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Sencillo, sin problemas y sin envidias, dos chicos se ven y si se conocen pues se saluda. No hay más que
decir, por ahí se empieza y luego si procede pues unas cañas y una partida de cartas o una charla sobre
Desde luego que ha sido un fin de semana atípico. El Miércoles de la semana pasada recibía la invitación
de Javier, conocido por nosotros como el Culé, por su forofismo con el F.C. Barcelona, a un fin de
semana en su casa de campo. Y todo fue surrealista. En mi vida me imaginé que podía haber gente tan
chapuzas por la vida y lo siento mucho Javier, pero lo que vi no me deja más opción que criticar.
La primera visión que me dejó atónito no fue provocada por Javier, en realidad fue por un paso a nivel
muy particular ya que lo cruzan los aviones al aterrizar y al despegar y no un tren. Aquí tenéis mi foto a la
favorecía comer al aire libre y había que aprovecharlo. Nuestro anfitrión nos dejó atónitos al ver el
vehículo en el que se disponía a ir al supermercado del pueblo para comprar todo lo necesario. Sí, sí, no
niego que pueda ser muy práctico pero es que es tan raro!!!!!
Tras hora y media buscando la parrilla en el garaje, Javier apareció, con todo lo necesario del súper, para
solucionar el tema de la parrilla. Cogió una llave allen y desatornilló la rueda delantera de la bici, quiero
decir el carrito de la compra. Y sin más lo tumbó y lo convirtió en la parrilla. Mis ojos ya comenzaban a
de que pueda resultar algo desagradable no puedo dejar de mencionarlo porque la visita al baño fue
surrealista. La carne estaba exquisita, menos mal, porque todo apuntaba a que la parrilla no era la más
adecuada, pero sin embargo comí como un poseso y eso en mi organismo desemboca en una merecida
visita al baño para relajar tensiones. Allí pude comprobar dos características del carácter de mi amigo
Javier, una que ya conocía que era la practicidad y el doble y triple uso que le gustaba dar a los objetos,
Y la otra característica era su desconfianza, porque entonces no entiendo como en su propia casa puede
Ellas no, ellas se analizan de arriba abajo. No pierden de vista ni un sólo detalle y muestran
competitividad, envidia y cinismo a raudales. Cuanto mayor sea el tono del comentario y cuanto más
positivo sea más se debe entender al contrario. Igual que las sonrisas, cómo se muestren amplias