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Grandes cosas hizo Dios por el rey Asa y
por Jud; sin embargo, era un pueblo dbil. Sus pies vacilaban
en el camino del Seor, y sus corazones andaban indecisos. Ne-
cesitaban saber que el Eterno estara con ellos mientras se man-
tuvieran fieles en su servicio; mas si ellos le abandonaban, se-
ran por l abandonados. Del mismo modo fue menester recor-
dar a su vecino reino de Israel cunto mal les result de su rebe-
lin, y cun bondadoso se les mostr cuando se arrepintieron.
El propsito de Dios era confirmarles en su camino y fortalecer-
les en la justicia. Dios merece que le sirvamos con toda la ener-
ga de que somos capaces.
El servicio de Dios es digno de cualquier sa-
crificio. Si lo hacemos con diligencia y decisin, encontraremos
en la obra del Seor la ms rica recompensa. Nuestro trabajo en
el Seor no es vano, lo sabemos perfectamente. El trabajo realiza-
do sin esfuerzos, no nos proporcionar beneficio alguno; mas
cuando se lleva a cabo con entereza, prosperar.
Este versculo fue el mensaje que recibi el
autor en un da de terrible y pavorosa tormenta, y le decidi a
forzar el vapor para poder llegar con toda seguridad al puerto
con una carga gloriosa.

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