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CAPÍTULO III

LUIS PASTEUR.
¡Los microbios son un peligro!
Pasteur nació en Arbois, Francia; en el año de 1822. Cuando tenía 25 años descubrió que existían 4 tipos
de ácido tartárico y no sólo 2, y; que en la Naturaleza hay variedad de compuestos extraños
exactamente iguales. Tiempo después, en Lila, un destilador de alcohol, Monsieur Bigo fue a visitarle
para pedirle que le ayudase con unas dificultades de fermentación que este tenía.
“Fue a la destilería y olfateo las cubas que no daban alcohol, tomó muestras de la sustancia grisácea y
viscosa y las puso en frascos para transportarla al laboratorio, sin olvidar recoger cierta cantidad de
cantidad de pulpa de remolacha de las cubas sanas en fermentación que producían cantidades normales
de alcohol. Volvió al laboratorio y examinó la sustancia procedente de las cubas sanas; y vio que estaba
llena de glóbulos diminutos de color amarillento, y en cuyo interior había enjambres de curiosos puntos
en continua agitación. Al observar al microscopio se dio cuenta de que esas esferas estaban agrupadas
unas en racimos y otros en cadenas, y después, miró como salían yemas de sus paredes. Tomó el frasco
que contenía la sustancia procedente de la cuba enferma, lo olió, lo examinó y descubrió unas motitas
grises pegadas a las paredes del frasco y otras cuantas flotando en la superficie del líquido. Separó esas
motitas y la examinó al microscopio y observó grandes masas móviles y enredadas de cadenas de
botecillos, agitados por una vibración incesante y extraña.”
Pasteur creía que estos bastoncillos eran fermentos del ácido láctico. También se le ocurrió un medio
para probar que los bastoncillos estaban vivos y transformaban el azúcar en ácido láctico: tenía que
idear alguna especie de caldo transparente para observar la posible reproducción de ellos. Ideó un
método para observarlo:
“Tomó levadura seca, la hirvió en agua pura y la filtró para obtener un líquido transparente, al que
añadió cierta cantidad de azúcar y un poco de carbonato de cal para impedir que el líquido tomara un
carácter ácido. Con la punta de una aguja muy fina pescó después una motita gris en el líquido
procedente de una fermentación defectuosa, y con todo cuidado la sembró en el nuevo caldo, colocó el
frasco en una estufa de cultivo y se dispuso a esperar. Al día siguiente observó como muchas motitas
grises y todas ellas desprendían burbujas. Cogió el frasco hacia la luz y vio elevarse del fondo ligeras
espirales. Puso al microscopio y en el líquido había millones de bastoncillos.”
Pasteur realizó raros experimentos con una duración de tres años:
“Llenó hasta la mitad varios matraces, unos con leche y otros con orina, los calentó en agua hirviendo
fundiendo al soplete los cuellos para dejarlos bien cerrados. Llegó el día fijado, los abrió para demostrar
que la leche y la orina se hallaban en perfecto estado de conservación y que el aire contenido en los
matraces conservaba casi todo su oxígeno; no habiendo microbios, no se echaba a perder la leche, Por
otra parte dejo que otros gérmenes se multiplicaran en matraces con orina que no habían sido hervidos
y cuando busco en ellos el oxigeno, o encontró nada: lo habían gastado los microbios en quemar
destruir las sustancias que les habían servido de alimento.”
CAPÍTULO IV.
ROBERTO KOCH.
La lucha contra la muerte.

En los años entre 1860 y 1870, un joven Roberto Koch estudiaba medicina en la Universidad de Gotinga.
El carbunco era por aquel entonces una enfermedad misteriosa que mataba vacas y ovejas. Koch
examinaba la sangre de las vacas muertas por carbunco, ponía gotas de la sangre negra entre dos
laminas de cristal muy delgadas y perfectamente limpias; un día, al mirar por el microscopio, vio entre
los diminutos verdosa unas cosas extrañas, que parecían bastoncitos cortos y poco numerosos, que
flotaban agitados por un ligero temblor entre los glóbulos sanguíneos; otras veces aparecían engarzados
como fibras largas, mil veces más tenues que la seda fina. Y dejó de estudiar animales enfermos y se
dedicó a los que estaban perfectamente sanos donde no había un filamento, ni un bacilo, pero no sabía
si estaban vivos, crecían o se multiplicaban. Infectó a los ratones de su laboratorio con la enfermedad y
a la mañana siguiente regresó a su laboratorio y encontró a los animales muertos,
“Disecó al animal y le extrajo el hígado y los pulmones, registrando de paso todos los rincones. Encontró
que el bazo estaba negro y muy hinchado, casi ocupaba toda la cavidad abdominal del ratón. Con un
bisturí limpio y bien calentado abrió el bazo y puso sobre un cristal una gota del líquido negruzco que
exudaba. Encontró los mismos microorganismos.” Koch observo como los pequeños bacilos se
convertían en esporas que podían transportarse de un lugar a otro y determino como era que los
animales sanos eran contagiados. Pero Koch quería descubrir un procedimiento que le permitiese
obtener cultivos puros de los distintos microbios.
Koch tenía la base de que una sola especie de microbio generaba una enfermedad determinada; así que
un día observo casualmente la superficie del corte de media patata donde había varias manchas de un
color diferente cada uno.
Con toda precisión continuó tiñendo los tubérculos de todas las partes del cuerpo del obrero muerto y
en todos ellos se veían los mismos animalillos. Asimismo en los animalitos muertos encontró los mismos
bacilos.” Por último concluyó que loas personas se contagiaban de tuberculosis inhalando el polvo del
aire con gotitas de esputo de los enfermos de tuberculosis.
En 1883 en cólera asiático invadió a Europa, cuando parecía que descubrirían la causa, la peste de
enfermedad paró. Luego se marchó a Calcuta donde encontró en los intestinos de cuarenta cadáveres
un bacilo en forma de coma, que no halló en ningún hindú sano. “Consiguió rápidamente cultivar el
bacilo coma en gelatina de suero, y una vez que lo tubo aprisionado en tubos, estudió sus costumbres.
Descubrió el bacilo coma en el agua pútrida de las cisternas. Llegó a la conclusión de que el cólera solo
podía ser contraído por el hombre al beber aguas muy contaminadas como las existentes en la India.”
Koch fue el hombre que demostró que los distintos microbios son los causantes de determinadas
enfermedades, el hombre a quien la técnica de la “caza de microbios” debe su precisión científica, el
hombre que actuó durante el período heroico de la Ciencia llevándola a las más altas cumbres.
CAPÍTULO V
PASTEUR.
Y el perro rabioso.
Pasteur propuso un experimento a Louvrier:
“Inyectó debajo de la paletilla de los animales sendas dosis de microbios virulentos del carbunco. Al día
siguiente, todas las vacas presentaban grandes hinchazones en la paletilla, tenían fiebre y respiraban
fatigosamente. Dos vacas le comisionaron a Louvrier, a las que se les sometería a su tratamiento; las
otras dos, serían tratados por Pasteur.”
Louvrier trato a las dos vacas: una murió y la otra siguió con vida.
Pasteur obtuvo los mismos resultados, una muerta y la otra con vida, pues entonces, las vacas con vida
fueron sometidas a nuevas dosis de carbunco, capaces de matar a un rinoceronte; inyectó a las vacas,
pero no les sucedía nada. Pasteur llegó a una conclusión: “Cuando una vaca a tenido carbunco y sale
adelante, no hay en el mundo bacteria capaz de producirle otro ataque: esta inmunizada.”
Pasteur había encontrado la clave principal para inmunizar a los animales, la clave era dejar envejecer
los cultivos, de tal modo que los animales se infectaran ligeramente y se repusieran de ello. “Un día
trajeron al laboratorio a un perro rabioso; bien atado y con gran riesgo para todos, fue introducido en
una jaula con perros sanos con el fin que los mordiese. Roux y Chamberland sacaron la baba del animal y
la inyectaron a conejillos de Indias.” De cuatro perros sanos mordidos, solo dos mostraron síntomas de
la enfermedad y los otros vivieron meses normalmente antes que se manifestara.
Las conclusiones que sacaron fueron que: El virus de la rabia que penetra en las personas con la
mordedura se fija en el cerebro y en la medula espinal. Todos los síntomas hacen supones que este virus
ataca el sistema nervioso. Si se inyecta debajo de la piel hay la posibilidad de que se extravíe en el
cuerpo antes de llegar al cerebro.
“Roux cogió un perro sano, lo anestesió con cloroformo y, haciéndole un pequeño agujero en la cabeza,
dejo al descubierto la masa encefálica viva, donde inyectó un apequeña cantidad de cerebro machacado
de un perro recién muerto de rabia.”
No había trascurrido dos semanas cuando el animal dio síntomas de la infección, y murió a los pocos
días. Uno de los perros inoculados con la sustancia procedente del cerebro virulento de un conejo, dejo
de ladrar, de temblar y milagrosamente se puso bien, se restableció por completo. Pocas semanas más
tarde inyectaron en el cerebro a este mismo animal, una dosis del más virulento cultivo del que
disponían. La pequeña herida sanó rápidamente, y Pasteur esperaba la aparición de los primeros
síntomas fatales, pero no se presentaron, estaba inmunizado. Y por fin dieron un procedimiento para
atenuar el virus de la rabia: No era a los perros a quienes se debería de inyectar la vacuna de la rabia,
sino a las personas enfermas, cuando una persona ha sido mordida por un perro rabioso, el virus tiene
que abrirse paso desde la mordedura hasta el cerebro y mientras eso sucede hay tiempo de inyectar la
dosis de 14 vacunas.
La primera vacuna hecha a un humano fue el 6 de julio de 1885 al niño Meister, el cual sobrevivió.
CAPITULO VI.
ROUX Y BEHRING.
Contra la difteria.

Poco después de 1888, Emilio Roux, el ayudante de Pasteur, descubrió que el bacilo de la difteria destila
un veneno extraño y que un gramo de esa sustancia bastaba para producir la muerte de 2 500 perros.
En todas las gargantas los mismos bacilos extraños. El caldo de cultivo diftérico paralizaba a los conejos.
“Tomo unos matraces y puso dentro de ellos caldo esterilizado y sembró cultivos puros de bacilos de
difteria, colocándolos después en la estufa del cultivo, pasados cuatro días, en un aparato extraño: un
filtro en forma de bujía hueca, de porcelana porosa, el cual dejará pasar el líquido y retuviera los bacilos.

Inoculó el virus en pequeños conejos y conejillos de Indias, pero estos animales sobrevivieron al virus.
Volvió a insistir con dosis mas elevadas de caldo filtrado a los mismos animales, a otros animales, y todo
ello daba el mismo resultado, el líquido no contenía veneno. Pero otro bacteriólogo, Emilio Behring,
trataba de observar los microbios de la difteria. El objetivo fundamental de Behring era encontrar una
sustancia química que cure la difteria, inoculaba infinidad de conejillos de Indias con difteria y todos los
animales enfermaron y a medida que se agravaban, les iba a inyectando diversos productos químicos.
“Inyectó a varios conejillos de Indias una dosis de bacilos de la difteria capaz de matarlos con toda
seguridad, y a las pocas horas los animales estaban enfermos; después, a las seis horas de la primera
inyección, les hizo otra de tricloruro de yodo.” Ese día transcurrió sin complicaciones y al día siguiente
los ratones estaban llenos de vida. Con ansiedad febril se dedicó a curar con el producto yodado a más
conejillos de Indias; unas veces los mataban los microbios de la difteria, otras veces el remedio.
“Behring preparó un cultivo conteniendo un veneno, pero totalmente exento de microbios, del cual
inyectó grandes dosis a los conejillos curados, pero volvieron a resistir la prueba.
Era la sangre la clave de Behring para encontrar la cura de los animales.
“Cogió uno de los animales muy le hizo una incisión en el cuello para extraer la sangre de alguna arteria,
pero no había arteria. Registró el cuerpo del animal y obtuvo una gota de sangre donde se encontraba la
pata. Pero ya tenia unas cuantas gotas de suero procedente de un conejillo durado, suero que mezcló en
un tubo de vidrio con gran cantidad del caldo venenoso donde había cultivado bacilos de la difteria;
inyectó la mezcla a conejillos no inmunizados y no murieron.” Behring obtuvo como conclusión que lo
único que destruía el veneno de la difteria es el suero de los animales inmunizados o de los que han
tenido difteria. “Inyectaba bacilos de la difteria, toxina difterica y tricloruro de yodo a conejos, ovejas y
perros, con el propósito de obtener el suero antitoxina que serviría como preventivo de la difteria.”
Pero el efecto de la antitoxina no era duradero.
Entonces volvió a entrar Emilio Roux, que creía firmemente que la antitoxina salvaría a los niños de las
garras de la difteria.
CAPÍTULO VII.
ELÍAS METCHNIKOFF.
Los diligentes fagocitos.

Elías Metchnikoff fue un judío nacido en el sur de Rusia, en 1845. Fue a la universidad de Kharkoff.
Le interesaba el estudio del protoplasma, pero se ocupo del estudio de ka evolución de los gusanos.
Tenia una manía de demostrar la supervivencia de loas más aptos, de cómo la Humanidad resiste a los
asaltos de gérmenes dañinos, aseverando que, los supervivientes no son los mejores, sino los más
hábiles. Un día mientras observaba una estrella de mar notaba células errantes del cuerpo de estas; esas
células comen alimentos, devoran las partículas del carmín, pero también deben de comerse a los
microbios. “Esas células errantes son la protección de la estrella de mar contra los microbios. Nuestras
células errantes, los glóbulos blancos, deben ser los que nos protegen contra los microbios invasores,
son seguramente la causa de nuestra inmunidad contra las enfermedades, son las que impiden que
contraigamos enfermedades.”

- De ser cierta mi teoría, una estrella introducida en una estrella de mar pronto se verá rodeada de
células errantes, y entonces recordé que, cuando las personas se pinchan los dedos pronto quedan
rodeados de pus, formando principalmente por los glóbulos blancos, las células errantes de la sangre.
- “Arrancó algunas espinas de un rosal y las clavó en el cuerpo de una de aquellas larvas transparentares
de estrella de mar. Al amanecer las espinas del rosal estaban rodeadas por mazas de células errantes.”
Necesitaba un nombre científico para aquellas células, por lo cual las denominó “fagocitos”, que en
griego significa célula que come.

Metchnikoff pudo observar como las células errantes de la pulga de agua, sus fagocitos, se abalanzan
sobre las peligrosas agujas, rodeándolas, comiéndolas, haciéndolas desaparecer. Cuando los fagocitos
no daban batalla a las esporas, cosa que sucedió con la suficiente frecuencia para que la teoría de este
fuera perfecta.

En 1891, Mechnikoff vacunó a unos cuantos conejillos de Indias con bacilos parecidos a los del cólera y
una semana después inyectó el vientre de los animales vacunados una nueva dosis de los nuevos
bacilos, vivos y virulentos. Los fagocitos murieron al instante, pues son delicados y al abrirse dejaron
escapar a los “bacilos vivos”.

Metchnikoff tenía miedo a la muerte, por lo cual decidió estudia r el endurecimiento de las arterias por
medio de la sífilis, y junto con Roux se aventuró a estudiar esta enfermedad. Mechnikoff murió a los 71
años.
CAPÍTULO VIII
TEOBALDO SMITH.
Las garrapatas y la fiebre de Texas.

Hacia 1890 hizo su aparición Teobaldo Smith, que dio la explicación de por qué el ganado vacuno del
norte, cuando es trasladado al sur enferma y muere de fiebre de Texas, y de por que el ganado vacuno,
aun estando sano, acarrea al ir al norte una muerte misteriosa para sus congéneres de esta región.
Precisamente en aquellos días una enfermedad extraña, la fiebre de Texas, traía seriamente alarmados a
los ganaderos; los del sur compraban ganado del norte, que era soltado de los vagones a pastar en
campos junto con las vacas del sur perfectamente sanas. Lo mismo sucedía al enviar al norte los novillos
y terneras del sur. Decían que la fiebre de Texas era producida por un insecto que vivía sobre las vacas,
chupándoles la sangre, insecto que denominaban garrapata.
Kilborne le habló acerca de la teoría de los ganaderos:
“Donde no hay garrapatas no hay fiebre de Texas”.
El 27 de junio de 1889 llegaron para trabajar 7 vacas flacas perfectamente sanas, procedentes de los
ranchos de Carolina del Norte, estaban plagadas de garrapatas de todos tamaños.
“Metieron cuatro de esas vacas del sur plagadas de garrapatas en el cercado número 1 junto con seis
vacas del norte, pensando que las garrapatas invadirán el ganado del norte, pues no han estado puestos
en contacto con la fiebre de Texas, pero tienen cierta predisposición para la enfermedad.”
En el cercado número 2, no había garrapatas, permanecían completamente sanas.
Smith reflexionaba sobre el notorio cambio de la sangre: el microbio desconocido de la fiebre de Texas
ataca a la sangre; parece que algo se introduce en los glóbulos rojos, haciéndolas reventar.
“Examinó el preparado la sangre de la primera vaca fallecida, examinado unos curiosos espacios
piriformes, observó que los agujeros se convertían en seres vivientes piriformes que, asimismo,
encontré en la sangre de todas las vacas enfermas.
Pero se necesitaba saber de que forma se transmitía la enfermedad de Texas.
“Si tomaba garrapatas jóvenes y sanas, incubadas en el laboratorio, garrapatas que nunca han vivido
sobre el ganado, los pongo en una vaca norteña y dejo que se atraquen hasta saciarse. Eligió una ternera
gorda, la puso en un pesebre y día tras día hacia pequeñas incisiones en la piel de la novilla para extraer
unas gotas de sangre. Un día notó que estaba muy caliente y la sangre no fluía y estaba oscura; examinó
al microscopio y vio que los glóbulos rojos estaban picoteados y destruidos.”
La conclusión de Smith fue que la enfermedad era transmitida por la garrapata joven.
Exterminado este insecto, bañando el ganado en soluciones antisépticas apara matar las garrapatas y
manteniéndolo en campos limpios de bichos, desaparecerá la fiebre de Texas. Descubrió hechos
curiosos relacionados con la inmunidad; vieron terneras norteñas con ataques benignos de fiebre de
Texas, y al siguiente año pastaban en campos que resultaban mortales para las vacas del norte no
inmunizadas. De este modo se explicaron el por que del ganso del sur no es victima de la enfermedad de
Texas.
CAPÍTULO IX
BRUCE.
La pista de la mosca Tse-Tsé.

David Bruce tenía interés en estudiar los virus misteriosos que estaban en África, donde además había
centenares de moscas garrapatas y mosquitos.
A partir de 1894, Bruce y su esposa se encontraban en Natal para estudiar aquellos virus,
específicamente todo aquello relacionado con la nagana (que significa espíritu deprimido), esta
enfermedad se caracterizaba por infiltrarse en los mejores caballos, enfermarlos, mostrando destrucción
de la grasa y sustituyéndola por bolsas acuosas en el vientre y causándoles una abundante secreción
nasal; los ojos se cubrían de una película lechosa y quedaban ciegos.
Existían diversas creencias acercas de la transmisión de la nagana: as moscas tse-tsé son la causa de la
nagana. Las moscas pican a los animales domésticos y les inyectan alguna especie de veneno. a nagana
procede de la caza mayor. Eligió unos cuantos caballos sanos, a los que hizo bajar al bosque, ató a la
boca unos sacos de lona para impedir que comieran o bebieran, y los hizo bajar de la colina a aquellos
bosques; mientras vigilaba que no se quitasen los sacos, enjambres de moscas caían sobre los caballos.
Pasaron unos quince días y uno de los caballos empezó a presentar mal aspecto y a tener la cabeza
colgante, en la sangre de aquel caballo apareció el animalillo que atacaba a los caballos. .”
Pero, aunque los caballos no hayan comido ni bebido, pueden haber aspirado aire lleno de
tripanosomas. Hay una manera de comprobarlo: En lugar de hacer bajar los caballos hizo subir las
moscas. Dando como resultado que todos esos caballos murieron de nagana. Pero aun quedaba una
duda que resolver, cuanto tiempo puede llevar tripanosomas en la trompa de una mosca tse-tsé.
“Pusieron jaulas con moscas sobre perros enfermos, y con intervalos de horas y de días las hicieron picar
después a otros perros sanos; esterilizó hebras de seda, que empapaba de sangre plagada de
tripanosomas y que cosía después, para saber cuanto tiempo conservaba aquella sangre sus mortíferas
cualidades.” Pero era necesario saber donde cogen las moscas los tripanosomas. . Abrió en el canal los
animales muertos, y con jeringuillas extrajo sangre de los corazones aun calientes, apresurándose al
examen microscópico pero no encontró tripanosomas. Para comprobar si existían inyectó a perros sanos
grandes cantidades de sangre procedente de 10 animales diferentes descubriendo de este modo que los
microbios de la nagana pueden estar latentes en la caza mayor, esperando ser transmitidos por la
moscas tse-tsé a animales domésticos.” Bruce llego al sitio de la enfermedad y hablo con Castellani
acerca de los tripanosomas y los estreptococos; fueron al laboratorio y montaron microscopios para
examinar la sangre de negros de enfermos a los que pincharon en la medula, donde descubrieron un
sinnúmero de tripanosomas.
La teoría de Bruce acerca de esto era que las moscas tse-tsé deberían de infectarse de tripanosomas en
alguna otra fuente que no era el hombre; tal vez esta fuente era la sangre de ciertas bestias; un día
encontró tripanosomas en la sangre de una vaca.
CAPÍTULO X.
ROSS CONTRA GRASSI.
El paludismo.
A mediados de 1899, dos científicos habían demostrado que solamente una especie de mosquito
causaba el paludismo: Ronald Ross y Battista Grassi.
En 1888, Ross aumento su interés por el mosquito del paludismo, era un medico del servicio indio. “Los
mosquitos chupan la sangre a los palúdicos; la sangre contiene los parásitos, penetran en el estómago
de los mosquitos y emiten flagelos, los flagelos se desprenden y penetran en el cuerpo de los mosquitos
convirtiéndolos en una forma resistente parecida a las esporas del carbunco. Los mosquitos mueren,
caen al agua y los personas beben el caldo de los mosquitos muertos.”
El 28 de mayo de 1895 se embarcó para la India con la firme idea de que los mosquitos transmitían el
paludismo.“Cazó mosquitos de cualquier clase y los dejó en libertad bajo los mosquiteros que cubrían
las camas donde yacían unos hindúes medio desnudos enfermos del paludismo. .
Desnudó a un palúdico y lo metió debajo de un mosquitero, porque había encontrado una nueva
especie de mosquito, al que denominó mosquito pardo, los soltó debajo del mosquitero para que
chupasen la sangre del enfermo y examinó los estómagos de los insectos; abrió uno de los últimos y
encontró células irregulares formando una cosa redonda. Esos círculos deberían ser el parásito del
paludismo en vías de reproducción.”
“Se dedicó a buscar mosquitos en las alcantarillas, los desagües y las cisternas de Calcuta. “Trajo tres
gorriones, uno sin microbios del paludismo en la sangre, otro con unos pocos y un tercero infestado de
estos, los coloco en jaula aparte y cogió una cría de mosquitos completamente libres de parásitos del
paludismo: ninguno de los mosquitos soltados en la jaula del primer gorrión presento círculos moteados
en la sangre del estomago, el del segundo unos pocos y los del tercero tenían el estomago infestado de
estos.” Grassi comenzó sus investigaciones, no sabia a donde iban los microbios del paludismo cuando
salen de los círculos de reproducción en el estomago de los mosquitos, simplemente a las glándulas
salivales. “Observando al microscopio una verruga en la pared del estomago de un mosquito hembra, 7
días después de haber chupado sangre a un pájaro palúdico, esta se abría y daba salida a un regimiento
de curiosas hebras fusiformes que desparramaban por todo el cuerpo del mosquito.
“Ensayo con los nuevos mosquitos sobre un hombre de apellido Sola durante noches seguidas, pero este
era un hombre resistente y no mostró el menor síntoma, días mas tarde este hombre enfermó
gravemente mostrando los síntomas de la enfermedad.”
Ahora tenían la certeza de que los mosquitos esparcían la enfermedad del paludismo a sitios ectópicos y
a personas que jamás tuvieron contacto con la enfermedad.
“Incubó zanzarones y todas las tardes durante cuatro meses el en conjunto con 6 o 7 amigos
permanecían sentados junto a los mosquitos para que los picasen; pero a pesar que esos mosquitos
eran hijos de hembras de las regiones mas atestadas de paludismo, ni el ni ninguno de sus
acompañantes enfermaron.”
Llegó a la conclusión que no eran los hijos de los mosquitos, sino los mosquitos que han picado a un
palúdico los que transmitían la enfermedad.
CAPÍTULO XI
WALTER REED.
¡En interés por la ciencia y la humanidad!

La extinción de la fiebre amarilla fue una gran lucha, lo cierto es que todo el mundo sabía la manera de
combatir la enfermedad, pero todos tenían una opinión diferente acerca del modo de defenderse de
ella: fumigar las sedas, telas y objetos de propiedad de las gentes antes que abandonen la ciudad
infestada de fiebre amarilla o quemar estos objetos, para que el virus no se extienda. Tal era el
conocimiento hacia 1900, mientras que Carlos Finlay, de la Habana tenía la teoría de que los causantes
eran los mosquitos.
San Cristóbal de la Habana era el sitio donde la fiebre había cobrado más victimas, por lo que el
comandante Walter Reed fue designado a la investigación de cómo combatir la fiebre amarilla. Arribó a
Quemados y se encontró con un número excesivo de soldados norteamericanos muertos, la comisión
investigadora que iba con Reed eran James Carroll, Jesse Leazer y Arístides Agramonte. “Lazear los
colocó en un lugar templado y se convirtieron en larvas, dieron a lugar a mosquitos de alas plateadas.
Observo al mismo tiempo que las enfermeras, en contacto permanece con los enfermos no contraían la
fiebre amarilla, por lo cual dedujo que el causante no era un bacilo. Era necesario hacer experimentos
encaminados a demostrar que la fiebre amarilla es transmitida por los mosquitos, pero era necesario
experimentar en seres humanos, por lo cual requirió que los miembros de su comisión se ofrecieran
como voluntarios.
“Lazear se paseo entre los muertos de fiebre amarilla, hizo que les picasen los mosquitos y después
reintegró los insectos henchidos de sangre a sus jaulas con agua y terrones de azúcar. Consiguió 7
voluntarios e hizo que les picaran los mosquitos, pero ninguno de ellos contrajo enfermedad.” “James
Carroll hizo que le trajeran el mosquito mas peligroso de la colección, que había picado a 4 enfermos de
fiebre amarilla para que le picase, 4 días más tarde enfermó.”
“El 13 de Septiembre un mosquito picó a un enfermo y después picó a Lazear, para morir el 25 de
septiembre.” Reed instaló un campamento donde se dedico a buscar voluntarios que se dejaran ser
picados por los mosquitos, los hombres que habían de ser picados deberían de permanecer encerrados
días y semanas para evitar todo peligro de contagio casual. Introdujo a 3 hombres dentro de la barraca y
estos con cajas conteniendo ropa de cama manchadas de vomito negro y deyecciones de muertos por
fiebre amarilla, permanecieron ahí 20 noches seguidas y pasaron a cuarentena a una tienda ventilada,
no presentaron síntomas. Al mediodía del 21 de diciembre de 1900, un paciente recién bañado y solo
con una camisa de dormir, penetro junto con 15 mosquitos hembras, la mañana de navidad presentó los
primeros síntomas.”
Pero aun quedaba la duda de cual era la causa de la fiebre amarilla.
“Logró obtener sangre infectada de fiebre amarilla, que pasó por un filtro de porcelana muy fina e
inyectó el líquido filtrado a 3 personas no inmunes y 2 de ellas contrajeran fiebre amarilla.”
La fiebre amarilla era causada por un microbio muy pequeño.
CAPÍTULO XII.
PABLO EHRLINCH.
La bala mágica.
La idea de Ehrlich era matar los microbios, habría que hacerlo con una bala mágica, por ello logró
transformar una droga en un producto que logró salvar la vida de los hombres. Empezó tiñendo
animales vivos, empezó intentándolo con azul de metileno. “Inyectó un poco de azul en la vena auricular
de un conejo; vio como el color se difundía por la sangre y el cuerpo del animal, tiñendo
misteriosamente las terminaciones nerviosas.” Tenía que existir una sustancia que no se fije en ninguno
de los tejidos del cuerpo humano, pero que tiña y mate todos los microbios que atacan al hombre. En
1901 leyó los trabajos de Laveran acerca dl paludismo y los tripanosomas; especialmente había
observado que los tripanosomas del mal de caderas mataban al 100% de los tripanosomas y entonces
les inyectó arsénico, que los alivió un poco y mato algunos tripanosomas, pero seguían muriendo al
100%; el objetivo era encontrar un colorante que salvase a todos los ratones. “Se procuró una buena
dotación de ratones blancos, además de un ayudante japonés, llamado Siga que se ocupase de cortarles
un pedazo de la cola a los ratones y buscar tripanosomas, inyectar sangre infectada a otros ratones.”
Estaba Ehrlich ensayando el efecto que producían en los ratones los colorantes derivados de la
benzopurpurina y los animales seguían muriendo, era necesario modificarlo introduciendo grupos
sulfúricos. “Siga inyectó este compuesto modificado a 2 ratones blancos y los tripanosomas
desaparecieron de la sangre, a este colorante lo denominaron rojo tripan. Siguió inyectando rojo tripan
mejoraban un poco, pero a los pocos días caían victimas de este mal.” Se topó con una droga llamada
Atoxil en cuya constitución entraba un anillo de Benzol, 4 átomos de hidrógeno y oxido arsénico, pero
había que modificarlo un poco. Consiguieron modificar el Atoxil, pero cuando habían conseguido
exterminar a los tripanosomas transformaban en agua la sangre de los ratones o les provocaba una
ictericia mortal. Ehrlich siguió ensayando hasta que dio con el compuesto 606, cuya obtención
significaba incendios y explosiones por los vapores de éter y difícil de conservar, por que a la menor
traza de aire lo transformaba en veneno, era el 606 el p.p-dihidroxiarsenobenceno, que a pesar de todo,
era inofensivo; una sola inyección del 606 hacia desaparecer todos los tripanosomas de un ratón
atacado del mal de caderas.
El 31 de agosto de 1909 un conejo macho encerrado tenia en la delicada piel del escroto 2 ulceras
causadas por la roedura de espiroquetas.
Inyectaron en la vena auricular la solución del 606, al siguiente día estaba totalmente curado.

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