Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ENCONTRAMOS UNOS ANIMALITOS TAN PERO TAN RAROS COMO SUS COSTUMBRES. LES ENCANTA EL SOL PERO VIVEN
DEBAJO DE LA TIERRA. SE LA PASAN MIRANDO PARA ARRIBA PARA QUE NINGÚN AVE SE LOS COMA, ¡Y USAN ANTEOJOS!
La suricata es un pequeño mamífero carnívoro, miembro de la familia de la mangosta, que ni siquiera de adulto llega
a pesar un kilogramo. Como se ve en la fotos, tiene una posición muy característica al pararse erguido sobre sus
patas traseras apoyado en su larga cola. Es de carácter dócil y cariñoso, por lo que puede vivir en cautiverio (en
algunos países se lo tiene de mascota). Tiene un sentido del olfato muy desarrollado gracias a su hocico bastante
puntiagudo, ¡y es muy curioso!
¡Qué chiquitos!
Cuando uno los ve en fotos o en la tele, parecen más grandes, seguramente porque son muy expresivos y además
están siempre con sus hijos que son todavía más pequeños; pero lo cierto es que rara vez sobrepasan los 35 cm.
de alto (sin contar su cola que puede llegar a 25 cm.) y por eso sorprende verlos en vivo. No es necesario para eso
irse hasta el sur de África, donde viven, sino que se los puede ver en Temaikèn (Escobar, Pcia. de Buenos Aires).
¡Qué rico!
Su comida favorita no son ni las papas fritas ni las hamburguesas, sino sobre todo los insectos (¡el escarabajo les
parece un manjar!), las arañas, los ciempiés y también otros pequeños vertebrados, tales como roedores, reptiles
y aves. También les gusta robar huevos y a veces, cuando la comida escasea, se conforman con algunos vegetales.
¡Peligro a la vista!
Son animalitos tan curiosos que se la pasan parados con la cabeza levantada, para observar todo lo que pasa a su
alrededor. Siempre hay por lo menos un miembro del grupo en esa posición, pues de ese modo quizás encuentre
alguna posible presa, pero sobre todo vigila para evitar que los sorprendan sus depredadores, en especial halcones o
águilas. La suricata tiene variadas maneras de defenderse, en primer lugar el grito de alarma del vigía de turno,
pero también suelen huir a sus madrigueras ante el peligro, cubren a los más jóvenes y saben defenderse en grupo:
se juntan, se irguen y levantan su cola para ocupar más espacio e intimidar a sus rivales, con los dientes y las garras
bien visibles. ¡Mejor que no se enojen!