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FOT MURUBE

breve biografía
                       

 Con algunos meses de antelación los alumnos realizarán una serie de actividades
encaminadas a ponerlos en contacto con el escritor y con su obra.

 -         Conocer al escritor. Además de facilitarles una breve biografía, se les


recomendará que lean otras de más amplitud que encontrarán en las siguientes
publicaciones:       

         . Personajes históricos de Los Palacios y Villafranca.

         . Obra poética de Joaquín Romero Murube.

         . Joaquín Romero Murube. La luz y el horizonte.

         . Prosas líricas.

-         Realizar comentarios de textos que aparecen desarrollados en la página


web de los IES Marismas y Joaquín Romero Murube.

-         Visualizar al menos uno de los tres audiovisuales:

             . Conocer a Joaquín Romero Murube.

             . Joaquín y Sevilla.

             . El Turdetano.

  

                A REALIZAR DURANTE EL RECORRIDO

 . Los alumnos, el día que hagan la Ruta literaria en el Alcázar llevarán un


cuaderno de notas donde recogerán todos aquellos datos que consideren
importantes para posteriormente poder responder al cuestionario que días después
de realizar la ruta tendrán que contestar con la ayuda del cuadernillo que
elaboraron. Habrá que prestar una atención especial a las explicaciones y
aclaraciones del profesor porque de sus exposiciones saldrán numerosas preguntas
del cuestionario.

 . En cada uno de los 25 lugares expresamente elegidos para recrear las vivencias o
anécdotas a las que el escritor hace referencia, un alumno – distinto en cada punto
-  leerá el texto seleccionado para ese lugar concreto.

(Propuesta 2.  Recorrido para niños, con poemas del poeta y   cuestionarios sobre
los mismos )
. Pueden llevar cámara de vídeo o fotográfica con idea de conseguir documentación
gráfica o audiovisual para ilustrar o bien obtener material para el posterior
trabajo que habrán de realizar.

            ACTIVIDADES POSTERIORES AL RECORRIDO

 -         Contestar a un cuestionario establecido para comprobar si asimilaron los


detalles del Paseo. 

-         Elaboración de un trabajo con los datos obtenidos el día que realizaron la
actividad. Dicho trabajo puede estar enfocado desde distintas perspectivas:
literaria, fotográfica, histórica, anecdótica, audiovisual, botánica, monumental, etc.
Cada alumno afrontará su tarea desde el aspecto que le resulte más atractivo.

-         Exposición de los trabajos realizados. Se valorarán positivamente aquellos


trabajos que aporten materiales fotográficos, audiovisuales y con soportes
informáticos elaborados por ellos mismos.
FOTOS ALCÁZAR Y BANCO
Justificación del Proyecto 

   Joaquín Romero Murube dirigió los destinos del Alcázar de Sevilla durante 35
años (1934-1969). Como consecuencia de su permanencia en estos reales lugares,
aquí fraguó el poeta en gran medida su producción literaria y en numerosas
ocasiones estos palacios y jardines se erigieron en auténticos protagonistas de sus
escritos. Por ello hemos seleccionado 25 textos de su obra para ser recreados “in
situ” por las personas que visiten el monumento y quieran hacerlo desde la
perspectiva de la Literatura.(1)

  Esta Ruta literaria es la visión poética de un miembro de la Generación del 27 que


vivió en el Alcázar y para el Alcázar.  El proyecto se convierte en una interesante y
complementaria oferta, en la que apreciamos tanto el valor y la fuerza de la
palabra, como las  destacadas anécdotas de singulares personajes que pasaron por
el emblemático monumento sevillano. Vivencias únicas emanadas de una pluma
prodigiosa, sabrosas lecturas ahora rescatadas ilustran el recorrido y enriquecen la
amplia y rica oferta puesta a disposición del visitante.(2)

   El Real Alcázar de Sevilla, uno de los monumentos más importantes de la ciudad,


ha sabido a lo largo de los siglos asumir su papel de privilegio en el dinamismo
social, político y cultural de la capital andaluza.

  Además de su primigenia función de residencia Real de los monarcas españoles, el


Alcázar a través del tiempo ha ejercido un  mecenazgo dinamizador en el ámbito
literario y ha jugado un rol fundamental en el mundo de las Letras españolas.(3)

  Ya en el antiguo Dar al-Imara, Al-Mutadid convirtió su Corte en un recinto de


fuerte vocación poética donde se educó el heredero, su hijo Al-Mutamid el mejor
de los poetas en la España de los Taifas. El enamorado de Rumaykiyya instaló una
academia literaria en el Alcázar al- Muwarak y en sus muros estucados se
desarrolló por primera vez en España la tradicional poesía mural – epigráfica-.

   En el Palacio Gótico, con Alfonso X se establece la corte científica y literaria del


Rey Sabio. El Libro de la montería de Alfonso XI se escribe en estos reales palacios.

   Pedro I reconstruye el Palacio Mudéjar y reanuda la vida literaria en la corte


donde sobresale la figura de Ibn Jaldum. La dinastía Trastamara mantiene,
aunque en menor medida, la corte literaria.

   En el Renacimiento tiene lugar en el Alcázar un acontecimiento que marca la


historia y la literatura hispana; la boda del Emperador con Isabel de Portugal.
Con motivo de este evento coinciden el embajador veneciano Andrea Navagiero,
Baltasar de Castiglione -  nuncio del Papa -, Garcilaso de la Vega, el autor de las
Églogas,  -gentilhombre del Emperador - y el tratadista de nuestras letras, el poeta
Juan Boscán. Cuatro personalidades que serán los responsables de la introducción
de la métrica renacentista, procedente de Italia, en nuestra literatura. Otra
contribución de los Austrias en el siglo XVII será la construcción de un Corral de
Comedias en el Patio de la Montería.
  Con la llegada de los borbones se representan en los salones del Alcázar las
primeras óperas y se funda la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, afincada
en este Real Palacio hasta los primeros años del siglo XX.

   En el siglo XVIII, el de la Ilustración, Francisco de Bruna y Ahumada y Pablo de


Olavide dinamizan la vida literaria de Sevilla con enriquecedoras tertulias desde el
Alcázar.

   La familia Montpensier ejerce su influencia y revitaliza el protagonismo de


Sevilla y de su Palacio durante el siglo XIX.

  Será Joaquín Romero Murube en el siglo XX, el último exponente de esta


dilatada tradición literaria en el Real Alcázar. El poeta de Los Palacios y
Villafranca, tras ser nombrado Director-Conservador de estos reales palacios,
reanuda los encuentros poéticos con el grupo “Mediodía” en el salón decimonónico
de la China. Desde el  marco incomparable del Alcázar y sus jardines, el poeta va
desgranando deliciosas Kasidas al añejo estilo oriental. Por su tertulia desfila una
interminable lista de intelectuales.

  Cuando Sevilla inicia su etapa de desarrollismo y paralelamente comienza el


periodo de destrucción y derribo, el escritor se erige en el único y gran defensor del
patrimonio sevillano. Desde los periódicos denuncia, se opone y fustiga a las
fuerzas políticas del momento con las que mantiene una desigual y quijotesca
batalla.

  Por tradición, el Real Alcázar ha sido lugar de encuentro literario. Sirva esta
Ruta como homenaje a la permanente vocación literaria demostrada por este
histórico recinto y también como reconocimiento al espíritu poético de Joaquín
Romero Murube que puso su vida al servicio del Real Alcázar.

Esta Ruta literaria se ha diseñado para que pueda hacerla cualquier tipo de
persona, pero especialmente está pensada para los alumnos de Secundaria y
Bachillerato. Por esta razón se inicia  la actividad por la Puerta de la Alcoba, lugar
por donde empiezan su visita los escolares.
1.-En el exterior del Alcázar, en la entrada por la Puerta
de la Alcoba.

  

Sevilla es la ciudad menos


localista de España. Es una ciudad
abierta, confiada y aparentemente
alegre. Quien besa los labios de
esta diosa indolente, ya nunca más
puede huir de la seducción de sus
encantos. Todos los pueblos, todas
las razas pasaron por aquí y a
todos sedujo el sortilegio de la
ciudad.

 José María Izquierdo y Sevilla.


2.- En los jardines, antes de llegar al Laberinto.

En uno de los últimos libros sobre jardines, aparecidos en


España, se distinguen en los jardines del Alcázar sevillano
tres zonas distintas: una la de jardines árabes, compuesta
por la sucesión de patios que corren unidos por rejas,
escalinatas y cancelas, junto a los muros del palacio –
patio de la Danza, patio de la Galera, el Rústico, el del
Príncipe -... Otra, renacentista, formada por aquel núcleo
central de borduras de arrayán y boj, el más importante del
conjunto, rodeado todo de verjas y portadas. Y la tercera,
los jardines nuevos en los terrenos de la Huerta del
Retiro, tras la muralla de los Grutescos. Pudieron añadir
una cuarta zona de praderas y parques al estilo inglés en
los terrenos que antiguamente ocuparon las huertas de la
Alcoba y de la Alcobilla... En conjunto, todos estos
patios, zonas y jardines, constituyen la muestra más
acabada y perfecta del jardín hispanoárabe.

Sevilla en los labios.

3.- Dejando a la izquierda el laberinto y antes de llegar


al Grutesco.

Miguel se había refugiado en el Alcázar, para seguir hacia


Portugal. Una tarde, charlando distraídamente por los
jardines, nos dimos de cara con el Generalísimo. Yo hice...
lo que tenía que hacer: Presentarlos. Se estrecharon la
mano... y Franco continuó su paseo...
 

 4.- Cenador de Carlos V, construido con motivo de la boda


del emperador con la infanta Isabel de Portugal.

Es el mes de mayo y es en Sevilla. Son los Jardines del


Alcázar. La emperatriz tiene una belleza cristalina –
acordaos del retrato de Tiziano - concentrada
principalmente en el color verdoso de los ojos y en la
delgadez enhiesta y venusina de su figura. “Era la
emperatriz – nos dice el cronista Alonso de Santa Cruz -
blanca de rostro y de mirar honesto y poca habla y baja.
Tenía los ojos grandes, la boca pequeña, la nariz aguileña,
los pechos breves, la garganta alta y hermosa. Era de su
condición mansa y retraído.
                     Los cielos que perdimos.

 5.-Maravilloso retrato descriptivo del  alma del rey don


Pedro. En la Fuente de Neptuno.

Viven aún ciertas figuras y


ciertos amores por estos jardines
del Alcázar. ¡Don Pedro! Que nos
perdonen los historiadores. Ni
corona ni cetro. Mocito de
Sevilla, niño de barrio con
amores. Fino de cintura, aguileño,
triste de amor y de sangre. Oía
correr la fuente de sus jardines y
se le encendía el pecho en
recuerdos de mujeres. Por la noche
chirriaban en la sombra los goznes
de las cancelas. Tapias de cal. Bien valía su deseo un
charco de sangre en las esquinas de los desafíos. Postigos
que se abren a la media noche. Postigos que se cierran al
alba. Veinte años, Veinticinco años desbocados, ardiéndole
en pasiones por dentro de las venas. Siente la soledad
hasta en las yemas de lo dedos. ¡Qué voz clara y lejana la
del agua en los estanques! La noche de Sevilla provoca
deseos aleonados. Este olor a jazmines calientes, este
rumor de coplas y pechos femeninos que llegan de los
barrios.

  Oía correr las fuentes de sus jardines -¡Las aguas llevan


sus ojos!- y se le incendia el pecho en recuerdos de
mujeres.
Sevilla en los labios.

  6.-En estos jardines se produjo la entrevista de Boscán 


y  Garcilaso de la Vega con los embajadores Castiglione y
Navagero que motivó la introducción de los metros italianos
en la poesía española. –Jardín de las Damas.

¿Fue en estos jardines del Alcázar de Sevilla donde


Garcilaso vio por primera vez a Isabel de Freire? ¡Lugar
feliz y feliz incidencia que ha de motivar la voz más pura
de la poesía española! El Navagero nos dice en el diario de
su viaje por España y con referencia a estos días del
imperial epitalamio: “Hay aquí en los jardines del Alcázar
de Sevilla un patio de naranjos que es el sitio más
apacible del mundo”.
Los cielos que perdimos.

7.- En los jardines hispano-musulmanes 

Por el fragmento de un poema árabe antiguo sabemos que el


rey Almotamid gustaba del olor de los jazmines... ¿Qué
resta en estos jardines de aquellos príncipes sevillanos
crueles y poetas? Tal vez fuesen otros los jardines; pero
por el fragmento de un poema sabemos que al rey Almotamid
le enamoraban la blancura y el olor de los jazmines.

Sevilla en los labios.


8.-Frente al estanque de Mercurio, debajo de la arcada del
Chorrón leyó Federico  García Lorca por vez primera el
"Llanto por Ignacio Sánchez Mejías".

Lo ha recordado el inmenso Jorge Guillén, en el prólogo a


las “Obras Completas” de García Lorca: “Lectura maravillosa
fue la del “Llanto” en el Alcázar de Sevilla, una tarde,
primavera del 35. Con el poeta y el Sultán del Alcázar,
Joaquín Romero Murube, nos encontrábamos unos pocos amigos
de Ignacio Sánchez Mejías. No podía faltar Pepín Bello, tan
querido por todos nosotros, gran humorista en acción, hoy
retired humorist, como dice Chaplin en Limelight... Aquella
elegía, aquella tarde, aquel jardín, aquellos amigos...”

 La Sevilla de Joaquín Romero Muro


9.- El grado de confianza y camaradería entre Federico y
Joaquín llegó a ser tan fraternal como refleja esta carta.

(Frente al estanque de Mercurio)

   “Querido Federico. Eres un perfecto sinvergüenza: aún no


has mandado los libros de Ignacio: aún no sabemos si has
llegado a Madrid: aún está mi madre disgustada porque no
has puesto unas letras diciendo que has llegado. Yo sigo
haciendo la vaca cada día mejor. Da un abrazo a Pepe
Caballero, otro a Neruda y otro lleno de gritos y ruido a
Cotapo, tan fugaz en mi recuerdo. No termino sin llamarte
otra vez sinvergüenza. Un abrazo, Joaquín.”
10.- Entrada a la Galería del Grutesco. 

 
 
 

Paso a describirles la persona y la presencia de la


Majestad Oriental de Transjordania. Y cuánto me duele que
la realidad no me dé apoyo para una lírica y cromática
parrafada. Pero el rey de los transjordanos es pequeñillo
de cuerpo, menudo y sin aparato ni prosopopeya vestuaria
que lo distinga o enaltezca suntuosamente sobre los demás
mortales hijos de Alá. Esto a mi me defraudó poderosamente;
y no quiera pensar cuánto más a mis braceros y peones, a
los que exigí, sudé, reñí, animé, amonesté y ofrecí en la
puntualidad y rapidez de sus trabajos, augurándoles la
llegada y visita de un auténtico Rey de Oriente.

Memoriales y divagaciones

11.- Desde arriba, en el final de la Galería. 


  Salió unos instantes a los jardinillos viejos que están
costeros del Palacio. Por medio de un ministro y en idioma
francés, me preguntaron si era cierto que en los jardines
del Alcázar sevillano existían palmeras milenarias. Así,
milenarias... La duda hubiera dejado muy mal a todos los
reyes sevillanos empezando por el mismísimo Yusuf y
terminando por mi colega en las celestes musas, gran
Almotamid. Contesté con gran aplomo afirmativamente. Hubo
un pequeño diálogo transjordánico entre el Rey y su
intérprete. Me apretaban el cerco; Su Majestad quería saber
cuál era la palmera más antigua. Yo, con una decisión que a
mí mismo me asombraba, señalé la más alta entre las más
lejanas. El Rey la miró larga, tierna y complacidamente.
Después dirigió hacia mí su mirada con afecto y
agradecimiento. Parecía contento. Yo suspiré. El honor y la
vejez de las palmeras del Alcázar estaban a salvo. Toda
esta escena duró poco más de un minuto. Pero yo sudé por
todo un año.

Memoriales y divagaciones.
12.- El Jardín de los Poetas fue diseñado por Joaquín
Romero Murube, junto a numerosas e importantes reformas en
su etapa de Director

  Todas las tardes, al finar la jornada, Miguel León ha de


pasar por las oficinas de los superiores de palacio para
dar cuenta de los trabajos realizados durante el día, así
como de cualquier otra novedad que merezca ser acusada.

 -¿Da usted su permiso?

 Miguel es ceremonioso y educado como suele serlo por


naturaleza o intuición la gente del agro. Comienza su
parlamento sin esperar que lo escuchen:

- A la paz de Dios. Hoy se ha regado el jardín del


estanque y la costanilla de los almendros. Se están
emparejando los cuadros del naranjal para labrar bien
las acequias en los plantones nuevos. Faltó el hijo
de Curro, que dicen que sigue con el dolor metido en
los costados. Hay que comprar alambre y piedra de
amolar para las azadas y escardillos. Han entrado
tres volquetes de estiércol pasado... de otras cosas
nada que mentar. ¡Bueno, sí!... He tenido que echar
una “collerita”... Y si no manda usted otra cosa,
hasta mañana, si Dios quiere.

Esto de “echar colleritas” llamó mi atención desde el


primer día, y como no alcanzaba muy claramente su
sentido, pedí una explicación sobre ello. Miguel fue
entonces más explícito:

- ...las colleritas, los novios o lo que sean... Gente


desvergonzada que viene a los jardines para meterse
manos con muy poco respeto. Si no los echa uno,
terminan siempre haciendo indecentadas. ¿Cosas de la
vida! ¡Lo que yo sé!

Discurso de la mentira.
13.- Fuente del Jardín de los Poetas.

 Vamos a ver, Miguel;


quiero que hablemos un
poco de las
“colleritas”. Me
parece que es usted
excesivamente duro con
esas personas que,
casi a diario,
amonesta e incluso
expulsa del jardín. Me consta que muchas veces los
hechos no llegan a mayores. Piense en que también usted
fue joven alguna vez. Muchos de ellos son recién
casados, gente ilusionada y amorosa que pasea por un
jardín delicioso. El lugar invita un poco a la ternura y
a la expansión sentimental. En ese caso la obligación
del que lo ve es hacerse pasar desapercibido. Claro que
esto es una cosa, y otra es que se cometan
inmoralidades. Usted, que conoce mucho de la vida, según
dice tantas veces, sabrá bien distinguir los dos
extremos. Es decir; que no conviene ser exagerados por
una parte, ni tampoco consentir desatinos ni
extralimitaciones que ofendan a los más respetables
sentimientos. Como regla, debemos adoptar un criterio
prudente: ni molestar a aquellos paseantes que por sus
circunstancias especiales son víctimas honestas de
aquellos ámbitos, ni tolerar, desde luego, a los
atrevidos y desconsiderados que ataquen a la moral con
torpezas y liviandades. ¿Me entiendes?

- Perfectamente. Ya estoy en su pensamiento. Lo que no


se puede consentir son los ataques a la moral. ¿No es
así? Pues de acuerdo- contestó convencido.
  

14.- Glorieta Norte del Jardín de los Poetas. 

Pasaron varias fechas sin que hubiera que lamentar


expulsiones ni desacato de ninguna clase. Pero cierto día,
Miguel León dio, como de costumbre, cuenta de todos los
trabajos, y al final, con gran naturalidad y sencillez,
añadió:

- ...y he tenido que echar una “collerita”. Yo, le miré


con asombro, pues creía que después de la
conversación sobre aquel extremo su liberalidad para
con las tiernas debilidades ajenas no daría lugar a
nuevos desahucios.

-  ¿Qué han hecho, Miguel? -inquirí un poco sorprendido.

- ¿Qué han hecho?... ¡Casi nada! Estuvieron atacando a


la moral lo menos cinco minutos seguidos.
                            Discurso de la mentira.

 15.- En la Puerta de Marchena

     

Las largas y dulces ramas caían casi hasta la tierra como


un fidelísimo velo de jade traslúcido. Me atrajiste con tus
brazos. Pero yo asustada te dije:

-¿Y si alguien nos viera desde esas ventanas?

-Niña, ahí no vive nadie. Aquí no hay más que orejitas de


hojas que no escuchan.
                                         

  Diario de Anika.

16.-A la muerte de Cernuda, Romero Murube fue el único


escritor en dedicarle un artículo en los periódicos de
aquellos días. (Frente a la Placa dedicada a Cernuda, en el
Jardín de la Alcobilla.) 

  Y hoy, la muerte. Cinco líneas perdidas en el noticiario


de toda la tierra: “Ha muerto el poeta sevillano Luis
Cernuda”... Es pronto para hablar de todo el sevillanismo
que encierra la obra poética de Luis Cernuda... Poeta
amargo, desolador. Un sevillano difícil abre en la moderna
lírica española la cima más alucinante del desprecio... A
esa tumba mejicana que guarda los restos de un raro,
peregrino poeta de Sevilla, en este noviembre agrio y
ventolero, con nuestra oración, enviamos un poco de humedad
de calle, patio gris, y mármoles sevillanos. No hay flores.
Aún no hay violetas, ni tulipanes amarillos tan bienquistos
por el muerto. Lloran los últimos jazmines, ya sin alma de
olor. Y un nardo postrero se ennegrece con el frío de lo
que acaba.  

                      Los cielos que perdimos.

17.- En los Jardines de la Alcobilla, antes de llegar al


Apeadero.

  Escribía enojado Camilo José Cela con el Director del


Alcázar en su libro “Primer viaje andaluz”:

   Al otro lado de la Plaza del Triunfo está el alcázar,


entre torres y altas y sólidas murallas. El vagabundo, en
el alcázar es amigo de un empleado al que llaman don
Joaquín...
El motivo de la ofensa queda expuesto por Cela, quien
después de narrar la invitación de Romero Murube “con
gazpacho andaluz y cocido sevillano”, le ofrece un
aromático habano de sortija:

  -¿Fuma usted puros?

  -Sí, a veces.

  Don Joaquín, espejo de anfitriones, preguntó al vagabundo


por sus costumbres.

  -¿Tiene usted costumbre de dormir la siesta?

  El vagabundo, a quien la digestión no había nublado del


todo el discernimiento, entendió los alcances de las
palabras de Joaquín. El vagabundo, poniéndose en pie, se
despidió lo más fino que pudo...

“Primer viaje andaluz” se publicó en 1959. No negamos


nuestra curiosidad por conocer la reacción de Joaquín
Romero, que quedó, como casi siempre, en una frase y una
media sonrisa socarrona:

  -Nunca podré agradecérselo bastante. Así todos sabrán


que, que gracias a ser empleado del Ayuntamiento, he podido
librarme de pertenecer a la plantilla de la Censura
Oficial, como tuvo que hacer el pobre Camilo.
La Sevilla de Joaquín Romero Murube.

 18.- Patio de la Montería frente a la fachada del Palacio


del Rey don Pedro.

   

La fachada del Palacio del Rey don Pedro estaba, por la


parte baja, enterrada unos 60 centímetros, pues el nivel
del patio había subido, como el de toda Sevilla, por mor de
las arriadas.
Los cielos que perdimos.

 19.-

Frente a la escalera que hay entre el Cuarto del Almirante


y la fachada del Rey don Pedro.

     A la hora de atardecer llegaron a estos palacios del


rey don Pedro. Estaba yo a la puerta principal para ofrecer
mis respetos y servicios a tan altas embajadas. El Ministro
de Estado de España, don Ramón Serrano Súñer, hizo las
presentaciones. Y yo quedé maravillado de la mocedad del
conde Ciano, pues siempre espera uno encontrar en estos
graves cargos del Estado personas ya cuajadas en años y
experiencia. Aparenta tener poco más de 30 años.
 

Memoriales y divagaciones

20. En el mismo lugar. 

          Y ocurrió algo, a los pocos momentos de la llegada 


que me corroboró la impresión de juventud que el Ministro
italiano había causado en mí desde los principios. Hechas
las presentaciones nos encaminamos hacia la escalera
principal del palacio que está a la mano izquierda de donde
yo le aguardaba, para aposentar a cada señor en los
departamentos que previamente habían sido acondicionados
según la principalía y rango de cada uno. A la cabeza del
grupo íbamos el conde Ciano, el Sr. Serrano Súñer y yo.
Como la escalera es de fábrica suntuosa, tiene el gradería
de muy escasa altura, y el conde comenzó a subirlo de dos
en dos escalones. Le imité para o quedar retrasado en la
llegada. Y al ver el conde que yo podía seguirle sin agobio
amplió la marca y abarcó tres peldaños de cada empuje. Y yo
le seguí igualmente. Y el conde miró de reojo y sacó fuerte
la lengua hacia un lado, en su gesto peculiar.  Y brincó y
subió los últimos tramos de cuatro en cuatro gradillas. Y
yo le seguí muy frescamente, pues una crianza campesina me
ha hecho duro de piernas y ágil de miembros. Y llegamos a
un mismo compás arriba, aunque guardando yo,
intencionadamente un leve retraso, porque a ello obliga la
cortesía y los usos de ceremonia. Y el conde rió muy fuerte
al llegar a lo más alto, y con más llaneza e ingenuidad me
dio su mano como a un compañero de diablura o triunfo
deportivo.

          El cortejo nos seguía lejos, con paso académico.

Memoriales y divagaciones
21.- Por el corredor que separa el Cuarto
del Almirante del Palacio del rey don Pedro;
yendo hacia la Casa del Asistente.

  Por palacios y jardines

a buscar a Don Joaquín.

 por el corredor al patio

lo vieron los mozos ir.

    Los ojos grandes y tristes,

aguileña la nariz.

  Por el estanque del Yeso,

  o en la pared del jazmín,

por el mirador del Rey

 o en la galería sin fin,

 pasó celando su sombra,

  mozos, ¿pasó por aquí?


 22. En la arcada renacentista de la Logia de los Levíes.

          

 II

Con los moros almohades

cantaba en un alhamí,

y el Sultán lo condecora

con la orden Medjahuí.

Con Alifonso discute

la grafía marroquí,

y entre cántigas y leyes

oscurecen a Merlín.

Con Don Pedro caminaba

seguido de un alguacil,

  lo que Juan Diente no sepa

lo sabe el fino Joaquín.

Doña Isabel y Fernando

por su celo en el regir

 
23. A la derecha del rincón de la Logia de los Levíes, bajo
la placa de mármol que recuerda los 35 años de estancia de
Joaquín Romero Murube en el Alcázar.

III

  Cancionero de las flores,

laberinto del jardín,

siesta de las albahacas,

 limón lunario o de abril,

 por entre las clavellinas

el espliego o el benjuí,

en la mano una azucena

y en el pecho un alelí

pasó soñando el amigo,

flores, ¿pasó por aquí?

 
24.En el mismo lugar que el anterior. 

IV

Subido en las altas torres de culantrillo y marfil

miraba al Guadalquivir,  con sirenas de agua dulce

con cada barco que parte lo vieron, vago, dormir.

él se quería partir. Los pájaros que volaban

Por las murallas de oro decían “adiós, Joaquín”.

 contra el cielo azul   Solo el aura de las


turquí, flores

con una amante de niebla pregonaba su existir.

lo vieron ir y venir.   ¡Decid cielos de Sevilla,

En el fondo del estanque decid!, ¿se fue por ahí?

Kasida del olvido.


25.- En el exterior del Alcázar -Patio de Banderas.
Volviendo a la narración de Abdullah, el rey de
Transjordania.

  El rey, fiel a su programa, dijo que había que salir


cuanto antes, pues se acercaba la hora en la que tenía que
orar. Estos menesteres religiosos los cumplimentaba en una
salita exenta de moblaje que tenía apercibida en el hotel
en sitio próximo a su dormitorio. Iniciamos la marcha hacia
los patios de entrada, donde se hallaban los coches. Las
tropas rindieron honores y el buen Abdullah partió de estos
Alcázares. Al rato un edecán venía a comunicarme que S.M.
me había condecorado con la Gran Cruz de la Libertad de
Transjordania.

                                   Discurso de la mentira. 

 
 

Obras publicadas durante la vida de Joaquín Romero Murube:

(1923) La tristeza del Conde Laurel


(1924) Prosarios.
(1925) Hermanita amapola.
(1929) Sombra apasionada.
(1934) Dios en la ciudad.
(1934) José Mª Izquierdo y Sevilla.
(1937) Siete romances.
(1938) Sevilla en los labios.
(1941) Canción del amante andaluz.
(1943) El Alcázar de Sevilla. Guía.

(1943) El discurso de la mentira.


(1945) Pregón de la Semana Santa.
(1945) Kasida del olvido.
(1948) Tierra y canción.
(1948) Ya es tarde.
(1951) Memoriales y divagaciones.
(1953) Silences d´Andalousie.
(1954) Pueblo lejano.
(1958) Village lointain.
(1959) Lejos y en la mano.
(1964) Los cielos que perdimos.
(1965) Francisco de Bruna y Ahumada.

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