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¿Amigas enemigas?

Estoy segurísimo querid@s lector@s que se conocen más que bien la siguiente

frase: Entre nosotras podemos destrozarnos pero nunca hacernos daño? Verdad

que sí. Claro, se trata de un estereotipo, uno más, que se le ha endilgado a la

mujer. Suele se un mito, una frase hecha, una leyenda. La verdad es que tiene

mucho de cierto y de falso también. La vida, ya se sabe, está llena de matices, no

se trata pues de una situación maniquea, no. Veamos algunos de sus colores.

Seguramente que te ha paso alguna vez que tu “mejor amiga” te diga cosas como

las siguientes: “El vestido no te queda, eh!, te sienta muy mal”; “¿Oye, no estás

embarazada, verdad?”, cuando la mira y se ha dado cuenta que traes unos kilitos

de más.

A veces también sucede que le estás cuente y cuente tus penas, lo mal que te

trata tu marido, la vida tan difícil, la carga que representa vivir con él… y ¡zas! te

suelta sin más ni más: “No sé cómo puedes seguir con él”. Ella misma es capaz de

propinar las más duras críticas y sin embargo… cuando tienes que enfrentar

situaciones de vida muy duras, ella suele estar a tu lado, es una aliada, una

hermana, una verdadera amiga. Ella puede ser capaz de acompañarte en los

peores momentos, de compartir tus gustos o de simplemente estar ahí, cada día.

Una amiga de doble filo de la que puedes esperar todo… o nada.

¿Qué es lo que sucede? ¿Es normal? ¿Así se da la relación entre mujeres? Pues

sí. Se trata de una contradicción, una lucha continua, siempre presente entre el

bien y el mal, la mujer es la encarnación de Jekyll y Mr. Hyde.

En los Estados Unidos, hace ya bastantes años se empezó a utilizar el término

frenemy (plural fren-e-mies), en el año 2009 el término fue agregado al Merriam-


Webster en su Colligiate Dictionary, Eleven Edition. El término frenemy une las

palabras fri (end) y enemy y se refiere a una persona que pretende ser tu amiga,

pero en realidad es tu principal enemigo; una auténtica loba disfrazada de cordero

en una aparente relación de profunda amistad. En ese tipo de relaciones, ella

actúa como una amiga pero que vive llena de ambivalencia y celos,

principalmente.

En esa relación una frenemy siente una gran admiración y quiere estar muy cerca

de ti, pero al mismo tiempo es incapaz de prender una vela por ti, porque ella

(cree) tú eres más inteligente, más rica o más exitosa. Procura hasta donde sea

posible hacer manifiesta su amistad, pero al mismo tiempo se encuentra en una

hostilidad encubierta en la que desea tener la oportunidad de patearte y ponerte

en tu lugar. Por ejemplo, es capaza de soltar un comentario con una doble

intención, algo como esto: “Tienes un hermoso rostro, pero si perdieras 10 kilos te

verías realmente atractiva”.

Tú te puedes dar cuenta si tu amiga es una frenemy cuando saca a relucir lo peor

de ti y te deja con las emociones dañadas. Puede, es un decir, cancelar una cita

contigo para hacer algo que tú tenías muchas ganas de realizar. Te cancela y te

sientes desilusionada y sin saber qué hacer.

Y bueno, claro que eso puede dañar la salud. Hasta donde se sabe, las relaciones

de amistad entre dos personas ayudan a mantener un buen estado de salud. Sin

embargo, vivir con una frenemy puede ser una fuente potencial de irritación y

estrés. Diversos estudios han demostrado que una relación impredecible de amor-

odio caracterizada por una ambivalencia puede producir una importante elevación
en la presión sanguínea. No sucede lo mismo cuando reconoces perfectamente

que esa persona no es tu amiga y trata ostensiblemente de hacerte daño.

Así es, la amistad entre mujeres conlleva una doble relación. Hay una dualidad

presente, a veces no se le alcanza a percibir, pero si pones cuidado en cómo se

relacionan, tal vez puedas darte cuenta de que tu amiga es una verdadera

enemiga. Esa amistad se relaciona lo mismo con la necesidad de tener una

compañía, una aliada, una cómplice que con la competencia. Por eso, muchas

veces, cuando en una reunión de amigos haces un comentario ella se encargará

de “descubrirte y de hacerte quedar mal”. Sí, una relación frenemy tiene mucho de

felicidad por todos los momentos inolvidables que han pasado juntas, pero

también se vive en una gran tensión, porque no se sabe en qué momento ella va a

atravesar la línea y transitará del ser benigno y comprensivo al más destructor.

Como en todas las relaciones profundas es muy compleja, amorosa, y la mayoría

de las veces con una fuerte carga de sentimientos negativos.

Y ya se habrán dado cuenta que este textículo va dirigido principalmente hacia las

mujeres, ¿por qué? Bueno es obvio, en las mujeres la identificación con las

amigas es muy importante. Suele ser tan fuerte que posibilita la aparición de

sentimientos encontrados como la ira y la envidia con la fusión de emociones por

una causa común.

Las caracterizaciones más comunes son:

La mentirosa: Considerada como la más peligrosa. Capaz de soltar una gran

mentira sin que se le mueva un pelo. Lo mismo miente por haber llegado tarde que

por mostrar in “interés desmedido” en el esposo de la amiga!


Una tipología que me encanta es la de la copiona y bueno es que se empeña tanto

en parecerse a su amiga que la más de las veces cae en el ridículo.

La competitiva siempre intenta mostrar que es superior a su amiga, quiere ser

mejor, alcanzar más, es la que monopoliza con sus logros pero “casualmente” no

aparece cuando se trata de los éxitos de los demás.

La opinóloga. Siempre tiene una crítica para su amiga, lo mismo sobre su ropa

que con su alimentación o sobre la manera de conducirse en el trabajo, ah, pero

qué crees, que ella siempre tiene la razón, y si no entonces dice que no se

entendió bien lo que quería expresar.

La controladora hará todo lo posible para controlar la vida del otro. Como no

cuenta con una vida propia se encarga de “arreglar” la vida de los demás,

imponiéndole sus gustos e intereses.

Y bueno, también hay frenemies que son dos o más cosas a la vez. Si después de

leer esto te identificas como una persona que sufre los ataques de tu “amiga”, con

la que llevas mucho tiempo, lo mejor es que se alejen por un tiempo; si la relación

es de hace poco, entonces lo mejor es cortarla lo antes posible, eso es definitivo.

Besitos a los niños, a las mariposas amarillas y mi gaviota que remonta lejano

vuelo pero retorna con amoroso canto renovado.

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