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Edad Media

LOS REINOS GERMANICOS DE OCCIDENTE (caída del Imperio Romano)

los vándalos se habían establecido en el Sur de la península ibérica y luego en el Norte de A frica, desde
donde dominaron el mar Mediterráneo. Fue entonces que, aprovechando las precarias condiciones en que se
encontraba el Imperio romano, desembarcaron en Lilia, en el puerto de Ostia (455), a las órdenes de
Genserico, y ornaron la ciudad de Roma, a la que saquearon durante catorce días, pese a la oposición del papa
San León, que esta vez no pudo convencer al jefe e vándalo para que depusiera su actitud, como antes lo
había hecho con Atila.

La saña con que se realizó el saqueo hizo tristemente celebres a los vándalos, cuyo nombre ha quedado en la
historia como sinónimo de salvajismo.  A pesar de su condenable comportamiento, Genserico mantuvo la
estructura imperial, en la que se sucedieron diez emperadores, hasta que Odoatro, jefe de los mercenarios
hérulos, derrocó a Rómulo Augústulo en el año 476 y adoptó el título de rey de Italia. Con ello cayó
definitivamente el Imperio romano de Occidente y dió comienzo formalmente la Edad Media.

El Reino de Italia

El reinado de Odoacro no perduró mucho tiempo, por lo que los ostrogodos, liberados de la dominación de los
hunos y empujados por los bizantinos, invadieron la península a las órdenes de Teodorico (490), quien a su
vez se proclamó rey de Italia (493) y estableció la capital en Ravena, cargo que ejerció hasta su muerte en el
año 526 con tal dedicación y acierto, que se constituyó en un modelo para los otros reinos de la época.

A partir de entonces el Occidente perdió definitivamente su unidad y quedó dividido en una serie de pequeños
estados, aislados entre sí y sujetos a la agresión constante de nuevos invasores provenientes del Norte, del
Este y del Sur.

En el año 555, Italia fue ocupada por los bizantinos y quedó incorporada al Imperio romano de Oriente como
un exarcado o virreinato. Pero a la muerte del emperador Justiniano (570), la península fue invadida por los
lombardos o longobardos, de origen germano, que impusieron su dominio durante casi dos siglos.

El Reino de España

Al iniciarse el siglo y, el reino visigótico establecido por Ataúlfo en el Sur de Francia y en el Este y Sur de
España, por la presión de los francos quedó reducido sólo a la región ibérica, cuya capital se estableció en
Toledo.
Luego los visigodos comenzaron a extenderse hasta ocupar toda la península. No obstante, no se fusionaron
con los primitivos habitantes por la resistencia de éstos, que conservaron la religión católica, la lengua latina y
el derecho romano y no aceptaron el arrianismo de los invasores y la legislación germánica.

Esta situación se mantuvo hasta el año 589, en que el rey Recaredo, por consejo de su padre Leovigildo, se
convirtió al catolicismo, en el III Concilio de Toledo. Con ello se logró la unión de los hispanorromanos con
los visigodos.

Durante la dominación visigótica. España constituyó una monarquía electiva, en la cual el rey debía compartir
su autoridad con un consejo de nobles y con los concilios del clero, que periódicamente se reunían en bledo.
En el año 634, el rey Recesvinto ordenó la recopilación de las normas vigentes en el Liber Iudicorum.

Al llegar al siglo VIII se extinguió la monarquía  visigótica, pues con la elección de Don Rodrigo se
desencadenó la guerra civil. Esta circunstancia fue aprovechada por los árabes, que invadieron la península
desde el Sur y derrotaron a Don Rodrigo en la Batalla de Guadalete, en el ano 711.

A partir de entonces se inició la guerra por la Reconquista, que se extendió hasta el año 1492, en que los
Reyes Católicos recuperaron el reino de Granada que era el Último territorio que quedaba en poder de los
árabes.

El reino de Francia

A fines del siglo V, prácticamente todo el territorio de la Gábia se encontraba en poder de los germanos, que
se distribuían de la siguiente manera: al Norte los francos; en el centro, los alamanes y los burgundios; y en el
Sur, los visigodos que, como vimos ocupaban también gran parte de España. En el Oeste había logrado
subsistir una parcialidad del Imperio romano, que se había erigido en un reino independiente en virtud de la
habilidad del general Siagrio.

Esta situación de relativo equilibrio no se mantuvo en pie mucho tiempo, pues el rey de los francos, Clovis o
Clodoveo, nieto del célebre Meroveo, inició el proceso de unidad de la Galia, apelando para ello a todos los
recursos a su alcance.

En primer lugar, se dirigió contra Siagrio, a quien derrotó por completo, luego de lo cual fijó la capital en
Soissons. De inmediato atacó a los alamanes, a quienes venció en la batalla de Tolbica (496) y los sometió a
su autoridad.

Cumplida esta primera parte de su campaña, posiblemente por influencia de su esposa Clotilde, Clodoveo se
convirtió a la religión católica, lo que le valió el apoyo de la mayoría de la población, influida por los obispos.
En esas condiciones se dispuso a enfrentar a los burgundios, a quienes venció en Dijón (500).  Por último,
respondiendo al pedido de auxilio de los católicos que habitaban en el Sur de la Galia, marchó contra los
visigodos y los derrotó en VouUlé, cerca de Poitiers (507), obligándolos a abandonar el territorio galo y a
pasar a España.

De esta manera, a la muerte de Clodoveo, acaecida en el año 511, se había concretado la unidad de la Galia,
con el nombre de Francia o país de los francos, en el cual convergieron influencias germánicas, romanas Y
cristianas. Sin embargo, en los dos siglos siguientes, sus sucesores, libertinos e Incapaces, no supieron
mantener el poderío alcanzado.

El reino de Inglaterra

En la primera década del siglo V, las legiones romanas que ocupaban la Britania, fueron trasladadas al centro
de Europa para hacer frente a la difícil situación planteada.

Con este motivo, se reanudaron las luchas internas entre los pictos, los escotos y los bretones; circunstancia
que fue aprovechada por las tribus germanas de los anglos y los sajones que invadieron las islas británicas y
luego de conquistar todo el territorio, constituyeron siete pequeños reinos reunidos en una confederación
conocida con el nombre de Heptarquía; hasta que en el siglo IX reconocieron a un solo rey, que fue Egberto
de Wessex. En el siglo VI, el papa Gregorio 1 había logrado la conversión de los anglosajones al catolicismo.

Las Cruzadas Se designan con este nombre las expediciones que, bajo el patrocinio de la Iglesia
emprendieron los cristianos contra el Islam con el fin de rescatar el Santo Sepulcro y para defender luego el
reino cristiano de Jerusalén. La palabra "Cruzada" fue la "guerra a los infieles o herejes, hecha con
asentimiento o en defensa de la Iglesia". Aunque durante la Edad Media las guerras de esta naturaleza fueron
frecuentes y numerosas, sólo han conservado la denominación de "Cruzada" las que se emprendieron desde
1095 a 1270. Según Molinier, las Cruzadas fueron ocho.

Cuatro a Palestina, dos a Egipto, una a Constantinopla y otra a África del Norte. Las causas de las Cruzadas
deben buscarse, no sólo en el fervor religioso de la época, sino también en la hostilidad creciente del
Islamismo, en el deseo de los pontífices de extender la supremacía de la Iglesia católica sobre los dominios
del Imperio Bizantino, en las vejaciones que sufrían los peregrinos que iban a Tierra Santa para visitar los
Santos Lugares, y en el espíritu aventurero de la sociedad feudal. Cuando los turcos selúcidas (selyúcidas) se
establecieron en Asia Menor (1055) destruyendo el Imperio Árabe de Bagdad, el acceso al Santo Sepulcro se
hizo totalmente imposible para los peregrinos cristianos.
LOS ARABES

En el siglo VI se hallaban claramente diferenciadas dos clases de población: la nómada y la sedentaria. A la


primera pertenecían los árabes trashumantes -beduinos- que llevaban una vida ruda y llena de peligros.
Practicaban el robo, el pillaje y el asesinato sin remordimiento alguno. Odiaban a los árabes sedentarios, a
quienes, con frecuencia, hacían objeto de sus depredaciones. La institución sagrada era la tribu; el matrimonio
tenía por único fin conseguir el aumento de la población.

El beduino que más hijos tenía era el más considerado. Las tribus vivían en un constante estado de enemistad
y de guerra, pues no concebían las ventajas de la unidad. Eran poco religiosos, adoraban a numerosas
divinidades y a bloques de piedra que transportaban en su incesante deambular por el desierto. Algunas tribus
se habían convertido al judaísmo y a la religión cristiana, por lo que, durante el siglo VI existió un
movimiento religioso que tendía al monoteísmo.
Sin embargo, entre estas tribus existía un lazo de unión formidable: la lengua. El árabe se enorgullecía de la
riqueza de su vocabulario y procuraba sostener su pureza. Las faltas cometidas al hablar eran castigadas a
bastonazos y los poetas eran considerados como seres privilegiados y mágicos. Los beduinos escuchaban
embelesados sus narraciones.

La ciudad más famosa de Arabia era La Meca. Allí se hallaba la Kaaba, el santuario de los árabes. De los
puntos más lejanos acudían beduinos para besar la piedra negra y redimir sus pecados. Todas las caravanas
del desierto confluían en aquel lugar y la ciudad fue creciendo y prosperando. Opulentos mercaderes
organizaron en ella una especie de república. En sus mercados se compraban y vendían mujeres, esclavos y
camellos.

CIVILIZACION ARABE. Durante 500 años se enfrentaron dos modos de pensar, dos religiones y dos
concepciones de la vida: Mahoma y Cristo.

Imperio carolingio

A partir del siglo VIII, una nueva dinastía de reyes, descendientes de la familia de los Heristal, le dio su
mayor esplendor, y extendió su poder a todos los países de Occidente, en la misma época en que los árabes
consolidaban su dominio en la península ibérica. Carlos Martel que, como vimos, detuvo a los árabes en su
avance sobre Europa en la memorable batalla de Poitiers (732), tuvo dos hijos:  Carlomán, que profesó como
monje, y Pipino, apodado el Breve por su baja estatura, que depuso a Childerico III y se apoderó del trono en
el año 751 y reinó hasta el 768, inaugurando la dinastía de los carolingios.  A su muerte, sus dos hijos,
Carlomán y Carlos, fueron elegidos reyes de los francos, pero, como era de prever, no lograron coordinar sus
acciones y se enfrentaron entre sí.

La solución de esta difícil situación se vió facilitada por el fallecimiento de Carlomán en el año 771, con lo
que quedó Carlos en posesión total de los dominios de su familia, pues los hijos de Carlomán lo eligieron
como jefe.

CARLOMAGNO

Carlos ya era conocido por sus condiciones personales como El Grande (Magno)

Una vez Finalizadas estas campañas, las posesiones de Carlomagno comprendían la Galia, Italia, Germania y
una parte de España, con lo cual quedó restablecido el antiguo Imperio romano de Occidente.

SEGUNDAS INVACIONES BARBARAS

Tras la muerte de Carlomagno el imperio empezó a desintegrarse con rapidez

Las invasiones de los siglos IX y X

En los siglos IX y X Europa occidental se vio asolada por una nueva ola de invasiones de distintos pueblos no
cristianos: un viejo ene migo (los musulmanes) y dos nuevos pueblos (los vikingos y los magiares) (véase el
mapa 8.2 de la página 203). Aunque golpeada por estas embestidas, la Europa cristiana se mantuvo y terminó
por asimilar a los otros dos pueblos dentro de la civilización europea cristiana, excepto a los musulmanes.

EL FEUDALISMO

Fue un sistema contractual de relaciones políticas y militares entre los miembros de la nobleza de Europa
occidental durante la alta edad media. El feudalismo se caracterizó por la concesión de feudos (casi siempre
en forma de tierras y trabajo) a cambio de una prestación política y militar, contrato sellado por un
juramento de homenaje y fidelidad.

Con la desintegración del Imperio Carolingio en el siglo IX muchos personajes poderosos se esforzaron por
constituir sus propios grupos de vasallos dotados de montura, a los que ofrecían beneficios a cambio de su
servicio. Algunos de los hacendados más pobres se vieron obligados a aceptar el vasallaje y ceder sus tierras
al señorío de los más poderosos, recibiendo a cambio los beneficios feudales. Se esperaba que los grandes
señores protegieran a los vasallos de la misma forma que se esperaba que los vasallos sirvieran a sus señores.

SACRO IMPERIO ROMANO

El Sacro Imperio Romano Germánico (en alemán: Heiliges Römisches Reich Deutscher Nation «Sacro
Imperio Romano de Nación Alemana»; o Sacrum Romanum Imperium Nationis Germaniae en latín) fue la
unión política de un conglomerado de estados de Europa Central, que se mantuvo desde la Edad Media hasta
inicios de la Edad Contemporánea. Formado en 962 de la parte oriental de las tres en que se repartió el reino
franco de Carlomagno en 843 mediante el Tratado de Verdún, el Sacro Imperio fue la entidad predominante
de Europa central durante casi un milenio, hasta su disolución en 1806 por Napoleón I.

IMPERO BIZANTINO

Mientras en Occidente la invasión de los bárbaros terminó con la unidad política, en Oriente, el Imperio
Romano se mantuvo intacto y sobrevivió durante mil años más. Constantinopla, su capital, emplazada en la
antigua colonia griega de Bizancio, contaba con una excelente situación económica que le permitió mantener
un ejército bien dotado y una administración eficaz. Con estos elementos consiguió superar y desviar los
ataques exteriores. La historia del Imperio Romano de Oriente comenzó en el año 395, cuando Teodosio el
Grande dividió el imperio entre sus dos hijos, y a Arcadio le asignó el bizantino. En el siglo VI surgió un
emperador que soñó con unificar el antiguo Imperio Romano y dedicó sus esfuerzos a lograrlo.

LOS MONGOLES

Este pueblo nómada de las estepas eurasiáticas fundó en el siglo XIII, bajo el liderazgo de Gengis Khan, el
mayor imperio de la historia.

Eran una tribus de jinetes nómadas de las estepas del Asia Central,  su lugar de origen coincide
aproximadamente en la actualidad con la república de Mongolia y las franjas meridionales de Siberia. En el
siglo XIII, bajo el liderazgo de Gengis Khan protagonizaron un movimiento de expansión de tal magnitud,
que el imperio mongol llagó a extenderse desde China por el Este, a Rusia y el imperio islámico por el Oeste.
 Los
Bárbaros y
Los
Primeros
Reinos

Las Cruzadas  

Los Árabes y Mahoma

La Religión Musulmana

El Imperio Carolingio  

Origen del Pueblo Eslavo

Las Segundas Invasiones Bárbaras

El Feudalismo

El Sacro Imperio Romano


 
Germánico
 El Imperio Bizantino

CIVILIZACIONES
 
AMERICANAS

Civilización Maya  

Civilización Azteca  

Civilización Inca  

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