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Guía Rápida de las Lesiones del Corredor III

Poplíteo, Tendinopatía Aquílea y Periostitis.

Enrique García-Torralba Iglesias.


Especialista en Fisioterapia Traumatológica y Deportiva. Fisioterapeuta Colegiado nº 1209 Madrid
quiquetorralba@gmail.com / www.quiquetorralba.blogspot.com

Tres nuevas lesiones este mes; Lesión en el músculo Poplíteo, Tendinopatía Aquilea y Periostitis para seguir
dando forma a la “Guía Rápida de las lesiones del Corredor” en su tercera entrega. Dos de ellas las hemos
tratado ya más en profundidad en números anteriores de Planeta Running (como pasará con otras en el
futuro), aunque lo que ahora se pretende es diferente. Al final del artículo iré indicando en que números se
encuentran publicadas las lesiones que como estas ya hayan sido vistas, pero que no podemos obviar en
este resumen, como recordatorio, como recopilación o incluso para ampliar información.

4. Lesión del Músculo Poplíteo


DEFINICIÓN

No es esta una lesión demasiado frecuente, aunque si lo suficiente como para tenerla en cuenta en este
resumen. Sobre todo para intentar evitar lo que a menudo ocurre con ella; que la confundimos con otras
(gemelos por ejemplo) y no conseguimos resolverla adecuadamente. No será difícil de solucionar en la gran
mayoría de los casos, puesto que se trata de una contractura muscular por sobresolicitación sin más
complicaciones, aunque eso si, deberemos corregir el factor causante (como siempre) para poder resolverla
con ciertas garantías.

Situado en la cara posterior de la rodilla, desciende hacia dentro desde el cóndilo femoral externo hasta la
parte postero-interna de la meseta tibial. Tiene forma triangular, es bastante plano y se palpa debajo de la
inserción proximal de los gemelos.

Actúa como flexor de rodilla (por lo tanto limitará la extensión de la misma en caso de encontrarse acortado) y
como rotador interno de la Tibia. Recordemos que esa rotación se ve forzada por la pronación (apoyo del
borde interno del pie más que del externo) en la fase de apoyo e impulso de la marcha, y más todavía durante
la carrera. Y relacionado con este componente de rotación vinculado a la pronación va a estar una de las
causas importantes de lesión de este músculo como ahora veremos.

MECANISMOS DE PRODUCCIÓN

Como cualquier músculo del cuerpo, puede sufrir una contractura ocasionada por un esfuerzo que exceda sus
posibilidades, y un acortamiento por falta de ejercicios de estiramiento, pero en este caso, este músculo va a
verse afectado sobre todo por una alteración mecánica, lo que quiere decir por un uso incorrecto en algún
parámetro de esta estructura.

Ya hemos comentado en estas páginas, que la pronación del pie durante la fase de apoyo e impulso es
fisiológica, es decir normal, y que ese grado de pronación va a ser diferente en cada individuo. Seremos
entonces “pronadores” cuando ese apoyo sobre el borde interno en fase de carga sea superior a lo normal,
“neutros” si nos encontramos dentro de los parámetros de normalidad, y “supinadores” si apoyamos más
sobre el borde externo que sobre el interno. Pero lo que siempre vamos a ver es un grado de pronación en
esta fase superior a cuando el pié se encuentra sin apoyo (en el aire), y esto va a llevar la tibia a una rotación
interna que será proporcional a ese grado de pronación.

La rotación interna de la tibia, además se va a ver reforzada por la acción del músculo poplíteo, que se
encontrará más acortado de lo normal en corredores pronadores, puesto que será necesaria una rotación
externa de la tibia, además por supuesto de extensión de rodilla para estirarlo, algo que se dará en menor
medida en este tipo de individuos. Y aquí aparece el problema; en el momento que corrijo o controlo mi
exceso de apoyo interno con unas zapatillas con control de pronación (mal llamadas pronadoras cuando lo
que hacen en realidad es frenar esa pronación…), o por medio de unas plantillas confeccionadas a tal efecto,
estaré forzando indirectamente mi tibia hacia una rotación externa, que sumada a la extensión de rodilla de la
fase final del impulso van a elongar al músculo poplíteo más allá de lo que estaba acostumbrado, ya que se
encontraba acortado como hemos explicado antes, dando lugar a una sobrecarga que en muchas ocasiones
derivará en contractura y en lesión.
Se trata entonces de una lesión de adaptación necesaria, que cogida a tiempo no va a dar demasiada guerra
(una o dos semanas a lo sumo), y que podremos considerar daños colaterales totalmente asumibles por
necesarios en caso de que empecemos a usar una corrección que necesitábamos y que no habíamos hecho
antes.

En el caso de que ya usáramos ese tipo de zapatillas con control de pronación por exigencias del guión, si
alargamos demasiado su vida útil (cada vez irán controlando menos…), al cambiar a unas nuevas, será casi
como empezar de cero, ya que a medida que dejaban de cumplir su cometido por el paso de los kilómetros,
nuestros pies iban cada vez apoyando más con el borde interno y nuestro “poplíteo” se iba acortando de
nuevo.

Algo parecido ocurrirá al correr en un plano inclinado, como la ladera de una montaña por ejemplo, en donde
el pié que se encuentre del lado más alto tenderá a pronar más de lo normal, pero el que se encuentra en el
lado más bajo impulsará su zancada con el pie supinado ya que el terreno no le permite apoyar más el borde
interno.

CLÍNICA

Empieza con un dolor leve aunque progresivo en la parte posterior de la rodilla, al principio solo al correr,
sobre todo al ir rápido o al alargar la zancada. Poco a poco pasa a doler al andar, al ponernos de pie tras
largo rato sentados y al iniciar la marcha. Suele ser un dolor mecánico que desaparece al sentarnos o al
descansar. También es frecuente la aparición de síntomas dolorosos al ponernos en “cuclillas”, pues
comprimimos la zona y la estructura contracturada e irritada. Suele ser un dolor difuso, difícil de localizar,
debido a su profundidad y a lo sensible de la zona, aunque bastante desagradable.

Podemos confundirlo fácilmente con síntomas en las inserciones proximales de los gemelos, incluso con los
isquiotibiales o lesiones varias en la cara externa de la rodilla en determinados casos. Debemos recordar, que
habitualmente, es en el Hueco Poplíteo o “corva” como también se llama a la zona posterior de la rodilla,
donde suele “sentirse” los dolores propios de algunos tipos de Artrosis de Rodilla. Incluso lesiones
osteopáticas como la “Posteriorización de Tibia” pueden confundirnos si no somos muy finos en el
diagnóstico.

Mi experiencia me dice que no siendo esta una lesión complicada ni lenta de solucionar, son estos errores en
el diagnóstico sumados a la falta de corrección del factor lesivo (por una mala recomendación en la compra o
en el uso del calzado deportivo por ejemplo) los que le dan fama de lesión difícil entre los corredores.

5. Tendinopatía Aquílea
DEFINICIÓN

El Tendón de Aquiles es la estructura que une los gemelos y el soleo al pie por medio del talón (calcáneo).
Encargado por lo tanto de transmitir la fuerza por estos músculos generada para flexionar el pié e impulsarnos
hacia arriba y delante durante la carrera. Se trata de una estructura extremadamente fuerte y resistente,
aunque con sus puntos débiles.

Como ya comentamos en el número 9 de Planeta Running, en un artículo dedicado por completo a esta
lesión, los tendones adolecen en general de aporte sanguíneo. No son estructuras demasiado vascularizadas,
y además este problema se acentúa en segmentos concretos de cada tendón. En el caso que nos ocupa,
esto ocurre en una zona aproximadamente entre 3 y 6 centímetros por encima de su inserción en el calcáneo,
lo que hace de este punto su zona más propensa a la lesión.

Comentamos también en su momento, que pese a que todavía mucha gente sigue llamando a este tipo de
patologías “tendinitis”, no es del todo correcto ni ajustado a la realidad, pues hace referencia este término a
una lesión inflamatoria, que en la mayoría de ocasiones, o no se da en absoluto, o se da en fases agudas de
no más de 48 horas de evolución y solo en capas muy superficiales o de recubrimiento del tendón. ¿Por qué
seguimos entonces usando un término incorrecto para definir a este tipo de lesiones tendinosas?
Cuando hablamos de Tendinitis nos referimos a un proceso inflamatorio agudo o subagudo que implica un
aumento de la temperatura local, un aumento de la presión interna (edema), una hinchazón, alteración del
metabolismo local con pérdida de agua y degradación del colágeno (principales componentes de esta
estructura). Actualmente se cree que la inflamación se centraría en las estructuras peritendinosas (vaina que
recubre al tendón) mucho mas vascularizadas que este, y como medida reparadora en roturas fibrilares
tendinosas de mayor o menor tamaño así como en calcificaciones asociadas y en tenosinovitis.

Por otro lado, se sabe que un uso incorrecto o excesivo del tendón así como traumatismos o compresiones
repetidas, van a producir una degeneración de la estructura, una alteración del colágeno, y que este se vuelva
rígido y quebradizo, menos flexible en definitiva, y que aparezcan pequeñas fisuras a lo largo de su
estructura, dando lugar entonces a un estado patológico de Incapacidad del tendón de Auto Reparación o
Cicatrización.

Por consiguiente, sería innecesario e incluso desaconsejable el uso de antiinflamatorios e infiltraciones ya que
solo enmascararían la lesión, reduciendo el dolor sin llegar a curarlo realmente. Por lo menos mientras no
sepamos exactamente cual ha sido la causa y la hayamos solventado, aunque sea parcialmente.
Todo esto, hace necesario, a mi modo de ver, el empleo de un término distinto, que englobe tanto el
componente inflamatorio (que lo hay) como el componente degenerativo.

MECANISMOS DE PRODUCCIÓN

Como de costumbre, la contractura, el acortamiento, la sobresolicitación y los traumatismos directos o de


repetición, serán, junto con alteraciones estructurales y mecánicas, las principales causas de lesión.

Un exceso de kilometraje o un aumento brusco en la intensidad o duración del entrenamiento, así como
abusar de terrenos duros como el asfalto o cuesta arriba, el sobrepeso corporal, la falta de descanso entre
sesiones, de estiramiento o de hidratación.

Usar zapatillas “voladoras” no ayuda demasiado, sobre todo cuando no estamos preparados y adaptados a
ellas por medio de entrenamientos específicos y progresivos de adaptación, así como ejercicios de flexibilidad
que permitan a mis gemelos y soleo estirarse más de la cuenta por la falta de Tacón. Sin esa preparación, el
beneficio que nos puedan aportar va a ser nulo, o incluso negativo, pues van a sobrecargar tanto estas
estructuras que primero disminuirán el rendimiento puro y más tarde nos lesionarán. Hay que tener en cuenta
que el calzado que usamos a diario, suele llevar algo de tacón, por lo que no estamos acostumbrados en
general a impulsarnos con estos músculos tan estirados, aunque sea cuestión de 1 o 2 centímetros.

Huelga decir que un corredor popular de 75 / 80 kg o más, que no corra un 10.000 por debajo de 50 minutos,
difícilmente va a beneficiarse de este tipo de calzado, más bien va a conseguir engordar las arcas de su
fisioterapeuta… lo que tampoco está del todo mal, no?

Aunque para este tipo de corredores existe algo todavía más peligroso; las zapatillas de clavos. No se muy
bien si el uso de calzado tan técnico por parte de corredores populares se debe a un desconocimiento de las
consecuencias derivadas de su uso por parte del comprador, a una falta de formación por parte de quien se lo
recomienda, (amigo, entrenador o vendedor) o incluso a la mala fe de estos, pero desde luego son
completamente Innecesarias y desaconsejables para ellos.

Del mismo modo, una sobrecarga muscular o un acortamiento importante de la musculatura implicada van
a aumentar el grado de tensión que deberá soportar el tendón pudiendo llegar a dañarlo. Estirar
correctamente será una eficaz herramienta de prevención, y llegado el caso de tratamiento, sin olvidar que la
cadena muscular completa implica juntos al tríceps sural, a los isquiotibiales y a la musculatura plantar.

Factores mecánicos como las desviaciones axiales del tobillo que provocan un pie en exceso Varo o Valgo
obligan a una dirección de tracción de las fibras descompensadas. El tendón entonces deberá trabajar
“inclinado” y la tensión no se repartirá por igual entre las fibras externas y las internas. Para corregir estas
desviaciones, emplearemos zapatillas con control de pronación o de supinación, según precisemos, o
plantillas correctoras, más personalizables todavía.

Otra causa de lesión que debemos conocer es el uso de las famosas Taloneras de silicona que nos
prescriben para találgias inespecíficas. Normalmente son de color azul, aunque también las he visto blancas.
Son bastante gordas, por lo que nos levantan mucho el talón y además tienen una zona más blanda todavía
en la zona de apoyo del espolón calcáneo. Y aunque todo esto está muy bien en la teoría, lo que ocurre en la
práctica es que son tan gordas y blanditas que cada vez que apoyamos nuestro talón en el suelo, este se
encuentra tan inestable que sufre movimientos de vaivén hacia los lados en un constante desequilibrio que
hace que el tendón de Aquiles sufra, tanto por fricción contra el calcáneo, como por tensiones bruscas sobre
todo en las fibras más próximas a los lados, lo que suele llevar normalmente a la lesión del tendón. Por
consiguiente, estarán completamente desaconsejadas por supuesto para correr, pero también para andar.
Existen otras alternativas y soluciones mucho menos lesivas, que afortunadamente cada vez se emplean
más, como plantillas con refuerzos de estabilidad aunque con zonas de apoyo “suavizadas”.

Una musculatura poco o mal entrenada puede derivar en esfuerzos extra para todas las estructuras
implicadas en el gesto deportivo y acabar lesionándolas. Y en este aspecto el tríceps sural es de los grupos
más sensibles. Cambios observados en la región peritendinosa del tendón de Aquiles durante el ejercicio
muestran un aumento de la formación de colágeno, lo que evidencia no solo la necesidad de realizar
ejercicios de fortalecimiento muscular para evitar la Tendinopatía, sino que determinados ejercicios como las
Contracciones Excéntricas Controladas van a ser claves en el tratamiento de este tipo de lesiones
favoreciendo notablemente la síntesis de colágeno que reparará el tendón.

6. Periostitis
DEFINICIÓN

Otra lesión que ya tratamos en estas páginas con anterioridad igual que la tendinopatía Aquilea. Esta
concretamente fue publicada en el número 19 de la revista, y sobre ella también comentamos lo inapropiado
de su nombre. Recordemos por que.

Periostitis hace referencia a una patología inflamatoria del Periostio, que es una membrana de tejido
conectivo que recubre los huesos por toda su superficie excepto allí donde se insertan tendones y ligamentos,
o donde se encuentra el cartílago articular. Se encuentra muy vascularizada e inervada, por lo que dará tanto
aporte sanguíneo al hueso como inervación propioceptiva y nociceptiva (dolor y posición en el espacio) entre
otros.

Por supuesto que puede producirse una lesión inflamatoria de esta estructura, de hecho, cada vez que se
produce cierto grado de inflamación de la “entesis” o porción tendinosa en su inserción ósea, por proximidad,
por estar “pegado” a ella literalmente, también se verá afectado el periostio. Lo que quiere decir que, en
general, cada vez que se produce una entesopatía inflamatoria (tendinopatía inflamatoria de inserción), se va
a producir cierto grado de Periostitis. Mayor cuanto mayor sea el área de inserción afectada.

Y esto es lo que ocurre precisamente en esta patología tan propia del corredor, que no es otra cosa que una
contractura muscular con afectación de su inserción en la cara posterior de la tibia de dos músculos; Flexor
Común de los Dedos y el Tibial Posterior(este último se inserta también en la membrana interósea que une la
tibia con el peroné).

¿Por qué la llamamos entonces periostitis?

MECANISMOS DE PRODUCCIÓN

Como de costumbre, una sobresolicitación de estos músculos va a sobrecargarlos y a contracturarlos dando


lugar en principio a esta lesión. Además, durante la carrera o el salto se va a dar un mayor grado de impacto
en la recepción del pie en el suelo que en la marcha. Esto es debido a que durante la carrera, se dan
momentos en los que ningún pie se encuentra apoyado, cosa que no ocurre durante la marcha, lo que hace
que esa recepción sea más violenta y demande más y de manera más brusca tanto las articulaciones como a
los músculos encargados de frenar ese apoyo, que lo harán por medio de contracciones excéntricas. Este tipo
de contracciones, como ya sabemos son mucho más exigentes que las concéntricas, reclutan mayor número
de fibras musculares y “tiran” más de las inserciones en los huesos, lo que unido a su brusquedad en el caso
de la carrera, van a traumatizar bastante sus inserciones.

El Flexor Común de los dedos y el Tibial Posterior son agonistas (ayudan en la misma acción) de los Gemelos
y el Soleo tanto en el impulso (concéntrico) como en la recepción (excéntrico), por lo que se van a ver
directamente implicados en estas fases, con una característica particular; que ambos son Supinadores del
pie. Este hecho hace que los elonguemos aún más en el momento de máxima pronación, justo antes de
despegar del suelo, con lo que les pediremos que nos impulsen en su momento de máxima elongación, lo
que en condiciones normales no supondría ningún problema, si lo va a ser si el corredor es pronador y no
utiliza ningún tipo de control, ya sean zapatillas o plantillas.
Y volvemos a encontrarnos con otra lesión derivada de la falta de control de pronación en corredores que lo
precisen.

Correr en cuesta o practicar algún deporte que implique el salto o la carrera y que nos obligue a entrenar
descalzos o con un calzado excesivamente liviano y sin apenas suela, como pueden ser en general las artes
marciales o determinados tipos de danza, van a provocar frecuentemente en individuos con mayor grado de
pronación este tipo de lesión.

CLÍNICA

Dolor, mucho dolor (según el grado de afectación) al andar, subir y bajar escaleras y por supuesto al correr.

No es en absoluto una lesión demasiado difícil de tratar ni de resolver, siempre, claro está, que corrijamos el
factor lesivo. Para lo cual es imprescindible un correcto diagnóstico y análisis del paciente, y por supuesto que
apliquemos el tratamiento adecuado a cada caso. Este consistirá básicamente en técnicas manuales,
estiramientos y la utilización en este caso de un muy efectivo y sencillo vendaje funcional que el paciente
podrá aplicarse bajo las estrictas indicaciones de su fisioterapeuta.

Estas lesiones han sido tratadas en “Planeta Running” en artículos dedicados en los siguientes
números:
*Tendinopatía Aquilea_“Planeta Running” Nº9 (Enero 2009)
*Periostitis_“Planeta Running” Nº19 (Noviembre 2009)
Todos los artículos que he publicado en Planeta Running desde su lanzamiento, pueden consultarse y
descargarse desde www.quiquetorralba.blogspot.com , lo que espero contribuya a una mejor
comprensión por parte del lector, sobre todo de aquel que no tiene en su poder todos los números de
la revista y tiene interés en lesiones tratadas con anterioridad.

Planeta Running nº26 Junio de 2010

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