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INTRODUCCIÓN

Como se ha visto, la historia, como asignatura realiza una aportación múltiple al currículo de la Escuela Primaria.
Una de estas facetas es el conocimiento, información, comprensión y contenido. Este conocimiento comprende,
hechos ampliamente admitidos como por ejemplo: fechas, acontecimientos, lugares, el desarrollo vital de las
personas, sobre las cuales puede situarse un marco histórico; la relación entre los hechos aceptados y los datos
sobre los mismos y la materia de un determinado fragmento del estudio histórico.

La enseñanza de la historia es una parte indispensable dentro del aprendizaje de cada uno de los niños, ya que
es importante que conozcan sus raíces culturales, sociales, políticas, las cuales influirán en su personalidad.

De hecho, la tarea de los docentes radica en saber reconocer la dificultad a la que se enfrentan al enseñar
historia y los obstáculos que deben superar para que el alumno la asimile sin que le parezca una desierta
cronología de acontecimientos y personajes.

Los objetivos formativos de la historia:

Impartir la materia de historia implica motivar al alumno a pensar históricamente, comprender el método con el
que se elabora dicho conocimiento; los valores relacionados con éste, su influencia en la vida cotidiana en el
aula, el entorno familiar y social, y las actitudes éticas y cívicas que presenta el discurso, asociados a los
procesos del pensamiento que estimulan su estudio.

Para lograr que el hecho histórico que se imparte en el aula no quede en un mar de información abstracta y
hasta cierto punto inútil, deberemos conferir tal coherencia al contenido, que sea capaz por sí mismo de
estimular en el alumno la activación del pensamiento y posibilitar la espontánea práctica de sus habilidades y
destrezas elementales al leer, escribir, hablar y escuchar mejor. Esto es, promover un enfoque constructivista.

Desarrollo (La evaluación de la historia en el aula)

La evaluación es una tarea que esta ligada de antemano a la labor educativa y por tanto a la tarea de cualquier
maestro, es común que   concibamos a esta como el resultado final que nos arroja la información sobre los
aprendizajes que nuestros alumnos o hijos han adquirido después de determinado lapso de tiempo, sea mes,
bimestre o ciclo escolar, sin embargo esa errónea concepción promueve el olvido de muchos otros aspectos,
como el desarrollar en nuestros educandos la habilidad en el manejo de información, la elaboración y empleo
de herramientas y soluciones para resolver un determinado problema o el promover actitudes y valores.

Una de las asignaturas de enfoque formativo es “historia”, ya que su enseñanza y evaluación debe evitar las
prácticas que privilegian la memorización de nombres y fechas para priorizar la noción temporal y espacial de
sucesos y procesos. Favorece la organización de otros conocimientos, contribuye a la adquisición de valores
éticos personales y de convivencia social y a la afirmación consiente y madura de la identidad nacional. La
historia es una de las asignaturas más rechazada por los alumnos, incomprendida por los maestros y repetida
por todos. Comúnmente escuchamos comentarios como, la historia es aburrida o ¿de qué me sirve saber eso?,
comentarios con los que concuerdo; la historia es aburrida y no sirve de nada, precisamente por que su
enseñanza carece de sentido, no por que no sea importante, sino por que nuestra manera de enseñar historia
no es adecuada y por tanto nuestros modelos de evaluación son también enormemente subjetivos.

Comúnmente evaluación era considerada como sinónimo de número, de finalización y determinación del grado
de aprendizaje de nuestros alumnos, así la evaluación determina a los aptos y no aptos. Sin embargo el acto
evaluativo en historia y cualquier otra asignatura, debe interpretarse como: un proceso importante para
mejorar tanto la enseñanza como el aprendizaje. Es una materia que debe proveer elementos suficientes para
cambiar adecuar o continuar con determinadas prácticas docentes.
Así concebimos a la evaluación como un acto constante que evalúa tanto el aprendizaje como la enseñanza, por
tanto la evaluación abre el espacio para la reflexión sobre nuestra práctica y su pertinencia. La evaluación es el
último paso de un ciclo sin fin, ya que deberíamos aplicar una amplia variedad de estrategias en nuestra
práctica, revisar su pertinencia y consolidarlas, ello en pro de la mejora en el aprendizaje de nuestros alumnos.
Esta es la llamada función formativa de la evaluación, que nos permite mejorar sobre el proceso de enseñanza-
aprendizaje.

Enseñar historia de manera formativa propone desprenderse en la medida de lo posible de todas aquellas
prácticas que se han vuelto vicio al enseñar historia y que antes mencionamos cómo la memorización de
nombres y fechas, pues lo importante es que es que los alumnos comprenda los procesos históricos, se debe
trabajar para que observen el pasado y den respuestas a su presente

Una estrategia por más interesante es la problematización, por lo general no pensamos en ella cuando
hablamos de la historia, pero por medio de esta promovemos en nuestros educandos actitudes que nos
llevaran a un fiel y verdadero aprendizaje de la historia en:

• La comprensión del tiempo histórico

• Manejo de información histórica

• Y la formación de una conciencia histórica para la convivencia.

Una enseñanza formativa necesita de una evaluación formativa de la historia, con ello resolveríamos el
problema de la asignatura de historia en nuestra escuela; recordemos que la concepción curricular incluye qué
enseñar, cómo enseñar y cómo evaluar, con base en el currículo para la enseñanza de la historia, propondremos
un modelo de evaluación pertinente apegado a un proceso de enseñanza de la historia eficiente.

La forma tradicional de la evaluación de la asignatura de historia pone excesivo énfasis en la memorización de


datos; es común que los maestros crean que esta práctica es correcta, ello a que dicho saber se ha propagado a
lo largo de la historia de la historia en la escuela primaria y a la razón de que es sumamente importante conocer
dicha información, por ejemplo difícilmente podríamos hablar o trabajar con el tema de la conquista de México
y no conocer a la figura de Hernán Cortez, así como conocer la fecha de consumación de la independencia es
necesario para conocer desde hace cuanto tiempo es una nación libre y comprender la evolución de la
democracia en nuestra nación.

Por tanto la evaluación de la historia desde mi personal opinión no puede ni debe desprenderse de la
consideración de la información histórica y su memorización; recordando que cuando hablamos de educación
tradicional se refiere a prácticas que son hoy obsoletas de acuerdo con los enfoque en la enseñanza de las
asignaturas, sin embargo también representan la esencia de la labor educativa por tanto es necesario echar
mano de algunas practicas tradicionales en nuestro trabajo en la enseñanza de la historia.

Para lograr que nuestros alumnos aprendan realmente hemos de promover el trabajo del historiador, para ello
nada mejor que el trabajo de la problematización. Comúnmente creemos que esta estrategia es propia de la
enseñanza de las matemáticas sin embargo es posible usarla en la enseñanza de cualquier asignatura tal es el
caso de la historia. Los niños se muestran interesados en resolver situaciones problemáticas cuando estas se
presentan de una manera clara y precisa.

Es verdad que el trabajo de la historia por medio de la problematización exige más de cada niño, por niños
sumamente desenvueltos. Sin embargo antes de pensar en que dichas tareas podrían ser difíciles o incluso
imposibles de realizar por nuestros alumnos , deberíamos de considerar que si no trabajamos en ello nunca,
pues entonces no podremos aspirar a que nuestros alumnos desarrollen estas capacidades, ya que estaremos
de acuerdo que así como maestros somos muy propensos a estacionarnos en una zona de confort, los niños
igual suelen acostumbrarse a un trabajo mecánico que exige poco de aquellos y utilizando la filosofía popular,
estaríamos de acuerdo que “poco alcanza, el que a nada aspira”, por tanto seremos ambiciosos para alcanzar
grandes resultados.

Así la enseñanza de la historia se enfocará en tres aspectos principales mismos que serán los que evaluaremos
en nuestros alumnos como lo menciona Saturnino Sánchez.

• Conceptual: Es el área e los conceptos y de las nociones de cada periodo histórico, justo en el entra la
memorización de datos importantes en asa periodo.

• Procedimental: Es el saber hacer, incluye las habilidades, destrezas y técnicas, para poner en práctica los
conocimientos. Tal será la consulta de fuetes de información, interpretación de textos y elaboración de
esquemas.

• Actitudinal: Lo que se considera deseable que el alumno aprenda con ayuda del maestro el desarrollo de
actitudes y valores como la empatía, responsabilidad, tolerancia y solidaridad.

Los problemas con la enseñanza y evaluación del aprendizaje de la historia es que hemos dado un gran peso al
aspecto conceptual, mientras que hemos dejado de lado y hasta olvidado el aspecto procedimental y
Actitudinal, mismos que dicho sea de paso no podemos evaluar con un cuestionario de conceptos o un examen
de opción múltiple.

Evaluamos procesos y no productos, ya que la evaluación es una constante, la evaluación es para el maestro,
alumnos y todos los agentes educativos, por lo que al observar deficiencias podremos ir mejorando sobre la
marcha tomar decisiones y acciones pertinentes en vez de emitir solo calificaciones.

Instrumentos de evaluación.

La observación es sin duda la herramienta más eficaz del maestro para evaluar, el hecho de evaluar prescinde
de la observación y es a través de ella que el maestro llegara a establecer conclusiones sobre el avance o el
aprendizaje esperado de los niños, para ello debemos tener en cuenta criterios de evaluación establecidos por
escrito, para reducir en lo más mínimo la subjetividad de este proceso.

En el registro de la evaluación usamos entonces una frase de dominio público, “Lo que no se registro no
sucedió”, y ese registro se hace a través de instrumentos de evaluación también llamados, instrumento de
recogida y análisis de datos. Los cuales son necesarios para registrar por escrito (número, descripción o claves)
los datos que el proceso de enseñanza-aprendizaje arroja, según lo que queremos evaluar hemos de elegir el
formato más pertinente.

A continuación describiré algunos instrumentos para la recogida de datos, que creo son los más apegados a la
evaluación formativa y de todos los aspectos que promueve la enseñanza de la historia por medio de
problemas, apegándonos al enfoque de la asignatura:

Estos instrumentos de registros además son acordes a la evaluación del proceso algunos orientados hacia la
actividad del educando otros a la intervención docente, pero todos tienen cómo propósito el observar el
progreso en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

• Anecdotario:

Son fichas que contienen espacios para llenar los datos de nuestros alumnos, anotando los datos que se
desvían de su conducta habitual en un día ya sea en sentido positivo o negativo, por tanto el anecdotario no es
algo que se haga diario en cada alumno. Las diferentes anotaciones representan una valiosa información para
evaluar ciertos objetivos en el aspecto Actitudinal.
• Diario de clases:

Puede ser escrito por el maestro como un medio a través del cual se haga reflexión sobre el proceso o bien
los alumnos pueden ser quienes llenen este diario durante todo el año escolar, uno cada día, siendo para la
propuesta de la problematización en la evaluación de la historia sumamente idóneo, pues permite obtener
información tanto del progreso en la redacción y expresión tanto como en el desarrollo del proceso, atendiendo
el espacio procedimental y Actitudinal en la evaluación de la historia.

En el diario de clases puede reflexionarse sobre distintos factores en el proceso de enseñanza- aprendizaje,
como el aprendizaje de los alumnos, la enseñanza, las interacciones maestro-alumno, los procesos de gestión la
disciplina etcétera.

• Lista de control:

Consiste en un cuadro de doble entrada, se coloca en la columna de la izquierda los objetivos que quieren
alcanzarse o aprendizajes esperados, del lado superior el nombre de los alumnos y bajo de ellos se escribe
hasta donde se alcanzo el objetivo dado según hemos observado y a las opciones que de el formato que
nosotros mismos realizaremos de acuerdo a lo que creemos deberán de dominar nuestros alumnos en un
determinado tiempo o bien de lado izquierdo en vez de propósitos o aprendizajes esperados podemos colocar
algunos aspectos cualitativos, que observaremos en nuestros alumnos y llenar los espacios con una
determinada nomenclatura o código, que puede ser numérico o simbólico.

Las listas de control o listas de cotejo, son el instrumento más común de uso entre los maestros para recoger y
analizar datos sin embargo su empleo es a veces obsoleto, si solo colocamos marcas como palomitas o tachas,
es menester elaborar escalas o bien establecer aprendizajes esperados según se emplee para evaluar el aspecto
Actitudinal (actitudes y valores propios de la enseñanza de la historia) o bien si nuestros alumnos distinguen
nociones y conceptos propias del aprendizaje de la historia.

Podemos echar mano de la lista de control para registrar dichos aspectos como:

• Dominio del tema.

• Organización de la información.

• Fuentes consultadas.

• Nivel de argumentación (al responder las

Preguntas de sus compañeros).

• Materiales que utilizó para su exposición.

• Escala de valoración descriptiva:

Son las que valoran mediante un conjunto de expresiones verbales el grado de consecución del objetivo, en
la evaluación es un instrumento valido para observar el desarrollo paulatino de objetivos previstos y del
momento en que se encuentra el alumno en el camino hacia esos objetivos.
• Portafolios:

Se trata de una colección de las producciones realizadas en cualquiera de las asignaturas en este caso historia
y evaluar los tres aspectos Conceptual, procedimental y Actitudinal, es necesario hacer un correcto uso del
portafolio, y emplearle al revisar sus trabajos como un agente que promueva el análisis de la evolución de los
niños en la adquisición de las competencias históricas, la conciencia histórica y el pensamiento crítico.

Es necesario que todo proceso evaluador concluya con un informe que resuma la importancia de los datos
obtenidos, es necesario que como maestros estemos comunicando constantemente a nuestros alumnos de
cuales han sido los aspectos positivos consolidados y afianzados y de la misma manera las dificultades que hay
que saltar y las que sigan surgiendo.

Por norma todo maestro tiene que elaborar un informe escrito periódicamente (comúnmente de manera
numérica) para los padres de familia y alumnos e informarles de su desempeño, este informe debe partir de la
posición actual del educando y la que ocupaba antes de trabajar sobre ciertos objetivos.

Para realizar dicho reporte el maestro deberá echar mano de cada uno de los instrumentos de evaluación que se
mencionaron antes y elaborar un reporte de tallado o al menos más detallado que un frio número y brindar
observaciones pertinentes para que el alumno continúe adecuadamente su aprendizaje.

Conclusión

La clave en cuestión de evaluación educativa es el ser congruentes emplear debidamente el saber curricular que
debiéramos tener y aplicarlo en nuestra práctica y despojarnos de la rutina y el confort que nos brinda el
practicar siempre las mismas metodologías, estrategias y modelos.

Los nuevos tiempos exigen una nueva forma de enseñar y esta su pertinente forma de ser valorada. Los
maestros estamos en constante capacitación y estoy seguro que muchos conocen algunos de los instrumentos
aquí propuestos, seguramente tienen siempre la intención de innovar pero la concepción social de la escuela del
conocimiento y de la evaluación termina condicionando por completo nuestro proceder, estamos consiente de
que la sociedad quizás no este lista para comprender esta evolución en la educación, pero nunca lo estará sino
comenzamos ; los tiempos han cambiado, nuestros alumnos han cambiado, así como sus necesidades e
intereses, parece más que justo que profesores estemos también abiertos a ese cambio; de lo contrario
cualquier concepción curricular sea de la enseñanza de la historia, sea el contexto rural o urbano sin disposición
por conocerla y practicarla, sus propósitos por más ambiciosos que sean no se cumplirán

Bibliografía

- Programa de historia, en programa de estudio 2009, SEP.


- El diario del profesor/ R. Porlán y J Martin. Introducción: cambiar la enseñanza, cambiar la profesión.
- Sánchez
- Rodolfo Ramírez
- Paídos, CONCEPCIÓN COSTRUCCTIVISTA DE LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE
- Luis Gonzales y Gonzales

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