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La Docencia Desde Una Mirada Particular
La Docencia Desde Una Mirada Particular
Poder establecer una mirada objetiva y realista de la situación que vive el docente,
eludiendo una postura idealista, sino teniendo en cuenta la función del docente
apremiado por un entorno conflictivo y complejo, por la cual debe responder a una
institución educativa, organizada para un fin determinado y con una normativa
establecida, implicando variables que intervienen en la función, de las diferentes
personas que la integran y la requieren, en una REALIDAD determinada.
El rol docente, esta obligado a tomar decisiones y resolver problemas frente a grupos de
alumnos con características particulares en la búsqueda de la concreción de educación,
para reconocer los logros, promover la motivación, la interacción, el trabajo en equipo,
desarrollar un control de los resultados, a través de la observación, medicación y
negociación.
La clave de poder concretar la educación, partirá desde establecer que a los alumnos a
quienes nos enfrentamos, deben recibir una formación integral, respondiendo a sus
posibilidades y limitaciones, desde aprendizajes significativos que tendrán en cuenta sus
experiencias y estímulos, y no como meros receptores cognitivos.
El docente para desarrollar su tarea es importante que ejerza varias acciones como:
Definición
Evaluar, se define como el proceso de recoger una serie de datos en torno de una
persona, hechos, situación o fenómeno, con el fin de emitir un juicio valorativo.
Estos juicios valorativos, deben tener fuerza interpretativa y explicativa, a diferencia de
los del sentido común, se deben mejorar estos criterios y reconocerlos para que las
valoraciones emitidas mejoren el hecho o las propuestas (Litwin)
Características de la evaluación
* Flexible: ha de considerar los procesos y resultados previstos en los objetivos y
contenidos del aprendizaje, como también los otros procesos y resultados emergentes
que no fueron anticipados en la programación didáctica.
*Integral: considera los procesos, funciones, nociones, conocimientos, habilidades
destrezas, actitudes, vínculos, intereses, comprometidos en el hacer y sentir del
sujeto del aprendizaje considerado como una totalidad.
*Continua: ha de acompañar todas las instancias del proceso de enseñanza-aprendizaje.
*Cooperativa: han de participar las personas que integran el equipo docente (maestro de
sala, auxiliar, profesores especiales, personal directivo) y los padres, tenderá también
hacia la participación progresiva del niño, iniciando el proceso de la autoevaluación.
Los aportes que realiza cada uno, ampliaran y enriquecerán el proceso evaluativo.
*Individualizada: la evaluación del alumno ha de realizarse, en primer lugar, sobre la
base de estándares individuales, es decir, en función de los aprendizajes que va
desarrollando cada niño de acuerdo con su propio ritmo y posibilidades, en segundo
lugar, en relación con el grupo.
*Espontánea: ha de llevarse a cabo en situaciones que tengan, desde la perspectiva del
niño, un carácter espontáneo. Aunque se trate de situaciones creadas a tal fin por el
docente, deben asumir la modalidad de las actividades que usualmente desarrolla el
alumno en el ámbito cotidiano de la vida del jardín.
Criterios de evaluación
Son recursos muy potentes para evaluar las producciones de los estudiantes, elaborados
a partir de las experiencias y por lo tanto no son infalibles, ni debieran cristalizarse.
Son instrumentos que nos ayudan a reconocer el valor de las actividades, permitiendo
construir juicios de valor acerca de lo que la información recogida significa en términos
de aprendizajes.
Validez manifiesta en los instrumentos que son capaces de dar cuenta de los
aprendizajes necesarios que deben lograr los alumnos.
Edith Litwin dice que "...carece de sentido la adquisición de una actitud evaluativa
constante porque no permitiría desarrollar situaciones naturales de conocimiento o
intereses en una temática..."
Se desvirtuaría el sentido del conocimiento si las prácticas se transformaran en una
constante evaluación. Una opción valida es la de evaluar la producción, pero no como
etapa final, sino a lo largo de los diferentes momentos del proceso educativo. Estos
momentos irán marcando los tiempos propicios para que el alumno no sea un mero
reproductor del conocimiento sino un protagonista en la resolución de situaciones
desafiantes.
Tipos de evaluación
Evaluación diagnóstica:
En el inicio, permitirá conocer el punto de partida en el que se encuentra el alumno, el
grupo, el contexto escolar, orientando las primeras intervenciones didácticas.
Evaluación formativa:
Durante el desarrollo del proceso se irá aportando información acerca de la marcha de la
enseñanza y el aprendizaje a fin de realizar los ajustes y/o modificaciones necesarias en
la programación e implementación didáctica.
Evaluación sumativa:
Esta evaluación final integra a todas las fases de la enseñanza y todos los procesos y
resultados del aprendizaje en relación con la totalidad de las áreas educativas.
Pero, muchas veces se ve una triste “parodia” del mismo ya que estos espacios de
“diálogo” sólo son utilizados como un escenario público donde demostrar “nuestras
buenas intenciones” y la “mala intención de los otros”.
Con gran preocupación un alumno de 16 años me planteaba “¿Para qué sirve hablar?...
Hablar no sirve para nada... Si hoy para que te escuchen parece que hay que ir a cortar
una ruta o ejercer la violencia"
Esto debe llevarnos a reflexionar sobre la pérdida del valor de la palabra y el ejemplo
que como adultos estamos dando..
La palabra como forma de relación con el otro, de reclamar y de buscar soluciones hoy
está devaluada. Pareciera que un acto violento puede más que mil palabras.
Existen estudios serios acerca de las condiciones que deben darse para favorecer el
diálogo, debiendo comenzar por la aceptación y abordaje temprano del conflicto, la
consideración del otro, la escucha, el espacio físico, la efectiva participación en la
construcción de las soluciones.
Muchas veces se piensa que dialogar es “perder el tiempo”, que “no tengo nada que
negociar porque yo tengo el poder”. Aún las mejores soluciones cuando no tienen la
participación real del otro, tienen algo grado de posibilidad de ser boicoteadas y muchas
veces “negociando” (abriendo el diálogo) podemos obtener mejores soluciones que
“imponiendo”, aún cuando tenga el “poder” para hacerlo. “Negociando” no se pierde el
poder sino que éste se fortalece al mediano plazo.
Queda establecer los mecanismos y las políticas para que no se piense en la negociación
y la mediación como “última instancia” a las que acudimos cuando ya no sabemos qué
hacer con los conflictos sino como parte de los procesos normales de su gestión para el
abordaje temprano de los mismos.
Para ello será necesario que desde los diferentes ámbitos pensemos nuestra
responsabilidad y comencemos a dar ejemplos de revalorizar la palabra y quizá así
iniciar un camino encauzar los conflictos que hoy nos preocupan como sociedad que
nos encaminan a peligrosas divisiones sin retorno.
El manejo que vemos a diario de conflictos internacionales, nacionales o locales con sus
consecuencias negativas y las posibilidades que podrían abrirse de aplicarse estrategias
que faciliten realmente el diálogo y el consenso nos llevan a preguntamos: Diálogo y
consenso…. ¿dónde están?.
LA MEDIATIZACIÓN EN LA EDUCACIÓN