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El cuidado esmerado da buenos resultados

( Juan 15:1-8 ; Lucas 13:6-9 )


Introducción

Es notorio para todo buen cristiano, que en el Señor no hay coincidencias, sino que todo
lo que ocurre a nuestro alrededor tiene un propósito determinado. Estamos en el
Seminario “Cómo está tu viña” y en esta hora vamos a tratar el tema “El cuidado
esmerado da buenos resultados”.

Es importante destacar que el cuidado al que nos referimos es justamente al cuidado de


nuestras viñas, y para ello tenemos que informarnos de lo que ocurre en los viñedos. Es
impresionante notar que el ejemplo que Dios pone en Su Palabra sobre el cuidado de la
viña, es exacto a la vida del Cristiano. Primero porque la viña tiene que ser cuidada todo
el año y cuando viene la vendimia, el terreno cultivado demanda ser limpiado y la tierra
debe ser arada para que reciba aire. Vamos a aprender cómo se cuidan los viñedos y
dejar que el Espíritu Santo nos haga ver la realidad sobre nuestras “viñas”.

Para lograr la recolección de la uva, la vid pasa por una serie de cuidados y en cada uno
de ellos depende de las estaciones climáticas porque en cada una de ellas se hace algo
diferente para lograr una produccion excelente.

1.- Todo aquel que lleva fruto, el Padre lo limpiará (v.1-3).

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no


lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más
fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.” (Juan 15:1-3)

El invierno es la época indicada para la poda. La cepa sólo conserva los sarmientos del
año anterior y no se aprecian ni hojas, ni flores, ni frutos. Es necesario suprimir los
sarmientos del año anterior y sólo se conservan las yemas . De esta época me llama la
atencion varias palabras:

• Podar.- Cortar o quitar las ramas innecesarias de los árboles, vides y otras plantas
para que fructifiquen con más vigor.
• La cepa: Es el tronco de la Vid
• Los sarmientos: Son la rama de la Vid
• Las yemas: Tienen la función de realizar el crecimiento de los tallos. Están
formadas por un cono vegetativo y por una serie de hojitas que lo protegen y que
más tarde darán paso a las auténticas hojas. Las yemas son partes muy delicadas
y sensibles al frio. Por eso en invierno estan protegidas por una cubierta de hojas
endurecidas.

La palabra es perfecta y su aplicación es desafiante. Dice “todo aquel que lleve fruto, lo
limpiará para que lleve más fruto”. En otras palabras, hay una época del “año” (tiempos y
situaciones en tu caminar con Dios) en que el Señor necesita podarte, necesita limpiar tu
vid, pero para un propósito. Pero lo más sorprendente es que muchos quieren llevar
frutos, quieren estar cargados de “uvas dulces y jugosas”, quieren ser admirados como
“viñas fructíferas” pero no todos quieren pagar el precio del proceso, es decir, el trato
necesario de Dios para que nuestras vidas realmente sean “viñas fructíferas”.
Usted quizás diga: “¿Limpiar de qué? De cosas superfluas, que usted no decesita tener,
que están de más en nuestras vidas, que no nos van a permitir crecer.

“pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras
cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.” ( Marcos 4:19 )

Este es el caso del terreno (abrojos y espinos) que no ha sido completamente limpiado de
abrojos, los cuales, levantándose por encima de la simiente buena, la “ahogaron”,
privándola de luz y aire, absorbiendo toda la humedad y fertilidad del suelo, razón por la
cual “se hace infructuosa”. Es indudable que crece, pero su crecimiento es retardado, y
nunca madura. El mal aquí no consiste en un terreno duro ni poco profundo, pues hay
bastante blandura y bastante profundidad, sino la existencia de algo que quita toda la
humedad y fertilidad y así hace morir de inanición a la planta buena. Qué son estos
abrojos y espinas?

• Los cuidados de este siglo: Es decir, la atención ansiosa e inflexible a los


negocios de la vida presente.
• El engaño de las riquezas: Se refiere a aquellas riquezas que son el fruto de los
“cuidados” terrenales.
• Los “pasatiempos” o “anhelos” de esta vida”: Los cuales se podrían hasta
considerar como inocentes, pues la prosperidad terrenal permite que sean
disfrutados, pero éstos “ahogan”, o “estrangulan” la Palabra plantada, atrayendo
tanto la atención de uno, absorbiendo tanto su interés, y consumiendo tanto su
tiempo, que solo las sobras quedan para las cosas espirituales.

2.- Debemos aprender a permanecer en la vid (v.4-7)

No todos los cristianos quieren pagar el proceso y por lo tanto no todos permanecen en la
vid. Muchos se cansan, se dejan llevar por la derrota o la impaciencia, desertan y ya no
están, porque no supieron estar firmes. Vinieron las pruebas, los arrebataron y murieron
porque no alcanzaron a ver que había un propósito glorioso en la situacion que vivieron.
Pero si permanecemos en la vid, estamos permaneciendo en Él.

“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por


sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en
mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no
permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los
echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” (Juan 15:4-7)

En los países que poseen las 4 estaciones, la primavera es la época donde florecen las
flores. Es aquí donde se vuelve a arar y remover la tierra. Es el momento en el que
comienzan a salir nuevos brotes, de los que se eliminarán los que no sirven y los que
salen por debajo del injerto. Durante la primavera, las vides florecen y son polinizadas.
Comienzan entonces a formarse los granos de uva. A finales de la primavera se
vuelve a arar la tierra. Arar: Remover la tierra haciendo en ella surcos con el arado.

Okey, pasaste el primer proceso pero Dios sabe lo que necesitas y justo en esta “época”
de tu vida, necesitas que tus vides florezcan y que sean polinizadas. Necesitas germinar,
crecer, brotar y desarrollar tu semilla. En esta epoca del año los granos de la uva se
forman.
Pero para esto Dios va a sacar las cosas que están profundas en tu vida: tus heridas.
Muchos cristianos en el momento de la cosecha se arruinan .. ¿Por qué?, porque Satanás
no quiere que den fruto. El enemigo quiere decirle a Dios que eres estéril que no sirves, y
Dios, como sabe eso, hace que pasemos por procesos de nuestra vida, y es necesario
limpiar todo dolor de nuestro pasado, que nuestra tierra este limpia, que no permitamos
que Satanás la llene con espinos de falta de perdon, de ira, odio, crítica, murmuración,
resentimiento, etc. Dios necesita sanar tu pasado para que puedas tener un presente.

Es necesario que nosotros, como creyentes nos aferremos a Él no importando lo que


vivamos, debemos permanecer en Él.
“El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los
recogen, y los echan en el fuego, y arden.” (Juan 15:6)

El único uso propio de la vid es el de llevar fruto; fracasando en esto, es bueno para una
cosa más: para leña. (Ezequiel 15:1-5). Cuán terriblemente llamativa es la figura, en este
aspecto de ella (Mateo 15:13)

3.- Es tiempo de dar frutos (v.8)

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis
discípulos.” (Juan 15:8)

Aquí es donde nos damos cuenta de nuestra condicion como discípulos de Cristo. Es
ncesario que como cristianos llevemos frutos, no para nuestra gloria, sino para que sea
Glorificado el Padre. Un cristano sin fruto es un cristiano muerto.

El verano es la época más calurosa del año, es temporada de sequía (osea que la viña
pasa por un tiempo de sequedad). Este tiempo es propicio para arrancar las malas
hierbas y tratar las viñas contra posibles enfermedades.

Una vez más, Su palabra es perfecta. ¿Cuántos hemos pasado por desiertos?, creo que
todos nosotros lo hemos hecho, y quizás estemos atravesando uno en estos momentos.
La buena noticia es que al atravesar el desierto, estamos muy cercanos a conquistar las
promesas del Señor. El ejemplo más claro fue el pueblo de Israel que después del
desierto, conquistó la tierra prometida. Pero la idea de pasar por el desierto no es que te
quedes en él y peor que hagas campamento, el desierto simplemente nos ayuda afianzar
nuestra confianza, amor y fe en Dios. Es aquí donde los granos de uva engordan
paulatinamente, o sea, se empiezan a poner grandes y jugosos. Pero muchos se
acostumbraron y se pudrieron en el desierto porque no supieron arrancar la mala hierba
de la incredulidad, y se empezó a enfermar su planta, y por ende, toda su viña.

Hay una frase popular que dice: “En la puerta del horno se quema el pan”, todos hemos
escuchado esa frase. Como cristianos, debemos tener cuidado de conformarnos, de vivir
en nuestra zona cómoda, porque puede ser que cuando nos demos cuenta, nuestro
viñedo ya esté podrido, o quizás muerto. El cristiano debe de estar atento, y siempre tener
cuidada su viña.

Depues que usted pase el desierto viene el otoño, donde se procede a la vendimia, la
época del año de mayor trabajo. ¿Qué es vendimia?: Es el tiempo de la recolección o
cosecha de las uvas de vino.
4.- Debemos procurar con diligencia que nuestro fruto permanezca (v.16)

“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que
vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre
en mi nombre, él os lo dé.” (Juan 15:16)

“Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que
recibáis galardón completo” (2 Juan 1:8)

“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22)

“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.”
(Marcos 11:24)

“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado
en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” (Juan 14:13-14)

Jesucristo es la Vid, la Vid verdadera. La unión de la naturaleza divina con la humana, la


plenitud del Espíritu. Nosotros somos los pámpanos de esta Vid. La raíz no se ve, así
como nuestra vida está escondida con Cristo; la raíz sustenta al árbol, le difunde la savia,
y en Cristo están todos los sustentos y provisiones para nosotros.

Los pámpanos de la vid son muchos, pero al unificarse en la raíz no son sino una sola vid;
de este modo, todos los cristianos verdaderos, aunque disten entre sí, se unen en Cristo.
Separados, somos débiles, unidos a Él somos más que vencedores.

El Padre es el Dueño de la vid. Nunca hubo un dueño tan sabio, tan cuidadoso con su
viña como Dios por su Iglesia, que por eso, debe prosperar. Debemos ser fructíferos.
Esperamos uvas grandes y jugosas de una vid. De igual manera, de nosotros se espera
un temperamento, una disposición y una vida ejemplar y de testimonio.

Debemos honrar a Dios y hacer el bien, esto es, llevar fruto. Los estériles son cortados.
Hasta las ramas fructíferas necesitan podarse, porque en el mejor de los casos, tenemos
ideas, pasiones y actitudes que requieren ser quitados, cosa que Cristo ha prometido
hacer por Su palabra, Espíritu y voluntad. A veces Dios usa medios medios drásticos para
avanzar nuestro proceso de santificación, pero debemos estar agradecidos por ello.
Mientras más fruto demos, más abundaremos en lo que es bueno, y más glorificado será
nuestro Señor.

Para fructificar debemos permanecer en Cristo, debemos estar unidos a Él por la fe. El
gran interés de todos los discípulos de Cristo es mantener constante la dependencia de
Cristo y la comunión con Él. Los que no permanecen en Cristo, aunque “florezcan”
externamente, al final no llegan a nada. El fuego es el lugar más adecuado para las ramas
marchitas; no son buenas para otra cosa.

Conclusión

¿Hemos sido responsables en cuidar nuestras viñas? ¿Hemos mostrado esmero en


cuidar lo que nos ha sido entregado? ¿Cómo está tu viña? ¿Ha dado buenos resultados,
o sigues dando vueltas en el desierto? ¿Cómo son tus uvas, jugosas y dulces o secas y
amargas? Revisemos nuestra vida, y pongámonos a cuentas con el Señor. Tomemos el
desafío de vivir más unidos a Cristo, más dependientes de Él, para así dar mejores y más
excelentes frutos cada día, para la gloria de Su Santo y Poderoso nombre … amén.

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