar el poder.


Decid, os ruego, si alguien oyó alguna vez algo así.

Ojalá oyera esto Colomanno, rey de Panonia, si viviera. Este, como temía que su
hermano Almo reinara después de él, lo castró y lo dejó ciego. Pero Borivoy no se
olvidó del beneficio recibido y dio a su hermano media parte de su ducado, la que,
situada más allá del río Elba, se dirige al aquilón.329 Y era obediente en todo a su
hermano, aunque este era menor, y siempre lo trató con honor y nada hizo sin su
consejo.

XLIV. El año de la Encarnación del Señor 1118 hubo una inundación de aguas
tan grande, que no pienso que haya habido otra igual en toda la tierra después del
diluvio. Pues nuestro río Wlitaua de repente se lanzó precipitadamente de su cauce y
¡ay, cuántas villas, cuántas casas, chozas e iglesias en este suburbio arrebató con su
ímpetu! Pues en estos tiempos esto rara vez ocurrió y el agua al desbordar apenas tocaba
las tablas del puente; en cambio esta inundación desbordó en más de diez codos la altura
del puente.

XLV. El año de la Encarnación del Señor 1119, el tercer día antes de las calendas
de agosto, la cuarta feria,330 a la hora en que el día ya se inclina, un viento vehemente –
más bien parecía el mismo Satán en su torbellino– se lanzó de súbito, desde la región
austral, sobre el cuadrante solar del duque, que era un antiguo muro en la ciudad de
Wissegrad: a pesar de que por ello estaba muy firme, lo arrancó de raíz. Y –esto es más
digno de admiración– tanto la parte anterior como la posterior permanecieron íntegras y
sin ser sacudidas, pero la parte media del palacio fue arrancada hasta el suelo y, más
rápido que si tú quebraras una paja, el ímpetu del viento rompió en pedazos las vigas

328
Es decir, el 3 de enero.
329
Es decir, al norte.
330
Es decir, el miércoles 30 de julio.
inferiores y superiores junto con la propia casa y los dispersó. Tan fuerte fue esta
tempestad que, en cualquier parte donde cayó, tiró a tierra bosques, árboles plantados y
toda cosa que se le opuso.

XLVI. El año de la Encarnación del Señor 1120.

Ahora, mi Musa, detiene tus labios con un dedo.


Si eres sabia, ten cuidado no digas cosa verdadera.
Sé sabia junto a mí y di solo muy breve: Borivoy
fue nuevamente echado de lo alto del reino. Esto
pasó el día cuarto después de las idus de agosto.331

XLVII. El año de la Encarnación del Señor 1121 disminuyeron mucho las


mieses, por una gran sequía que duró tres meses enteros, marzo, abril y mayo. Ese
mismo año el duque Wladislao reedificó la ciudad de Donin; también el castillo de
Podiuin, que está situado en Moravia, bajo el río Zuratka.

XLVIII. Ese mismo año algunos de los teutónicos, en los cofines de los
bohemios, en el bosque al cual se llega a través de la villa de Bela, edifican un castillo
en un escarpado peñasco. Al oír esto, el duque Wladislao tomó tres columnas de
soldados escogidos y, lanzándose de improviso, tomó el castillo. Allí, en el primer
acceso, fueron heridos por saetas lanzadas desde el muro, no de muerte sin embargo,
Odalrico, hico de Wacemil, y Olen, hijo de Borsa. Sin duda el duque habría mandado
colgar en ese bosque a todos aquellos teutónicos capturados en el castillo, si el conde
Alberto no hubiera ido a él con muchas súplicas y no los hubiera liberado con si natural
sagacidad. Ese mismo año el invierno fue bastante ventoso y cálido y hubo una gran
inundación de agua.

XLIX. El año de la Encarnación del Señor 1122, el día noveno antes de las
calendas de abril hubo un eclipse de luna a media noche […].332 Ese mismo año

Hermanno, sacro varón e ilustre por la luz de su doctrina,


enfrentó a su hado quince días antes de las calendas de octubre,333

cuando ya brillaba el domingo en la fiesta de San Lamberto, obispo y mártir,


fiesta que con mucha devoción cultivó en vida, pues había nacido en Utrecht y era de la
misma prosapia lotaringia. Este hombre fue el noveno en la sede pontifical y rigió esta
iglesia veinte años, seis meses y diecisiete días. Era un hombre notable, temible para los
desconocidos, afable para los de la casa, incomparable en sus costumbres, una lámpara
que lucía en el mundo y no estaba puesta bajo el celemín.334 Iluminaba los corazones de
los no creyentes con su palabra de doctrina y su ejemplo; de su múltiple probidad en el
obrar, aunque hay muchas cosas dignas de contar, las dejamos sin hacerlo, por causa de
los hombres de este tiempo, que nada bueno hacen y son renuentes a creer lo que oyen
sobre las bondades de otros. De cualquier forma, no parece absurdo referir después lo
que debimos referir antes. Pues este prelado, al percibir que su enfermedad avanzaba y
al ver que unos pocos familiares estaban de pie junto a su lecho, gimió y dijo: “¡Mi
331
Es decir, el 16 de agosto.
332
No encuentro sentido en lo que dice el texto latino: qua Iudaicum erat phase. Según Brethlolz, algunos
manuscritos corrigen phase por pascha, lo que daría “cuando era la pascua judía.”
333
Es decir, el 17 de septiembre.
334
Como anota Bretholz, es un eco de Mt 5, 15.
secreto, mi secreto!” Y calló. Estaban ellos estupefactos y se miraban unos a otros sus
rostros. Poco después abrió de nuevo el prelado su boca y dijo: “Antes, cuando estaba
sano, debí haber dicho de pie ante el ambón lo que ahora me veo obligado a decir, en el
combate del espíritu. Confieso en efecto que yo, pecador, no argumenté por su pecado
contra quienes eran copartícipes; y que a los poderosos que obraban mal y delinquían no
solo los honré sino que hasta los amé; a ellos debí increparlos y, si no obedecían,
excomulgarlos. Pues una vez que murió Bracislao el Menor (no hubo ni habrá un duque
mejor que él), en esta tierra floreció la iniquidad, germinó la soberbia, pulularon el
fraude, el engaño y la injusticia; y yo siempre quedé dolido de que no me fue dado
morir con el buen duque. ¡Ay de mí, que callé y no hice volver sobre sus pasos a un
pueblo apóstata ni peleé a favor de Cristo con la espada del anatema! Antes bien me
soporté a mí mismo y al pueblo cristiano y manché mis manos por el contacto con un
pueblo no santo, así como está escrito: ‘quien toca lo inmundo, será inmundo’; 335 y
‘quien tocare la pez, será manchado por ella’;336 o ‘¿qué hay en común entre Cristo y
Belial?’337 Por pueblo apóstata entiendo a los judíos que, por nuestra negligencia,
después del bautismo volvieron a caer en el judaísmo. Por ello mucho temo que Cristo
me eche esto en cara y me envíe a lo profundo del Orco. Pues esta noche oí una voz que
me decía: ‘Tú no subiste a oponerte ni pusiste un muro ante la casa de Israel, para
afrontar el combate en el día del Señor. Y permitiste que el rebaño del Señor, redimido
no por oro ni plata sino por la sangre preciosa de Cristo, fuera contaminado y
exterminado del reino celestial por una sola oveja.’ ¡Ay de mí miserable! ¡Cuán distinto,
cuán diverso de aquel que antes era me gustaría ser! Y ahora no siento agrado por mí
mismo, pues veo que he hecho pocas cosas buenas. Así dijo e inmediatamente, como
antes narramos,

su espíritu se desvaneció y huyó al aura vacía. Después


de él Meynardo es hecho obispo, décimo en el orden.

L. Ese mismo año, el mes de marzo, el conde Bznata volvió de Jerusalén y de


Galacia338 y, el día decimoséptimo antes de las calendas de noviembre,339 murió.
Igualmente ese mismo año la vendimia fue a cuerno lleno;340 las mieses crecieron
mucho pero no abundó el grano en las espigas. A este año siguió un invierno cálido; por
ello carecimos de nieve para guardar.

LI. El año de la Encarnación del Señor 1123, el mes de marzo, el conde


Dlugomil, Gumpreht, Gilberto, Enrique (llamado también Sdik) y otros junto con ellos
fueron a Jerusalén. Algunos volvieron el mes de noviembre; otros perecieron allí, pues
el conde Dlugomil murió ya en regreso, el día octavo antes de las idus de julio.341 Del
mismo modo Bertoldo, cliente de mi hijo Enrique,342 muere el día octavo antes de las
idus de agosto.343
335
Cf. Lv 22, 5 (Bretholz).
336
Cf. Si 13, 1 (Bretholz).
337
Cf. 2 Co 6, 15 (Bretholz)
338
No está claro a qué lugar se refiere. Bretholz se pregunta si es al Asia Menor. La antigua Galacia era
una región del Asia Menor en que se habían establecido tribus galas, el s. III a. C.
339
Es decir, el 16 de octubre.
340
Se refiere al cuerno de la abundancia. Según la mitología, era el de la cabra Amaltea, que había
amamantado a Júpiter.
341
Es decir, el 8 de julio.
342
Dice Bretholz que en general se opina que este Enrique y el otro, llamado antes Sdik, son la misma
persona; es confuso sin embargo por qué lo llama ‘hijo.’
343
Es decir, el 6 de agosto.
Impiden las lágrimas y no puedo dar por escrito
qué furor o qué discordia llevó a dos hermanos
unánimes, como a toros gemelos, a la ira cruel.

Pues el duque Wladislao, movido por gran ir, en el mes de marzo dirigió las
armas contra su hermano Zobeslao, expulsó de Moravia a él y a todos los suyos y
devolvió a Conrado, hijo de Lutoldo, su heredad. Pero la cuarta parte de ese reino, que
tuvo el tetrarca Odalrico, hermano del mencionado Lutoldo, la entregó a Otón, hermano
del duque Zuatoplik. Zobeslao huyó de la faz de su hermano y fue a presencia del
emperador en la ciudad de Maguncia, aunque poco progresaron sus asuntos, porque en
presencia de todos los reyes, sin dinero, vanas son las súplicas de cualquier persona y la
justicia de las leyes enmudece. Así como un lobo que ávido ataca al rebaño y, al no
poder capturar nada, baja su cola y vuelve al bosque; así Zobeslao, sin haber conseguido
nada del césar se dirigió a Wigberto y estuvo con él durante siete meses. Luego en el
mes de noviembre fue a Polonia. Allí lo recibió con honra el duque Boleslao; a su
esposa, hija del duque Almo, con gusto la recibió Esteban, rey de Panonia,
reconociéndola como pariente. Además esa cuaresma en casi todo el mundo hubo
potestades aéreas, al modo de innumerables estrellas que, aunque no cayeron,
parecieron caer a tierra. Algo parecido dice el Señor en el Evangelio: “Veía a Satanás
caer como un rayo del cielo.”344

LII. Ese mismo año hubo gran abundancia, tanto en otoño como en primavera,
en los sembrados, salvo porque el granizo causó daños en muchos lugares. Hubo
abundante miel en el campo pero poca en los lugares boscosos. El invierno fue áspero y
nivoso. Al declinar ese mismo año, extirpada por el destino la última estirpe del
marqués Dedi, el emperador Enrique IV, pensando que carecía de heredero, puso el
marquesado de dicho Dedi bajo la potestad de Wigberto. Pero había entre los sajones
cierto hombre llamado Conrado, nacido de la misma familia que Dedi, a cuyas manos
de derecho pertenecía ese marquesado. Por ello el duque Lutera345 y otros sajones se
indignaron mucho contra el emperador y emprendieron guerra contra Wigberto.

LIII. En esos días el duque Wladislao y Otón, tal como les había ordenado el
emperador, reunieron un ejército tanto de Bohemia como de Moravia, cruzaron un
bosque y acamparon más allá de la ciudad de Guozdec, frente al mencionado duque
Lutera. El prelado de Maguncia y el conde Wigberto estaban de este lado del río
Mlidaua junto con una gran multitud armada. Los sajones estaban entre uno y otro
campamento, los separaban y no permitían que sus adversarios avanzaran unidos.
Entonces el duque de Bohemia y Otón enviaron a decir a los sajones: “No por soberbia
hemos tomado las armas contra vosotros, sino por mandato del emperador vinimos en
auxilio del arzobispo de Maguncia y del conde Wigberto. Pero puesto que ellos, que
debían iniciar el combate, no están aquí, cedednos nada más vosotros el lugar, para que
tengamos ocasión de volver; así podréis retiraros y nosotros podremos detenernos y
esperarlos en el lugar fijado.” A esto el duque Lutera respondió: “Me admiro de que
vosotros, hombres prudentes, no percibís en el ánimo los engaños: movidos en vano por
ellos tomasteis las armas contra nuestra inocencia. ¿Acaso pensáis que los designios del
arzobispo Adalberto carecen de engaños? ¿No experimentasteis bien su ática prudencia?

344
Lc 10, 18.
345
Así está en el latín; Bretholz dice que es Lothar (Lotario), duque de Sajonia.
Así conocéis a Wigberto, otro Ulises, que fue formado junto al escabel del arzobispo. 346
¿Por qué no vienen ellos mismos a saludarnos a nosotros, quienes con gusto les
devolvemos el saludo? Pero es más seguro esperar de lejos que pelear mano a mano;
más seguro es conseguir las ventajas propias con el riesgo de otros. En verdad
cualquiera, incluso con ojos legañosos, puede percibir qué maquinan ellos con sus
engaños. Saben perfectamente que, si vosotros vencéis, no será sin gran daño que
podrán ser vencidos los sajones. En cambio, si nosotros podemos prevalecer con nuestra
fuerza, más fácilmente podrán atacar a Bohemia, privada como está de sus defensores.
Esto quiere el emperador; esto aconseja el prelado de Maguncia. Así siempre vuestro
yerno Wigberto es tratado benévolamente por los bohemios. Pues tu hermano Zobeslao,
a quien hace poco Wigberto por tu voluntad echó con engaños a Polonia, si no vuelva
rápido al mismo Wigberto, que nadie me crea más. Sabed que estamos más preparado
para combatir que para dejar lugar.” Después de oír esto, los bohemios dieron poco
crédito a estas dolosas palabras y, después de devastar la región cercana a la ciudad de
Misen, volvieron a su tierra cuando el sol moraba en la vigésima quinta parte de
sagitario.347

LIV. El año de la Encarnación del Señor 1124, el día segundo antes de las idus
de febrero,348 Hermanno, hermano de Willehalmo, y Lutobor, hijo de Martín, se
dirigieron a Jerusalén. Ese año

el duque Borivoy, el mes de Plutón, cuatro días antes


de las nonas,349 desterrado en Hungría, disuelto el vínculo
de la carne, emigró a Cristo, a quien veneraba con pura
mente. Con él ahora se deleita en la gran corte del cielo.
Después de todos sus trabajos en la vida y en el mundo,
soportó estar quince años desterrado, y en ellos padeció
seis años permanecer encerrado en una cárcel. Dos veces
fue elevado al solio: no es para mí lícito decir por qué
otras tantas veces fue de él expulsado. Esto solo lo sabe
Dios, quien es creador de todas las cosas y las gobierna.
Quien esto lea, diga: “Descanse ahora el duque Borivoy,
Donde está la parte y el descanso de las almas santas.

Fue sepultado en la metrópoli de Praga, cuando corría año bisiesto, el día


anterior a las idus de marzo,350 junto a la iglesia principal de los santos mártires Vito,
Wenceslao y Adalberto, en la cripta de San Martín, obispo y confesor.

LV. En la cuaresma de ese año, el día noveno antes de las calendas de abril,351 el
prelado Meinardo casualmente encontró en un sagrario los huesos de Podiuen. Los
enterró en el suelo, en la capilla que está bajo la torre, entre el altar de San Nicolás
obispo y confesor y el túmulo de Gebehardo obispo. Este hombre fue servidor y
acompañante siempre, en los trabajos y en el dolor, de San Wenceslao mártir. Sobre sus
346
En esta parte, como anota Bretholz, Cosmas parafrasea la Eneida de Virgilio (2, 43-44). Allí un
troyano llamado Laocoonte, ante el caballo de Troya, aconseja a sus compatriotas ser precavidos ante los
engaños de los griegos, en especial de Ulises.
347
Es decir, el 24 de noviembre (Bretholz).
348
Es decir, el 12 de febrero.
349
Es decir, el 2 de febrero.
350
Es decir, el 14 de marzo.
351
Es decir, el 24 de marzo.
actos se escribe bastante en la vida del propio santo, para quienes tengan interés en
saberlo. En su tiempo Severo, el sexto obispo de esta sede, al agrandar la capilla mayor,
excavó los huesos de este servidor, junto a la sagrada tumba del santo patrono, puesto
que de otro modo no podía levantarse el muro, los puso en un sarcófago y los llevó a
una cámara en que se guardaban los obsequios eclesiásticos. También, el día octavo
antes de las idus de abril,352 día de Pascua, el césar Enrique IV envió cartas a todos los
príncipes y obispo de su reino, para que pospusieran toda otra ocasión y, el día cuarto
antes de las nonas de mayo,353 se reunieran en la ciudad de Bamberg, en su curia.

LVI. Entretanto Zobeslao, hermano de nuestro duque, dejó Polonia y se dirigió


con los suyos a Lutera, duque de Sajonia, con la esperanza de hallar el consejo y ayuda
de un varón tan grande. Fue recibido con hospitalidad y honor por él y tuvo el consuelo
deseado de su esperanza. Pues dicho duque, al conocer que el príncipe de Bohemia
estaba relacionado con la casa real, envió junto con su huésped un legado al césar, con
estas palabras: “Conviene a la regia potestad del emperador ayudar con clemencia a
quienes padecen injuria y oponerse con el rigor de la justicia a quienes la hacen. Daréis
una prueba de vuestra gracia y una muestra de la autoridad principesca a nosotros y a
todos los pueblos, si reconcilias con su hermano a Zobeslao, este inocente varón que
padece injuria.” Entonces el césar se indignó mucho y dijo ante todo su consejo:
“Bastante habló ya este marqués a favor de su mandato: él mismo nos hace injuria y
pide venganza por una injuria. Pues si es conveniente que yo, como él dice, tome
venganza de las injurias ajenas, ¿por qué no he de vengar primero la mías? ¿Qué injuria
mayor hay si este, a pesar de haber sido llamado, no vino a nuestros consejos? Por tanto
quienquiera sea movido por el celo de la justicia y mordido por esta injuria, prometa
ahora su fe, sobre esta sagrada asamblea plenaria, de que tomará armas y me seguirá a
Sajonia después de la fiesta de Santiago Apóstol.”354 Asienten todos, lo alaban los
principales y juran todos guerra contra los sajones según edicto del césar. Esos días
muere Wigberto, yerno del rey Wratislao y a quien ya bastante recordamos. Pero viendo
Zobeslao que la fortuna y recursos del rey ayudaban más a su hermano, mayor en edad,
se encamina al hijo de Wigberto y pariente suyo a través de su hermana, para consolarlo
de la muerte de su padre. Luego envía al conde Esteban, por quien disponía todos sus
designios, hacia el príncipe de Polonia. Al cruzar Esteban un bosque entre Sajonia y
Polonia, se topó con unos ladrones armados. Estos desde lejos les dijeron: “Nos
apiadamos de vosotros y os concedemos la vida y podéis seguir en paz vuestro camino,
pero dejadnos vuestros caballos y todo lo que lleváis: pocos como sois, no podéis ni
huir ni resistir a muchos.” Esteban respondió impertérrito: “Dadnos un breve espacio
para deliberar.” Como ellos lo concedieron, dijo el conde: “Hermanos y compañeros de
esta última suerte, no temáis el azar de una muerte fortuita. ¿Quién querrá partir con
nosotros su pan, una vez puestos en torpe fuga? ¿Quién nos dará lo necesario para vivir,
sabiendo que hemos conservado la vida de modo tan torpe? Tampoco sabemos si estos
bárbaros nos la concederán. Luego en vano nos arrepentiremos de no haber caído
virilmente, pues nos pondrán como habladuría y ejemplo para todos los pueblos a
nosotros heridos de diverso modo: a uno, con las narices rotas; a otro, privado de sus
ojos.” Ellos dijeron unánimemente: “Muramos, muramos, pero no muramos
gratuitamente.” Al ver los rústicos que preparaban sus armas más para luchar que para
huir, se lanzaron de repente sobre ellos. Hubo una monstruosa lucha entre cinco escudos
contra otros cincuenta. Pero un presbítero, a quienes ellos habían encomendado sus

352
Es decir, el 6 de abril.
353
Es decir, el 4 de mayo.
354
El 25 de julio (Bretholz).
almas, tenía arco y aljaba y huyó. Uno de los ladrones, al ver al hombre inerme, lo
siguió en su huida. Aquel, como no podía evadirse, lanzó hacia atrás una flecha e hirió
al caballo en plena frente; cayó el caballo y cayó hacia atrás su jinete. Así solamente el
presbítero escapó y anunció a la ciudad de Glogov lo que había pasado. El prefecto de
esa ciudad, llamado Voyzlau, acudió de prisa con muchos hombres armados y encontró
apenas con vida a Esteban en el agua del Bobr, junto a unos arbustos. Pues los bárbaros,
como vieron muertos a muchos de los suyos y heridos a otros, llenos de ira lo lanzaron a
ese río. El mencionado prefecto tomó a él y a sus compañeros, todavía moribundos, y
los llevó a su castillo; allí murió Esteban, las calendas de junio,355 día domingo. Pero en
estos días Zobeslao moraba con el hijo de Wigberto, puesto que después de la muerte de
su padre ese niño era atrozmente acechado de todas partes por sus enemigos. Ese mismo
año, el mes de julio, el duque Wladislao entrega a su hija primogénita, llamada Zuataua,
con gran pompa femenina y gran lujo de riquezas, a cierto principal entre los bávaros,
varón muy famoso llamado Federico.

LVII. Ese mismo año la virtud de Cristo Dios y la sabiduría de Dios, que
gobierna con su poder todo lo que subsiste en esta pequeña tierra, se dignó en su
clemencia librarnos del lazo de Satanás y de su hijo, Jacobo Apela.356 Su diestra, negra
como la pez, mancha todo lo que toca; el aliento de su boca, fétido como el del
basilisco, mata a quienes con él toca. Acerca de él muchos hombres verídicos
testimonian que a menudo Satanás pareció estar a su lado en figura humana y darle su
servicio. Lo levantó a tal grado de audacia –más bien, de demencia– que este hombre
muy malvado excedió su medida y llegó a desempeñar el cargo como de segundo
después del duque, lo cual era un gran caos para todo el pueblo cristiano. Este hombre,
apóstata después del bautismo, destruyó de noche el altar que había sido levantado en la
sinagoga de ellos y, tomando las sacras reliquias, no temió lanzarlas a su cloaca. El
duque Wladislao, lleno de Dios y del celo de Cristo, el día undécimo antes de las
calendas de agosto357 apresó a este hombre sacrílego y malévolo y mandó que fuera
tenido en estrecha custodia. ¡Ay, cuánta iniquidad de riquezas fue sacada de casa de ese
engañador y llevada al fisco del duque! Los judíos compañeros de su delito dieron al
duque tres mil libras de plata y cien de oro, para que ese malvado no fuera condenado a
muerte. Inspirado por la gracia de Dios, el duque lo tomó y con él redimió a los siervos
cristianos de todos los judíos y prohibió que algún cristiano estuviera al servicio de
ellos. “Amen, amén” digo: si él en algo pecó, todo ello lo borró con este hecho laudable
y adquirió un nombre eterno.

¡Oh servidora de Cristo, piadosa Magdalena María!


Siempre devoto, el pueblo te promete sus votos,

porque en tu fiesta fue liberado de un enemigo cruel. Ese mismo año, el día tercero
antes de las idus de agosto,358 a la hora undécima, hubo un eclipse de sol y se produjo
una gran pestilencia en los bueyes, ovejas y cerdos; murieron muchas abejas y hubo
gran escasez de miel. Faltaron los frutos de otoño y os de primavera, con la sola
excepción de mijo y guisantes. Ese mismo año el duque Wladislao, hombre muy famoso
y venerable, celebró el Nacimiento del Señor y la Epifanía en la ciudad de Ztibecna.
355
Es decir, el 1 de junio.
356
Bretholz observa que este judío Jacobo recibe aquí el nombre de Apella, porque nuestro autor recuerda
un pasaje de Horacio (credat Iudaeus Apella, Sátiras 1, 5, 100, por decir ‘un judío cualquiera’). Lo mismo
había hecho antes Cosmas (cf. 1,6).
357
Es decir, el 22 de julio.
358
Es decir, el 11 de agosto.
Luego, como estaba enfermo, se dirigió a la ciudad de Wissegrad y permaneció allí
hasta su muerte. Al comenzar la primavera de ese invierno hubo vientos muy
vehementes, en toda la luna llena del mes de marzo.

LVIII. El año de la Encarnación del Señor 1125 Zobeslao, al oír que su hermano
estaba gravemente enfermo, por saludable consejo de sus amigos –mejor aún, por
disposición de Dios– volvió con toda su comitiva desde Sajonia y, el día cuarto antes de
las nonas de febrero,359 se detuvo de noche cerca de la ciudad de Praga, en el bosque que
está próximo al cenobio de Brevnov. Se ignora qué había dispuesto él en esta ocasión,
pero un héroe de condición tan grande no habría entrado de modo tan temerario a esta
tierra, si no hubiera habido algunos condes de cuyo consejo necesitaba, como pienso,
para esto. Pues esa misma noche volvió hacia atrás y andaba por un lado y otro, por
bosques y pos villas, rodeando ocultamente la tierra y sin hacer violencia a nadie, sino
buscando siempre la gracia de su hermano. En verdad todos los bohemios de primero y
segundo orden lo amaban y favorecían a sus intereses. Solo la duquesa y unos pocos
con ella ayudaban a Otón. Como este se había unido a su hermana, ella por todos los
medios intentaba que, después de su marido, Otón se apoderara del solio. Mientras tanto
la enfermedad del duque avanzaba y consumía mucho su cuerpo y los principales de la
tierra estaban turbados, como peces en agua túrbida, y consternados. La reina Zuataua,
madre del duque, siguió el consejo y juicio de los amigos de Zobeslao y fue a visitar a
su hijo. Así le decía: “Aunque soy tu madre y además reina, vengo a ti sin embargo
suplicante y con temor me postro a tus rodillas, sobre estas temblorosas rodillas mías en
las que te recibí recién nacido, a favor de tu hermano. Y no pido aquello que con todo
derecho podría negarse, sino lo que agrada a Dios y es aceptable a los hombres. En
efecto es del agrado de Dios lo que él mismo dice: ‘honra a tu padre y a tu madre.’ 360
Recibe entonces con serenidad mis súplicas de anciana y, te ruego, no confunda esta faz
mía llena de arrugas y quebrada por nacientes lágrimas. Que pueda yo como madre
anciana conseguir de mi hijo lo que pide y ruega postrado todo el pueblo de Bohemia.
Que pueda yo, que soy decrépita, ver a vosotros dos reconciliados, puesto que habéis
sido engendrados de igual condición en mi vientre y, por gracia de Dios, habéis sido
bien criados. Que pueda yo, viejecita y a punto de morir, no morir sin que antes Dios me
conceda este consuelo en mi tristeza. Pues con razón estoy tan triste, puesto que una
cruel erinis361 reina en esta tierra y a vosotros, hermanos y tan unánimes en otro tiempo,
ahora os arma para el combate. ¿Pues quién ignora que una camisa es más cercana al
cuerpo que una túnica? Y en verdad la naturaleza, que hizo a los más cercanos en
origen, es la que quiere ser más propicia y dadora de bienes a los suyos en todo. Pues
ese hombre al cual tú haces tu hermano y a quien encomiendas la tutela y cuidado de tu
prole y de tu esposa, es hombre, créeme a mí como madre que soy, será el primero
convertirse para ellos en lazo, fosa y escándalo. Pero este a quien ahora alejas de ti y
consideras extraño, por ser tu hermano será más clemente para los tuyos que el hijo de
tu tío, a quien piensas legar el solio del ducado paterno.” Así decía; y lloraba y con su
llanto llenaba de dolor a su hijo. Al verlo a él también en lágrimas, añadió: “No deploro,
hijo mío, tu destino inevitable sino que lloro por la vida de tu hermano, más miserable
que la muerte. Prófugo, exiliado y errante, preferirá morir ates que vivir de modo tan
infeliz.” Su hijo, bañado el rostro de lágrimas: “Haré, madre mía, lo que me exhortas a
hacer, pues no soy nacido de diamante ni de Caribdis,362 como para no acordarme de mi
359
Es decir, el 2 de febrero.
360
Ex 20, 12.
361
Es decir, una de las Furias, divinidades que, según la mitología, atormentaban a los culpables.
362
Escila y Caribdis eran dos abismos marinos del Estrecho de Sicilia; la mitología las representaba como
monstruos que devoraban naves.
hermano uterino.” Mientras tanto volvía Otón, obispo de la iglesia de Bamberg, un
soldado de Cristo. Después de haber vencido y destruido a los ídolos de Pomerania,
visitaba al duque, quien ya desfallecía por la enfermedad. El duque le confió su alma y
su propio ser en santa confesión, pero el prelado le aseguró que no se podría dar la
indulgencia y perdón, si antes no prometía verdadera paz y firme gracia a su hermano.
Inmediatamente dicho prelado ordenó al obispo Meginardo que se ocupara del cuidado
de su alma y de hacer la paz; luego, lleno de dones por la munificencia del príncipe,
retomó su camino, pues tenía prisa en llegar a su sede antes de la Cena del Señor.
Inmediatamente mandan a buscar a Zobeslao y ya se dice abiertamente entre el pueblo
lo que ya antes en secreto se maquinaba. No bien sintió que esto ocurría Otón, príncipe
de Moravia, quien siempre estaba al lado del duque, temió ser capturado y se volvió
triste a Moravia. Wladislao se puso en paz con su hermano la cuarta feria de la Semana
Mayor.363 Pero después de la octava de Pascua, el día segundo antes de las idus de
abril,364 día domingo por la misericordia del Señor, el piadoso y misericordioso duque
Wladislao migró a Cristo no sin gran llanto de los suyos; sin duda consiguió del Dios
misericordioso la misericordia que siempre en nombre de Cristo había mostrado para
con los pobres. Fue sepultado en la iglesia de Santa María Virgen, que él mismo había
edificado para Cristo y para su Madre y había enriquecido suficientemente con
obsequios eclesiásticos; allí mismo había constituido una honrosa abadía de monjes. El
nombre del lugar es Cladorubi.

Cuán grande fue este duque mientras el espíritu gobernaba


sus miembros, esto podéis saberlo de sus gestas escritas;
también, cuán digno fue de alabanza y cuán digno de honor.
Tenga fin nuestro libro allí donde tuvo fin nuestro duque.

LIX. Puesto que en el exordio del primer libro recuerdo haber dicho que esta
crónica había sido editada en tiempos del duque Wladislao y del prelado Hermanno;
como ellos ya fueron desde este valle de lágrimas a lugares deliciosos, pero como
todavía, por la abundancia de las gestas realizadas, no sé si fijar ya el ancla a la costa o
dirigir todavía mis velas, en medio de la furia de los euros, hacia lo profundo,

aconséjame y enséñame qué debo hacer ahora, mi Musa.

Pues tú, que nunca envejeces, no dejas de moverme a mí, que soy viejo, hacia
mis estudios juveniles y no ignoras que en cualquier anciano como yo hay un
sentimiento de niño y un ánimo débil. ¡Oh, si Dios me devolviera, octogenario como
soy, mis años pasados en Leodio, cuando bajo la guía de mi maestro Francón jugabas
conmigo en los verdes prados de la gramática y la dialéctica! ¡Oh tú, muy amable y
suave para los jóvenes, pudorosa siempre, pero nunca vieja! ¿Por qué vienes a buscarme
en la ancianidad? ¿Por qué incitas mi mente ya cansada? Mi edad cargada de años curva
mi espalda, mi rugosa piel afea mi rostro, mi pecho respira como un corcel cansado, mi
voz ronca silba como un ganso y mi mórbida ancianidad debilita mis sentidos. En
verdad me deleitan más el pan suave y los bocados cocidos que tus artificios, que en
otro tiempo, descansando en paz bajo tus axilas, mamamos suavemente de tu tierno
pecho. Tú, ingeniosa guerrera que debes ser buscada por jóvenes afectos al silogismo, tú
a quien nosotros ya hemos conocido bien, deja a los ancianos y busca a los jóvenes
semejantes a ti, agudos de ingenio y hábiles en las artes. Ellos, después de haber sido
363
Es decir, el Miércoles Santo.
364
Es decir, el 12 de abril.
alimentados con deliciosos banquetes y después de haber quedado exhaustos los tesoros
de toda Francia, vuelven como nuevos filósofos a la gran mesa e la señora Filosofía.
Esos son los oradores que espera la ínclita virtud de Zobeslao, para que con dorado
estilo puedan admirablemente dorar sus admirables gestas. A ellos les suplico yo
anciano que limen hasta el final mis ineptos delirios. Con licencia de ellos y de todos los
que lean estas cosas, séame permitido narrar algo,

En mis escritos, de las admirables gestas del duque.

Y tú que me criticas por ser viejo, mientras que en cambio eres sabio, saca a la
luz el tesoro de tu ciencia y ten como materia este torpe escrito.

LX. Reinando nuestro Señor Jesucristo, Dios omnipotente trino y uno, siendo
duque Wladislao, como antes dijimos, después de ser quitado de la luz de este mundo,
su hermano Zobeslao fue elevado por derecho hereditario al solio de sus antepasados, el
día decimosexto antes de las calendas de mayo.365 Él era menor que su hermano en
edad, pero más maduro en sabiduría que los maduros, hombre generoso, aceptable a los
ciudadanos y favorecido por el pueblo de todo sexo y edad, que contaba con el favor de
todos los bohemios.

Oh tú que gobiernas el mundo con perpetua razón,


¿quién esperaría, quién podría creer que este año
se llegaría a la paz sin derramar mucha sangre?

Sobre todo cuando el señor Otón, movido por el consejo de algunos, se había
obligado con juramento a no irse de la ciudad de Wissegrad antes de, vencido, ser
herido de muerte o, vencedor, apoderarse del trono de la sede principal. Pero nuestro
Señor Jesucristo, que disipa y reprueba los consejos de los príncipes, por el mérito del
santísimo mártir Wenceslao, dispuso con tanta misericordia las cosas del modo como
vuestra caridad bien sabe, según lo que he referido antes. Por ello deje el buen duque de
enojarse y de indignarse por su hermano y por Otón; tenga por cierto que todas las cosas
son gobernadas por la razón de Dos y que nada puede hacerse sin Él. Pero puesto que,
según testimonia Salomón,366 la ira reposa en el pecho del necio, que esté siempre lejos
de este venerable duque el manchar con la ira y la indignación sus virtudes eximias y el
ensuciar con la impaciencia sus buenas acciones. En verdad, si alguien para alabarlo
intentara enumerarlas una a una, la luz del día y las páginas le faltarían antes de poner
fin a su obra. Pero nosotros vamos a mencionar una sola obra como memorial de su
caridad, por la cual es preferible a todos de hecho, pues un duque de tanto poder

nunca mojó sus labios con el brebaje que arrebata la mente.

En verdad no es poca virtud en un hombre poderoso refrenar su boca y el


despreciar no un trago de una bebida natural, sino sus encantos.

LXI. Ese mismo año, en la cuarta feria de la semana sacrosanta de


Pentecostés,367 cayó una gran nevada en los lugares boscosos y en los días siguientes
hubo un gran frío, el cual dañó mucho toda clase de cultivos, sobre todo los sembrados

365
Es decir, el 16 de abril.
366
Jes. Sir. 7, 10 (Bretholz).
367
Es decir, el miércoles; según Bretholz era el 20 de mayo.
en otoño, las viñas y los árboles, tanto que en muchos lugares los arbustos quedaron
arrancados de cuajo y los ríos menores se congelaron. El sábado de esa semana, el día
décimo antes de las calendas de junio,368 murió el emperador Enrique IV; se perdió allí
su genealogía imperial, en parte por esterilidad del sexo femenino y en parte por haber
muerto a temprana edad, por obra del destino, toda estirpe real de varón.

LXII. Entretanto, por la gracia de Dios el ínclito duque Zobeslao tenía en paz
todo su reino. Mientras ponemos fin a nuestras crónicas, digamos cómo cierto
presbítero por el ardor de crudas plantas extinguió las fuertes llamas de su pecho.369 Él
mismo me lo contó familiarmente y me pidió por Cristo, en su amistad, que a nadie
diera a conocer su nombre. Yo creo que su vida laudable da fe a sus palabras. Decía él
que, después que el Señor le había quitado su presbítero, había hecho a Dios piadosos
votos de no conocer a ninguna otra mujer. Pero como es muy difícil sacar
completamente del ánimo las cosas acostumbradas, después de unos años le vino cierta
tentación de la carne y casi se olvidó del voto que había hecho a Dios: vencido por sus
deseos casi llegó a caer en los lazos del diablo. ¿Qué podía hacer? Una vez había leído
en un diálogo cómo San Benito por el ardor de unas ortigas había frenado el ardor de la
enemiga carne. Entonces de repente la gracia divina lo inspiró. Volvió él en sí y buscó
un lugar apropiado para una obra semejante. Al no encontrarlo, recogió furtivamente
unos manojos de ortigas, se fue calladamente a su dormitorio, cerró la puerta y se
despojó de todos sus vestidos. ¡Ah! Si alguien hubiera visto como loco a ese grave
presbítero, aunque no quisiera, aunque estuviera ese mismo día sepultado a su padre
querido, se echaría a reír. En verdad no se enoja tanto un maestro cruel con su discípulo
o un airado señor con un esclavo, cuanto este presbítero se inflamó contra sí mismo. Por
fin se hizo insensible en sus genitales y en sus partes posteriores. Luego se volvió a su
corazón y decía lleno de ira:”Pésimo corazón, tú siempre me atormentas; ahora yo te
atormentaré así. Pues de ti salen los malos pensamientos, los adulterios, las
fornicaciones y los deseos.” Así furibundo este presbítero satisfizo a su pudor: después
de sufrir tanto, estuvo postrado moribundo tres días. Y no consideró que había hecho lo
suficiente para remedio de su alma, pues tomó un manojo de ortigas y lo colgó en su
habitación, para tenerlas siempre ante su vista. Cada vez que las veía colgadas o crecer
junto a un camino, su corazón se estremecía: sus malos deseos, ante la memoria del
pasado mal, se desvanecían del todo. Pero nosotros transformamos en custodia de la
virtud la inimitable crueldad de este presbítero y, lo que obró en su cuerpo, obrémoslo
nosotros en nuestra mente. En efecto las palabras de Dios son palabras verídicas; en
ellas dice: Mi Padre obra hasta hoy, y yo también obro.”370 El presbítero, mientras ardía
por fuera en su castigo, por la gracia de Dios extinguió lo que ilícitamente ardía por
dentro; venció al pecado, porque cambió el ardor.

368
Es decir, el 23 de mayo.
369
Cosmas hace una referencia a De vita et miraculis Patrum Italicorum et de aeternitate animarum, de
San Gregorio Magno, obra conocida más comúnmente como Libro de los diálogos, compuesta a fines del
s. VI. El libro segundo narra la vida de San Benito. Allí, en el cap. 2 se cuenta que el santo tuvo la visión
de una mujer cuya hermosura lo había impresionado antes. Para no sucumbir ante la tentación de este
recuerdo, se desnudó y se arrojó en un matorral de zarzas y ortigas; así “el ardor que tan vivamente sentía
por fuera extinguió el fuego que ilícitamente le abrasaba por dentro.” Cito por: San Gregorio Magno. San
Benito de Nursia (trad. Ernesto Zaragoza Pascual). Buenos Aires, Lumen, 1989, pp. 27-28.
370
Jn 5, 17.

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