Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
29/07/2005
—Entonces no sigas
—Pues hazlo
—¿Hacer qué?
—No, nada más tú dijiste que podías hacer lo que querías y yo te dije: “Bueno hazlo”
—Déjame intentarlo
—Bueno.
—No es cierto.
—¿Ves?
—Eres un amargado.
—¿Ves?
—A la que tú quieras.
—A la cuatro entonces…
—No, tampoco.
—¿En la mañana?
—Imposible
Excelencia en el autocontrol
Y aquella otra:
• Enfrenta tus problemas con una sonrisa y si son muy graves: con dos sonrisas.
Nos encantaría reproducir el artículo en su totalidad (prácticamente lo hemos hecho)
pero tomaremos solamente lo relacionado con nuestro tema. El autor, una eminencia
científica, nos explica que si leemos algo repetidas veces, poco a poco va penetrando
hasta llegar a las profundas capas de nuestro inconsciente y que, entonces, ya no
necesitamos seguir repitiéndolo (y además me imagino que una sobredosis de
repeticiones puede llegar a depositarnos el mensaje en las rodillas). La cosa es que
cuando el mensaje se asimila en nuestro inconsciente se convierte en una
parte nuestra. Tan así que seríamos incapaces de diferenciarlo de otras
partes nuestras e incluso de partes nuestras que no son nuestras, y
entonces el mensaje empieza a trabajar solito, ya uno puede estar
pensando en lo que quiera que el mensaje estará pensando en el mensaje,
por decirlo así, como cuando mantenemos el equilibrio al caminar o al
beber.
Helas aquí:
Ante la afirmación
—Vos ya no me querés como antes.
Porque lo que sigue es que el otro diga que no es cierto y uno insistirá en que sí es cierto
y otro que no y uno que sí (pero ya sintiendo que un poco menos)
y el otro que no y uno que sí (y uno ya empezando a sentir que
tiene razón, que ni un poquito) y el otro insiste que no y uno ya lo
siente como el mejor amigo. Esto es tan así que a mediados del
siglo XV una fundación holandesa instauró un premio para
cualquiera que logre que una de esas conversaciones dure menos
de cuatro horas y es el día de hoy que nadie lo ganó.
Cómo zafar
Por todo lo anterior, es importante la siguiente pregunta: ¿Qué hacer cuando nos
ponen contra las cuerdas muchachos? Si ella nos dice: te quiero y vemos a un
Escribano Público esperando nuestra respuesta, ¿qué respondemos? Hay que pensar en
eso porque las vacilaciones cuestan la vida. Cualquier cosa que no sea una respuesta
inmediata y que no suene espontánea nos pondrá en una situación muy difícil de
reparar. Es como si tu mujer llegara a la casa y te encontrara besando a un colectivero y,
con voz bajita, de secreto, le dijeras: Después te explico, después te explico… ¿Qué hay
que explicar? Acá ocurre algo parecido: los milisegundos de demora son pruebas
irrefutables, un parpadeo, una mueca de la boca, son datos científicos. Podemos escribir
la enciclopedia del yo no fui, pero nada nos va a salvar.
Para que no se vean envueltos en una situación embarazosa, les recomendamos entrenar
(al menos dos tardes por semana) con estas respuestas que nos proporcionaron en el
Instituto Nacional de Antropología.
Grado 1
(Bloqueo de respuesta con exculpación externa)
• Mi padre está sufriendo una depresión muy grave y mi madre está sola frente a
esta situación.
• ¿Tenemos derecho a ser felices con los problemas que hay en el mundo?
• Hice una promesa.
• Estoy pasando por un momento difícil.
• Estoy pasando por dos momentos difíciles.
Grado 2
(Respuestas de corte psicoanalítico)
Grado 3
(Psicodelia emocional sofisticada)
¿Hay que ser dulce en el amor?¿A las mujeres les gustan los tipos dulces? O bien la
pregunta es: a las mujeres que a mí me gustan, ¿les gustan los tipos dulces? ¿Cuál es el
punto intermedio, por Dios? ¿Conviene ser recio? ¿Es cierto que las mujeres estén
hartas de los tipos recios? Las mujeres que a mí me gustan no gustan de tipos recios.
Por lo tanto, ¿Clint saldría con las mujeres que a mí me gustan? En caso de que fuera
así, ¿qué debería hacer yo? ¿Le debería decir: ¡Ey Clint te estás metiendo con mi
chica!? O tal vez debería sentarme en la mesa de enfrente, dejarlo actuar y fijarme cómo
lo hace.
Otro punto: eso de ser como uno es, es un consejo muy recurrido pero muy inespecífico,
especialmente en el caso de los inseguros. ¿A qué se refieren cuando dicen: ser como
uno es? O mejor dicho: ¿a quién se refieren? Hay gente que nos demoraríamos años en
encontrar algo así como nuestra personalidad, es como pretender sacarle una foto a un
espejo cuando no está reflejando nada. ¿Cómo sería un espejo si no reflejara
nada?¿Cómo se supone que encontremos nuestra propia personalidad?¿Va a gritar
nuestro nombre cuando oiga que nos acercamos?¿Y si hay una personalidad que no es la
nuestra y grita nuestro nombre? Supongamos que después de mucho despejar llegamos
a tres personalidades finalistas, una de esas es. ¿Cómo la reconoceremos?¿Por el color
de los ojos?¿La ropa que use?¿La que sienta vergüenza de que la identifiquemos? Y
además, una vez que eso ocurra, que encontremos nuestra propia personalidad, ¿se
supone que la imitemos o que seamos espontáneos y no le hagamos caso?¿Vendrá con
alguna especie de manual del usuario (especificaciones técnicas, consejos: no someta su
personalidad a…)? Lo que sí me temo es que no tengo nada parecido a una garantía.
Nada de: La compañía se compromete durante el transcurso de un año…
Ley de Martinelli
Ser como uno es no implica encontrar lo que uno busca.
Corolarios
• Las cosas que deseamos se sienten poderosamente atraídas por otras personas
que buscan otras cosas.
• Buscando lo que buscamos encontraremos lo que otros buscan.
Principios de competencia
Hay otros que también buscan lo que nosotros buscamos.
Corolario
Nosotros llegaremos cinco minutos tarde.
La necesidad de afecto nos hace sentir como si estuviéramos en un desierto, por eso es
que al encontrarla sentimos que llegamos a un verdadero oasis…
La pregunta es: ¿Qué hacemos con los camellos?
Ansiedad y absorbencia
Me dijeron: “No gana nada con desesperarse” y yo respondí: “¿Y quién dijo que lo
hacía para competir”.
Testimonio: Diego, de Coyoacán
Con la desesperación no se resuelve nada. Para resolver las cosas hay que enfrentar el
problema, dedicarle tiempo y mucho esfuerzo… yo prefiero la desesperación.
Testimonio: Alicia, de Rosario
Si uno es muy ansioso hay que saber controlarse. Si la persona siente que nos
abalanzamos sobre ella con una enorme demanda amorosa se va a asustar y se va a
mostrar retraída porque va a sentir que nos la tragamos, que ella nos ofreció un ratito de
su tiempo y nosotros le estamos agarrando el calendario. Eso si uno es muy ansioso,
ahora bien, si uno es como yo… es inútil intentar nada, de todas maneras se va a asustar.
Cuando uno es muy absorbente es capaz de perseguirse con cualquier cosa que haga el
otro, interpretándola, inmediatamente, como que ya nos está queriendo menos. Bastará
con que el otro se quede un ratito callado para que el demandante pregunte:
—En nada.
—Dale decime.
—En algo estarías pensando ¿o me vas a decir que estabas con la cabeza en blanco?
—¿Y cómo sabés que no era importante? A lo mejor no era importante para vos pero
para mí sí, dale contame…
—¿No te acordás de qué era, pero te acordás que era una taradez? Eso está medio
raro…
Y así un millón de veces etcétera, porque, en la pareja el único caso en el que es lindo
estar encima del otro es en la cama (e incluso ahí no siempre, ¿no?).
Si a los absorbentes no nos dan toda la bolilla que queremos… nos sentimos
abandonados. A lo mejor la otra, pobre, está con un rollo en la cabeza o cansada o
distraída y entonces, como no sentimos que está fulgurante por nosotros, nos sentimos
abandonados. ¿Y qué hacemos cuando nos sentimos abandonados? Nos alejamos para
castigarla. La otra (el otro, seamos ecuánimes y de paso disipemos un poco) que ni nos
abandonó ni se dio cuenta de todas esas extrañas elucubraciones que estuvimos
haciendo no sabe, no entiende, por qué nos mostramos más fríos o ponemos esa cara de
ahorcado de ópera.
Si, en el peor de los casos, el otro es parecido a nosotros (muy en el peor de los casos)
se sentirá abandonado y nos castigará alejándose y poniendo cara de ahorcado de ópera.
Y si uno se siente abandonado y está poniendo su mejor cara de ópera y ve que el otro
también se aleja herido (mientras ensaya unas expresiones que vio en una película
japonesa) es muy frustrante, porque no hay nada peor que sentirse víctima de alguien
que en vez de sentir que fue injusto con nosotros siente que es nuestra víctima. Eso es
fatal, terrible (recuerden que para una víctima no hay nada peor que otra víctima),
porque una buena víctima necesita un mínimo de audiencia, de compasión ajena. Nadie
es víctima para sí solito. Nadie es víctima sin un miligramo de público aunque más no
sea. No sé… un chofer, el panadero, alguien a quien despeinar con un suspiro, alguien a
quien brindarle una cara compungida de las buenas. Pero víctima así al pedo, para
nadie, no, es una locura.
Hay que aprender a no ser tan evidente con las propias intenciones, a saber ocultar un
poco nuestros deseos… (claro, siempre tratándonos de acordar de qué es lo que
queríamos hacer con ella). Saber controlarse en el juego amoroso parece que es algo
básico. Yo la única manera que encontré para saber si estoy haciendo las cosas bien o
mal es imaginarme a Clint. Pienso qué haría él en mi lugar y trato de imitarlo. Con el
único inconveniente de que mi guía-espiritual-de-comó-hay-que-ser-en-el-amor no es el
Clint Eatswood de la realidad sino el que pasa por el filtro de mi cabeza, lo que yo
fantaseo. ¿Se dan cuanta de lo ilógico de esa esperanza? Es como aparecer sentado en
los comando de Boeing y pensar: Veamos ¿qué haría un piloto en mi lugar?
¿Se pueden imaginar qué sale de lo que vi en las películas, más lo que yo recuerdo que
vi, más lo que quisiera hacer (besarla, saltarle encima), más lo que me gustaría que
ocurra (que ella me bese, que me salte encima), más lo que yo me imagino que haría ese
personaje imaginario en mi lugar real para lograr que suceda lo que deseo? El resultado
se podría describir en algo así como: todo lo contrario.
Estudios avanzados
Ejemplificación:
Caso 1
Bromas familiares . . . . . . .0
Amigas casadas . . . . . . . . .1
_________________________________
O sea que, según la Organización Mundial de la Salud, esta mujer apenas está en el
grado 1 de las ganas. A lo que, nosotros, agregaremos que es una situación ideal,
perfecta. Avancen con tranquilidad, no hace falta ninguna clase de precauciones, es
más, pueden sentarse con toda confianza a tomar cerveza con el padre, invitar al
hermano a ir a ver un partidito, porque esa chica ni sueña con irse de su hogar.
Caso 2
Amigas casadas . . . . . . . . .6
(contando a dos que no eran tan amigas pero pesan igual)
_________________________________
Según la OMS, esta mujer está en el borde del apuro, quizás en esa zona límite que hay
entre las ganas y el apuro. Teniendo muy pocas precauciones (como cierto cuidado al
pasarla a buscar por su casa, no entrar a saludar a los padres y cosas así) podemos
avanzar con toda tranquilidad.
Hasta ahí llega este valioso estudio. Creo que estamos de acuerdo en que es un
importantísimo primer paso que se da en un tema tan carente de información seria.
Antes nos manejábamos por comentarios de café, suposiciones, pero ni un gramo de una
base científica que avalara un presentimiento o diera pie a un dato fehaciente. El
brillante estudio de la OMS queda en ese punto y, nos enteramos después, que los
principales del equipo se casaron y que uno ya tuvo un hijo. Esas circunstancias,
obviamente, pusieron en dificultad el avance de los estudios. Hubo inclusive, por qué
ocultarlo, cierta presión por parte de sus esposas en el sentido de abocarse a otros
trabajos (uno de los doctores abandonó la ciencia y puso un negocio de
aeromodelismo).
Nosotros no quisimos que las cosas quedaran en ese punto y sucesivos estudios nos
llevaron a sumar unas extensiones a la fórmula (cedí a la tentación que significó el
pedido de mi grupo de trabajo y le puse mi nombre a los agregados).
Agregado de Pescetti, Nº 1
El tiempo invertido en la búsqueda del hombre en cuestión es un factor imposible de
dejar aparte. Nuestro grupo de trabajo llegó a la conclusión de que al número de a.p.c.
que obteníamos normalmente con el estudio de la OMS, debemos sumarle 1 por cada
semestre invertido en encontrar pareja (o cosas que se le parezcan).
Ejemplificación:
Si la mujer del ejemplo anterior lleva dos años buscando, arroja estas
cifras:
Para poder seguir es necesario que citemos los valores normales y anormales de apuro
casamentero (el nombre técnico es: ansiedad por casarse o a.p.c.) para lo cual
revelaremos por la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Una mujer normal (acá es donde la OMS falla, porque no aclara qué entiende por eso o
cómo llegó a ese concepto) entre los 15 y los 21 años no tiene apuro ninguno, a eso lo
denomina Valor 0. De los 21 años a los 23 tiene ganas que no es lo mismo que apuro.
Las ganas son normales, tener ganas de conocer a alguien con quien, con el tiempo y
gracias a un mutuo conocimiento, pensar en la posibilidad de formar un hogar, es más
que sano (perdón por la palabra). A esas ganas le asigna un Valor 1. A partir de eso
realizan una tabla progresiva que nosotros recomendamos fotocopiar y llevar en el
bolsillo.
1 a 10: Ganas. Diremos, por lo tanto, que 1 son pocas ganas, 4 y 5 son ganas normales
y que 9 o 10 son muchas ganas.
Objetivo de la mujer: conocer al hombre ideal.
Sintomatología básica:: alegría vital, despreocupación por asistir o no a una reunión o
por si una relación no llega a nada.
11 a 20: Apuro. El apuro está formado por las ganas más cierta cuota de ansiedad. La
mujer, a partir de los 23 años empieza a experimentar cierta urgencia leve por conocer a
alguien con quien hacer planes hogareños.
Objetivo de la mujer: conocer al mejor de los hombres.
Sintomatología básica: entusiasmo, se anota en todas las reuniones, le pide a los novios
de sus amigas que le presenten a alguien, desarrolla cierta capacidad para ver, de un
solo vistazo, los hombres interesantes de una reunión (descarta a los casados).
De 51 en adelante: Es una zona muy poco explorada por los especialistas debido
a los riesgos que conlleva. Se supone que existe un estado de grave alteración y
más allá de eso nadie quiso aventurarse a investigar más.
La ansiedad familiar
Exactamente todo ese conjunto de cosas que explicábamos antes, sumado a gente
amiga que ya se casó o juntó y que ya anda con panza, con divorcios, con panza y
divorcio al mismo tiempo, hace que a alguna gente le entre el afán de formar una
familia. Se sienten desfasados con la edad, con lo que se imaginaron o les convencieron
que se esperaban de ellos a los… (si es mujer les empieza a agarrar pasaditos los 25 y si
es tipo después de los 30 o 30 y algo). Pero como sea, como dé lugar, quieren formar
un hogar y eso se nota a la legua porque a cada persona que les presenta la miran con
cara de Darwin. Hacen su cálculo de ¿Qué tal me saldrían los hijos con él/ella? Y
cualquiera que siente que le están mirando los genes se espanta. Imaginate, si recién
conocés a alguien y descubrís que lleva la ropa de boda en el baúl de su coche: ya te
hace sentir limpiando la caca de tus nietos, te asusta, y es una reacción más que normal.
Ley de Varela
La ansiedad por casarse es directamente proporcional a las bromas familiares
recibidas.