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Autoestima

En Psicología, la autoestima (también denominada sinamatogria del latín «simato»


que significa amor propio o auto apreciación), es la percepción emocional
profunda que las personas tienen de sí mismas. Puede expresarse como el amor
hacia uno mismo.
El término suele confundirse con el narcisismo o el coloquial ego (egocentrismo),
que referencia en realidad una actitud sostensible que demuestra un individuo
acerca de sí mismo ante los demás, y no la verdadera actitud u opinión emocional
que este tiene de sí. Es un aspecto básico de la inteligencia emocional.
La percepción emocional puede fácilmente llegar a sobrepasar en sus causas a la
racionalización y la lógica del individuo. Por ello, tener una buena autoestima
implica ser conscientes de las virtudes y defectos propios (autoconcepto) así como
de lo que los demás realmente dicen de uno (heteroconcepto) y sienten hacia uno
(heteroestima), aceptando todo ello en su justa medida, sin amplificarlo ni
reducirlo, sabiendo y afirmando que en cualquier caso uno es valioso y digno.
Implica, por lo tanto, el respeto hacia uno mismo y consecuentemente hacia los
demás. La autoestima es el requisito indispensable para las relaciones
interpersonales y humanas sanas. El amarse así mismo permite que puedas amar
y respetar a los demás.
Está relacionada con otras variables psicológicas como son el locus de control y la
expectativa de autoeficacia, de forma que un locus de control interno implica,
generalmente, una alta autoestima, y viceversa; así como una alta expectativa de
autoeficacia para ciertos comportamientos y situaciones suele estar asociada
también a una alta autoestima, y viceversa.

La importancia de la autoestima
En la mayoría de las escuelas de psicología, el concepto de autoestima cobra una
enorme importancia al considerarse ésta una de las causas del sufrimiento
psicológico y a largo plazo uno de los factores que pueden tener influencia en el
éxito entendido de forma integral y en la depresión. Fomentar una autoestima
saludable es una práctica crucial en cualquier terapia psicológica y en cualquier
programa de autoayuda. Desde esa perspectiva, la autoestima es tomar
conciencia de que poseemos los instrumentos para enfrentarnos a la lucha por la
supervivencia y que al igual que los demás seres humanos, tenemos el derecho al
bienestar. La autoestima se conforma así bajo dos pilares básicos. Por un lado
tenemos el respeto a uno mismo y por el otro la creencia en uno mismo. Este
último pilar se refiere al hecho de creer que podemos alcanzar el éxito en la vida,
es una confianza en las propias capacidades, en la eficacia personal a la hora de
plantearse objetivos (a corto, mediano y largo plazo) y perseguirlos hasta
conseguirlos como meta.

La autoestima integral
Autoestima en palabras sencillas, considera que la autoestima es una función del
organismo y un recurso integral y complejo de autoprotección y desarrollo
personal. Es un constructo que trasciende la idea básica de autovaloración, y
aunque va más allá e incorpora aspectos biopsicosociales, pues las debilidades de
autoestima afectan la salud, las relaciones y la productividad, mientras que su
robustecimiento potencia en la persona global, es decir, su salud, su adaptabilidad
social y sus capacidades productivas.
La consecución o mantenimiento de una buena autoestima es una tarea
fundamental de cualquier psicoterapia, pues la presencia de actitudes hipercríticas
e irracionales hacia sí mismo suele ser un síntoma recurrente de los variados
problemas conductuales humanos.
La definición del término autoestima es materia de debate en las diferentes
escuelas psicológicas y psiquiátricas, así como en áreas fuera del enfoque
científico para el bienestar mental humano. Particularmente en la Nueva Era, las
definiciones suelen ir en el sentido de halagar al creyente. Otros psicólogos de la
autoestima, como Nathaniel Branden, insisten en la necesidad de reformar las
convicciones filosóficas dañinas programadas en el paciente para así poder lograr
la curación.
Síntomas de una autoestima negativa
Cuando una persona tiene su autoestima baja:
Desprecia sus dones naturales.
Otras personas influyen en ella con facilidad.
Se frustra fácilmente.
Se siente impotente.
Actúa a la defensiva.
Culpa a los demás por sus debilidades.
Miente frecuentemente.

Autoestima en pedagogía
El concepto de autoestima ha tenido papeles preponderantes en la toma de
decisiones en ciertos sistemas educativos. En particular, a principios de la década
de 1990, en Estados Unidos y otros países anglosajones, la autoestima se
convirtió en un concepto en boga entre algunos teóricos de la pedagogía. La teoría
propuesta en ese entonces decía que la autoestima es una causa de las actitudes
constructivas en los individuos, y no su consecuencia, de modo que, por ejemplo,
un estudiante con buena autoestima tendría buenos resultados académicos. Esta
teoría adquirió una gran notoriedad e influencia entre los responsables del sistema
educativo estadounidense, pero con escasa o nula validación estadística ni
revisión científica._
Y sin embargo, a pesar de la carencia de pruebas de tales afirmaciones, los
efectos en la forma de estructurar los planes de estudio y los cursos fueron de
importantes a mayúsculos. La idea de promover la autoestima de los estudiantes
llevó en algunos lugares a la supresión de cualquier medida utilizada para
distinguir a los mejores estudiantes, para no afectar así la autoestima de los que
no obtenían buenas notas. Fueron medidas que por lo general obtuvieron
resultados contrarios a los que buscaban, al no incentivar el desempeño sino la
uniformidad._
Actualmente se ha evidenciado que la promoción de la autoestima, como base de
un buen desempeño escolar, es en la mayoría de los casos contraproducente y,
en ocasiones, lesiva.

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