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El Pampero Americano es una publicación de cultura alternativa y de opinión política independiente, fundamentalmente del ámbito americano, pero con análisis sobre la situación internacional, con temas culturales, geopolíticos, teológicos, militares y comentarios sobre la situación particular de la Argentina.
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Ne 20
EL PAMPERO
i
Buenos Aires - agosto de 2010
Hijoaudzdela laa
Yguarditn de nuestro cieb,
Quecrebatasen vue
Guanto empatiasuhermase.
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c ano
DOS CASOS URTICANTES: TIMERMAN
Y BERGOGLIO
Ciertos hechos de los tiltimos meses reflejan en pro-
fundidad la ubicacién politica argentina en el marco
latinoamericano e internacional. Primero, la designa-
cién como nuevo canciller de Héctor Timerman, hasta
entotices embajador en Estados Unidos. Segundo, la
presentacién, por el cardenal Jorge Bergoglio y la
Universidad del Salvador, de un programa politico,
con aval de casi todo el arco opositor, propuesto como
programa para el gohierna queen 2011 snceda al ac-
tual, si de ese arco fuera.
La politica exterior es decisoria para evaluar posibili-
dades de continuidad y consolidacién de cualquier
gobierno, Sobre todo ahora, mientras el mundialis-
‘mo unipolar se convierte en uno multipolar y son esen-
ciales los mérgenes de autonomia a preservar por los
Estados nacionales, dentro de los bloques continen-
tales que ineludiblemente deben construir, como se-
flalara hace 40 afios Juan Domingo Perén.
La posibilidad de fortalecer la soberanfa politica,
refundar el Estado, restaurar la justicia social, cons-
truir una Patria americana justa, libre y soberana de-
pende esencialmente de cémo las naciones operen
en ese contexto; en muestro caso, de cémo marche la
construccién de un bloque sudamericano razonable-
mente auténomo,
Desde 2003 la politica exterior argentina tuvo un
importante giro positivo: abandoné las “relaciones
camales” con Estados Unidos y asumié mayor pro-
tagonismo en la construccién de la unidad sudameri-
cana.
Pero ello no significé romper con poderes mun-
ialistas contrarios a la formaci6n de ese bloque, cosa
imposible si en las crfticas circunstancias de entonces
el gobierno que asumié querfa mantenerse en el po-
der. Y en principio no vemos en esto claudicacién o
traicién, sino condicionamientos reales para un pafs
debilitado por décadas de demolicién del Estado. Tam-
bién Perén mantuvo vinculos con poderes mundia-
listas de su época, a través de un Gelbard por ejem-
plo, hombre del aparato soviético, ;Podfa ignorarlo
él general? Claro que io, pero Gelbard era itil a su
politica y la realidad levaba a tenerlo de aliado.
Uno de esos vinculos lo mantuvo el actual gobier-
no, pese asu mala relacién con el de Bush, con cier-
tos factores de poder yanqui, con la comunidad judfa
norteamericana particularmente. O con organizacio-
nes mundialistas promotoras de la justicia internacio-
nal y la jurisdiccién supranacional, en temas como
EN ESTE NUMERO
DERECHOS HUMANOS ¥ COMUNIDAD
ORGANIZADA
ISABELA LAS FUERZAS ARMADAS
LESA HUMANIDAD: PRECISIONES
NUEVOS PIRATAS RENTABLES
LOS CABALLEROS DEL GRAL
J. GONZALEZ: {UN ENGANADOR?
PARA ORTENTARNOS
HL Pampero Americano - 1derechos humanos, ecologfa, pueblos originarios que
de hecho afectan la soberanfa de cada Estado nacio-
nal. ¥ sin duda Timerman desde la época del “‘proce-
so”, cuando dirigfa La Tarde, ha jugado en esto un
importante papel:
Se lo designé canciller micntras Brasil, acompafiado
por Venezuela, buscaba solucionar lacrisis por el plan
nuclear iranf, El acuerdo alanzado entonces entre
Brasil, Turqufae Irén era impensable en otras circuns-
tancias mundiales: buen ejemplo de la proyeccién
politica posible dentro del mundialismo multipolar
para un bloque sudamericano consolidado, pero tam-
ign de los Ifmites que los poderes hoy hegeménicos
pueden imponerle, Pues aunque ya Estados Unidos
y la Uni6n Europea habfan promovido una solucién
as{enriquecimiento de uranio fuera de territorio ira-
nf con el control de otro pafs-, dicho acuerdo se re-
chazé ~atencién—con apoyo de Rusia y China, tradi-
cionales aliados de Irén. Por decirlo asf, Brasil “sacé
los pies del plato” y tuvo que emprender la retirada,
Y bien, Argentina estuvo al margen de esta ini-
ciativa de Brasil, tanto como del desarrollo de las re~
laciones que asf Brasilia como Caracas han construi-
docon Irén. Y tampoco nuestros vinculos con Rusia,
en cuestiones como defensa y seguridad al menos,
han tenido la profundidad de los de Venezuela y Bra-
sil. El conflicto con Irén, absurdamente acusado de
responsable de los atentados contra la AMIA y la
‘Rimhajada de Israel, es decisiva para profundizar mas
esta divergencia, que no deja de ser en el bloque sud-
americano un factor de debilidad geopolitica. Y claro
que Timerman y los aludidos vinculos con los cfrcu-
los yanquis han operado en esto,
Por eso su nombramiento, aunque no altere los
lineamientos sustanciales de la politica argentina en
laconstruccién del bloque sudamericano, podria in-
troducir en ellos una modulacién favorable a la polt-
tica de Obama, quien ante las dificultades que afron-
ta en otros escenarios necesita consolidar su presen-
cia geopolitica en nuestra América, como ya otras
veces comentamos en estas paginas.
En el replanteo de nuestras relaciones con Was-
hington, la designaci6n de Timerman noes un hecho
aislado. En esa misma direccién van también los sor-
prendentes elogios de Bill Clinton en Buenos Aires
al gobierno de Cristina o la propuesta de “buenos
oficios” a Hillary Clinton en el conflicto por Malvi-
nas, causante de clara molestia en Londres. Lo que
no significa, insistimos, claudicacién ni vuelta a las
relaciones “carnales”. Los vinculos, incvitables, con
determinados factores de poder mundial permiten dis-
poner de margenes de maniobra que, como es obvio,
la contraparte pretende reducir al maximo, Siempre
habrd en esto retrocesos y avances.
La presencia de Timermanen la cancillerfa apun-
ta estratégicamente o a evitar que organismos como
la UNASUR adopten politicas de confrontacién con
Estados Unidos, o a establecerles ciertos limites (como
se observé en la frustrada gestion de Lula ante Iran).
Sin embargo nada es definitivo. De hecho, la canci-
lerfa hoy parece al margen de la diplomacia paralela
de Kirchner, con colaboradores propios, como secre-
tario de la UNASUR; 0 de la del ministro De Vido
con Venezuela.
El nombramiento de Timerman ha dado pie a un re-
novado embate contra el gobierno nacional de parte
de sectores que podrfan denominarse “nacionales”.
“Cualquier otra cosa” ~dicen—es preferible a la con-
tinuidad de Kirchner, gPero cual es esa cosa cual-
quiera?
Un segundo hecho la describe acabadamente. El
gran estratega de la oposicién, el jesuita cardenal
Bergoglio, presidié en junio pasado, en acto realiza-
do en la jesuita Universidad del Salvador, la presen-
tacién de un volumen denominado Consenso para el
desarrollo, con lineamientos fundamentales para el
programa pos-kirchnerista de gobierno, nada menos.
El lugar y el protagonismo personal y directo del
cardenal no son cosas menores. ;Pero quienes redac-
taron estas “politicas de estado y de consenso” a ser
asumidas y aplicadas dicen por cualquier futuro
gobierno opositor? :
HL Pampero Americano -2La propuesta fue elaborada por la Escuela de Pos-
grado Ciudad Argentina (EPOCA), ditigida por
Roberto Dromi, ex ministro privatizador de Menem
y hoy abogado de la curia capitalina. Integraron su
equipo de trabajo los ex ministros Armando Caro Fi-
guetoa, el de la precarizacién laboral; Andrés Deli-
ch, el de la nefasta reforma educativa; Roque Fer-
néndez, el de la hegemonfa del poder financiero: los
radicales Horacio Jaunarena y Jorge Vanossi y cl vi-
cerrector de la Universidad del Salvador, Fernando
Lucero Schmidt. Es decir, algunos de los principales
“cerebros” de los gobiernos de Alfonsin, Menem, De
la Réay Duhalde, responsables ~con excepcién del
‘iltimo, que recibié un pafs en. llamas- de casi dos
décadas de destrucci6n argentina.
Pero el patrocinio de esta suerte de operativo re-
tomo no lo asume Bergoglio en soledad. Lo acom-
paiia casi todo el espectro opositor, radicales y “pero-
nistas disidentes” sobre todo, anticipando quizés un
nuevo pacto de Olivos insinuado en los tiltimos mo-
vimientos de Duhalde y Alfonsin hijo. Estos no estu-
vieron allf de cuerpo presente, aunque enviaron ad-
hesiones cuidadosamente lefdas en el acto. Pero sf
Francisco de Narvéez, Chiche Duhalde, Emesto
Sanz, Ricardo Lépez Murphy, Enrique Nosiglia, Je-
siis Rodriguez, Margarita Stolbizer, José Manuel de
Ia Sota, Guillermo Montenegro (PRO), Guillermo
Alchourrén (ex Sociedad Rural), Ignacio de Mendi-
guren (UIA) y, por supuesto, el infaltable rabino Ser-
gio Bergman, Ausentes: Domingo Cavallo (hubiese
sido demasiado) y Lilita Carrié (reservada para mi-
siones més delirantes),
@Puede alguien imaginar algo més parecido a la
Unién Democratica del 45, la Junta Consultiva Na-
cional del 55 0 el consenso cfvico-militar del 76? ,No
significaré entonces esta “alternativa’” slo un cami-
no de més directo sometimiento a los centros de po-
der mundial?
4
Una vez alcanzado el acuerdo de las fuerzas politi-
cas, sociales, religiosas, el documento en cuestién
deberia ser aprobado por él Congreso como una “ley
suprema de orden piiblico” s6lo inferior a la Consti-
tucién y modificable tinicamente después de diez
afios. Porque pretenden asegurarse politicas al me-
nos por ese lapso.
4 Cudles? Hay allf capitulos sobre Relaciones Ex-
teriores, Economia y Produccién, Comunicaciones,
Educacién, entre otros. No slo van contra las que se
comenzaron a implementar en el 2003 -nos referi-
‘mos u las buenas entre ellas, sobre todo en materia de
politica internacional, economfa, trabajo, asistencia
social, fortalecimiento del Estado, ya implementadas
algunas por Duhalde, que borra ahora con el codo lo
que entonces escribi6 con la mano-, sino que ade-
més suponen retroceso a las politicas liberales de los
"90, 0 sea, recortar, debilitar y relegar el rol del Esta-
do en la politica econémica y social
Por ejemplo:
— En politica exterior, proponen reflotar la alian-
za ABC (Argentina, Brasil y Chile), en sustitu-
cién de la UNASUR, ni siquiera mencionada, Pero
el acuerdo del ABC, propuesto por Perén hace 60
afios, no tiene sentido hoy, con Ja etapa continen-
talista, de la que hablaba nuestro General, ya avan-
zada por otro rumbo. Para Argentina es importan-
te contrabalancear el peso natural de Brasil en el
bloque, y por eso le es geopoliticamente decisiva
larelacién empirica (no ideolégica) con Venezue-
la. Por el rumbo actual de la politica exterior de
Chile, es imposible hacerlo hoy con este pais her-
mano. Por eso un nuevo ABC seria un giro favo-
rable a la influencia de Washington y un debilita-
miento en la estrategia de construir un bloque sud-
americano con la mayor autonomfa posible.
— Muchas de las “politicas de Estado” pro-
puestas apuntan sin duda contra la recuperacién
del rol del Estado que, con avanees y retrocesos,
errores y aciertos, se puso en marcha en 2003, y a
volver a un Estado ausente, Proponiendo fortale-
cer la autarquia del Banco Central, se le recortan
facultades; con la eliminacién de las retenciones y
del impuesto al cheque, se lo desfinancia; con el
HL Pumpero Americano - 5largo blabla sobre seguridad juridica o reglas de
juego claras y estables, siempre en funcién no de
los trabajadores, sino del sector empresario y su-
pranacional, se retoma a los paradigmas econémi-
cos liberales y se restan por cierto al Estado posi-
bilidades de politica social.
— La ley de medios audiovisuales reciente-
mente aprobada prevé que un tercio de las licen-
cias se asignarén al Estado -nacional, provincial o
municipal- y un tercio a entidades sin fines de lu-
cro. Patrafo especial merece entonces la contra-
propuesta de limitar a empresas privadas 0 mixtas
las licencias del caso.
— Significativo ademis el reclamo de cons-
truir “un sistema integral de seguridad publica y
defensa comin” que en el campo de la defensa
incluya “el terforismo y el narcotréfico”. Justo lo
‘que Washington hace tiempo exige. para convertir
las fuerzas armadas, segtin el modelo colombia-
no, en una suerte de guardia nacional involucrada
en la seguridad interior.
Siesta es la propuesta alterativa, el tinico camino
posible pata lo que queda de fuerzas genuinamente
peronistas ser4 apuntalar en cambio las politicas del
actual gobierno congruentes con el modelo nacional
que nos legé Pern, y luchar para relegar de su seno,
como viene haciéndolo la CGT nacional, todo lo que
afecta a la soberanfa, la independencia y la justicia,
que ciertamente no es poco. Porque la batalla, una
‘vez mas dentro del peronismo, depende de hacia dén-
de se inclinen los sectores hoy insertos en el justicia-
lismo disidente o atrafdos por él. A eso apuntan Ber-
goglio y compafifa, a sustraer del verdadero campo
de lucha la mayor cantidad de peronistas posible, para
incorporatlos al gran conglomerado “democritico”.
Muchas acciones del actual oficialismo, como el ab-
surdo “matrimonio” homosexual, contribuyen, es cier-
to, adebilitar el frente y empujar espantados sectores
peronistas hacia ese conglomerado. Pero éstas son las
tinicas opciones reales con capacidad de trascender
disquisiciones abstractas y tener viabilidad politica.
Y hay que elegir entre ellas.
M.D.
FREDERIC CHOPIN: ( 1810 — 2010 )
Recaro del artista por Eugene Delacroix
SONETO A CHOPIN
{De dénde vienes por la tarde fria,
Llorando entre las hojas olvidadas,
Para dar luz a cosas apagadas
Y eternidad a mi melancolia?
¢Hacia qué tarde frfa de qué dfa
Y hacia qué criaturas ignoradas
Llevas entre tus penas desveladas
Esta que yo no sé si es tuya o mia?
{Quién nos distinguird cuando, mafiana,
Lleguemos con amor a una ventana
Donde alguien Hlore sin saber por qué,
Y, recogiendo su dolor profundo,
Sigamos confundidos por el mundo
Hacia otro ser que sollozando esté?
FRANCISCO LUIS BERNARDEZ
HL Pampero Americano - 4DERECHOS HUMANOS Y COMUNIDAD ORGANIZADA
1
Aunque los llamados progresistas suelen denostar todo
“esencialismo” y oponerse as{ a cualquier postulacién
de derecho natural, los derechos humanos, tras los cua-
les suelen ellos embanderarse, suponen en principio en
elhombre una esencia incambiable y un derecho natu-
ral intimamente unido con ella. Por eso a ciertos deli-
tos pueden calificatlos de lesa humanidad y declararlos
imprescriptibles, con lo que implicitamente reconocen
en la humanidad la existencia de un ser propio, inmune
a todo cambio epocal o cultural.
Pero la nocién de naturaleza (ousia, physis) estd indi-
solublemente ligada a la semdntica y la filosofia griega,
desde donde luego pasé al entero Occidente. Salvo que
un jurista como Rene Cassin -sindicado como princi-
pal autor de la Declaracién universal de los derechos bus-
manos promulgada por la ONU en 1948- ensefiaba
que esos derechos son una secularizacién de los princi-
pios del judaismo, tal como puede encontrarselos en la
torah (la ley judia) y los profetas.'
Sorprendente, porque la seméntica hebrea no per-
mite concebir nada sustraido ala mudanza del tiempo.
Y como todo se somete alli al cambio histérico, ade-
més de la primera creacién puede haber, siempre den-
to dela historia, nuevas creaciones absolutas. Al punto
que la profecfa se atreve a anunciar la creacién futura de
un cielo y una tierra tan enteramente nuevos que en
ellos no quedaré recuerdo ni subsistencia entitativa al-
guna del cielo y la tierra de hoy. Y ni siquiera la més
alta existencia est4 aqu( al margen del proceso temporal
ysus mudanzas. Pues del Dios de Israel slo puede sa-
berse que opera dentro de la historia, sea para favorecer,
sea para castigar a su pueblo. Pretender ir més alla, y
concebirle una esencia o naturaleza incambiable, seria
para Moisés una intolerable transgresién.
{Sabré entonces Cassin lo que dice? Entendemos que
sf; pero para discernir por qué necesitamos recorrer los
espacios que la seméntica configura en los antiguos, en-
tre griegos, hebreos y cristianos, y algunas de sus rein-
terpretaciones a lo largo dela modernidad.
a
Segiin los griegos la existencia humana esté cefiida por
el destino, circunscripta por Ifmites que no se deben
‘raspasar, aunque constantemente lo intentamos afron-
tando consecuencias trdgicas. También los dioses se ins-
talan, salvo que gozosa y plenamente, dentro de limites
dispensadores y precisos; no como los mortales, inicial-
mente desposeidos del territorio luminoso que con es-
fuerzo puede quedar a nuestro alcance, y jamds exentos
de oscurecimientos, incluso de uno definitive. Nuestra
existencia oscila entonces, y para colmarse, acercindose
alos limites solares que podrian configurarla, necesita
arquetipos que le offezcan un alto ideal y que la inspi-
ren. Homéricamente hablando, necesita de los héroes
que, acompasados en el troquel musical de la poesfa,
siguen presentes en las comunidades y generaciones su-
cesivas que esa poesia rememoran y veneran.
El fervor por los limites, por las formas espléndidas
de los dioses o los héroes, que como dioses son, la ten-
sién hacia un ideal enticativamente més luminoso y ple-
no, incide también sobre la filosofia lyrica del Ser? Por
eso Parménides, disconforme con las variadas aparien-
cias del cosmos o la historia, asciende en su venerable
poema a una forma de las formas, inconmovible y en
total posesin de su propia, rotunda y bella entidad,
como una suerte de recoleta y suprema luz donde toda
la policrom{a ostensible encuentra su culminacién y su
sentido, Bsa forma absoluta es el Ser, que Aristételes
llamé ouséa justamente, es decir, la esenciao naturaleza
que siendo vida —dice él- es ademés actividad ensimis-
mada, en perfecta posesién de su entera capacidad ope-
rativa,
Pero el pensar aristotélico reconoce al lado de la o1-
sfa, del Ser o naturaleza absoluta, las ous, las substan-
cias multiples del mundo, Y en éstas un poderoso dina-
mismo interior que las impulsa a lograrla actividad més
plena que cada una en su nivel pueda corresponderle
Semejance tensién eésmica hacia el alto ideal tiene su
correlato en lz existencia humana por cierto, que ética-
mente aspira por eso a la areté, palabra griega no muy
bien traducida por vireud, porque altude no a ninguna
correccién burguesa sino a la coincidencia con un ule
gor heroico sublime. ¥ que politicamente busca el lo-
gro de la mds espléndida organicidad posible para el
Estado y para la nacién que lo sustenta.
HL Pampero Americano - 5Esto quiere decir que ni a las normas éticas, extraf-
das por Aristételes de un empirico y laborioso recorri-
do por las costumbres griegas, nia las leyes juridicas se
les supone vigencia absoluta. Las normas y sus codifica-
ciones tienen importancia, cémo no, pero al servicio
del alto ideal. Ceden por eso cuando la patria esta en
peligro. Porque el hombre es por naturaleza un vivien-
te politico y no puede concebirse ningiin cédigo, nor-
ma o derecho individual que obstaculice la salud de la
polis, donde el ser del hombre se plenifica.*
Erica y derecho apuntan pues a la realizacién de lo
naturalmente justo, proporcién equitativa sélo posible
para los humanos atentos 2 una naturaleza de las cosas
que se oftece oscuramente a nuestra inteligencia y nues-
tros sentidos.° El derecho natural no aspira a convertit-
se entonces en un cédigo absoluto, al que el derecho
positivo debiera ajustarse, sino a realizarse en un arte,
empefio que necesita imbuirse de los pormenores de
cada situacién en litigio, de las discusiones dialécticas
que su interpretacién genera, para luego producir, ins-
piracién mediante, las decisiones y sentencias falibles y
artiesgadas donde la justicia pueda encarnar al servicio
del alto ideal politico y humanistico en el que lo divino
y lo humano se solicitan y se afianzan.
Por eso el viejo Hesfodo, varios siglos antes de las
elucubraciones aristotélicas, sefialaba que al gobernan-
te, al magistrado justo, las Musas, o su inspiracién,*
“Levierten sobre la lengua delicioso rocfo
y como mie! le flayen palabras de su boca. Bl pueblo entero
lo observa mientras zana itgios
con rectos dictados. si habla en piblico, inonmoviblemente,
hhace cesar de pronto aun Ia mayor de las disput,
Pues para eso existen gobemantes prudentes, parallevara cabo
‘obras que retribuyan alas gentes dafadas
fcilmente, apaciguéndolas con blandas palabras.
Cuando va a a asamblea, como a un dis lo contemplan
com tun dulce respeto,y entre los reunidos se destaca,
‘Talel sagrado don de las Musas alos seres humans”,
Lasnormas y leyes morales 0 juridicas resultan aqui,
como en el derecho romano, supuestos operativos pues,
pero subordinados a la realizacién estética del alto ideal
que, juridicamente hablando, se configura en las pun-
tuales sentencias aplicables a cada situacién espectfica. Y
derecho natural ¢s sobre todo la actividad viviente que
Jas produce, al servicio no de una global humanidad
masiva y abstracta, sino del esplendor de la nacién, su
Estado y su pueblo, o sea, de lo que en Argentina lla-
mamos Comunidad Organizada.
3
Dijimos ya que entre los némades hebreos es imposi-
ble concebir ser, naturaleza o substancia inmunes al paso
de los tiempos. Contra ello podria aducirse que el Gé-
nesis refiere al hombre esas nociones de imagen y seme-
janza de Dios que, en la perspectiva de los padres de la
Iglesia, parecerian aurorizar algo ast. Pero cualquiera sea
la interpretacién que estas expresiones hayan recibido
enel propio hebraismo como tal, ninguna de ellas pue-
de significar que el hombre sea una naturaleza abiercaa
la divinizacién. Porque lo caracteristico aqui es la dis-
tancia abismal e insalvable entre Creador y creacura y
por ende entre hombre y Dios. Pero héroes, helénica-
‘mente considerados, son los hombres cuyas hazafias por
valentfa 0 por delicadeza alcanzan particular intimidad
con lo divino; ni ellos pues ni ningéin alto ideal que en
ellos encarne puede ser propuesto a la comunidad he-
braica para orientarla.
Esta comunidad se vertebra en cambio en torno de
la torah, concentrada en los célebres diez: mandamien-
tos de la Tablas de la Ley, pero desplegada ademds en
cantidad de preceptos ¢ticos, religiosos y juridicos, como
los aportan en la Biblia cl libro de los Ntimeros y el
Levitico. Pero tales preceptos salen de un arbitrio divi-
no inescrutable, y por eso exigen cumplimiento abso-
luto, De observarselos a rajatabla habré para el pueblo
prosperidad histérica, si no, dolores y castigos.
Esta seméntica, carente pues de alto ideal o de ar-
quetipos divino-humanos que lo hagan asequible, los
sustituye por cédigos a cumplir, de sentido en sf mis-
mo inasible, pero que dada la inalcanzable majestad de
‘su autor, poseen imperatividad suprema. Lo absoluto
ya no esté en la belleza de una vida sublime a ka que se
aspira, sino en una legalidad cuya regencia, dada la
inexistencia del ideal personal y politico que la ponga a
su servicio, no admite variabilidad ni flexibilizacién al-
guna,
4
Pasemos a la semdntica cristiana.
1. Deaceptarla tesis de Cassin sobre la fuente ético-
jur{dico-religiosa de los derechos que nos preocupan,
hhabré que reconocer que. la tora, en sus orfgenes para
un pueblo exclusivo, su secularizacién en los derechos
humanos le permitié extender su dominio hacia todos
los demés, Pero tal cosa hubiera sido imposible si el
ctistianismo no le hubiera servido de vehiculo”
EL Pampero Americano - 6En los orfgenes cristianos sin embargo la sorahy sus
mandatos absolutos recibieron una reinterpretacién, in-
aceptable para los judfos, que la dio por caduca o la
pusoal servicio de una instancia superior.
Porque el Nuevo Testamento no registra pasaje al-
guno donde la torah o los diez mandamientos que la
representan sean objeto de una ensefianza especial. Es-
tos mandamientos aparecen allf rara vez, s6lo como su-
puestos y expresamente reducidos al primero de ellos:
Amar a Dios subre todas las cosas y al préximo como a
uno mismo.! Pero esta enunciacién general encarna ade-~
més en un arquetipo singulas(simo: Jests, hijo de Dios
e hijo del hombre, centro pues de convergencia divino-
humana, como la que se insintia de otro modo en los
héroes griegos. ¥ este arquetipo personal y viviente su-
pone la mejor interpretacién de la sentencia generalisi-
ma indicada. Salvo que lo personal de Jests se proyecta
hacia los apéstoles, los mértires, los santos, que para
serlo deben acreditar virtudes en grado heroico por cier-
to. De modo que decisivos no son aqui los mandatos,
sino el modelo sublime donde la heroicidad y la divi-
no-humanidad congruentes configuran el objetivo que
subordina todo lo demas. ¢Cémo seria posible, si no,
laexistencia de un ladrén, con delitos de tal magnicud
como para que los romanos decidieran crucificarlo, ca-
paz de descubrir sin embargo en el madero del tormen-
to al arbol de vida de donde puede volver a crecer el
PERON
LA COMUNIDAD
Parafso?? Los partidarios acérrimos de la ley ético
dica y sus mandatos inexcusables son en el Evangelio los
fariscos en cambio, tan ajenos como sabemos alo que el
propio Jestis pretende,
Aunque podrian aducirse muchos pasajes al respec-
to, basta recordar la traniquila seguridad con que San
Juan evangelista excluye de la ley trasmitida por Moisés,
es decir, de la torah, la gracia y la verdad cuyo adveni-
miento reserva para Jesuctisto."" O la violenta requi
toria de San Pablo contra esa misma rorah que lo llevara
a perseguir con furor a la iglesia naciente, ley pues que,
perdida razén de sery poder coercitivo, fue clavada con
Cristo en la cruz," nos dice, para suftir allf una muerte
dela que ella no podrd resucitar.
2. Todo esto se refiere sin embargo con exclusividad
alaley religiosa. ;Pero qué pasa aqui con la ley civil Esta
se sujeta al ordenamiento que dispone rettibuir a Dios
por los dones que de El se reciben, y a César por los
recibidos del César." En otras palabras, la ley civil es
cuestién no de ninguna autoridad religiosa, sino del
Imperio y sus autoridades politicas. Al punto que tanto
Pablo como Pedro," pese a que éste padecta en ese
‘momento duras persecuctones del poder imperial, pue-
den en sus cartas recomendar a los cristianos subordi-
narse alas magistraturas imperiales y sus leyes providen-
ialmente dispuestas.
Esta tesitura religioso-politica se mantuvo con rigor
en a Iglesia por varios siglos. Segiin autorizados intér-
pretes,"® los diez mandamientos fueron introducidos en
la catequesis cristiana sélo hacia el siglo V, por San Agus-
tin, que lo justified identificando esos mandamientos
con el derecho natural justamente. Y como surge desu
Ciudad de Dios, el santo obispo tomé ademés distan-
cia, en el orden politico, del Imperio Romano y de su
derecho, al punto de inclinarsea veces ~no muy deacuer-
do tal yez.con la exigencia evangélica de distinguir Dios
y César— por una suerte de derecho sacro cristiano que
tuviera ademds validez civil."6
Pero claro que Agustin era de todos modos un ciu-
dadano del Imperio y que el ideal sublime y sus arqueti-
pos segufan existiendo para él y los suyos con la particu-
lar intensidad exhibida en la belleza de su comentario al
cevangelio de San Juan. Pero junto con las tensiones en-
tre el Sacro-Impetio y el papado, mientras se consolida-
ban apetencias temporales ostensibles en figuras como
un Gregorio VII (siglo XI), en el estamento sacerdotal
el derecho teocratico con sus teligiosas exigencias gané
prestigio, generando delicadas confusiones entre moral
y derecho civil o entre delito y pecado. Pot eso la obje-
HL Pampero Americano - 7tividad del derecho romano tuvo que volver por sus
fueros. Y esta objetividad, convergente con la de la filo-
sofia aristotélica, llegar a la escoléstica para consolidar al
parecer el pensamiento de Santo Tomas de Aquino al
respecto.
Sin embargo con la segunda escoléstica y los que
suelen pasar en ella por simples comentadores de To-
mas, particularmente con la escoléstica espafiola, se abri-
ra el pasaje al iusnaturalismo moderno.
5.
Los postulados de la modernidad al respecto pueden
sistematizarse asf.
1. El derecho natural pasa al dominio, cada vez més
cexclusivo, de la raz6n, Ella siente que puede conocerlo
con precisién absoluta, que ya nada subsiste de la exis-
tencia real y venerable, pero penumbrosa, que la esencia
o naturaleza del hombre y de las cosas reclamaban entre
os antiguos. Por eso la razén se propone configurar el
derecho natural como un oddigo sistematico de mate-
mética evidencia.!” De modo que la tarea de! jurista,
del magistrado, no seré més un arte, culminante en sen-
tencias 0 decisiones vivas siempre falibles y riesgosas,
sino la aplicacién deductiva, mecdnica casi, del conteni-
do del cédigo rector.
Pero razén y racién son términos emparentados. Pro-
pio de la razén pues racionar, repartir, iluminar alguna
delas raciones y desprenderse de lo demas," En un lar-
goy complejo desarrollo la razén va recortindose pues,
hacia abajo, del alimento variado, no exento de falen-
cias, pero indispensable y nutricio, por donde los senti-
dos ofrecen al conocimiento las concretas realidades de!
mundo y de sus cosas. Pero también se separa, hacia
arriba, de los altos ideales, aparta de la naturaleza del
hombre, individual o politicamente considerado, toda
propensidn a un alto fin para cuyo logro se necesite la
mediacién de arquetipos vivientes: de héroes 0 varones
ilustres, de mértires 0 de santos. Para el racionalismo
juurfdico-politico y su peculiar reincerpretacién del de-
recho natural, el Estado y los individuos s6lo tienen
ante s{aspiraciones terrenales, obvias, masificadas.”
Sin descuidar que hacia el siglo XVII, en la flosofia
dela Ilustracién y en circunstancias decisivas de la Re-
volucién Francesa, la luz dela raz6n, y los recortes que
ella exige, se convirticron una suerte de revelacién éti-
co-religiosa.#” Una vez politica, cultural y cientficamente
manifiesra, la razén y sus cercenamientos tracrfan al
mundo histérico para todos la felicidad beatifica antes
reservada a instancias mds sublimes. En el perfodo en-
cabezado por Robespierre, esta atractiva conviccién cul-
mind, como se sabe, en una de las puntillosas declara-
ciones de los derechos del hombre, modelo directo para
los derechos humanos de hoy. Y en la subsiguiente cai-
da, bajo la guillotina, de los franceses que desconfiaron
de revelacién tan luminosa y benéfica. Al punto de po-
der pensarse que, lejos de ser una cizcunstancia fortuita,
centre la razén que cercena y el corte de cabezas ensan-
grentadas hay un vinculo necesario, hoy operativo qui-
z4sen diversos lugares del globo donde, invocando de-
rechos humanos pretendidamente inexcusables, varian-
ts imperialistas 0 contestatarias de un mismo mundi
lismo global-invasor hacen que la sangre corra, con tec-
nologia més sofisticada que aquel floso y desactualiza-
do invento francés,
2. Pero la indole nominalista de esta raz6n se niega
también a insercar las cosas en escalas diferenciadas y
vivientes que connaturalmente ls organicen, como para
la vida politica propone la Comunidad Organizada. Por
eso en las raices del mundo ve sélo dtomos aislados,
dinamizados por fuerzas cuantificables puramente me-
cinicas." ¥ en el hombre simples individuos, de cuya
naturaleza excluye polis y Estado, resultantes de un
mecanisme artificioso: el contrato social.
Asi el derecho natural se hace propio de los indivi-
duos tinicamente, jamés del Estado o la nacién que los
cobijan. Y las leyes estatales, perdida toda justificacién
cn la naturaleza misma de las cosas y convertidas por
esoen convencionales, tienden a investirse de fuerza coer-
citiva absoluta. El Estado existe, ensefia Hobbes por
ejemplo, porque los individuos, por maturaleza en gue-
rra de todos contra todos, acuerdan por contrato esta-
blecer artificialmente sobre sf una autoridad cuyas leyes
positivas, por arbitrarias que sean, necesitan acatamien-
to absoluto para que la guerra connatural entre todos y
su pavorosa inseguridad no retornen. Y asi como los
mandamientos de la torah dependian de una inescruta-
ble decisién divina, asi estas leyes también de un puro
arbitrio, el del soberano politico en este caso. Pero tan a
rajatabla deben ser obedecidos unos como otras, so pena
de terrorificos castigos. No dard esto acaso alguna ra-
zén alls tesis de Cassin que nos preocupan?
Aunque si, por este lado, el iusnaturalismo moder-
no absolutiza el Estado hasta exigir para sus arbitrios
acatamiento absoluto; por otro, considerar a Estado y
nacién construcciones convencionales le permite recla-
mar fiscalizacién internacional para sus decisiones so-
beranas. Un neoescoléstico espafiol como el dominico
I Pampero Americano - 8Francisco de Vitoria (siglo XVI) coincide en que el de-
recho natural concierne y ampara alos individuos, cla-
ro, y también a la Iglesia, porque divinamente institui-
da; nuncaa la autoridad civil, surgida de contracaciones
puramente histéricas. ¥ para ciertas empresas politicas,
como la de su patria Espafia en América, exige por eso
Ia justificacién del ius gentium, llamado hoy derecho
internacional, donde mezela las exigencias de un dere-
cho natural tan curioso con las de cierto consenso uné-
nime de los pueblos, abstracci6n fiscalizadora que muy
bien le viene hoy al mundialismo sinérquico para justi-
ficar la regencia de sus instivuciones global-invasoras
sobre cualquier Estado nacional, No extrafia entonces
que las obras juridicas del jesuica Francisco Sudtez (si-
glo XVID, dela misma escuela de Vitoria, hayan mere-
ido hace poco su publicacién por la Carnegie Founda-
tion, una de esas instituciones precisamente.
En este panorama los individuos se singularizan tan-
to que la nocién misma de naturaleza humana se con-
vierte en un término casi vacio, Haciael interior de ellos
no queda ninguna tensidn que pudiera llevarlos, si no
al herofsmo o la santidad, al menos a algiin grado de
vertebracién més afin con eso. La insercién orginica en
la vida coma, en la nacién pues y en el Estado, tam-
poco deja en su intimidad disgregada ninguna impron-
ta: la grandeza de la patria nada puede significar para
ellos, en quienes no subsiste pues deber ni disciplina
algunos que los urjan a hacer sus existencias mds fuertes
y profundas. Pero cada individuo asi desvalido se con-
vierte a cambio en sujeto de derechos inalienables, como
para que pueda mantenerse tal cual, sin que nadie se
atreva a molestaclo.
6
Quizé podamos ya entender un poco mejor por qué el
marcado interés actual en los derechos humanos —
‘radaco desde la versin grep en la Sepuayna
2 CL midyrica,sery clenoa, Crdobs, Ediciones del Copista 2009
* Gf Leo Stans, Droit Naturelle et Histoire Pars, Hamamarion 1986,
147s.
5 la naturaeza ama ociltarses, dice por eso Heréeito, fr. 123, 0 tam-
bin: cla armonis visible es ms fuerte que la visible», ft. 54
Teogona ws. 83.53.
7 Gk milibro combate tol6gco,Gbtdobe, Rdciones del Copst 2010,
p.9, 135 s.ynote $6.
* Dellamente desarolado en O Cullman, Chris tl Temps, Neuhitel
(Guiza), Delchaux et Nesé 1966, pp. 161 s.
9 Iucas 23:39 38.
Joan 1.17
"Colosenses 2.14,
"OL mi Dias y César en la guerra seméntica, en BLP. A. 8 12
"Romanos 13.1 7,
Pedr 2.13.17,
"Dom Froger, Aistoire de a Dimancbe. cit. por D. Bars, Misterio
cristiano y ato lirgico, Madd, Siueme 1965, p- 282
"Para esta cues y los pirrafos que sigun cf. M. Vile, a formation
ola Pénso juridique Moderne, Pars, PUE 2003, p. 106-148.
"CB. Cassis, La flasofia de la lustracéin, México, ECE 1972 ea,
cap.
"OE milibro citado en nota 7, pp. 105-110,
2M, Miley oP ft, esp pp 181-187.
Cf azard, Bl pensamiento del sglo XVI, Madd, Revista de Oec-
dente 1946, esp. pp 17.25 y29-45
Chop. cit en noi 3, pp. 70s
2M, Villy, op. cit, pp. 347
81 24.3-1973 fue deribado por los militares el gobierno de Isabel Pers;
hoyes un ferido que jusiican como homenaje los DD. HH. (CEEIPA.
1°13), B117 de octubre de 1945 el pucho argentino se leraté masiv-
mente para que se repusieraen el gobiemo al entonces coronel Pern
BL Pampero Americano - 11En la mafiana del 9 de enero de1976 fueron entregados en el Teatro Coldn sus sables y espadas a los nuevos oficiales,
egresados en 1975 de los institutos militares. La presidente, Sefiora Maria Estela Martinez de Perdn, llegé a las 9.30,
recibida por el Ministro de Defensa y el Intendente Municipal de la ciudad de Buenos Aires. Y Iuego por los jefes militares
que la aguardaban junto al Vicario Castzense quien, tras la ejecucién del Himno Nacional, bendijo las armas.
De inmediato la presidente entregé las correspondientes a los becarios de paises extranjeros (Peri y Paraguay) y a los
primeros de cada escalafén y promocién de nuestros tres institutos militares. Por fin, luego que la banda ejecuté una diana
de gloria, la presidente pronuncis el mensaje abajo rranecripto, cuya clatidad nos exime de mayorca comentarios,