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EL ABANDONO DE PERSONAS, DE LA FAMILIA AL ESTADO

El problema del abandono de personas, es un problema social que se presenta en toda


sociedad humana, hoy en día la crisis económica acentuada aun más por la crisis de valores
que viven las personas, confluyen en un maltrato sicológico en los pilares más débiles de
una familia, estos son los niños y niñas y las personas de la tercera edad.

En una sociedad en la cual las personas son valoradas y apreciadas por su capacidad de
producir, el principal objetivo es “desechar” a las personas que no son útiles, es por ello que
una de las principales causas para que suceda el abandono, es que la persona adulta mayor
ya no posea una vida laboral útil y comience a generar gastos en la familia. Situación que
causa tensión y trasforma el trato de sus hijas e hijos, amistades y parientes cercanos.

Es por esta situación que el anciano tenderá a replegarse o desplazarse a un rincón de la


casa, reduciendo aún más su núcleo social y la interacción con los demás, provocando
cuadros depresivos y aislamiento.

Otro caso frecuente ocurre cuando la familia se apodera de los bienes materiales de la o el
adulto mayor, aprovechando su fragilidad, falta de memoria o dependencia. El abandono
cobra sentido cuando al dueño original se le ignora, o se le agrede, física o verbalmente, y
en ocasiones se le desplaza de la familia llevándolo a asilos o albergues en contra de su
voluntad.

Por consecuencia, las familias pierden a un miembro, que por su experiencia es clave para
continuar con el aprendizaje y la sabiduría. Socialmente este comportamiento denota una
pérdida de identidad y fomenta la extinción de la trasmisión cultural, de generación en
generación, benéfica para el núcleo familiar y su identidad.

Las condiciones de pobreza que se viven en la actualidad han llevado a resquebrajar cada
vez más la frágil estructura de las familias pobres e indigentes, provocando de esta manera,
el abandono de los niños de sus respectivas familias, y haciendo de la calle su único medio
para subsistir.

El niño que se ha visto obligado a trabajar en la calle y en lugares públicos de


concentración durante el día y la noche y que no mantiene vínculos con su familia e incluso
ha roto sus lazos familiares, es considerado como niño de la calle.

El niño que entró en contacto con la calle no puede dejar de lado los elementos propios de
la este problema social. La droga y el alcohol entran en estos elementos y por consiguiente
en relación íntima con estos niños.

En aspectos sociales, los síntomas del abandono de persona realizado por el Estado, se
pueden observar en el aumento de padecimientos sociales, entre los que se destacan
algunos:
Incremento de los suicidios adolescentes; aumento en el consumo de sustancias narcóticas.
Aumentos excesivos en el consumo de alcohol en la población juvenil, incidentes
relacionados con el consumo de alcohol y drogas; el aumento en el desinterés por el estudio
y una grave cuota en la desconfianza ante el valor del conocimiento por gran parte de la
sociedad.

El desempleo, que afecta dramáticamente a las sociedad sin distingo de su modelo político
o nivel de desarrollo, es otro reflejo de la despreocupación de un estado nación para
proteger a sus ciudadanos.

También están presentes en la juventud, los estereotipos estigmatizantes que pesan como
amenazas de exclusión sobre buena parte de la población juvenil, además de la dificultad
para construir proyectos de futuro y el consecuente y paulatino desaliento que va ganando
los corazones de muchos de aquellos que todavía están en edad de andar acariciando
sueños.

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