-No insistas por favor. Vete y déjame sola. -No Lydia. No lo voy a hacer. -¡Ahh! ¿Por qué Lucas? ¿Por qué sigues queriendo hacerme daño? ¿No has tenido bastante ya? El chico cogió la mano de ella alzada y la rodeó con su mano apretándola con fuerza para que no se pudiera escapar. -Lydia escúchame; vengo a hablarte de eso mismo. No sé qué tonterías te habrá contado Nicole pero sabes perfectamente que no debes de creerla. Todo lo que ella dice es mentira y tú lo sabes muy bien. Siempre ha sido así y siempre lo será. Ella solo quiere hacernos daño. Ella dudó unos instantes mientras sentía la mano de él acariciando la suya. -Lydia- el chico se acercó a ella- por favor créeme. -¿Cómo voy a hacerlo Lucas?- preguntó ella mirándolo a los ojos- No es la primera vez que sucede esto, además no me tienes que dar explicaciones, ya no estamos juntos- repuso ella volteando la mirada para no verlo- así que vete o déjame marchar sola. -Pero yo te quiero, yo quiero estar contigo, que estemos juntos, que me dejes abrazarte cuando algo te preocupe, poder ver tu sonrisa tímida cuando te digo algo que te hace enrojecer, tu cara sonriente cada vez que algo te hace feliz, el roce de tus labios con los míos cuando nos besamos y perdemos el tiempo en ello; cuando estamos juntos y te tengo entre mis brazos meciéndote. Soy capaz de hacer cualquier cosa por ti Lydia; por favor. Déjame demostrarte que todo es una falsa y que lo que yo siento por ti jamás será desecho por alguien como Nicole.- suplicó el muchacho una vez más acariciando el rostro de la joven y haciendo que lo mirase a los ojos. La chica se mordió el labio inferior antes de hablar. Aquella decisión la había tomado en el momento en que se había enterado de la infidelidad cometida por quien pensaba que nunca le haría algo así -Ojala pudiera creerte. De verdad que me encantaría creerte pero ya no puedo aguantarlo. Aunque yo también te quiera no puedo consentir que sigas jugando conmigo y con mis sentimientos; haciéndome daño siempre. Por favor; olvídame de una vez al igual que yo lo haré- ella se alejó apartando la mano del muchacho posada en su rostro y miró por última vez a los ojos a aquel que había su primer amor, aquel a quien había amado y entregado todo cuanto tenía y con el que siempre pensó que estaría. Con lágrimas derramándose por sus ojos se marchó para no verlo más, aunque su corazón no fuera a latir de nuevo nunca más.