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Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que toman

en consideración principalmente dos:

 La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos
que venden su mano de obra y no poseen los medios de producción», a quienes
consideraba responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y
mobiliario, por ejemplo, son construidos físicamente por miembros de esta clase;
también los servicios son prestados por asalariados). El proletariado puede dividirse,
a su vez, en proletariado ordinario y lumpenproletariado, los que viven en pobreza
extrema y no pueden hallar trabajo lícito con regularidad. Éstos pueden ser
prostitutas, mendigos o indigentes.
 La burguesía: quienes «poseen los medios de producción» y emplean al proletariado.
La burguesía puede dividirse, a su vez, en la burguesía muy rica y la pequeña
burguesía: quienes emplean la mano de obra, pero que también trabajan. Éstos
pueden ser pequeños propietarios, campesinos terratenientes o comerciantes.

Para Marx, el comunismo sería una forma social en la que la división en clases habría terminado y
la estructura económica sería producto de «la asociación de los productores libres», y el producto
social se distribuiría según el criterio «de cada cual de acuerdo a su capacidad; para cada cual según
sus necesidades».

Algunos pensadores socialistas opinaban que la clase trabajadora debía apropiarse del Estado
capitalista existente y convertirlo en un Estado revolucionario obrero que implantaría las estructuras
democráticas necesarias para luego marchitarse. Cabe mencionar que Lenin en su obra El Estado y
la Revolución explica que el estado burgués debe ser destruido para luego instaurar un Estado
revolucionario y que sería este estado quien se extinguiría conforme desaparezcan las
contradicciones de clase (El Estado y la Revolución). Por otro lado, otros pensadores socialistas
como Mijaíl Bakunin y Piotr Kropotkin, compartiendo la idea de la lucha de clases, afirmaron que
el Estado o cualquier forma de autoridad y centralización de poder, per se, era el problema
(político-económico), y que destruirlo debía ser el objetivo de toda actividad revolucionaria. Esta
dicotomía frente al Estado marcó la división definitiva entre marxistas y anarquistas.

El capitalismo es un sistema económico en el que los individuos privados y las empresas de


negocios llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante complejas
transacciones en las que intervienen los precios y los mercados.

El comunismo puede ser entendido de varias maneras, que han cambiado y se han diversificado a
lo largo de la historia:

 Es un movimiento político cuyos principales objetivos son el establecimiento de una


sociedad sin clases sociales, basado en la propiedad social de los medios de producción, la
abolición de la propiedad privada de los mismos, y busca llevar a la clase trabajadora al
poder, logrando así la abolición del estado al asumir la clase trabajadora todas sus funciones;

 A esta sociedad sin clases, que se tiene como ideal y fin último, se la llama comunismo;

 Es la fase acabada del socialismo.

 Existen, por último, doctrinas teóricas no marxistas también denominadas comunistas.


El liberalismo social defiende la no intromisión del Estado o de los colectivos en la conducta
privada de los ciudadanos y en sus relaciones sociales no-mercantiles, admitiendo grandes cotas de
libertad de expresión y religiosa, los diferentes tipos de relaciones sociales consentidas, morales,
etc.

 Esta no intromisión permitiría la legalización del consumo y tráfico de drogas, de la


prostitución, la libertad de paso, la no regulación del matrimonio por parte del Estado (es
decir, éste se reduciría a un contrato privado como otro cualquiera, pudiendo ser, por tanto,
contratado por cualquier tipo de pareja), la privatización de la enseñanza o su liberalización
(por medio de métodos como el cheque bebé), etc.

 Por supuesto, en el liberalismo hay multitud de corrientes que defienden con mayor o menor
entusiasmo diferentes propuestas.

 El liberalismo económico defiende la no intromisión del Estado en las relaciones


mercantiles entre los ciudadanos (reduciendo los impuestos a su mínima expresión y
eliminando cualquier regulación sobre comercio, producción, etc.), sin dejar de lado la
protección a «débiles» (subsidios de desempleo, pensiones públicas, beneficencia pública) o
«fuertes» (aranceles, subsidios a la producción, etc.). La impopularidad de reducir a veces la
protección de los más desfavorecidos lleva a los liberales a alegar que resulta perjudicial
también para ellos, porque entorpece el crecimiento, y reduce las oportunidades de ascenso
y el estímulo a los emprendedores.

 El liberalismo político inspiró la organización del Estado de Derecho durante el siglo XIX e
inspira, hoy en día, todas las medidas que pretenden reducir el papel del Estado en la vida
social o económica de los individuos. Reducir el número de funcionarios o las trabas
burocráticas se encuentran entre ellas.

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