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- ¡A ellos! ¡Hijos míos! ¡A ellos! ¡Palo y tiente tieso!- gritaba don Esteban.
“No sé Tata, si habrá habido en este mundo un hombre más valiente; pero no hay ahora
ninguno como él, ni ha de haber ya nunca quien se le iguale. Venía a caballo, a cuerpo
descubierto, arreando a los rezagados con la espada. Las balas le tenían miedo y se pasaban
para matar a otros, como dicen; porque buscan a los cobardes”.
La batalla de aroma fue el alma libertaria en acción, el repentino impulso demoledor contra el
rey, la demanda de los derechos del hombre y una de las más importantes batallas por la
libertad y emancipación1.
En 1810, en la capital del Virreinato de La Plata a donde pertenecía el Alto Perú se formó la
junta Gubernativa de Buenos Aires. El virrey del Perú, Abascal, dictó entonces un decreto
quitando el territorio del Alto Perú y de esta manera a la Audiencia de Charcas del Virreinato
de Buenos Aires, agregándolo al Virreinato de Lima. Esta orden de separación del Alto Perú fue
motivo de descontento contra el virrey. Actos de insurrección sucedieron en Charcas, los
pedidos de cese de arbitrariedades de la corona se hicieron más continuos y la idea de libertad
fue llegando a todos los rincones.
Después del 14 de Septiembre, el gobernador Francisco del Rivero encomendó a Esteban Arze
y Melchor Guzmán Quitón formar un ejército regular cuya primera misión consistía en dirigirse
a Oruro para proteger las arcas reales. El 12 de noviembre el ejército insurgente se dirigió de
Oruro a La Paz para impedir el avance de tropas realistas hacia el sur altoperuano, y para
proteger los territorios liberados por el ejército auxiliar argentino. La milicia estaba
organizada, pero carecía de adiestramiento, marcharon dos días y en las riberas del río Aroma,
a pocos kilómetros de Sica Sica, en un terreno de madrigueras y chaparrales de tholas sucedió
la batalla de Aroma contra los realistas de Cuzco.
Las balas rodeaban al ejército de Arze y los patriotas con inferioridad de armas eludieron el
fuego del enemigo arrastrándose por las tholas y poco a poco fueron avanzando hasta estar
cerca de los realistas y ahí blandir sus garrotes contra ellos. “Los patriotas se convirtieron en
fogosos lanceros y temerarios infantes sin armas de fuego” 2. El destacamento realista escapó
dejando atrás; muertos, heridos, prisioneros y armas. El ejército patriótico había triunfado al
mando de los hijos nacidos en Charcas.
1
“LA PATRIA”. Marcos Beltrán Ávila. 1923.
2
El caudillo de los valles. Humberto Guzmán Arze. 1986.
En cuanto a los resultados de la victoria de Aroma, ellos son altamente significativos: la
descabellada política del virreinato peruano, la intromisión dictatorial para apoderare
del Alto Perú, con objeto de disponer de los ricos tesoros de las Cajas Reales, fueron
desbaratados con Aroma.
En efecto, las tropas reales de Goyeneche, con todas sus divisiones distribuidas en
tierras altoperuanas del virreinato de La Plata, abandonaron totalmente el territorio y
se vio el Alto Perú libre de enemigos, libre de los propósitos de dominio de ajeno
virrey, socorrido, eso sí por tropas que al sud del territorio cobraron la victoria de
Suipacha.
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su importancia ante la crítica histórica