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ICONOS 62 LTURA Y GLOBALIZACION DE LOS MEDIOS A LAS MEDIACIONES O LAS PREGUNTAS POR EL SENTIDO Jesus Martin Barbero ubica los procesos de comunicacién en los conflictos sociales que los medios escenifican Por Quinche Orte Gespo Universidad Andina Simén Bolivar e los medios a las D mediaciones, de Je sis Martin Barbero, acaba de cumplir diez afios de publicacién. Después de una década de la aparicién de esta obra -que ha signifi- cado un hito en los estudios de la comunicacién porque ubica a los procesos comu- nicacionales dentro la cul- tura y propone investigar- los desde las mediaciones y la recepcién, es decir, des- de los usos que la gente ha- ce de lo que recibe de los medios, pero también des de sus modos y formas de comunicacién- vale la pena hacer algunas re- flexiones en torno a los aleances y aportes de este libro, sobre todo a la luz, del proceso de globalizacién que se ha consolidado en los tilti- mos afios. Para ello vamos a servirnos de algunas de las puntualizaciones realizadas por el autor en Bogota, en el mes de diciembre de 1997, en el marco del Coloquio Internacional De los me- dios a las mediaciones: la obra de Jestis Mar- tin Barbero diez afios después: balances y perspectivas, organizado por varias institucio- nes colombianas como homenaje a este estu- dioso de la comunicacién. Pero antes conviene indagar en el propio proceso del autor para entender cémo fue es- tructurando el andamiaje tedrico y metodolé- ico que le permitié concretar su propuesta en Martin Barbero concibe a las mediaciones como un espacio cultural, como el lugar en que se articula el sentido el estudio de las mediaciones como espacio cultural, como lugar en que se articula el sentido. Jestis Martin Barbero lle- gaa América Latina a co- mienzos de la década de 1960 después de haber estudiado filosofia en Espafia, preocu- pado por conectar su refle- xi6n filoséfica con las cien- cias sociales, pero también interesado en aproximarse a una realidad de la que sabia muy poco. Y es la realidad de Colombia y de América Lati- na Ja que le Neva a indagar en los margenes de discipli- nas como la historia, la antropologfa, la socio- logia, la literatura y la estética, y “avanzar a tientas, sin mapa o solo con un mapa nocturno. Un mapa para indagar no otras cosas, sino la dominacién, la produccién y el trabajo, pero desde el otro lado: el de las brechas, el consu- mo y el placer. Un mapa no para la fuga, sino para el reconocimiento de la situacién desde las mediaciones y los sujetos” (1). Cinco afios més tarde vuelve a Europa car gado de preguntas para ser confrontadas en Ta reflexidn tedrica. Después de una incursién al campo de la sociologia, prefiere privilegiar la filosofia para hacer su doctorado en Lovaina. Tras recibir cursos entre Paris y Bruselas, termina su doctorado en 1972, con una tesis que, bajo el titulo La palabra y la accion: por una dialéctica de la liberacidn, recupera la propuesta accién del brasilenio Paulo Freire y valora la dimensién performativa del lenguaje, ubicando a la palabra como instrumento para Ja accion. En este trabajo académico ya se de- Jinean los planteamientos que, tras diez afios de investigacién y reflexién, plasmard en su bro. En él hace un primer acercamiento a la comunicacién desde la semidtica (a partir de Roland Barthes, Umberto Eco y Eliseo Vern) y busca un lugar de encuentro de la filosofia y la semidtica con las ciencias sociales y la lite- ratura Pero solo de vuelta a Colombia, en 197: nuevamente confrontado a la realidad latino mericana, logrard estructurar su pensamiento ‘como una propuesta metodolégica. Siendo pro- fesor en la facultad de comunicacién de una universidad privada, empieza a percibir la co- municacién como un espacio estratégico desde el cual conectar su trabajo con la realidad co- lombiana. Pero, desde su préctica docente, no renuncia a la filosofia, como é1 lo reconoce: “La semiética para mi era una hermenéutica y enlazaba con la fenomenologia que venfa tra- bajando en mi tesis doctoral. Encuentro que el campo de la comunicacién me posibilita tanto coherencia tedrica como el anclaje que busca- ba con el pais” (2). Junto con sus estudiantes se dedica al andlisis de los procesos de comu- nicacién més cotidianos -los que se dan en la calle, en el mercado, en las fiestas populares, y desarrolla las bases de una metodologia que le permitiré “relacionar el estudio de la consti- tucién del sentido, de la produccién de sentid con los sentidosl.(3) A partir de ahi Martin Barbero va a ubicar la comunicacién en el es- pacio de las ciencias sociales, procurando “tra- bajar activamente en la produccién de una teo- fa de comunicacién que tuviera como ejes los conflictos sociales que los medios escenifican, Jos desequilibrios en la libertad de expresién, la precariedad de nuestras sociedades civiles, y la falta de comunicacién de nuestras institu iones politicas con el pueblo”, (4) Para 1978, en un simposio realizado en la Sede Xochimileo de la Universidad Autonoma de México, propone invertir lo que hasta en tonces se habia considerado: en vez de ver ala ‘comunicacién como proceso de dominacién, ver a la dominacién como proceso de comuni- cacién, es decir, como proceso social y campo de batalla cultural, sostenido en penisadores como Hegel y Martin Serrano, quienes le van a permitir evidenciar las complicidades y seduc- Ciones que se establecen en las relaciones en- tre dominador y dominado. 63 ICONOS ICONOS 64 CULTURA .OBALIZACION PUEBLO Y MASA: LOS EJES Jesiis Martin Barbero confiesa que en los umbrales de su pensamiento los planteamien- tos de Paulo Freire y Antonio Gramsci le sir vieron como punto de partida para la construc: cidn de la propuesta teérica que después se concretarfa en De los medios a las mediacio- nes, Aunque también se evidencia como decisi- va la influencia de la produccién intelectual de Walter Benjamin, quien en palabras del autor “habia esbozado algunas claves para pensar lo no-pensado: lo popular en la cultura no como su negacién, sino como experiencia y produc- eign” (5) partir de una lectura transversal de la histo. ria, la antropologia, la sociologia, la literatura y la politica, Martin Barbero reconstruye en su libro el proceso histérico de la constitucién de lo popular y lo masivo como conceptos bési- cos, pero siempre con Ia intencién de encon- trar el doble tejido de significados y referen- cias de que estén hechos. En un pormenoriza- do desplazamiento través de la historia de las ideas, establece dos debates como centra- les en la constitucién de las categorias sefiala- das. En el origen ubica el debate entre Tustra- cién y Romanticismo para demostrar que am- bos movimientos encasillaron, desde dpticas diferentes, al pueblo como mito en el pasado. os ilustrados gestan las categorias de lo culto y lo popular como excluyentes; los roménticos, si bien construyen “un nuevo imaginario en el que por vez primera adquiere estatus de cultu- ra lo que viene del pueblo” (6), mistifican la relacién pueblo-nacién y niegan el proce- so histérico de formacién de lo popular, Jo que significa que “Io rescatado ace: ba siendo una cultura que no puede mirar sino hacia el pasado, cultura- i patrimonio, folklore de archivo 0 de museo en los que conservar la pureza original de un pueblo-nifio, primitivo” (). E] otro debate clave para el autor seré el efectuado por anarquistas y marxistas en la segunda mitad del si- glo XIX. Si bien rescata el hecho de que ambos movimientos politizan la idea de pueblo, es decir inscriben a la categoria en los procesos histé- ricos por el origen social de la opresién como un asunto estruc- al, sefiala que el movimiento anarquista coloca el concepto de pueblo como uno de los ejes de su propuesta pero como una categoria que no se agota en la de clase oprimida y que supera la vision de los roménticos porque ve al pueblo con capacidad de transformacién del presente y construccién del futuro; para Jestis Martin Barbero la valoracién que los anarquistas ha- cen de la lucha cotidiana nace de la importan cia que dan a la memoria del pueblo como ele- mento que permite la continuidad de sus lu- has, con To que los libertarios rescatan la cul- tura popular como espacio de conflicto. Martin Barbero critica la posicién del mar- xismo ortodoxo porque niega validez tedtica y politica a la idea de pueblo, al reemplazarla por la de proletariado, que “se define como clase exclusivamente por la contradiceién an- tagénica que la constituye en el plano de las relaciones de produccién: el trabajo frente al capital” (8), y supedita al plano econémico y al de la produccién todas las dimensiones de lo social. Por ese camino se invisibliza la diver: sidad cultural: “El affn de referir y explicar la diferencia cultural por la diferencia de clase, impediré pensar la especificidad de los con- flictos que articula la cultura y de los modos de lucha que desde ahi se producen” (9), y se deja de lado la discusién sobre otros actores, otros espacios y otros conflictos. Entre las aporfas que también encuentra Martin Barbe: ro en las concepciones marxistas ortodoxas es- 14 la homologacién del concepto de cultura al de ideologia, lo que Neva a la idealizacion de la cultura proletaria. EL autor indaga en los ori- genes de la sociedad de masas, enfatiza la vin culacién de lo masivo con la industrializa- cin y al crecimiento urbano, resalta el aporte de la Escue- Ja de Frankfurt en a ubica- cién de lo cultural como

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