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Una familia siempre alerta

ENCONTRAMOS UNOS ANIMALITOS TAN PERO TAN RAROS COMO SUS COSTUMBRES. LES ENCANTA EL SOL PERO VIVEN
DEBAJO DE LA TIERRA. SE LA PASAN MIRANDO PARA ARRIBA PARA QUE NINGÚN AVE SE LOS COMA, ¡Y USAN ANTEOJOS!

La suricata es un pequeño mamífero carnívoro, miembro de la familia de la mangosta, que ni siquiera de adulto llega
a pesar un kilogramo. Como se ve en la fotos, tiene una posición muy característica al pararse erguido sobre sus
patas traseras apoyado en su larga cola. Es de carácter dócil y cariñoso, por lo que puede vivir en cautiverio (en
algunos países se lo tiene de mascota). Tiene un sentido del olfato muy desarrollado gracias a su hocico bastante
puntiagudo, ¡y es muy curioso!

¡Qué chiquitos!
Cuando uno los ve en fotos o en la tele, parecen más grandes, seguramente porque son muy expresivos y además
están siempre con sus hijos que son todavía más pequeños; pero lo cierto es que rara vez sobrepasan los 35 cm.
de alto (sin contar su cola que puede llegar a 25 cm.) y por eso sorprende verlos en vivo. No es necesario para eso
irse hasta el sur de África, donde viven, sino que se los puede ver en Temaikèn (Escobar, Pcia. de Buenos Aires).

Todo queda en familia


Son muy sociales y viven en colonias de entre 20 y 40 individuos, siempre miembros de la misma familia y
generalmente al mando de la hembra mayor del grupo. Según sus reglas, todos deben colaborar en la búsqueda de
alimento y también en el cuidado de las crías. Cuando ocupan un terreno, demarcan claramente sus límites con
sus propios olores (raspando arbustos o rocas con su cuerpo) y los defienden con fiereza de las colonias vecinas.
Son animales excavadores, que viven en largas cuevas subterráneas con múltiples entradas, todas cavadas por
ellos mismos gracias a sus poderosas garras anteriores (manos) provistas de uñas fuertes y curvadas. Cuando los
recursos alimenticios de la zona se agotan, emigran en busca de un nuevo terreno.

Amigos del sol


Les encanta vivir de día, a tal punto que apenas se pone el sol se refugian en sus madrigueras hasta que
amanece. También se quedan allí adentro cuando llueve o, por el contrario, si al mediodía hace demasiado calor. ¡Son
muy haraganes! Es muy común verlos permanecer en grupos tomando sol, y por eso usan anteojos… ¿Cómo?
Claro, en las fotos puede verse que tienen unas manchas negras alrededor de los ojos, y se trata precisamente de
una pigmentación que hace que su exagerada exposición al sol no les dañe la vista. A las suricatas les gusta vivir en
llanuras secas y arenosas, porque así pueden construir con facilidad grandes madrigueras para toda su familia, ¡y
además suele haber siempre mucho sol!

¡Qué rico!
Su comida favorita no son ni las papas fritas ni las hamburguesas, sino sobre todo los insectos (¡el escarabajo les
parece un manjar!), las arañas, los ciempiés y también otros pequeños vertebrados, tales como roedores, reptiles
y aves. También les gusta robar huevos y a veces, cuando la comida escasea, se conforman con algunos vegetales.

¡Peligro a la vista!
Son animalitos tan curiosos que se la pasan parados con la cabeza levantada, para observar todo lo que pasa a su
alrededor. Siempre hay por lo menos un miembro del grupo en esa posición, pues de ese modo quizás encuentre
alguna posible presa, pero sobre todo vigila para evitar que los sorprendan sus depredadores, en especial halcones o
águilas. La suricata tiene variadas maneras de defenderse, en primer lugar el grito de alarma del vigía de turno,
pero también suelen huir a sus madrigueras ante el peligro, cubren a los más jóvenes y saben defenderse en grupo:
se juntan, se irguen y levantan su cola para ocupar más espacio e intimidar a sus rivales, con los dientes y las garras
bien visibles. ¡Mejor que no se enojen!

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