Está en la página 1de 5

JUANITO

“En aquellos tiempos, un cura se enamoró perdidamente de una


hermosa dama. Por varias veces fue rechazado de sus pretensiones, un día
encontró en su habitación escuchando una música media rara, platicaron parte
del día y la noche, hasta que logró su objetivo. Una de las exhortaciones de la
dama era que, los días martes y viernes ella no disponía de tiempo para recibir
la visita, no se explicaba las razones. En las primeras fechas le hacia caso
pero, después por la cabeza del galán cruzó una infinidad de ideas, pensó
que su dama tenía otro amante. Muy preocupado el cura, después de tantas
ha elucubraciones y vencido por los celos se atrevió espiar, un día viernes en
la noche fue a cumplir lo planificado, cuando se acercó a la ventana, y por las
rendijas observó una escena espantosa, su dama estaba toda desnuda en
medio de la habitación, lavándose en un lavador verde y después de un rato
se levantó y sacó de una caja velas verdes y luego introdujo a sus fosas
nasales, los oídos, las axilas, el ano y amarrándose dos velas a los pies y dos
en la mano. Después de encender las velas la puerta de hierro de la habitación
se abrió y salió volando, levantando un ventaron y estruendo sonido y con una
velocidad fenomenal.

El cura se quedó boquiabierto, no halló que hacer en su desesperación


ingresó a la habitación de la dama. Procedió todo lo que había observado de la
escena que ha realizado su enamorada. Primero lavarse con el agua que
estaba preparado en el lavador verde y aprovechó la sobra de las velas, para
probar su curiosidad se aseguró con una cadena de hierro en el pilar de la
casa, lo encendió y salió disparado arrancando la cadena de la mitad.
Inmediatamente llegó a una ciudad de luces, las casas estaban con puertas de
plata y las paredes eran enchapados de oro, la gente transitaba en diferentes
direcciones demostrando alegría y vida feliz, parecía un paraíso, todas las
mujeres eran iguales y con mucha dificultad logró ubicar en una de las calles a
su hermosa dama.

-¿Pobre hombre cómo llegaste hasta este lugar? - Ella sorprendida le


preguntó.

-Estoy locamente enamorado de tu dulce amor, por eso he buscado la


forma de estar en tu lado. -el cura balbució

-Pero tendrás que soportar muchos sacrificios -dijo la dama.

-Soy capaz de todo y nada nos doblegará nuestro amor – el cura le


contestó casi implorando

-Cuando te llamen por tu nombre por favor no tienes por qué contestar -
le advirtió la dama.
Después del diálogo le invitó pasar a una habitación, en el interior de ella
todo los objetos era de plata y oro. La dama se dispensó indicando que tenía
muchos asuntos que atender y haciendo recuerdo de lo advertido le dejó con
la puerta cerrada. Pasó horas y de pronto escuchó una voz de un varón que le
llamaba de su nombre, repitió por varias veces y no contestó, la última llamada
parecía la voz de su amada y el cura respondió con júbilo. En el instante las
puertas se cerraron de par en par con un sonido estruendo y la ciudad se
convirtió en tinieblas.

De entresueños despertó el cura, cuando escuchó el trinar de las


avecillas y cuando la naturaleza le brindó la claridad, se encontraba en medio
de un despeñadero, apenas había un metro a la redonda para moverse y no
tenía salida por ningún lado, soportó el hambre y la sed durante un día y una
noche.

Para alivio de la desesperación del cura a la mañana siguiente, muy


temprano asomó una osa, en cuanto vio apenada le dijo:

-Hola hombre de cuál de tus pecados estás sufriendo.

-Estoy padeciendo por el corazón de una dama –dijo el cura entre


sollozos-, por favor ayúdame.

La osa aceptó gustosamente pero, con una condición, el cura aceptó


en su desesperación, por delante le esperaba el reto de la vida de convivir con
el animal. Parecía que, ese era la suerte del cura.

La muy buena empezó trabajar, agarró manojos de paja para hacer una
soga larga, una y otra vez ha tenido que probar hasta que alcance al lugar
donde estaba el cura. Le jaló y cuando estaba por salir se arrancó la soga de
paja, felizmente con la velocidad de una flecha la osa le agarró y así le salvó al
cura de una muerte segura y luego le llevó a su guarida para proteger y
alimentar, pasaron los días y meses. De esa convivencia nació un niñito
robusto y con fuerza sobrenatural, le pusieron el nombre de Juanito en honor al
nombre de su padre.

La osa tenía bien asegurada en la cueva al cura y su hijo, días tenían


que pasar sin ver el sol, estaban muy aburridos. Las veces que se perdía les
aseguraba con una tremenda roca que, con el tiempo se convirtió en el lugar de
juego de Juanito, constantemente trataba de empujar la roca, estaba probando
su fuerza, hasta que un día logró moverla.

Juanito aprendió con bastante facilidad a hablar y cuando tenia cuatro


añitos, sintió la aflicción de su padre, un día le propuso abandonar la cueva,
logró persuadir y planificaron para un día. La osa les comunicó que por varios
días se ausentaría, era necesario aprovechar la oportunidad y por medio había
una preocupación de cómo sacar la tremenda roca, Juanito al respecto, dijo:
-Papá no te preocupes, vas a comprobar que tengo suficiente fuerza
para empujar.

Esperaron el momento adecuado para acometer la fuga. Ambos


forcejearon la roca, después de varios intentos lograron voltear la roca, ya
fuera de la cueva, alegres se dirigieron por un camino desconocido. En el
trayecto pasaron por un peñasco que parecía una puerta, en ese lugar
descansaron un rato y Juanito aseguró ese paso con una tremenda roca,
indicando que cuando mamá quiere seguirles por el camino no podrá pasar.

La osa, después de días de jornada retornó a su guarida y se dio con la


sorpresa con que, la roca de la cueva estaba empujada a un lado, ya no
estaban el hijo y su padre. De rabia no halló que hacer, de tanto buscar ubicó
el camino por donde partieron los fugitivos, tenía ganas de alcanzar, corrió
hasta sacar la lengua, llegó al lugar con tranquera, buscó otro paso para
continuar y no halló, desvaneció de cansancio y de amargura.

Juanito y su padre, caminaron días cruzando cerros, ríos, laderas,


montañas, praderas hasta arribar a un pueblo denominado “Monte Verde”, se
hospedaron donde un cura e hicieron amistad con la gente, quienes ofrecieron
para que se queden a compartir la vida y costumbres del pueblo y se quedaron
en la casa del cura que posteriormente se convirtió en el compadre de su
homólogo. No había almuerzo ni cena que le saciaba a Juanito hasta el
extremo de consumir crudo. Uno de los vecinos invitó a almorzar a los
visitantes, tanto sería su hambre de Juanito, en cuestión de segundos devoró,
comió hasta diez platos que, a los dueños de casa les pareció algo raro.

Pasó el tiempo y Juanito estaba en edad escolar y tenía que asistir a la


escuela y así fue. Los chicos de la escuela que eran curiosos le fastidiaban
demasiado al nuevo compañerito, como tanto era su ira, reunió a todos y de
una bofetada, casi semimuertos los despachó a un rincón del patio. Vino la
protesta de los padres de familia, reclamaron insistentemente para que Juanito
se retire de la escuela, estaba causando muchos problemas y era peligroso.
Su padre asumió la responsabilidad y lo retiró de la escuela.

El cura y su compadre estaban preocupados sobre el caso de Juanito,


pensando en que sea presa de los tigres le encargaron la comisión para que
vaya al bosque a recoger leña y entregaron una docena de burros. Aceptó con
bastante animo y cuando llegó al lugar soltó a los pollinos para que pasten,
confiado estuvo recogiendo bastante leña, en eso se dio cuenta que los tigres
estaban devorando a los burros, tanto fue su cólera y agarró un palo bien
resistente y con ello apiñó a los tigres y los cargó la cantidad de leña. Llegando
a la población comunicó a su padre que, era necesario utilizar a los tigres en
vista que los burros se han convertido en montón de huesos por el hambre de
los tigres. Después de descargar los arrió nuevamente al bosque porque, era
un peligro más para la gente y el ganado.
Tanto fue el interés de su padre de querer deshacerse de Juanito por los
problemas que venía ocasionado. Le propuso para que tocara la campana
desde la torre y se contrató una veintena de hombres para que puedan
empujar. Se cumplió lo previsto, Juanito subió a la torre acompañado por los
hombres, cuando sonó los primeros ecos, intentaron en vano empujarle, a
todos en conjunto les disparó al suelo Del hecho comunicó a su padre y que
todos ellos estaban gritando de dolor por la fractura que han sufrido en la
caída.

Otra vez, el padre de Juanito planificó de cómo deshacerse de de él por


los problemas ocasionados a consecuencia de su fuerza sobrenatural.
Tramaron en secreto sobre la necesidad de hacer un hoyo profundo y
arrojaron un anillo de oro, a Juanito le dieron la tarea de sacar la joya, cuando
estuvo en el dentro del hoyo trataron de enterrar con una tremenda roca, sin
embargo, el resultado ha sido todo lo contrario.

Juanito notó la preocupación de su padre y que a todos les hacía sentir


mal con sus acciones. Se enteró que en un pueblo próximo, la gente estaba
aterrorizada por la presencia de un fantasma y era necesario protegerlo. Su
proyecto le planteó a su padre y suplicó que le regale dos bastones, uno de
plata maciza y otro de oro macizo lo cual fue aceptado con bastante
complacencia. Convocaron a la población en general para hacer la despedida,
prepararon un banquete y una gran fiesta. Juanito se despidió de la gente
recomendando encarecidamente por salud y el futuro de su padre y de su
padrino.

Caminó horas y horas, por fin llegó a la población desolada, no había


rastro de vida humana, todos habían fugado a los cerros más elevados. Se
enteró que un cura falleció hace un año atrás y fue rechazado del reino de dios,
el susodicho tenía mucha plata y antes de morir lo enterró en uno de los cerros
tutelares del pueblo y por esa razón su alma estaba penando convertido en un
fantasma. Le esperó pacientemente en medio de la plaza al frente de la iglesia
con sus dos bastones. A la media noche entre sonidos estruendos apareció el
fantasma y marchaba con dirección a la población. Cuando empezó la pelea
el condenado con furia se abalanzó, Juanito estaba preparado para
enfrentarse y aprovechando su bastón de plata golpeó y se convirtió en un
perro que quería morder y utilizó su bastón de oro para destrozarlo y se
convirtió en toro bravo que quería cornearle bramando estrepitosamente, con
un golpe le destrozó los cuernos y con otro golpe se despedazó en montones,
del cuerpo deshecho, primero voló una paloma al interior de la iglesia y luego
un gallo en llamas que se esfumó en el aire, la pelea fue ardua hasta el primer
canto del gallo y la cruz de sur asomó por el cima de uno de los cerro. Al final,
Juanito notó que su cuerpo se desvanecía por el cansancio. Después de un
sueño profundo en la puerta de la iglesia despertó y ahí estaban sus dos
bastones, apenas movió y ya no pudo levantarlo, con mucho esfuerzo subió a
la torre para tocar la campana de paz. La gente poco a poco dejó sus
escondites para luego concentrarse en la población. En la noche se armó una
tremenda fiesta de alegría hasta el día siguiente y a Juanito, de agradecimiento
le presentaron a una hermosa jovencita para que le sirva de compañía en la
fiesta y terminó enamorándose de ella, De pronto formó su familia con ella y la
vida volvió a ser feliz. El pueblo nuevamente se organizó para continuar con su
actividad diaria y Juanito se convirtió en líder de ese pueblo”

También podría gustarte