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Goth
Era del tamaño de una mano; la cubierta era de piel marrón sintética. Era un
objeto ordinario que te podrías encontrar en cualquier papelería.
“Bueno, no es mía.”
“Bueno, ya lo sé.”
10 de Mayo
Delante de la estación me he encontrado con una chica llamada Kusuda
Mitsue.
Edad: 16.
Empecé a hablar con ella. Poco rato después subimos a mi coche.
Luego la llevé a la montaña T.
Ella no dejaba de mirar por fuera la ventanilla, hablándome todo el rato
sobre una columna del periódico en que está interesada su madre.
Detuve el coche cerca de la cima de la montaña T.
Cuando saqué la bolsa que contenía el cuchillo, los clavos y otras
herramientas del maletero, ella me preguntó riendo para qué era eso.
............
…Hace tres meses, una familia fue de excursión a la montaña T. Era una
familia formada por un niño y los dos padres. Como eran unas vacaciones muy
esperadas por el padre, él se puso a dormir nada más llegaron a la montaña. El
niño intentó despertar al padre para ir a jugar, pero fue inútil.
Esas “cosas” eran Kusuda Mitsue. Alguien había practicado una disección con
ella en las profundidades del bosque. Ojos, lengua, orejas, pulgares, el
hígado… Estaban todos clavados en los troncos de los arboles con clavos.
En un árbol, de arriba a bajo, estaban clavados los dedos del pie izquierdo, el
labio superior, la nariz y el estomago; los otros arboles tenían el resto de sus
restos colocados como adornos navideños.
Dentro de la libreta que había traído Morino: Cómo fue asesinada Kusuda
Mitsue, qué partes fueron colgadas en los arboles, qué clase de clavos se
utilizaron; página tras página de crudas y detalladas notas.
Kusuda Mitsue fue una estudiante de instituto de una prefectura vecina. Fue
vista por última por unos amigos que salieron con ella del edifico de enfrente de
la estación. Y entonces Kusuda Mitsue se convirtió en la primera víctima de
estos escabrosos asesinatos que incluso ahora siguen provocando un gran
revuelo por todo Japón.
Ha habido otro incidente más con el mismo modus operandi; se cree que se
trata de asesinatos en serie.
21 de Junio
Hablé con una chica que sujetaba una bolsa de la compra esperando el
autobús.
Se llamaba Nakanishi Kasumi.
Me ofrecí para llevarla a casa en mi coche.
Tras darse cuenta de que me dirigía a la montaña H y no a su casa, la
chica empezó a alborotar desde el asiento del pasajero.
Paré el coche un momento y la golpeé con un martillo. Entonces se
calmó.
Me la llevé a una cabaña en la montaña H.
............
Nakanishi Kasumi había sido distribuida por el suelo del cobertizo. Al igual que
la primera victima, cada parte había sido separada. Había sido distribuida
metódicamente a intervalos de 10 centímetros sobre el suelo, en una
cuadricula de 10 x 10. Es decir, su cuerpo se había convertido en un centenar
de pequeños pedazos.
Los medios de comunicación aún siguen montando un gran revuelo con estos
dos casos, como un bizarro caso de asesinatos en serie.
“¿Por qué?”
Yo también veía constantemente las noticias por el mismo motivo. Así que
entendía muy bien lo que trataba de decir.
Tal vez gente normal pondría una mueca ante esto. Nuestra sensibilidad
emocional estaba fuera de sincronía. Es por eso que cuando hablamos, por
ejemplo, de los diferentes instrumentos de tortura de todo el mundo, y de los
diferentes métodos de ejecución, lo hacemos siempre en voz muy baja.
De pronto escuchó el sonido de la lluvia. Miró por fuera de la ventana para ver
caer un furioso diluvio estival.
Morino vio a los clientes que se habían levantado para marcharse sentarse de
nuevo. Sin duda pensaron en esperar un poco a que parara la lluvia.
Morino abandonó su asiento para ir al cuarto de baño. Por el camino notó algo
extraño bajo sus pies. En el suelo de madera oscura alguien había dejado caer
una libreta, la cual ella había pisado sin querer. Ella cogió la libreta y se la
guardó en el bolsillo. Al parecer no estaba pensando en devolvérsela a su
propietario.
Tras salir del baño, los clientes aún seguían contemplando la lluviosa escena a
través de las ventanas; su número no había cambiado.
Pudo hacerse una idea de la furia de la lluvia viendo la ropa del propietario del
local, quien había salido un momento a hacer un encargo. Estaba
completamente empapado.
Parece ser que fue sólo cuando llegó a casa que se acordó de la libreta y leyó
su contenido.
“Fui al lavabo dos veces. La primera vez no estaba la libreta. Empezó a llover
inmediatamente después de eso, lo que significa que el número de clientes
permaneció fijo. Cuando fui la segunda vez, la libreta había aparecido allí. El
asesino estaba en ese local. El asesino vive en este vecindario.”
Este incidente sin duda ha sido comentado por todo lo largo y ancho del país.
Aún quedaba mucho sin resolver, y había buscadores de lo escabroso todavía
interesados en el tema. Ha sido tema de conversación por todo el país, incluso
en escuelas de primaria.
5 de Agosto
Llevé a dar una vuelta con mi coche a una chica llamada Miguchi
Nanami.
Me la encontré en un restaurante de soba cerca de la montaña S.
Cuando fuimos al bosque en la ladera sud de la montaña, encontramos
un templo shinto.
Me la llevé al interior del bosque.
............
Mi primer contacto con Morino fue cuando coincidimos los dos en la misma
clase tras pasar a segundo año. Tuve el presentimiento desde el principio de
que había alguien más que se parecía a mí, viviendo la vida despreocupándose
de los demás. Incluso durante el descanso para comer, incluso cuando va
andando por los pasillos, ella siempre elude a los demás. En resumen, a ella no
parecía gustarle las multitudes.
En nuestra clase únicamente descubrí este rasgo particular en Morino y en mí.
Aún así, yo no me relacionaba fríamente con nuestros animados compañeros
de clase como hacía Morino. En mi caso, si alguien me sale con alguna
conversación, yo le contesto, y para suavizar el mecanismo de las relaciones
humanas, hasta hago alguna broma. Hacía lo mínimo requerido para tener una
vida normal.
Sin embargo, el socializar superficialmente y las sonrisas que les muestro a mis
compañeros de clase son esencialmente mentiras.
Morino sólo iba de negro. Todo, desde su largo pelo liso hasta la punta de sus
pies, estaba envuelto en negro. En un marcado contraste, su piel es más
blanca que la de nadie que haya visto: sus manos son como si estuvieran
hechas de porcelana. Había un pequeño lunar bajo su ojo izquierdo, en un
diseño similar al de un Pierrot*, dándole el aire de ser una hechicera oscura.
[*NdT: Pierrot: payaso francés que tiene pintada la cara de blanco y una lagrima negra debajo
de un ojo.]
Tal vez ella tenga razones similares, porque durante los ratos de descanso, ella
elige hablar conmigo.
El interior del vagón estaba tranquilo, no estaba abarrotado. Sin hablar, los dos
empezamos a leer. Ella leía un libro sobre abuso infantil, yo leí un libro escrito
por los miembros de una familia de un famoso delincuente juvenil.
“El tabaco mata a mucha gente, pero las máquinas de tabaco arrebataron y
mataron el medio de vida de esta anciana.”
Morino miró por todo el restaurante como si estuviera visitando algún lugar
famoso.
Dentro de la libreta había algo más que las notas de los asesinatos de las tres
chicas. A demás de eso, estaban escritos los nombres de algunas montañas.
Estaban en la primera página, así que parecía haber sido escrito antes de
cualquiera de las notas de asesinato.
“Si hay una cuarta víctima, sin duda será culpa nuestra.”
“Eso es terrible.”
Mientras andábamos Morino miraba la libreta. Pasó las puntas de sus dedos
sobre la cubierta varias veces, tal vez tocando lo mismo que ese asesino de
sangre fría había tocado. De estas acciones, podría decir que ella sentía una
especia de temor reverencial hacia el asesino.
Al mismo tiempo, sé que algunos asesinos famosos son adorados por alguna
gente anormal. Sé que está mal convertirse en alguien así.
Sin embargo, somos esclavos del horror de los actos del propietario de la
libreta. Este criminal ha, en algún momento de la rutina diaria, cruzado una
línea: destrozando la dignidad y la individualidad de la gente, y destrozando
completamente sus cuerpos.
Para los dos, la idea de mover nuestros cuerpos despertaba casi un odio
irracional.
Así que no teníamos ningún gusto por las pendientes de las montañas ni los
escalones.
Nos sentamos uno al lado del otro, indiferentes de las voces de las cigarras
que caían de arriba. Gotas de sudor empezaron a formarse poco a poco en la
frente de Morino.
¿En qué dirección y cuanta distancia caminó el asesino? No lo sé. Por ese
motivo, la búsqueda era a tientas e incierta.
Dijo Morino antes de irse. No mucho después, desde la lejanía, ella gritó mi
nombre.
Ambos ojos habían sido arrancados y colocados cada uno en las manos
izquierda y derecha.
En su lugar, en las cuencas oculares que eran ahora unos simples agujeros,
habían sido rellenadas de
barro. Incluso había metidas
hojas mohosas en el interior
de su boca.
Simplemente contemplando
en silencio el cuerpo.
“Devuélveme la libreta.”
Sus mensajes de texto siempre eran cortos y concisos. Nunca añadía nada
innecesario. Igualmente, sabía que ella tenía una especia de aversión por
collares y adornos ruidosos y molestos.
Dentro del bolso de Miguchi Nanami había cosas como maquillaje, una cartera,
y un pañuelo. Lo estuve mirando en el tren de camino a casa.
Se lo pregunté.
“Me pregunto qué estará haciendo la familia de Miguchi Nanami. ¿Tendrá algún
novio? Me pregunto qué tal eran sus notas.”
Miguchi Nanami y yo nunca nos habíamos visto. Aún así, viendo a Morino, me
pregunto si Miguchi Nanami hubiera creado el mismo ambiente.
Morino puso sus codos sobre la mesa mientras actuaba alegremente. A su lado
tenia lo que una vez fue el bolso de Miguchi Nanami. Atado a la cremallera
había un llavero de un muñequito-mascota.
Esta fue la actuación de imitación de Morino. Pero era más bien como una
manera normal de sonreír, y mirándose a un espejo, revisaba sus pestañas en
una imitación de una estudiante normal de instituto. Era más bien como si
Miguchi Nanami hubiera usurpado la naturaleza básica de Morino.
Estaba casi convencido de que estaba siendo abrazado por la fallecida Miguchi
Nanami.
Las dos víctimas, tal como aparecían en las fotos, con su pelo y su ropa,
ambas se parecían a Miguchi Nanami.
Así que en resumen, podrías decir que hoy Morino era el mismo tipo de chica
tras las cuales va este asesino de sangre fría.
Era de Morino.
“Ayuda.”
“¿Qué ha pasado?”
Su madre contestó al teléfono. Tenía una voz aguda y hablaba muy rápido.
Dije que era un compañero de clase, y que había un mensaje del profesor y
que por eso quería hablar con ella para decírselo.
Aún no había vuelto.
Como lo que había escrito en la libreta era verdad, también podría ser cierto
que el asesino hubiera estado en la misma cafetería tal como ella dijo. La
probabilidad de que el criminal inesperadamente haya visto de casualidad a
Morino con su apariencia actual por algún lugar no era cero. Para el criminal,
ver a Morino con su apariencia actual, un chica vistiendo exactamente de la
misma manera que Miguchi Nanami, a quien había matado unos días antes,
tiene que haberle parecido milagroso. Y eso debe de haberlo conmocionado
por dentro, creo yo.
Hay una pequeña posibilidad al menos de que eso provocara que el criminal
decidiera ir a por Morino. Seguramente tenga predilección por chicas vestidas
de esta manera, así que no te sorprendería ver de este tipo paseando por el
pueblo.
Probablemente, justo en estos momentos, Morino sin duda debe de haber sido
asesinada. Supongo que su cuerpo habrá sido esparcido en alguna montaña.
Como esperaba, aún no había vuelto. Por lo que dijo su madre, esta era la
primera vez que pasaba la noche fuera sin llamar. Su madre estaba
preocupada.
“Venga, venga, ¡no tienes porqué negarlo así! Puedo verlo a la perfección.”
“Hay una libreta como esa en el escritorio, pero no estoy segura de si es la que
buscas.”
Parece ser que Morino no se ha llevado la libreta. De no haber sido así, podría
haber considerado la posibilidad de que Morino hubiera abierto la libreta en
algún sitio y que de casualidad el criminal la hubiera visto, con lo cual la habría
atacado para mantenerla en silencio.
Tras colgar el teléfono, me dirigí a casa de Morino. Ya sabía que vivía cerca de
la estación, pero esta es la primera vez que visito su casa.
Cuando llamé al timbre, la mujer con la voz que había oído por el teléfono
contestó mientras abría la puerta. Sin duda es la madre de Morino.
La madre de Morino llevaba puesto un delantal; una normal ama de casa. Esto
era bastante diferente del ambiente de Morino al que estaba acostumbrado a
ver, así que empecé a preguntarme cómo teniendo una madre así, Morino se
había vuelto de esta manera.
Me invitó a entrar pero decliné. Tengo intención de acabar con este asunto
desde la entrada.
Cuando Morino iba a primero, dijo que la escuela era aburrida. Y al parecer
tampoco asistía muy a menudo a clase. Esta es la primera vez que me entero
de esto. Sus gustos son un poco únicos, y por encima de todo, no se le da
bien mezclarse con la gente que le rodea. Así que pasara lo que pasara,
seguramente se habría vuelto así
“Ayer, en algún momento pasado mediodía tal vez. ¡Yo también la vi salir!”
Aunque es posible que no esté viva, añadí. Su madre pensó que era una
broma y sonrió.
El criminal ha hecho una lista de las montañas donde piensa dejar los cuerpos.
Las que tienen una marca ◎ eran sin duda montañas que había juzgado como
especialmente convenientes para deshacerse de los cuerpos. Como había
cuatro montañas marcadas con ◎, y en tres ya se había depositado algún
cadáver, significa que por ahora las montañas en donde se han encontrado
cuerpos han sido escogidas exclusivamente de aquí.
Entonces pues, de las cuatro montañas marcadas con ◎, tres ya han sido
utilizadas para esconder un cuerpo. Lo que te lleva a pensar en si Morino no
habrá sido llevada a la última montaña que queda.
Los únicos que íbamos en el autobús éramos el conductor y yo. Miré al mapa
de la ruta pegado en el interior del bus y hablé con el conductor. Decidí probar
en un lugar donde creo que el criminal debió parar.
Sea donde sea que haya llevado el criminal a Morino a la montaña N, sin duda
tiene que haber cogido la carretera de prefectura. Según lo que me ha dicho el
conductor, la carretera por donde va ahora mismo el autobús es la carretera de
prefectura.
Bajé del bus en la parada. Si yo hubiera ido en coche hasta las profundidades
de la montaña N, había una carretera amplia que te llevaba cerca de la cima.
La parada del autobús estaba muy cerca de esta carretera.
Caminé por la carretera hasta la cima. Estaba asfaltada, pero aún así un coche
casi no podría llegar hasta aquí.
Fue una lucha llegar hasta cerca de la cima. Había un pequeño aparcamiento y
una construcción que parecía ser una plataforma de observación. Un coche no
podría ir más allá de este punto. Como no había pasado demasiado tiempo
desde que empecé a andar, no estaba cansado.
Bajé por un camino que se metía entre los árboles, entrando en una carretera
secundaria que había visto.
¿En qué clase de situación estaba Morino ayer cuando envió ese mensaje?
O tal vez, ¿que el criminal la haya cogido no será una exageración mía?
Una gota de sudor cayó sobre la libreta y la tinta se corrió; parte de la frase se
volvió ilegible. Al parecer, el criminal no ha utilizado tinta indeleble para escribir
sus descripciones.
Como el autobús llegó me levanté. Miré a mi reloj: han pasado tres horas
desde mediodía.
En el interior del local había un indicador que mostraba donde estaban los
servicios. Examiné el suelo por las proximidades. Morino me había dicho que
fue aquí donde encontró la libreta.
Había otro cliente en el local a parte de mí. Una chica joven que llevaba un
vestido. Estaba sentada al lado de la ventana bebiendo un café mientras leía
una revista.
Como el propietario del local venia hacia aquí, llevando el pedido, intenté
preguntándole.
“Olvídalo. No quería decir nada con eso. De todos modos, ¿querrías darme un
apretón de manos?”
“Soy amigo de una chica llamada Morino. Creo que la conoces, ¿puede ser?”
Había sentido esto antes, más que el potencial de cualquier de los clientes de
esta cafetería durante la tarde de lluvia, el potencial de que esta persona sea el
criminal es el mayor de todos. Supe que había acertado.
“Así que sabías claramente que yo era el propietario de esta libreta, ya veo.”
¿Por qué motivo escribía en esta libreta? ¿Para tal de conmemóralo? ¿Para tal
de no olvidarlo? Sin duda él debía haberlo leído repetidamente, muchas veces,
así que lo debía tener metido en la cabeza.
Por tanto, era poco posible que el criminal no se hubiera dado cuenta de que
había perdido la libreta.
En primer lugar, ¿Dónde podría llevar la liberta? Normalmente sería en un
bolsillo, o dentro de una mochila. Para que se le hubiera caído tenía que ser
seguramente un bolsillo. Mientras se lavaba las manos en el lavabo, o
sacándose un pañuelo del bolsillo, la libreta debió caérsele.
Y entonces--- esta es una deducción arbitraria, pero sentí que el criminal debía
haber perdido la libreta en algún lugar cerrado. Era así porque quería poder ver
la libreta a menudo. Cada vez que los pensamientos oscuros en su cabeza
empezaban a revolverse, leería la libreta y se calmaría. Con eso, al sujetar
frecuentemente la libreta entre sus manos, confirmando su presencia, el
periodo de tiempo y el área en donde la libreta podría habérsele perdido
quedaban ambos restringidos en un margen muy escaso.
Bajo ningún concepto podía dejar que nadie leyera el contenido de esa libreta.
Tal vez la policía investigará la tercera víctima y encontrase el cuerpo. Si eso
hubiera sido así, él no estaría particularmente preocupado. El problema estaba
en la posibilidad de que encontraran huellas dactilares en la libreta. Y también
había la posibilidad de que analizaran la escritura.
Después de todo, es posible que la policía estuviera investigando por esta área.
Porque había perdido la libreta dentro del área de sus movimientos cotidianos
habituales, así que la policía podría considerar que el criminal estaba por algún
lugar de esta zona.
Poniéndome yo mismo en la piel del criminal, ¿en qué situación habría matado
a una cuarta persona?
Recibí la libreta de nuevo de sus manos, y pase las paginas hasta una en
concreto. Una palabra había sido borrada por el sudor y ahora era ilegible.
“La tinta se disuelve en el agua, así que las palabras se borran si se mojan –
Tú lo sabías. El criminal, al ver que la libreta no estaba dentro del local, ¿no
habría pensado que la había perdido fuera? – Esto es lo que supuse.” Morino
me había explicado que se puso a llover en esa tarde durante el momento en
que la libreta se perdió.
Seguro que el criminal también debió considerar que perdió la libreta durante el
momento que calló la lluvia.
“Y entonces, ese día, ¿no podría ser que el criminal concluyera que había
perdido la libreta en la lluvia? Esto es lo que he supuesto. Y si hubiera sido así,
la libreta se habría mojado por la fuerte lluvia, y el contenido se habría vuelto
ilegible.”
Ese día, la única persona que salió fuera durante el tiempo que estuvo
lloviendo fue el propietario de la cafetería: Así me lo había hecho saber la
historia de Morino.
El cielo que antes había estado tan nublado apareció despejado ahora. El
mundo exterior iluminado por los veraniegos rayos de sol apareció blanco para
los ojos acostumbrados a la tenue iluminación del local. Salió de la cafetería y
caminó hacia la calle, desapareciendo dentro de la luz.
La otra clienta que había, quien había sido identificada como una clienta
habitual, se levantó de la mesa y se quedó frente a la caja registrador para tal
de pagar. Tras mirar alrededor del interior del local, me preguntó, “¿Dónde está
el encargado?”, pero yo únicamente meneé la cabeza.
Las escaleras estaban fuera del edificio: para tal de subir al piso de arriba, hay
que salir del local.
Morino estaba atada en el tercer piso. Su ropa era igual que la de Miguchi
Nanami, sus manos y pies estaban atados con cuerdas, y estaba tumbada
sobre el tatami.
Al ver mi cara, entrecerró los ojos gentilmente. Esa era su sonrisa. Ya que tenía
una toalla enrollada en la boca, por lo que no podía hablar.
“El encargado del local simuló tener una pierna rota y me pidió que le ayudara
a cargar una cosa. ¡Antes de que me diera cuenta… pasó esto!”
La cuerda atada en sus manos y pies parecía difícil de desatar. La dejé en ese
estado y fui a visitar el interior de la estancia. Por el estado del interior de la
vivienda, parece que el propietario de la cafetería vivía solo.
En un estante había un set de cuchillos guardados. Era fácil adivinar que estos
fueron los utilizados para matar. En las descripciones de la libreta, la palabra
“cuchillo” aparecía a menudo.
Cogí un cuchillo conveniente del set de chuchillo y lo utilicé para cortar las
cuerdas.
Tal vez la razón por la que se fue tan rápido del local es porque intuitivamente
él sabía que yo no se lo contaría a nadie.
Parece ser que ató a Morino y la dejó aquí todo el día. Caminando
inestablemente se dirigió hacia las escaleras.
Tras llegar al primer piso, miramos dentro del local. Dentro de la inhabitada
tienda sonaba una música tranquila. Cogí el letrero que colgaba de la puerta y
lo giré de “Abierto” a “Cerrado”. Morino se quedó a mi lado frotándose las
muñecas mientras observa su estado. Aún le quedaban marcas de las cuerdas
en ellas.
Murmuró ella.
Dejé caer mis ojos sobre el papel de mi mano, y observé las incontables
pequeñas cruces.
FIN
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