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Tema 1. La filosofía griega. 2. La sofística y Sócrates: la preocupación por el ser humano.

ESQUEMA VI.b. Ideas fundamentales de Sócrates


Sócrates: método e intelectualismo moral.
1. Hereda la temática sofista (el ser humano) pero aborrece su relativismo: él cree en la
posibilidad de acceder a un conocimiento seguro. Se dedica a reflexionar sobre sí
mismo y sobre la vida en la sociedad. Su máxima es Conócete a ti mismo.
2. Entiende la filosofía como una búsqueda colectiva y en diálogo: cada hombre posee
dentro de sí una parte de la verdad, pero debe descubrirla con ayuda de los otros. De
ahí su método, la dialéctica. Sócrates no tiene doctrina que enseñar, ayuda a los
demás (aguijoneándolos como un tábano) y busca la verdad con ellos.
3. La dialéctica tiene dos partes: 1) la ironía, que es el arte de hacer preguntas tales que
hagan descubrir al otro la propia ignorancia (Sólo sé que no sé nada); y 2) la
mayéutica (arte de la comadrona), que es el arte de hacer preguntas tales que el
otro llegue a descubrir la verdad en sí mismo.
4. La pregunta fundamental de S. es ¿Qué es el hombre? Y espera que su interlocutor le
dé una definición. Su método busca construir definiciones que encierren la esencia
inmutable de la realidad investigada. El procedimiento para llegar a un concepto
universal parte del examen de casos particulares y el ensayo de una generalización
que nos dé la definición buscada (inducción).
5. La filosofía de S. se ha denominado intelectualismo moral porque, para él, el saber
y la virtud coinciden (el mal comportamiento es síntoma de ignorancia); de ahí su
preocupación por investigar la virtud y si ésta puede ser enseñada (tema éste muy
debatido por los sofistas).
6. El saber que busca S. no es un saber teórico, sino un saber práctico: debemos
conocer qué es lo mejor y lo más útil en cada caso (utilitarismo). Él dice que este
saber-virtud puede ser enseñado y aprendido, luego no bastan las disposiciones
naturales para ser bueno y virtuoso.
7. Esta doctrina recibirá críticas por el exceso de optimismo que hay en ella. De un lado,
Aristóteles argüirá que no basta con el conocimiento del bien para practicarlo, la
virtud requiere de la voluntad. Por otro, Nietzsche llamará a S. el gran corruptor, pues
con él triunfa el hombre teórico sobre el hombre trágico. S. impone el optimismo de la
ciencia; con él el saber se convierte en medicina universal y el error será el supremo
mal; él es el negador de la voluntad y por ello representa al adversario de Dionisos
(que simboliza al hombre trágico que afirma la vida).

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