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Mercadotecnia Alternativa
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Mensajes subliminales
Primero lo mas importante…
ILUSIÓN ÓPTICA
Ilusión óptica es cualquier ilusión del sentido de la vista, que nos lleva a
percibir la realidad erróneamente. Éstas pueden ser de carácter
psicológico asociados a los efectos de una estimulación excesiva en los
ojos o el cerebro (brillo, color, movimiento, etc. como el encandilamiento
tras ver una luz potente) o cognitivo en las que interviene nuestro
conocimiento del mundo (como el Jarrón Rubín en el que percibimos dos
caras o un jarrón indistintamente). Las ilusiones cognitivas se dividen
habitualmente en ilusiones de ambigüedad, ilusiones de distorsión,
ilusiones paradójicas e ilusiones ficticias (alucinaciones).
Ilusiones ópticas
Las marcas influyen notablemente en los consumidores, la publicidad nos entra por los ojos
aunque no queramos, televisión, radio, prensa, folletos y una gran cantidad de sistemas
publicitarios nos abordan.
Muchos consumidores adquieren productos inconscientemente, debido a ese bombardeo
publicitario, esas marcas quedan grabadas en el subconsciente y predominan sobre el resto.
Una lata de Pepsi no transmite nada, pero dos latas apiladas nos sugieren la palabra “sex”.
CONTRA
Sus productos son buenos y tendemos a recordar las marcas de productos que nos
gustan. Y lo son porque sus presupuestos publicitarios son muy elevados y, además,
han realizado desde siempre publicidad que los ha posicionado en lugares deseados
por el consumidor.
El mecanismo del comportamiento humano por el que reconocemos a las marcas que
se anuncian mucho y las incluimos en nuestro conjunto evocado de marcas a comprar
es conocido con el nombre de "familiaridad" y no tiene nada que ver con la
publicidad subliminal. La reiteración de mensajes es lo que consigue esa
familiaridad, igual que cuando estudiamos algo nos lo leemos muchas veces y
terminamos aprendiéndolo.
De hecho, el concepto de publicidad subliminal saltó a la fama cuando se publicó una
investigación que concluía que se podía aumentar la cifra de ventas de refrescos
insertando un fotograma fijo (Beba Tal) cada 24 fotogramas en una película de cine.
La tesis subyacente era que el mensaje calaba en la mente del consumidor pero éste
no reconocía haber visto publicidad. Todos los intentos de repetir el experimento
fueron negativos y, finalmente, el autor de la primera investigación reconoció que su
artículo era un fraude. Hoy, la publicidad subliminal se considera una leyenda urbana.