Está en la página 1de 1

Guerrilla

Cultural
   
París, marzo 1968. LE PARC (del "Groupe de Recherche d'Art
Visuel").

Después de una residencia de cuatro meses en algunas ciudades de


América del Sur (Buenos Aires, Mendoza, Montevideo, San Pablo,
Valencia, Caracas), y habiendo asistido al "Simposium de
Intelectuales y Artistas de América", que se realizó en noviembre de
1967 en Puerto Azul (Venezuela); habiendo tenido, por otra parte, en
innumerables ocasiones la posibilidad de dialogar con gente muy
diversa, sentí, en cuanto retorné a París, la necesidad de aclarar y
reafirmar ciertos aspectos de mi posición.

En París, he hecho partícipes de mis inquietudes a varias personas,


entre ellas a mis amigos de Robho, que me han pedido un editorial
para su próximo número. Tales son, pues, las circunstancias de esta
redacción, que he desarrollado bien o mal, desde noviembre (cuatro
meses). Digo eso a título de crítica y autocrítica. Pues pienso que es
necesario actuar. Actuar en cada ocasión. Actuar para crear otras
situaciones donde se pueda desenvolver una acción más
concertada, más orquestada. Actuar incluso a riesgo de
equivocarse.

Durante mi viaje he realizado cuatro exposiciones representativas de


mi búsqueda con una gran participación del público (Buenos Aires:
180.000 visitantes en 16 días). Yo no quería que el clima de feria, de
diversión, de espontaneidad que podía notarse entre los visitantes
(la mayor parte no especializados) de mis exposiciones, fuera
asimilado a la actitud del visitante habitual de museos y de
exposiciones. No quería tampoco ver desarrollarse un mito
alrededor de mi trabajo y de mí mismo. En cada ocasión puse en
evidencia una intención de cambio en la cual esas búsquedas eran
el soporte ocasional.

El Rol Del Intelectual y Del Artista en la Sociedad

Poner en evidencia en el interior de cada medio las contradicciones


existentes.
Desarrollar una acción a fin de que sea la misma gente quien
produzca los cambios.

La casi totalidad de lo que se conoce como "cultura" contribuye a la


prolongación de un sistema fundado sobre relaciones de
dominantes a dominados.

La persistencia de esas relaciones es garantía para el mantenimiento


de la dependencia y de la pasividad en la gente.

La sociedad, asimilando las nuevas actitudes, lima todas las aristas


y cambia en hábitos o en modas todo lo que habría podido tener un
comienzo de agresividad, con relación a las estructuras existentes.
Hoy, se hace mucho más evidente la necesidad de replantear el
papel del artista en la sociedad. Es necesario adquirir una lucidez
más grande y multiplicar las iniciativas en la difícil posición del que,
empapado en una realidad social dada, y comprendiendo su
situación comprometida, intenta sacar partido de las posibilidades
que se le ofrecen para, con ellas, producir cambios.

Cuando la gente comience a mirar por sus propios ojos, cuando


constate que los esquemas mentales que la aprisionan están muy
lejos de su realidad cotidiana, las condiciones estarán maduras para
una acción de destrucción de esos esquemas.

Ciertamente el peso enorme de la tradición artística y de los


condicionamientos que ella ejerce, nos hace dudar. Y muchas veces
volvemos la mirada hacia el pasado, donde se encuentran los
estereotipos históricos y los valores establecidos que intentan
prolongarse.

Puede verse fácilmente en la sociedad dos grupos bien

También podría gustarte