La diabetes es una enfermedad crónica que surge cuando el páncreas no produce la
suficiente insulina, o cuando el organismo no es capaz de utilizar de manera eficaz la insulina que produce. La insulina es una hormona que permite a las células obtener glucosa de la sangre y utilizarla para producir energía. La falta de producción de insulina, la falta de acción de la misma o ambas cosas genera un aumento de los niveles de glucosa (hiperglucemia).
La Diabetes Mellitus es una enfermedad metabólica que se debe a una alteración
del equilibrio de las hormonas y demás factores que regulan el metabolismo de los hidratos de carbono, los cuales generalmente tienen por causa una lesión de los islotes de langerhans del páncreas que conduce a una pérdida de la secreción de insulina. La insulina trabaja como una llave que abre las puertas de las células y permite el ingreso de la glucosa. Sin la insulina, la glucosa no puede llegar hasta las células (las puertas permanecen "cerradas" y no hay una llave para abrirlas) de manera que se queda en el flujo sanguíneo. Como consecuencia, hay pronto hiperglucemia y glucosuria, la tolerancia para el azúcar disminuye y la pérdida de glucosa por los riñones que lleva consigo una mayor eliminación de agua para mantenerla en disolución, explica la poliurea (aumento de la cantidad de orina), la sed, la pérdida de peso, presencia de edemas y el hambre son características de la enfermedad. A medida que disminuye la capacidad de utilización de la glucosa se forma más cantidad de ésta a expensas de las proteínas, con lo cual aumenta el desgaste. Entonces cuando se padece de diabetes, el sistema que regula los niveles de glucosa en sangre fracasa, ya que no se produce insulina o no se produce la suficiente cantidad, o su cuerpo es resistente a ella. Como resultado, la glucosa no puede entrar en las células para ser quemada y obtener energía, así que se acumula en la sangre, produciendo hiperglucemia (aumento de la cantidad de glucosa en sangre). La elevación de la glicemia hace que se filtre mas glucosa al túbulo renal de la que puede reabsorberse, el exceso de glucosa se elimina por la orina, esto sucede cuando la glucemia aumenta por encima de 180 mg/100ml conocido como umbral sanguíneo para la aparición de glucosa en la orina. El orinar en forma excesiva puede resultar en deshidratación, lo que a su vez lleva a tener la piel seca. También como la insulina no está funcionando para hacer pasar glucosa a través de los receptores, las células no pueden obtener combustible y no se alimentan. Este hecho estimula al cerebro para enviar un mensaje de “hambre” resultando así en polifagia o hambre excesiva esto se evidencia en el sr A.A.Q que refiere: “Me provoca comer frutas, pero no como porque el doctor me ha recomendado que no las coma“, “Como verduras y comidas que no tengan sal, azúcar, ni grasa”. Lo que indica que el paciente tiene hambre, pero al saber su enfermedad y las indicaciones abstiene de comer los alimentos que pueden aumentar su glucosa. Debido a que la glucosa que debería de estar alimentando las células está saliendo del cuerpo a través de la orina. Además como su cuerpo no puede utilizar la glucosa adecuadamente para obtener energía, la obtiene metabolizando sus reservas musculares y grasas, esto puede provocar pérdida de peso, el Sr A.A.Q pesa 52 kg con una talla de 1.65 m, presentando un IMC: 19.0 kg/m 2 siendo los valores normales de 20-25 kg/m2 y en el caso de una metabolización rápida de la grasa una acumulación de sustancias químicas toxicas en la sangre. Sabemos que existen dos tipos de diabetes mellitus. En ambos casos, el organismo no procesa ni utiliza adecuadamente ciertos alimentos.
En la diabetes tipo I, diabetes mellitus insulinodependiente o diabetes juvenil, el cuerpo
produce poco o nada de insulina. Las personas que la padecen deben recibir inyecciones diarias de insulina. Este tipo de diabetes tiene mayor probabilidad de conducir a insuficiencia renal. En la diabetes tipo II, conocida como diabetes mellitus no insulinodependiente, muchas personas no responden normalmente a su propia insulina o a la que se les inyecta. Esto se conoce como resistencia a la insulina. La diabetes tipo II es más común en obesos mayores de 30 años de edad, debido a la intolerancia progresiva lenta (por años) a la glucosa, el inicio de la diabetes tipo II, quizá pase inadvertido por muchos años. En el caso de estudio el Sr. A.A.Q. de 53 años de edad, padece de DM tipo II.