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Con todo este preámbulo quiero decir que no está mal querer saber
sobre las hormigas, que como cualquier ser vivo luchan por sobrevivir
cosa que puede ayudarnos a conocer más sobre nuestra propia
supervivencia. Solo que hoy mi reflexión me lleva a los humanos.
Entre los Seres Vivos hay una gran escala evolutiva. El primer ser vivo
fue unicelular, estaba formado por una sola célula. La evolución de
ese primer ser vivo nos ha llevado a hasta el hombre de hoy.
Una explicación sencilla de ese tránsito evolutivo podría ser esta: Con
la unión o división (para garantizar su propia supervivencia) de los
seres vivos unicelulares o células, aparecen colonias de células más
fuertes y especializadas. Los seres vivos se diversifican, plantas,
animales de todo tipo cubrieron la tierra. Las células especilistas se
unen por especialidad y formaron órganos como el corazón, el hígado,
etc… Los órganos se agrupan (también con el único objeto de
sobrevivir) y forman el organismo o sea el cuerpo.
Siempre han existido personas humanas cuya visión ha sido tan clara
que han trascendido a la evolución. Nos han dado claves muy
especificas, claves que la misma evolución se ha encargado de
oscurecer o hacer desaparecer, sobre cómo llegar al verdadero
conocimiento de nuestra naturaleza y escaparnos de la “rueda del
sufrimiento” de la evolución.
Las leyes del cielo no están escritas. Y nadie puede aplicarlas en este
mundo, por la sencilla razón de no pertenecer a este mundo. Para
conocer algo de esas leyes hay que tener el conocimiento y claridad
de una persona liberada, iluminada. Por ello Jesús decía “Dad al Cesar
lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Con ello decía que hay
dos leyes y no hay que confundirlas.
La persona que se ”identifica” con su naturaleza divina en lugar de
la humana no tiene inconveniente cumplir las leyes humanas. Al
revés tampoco hay problema, porque la persona que se identifica con
su naturaleza humana ni siquiera se plantea que hay otra ley que no
es la suya, tanto que cree emana del mismo cielo.
Lo Bueno es que tenemos las claves, por ahí dispersas en algún lugar
de nuestras mente. Lo malo es que no sabemos con qué nos
identificamos mas, con la naturaleza humana o con la naturaleza
divina. Por cómo va el mundo somos humanos. Por como quisiéramos
que fuera seamos divinos.
Buenas Noches