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MANUEL VILLALOBOS DÍAZ

Alcalá de Guadaíra es tierra de panaderos y de pintores, actividades distantes


pero emparentadas por el oficio de las manos. El pan de Sevilla tal vez se fabricaba en
Alcalá porque sus amaneceres son más frescos y permitían amasar la harina con menos
sudores (aún existe el puente por donde salía de madrugada el tren a repartir su
cargamento de pan). Tal vez también, su ambiente era artístico y bohemio porque como
contaba Valle-Inclán los poetas frecuentaban las tahonas para tomarse la penúltima
copa. Esta circunstancia atraía a mujeres complacientes y amantes de agotar la noche,
pero también a artistas de toda clase. Zuloaga mantuvo taller abierto en Alcalá durante
cinco años (1893 - 1898). Alcalá se convirtió en el centro de la Escuela Paisajista que
hallaba en las riberas del Guadaíra y en sus molinos harineros la atmósfera romántica
que embargaba la literatura europea de entonces y que atrajo a muchos viajeros
extranjeros, entre los primeros al pintor David Roberts. Integraban la escuela llamada
"pleinarista" (pintura al aire libre) los pintores Sánchez Perrier (Sevilla, 1855), Gonzalo
Bilbao (Sevilla, 1860), el alcoreño Arpa Perea (Carmona, 1860), Bacarisas (Gibraltar,
1873), Nicolás Alpériz (Sevilla, 1870), José Rico Cejudo (Sevilla, 1864), Manuel
Villalobos (Sevilla, 18??) y Felipe Gil Gallango (Sevilla, 1863) entre otros muchos.

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