Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
para Medellín:
una escuela
posible Facultad de Educación
Táctica y Estrategia
Mi táctica es simulacros
mirarte para que entre los dos
aprender como sos ya telón
quererte como sos. ni abismos.
Mi táctica es Mi estrategia es
hablarte en cambio
y escucharte más profunda y más
construir con palabras simple.
un puente indestructible. Mi estrategia es
Mi táctica es que un día cualquiera
quedarme en tu recuerdo no sé cómo ni sé
no sé cómo ni sé con qué pretexto
con qué pretexto por fin me necesites.
pero quedarme en vos. Mario Benedetti
Mi táctica es Inventario
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
No somos irrompibles
Los cristales pueden quebrarse.
A veces, basta un leve golpe de abanico.
Las telas suelen desgarrarse
al contacto de una diminuta astilla.
Se rasgan los papeles...
Se rompen los plásticos...
Se rajan las maderas...
Hasta las paredes se agrietan,
tan firmes y sólidas como parecen.
¿Y nosotros?
Ah... Nosotros tampoco somos irrompibles…
Borneman, Elsa, 2007, No somos irrompibles
(12 cuentos de chicos enamorados),
Bogotá, Alfaguara, quinta reimpresión.
El Tierno y Peligroso
Rostro del Amor
El tierno y peligroso es que me ha herido
rostro del amor quizá con una flecha
se me apareció una noche quizá con una canción
después de un día muy largo Todo lo que yo sé
Era quizá un arquero es que me ha herido
con su arco herido en el corazón
o bien un músico y para siempre
con su arpa Ardiente demasiado ardiente
Yo no sé más herida del amor.
Yo no sé nada Jacques Prevert
Todo lo que yo sé
Tankas
I
Alto en la cumbre
Todo el jardín es luna
Luna de oro
Más precioso es el roce
De tu boca en la sombra.
Jorge Luis Borges
(Argentina, 1899-Suiza, 1986)
Ternura
Yo te pido perdón por amarte de repente
Aunque mi amor sea una vieja canción en tus oídos.
De las horas que pasé a la sombra de tus gestos
bebiendo en tu boca el perfume de las sonrisas
de las noches que viví apaciguado por la gracia
indecible de tus pasos eternemente huyendo
Traigo la dulzura de los que aceptan melancólicamente.
Y puedo decirte que el gran afecto que te dejo no
trae la exasperación de las lágrimas
ni el hechizo de las promesas
Ni las misteriosas palabras de los velos del alma...
Es un sosiego, una unción, un desborde de caricias
Y sólo te pido que reposes quieta, muy quieta
Y dejes que las manos cálidas de la noche encuentren
Sin fatalidad la mirada extática de la aurora.
Vinicius de Morais
(Brasil, 1913-1980)