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Tutorias Darío Gil Abril 23
Tutorias Darío Gil Abril 23
Justificación
El mundo, material y conceptual, está cambiando a velocidades vertiginosas al punto que
nadie puede concebirlo como tal; por ello solo se lo hace parcialmente, por segmentos
cada vez mas moleculares y más mediatizados. A la par, tales fragmentos, vía mass
media, se venden como modelos que solo unos pocos logran conceptualizar; los demás
los aceptan materializados (Bauman, 2006) y los asumen como prótesis. Esa elección
está determinada por el tiempo apremiante y necesario en otros espacios donde puede
dar réditos. La sociedad, fundada en el mercado, exige que cada quien acumule la mayor
cantidad de objetos posibles y para ello debe dedicar su tiempo y sus energías. Lo demás
puede esperar pues hay que ser alguien en la vida y salir adelante. Esa concepción, la
acumulación de objetos y la vida vista a través de lo útil, seduce y se aprende y los
jóvenes, cada vez en mayor cantidad, se la apropian, viven y defienden.
No obstante, esa manera de ser y de vivir deja de lado aspectos trascendentes que
permiten vivir sin tanto sufrimiento, tales la solidaridad, el amor, el reconocimiento y el
respeto del y por el otro, sentimientos que en la historia de la humanidad han logrado
poner límite al malestar que hace parte de nuestra estructura como especie (Freud,
1975a), porque no dejan que lo fútil domine de manera horrorosa, porque no deja caer, o
al menos se lo hace de forma más lenta, en el remolino sinfín que se ha convertido la
época en la que vivimos. Y es en este punto que la educación escolar, especialmente en
el nivel superior, puede asumir un rol protagónico en tanto que, a través de un proceso
racional e intencional, puede presentar alternativas de elección vital y personal con
sentido ético a los jóvenes que inician su formación y capacitación profesional. De ello
que se pretende que las instituciones educativas puedan y tengan que presentar
alternativas (flexibles) de formación para sus estudiantes, con especial énfasis aquellos
que, una vez egresados, han de trabajar en el campo de la salud, (De Puelles, 2004). Las
alternativas, entonces, deben estar atravesadas por intencionalidades que dependen no
solo de la sociedad en que se vive, sino también en la que se quiere vivir. Es a esta a la
que se debe apuntar con sólidas bases teóricas y rigor conceptual y con claros propósitos
políticos – en términos de ciudadanía y civilidad – puesto que son los pacientes, - en
términos de la profesión - , el grupo social, - en términos de lo local -, y el del planeta
mismo, - en términos de lo global - (Elizalde, 2003), lo que está en el horizonte.
Este proyecto de tutorías apunta en esa dirección: no es solo la existencia del individuo –
como ofrecimiento de la modernidad - (Calvo, 1997) –, o la elevación de los índices
económicos – la mirada monetaria de los Estados modernos-; o del ascenso social de los
jóvenes que ingresan a una institución superior de carácter público lo que está en juego;
se trata mejor, de la formación de la subjetividad en donde cada uno sienta y defienda su
existencia a partir del respeto y el reconocimiento de y hacia los otros y en ello aceptar la
codependencia del todo y con todos, aspectos que tienen que estar atravesados por la
responsabilidad. Es a eso lo que se le llama ética global (Elizalde, 2003). Desde esa
perspectiva, no es la lucha por elevar el nivel de vida de cada uno lo que ha de importar,
sino una nueva forma de relacionarnos, aquello que le da sentido a la existencia.
Si el grupo social ha caído en las redes del consumo, la universidad debe seguir el
camino trazado por la elites económicas o debe, tiene y puede presentar alternativas?. De
ser así, ¿cuál sería el papel de la universidad?, ¿Cuál su función ultima?, de esto, ¿debe
seguir el trazo para facilitar cierta movilidad social, (aspecto marcado por el factor
consumo)? o ¿debe recuperar su misión primigenia, cual es formar a los muchachos que
ingresan para dar el paso a la adultez; y, en ello cuestionar la dinámica social y permitir
que la nación permanezca aun a pesar de la globalización? Es necesario y urgente que la
universidad recupere su misión formativa en lo psíquico (Ruiz, 2002), aspecto que no riñe
con las misiones asignadas en la modernidad (capacitar de manera especializada en lo
laboral; formar en la investigación y proyectar su labor al grupo social en general y no solo
a la parte empresarial - Boulet, 2001-). También, y así mismo urgente, preparar a sus
estudiantes para que replanteen sus y las relaciones que se implementan en lo social
(Macias, 2003): las elites intelectuales tienen deberes para con la sociedad que abrió los
espacios para que se formaran: ningún profesional tiene más derechos que los demás por
el mero hecho de serlo. A nivel de derechos todos los tenemos por igual y si no, se deben
implementar aspectos educativos para que, a la luz de los planteamientos del desarrollo
humano que proponen las Naciones Unidas, haya más equidad. Equidad, la solidaridad,
la potenciación, la seguridad, la sustentabilidad, el amor por el otro y el respeto por lo otro
en todos y cada uno de los integrantes de nuestra sociedad. Y en esa dirección debemos
educar. Es la vida de cada cual y la del planeta mismo la que está en juego.
De acuerdo con eso, los profesores (professeur: alguien que profesa. Profesar: hablar en
público para admitir y sustentar algo, una creencia, una actitud, un saber de forma
académica), debemos leer lo social con rigor y recuperar la labor formativa. En
concordancia con lo aquí planteado, se proponen dos estrategias didácticas y
pedagógicas para ser implementadas en nuestra facultad: las Tutorias, en tres diferentes
vertientes, y los Semilleros de investigación.
Las Tutorías
Las tutorías se pueden considerar como una estrategia pedagógica para la atención de
pequeños grupos en las instituciones educativas y cuya misión no solo es un
acompañamiento disciplinar o académico sino, especialmente, en la formación de
subjetividad. Tal atención puede establecerse a partir de los presupuestos que tiene la
Facultad frente a aquellos jóvenes que empiezan su trasegar formativo como
profesionales. La tutoría acá propuesta propende también por la formación de ciudadanía.
1.- De Ingreso
Objetivo especifico: Acompañar, de manera académica, el proceso de inserción a la
universidad de los estudiantes que empiezan el Programa de Odontología
Nuestro grupo social es dirigido por un Estado cuyos gobiernos fomentan cada vez con
más intensidad la instrucción técnica en la universidad (y se le conduce y exige como
institución de secundaria) abandonando sus funciones fundantes (critica al conocimiento y
crítica social); de eso que quienes allí laboramos estamos en la obligación ética – si se
quiere moral – de enfrentar esa dinámica en tanto nos asumamos profesores. Pero no
solo en el plano político e ideológico, sino, con énfasis en lo académico: no es suficiente
ostentar títulos o infinidad de publicaciones internacionales en un área del conocimiento;
eso nos configura investigadores (razón necesaria, no suficiente); es urgente que cada
uno de esos profesionales, para preciarse Professeurs, conozcan las funciones de la
universidad (pretéritas y actuales), el contexto en el que se desarrolla y, desde eso,
asumir el rol con todas sus consecuencias; no es suficiente, si necesario, ser capaz de
dar instrucciones y capacitar en lo tecnointrumental; no es suficiente formar eruditos o
personas informadas; de lo que se trata, además, es de construir civilidad, a la par que
aportar para que el grupo social se transforme en pos de la equidad social, no solo
graduar cada vez un mayor número de personas sin compromiso social; así mismo para
que el universitario, sea profesor o estudiante, asuma una actitud critica (kriné) frente al
discurso tecnocientífico y en ello, de ser posible, formar investigadores. Y esto se hace
viable si se construye, cotidianamente, la institución como un lugar que genera malestar
racional para que quien ingrese allí tome la decisión de asumirse adulto con las
consecuencias que eso contrae: permitir que la sociedad permanezca como nación y
trascienda en el tiempo y no se convierta solo en una masa consumidora. Es allí donde se
cumplen las funciones y se asumen responsabilidades para con la sociedad: la
universidad pública se debe a lo público; cada quien debe retribuir a la sociedad lo que
ella en él invirtió
Pero eso no puede ser retórica o un acumulo de buenas intenciones. Hay que hacerlo
evidente en el quehacer cotidiano como profesores responsables ante el grupo social y no
solo ante la institución o ante nosotros mismos o ante los estudiantes.
La respuesta, si bien parcial, gira en torno a las llamadas ‘Tutorías’ (modificación libre de
los seminarios - Remolina, G: 2001), cuya base está en el dialogo, la discusión y las
preguntas alrededor de un tema que es problematizado (Ramírez, 2001), lo que implica
asumir las condiciones y consecuencias del gremio universitas,
Lo que propone la tutoría, es ejercer una introducción académica, en términos del rigor y
la disciplina de trabajo, a los estudiantes que ingresan a la Facultad. Se trata que algunos
profesores se permitan acompañarlos para que asuman aspectos formativos en lo
personal y lo disciplinar de los jóvenes, teniendo como base un tema académico.
Tal tema es de libre elección de los jóvenes, por lo tanto cada tutoría puede ser de fópicos
diferentes sin importar si están o no en el plan de estudios, pues es disculpa para
fomentar la discusión e introducirlos a la universidad a partir de la racionalización
disciplinar, con la clara intención de transformar la actitud con la que llegan de secundaria.
Ahora bien, aunque los contenidos de cada tutoría sea diferente, hay propósitos comunes:
la formación trasciende tanto el tema como la disciplina, puesto que el énfasis se pone en
el discurso académico (la formación racional) atravesado por el discurso científico (el rigor
en la lectura del mundo), lo que – y es la justificación primera- facilita la inserción de los
estudiantes a la universidad: pues se trasciende el marco dependiente e informativo de la
secundaria y se asuman, con sus consecuencias, en la responsabilidad de ser artífices de
su propio conocimiento, de su propio proceso formativo en una área profesional particular;
y, más allá, asuma las consecuencias de sus acciones como ser humano. De hecho, el
ejercicio reivindica el quehacer universitario pues fomenta la responsabilidad sobre el
proceso de aprendizaje (Cabal, 2001); y que responda por elección de una disciplina
especifica (Gil, 2007).
A primera vista ya hay un contacto (y que debe ser claro para todos los profesores): lo
académico y lo científico son discursos y por ello argumentativos; para eso, y en segundo
lugar, desde lo epistémico se ha de re-conceptualizar y ampliar el campo de acción de la
profesión para trascender el marco organicista que se le ha dado, y ubicarlo mas en el
campo de las relaciones (sistémicas) con el otro (sea paciente o no), consigo mismo y con
lo otro, esto es, todas las relaciones que pueda implementar, para bien y para mal. De allí
que, podemos afirmarlo, todos los profesores de la facultad podrían ser Tutores, aunque
se tengan contenidos, énfasis y matices diferentes.
Una vez elegido el tema, el Tutor realiza una introducción general y establece una carta
de navegación que implica distribución de temáticas que cada estudiante debe trabajar
para exponer la semana siguiente (esto se hace cada semana dado que se desconocen
los giros que pueden emerger en su desarrollo).
En las sesiones el estudiante toma los apuntes que considere necesarios (se pueden
articular las TICs pues pueden recibir capacitación vía electrónica o en físico).
En cada sesión cada participante expone los avances que ha hecho sobre los tópicos
asignados y los compañeros escuchan, sugieren y corrigen tanto lo consultado, como la
forma de exponer. A la par discuten, elaboran y entretejen mapas conceptuales y/o
mentales, estableciendo nuevas líneas de acción para la sesión siguiente. De esta
manera se hacen responsables, ante si y ante los demás, de lo trabajado y de sus propias
acciones: cada vez debe asumir con más rigor lo que dice y confronta en la discusión. Se
trata de validar lo trabajado.
La última sesión es evaluativa y se asigna una calificación que debe responder no solo
por la acción final (la exposición), sino por el seguimiento, que cada uno debe conocer. La
nota se le puede asignar un porcentaje (en todos los cursos del primer semestre),
acordado por los docentes.
En este caso, ya no son los profesores sino compañeros de semestres superiores los
encargados de realizar el acompañamiento a quienes, a juicio de los tutores, lo necesiten
(de allí las fichas y la necesidad que los coordinadores de los cursos informen a los
tutores – o al coordinador del proyecto- sobre los jóvenes que tienen problemas de
rendimiento académico). A cada tutor - par se le asignan dos o tres estudiantes para que
sean orientados en actividades de recuperación en materias o temas que no tengan un
resultado satisfactorio. Se trata que los tutores-par puedan servir como acompañantes en
temas específicos en los que los estudiantes nuevos puedan tener deficiencias (esto se
puede ampliar hasta, al menos, el tercer semestre).
Quienes pueden ser tutor-par? Cualquiera que esté interesado y que la facultad – por
intermedio de sus profesores – recomiende. No se trata que sean los mejores (o con mas
rendimiento cuantitativo o mejor promedio); se trata mejor de quienes tengan la aptitud
(sepan el tema o le apasione) y la actitud (esté dispuesto a colaborar con los compañeros
como un acto de solidaridad, académica, aspecto descuidado en la institución).
También pueden ser aquellos estudiantes que reciben algún estipendio por parte de la
universidad (complemento alimentario, subsidio de transporte); así, esa ayuda queda
como algo que se gana, un reconocimiento lo que lo hace más digno (otro aspecto que se
debe enfrentar en la facultad).
S trata, en síntesis, que la tutoría - par puede elevar el rendimiento (en temas específicos)
a la par con la formación personal; así mismo, se trabajan y refuerzan valores
(solidaridad, dignidad, respeto, responsabilidad) desde ellos mismos; se fomenta sentido
de pertenencia y se trabaja por la calidad de vida de todos en la Facultad.
Esta tutoría involucra una reflexión compartida sobre procesos de orientación educativa e
implica reuniones de coordinación de las actividades a realizar. Pueden ser Tutores
inicialmente los profesores, vinculados, del primer semestre; en los semestres posteriores
(segundo en adelante) quienes deseen participar (al menos uno de cada semestre).
Acorde con lo tratado en las páginas anteriores, las tutorías pueden servir para múltiples
propósitos académicos; no obstante queda la sensación que, aun así, prima la
monodisciplina, la memoria manual y tecnoinstrumental. Se hace necesario plantear otras
variantes para cumplir las funciones misionales del gremio universitas pretéritas (el paso a
la adultez), modernas (critica al conocimiento y crítica social), y actuales (investigación,
docencia y extensión), en lo que se denomina relación universidad-sociedad.
Los semilleros emergen, en 1997, como alternativa que reivindica tanto la universidad,
como los ofrecimientos de la modernidad: la existencia del sujeto a partir del cuidado de
sí; como aquel que existe en sí mismo y no solo a la luz de la creencia o las leyes, es
decir, con todas sus consecuencias; aquel que tiene la posibilidad de elegir su futuro; y
debe ser confrontado a la luz de los propósitos y funciones sociales de la institución
También circulan conceptualizaciones sobre las relaciones cotidianas y el diario vivir. Así,
los conceptos cuidado del medio ambiente (a partir de la compra por el derecho a
contaminar, el uso de combustibles no fósiles, el reciclaje), la belleza (el derecho de cada
quien a verse y que lo vean hermoso: liposucción, lipoesculturas, cirugías plásticas,
gimnasios, entre otros), la dieta macrobiótica (consumo de alimentos limpios a precios
elevados), el nivel de vida (el derecho a llenar el hogar con aparatos electrónicos), la
esperanza de un mañana mejor para cada uno (la lucha por la supervivencia con base en
las posesiones), por ejemplo y todos mezclados. Para alcanzar eso ofrecido cada quien
demanda el derecho a ser educado como profesional, pues ello, es ofrecimiento,
garantiza todo lo anterior.
Y su emergencia se debió a que las actividades de los profesores universitarios cada vez
adquirían un cariz de dictadores de clase, ante lo cual – a instancias de una presión sutil
por parte de los administradores o estudiantes - se capacitaban en estrategias didácticas
particulares (ABPs, Casos, Mapas Conceptuales, por ejemplo1) y con dependencia cada
vez más de las ayudas y medios audiovisuales. Así como en esos momentos, hoy se
hace énfasis en la transmisión de información y cuya evaluación se torna instrumental. Ya
la interrogación, tanto del discurso como de los conceptos con que se accede a un curso,
carece de un lugar académico; la elaboración de un discurso en la sesión por parte del
profesor es historia pasada pues cada vez está más ocupado en dar clases (en honor a la
1
Sin preguntase mucho sobre eso pues es reivindicado por el Estado dada su eficiencia en la transmisión de la información;
poco tiene que ver la interrogación tanto del método, como del discurso mismo. Para estas estrategias, en efecto, es muy
importante Internet.
cobertura las horas lectivas han aumentado, lo que implica más variados temas por lo
tanto mayor número de estudiantes - a quienes se les garantiza el acceso, pero con
desmedro de la calidad: se trata de la diplomatura, el resto corre por cuenta de cada quien
- si cae en cuenta que el riesgo es propio: la baja calidad no se debe a políticas de estado
sino a otros factores imputables a cada quien).
Ya no hay tiempo para preguntarse por su lugar, ni por el saber ni por el otro. De allí que
lo que importe es como da la clase o como va a calificar al estudiante. Y este está
apurado en aprobar el curso para acceder al siguiente hasta que se le diplome.
En ese contexto, las actividades de investigación se han tornado mito pues se generalizan
eventos aislados y se asumen por parte de la institución a partir de Índices de gestión; así
mismo porque cada uno aspira, sin tener claro el discurso que sustenta la labor vestigial
(in-vestigium), solo cree que el estar formado como profesional lo habilita como
investigador, aún más, de carácter científico (scientia). Así, si no hemos interrogado
nuestro lugar como docentes, tampoco se lo ha hecho en el de la investigación; de allí
que partamos, para esta labor, de sinonimias: investigación es sinónimo de ciencia y esto
a su vez lo es de tecnología. Y que esto solo se puede hacer en laboratorios pues, no es
secreto, se busca un reconocimiento, una financiación y esta solo es posible si hay
efectos medibles, cuantificables, valga decir, objetos o servicios. En fin, las actividades de
investigación en nuestro medio se han venido reduciendo a adaptaciones tecno-
tecnológicas y así se estamos educando a quienes acceden a la universidad
De allí que surge la propuesta para la Facultad de Odontología, como una propuesta para
que los jóvenes, quienes estén interesados por lo académico sin depender o del profesor
o de una calificación que le permita aprobar un curso, solo la posibilidad de preguntarse
por el mundo y las formas de interrogarlo, a la par que preguntarse por sus propios
intereses en la posibilidad de formarse como investigador a partir de su propia decisión.
Algunas consideraciones
a.- Pueden conformarse varios semilleros (el límite máximo de personas de cada
semillero es 15), a solicitud de los estudiantes
b.- El semillero es independiente de las materias que esté cursando, y no tendrá nota
clasificatoria;
c.- la conformación del semillero se hará independiente del nivel (semestre) de los
estudiantes;
d.- la conformación del semillero se hará por demanda de los estudiantes y mediante
convocatoria pública.
e.- La Administración de la Facultad facilitará (en términos de espacio, horario,
acompañante), la conformación de semilleros adscritos al SIFO.
f.- Asignará un tiempo, en el Plan de Trabajo del docente, para coordinar el semillero
(tiempo proporcional al número de semilleros que se conformen).
g.- En caso de estructurarse un proyecto de investigación, su implementación y escritura,
los estudiantes implicados podrán aspirar a que tal producto le sea reconocido en el curso
de Investigación.
Funciones del acompañante
a.- Querer participar en el proceso como par académico;
b.- Tener contacto cotidiano con los estudiantes en horario regular (acordado por el
grupo);
c.- coordinar actividades con el estudiante coordinador del semillero (SIFO);
d.- Asesorar en la elaboración de proyectos de los estudiantes, si los hubiese
e.- Presentar un informe evaluativo corto (asistencia, temas trabajados, disposición de los
estudiantes del semillero) al finalizar el semestre al Jefe del Centro de Investigaciones.
Bibliografia